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Capítulo XXVI: Aprendices de Cazadores

"Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en monstruo."

—Friedrich Wilhelm.

https://youtu.be/nW_s8Z-uE48

[Sede Principal de San Bestia: Recepciones]

Después de una charla llena de revelaciones, el grupo recorría el vestíbulo, para ir hasta donde se encontraba el que mandaba en el gremio: Ezequiel. Se alejaron bastante de la muchedumbre, y llegaron a una zona llena de puertas y escaleras, que conducían a distintos partes de la fortaleza, y en un lado se encontraba tres recepciones para atender la enorme cantidad de visitantes. 

Pero lo más interesante era que en una pared, cerca de algunas sillas de madera y frente a un pedestal —en el que estaba trazado un círculo luminiscente con símbolos arcanos—, había un enorme espejo cuadrado, en cuyo cristal destellaban filas de imágenes de diferentes personas, y arriba de las filas brillaba la palabra "PRESAS".

No obstante, a mitad de camino el grupo se topó con algo más que interesante que aquel espejo. Adelante vieron lo que parece ser una discusión: un grupo de seis jóvenes monjas, que parecían ser de origen europeo, y estaban hablando con una mujer británica no mayor de 26 años, bastante peculiar. 

La británica era de piel clara como todos los nativos de su tierra, tenía el cabello largo de color castaño y atado en una coleta baja. Y sus ojos eran de un color café. Vestía un uniforme femenino color beige claro. Ella era una humana paleontóloga e investigadora, proveniente de la Sociedad Humana, llamada Mary Darling.

—¡No pienso ir a ningún sitio de este lugar extraño! Si van a borrarme la memoria, o algo por el estilo, prefiero quedarme aquí hasta que aparezca el mandamás del lugar —decía Mary, estando cruzada de brazos de manera autoritaria y firme.

—Señora Darling, ha leído demasiadas historias de sociedades secretas —comentó una monja un poco estupefacta y divertida, de las sospechas de la señora Mary.

La discusión seguía, en que las hermanas querían que Mary las acompañara fuera del vestíbulo, a lo que ella se negaba a ir, por la sospecha de que le borrarían la memoria —aunque se le decía que eso no pasaría—, y no pensaba en ir a ningún sitio, hasta que el jefe del gremio prometiera no desaparecerla o alterarle las memorias. Auguste y el resto del grupo se dieron cuenta, de que la tal señora Darling, era una humana del mismo mundo que ellos. Sin embargo, lo que extraño un poco a los jóvenes-bestia, fue notar la raza a la que pertenecían las monjas.

—Ellas son... —decía Rafael sorprendido.

—Humanas del Alfheim —prosiguió Auguste.

Como se ha mencionado anteriormente, hay un reino humano en el mundo de los elfos. Pero no son originarios de allí: siglos atrás un grupo de vikingos adoradores de los Dioses Nórdicos Æsir llegó al mundo de los elfos, donde creció hasta ser un reino propio, que le declaró la guerra al reino elfico, con el propósito de reducirlos a una pequeña raza esclava. Una meta que casi lograron, de no haber llegado a aquel mundo Daniel, Isaac, Jacob y Absalón.

Después de que los cuatro destruyeran el reino humano, y masacraran a más del 70% de los humanos de allí, se instauró un nuevo reino, en base a las enseñanzas de cada uno y de los elfos; para mantener la paz en ese mundo. Aunque después surgió el denominado grupo idealista, llamado "justicieros sociales", que intentó sensibilizar, dividir y desmoralizar a la población, una vez más el reino humano fue reformado; ahora por el Sabio de las Cenizas y la Reina de las Nieves.

—Por curiosidad Sr. Grimm, si son humanos, ¿en qué se diferencian de los de nuestro mundo? —preguntó Rafael un poco confundido.

—Debido a que han pasado siglos viviendo en una zona, un tanto... "magi-tóxica", su biología ha sufrido ciertas alteraciones genéticas, al grado en que el 90% de los individuos desarrollaron distintas mutaciones —explicó Auguste.

—¿Cómo cuáles? —preguntó Miguel por curiosidad, y en cuanto lo hizo, una de las monjas se separó de sus compañeras y desapareció de forma pixelada.

—¿Eso responde a tu pregunta? —pregunto Azrael con sarcasmo. 

—En realidad, sí —contestó Miguel estando sorprendido de ver aquella rara hazaña.

Al cabo de un rato el sitio donde desapareció la monja volvió a pixelarse, y comenzó a materializarse la misma monja. Pero esta vez acompañada de alguien más. Todas las personas del lugar, sobretodo cazadores del gremio, detienen por un momento lo que hacían y contemplan sorprendidos la persona que trajo la joven monja.

https://youtu.be/wkhDR6bFNC8

Era un hombre que aparentaba rondar por los 24 años. Su cabello era rizado, largo hasta los hombros y de color blanco cual nieve, mientras que su piel era de un tono bronceado, como si hubiera pasado intensas horas bajo el sol en el desierto. Tenía uñas filosas, y el color de sus ojos era tan dorado como el oro puro.

Poseía una marcada y extremadamente desarrollada musculatura, que denotaba años de intenso entrenamiento, aparte de darle una apariencia muy robusta; esto, sumado a su estatura, la cual rondaba encima de los 2,00 m, le hacían ser la definición de la palabra "intimidante", pese a tener una expresión relajada y despreocupada, que denotaba una paciencia que cualquier santo envidiaría. 

Su ropa consistía en una simple camisa negra, gabardina blanca de manga corta y pantalón de mismo color, junto con botas negras. Y por último, traía en su cuello un rosario dorado, con una palabra en idioma siamés grabada en ella: มูลค่า (Mūlkh̀ā) "Valor".

—Señora Darling, tal como exigió, aquí está el padre y líder de San Bestia: Ezequiel "Cross" Norris —dijo la joven monja con una sonrisa inocente; impactando a Mary, y a los jóvenes-bestia, que se encontraban un poco lejos.

"Ese sujeto...". Pensaban los jóvenes-bestia y Mary, a un indescriptible nivel de sorpresa e incredulidad. De cierta manera, esperaban a un hombre viejo, que denotaba autoridad y años de sabiduría; no un hombre bastante joven, que parecía ser alguien dedicado al boxeo de peso pesado.

—Dame un respiro... —comentó Ezequiel con un tono de voz cansado (aunque él no parecía estarlo), haciendo ver que tenía sus caninos superiores e inferiores filosos cual colmillos de depredador, y luego caminó hacia Mary mientras las monjas se separaron para darle paso—. ¿Tú eres la tal humana llamada María?

—Es Mary, Mary Darling —corrigió Mary con molestia y tratando de mantenerse firme, pese a que empezó a invadirle un terrible sentimiento de inquietud. No era un mal presentimiento o algo similar, era el sentimiento de temor que siente una pequeña presa ante un colosal depredador.

—Como sea —contestó Ezequiel con una sonrisa amistosa y juvenil, para luego detenerse en frente a Mary—. Y según la hermana "Pixie"...

—Me llamo Claudia —le corrigió la joven monja que lo había traído, estando un poco disgustada, y Ezequiel se volteó para mirarla.

—Disculpa, pero hay como veinte Claudias aquí. Y sabes que estoy acostumbrado a llamarlas por apodos —le decía Ezequiel con molestia infantil.

"Su personalidad no encaja con su apariencia; a simple vista, se nota que podría matar a un boxeador con un solo golpe. Aparte, su forma humana no parece ser única. Luce más como un mestizo entre indio hindú y ruso. Quizás se deba a su ancestro Absalón, y a su ascendencia draconiana junto con la élfica", analizaba Mary en su mente con gran detenimiento al líder de San Bestia.

Ezequiel centro de nuevo la mirada en Mary. Y pese a que él tenía una expresión pacífica, su apariencia y alta estatura le hacían lucir demasiado intimidante; sobretodo para alguien como Mary, quien medía menos de 1,75 mts. Esto sumado a que la inquietud en ella se acrecentaba, y tomó un nuevo nivel cuando tuvo la visión de algo inimaginable.

https://youtu.be/qLxxf1EcRuY

Desde niña, Mary siempre ha sentido fascinación por los animales del pasado; tales como los dinosaurios. Estaba atenta a cualquier noticia que tuviese que ver sobre el descubrimiento de un nuevo fósil, y teorizaba como pudieron haber sido los dinosaurios y la fauna en que vivían. Y aún siendo adulta, seguía siendo fanática del tema.

Y quizás es por eso, que en unos breves segundos, vio a su más grande fascinación, manifestada en Ezequiel. Podía verlo claramente; Mary no solo vio la imagen de un colosal dragón, sino también la de varios dinosaurios, de los cuales algunos todavía no habían sido descubiertos ni identificados. 

Ella vio en Ezequiel la fuerza más feroz de la naturaleza: la fuerza del mundo jurásico.

—Esa mirada la conozco bien —dijo Ezequiel con tono serio y teniendo una expresión indiferente, y entonces se agacho un poco para mirar mejor el rostro a Mary—. Lo entiendo. Cualquier persona se habría desmayado. Y no puedo culparlos. Ya estoy acostumbrado a ello. Hasta me sorprende que sigas parada frente a mí.

Él tenía razón; Mary sentía que iba a colapsar del miedo. No obstante se mantuvo firme; no se dejó doblegar por el miedo instintivo. Ni menos ahora, que al mirar aquellos ojos dorados, vio algo que la sorprendió aún más; ella no vio la mirada de un depredador u hombre salvaje, sino la de una criatura tranquila e inteligente, que ha sufrido y presenciado muchas tragedias.

—Reconozco que tengo miedo... Pero no pienso darle el gusto a nadie de aquí, de verme huir o desmayarme —decía Mary con una sonrisa sarcástica.

—Me alegra oír eso. Estoy cansado de que todos se desmayen frente a mí. Sé que soy feo, pero tampoco es para tanto. Y por cierto, si hubieras dicho que tenías galletas, habría venido en un santiamén —decía Ezequiel de manera jovial mientras se volvía a erguir, para comerse una galleta de una bolsa blanca—. Las galletas son el alimento de los dioses.

Mary quedó estupefacta al ver la bolsa. Y de inmediato miró su cartera, notando que estaba abierta.

—¡¡¿Cuando...?!! ¡¡Devuélvemelas!! —exclamó Mary ahora furiosa, y de un movimiento rápido le arrebato la bolsa de galletas a Ezequiel para volver a guardarla en la cartera, mientras que éste último hacía un puchero molesto—. ¡Son de mi hija Wendy! ¡Y las hizo únicamente para mí!

—Que avara. ¿Acaso no te enseñaron a compartir? —comentó Ezequiel con molestia, y es entonces cuando al fin noto la presencia de Auguste y los jóvenes-bestia—. ¡Oh! ¡Veo que el viejo Agosto y sus amigos ya vinieron!

—Es Auguste... —corrigió Auguste con decepción.

—Como sea —respondió Ezequiel con una sonrisa divertida, y una vez más dirigió la mirada hacia Mary—. Lo lamento. Pero tengo un asunto más urgente que atender. Nuestra charla tendrá que esperar. Y no te preocupes. Nadie alterara tus recuerdos ni nada parecido. Lo prometo bajo el Dharma.

https://youtu.be/2foIjoNTCa4

Ezequiel levanta su mano derecha, con la palma mirando hacia arriba. Mary no entendió ese gesto. Pero al recordar la palabra "Dharma", lo identificó como un juramento que tal vez hacen los budistas o hinduistas. Algo que Ezequiel debió aprender de su familia paterna. 

Ella no sabía si creer o no. Pero aquellos ojos, esa personalidad extravagante, esa sonrisa llena de inocencia juvenil... Sin duda, él no era nada de lo que ella esperaba. Así que, con una pequeña risa sarcástica, Mary también levantó la mano derecha, y con la palma hacia abajo, la puso encima de la mano de Ezequiel, sellando así la promesa. 

Luego de eso ella se retiró en paz junto a las monjas, a esperar a que Ezequiel terminara el asunto importante que debía atender. Y mientras ella se alejaba, el líder de San Bestia empezó a caminar hacia su viejo amigo Auguste.

—¿Por qué todo el mundo está en pausa? Continúen lo que están haciendo —dijo Ezequiel con molestia mientras caminaba.

Con su orden, de inmediato todos retomaron sus deberes. Y el lugar no tardó en volver a estar en constante movimiento, al igual que Ezequiel no tardo en llegar a donde estaban Auguste y los jóvenes-bestia, en mayor parte porque todos en su camino le daban paso en cuanto lo veían acercarse. 

—¿Tuviste buen viaje Auguste? —pregunto Ezequiel ahora de forma jovial y amigable. 

—Mejor que viajar contigo y Germán al Alfheim para visitar a Mahendra y Emma —respondió Auguste con verdadera pena.

—Sí, buenos tiempos —dijo Ezequiel con nostalgia, y luego centro su mirada en los jóvenes-bestia, quienes todavía lo miraban sorprendidos—. Así que estos son los "nueve magníficos". ¿Y bien? ¿No piensan decir nada?

—Yo sí, si no es mucha molestia. Por curiosidad, ¿qué especie de bestia es usted? —preguntó Miguel bastante curioso.

—Respondiendo a tu pregunta cachorro, te diré que soy un homo dracus platinum —respondió Ezequiel de manera casual.

Aunque él dijo lo que era, se sorprende bastante al ver que los jóvenes-bestia seguían igual de confundidos. Eso lo molestó mucho.

—¡¿Es que acaso nunca les dieron clases de ecosistemas?! ¡Me refiero a que soy un draconiano plateado, es decir, un hombre-dragón plateado!

—¡Ohhhh! —respondieron los jóvenes-bestia al mismo tiempo, entendiendo el concepto.

—Estos jóvenes de ahora, que no estudian biología —se quejó Ezequiel, y después fija su mirada en Uriel—. Y a diferencia de ti, joven draconiano, yo no tengo tendencias cleptómanas y ando causando tanto jaleo, como el que hicieron ustedes en Cerdeña.

—Perdón —respondió Uriel con sarcasmo humorístico.

—Disculpa aceptada —dijo Ezequiel con igual sarcasmo, y entonces cambia a una expresión divertida—. Supongo que vienen a unirse al Gremio para resolver el enredo en el que se metieron.

—Supones bien —comentó Gabriel.

—Entonces no hay problema. ¡Pueden unirse! —contestó Ezequiel de forma jovial.

—¿Cómo? ¡¿Así nada más?! —preguntó Rafael tan conmocionado como el resto de sus amigos al escuchar eso.

—¡Claro que no oso tonto! —respondió Ezequiel cambiando su tono a uno feroz que sobresalto a los jóvenes-bestia, incluso a los más serios—. Esto no es un simple trabajo de mantener la paz como estúpidos policías. Aparte del deber de toda organización, también terminamos el trabajo, que los humanos no deben terminar para conservar su humanidad; porque nosotros somos los únicos que tenemos derecho a quitar vidas humanas. En el ciclo de la vida hay depredadores y presas. Cada presa tiene a su depredador natural. Y el ser humano no es una excepción. Además, por más que avancé la civilización, la Ley de la Selva se mantendrá, para que el mundo no se vaya directo a la basura.

Dicho eso, Ezequiel camino hacia el pedestal frente al espejo, ubicado cerca de los jóvenes-bestia, mientras continúa explicando:

—Si no fuera por nosotros, el planeta Terra estaría tan sobrepoblado de humanos, que ahora mismo no existirían bosques, selvas ni otros animales. Pero nosotros evitamos eso, porque somos sus depredadores naturales. Para que unos vivan, es necesario que otros mueran; la naturaleza es así y no puede cambiarse. Y aquí, en San Bestia, las presas que elegimos cazar son los humanos malvados; las escorias sin remedio que no merecen el aire que respiran. Para entenderlo mejor, les mostraré algunos ejemplos.

https://youtu.be/cXOAcuNhFS4

Dicho eso, Ezequiel presiono el lado derecho del círculo en el pedestal con su mano izquierda. Acto seguido apareció encima una pantalla holográfica de lo que se veía en el espejo. Luego Ezequiel deslizó su dedo en la pantalla, haciendo que las filas de imágenes en el espejo cambiarán. 

Después dio un suave toque, y en el espejo se amplío la imagen de un hombre que aparentaba más de 30 años; cabello negro rizado y atado en una coleta, piel clara, ojos marrones y una pequeña barba.

Arriba de la imagen brillaba la palabra "CAZADO" en rojo.

—Esta escoria en particular se llamaba Nelson Drugman. Era un científico y doctor, presidente de una pequeña organización científica en Noruega, conocida como "Las Luciérnagas de Bergen". El título era, porque fueron como "una luz para la humanidad", ya que ellos creaban medicamentos para tratar enfermedades, de las que todavía no se hallaban curas efectivas. De modo que salvaron muchas vidas.

Dicho eso, Ezequiel puso una mano en su frente de forma dramática y exagerada.

—Y aquí es cuando me dicen: "¡Eres un monstruo, un villano por haber matado a los salvadores de la humanidad!" —decía a modo de burla, para luego comenzar a reírse—. ¡Ja, ja, ja! ¡La gloriosa ignorancia de la gente! Ven el exterior, sin siquiera molestarse en ver el interior. Este hijo de su mona creaba esos medicamentos, con los cuerpos machacados de jóvenes hadas, que sus subordinados secuestraban en Irlanda. Y en secreto, él enviaba a cazadores para matar parejas bestias, y secuestrar a sus hijos aun sin despertar la transformación, para quitarles las células bestia en estado durmiente. El proceso para hacerlo provocaba la muerte de esos niños-bestia.

—¡Pero que maldito hijo de perra! —exclamó Uriel furioso y asqueado como el resto de sus amigos—. ¡Por favor dígame que le dio una muerte dolorosa!

—Puedo asegurarte que sí —respondió Ezequiel con frialdad—. Uno de los niños que él secuestró, despertó la transformación en la base de ellos, antes de que le quitaran las células bestia, y armó un alboroto. Un grupo de vampiros aprovecho eso, y atacó la base científica. Esta escoria logró huir, a costa de sacrificar a sus compañeros. Pero justo cuando iba a salir de Noruega, lo intercepte a tiempo. Como castigo, lo envíe a la escuela de bestias de mi sede, para que sirviera como sujeto de prueba en las clases de biología humana. Luego fue llevado a la cafetería, donde murió siendo comido vivo por niños-bestias. Poético. Je, je.

Después de relatar esa pequeña historia, Ezequiel volvió a deslizar el dedo en la pantalla, haciendo que la imagen cambie a una cercana, la cual pertenecía a la de una mujer no mayor de 27 años de piel oscura, ojos oscuros y cabello afro.

Arriba de la imagen también estaba la palabra "CAZADO".

—Esta escoria se llamaba Anita Kennedy. Y ni siquiera hace falta decir quién era. Con solo ver que es una mujer y de otra etnia, llueven las quejas: "¡asesino machista opresor discriminador!" —decía Ezequiel con dramatismo a modo de burla.

—Adivinare: no todo es lo que parece —dijo Jofiel, no pudiendo evitar divertirse por la actitud del líder del gremio San Bestia.

—Exacto —afirmó Ezequiel chasqueando los dedos—. Algo importante que se debe saber, es que tu raza, género, posición social y demás, no te hace inocente de un crimen. Esta mujer era líder de un grupo anti-natalista odia hombres, con una ideología retorcida. Un día ella orquestó el secuestro de seis niños humanos huérfanos, para castrarlos. Afortunadamente el gremio obtuvo el permiso para intervenir a tiempo, de modo que salvamos a los niños, y castigamos a ese grupo de psicópatas, de acuerdo a la Ley de la Selva. Fue una gran noche. Tuvimos literalmente un banquete.

—Disculpe la pregunta, pero ¿cuál es el punto de todo esto? —pregunto Raziel bastante confundido, e incómodo de las horribles historias de aquellos monstruos.

—El punto cachorro, es que como podrán ver, hay distintos tipos de males —explicaba Ezequiel ahora con una expresión serena—. Muchos están disfrazados de bondad y luz. Pero también hay otros, que simplemente no tienen algo lógico. Es de ingenuos creer que todo es blanco y negro, y es de imbéciles creer que todo es gris. Del mismo modo en que hay personas que hacen males para lograr algo, o porque creen que hacen algo bien, o tuvieron un pasado que lo justifique, también hay personas que hacen males solo porque les gusta, o porque quieren ver arder el mundo. Y muchas veces, esos males están disfrazados por la sociedad...

https://youtu.be/RXjIZHqDI9A

Y así, Ezequiel comenzó a explicarles a los jóvenes-bestia sobre una de las dualidades del universo: el bien y el mal. 

Explicó que eran las manifestaciones de la luz y la oscuridad en los seres vivos, y ambas coexistían en un ciclo junto con orden, caos, creación y destrucción, para que haya balance en la existencia. Y al estar en un ciclo, una no puede existir sin la otra: no puede existir bien sin mal, al igual que no puede existir mal sin bien.

Luego explicó que lo bueno y lo malo, en parte, son las acciones que un individuo hace ante las situaciones, y que pueden generar tanto el bienestar de otros, como de sí mismo, o pueden generar dolor y sufrimiento tanto en los demás, como para el individuo. Y que la inclinación kármica de esas acciones, dependían de las circunstancias de la vida. Además, Ezequiel recalco esto no como una "verdad absoluta", sino como una "realidad universal".

Después relató que la realidad es: "la existencia misma". Y la verdad es: "la percepción de cada individuo ante algo de la realidad". Por esto, ninguna verdad es absoluta: cada quien encuentra su propia verdad. Y dependiendo de cuál sea su verdad, el karma lo guiará a un camino libre de anhelos y sufrimientos innecesarios, o lo retendrá en un espiral de causas y consecuencias, que lo terminará condenando. Y agregó que esto era algo inevitable, porque el karma está ligado a las leyes universales; igual que la naturaleza.

Con esas explicaciones algunos de los jóvenes-bestia, como Gabriel, Remiel y Raziel, no pudieron evitar notar que Ezequiel hablaba como un budista. Y a pesar de haber mostrado una actitud infantil, e incluso un poco exagerada, también tenía un lado filosófico.

—Y por eso, ustedes tienen que ver la diferencia —decía Ezequiel con seriedad, y terminando su charla filosófica—. Para trabajar en este gremio, tienen que saber la diferencia entre las acciones buenas y malas, de un corazón malvado o bueno. No basta con solo ver el mal, como lo hace el cachorro atigrado. Tienen que ver más allá de sus ojos, para saber la diferencia entre un malnacido, y alguien perdido. Por lo tanto, los acepto solo como aprendices de cazadores. Y justo ahora, inician sus pruebas, para determinar si están capacitados para unirse al gremio, y vivir entre la luz y la oscuridad.

https://youtu.be/EKOXzF8jSsA

Después de esa charla, fue entonces que los jóvenes-bestia iniciaron sus pruebas para unirse al gremio. 

Las primeras pruebas iban a ser psicológicas y luego físicas. Sin embargo, antes de empezar, algunos tuvieron que ir a la enfermería y al laboratorio del gremio, para revisiones de salud y comprobar si tenían la "Prisma de Maná", o mejor dicho, la capacidad para manejar el Maná. 

Por desgracia los científicos del gremio confirmaron que Miguel, Gabriel, Camael y Jofiel no contaban con una Prisma de Maná; por lo tanto, jamás manejarían dicha energía. Pero si podrían dominar otros artes mágicos, que no dependían del Maná. 

No obstante, esos artes mágicos son muy pocos, en comparación a los que dependen de Maná; por esto el joven-tigre se desmotivó bastante, y algunos de sus compañeros, como Raziel y Remiel, trataron de levantarle el ánimo. Aunque sin mucho resultado, sobretodo porque se confirmó que Raziel, al igual que su hermano, contaba con una Prisma de Maná.

No obstante Uriel logro subirle un poco el ánimo, diciéndole que al menos podía usar algún arte mágico, porque había casos de individuos en diferentes razas que carecían de total capacidad para usar la magia. Un ejemplo de esto era el 65% de los humanos en el mundo Terra, quienes tenían total incapacidad para usar cualquier arte de magia; una cifra que, por alguna extraña razón, ha ido en aumento desde la época medieval.

Después de los chequeos médicos, los jóvenes-bestia fueron llevados a una de las salas de entrenamiento: allí no había más que algunos muebles, estatuas de caballeros medievales en un rincón, y dos puertas en dos extremos. No había ventanas, pero todo estaba iluminado con candelabros en las paredes. Además, cada joven estaba sentado en una silla formando una línea recta.

Ellos iban a esperar al instructor que les daría una prueba psicológica. Y no tuvieron que esperar mucho; puesto que, al terminar de sentarse en sus respectivas sillas, notaron como un espacio de la sala empezó a pixelarse, y a materializarse un hombre bien vestido y estrafalario con sombrero de copa.

—Muy buenas jóvenes —saludo el hombre con caballerosidad.

—¿Quién carajos es usted? —pregunto Camael sorprendido por la repentina aparición igual que los demás.

—Excelente pregunta, joven irrespetuoso —respondió el hombre, un poco disgustado por la pregunta descortés del joven-águila—. Pueden llamarme Germán. Y por pedido de Ezequiel, hoy seré vuestro instructor.

—Esa forma de aparecer... —decía Azrael intrigado—. ¿Usted es...?

—Humano, sí —le interrumpió Germán al joven-pantera, un poco serio y orgulloso—. Pero no del Alfheim. Nací y crecí en el mundo Terra, como ustedes. Y llegue al Alfheim años atrás, junto a mi amigo Mahendra. Allí aprendí un tipo de Arte Mágico, que me permite copiar algunas mutaciones de los humanos del Alfheim. Aunque mis versiones no son tan potentes como las originales, son funcionales. Y lo que importa, no es el nivel del poder o habilidad, sino el cómo lo usas. Pero eso se lo enseñara otro instructor. Yo vengo a hacerles una prueba psicológica.

—¿Y cuál es esa prueba psicológica? —preguntó Miguel confundido e intrigado de saber cuál será la prueba.

Germán avanzó un paso al centro de la sala, y situó su mano derecha en el piso. Acto seguido comenzó a recitar algo en latín de forma melodiosa:

—Verum et Falsum♪.

Al terminar de decir esas palabras, al instante apareció un enorme Círculo Mágico de color blanco con símbolos astrológicos: en medio resplandecía el símbolo de géminis.

—Esta es su primera prueba psicológica —dijo Germán con una actitud seria, puesto que ahora era un instructor y debía actuar como tal, sobretodo cuando sus alumnos son bestias—. Para empezar, los que nombre se pararan en este círculo, y yo les haré unas preguntas específicas.

https://youtu.be/g-jGHbkM8e4

—¿Podemos saber qué es ese círculo exactamente? —preguntó Rafael bastante curioso y fascinado.

—Yo sí sé lo que es: es un Círculo de la Verdad y la Mentira. Brilla de color verde cuando alguien que está encima dice una verdad, y de rojo cuando dice una mentira —explicó Raziel.

—¡¿Por Kami en serio?! ¡Veámoslo! —dijo Remiel bastante sorprendido y emocionado como si fuese un niño, para después levantarse de la silla, correr y pararse en medio del círculo—. ¡Pregúntenme algo! ¡Lo que sea!

—Muy bien, te preguntare: cuando estábamos a punto de abordar en Marsella, ¡¿te comiste el último pescado, que yo estaba reservando únicamente para mí?! —pregunto Uriel, esto último con bastante furia.

—¡¿Qué?! ¡No! ¡Claro que no! —respondió Remiel sorprendido y disgustado, haciéndose el ofendido, y luego el círculo blanco parpadeo de rojo.

—¡¡Zorro maldito!! —exclamó Uriel furioso levantándose de la silla y correr hacia el joven-kitsune con el propósito de golpearlo. Pero fue retenido por Jofiel y Gabriel, mientras Raziel se ponía entre el joven-dragón y Remiel.

—¡Oigan somos un equipo y no podemos estar peleando por estupideces! —exclamó Gabriel bastante molesto, mientras él y Jofiel soltaban con lentitud y cuidado a Uriel lejos de Remiel.

—Irónico que lo diga alguien que discute con su compañero por estupideces —comentó Jofiel un poco divertido de la ironía.

—Para tu información, lo que pasa es que él y su padre me detestan solo porque soy amigo de Caroline —respondió Gabriel entendiendo la referencia del joven-león.

—Una amistad que todavía no aprobamos para nada —dijo Miguel con molestia—. Sobre todo porque, dado a que por naturaleza las bestias masculinas sienten natural atracción por hembras fuertes, es demasiado obvio que estás atraído por ella.

—¡Perro desgraciado yo no me siento atraído por Caroline! —exclamó Gabriel harto de la sobreprotección de Miguel hacia Caroline.

Entonces todos se sorprenden al ver que el círculo parpadeo de rojo, en cuando el joven-tigre dijo lo último: demostrando, aparte de que él estaba dentro del círculo, también mentía. Algo que no le agrado para nada a alguien.

—¡¡¡Gato maldito!!! —exclamó Miguel tan furioso que se levanto de la silla como si fuera a matar a alguien.

Pero antes de que iniciara otra pelea, Rafael se puso entre Miguel y Gabriel, evitando la confrontación. Y Jofiel lo ayudo un poco también poniéndose entre ellos dos.

—¡Por favor no es momento para otra pelea de perros y gatos! —exclamó Rafael disgustado y de manera autoritaria, como muy pocas veces se ha visto.

—Perdona Rafael, ¡pero este gato maldito es desesperante! —exclamó Miguel todavía furioso y señalando con una mano al joven-tigre.

—Se están comportando como unos cachorros. Ya maduren —dijo Raziel con vergüenza por la actitud infantil de sus compañeros.

—Claro, como si tú no fueras infantil —contesto Uriel con sarcasmo y un poco más relajado, aunque seguía molesto.

—A veces también soy un poco inmaduro, lo reconozco. Pero al menos trato de no causar desastres como un idiota —respondió Raziel con algo de molestia, y el círculo parpadeó de verde—. ¿Ya ven? tengo razón.

—¡Oye yo no soy ningún un idiota! —se quejó Remiel molesto, y el círculo parpadeo de rojo, disgustándolo más—. Este círculo mágico está defectuoso.

Mientras sucedía todo eso, Azrael y Camael seguían sentados, dedicándose solo a observar la surrealista escena que se estaba presentando ante ellos.

—Sí. Vaya que somos un gran equipo.

—Uno de lo más disfuncional.

Comentó Camael y agregó Azrael, ambos teniendo igual pena ajena, mientras el primero tenía una mano en su rostro, y el segundo solo miraba lo que pasaba. Aunque había cierto instructor que estaba mucho más avergonzado y apenado por la infantil escena.

—Si acabaron de jugar niños tontos, ¡¡podrían ser serios por un momento!! —exclamó Germán mientras avanzaba unos cuantos pasos hasta los jóvenes-bestia, estando muy molesto.

—Oiga tipo estrafalario no es necesario enojarse tanto. No eres tan viejo para ser un cascarrabias —se quejó Uriel con molestia, sin tomar en cuenta todo lo que dijo.

—¡Oh! ¡Y aparte son insolentes e irrespetuosos! —exclamó German cada vez más molesto.

—Por la forma en la que nos critica, Supongo que usted jamás hizo alguna inmadurez —preguntó Camael con sarcasmo.

—Obviamente. Yo siempre he sido responsable y cuidadoso —afirmó Germán con clase y orgullo, y para sorpresa de todos el círculo parpadeo de rojo. Entonces el instructor miró al suelo, dándose cuenta de que tenía un pie dentro del círculo.

—Al parecer el señor perfecto no es tan perfecto —comentó Azrael con sarcasmo divertido, y Germán se enfureció todavía más al punto en que se hicieron visibles las venas en su frente.

Al mismo tiempo que sucedía la discusión, en otra habitación estaban Ezequiel y Auguste, junto a otros tres cazadores varones y tres monjas del gremio, sentados en sillas frente a una mesa cuadrada, mirando un espejo rectangular flotante, en el que se mostraba lo que sucedía en la sala de entrenamiento. 

Ellos iban a evaluar la prueba psicológica. Pero comenzaron a reírse cuando inició la divertida escena, incluido Ezequiel, quien se reía de forma descontrolada. Mientras Auguste solo se tapo el rostro con vergüenza.

—Creo que tardaremos más de lo planeado —dijo Auguste dando un suspiro de molestia.




Próximo capítulo: Motivación de un Depredador

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