Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo XXII: Regresemos al Draco Wang

"...De no haberse servido de ese viento tan destructivo, le habría derrotado sin ninguna dificultad."

—Viaje al Oeste, capítulo XXI.

https://youtu.be/0QXNtLaOnSE

[Barco Revenge Cry].

Si antes la batalla en la colina hacía estremecer el barco de Mabel, el ataque de Chi de Kira hizo temblar incluso el hielo. Sin embargo eso no detuvo la pelea de Rafael y Camael contra Turiel.

Esta vez el kauhuhu reanudó el combate impulsándose hacia sus enemigos cual torpedo, o más bien casi como un verdadero tiburón al atacar. Y aunque Rafael se protegió con ambos antebrazos, el golpe directo del kauhuhu lo hizo chocar contra la pared de la superestructura.

Una vez más Camael intento devolverle el daño al tiburón, atacándolo con las Sacro Kirpan. Y de nuevo le fue inútil, ya que Turiel los esquivaba moviéndose con un extraordinario juego de pies, que casi daba la ilusión de que bailaba. Pero antes de que Turiel intentara contraatacar, Rafael se había acercado para atacarlo con un rápido jab.

Turiel tuvo que retroceder, mientras esquivaba los ataques en equipo de Rafael y Camael. Luego atrapó el brazo derecho del garuda, a la vez que esquivaba un gancho izquierdo del arthdruwid y atacaba a éste último con un uppercut izquierdo bajo la barbilla. Después se alejó varios metros de ellos, justo en el momento indicado para esquivar un ataque del Sacro Kirpan izquierdo del garuda, que iba dirigido a los ojos del kauhuhu.

Entonces los tres volvieron a chocar en otro intercambio de golpes, el cual Turiel no dominaba del todo, porque de vez en cuando recibía un golpe superficial de Rafael. Pero tampoco estaba siendo acorralado, ya que ahora se defendía bien del ataque combinado de sus dos oponentes. Fue en este punto en el que tanto Rafael como Camael comprendieron que el mayor fuerte de Turiel era en realidad el boxeo moderno al estilo estadounidense. 

Y a pesar de que ambos sabían ahora sobre las Fintas Letales, igual les resultaba difícil identificarlas; mientras Camael seguía cayendo en ese tipo de engaños, Rafael se lanzaba a atacar sin preocuparse de que fuese un golpe real. 

Antes de que alguno lograra conseguir una ventaja, o descubrir una debilidad del oponente, los tres pausaron el combate y tomaron distancia del otro, cuando el barco comenzó a temblar por el violento choque entre el ciclón eléctrico de Gabriel y Caroline contra la esfera demoníaca de Kira. El temblor fue tan fuerte que Rafael y Camael casi cayeron al suelo, mientras que Turiel se mantenía de pie con un perfecto equilibrio.

—Por la Madre Océano. ¿Contra quién está peleando esa kumiho trastornada? —comentó Turiel regresando sus ojos y dientes a los de su forma humana, viendo atónito la luz, los vendavales y los relámpagos que llegaban desde la colina.

—¡Oigan chicos!

Mientras el kauhuhu se distrajo por el increíble choque de poderes, Rafael y Camael escucharon la inconfundible voz de Remiel. Ambos voltearon sus respectivas miradas, y lo vieron a él corriendo hacia ellos en compañía de Jofiel.

—¡Remiel ya está a salvo, ahora podemos retirarnos! —aviso Jofiel, deteniéndose junto con Remiel, luego de asegurarse de que fueron vistos por sus amigos oso y águila.

—¡Joder! ¡Y justo cuando estaba por devolverle la paliza a este escualo! —dijo Camael enfadándose, y como muestra de eso golpeo el suelo con su Sacro Kirpan, antes de desaparecerla con una orden mental.

—Todavía estás a tiempo, ¡porque este combate aun no termina! —decía Turiel, mientras se arrodillaba y ponía de cuclillas, preparándose para saltar.

Turiel se impulsó de nuevo hacia adelante cual torpedo. Pero esta vez Rafael y Camael lo esquivaron haciéndose a un lado, separándose el uno del otro. El kauhuhu, tras fallar su ataque, de inmediato hizo una voltereta frontal y se detuvo en seco al pisar con fuerza el suelo. Después se dio la vuelta para atacar primero a su oponente definitivo: Rafael.

https://youtu.be/ocpDEOXABWg

No obstante Turiel tuvo que cambiar de idea, debido a que Rafael se dio la vuelta para mirarlo, con el puño derecho listo para un uppercut. Así que Turiel se movilizó para detenerse a tiempo y esquivar el golpe moviéndose a la izquierda. Turiel iba a contraatacar con un contragolpe izquierdo, pero se congeló de la sorpresa al ver como el uppercut se desvanecía en el aire, y en su lugar llegó un gancho izquierdo que impactó de lleno en la mejilla derecha del joven-tiburón.

"¡¿Qué?! ¡¿Eso fue una Finta Letal?!", era lo que pensaba Turiel aturdido más por la sorpresa que el golpe en sí, el cual lo hizo casi girarse por completo a la izquierda, y fuese sorprendido por un codazo derecho de Camael al estilo Muay Boran, que tumbó a Turiel contra el suelo.

—¡Por ahora confórmate con eso!

Dijo Camael, mientras se retiraba junto con Rafael, Jofiel y Remiel del barco saltando por el barandal al hielo para reunirse con los demás. Aunque Turiel se levantó de inmediato y sin problema, no los persiguió. Solo escupió sangre al suelo, y se río como si hubiera escuchado algo gracioso.

—Muy bien. Dejaremos este combate... hasta nuestro siguiente encuentro —decía Turiel, tomando la retirada de sus oponentes con buen humor. Uno mucho mejor que el de su líder, sin duda.

Mientras tanto en la cima de la colina el choque de poderes estaba a punto de llegar a su clímax. Era un enfrentamiento muy violento, por la constante dominación que había en el choque; el Kenoplasma dominaba el Prana, el cual a su vez dominaba el Maná, el cual dominaba el Kenoplasma. Era un caótico ciclo de dominación constante y sin fin, en el que no había un claro ganador. Y en situaciones así era el Chi lo que marcaba la diferencia.

Fue por eso que Gabriel y Caroline tuvieron la misma idea; lo supieron al mirarse el uno al otro de reojo. Así que, antes de que se les acabara el aire y sus respectivos ataques se anularán automáticamente, se tomaron de la mano y elevaron juntos su respectiva energía Chi. No necesitaron intentar combinarlo con sus ataques, ya que la propia energía Chi comenzó a fluir por sí misma hacia el ciclón tormentoso, igual que un mar o un incendio que es absorbido por un torbellino.

Y al haberse tomado de la mano, la energía Chi de ambos se combinó con su ataque también combinado. Esto dio lugar a un ataque de Prana y Maná con un alto nivel de Chi, comparable al nivel de Chi de Kira. Pero debido a que ésta última había decidido ahorrarlo, su ataque fue aplastado por el de su rival y su enemiga.

"¡¡No puede ser, es imposible!!", fue lo que pensó Kira incrédula ante lo que vio. 

Intentó elevar su energía Chi al máximo para superar el ataque de la pareja tigre-loba. Y lo habría conseguido, incluso los habría aplastado a ellos, si no fuera porque la distancia entre ellos era tan corta, que el choque de poder avanzó hacia ella tan pronto como el Chi marcó la diferencia. Todo lo que pudo hacer, antes de recibir de frente el destructivo viento eléctrico, fue cubrirse para intentar al menos disminuir el daño. 

De la misma forma en que había cambiado la balanza en esta pelea, también lo fue para aquellos que luchaban contra los onis. Ya que, poco antes de que el choque de poderes iniciara, la batalla se había reanudado. Y poco antes de que finalizara el choque, la batalla terminó primero.

https://youtu.be/z8ZZaWy3PSI

Cuando Angela dijo que se había enfadado, no bromeaba; ahora luchaba con una ferocidad comparable a la de una bestia real. Al mismo tiempo en que esquivaba la katana de su enemigo, deslizándose por el hielo y doblando el cuerpo a los lados con una flexibilidad casi antinatural, controlaba con las manos a distancia las plumas plateadas al ritmo de una bandada de aves.

Pero las plumas plateadas seguían sin atravesar la dura piel del oni. Y éste empezaba a molestarse de seguir luchando contra una criatura irritante. Así que decidió terminar la lucha de una vez; primero retrocedió saltando tres metros atrás, y avanzó hacia adelante, deslizándose por el hielo y girando el cuerpo, moviendo la katana en un tajo en arco desde arriba.

El oni se proponía a rebanar por la mitad a su enemiga. Y ésta se preparó de la forma que menos imaginó el oni: la katana acabó aterrizando al lado derecho de Angela, debido a que las plumas metálicas se habían juntado en ambos extremos de la hoja, y la redirigieron por completo. Esto causó que una parte del hielo se dividiera por la fuerza del golpe, y que Angela lo aprovechara para subirse a la hoja de la katana.

Angela procedió a correr sobre la hoja de la katana con un equilibrio sorprendente. Y según avanzaba, ella invocaba más plumas metálicas en su mano izquierda por medio de un resplandor blanco, del cual fluían partículas blancas que se juntaban para transformarse en las plumas de metal. Sin embargo esta vez Angela las invoco una detrás de la otra en línea recta, de manera que acabaron formando un tipo de "lanza" improvisada.

El oni samurái intentó levantar la katana; al principio creyó que las plumas de metal que redireccionaron su katana lo iban a retener. No obstante para su sorpresa, soltaron su katana. Esto condujo a que Angela fuese impulsada hacia arriba. Y ella lo aprovechó para realizar unas cuantas volteretas en el aire, para entonces caer en picada como un ave de caza, y golpear la cima de la cabeza del oni con el tacón izquierdo.

En anatomía humana, las piernas son mucho más fuertes que los brazos. Pero la fuerza que tenía Angela en las piernas no era nada normal: era la fuerza de una mujer profesional del ballet y los deportes, combinada con su fuerza natural como harpía. Una fuerza sobrenatural, que bastó para aturdir al oni, hacerlo arrodillarse, inclinar el torso hacia adelante y formar una enorme grieta en el hielo.

Y como golpe de gracia, Angela aterrizó en el hielo con otra voltereta hacia atrás, y con su improvisada lanza de plumas metálicas en ambas manos, golpeo la mejilla derecha del oni igual que un bate al golpear una pelota. Angela se aseguró de golpearlo con la parte lateral de las plumas, y no con el filo, para evitar matarlo. Aunque esos golpes eran más que suficientes para destrozarle el cráneo a un humano igual que una calabaza.

—Tienes suerte de que por las leyes de tu tonto reino, no pueda llevarme tu cabeza para tener otro trofeo en mi pared —comentó Angela con un aire orgulloso, mientras le daba la espalda a su enemigo caído, se ponía la lanza en el hombro izquierdo, y procedía con retirarse.

Angela sonreía como una ganadora vanidosa. Y tal cual como una, dio un suspiro divertido al escuchar a su enemigo levantarse del hielo. Así que se detuvo, giró la mirada y vio de reojo al oni samurái levantándose, todavía aturdido y adolorido, pero aun sosteniendo la katana entre las manos. Y además, el oni gruñía con furia y las venas en su frente estaban hinchadas de rabia.

Era obvio que no se iba a rendir tan fácilmente, y no le gustó para nada haber sido derribado de esa forma.

—Si quieres morir con honor, será un absoluto placer concedértelo —decía Angela, mientras sus ojos cambiaban a un brillante color, siendo el derecho azul y el izquierdo rojo.

Angela planeaba girar con elegancia y rematar al oni con la lanza de plumas metálicas. Lo iba a hacer con un estilo elegante y fulminante. Pero antes de que se diera la vuelta, el oni termino besando el hielo, cuando desde la cubierta del barco descendió el garuda Camael, y hundió la cara del oni contra el hielo mediante un codazo izquierdo en descenso al estilo Muay Boran, que impactó en el mismo punto en el que Angela lo había pateado.

—¡Maldito piolín, estaba por rematarlo de una forma épica! —se quejó Angela volviendo a enfadarse.

—De nada —comentó Camael con sarcasmo, para entonces retirarse del lugar caminando.

—¡Espera, no te di las gracias ni pienso dártelas! —decía Angela siguiendo con la mirada al garuda.

Me vale verga —respondió Camael en su lengua español mexicana, indiferente a las quejas de la harpía.

—¡Argh! ¡Por lo menos insulta con elegancia, no con esas vulgaridades! ¡Oye espera, no he terminado contigo! —seguía quejándose Angela, antes de proceder a correr detrás del garuda, quien trataba de ignorarla.

"Si tan solo me la pudiera comer... Aunque pensándolo bien, me sentaría fatal al estómago", pensó Camael con los ojos entrecerrados, mientras detrás de él venía Angela todavía quejándose.

Durante estos sucesos, la otra batalla también había tenido su desenlace.

https://youtu.be/HiS9RHH4K5U

Ahora el oni armado con la maza se mantenía a la total defensiva; no atacaba a lo loco, solo cuando Elsa y Clarisse estaban lo bastante cerca. Ya que estaba preocupado por el repentino cambio que presentó la pequeña rubia noruega.

Los onis, aunque en promedio son más inteligentes que los ogros comunes y trasgos que viven en la mayor parte de Europa, tienen la mala costumbre de ser demasiado arrogantes. Al igual que sus contrapartes noruegos y alemanes, no conocen lo que es rendirse y son muy difíciles de asustar. Por eso se dice que solo un monstruo mucho peor puede asustar a un ogro.

Y el monstruo en el que se estaba convirtiendo Elsa, era mucho peor que cualquier tipo de ogro; era algo que incluso los gigantes Jotnar temían y repudiaban, al igual que los nativos americanos sentían temor y repudio hacia los wendigos.

"Parece que Elsa lo aterro bastante. ¡Es asombroso, Elsa aterro a un ogro! Pero si no va acercarse, entonces lo haré yo", pensaba Clarisse, corriendo sin parar alrededor del oni a una distancia segura, igual que la pequeña ricitos de oro, quien esperaba una oportunidad para acercarse.

Cada vez era más notorio lo cansada que estaba la rubia británica. Así que, antes de que sus piernas le fallaran en un momento crítico, decidió avanzar sin miedo hacia su enemigo. Y mientras lo hacía, preparó la espada para disparar otro láser. El oni se dio cuenta de esto, y por eso se preparó.

Clarisse se detuvo en seco, casi cayendo al suelo por lo agotaba que estaba, y apuntó hacia el oni con la espada y disparó aquel láser —aunque era más delgado y pequeño que el anterior—. Pero a diferencia de la vez anterior, el oni lo bloqueo con la maza y logró repelerlo.

Entonces el oni vio de reojo que a su espalda Elsa comenzó a acercarse, como si fuera a aprovechar este momento para atacar. Así que, en cuanto el láser desapareció, el oni realizó un giro de 360 grados, atacando con la maza en un golpe horizontal, el cual Elsa logró bloquear con ambas manos. No obstante la fuerza del ataque hizo que, aparte de generar una poderosa onda de choque, arrastrara a Elsa en el resto del camino que le tomó al oni girarse para volver a quedar mirando a Clarisse.

Una vez más Elsa empezó a sufrir aquellos extraños cambios; su piel fue tornándose blanca desde las manos hasta el resto del cuerpo y sus ojos cambiaron a un color rojo. Pero también hubo algo más: su cuerpo gano un poco de masa y desarrollo muscular, sus dientes ahora eran afilados como los que están diseñados para despedazar la carne, y la zona blanca de sus ojos comenzó a oscurecerse.

¡Ahora Clarisse! ¡Vuelve a disparar! —dijo Elsa, ahora con una voz más madura, un eco siniestro en su tono y emitiendo gruñidos animalescos.

—¡Allá va! —dijo Clarisse agitando su espada, revelando que el filo todavía seguía emitiendo una breve luz. Había disparado con la mitad de la potencia, para así ahorrar la magia de la espada y usarla para otro disparo seguido.

Entonces Elsa, para la absoluta sorpresa del oni, apartó la maza como si fuese un simple palo sostenido por un niño. Y luego apuntó a Clarisse con el puño derecho, justo en el momento en que ésta disparó el láser. De modo que el resplandor impacto en el puño de Elsa, y el guante de ésta lo absorbió.

¡¡¿Nani?!! —exclamó el oni, no esperándose que la pequeña ricitos de oro pudiese hacer eso.

¡Comete esto, patético intento de ogro! —gruño Elsa apretando el puño derecho, con arrogancia y crueldad en su voz, en contraste con el orgullo inocente y alegre que demostraba antes.

El oni se protegió de inmediato con la maza, creyendo que iba a recibir un puñetazo. Pero cuando Elsa estiró el brazo derecho en dirección al oni, lo que impactó en éste no fue un puñetazo, sino un destello blanco disparado desde el guante de Elsa. Era un destello mucho más amplio y poderoso que los disparados por la espada de Clarisse. Tanto que cubrió casi por completo al enorme oni, y lo estrelló contra la dura superficie del barco.

No hubo daños severos en el barco, más que un simple rasguño. Aunque no podía decirse lo mismo del oni, quien con sangre oscura en su boca y la piel quemada cayó de cara al hielo. Sus heridas sanarían pronto, pero él tardaría mucho en volver a despertar.

—¡Woh-ho! ¡Lo vencimos, derrotamos a un ogro como en los cuentos de hadas! —celebraba Clarisse levantando los brazos y dando un pequeño salto, antes de caer sentada al suelo de hielo por el agotamiento.

Tras terminar la batalla, Elsa regreso a su forma normal, con la pequeña diferencia de ahora había ganado un centímetro más de altura y caderas. Y justo a tiempo para evitar que Rafael, Jofiel y Remiel la vieran en cuanto aterrizaron en el hielo, separados los unos de los otros, y todos muy cerca del lugar del enfrentamiento.

—¡Chicos bestia regresaron! —dijo Clarisse feliz de ver a los jóvenes-bestia, y también de que hayan podido rescatar a su amigo.

—¡Rafael! —dijo Elsa volviendo a tener su expresión y voz de niña alegre, tierna e inofensiva—. ¡Clarisse y yo logramos vencer a un ogro!

—¡Bien hecho! Más tarde lo celebramos. Ahora tenemos que escapar de aquí —dijo Rafael, acercándose a la noruega ricitos de oro para tomarla de la mano derecha con la izquierda, y correr juntos de regreso al barco.

—Oigan chicos, ¿alguien sería tan amable de ayudarme? Apenas puedo mover las piernas, y el hielo está demasiado frío —decía Clarisse sonrojada de vergüenza, y empezando a temblar por el frío.

—Definitivamente tienes que empezar a ejercitarte —dijo Jofiel, acercándose a la rubia británica para ayudarla.

Por un momento Clarisse soñó despierta con la fantasía de que Jofiel la cargaría de forma nupcial. Pero su fantasía se cortó al despertar y descubrir que Jofiel la estaba cargando por encima del hombro izquierdo, como si ella fuera un costal de papas.

—Prepárate porque correré más rápido que un león —aviso Jofiel, alistandose para correr rápido.

—¡Antes podrías mejor ayudarnos maldito león loco!

https://youtu.be/yGdWuOCWXcY

Se quejó Azrael, acercándose un poco al lugar donde aterrizaron los demás, mientras estaba en medio de un intercambio de golpes con el joven-puma Chamuel. Éste atacaba mediante golpes con la palma abierta y los dedos flexionados en forma de garras, lo cual era bastante letal dado a que él tenía garras reales. Y Azrael no hacía más que desviarlas usando los codos y los antebrazos.

Ninguno de los dos se arriesgaba a atacar con las piernas, ya que podrían quedar vulnerables a un contraataque. Aunque de todos modos Chamuel estaba demostrando una superioridad casi absurda contra Azrael, pues ni siquiera parecía esforzarse en realidad.

Lo mismo le sucedía a Raziel, quien se encontraba luchando contra Jeremiel, y no podía hacer más que cubrirse para protegerse de las continuas patadas acrobáticas del joven-jaguar, quien se movía tanto con las manos como los pies alrededor del joven-leopardo, a la vez que atacaba en diferentes combinaciones que eran difíciles de predecir o tan siquiera ver.

Erzuli se mantenía distante, intentando pensar en cómo podría ayudarlos. Sin embargo su frustración alcanzó un punto en que solo dejo de pensar. Así que, con los trozos de dos lanzas en ambas manos, corrió a ayudar a su querido primer discípulo oficial. Se acercó por detrás del joven-puma, y ataco con el trozo de lanza que sostenía en la mano derecha.

De nuevo Erzuli acabó llevándose otra sorpresa cuando Chamuel, sin ni siquiera mirarla, bloqueo el filo de la lanza con las garras de la mano izquierda. La mujer-hiena no se dejó intimidar, y siguió atacando con ambos trozos de lanza. Poco a poco empezó a sentirse intimidada, porque Chamuel desviaba las lanzas usando solo las garras de la mano izquierda con una precisión aterradora, y luego alejó a Erzuli con un brutal golpe en el estómago con los nudillos de la mano.

A simple vista pareció un golpe normal. Pero Erzuli sintió como si una bala de cañón le hubiera atravesado el estómago. Fue el peor dolor que ha sentido hasta ahora, y por eso cayó arrodillada al suelo, a un par de metros lejos, sujetándose el estómago y escupiendo sangre.

Azrael intentó ayudarla pasando a la ofensiva. Pero Chamuel, con solo el brazo derecho, bloqueo y desvió los puños y codazos del joven-puma. En medio de esto, Chamuel bloqueo con el codo un puñetazo izquierdo de Azrael, destrozándole los huesos del puño en el acto. Y de remate, Chamuel llevó las garras de los dedos índice y medio de la mano derecha hacia la tráquea de Azrael.

Por supuesto que el eniyamotekun negro lo vio venir, y reaccionó a tiempo para sujetarle la muñeca usando la mano derecha. Fue a tiempo para evitar que las garras avanzarán más profundo en la tráquea.

Desde el suelo de hielo, Erzuli veía con horror lo que sus propias acciones causaron. Y por un instante creyó que el pumaruna iba a dar un paso al frente, y destrozarle el cuello al eniyamotekun negro.

Para una bestia no había problemas si llegaba a perder una extremidad, ya que podría volverla a unir con su cuerpo, o en cuestión de días le crecería otra extremidad. Pero si algo es cierto de las leyendas sobre los hombres-lobo y otras bestias semejantes, es que si la cabeza de la bestia era separada del cuerpo, era el final definitivo. Después de todo, aun con su capacidad de regeneración, seguían siendo mortales ordinarios. Y por lo tanto, su capacidad de regeneración y supervivencia continuaba siendo muy inferior al de un inmortal.

Es por eso que Erzuli sintió una punzada en el corazón al ver la inminente muerte de su discípulo. Sin embargo su pesadilla no se hizo realidad, ya que Chamuel alejo las garras del cuello de Azrael y retrocedió tan rápido que ni siquiera Azrael tuvo tiempo para contraatacar.

https://youtu.be/2foIjoNTCa4

Raziel también pudo salir de su pelea contra Jeremiel. Durante toda la pelea, él intentó contraatacar con algún zarpazo o una pobre imitación de alguna técnica de su hermano. Pero siempre se llevaba un puñetazo o una patada de Jeremiel. Esta pelea hizo que Raziel jurara aprender a luchar con sus garras como lo hizo su hermano, en vez de concentrarse solo en la magia.

Y mientras se hacía esa promesa, se sorprendió de que Jeremiel dejara de atacarlo. Así que dejó de cubrirse para mirar de frente, y se sorprendió todavía más al ver lo mismo que su hermano: Jeremiel y Chamuel retrocedieron lo más que pudieron, para alejarse de una lluvia de bolas de fuego que comenzaron a caer en la zona.

Las bolas de fuego no golpearon a Azrael y Raziel, ni tampoco causaron una gran explosión de llamas, sino una cortina de humo tan negro como el carbón. Ambos hermanos leopardo lo reconocieron como un hechizo del Arte Mágico de Uriel, que funcionaba igual que una bomba de humo. Ambos miraron al cielo y, en efecto, vieron al draconiano rojo acercarse volando en su forma bestia.

—¡¿Esos idiotas buscaban a un dragón rojo?! ¡Pues aquí lo tienen! —dijo Uriel desde el aire, disparando desde las manos más bolas de fuego con tonalidades oscuras.

Aquellas raras bolas de fuego impactaron en diferentes puntos cercanos en el hielo y en la cubierta del Revenge Cry, creando explosiones de humo y ceniza a su paso que dificultaban la visión. Esto le dio la oportunidad al clan de bestias y al grupo de doncellas de escapar.

—Me sorprende que haya elegido sus bombas de humo, en vez de sus artísticas y llamativas explosiones —comentó Azrael con sarcasmo, tras haber escupido chorros de sangre, y ahora con su garganta sanada.

—Hermano, tenemos que retirarnos ahora —dijo Raziel acercándose deprisa a su hermano.

—Lo sé. Adelántate tú. Iré a ayudar a la maestra Erzuli.

Dicho eso, Azrael corrió hacia Erzuli, mientras Raziel se apresuraba a dirigirse hacia el barco. La bultungin hembra estaba tan feliz de que su discípulo estuviera bien, y a la vez tan avergonzada por no haberle sido de ayuda, que no sabía qué decir. Hasta pensó que Azrael le iba a decir algún comentario frío y sincero, que mostraría lo decepcionado que estaba de ella.

—Ya levántate y alegra esa cara —dijo Azrael de forma indiferente, arrodillándose y extendiendo la mano derecha hacia su maestra para ayudarla a pararse—. Todavía me debes algunas clases de chamanismo. Y hay que conseguirte ropa nueva.

—Je, je, je. Sí, tienes razón —dijo Erzuli sonriendo un poco y recuperando el buen ánimo. Entonces toma la mano derecha de su discípulo, y éste la ayudó a levantarse, para luego correr juntos hacia el resto de sus amigos.

Los jóvenes-bestia y las doncellas en el hielo habían emprendido la retirada de regreso al Draco Wang, mientras Uriel los cubría y camuflaba desde el aire disparando más bolas mágicas de humo y ceniza inofensivas, junto con algunas que eran auténticas bolas de fuego explosivas.

Por otro lado, en la colina cercana al barco Revenge Cry, también se había presentado una oportunidad para retirarse.

La cima de la colina ahora estaba despejada por completo. Sin embargo no pudo soportar la fuerza de la explosión de semejante choque de poderes. Por ello la colina entera comenzó a colapsar y hundirse en el mar, al igual que pasó con Kira Ginoh.

—¡Lo logramos! —gritó Caroline esbozando una gran sonrisa y levantando los brazos en señal de victoria, con los ojos de color gris otra vez—. ¡Finalmente le pateamos el trasero a esa zorra maldita! ¡Lo hicimos Ga...!

https://youtu.be/7y8M30VUjh4

Caroline paso de festejar su victoria momentánea sobre su enemiga, a estar sorprendida y aterrada, cuando vio que el joven-tigre había caído arrodillado al suelo, sufriendo de un terrible ataque de tos. Lo preocupante era que él estaba tosiendo mucha sangre, y se estaba sujetando la garganta con la mano derecha. Incluso perdía sangre desde la nariz, y parecía que la razón por la que tosía era porque se estaba ahogando con su propia sangre.

—¡Gabriel, ¿qué te pasa?! —decía Caroline arrodillándose al lado del joven-tigre y sujetándolo de los hombros, tan preocupada que ahora sentía miedo.

Al no saber cómo ayudarlo, empezó a darle fuertes palmadas en la espalda, con la idea de que así lo ayudaría a escupir toda esa sangre. Funcionó hasta cierto punto, ya que Gabriel comenzó a vomitar tanta sangre que era alarmante. Era como si se estuviera desangrando por dentro.

—Está bien. Vas a estar bien. Vas a estar bien —repetía Caroline, todavía dándole fuertes palmadas a la espalda del joven-tigre, con la esperanza de que eso lo ayudase de algún modo—. Solo deja que tu cuerpo se regenere-¡Haa!

La mujer-loba dio un chillido del susto, porque la sobresalto un repentino rayo en miniatura que el propio Gabriel vómito. Entonces el joven-tigre resistió el impulso de toser y, con la mano izquierda, sujetó la mandíbula de la mujer-loba, y la hizo mirar el suelo carbonizado por el rayo. Caroline no entendió esto, pero le hizo caso y observo atenta el suelo; no tardó en descubrir que en la tierra carbonizada había líneas ardientes ordenadas de una forma sobrenatural, que las hacía parecer palabras.

Eran palabras escritas en polaco antiguo, derivado del ancestral idioma eslavo, y del cual descendían los actuales idiomas polaco, eslovaco y esloveno. Lo más sorprendente fue que Caroline pudo entenderlas con la misma facilidad con la que entendía el idioma alemán.

—"Llévame rápido con Rafael" —leyó Caroline en voz alta, y entonces Gabriel volvió a toser más litros de sangre—. ¡Entiendo! ¡Necesitas su magia de sanación! ¡No te preocupes, llegaremos en seguida!

Sin perder más el tiempo, Caroline se posiciono para ayudar a Gabriel a salir de allí; primero lo ayudo a pararse, y luego lo acostó en la espalda de ella, permitiéndole aferrarse a ella rodeándola con ambos brazos. Caroline tenía pensado llevar sobre su espalda a Gabriel hasta encontrar a Rafael. Así que concentró sus últimas reservas de energía lunar para potenciar el cuerpo, y saltó tan alto como pudo.

La fuerza del salto le permitió a Caroline llegar hasta lo alto del mástil principal del barco de Mabel. Desde allí la mujer-loba tuvo una vista panorámica de todo el escenario, y gracias a ello pudo localizar con la vista a Rafael.

—¡Lo encontré! ¡Está regresando con Remiel y el resto de la manada al barco! —decía Caroline alegrándose, pero volvió a preocuparse cuando el joven-tigre vomito otro litro de sangre que ensució el vestido de Caroline—. ¡Resiste un poco más Gabriel!

Una vez más Caroline salto hacia adelante y aterrizó en el hielo, justo donde la cortina de humo negro lo cubría todo. El aterrizaje de Caroline creó un cráter de profundidad y radio inmensos, que dispersó una parte de aquel humo negro por un momento. Y casi de inmediato Caroline corrió hacia adelante igual que un resplandor púrpura, adentrándose en la oscuridad del humo negro, recordando en su mente la dirección del barco Draco Wang. 

Uriel había visto a Caroline aterrizar en el campo de humo, por lo que dejó de disparar bolas de fuego para no lastimarla a ella por accidente. Aunque de todos modos la mujer-loba no tardó en salir de ese mar de humo oscuro y quedar a la vista del resto de sus amigos, quienes se alegraron de verla, y les invadió una mortal preocupación al ver también el estado del joven-tigre. 

—¡Caroline, ¿qué pasó?! ¡¿Qué le ocurrió a Gabriel?! —preguntó Clarisse sorprendida y tan preocupada como los demás. Sobre todo porque no podían imaginar qué pudo haber dejado así al joven-tigre. Pero dada a la situación, no dejaron de correr hacia el barco ni mucho menos desaceleraron.

—¡Rafael, Gabriel necesita tu ayuda! —gritaba Caroline, estando a pocos metros de alcanzar al grupo.

—¡Lo atenderé en cuanto lleguemos al barco! —grito Rafael con clara preocupación en su mirada y voz, pero también entendiendo que no era nada seguro atender a heridos en territorio hostil.

—¡Y no tardaremos nada! ¡Miren, ya llegamos! —dijo Jofiel, haciendo que todos mirasen al frente y vieran que el barco Draco Wang estaba a sólo quince metros, que para ellos fueron muy pocos.

—¡"Murcielagarto" no dejes de disparar tus humaredas! ¡Y en cuanto estemos a salvo bombardea a esos hijos de su puta madre! —dijo Camael con molestia.

https://youtu.be/wFVwKC1oazg

—¡Ya estoy en ello! —decía Uriel con una dientuda sonrisa, mientras seguía disparando bombas de humo, y levantaba la mano derecha para disparar uno de sus mejores ataques.

En la mano derecha creo una bola de fuego, la cual comenzó a alimentar con su Maná, y esto a su vez la hacía crecer en tamaño hasta alcanzar casi cuarenta metros de diámetro.

—¡Aquí tienen algo para que lo recuerden en navidad! —dijo Uriel con una dientuda sonrisa, para luego bajar la mano derecha como si arrojara una pelota. Y la gigantesca bola de fuego siguió su movimiento, descendiendo cual bala de cañón hacia el barco de Mabel.

Uriel no sabía si ese ataque bastaría para dañar el resistente material del barco. Pero esperaba al menos incendiar sus velas y mantenerlos ocupados. No obstante se llevó la sorpresa de su vida cuando desde ambos extremos del barco emergió una pared de agua, que bloqueo la bola de fuego y la explosión que vino después.

No era algo natural; Uriel lo reconoció al instante como un hechizo defensivo de elemento agua. Y no tardó en ver al posible conjurador: logro ver la silueta de un nuevo individuo en el puente de mando del barco de Mabel. Al principio le costó verlo, pero pronto sus ojos de dragón ajustaron su visión, y Uriel pudo tener una vista decente de la persona.

Aquello fue obra de otra bestia del clan de Mabel, que había estado ausente durante esta confrontación, y ahora recién había vuelto. 




Próximo capítulo: El Monstruo de Filipinas. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro