"A'ohe pau ka 'ike i ka haalau ho'okahi. (No todos los conocimientos se aprenden en la misma escuela)."
—Proverbio hawaiano.
https://youtu.be/Pq1LsIKNeDQ
[Barco Draco Wang].
Al mismo tiempo en que el resto de ambos clanes peleaban contra el clan y tripulación de Mabel, los que quedaban en el barco Draco Wang cumplían su parte de proteger el barco, en caso de que Mabel decidiera dañarlo en un intento desesperado por detener su retirada, o vengarse por derrotarla en este combate.
Sin embargo Miguel se sentía impotente al no poder participar en la batalla. Todo lo que podía hacer de momento en el barco era estar en la popa, y desde el barandal observar por medio de un catalejo lo que sucedía cerca del barco enemigo. Su lado racional le decía que se quedara, y su lado bestia que se uniera a la pelea.
—¿Cómo les va a todos contra la gata loca? —pregunto Uriel a Miguel, estando arrodillado con Amitiel entre sus brazos con una mirada desorientada, como si estuviera borracha.
—No tan bien como me gustaría —contestó Miguel bajando el catalejo, sin dejar de mirar la batalla—. Algunos individuos extraños y unos onis les están causando problemas. Además Remiel todavía no ha hecho alguna jugada, tal vez porque aún no encuentra el mejor momento para escapar.
—Dudo mucho que esa tal Mabel pueda seguir usando su habilidad —decía Raven con seriedad y cruzada de brazos, mirando la batalla desde el lado izquierdo de Miguel—. La cantidad de Kenoplasma que debió gastar para teletransportar ese barco tan grande y a toda su tripulación, debió dejarla casi muerta, literal. Si no quiere morir, tendrá que guardar el poco Kenoplasma que le queda, y esperar por lo menos media hora antes de volver a usarlo.
—Tal vez Remiel también sepa eso, pero quiere asegurarse primero de que tiene oportunidad —sugirió Uriel—. En cualquier caso, debemos prepararnos para huir en cuanto regresen todos.
—¿Los propulsores están listo para un vuelo? —preguntó Miguel, girándose para ver al draconiano rojo.
—No, negativo. Por si no te has dado cuenta, los propulsores ahora están fríos y congelados por la magia de hielo. Y de todos modos, todavía no hemos aprendido casi nada sobre cómo prepararlo para volar. Podría ocurrir un desastre si intentamos ensamblarlo a las prisas e improvisando como novatos. Lo más sensato y seguro sería aprovechar las velas con un golpe de viento, si es que tenemos la suerte de que sople uno, claro.
—¿Y qué hay de la magia de viento de Amitiel?
—¿Te parece que ella está en condiciones para realizar otro hechizo, después de haber agotado casi todo su Maná con ese glaciar?
—Sì! Sono più che disposta a inviare un vento magico e volare attraverso il cielo verso Neverland! Who-oh! (¡Sí! ¡Estoy más que dispuesta a enviar un viento mágico y volar por el cielo hasta el país de Nunca Jamás! ¡Who-oh!) —decía Amitiel en su lengua italiana con alegría infantil y en un sentido incoherente, levantando el puño derecho en señal de festejo y rodeando el brazo izquierdo alrededor del cuello de su amante joven-dragón, quien la veía con los ojos entrecerrados, bastante apenado.
—Eh... creo que no —comentó Miguel, mirando estupefacto el estado de la sirena mestiza.
—"Colapso Psíquico". Le suele ocurrir a hechiceros que no están acostumbrados a quedarse sin Maná de golpe —explicó Raven evaluando el estado actual de Amitiel—. Volverá a la normalidad después de que su cerebro haya descansado lo suficiente.
—Espero que sea pronto —decía Miguel tapándose la cara con la mano derecha y levantando la cabeza—. Solo tendremos una oportunidad para huir sin que el barco sufra daños innecesarios, y debemos aprovecharla para llegar a tiempo a Avalon, o perderemos nuestras misiones.
—¿Y por qué no usas tu magia de viento?
—Raven, no sé quién te dijo esa estupidez, pero yo no tengo magia de viento. Ni siquiera puedo usar magia. Por desgracia mi cerebro carece de una "esponja" de Maná.
—¡¿Qué?! Pero sí en realidad tú tienes magia. La usaste ayer en la noche, mientras nos revolcábamos en la cama como animales en celo.
—¡Raven no lo digas ahora! —exclamó Miguel poniéndose tan nervioso que todo su cabello se hizo puntiagudo. Ya que Raven había mencionado ese dato en frente de un miembro del clan de Miguel, que sin duda podría llegar a hablarlo en frente de Caroline o incluso los padres de ambos.
—Entonces si es cierto que ustedes dos se aparearon —comentó Uriel, mirando a Miguel y Raven, no muy sorprendido de esa revelación.
—¡¿Qué?! ¡¿Tú cómo lo sabes?! ¡¿Rafael te lo dijo?! —exclamaba Miguel nervioso por la revelación de su secreto no tan secreto, y furioso con Rafael al pensar que él expandió la noticia.
—No, en realidad no —decía Uriel con genuina confusión, para luego entrecerrar los ojos—. Miguel, tu habitación está arriba de la mía. Aunque Amitiel y yo no podíamos escuchar nada proveniente de tu habitación, el candelabro de mi habitación se tambaleaba de un lado a otro por horas, como si la tierra estuviera temblando.
—Pues podría haber sido por ejercicio nocturno —argumentaba Miguel desviando la mirada con vergüenza y entrecerrando los ojos con molestia.
—Claro, un excelente y agotador ejercicio, conocido en dónde vengo como: "rellenar a tu hembra igual que un pavo en navidad".
—Mira, ahora no estoy de humor ni es el momento para tus bromas hispanas —decía Miguel frotándose la cara con una mano, para después dirigirse a su amada dhampiresa—. Y sobre eso de anoche, Raven, lo que pasó fue que en medio del apareamiento active por instinto mi habilidad Fuerza Lunar. Como licántropo mi cuerpo absorbe la energía lunar, y lo transforma en "combustible" para potenciar mis capacidades físicas durante un periodo de tiempo.
—Pero eso también es Maná —decía Raven, acercando su mano derecha al pecho de Miguel hasta tocarlo—. La particularidad que hace tan peligroso a los licántropos, en especial para los vampiros, es que llevan la magia de la noche en su sangre. Aun si no tienes un contenedor de Maná, tu cuerpo en sí está imbuida de grandes cantidades de Maná.
https://youtu.be/DqcBCsJJBy8
—¿Estás segura de eso?
—Nuestros cuerpos estuvieron juntos toda la noche. Y además, cuando sucedió, estabas dentro de mí —agregó Raven esbozando una sonrisa pícara que solo avergonzó todavía más a su amado licántropo—. Con tanta cercanía y "unión de cuerpos", sentí con claridad un inmenso poder mágico en ti, conectado con el elemento viento. La energía Maná habita en toda la materia inanimada, y eso incluye la luna.
—Si es así, entonces ¿cómo podría aprovecharla? —decía Miguel ahora un poco intrigado—. Sin una fuente principal de Maná, no puedo usar magia elemental. Ni siquiera sé cómo utilizar mi energía lunar para hacer magia elemental.
—En realidad existen algunos métodos para que puedas desarrollar un Contenedor de Maná —decía Uriel, intentando mantener tranquila a Amitiel, debido a que ésta empezaba a jugar con el cabello de él y a acariciarle el rostro—. La mayoría son peligrosos, y ninguno garantiza un cien por ciento de éxito. Pero hay casos que demuestran que sí funcionan.
—He escuchado y leído sobre esos métodos. Y la verdad dudo que tengan éxito en mí.
—Eso no es cierto. La magia está ligada a la fuerza mental e inteligencia. Y no he conocido a un chico más inteligente que tú —decía ella, ahora levantando la mano para tocar la mejilla izquierda de Miguel—. También demostraste una increíble fuerza mental, al luchar contra tus propios instintos cuando yo te incite a aparearte conmigo.
—Pues sí, creo que tienes algo de razón —decía Miguel apenándose tanto que volvió a desviar la mirada y empezaba a sonrojarse, lo cual hizo que se viese tierno para la dhampiresa.
—No tengo "algo" de razón; tengo toda la razón. Cuentas con suficientes requisitos para ser un poderoso hombre-lobo guerrero mágico. Si sigues estudiando y esforzándote tanto, podrías estar cerca de mi nivel en magia.
—Aunque dudo que eso último sea posible, ¿cuál método podría usar ahora? La mayoría son rituales complicados que tardarían por lo menos una hora en completarse, y requieren herramientas que ni siquiera tenemos aquí. Pero en dado caso de que hagamos uno, si se comete aunque sea un pequeño error, lo mínimo que podría sufrir yo sería un grave caso de amnesia, por no mencionar que podría terminar en coma.
—El pueblo de mi madre tiene un método tradicional y bastante seguro, que solo podemos hacer bajo ciertos requisitos estrictos.
—No sé por qué tengo el presentimiento de que es un método muy... "peculiar" —comentó Miguel entrecerrando los ojos.
—Algo así... —decía Raven comenzando a sonrojarse también, y bajando la mirada por un momento, antes de volver a mirar de frente al licántropo alemán—. El método consiste en concentrar Maná puro en un área específica de tu cerebro, y con ello obligarlo a absorber ese Maná, hasta transformar esa parte del cerebro en una fuente natural de Maná.
—¿Eso es todo? ¿En serio puede funcionar?
—En teoría si es posible —decía Uriel, teniendo ahora a Amitiel abrazándolo con fuerza y pegando la mejilla izquierda con la mejilla derecha de él—. Un Contenedor de Maná es un área del cerebro que funciona como una "esponja" natural, que absorbe y retiene un mayor porcentaje del Maná que inhalamos.
—Y esa área es la zona del cerebro ligada al talento natural del usuario —agregó Raven—. Sin embargo, ese es uno de los factores que determina el éxito de este ritual. Para que esto funcione, debe existir un vínculo entre el mago y el usuario sin Maná; entre más fuerte y mayor sea la compatibilidad, mejor. También es necesario que la persona sin Maná tenga un índice intelectual bastante alto, una fuerza mental igual de alta, esté imbuido de suficiente Maná, y se tenga conocimiento de cuál área de su cerebro está más desarrollada.
—Oh mein Gott. No sé si estoy listo para esto —decía Miguel con un poco de inseguridad acerca del éxito del ritual—. Es cierto que tenemos cierta compatibilidad. Pero no estoy seguro de sí podré hacer magia.
—No te preocupes Miguel. Si quieres puedo concentrar lo suficiente para que puedas hacer un solo hechizo. No será permanente, y si fallamos no tendrás algo más grave que una simple jaqueca temporal. Pero es tu decisión si quieres correr el riesgo.
Miguel no podía mentirse a sí mismo: estaba emocionado por ser capaz de usar magia, en especial del tipo elemental. Pero también temía quedar incapacitado justo ahora en que su clan más lo necesitaba; si fuera un día de descanso, y con las herramientas necesarias, no le importaría correr ese riesgo.
Sin embargo, de tener éxito, al fin podría avanzar uno o dos niveles más; obtendría el poder que le hace falta para equipararse a sus otros compañeros de clan, como Rafael y Gabriel, quienes siguen evolucionando y avanzando de forma prodigiosa. No sabía si era su lado racional o su instinto de bestia, pero algo le decía que valía la pena correr el riesgo.
—Esos bobos ya han tardado demasiado. Así que les echaremos una mano. Uriel, prepárate para ir a darles una oportunidad de retirada —decía Miguel esbozando una sonrisa, que denotaba confianza y emoción—. No te involucres en un combate directo; solo ataca desde lejos. Y regresa de inmediato junto con los demás.
—Afirmativo —contesto Uriel con diversión y también sonriendo de emoción.
—Raven, prepárate para el ritual —decía Miguel tomando la mano derecha de la dhampiresa en señal de súplica, y mirándola directo a los ojos—. En un futuro intentaremos el método para que yo pueda usar magia de forma permanente. Pero por ahora, dada a la situación, me conformare con hacerlo una vez. Así que empecemos, por favor.
—No-no-no tienes que suplicármelo. Ten por seguro que te ayudare a ser tan fuerte como desees —decía Raven, comenzando a sonrojarse por la actitud caballerosa y segura que demostró el joven-lobo ahora.
Raven no sabía si tendría otra oportunidad tan pronto. Pero en su mente ya empezaba a jurarse que, en cuanto ella y Miguel estuvieran solos y lejos de cualquier intromisión, volvería a aparearse con él. Y esta vez le daría más "pelea" que en su primera noche.
Aparte del apareamiento, también estaba ansiosa por el día en que lo ayudaría a desarrollar una fuente principal de Maná. Ya que así también podría enseñarle a dominar la magia, y a su vez tendrían algo más en común que los ayudaría a relacionarse mejor. Y de esta forma, Raven esperaba convencer a Miguel de que pueden funcionar como pareja.
Tanta era la emoción de Raven por la idea, que se olvidó por completo de cómo tomarían sus padres, Adrian Tepes y Julieth Queen, el hecho de que ella deseaba tener como novio y marido a un licántropo recién entrando en la adultez, con el cual ya ha perdido la virginidad.
https://youtu.be/NTFtNso1-ag
Por otra parte en el barco de Mabel, mientras Jofiel se dedicaba a derribar a cada uno de los Yokais que se interponían en su camino, en el otro lado del barco seguía llevándose a cabo el enfrentamiento oso y águila vs tiburón.
Rafael y Camael estaban en guardia, quietos, el primero con los puños levantados cerca de la barbilla —al estilo del boxeo moderno—, y el segundo con un par de espadas mágicas de hoja encorvada —conocidas en la India como "Kirpan"—. Por el contrario Turiel tenía la guardia baja, aunque en el fondo estaba concentrado en analizar a cada uno de sus oponentes.
De inmediato supo que el garuda era un tipo de guerrero mágico conocido como paladín. Pero el que más preocupación le daba al kauhuhu, era el arthdruwid.
"Piel clara. Cabello marrón bastante claro. Ojos verdes, que detrás deben ser oscuros o rojos cuando se transforma. Y sumado con los rasgos de su rostro, tiene que ser un irlandés, o tal vez un escocés. Ahora, tomando en cuenta su ascendencia con sus características físicas, y basándome en lo que dijo cuando lo ataque, debe de ser un hombre-oso europeo", analizaba Turiel en su mente tan rápido como podía.
Para Turiel era importante conocer el tipo de bestia con el que peleaba, porque eso le permitiría saber cómo derribarlo.
Un dato importante sobre las bestias es que, aun siendo una raza bípeda como los humanos, todavía conservan características distintivas de sus respectivas especies animales; las bestias águila siguen teniendo alas, las bestias serpientes seguían careciendo de extremidades inferiores, y las bestias tiburón siguen conservando aletas en sus pies.
Y en el caso de las bestias como los osos, siguen conservando sus fortalezas como animales cuadrúpedos; por ejemplo un cuello fuerte. Gracias a esto, las bestias de especies cuadrúpedas tienen una estructura ósea del cuello bastante desarrollada, y reforzada por los músculos igual de desarrollados. De manera que son muy difíciles de noquear; se requiere de una fuerza igual de monstruosa y un golpe bien calculado para al menos aturdirlos.
"Los osos son sensibles en el hocico. Pero en cambio tienen huesos muy fuertes. Este en particular conocé bases del boxeo moderno, y con la fuerza natural que tiene en los puños es una combinación aterradora. Y si de verdad es un escocés o irlandés, es muy probable que también sea un druida... Derribarlo no será nada fácil", pensaba Turiel sonriendo con aire de confianza y despreocupación, para ocultar los nervios que sentía por el tipo de oponente al que se enfrentaría.
—¿Qué pasa? ¿No vas a atacar ni siquiera con tu magia? —preguntó Rafael, notando que su enemigo no parecía tener ánimos de acercarse.
—Creo que solo le queda confiar en sus puños —agregaba Camael con una sonrisa divertida—. Rafael, si este tipo es en realidad un sacerdote kahuna, lo más probable es que su magia sea similar a la de Raziel. El Territorio Polinesio tiene un Sistema de Pelea que se caracteriza por Artes Mágicas de tipo Cántico. Incluso se le conoce como Sistema Cántico. Si es así, su magia no se activará hasta que termine de recitar un largo canto mágico.
—Lo admito, estás en lo correcto —decía Turiel sonriendo despreocupado y dando un suspiro al inicio—. Sin embargo no piensen que para sobrevivir fuera de los mares de mi tierra natal, tuve que seguir aferrándome al sistema tradicional de mi gente. Para ganar, tuve que aprender nuevas formas de romper huesos, sin armas ni magia.
El kauhuhu dijo aquellas palabras con un tono bastante confiado y amenazador, adornado con un aura hostil que él comenzó a emanar, y crecía en intensidad. Era como el terror que imponía un tiburón real ante un desdichado buceador novato.
—Sigue parloteando todo lo que quieras, escualo. Al fin y al cabo solo puedes demostrar la veracidad de tus palabras con tus puños —dijo Camael comenzando a molestarse por el exceso de confianza que demostraba el tiburón.
https://youtu.be/-guwAJpaIkk
Entonces, para cumplir lo dicho, el garuda opto por ser el primero en atacar. Esta vez apunto a las partes blandas del cuerpo del joven-tiburón. Pero antes de acercarse, se detuvo en seco para evitar recibir un gancho izquierdo en la cara. Entonces ataco con la espada izquierda, apuntando al costado de igual lado de su oponente, por medio de un rápido corte horizontal.
Logró hacer un corte limpio. Sin embargo, como sucedió con la Sacro Lanza, el filo de su Sacro Kirpan no pudo cortar los fuertes músculos bajo la piel de Turiel. Pero aun así Camael no detuvo el ataque; siguió con otro tajo horizontal, usando la espada derecha y apuntando al cuello. Turiel reaccionó rápido y bloqueo el ataque con el antebrazo derecho.
De inmediato Camael preparó la espada izquierda para otro ataque sorpresivo, esta vez apuntando al hígado. Y a mitad del ataque, aunque era muy improbable, vio venir un golpe de derecha hacia su rostro. Así que, por simple inercia, reacciono cancelando el ataque para moverse hacia su propia derecha, y así esquivar el golpe.
Como resultado la confusión y sorpresa le invadió cuando el derechazo se desvaneció en el aire, y en su lugar vino un fuerte izquierdazo en el hígado de él, que le causo bastante daño interno y un dolor casi paralizante.
"¡¿Qué...?! ¡¿No ataco con el brazo derecho?!", pensó Camael sorprendido, mientras retrocedía un par de pasos, apretando los dientes para aguantar el terrible dolor de tan descomunal golpe, que para él se comparaba a los de Jofiel.
Luego Camael procedió con cubrirse el pecho con ambos brazos, ya que vio a Turiel acercarse con el puño izquierdo para otro golpe al cuerpo. Pero tal como sucedió antes, el golpe se desvaneció justo cuando iba a impactar, y en su lugar impacto otro golpe diferente; en este caso, un devastador derechazo en el rostro, que tumbó a Camael contra el suelo.
"¡¿Qué mierda pasa?! ¡¿Está usando algún hechizo de ilusión?!", pensaba Camael bastante desconcertado, mientras su cabeza chocaba contra la cubierta reforzada del barco. Y antes de recibir un puñetazo izquierdo como remate, reaccionó rápido moviendo la espada izquierda en un tajo vertical, que alejó a Turiel.
El garuda aprovecho eso para alejarse girando sobre el suelo, para luego ponerse de pie usando la espalda como apoyo. Sin embargo Turiel lo sorprendió acercándose a una velocidad aterradora. Camael, gracias a su vista aguda, logro ver que se acercaba a su rostro el jab de Turiel. Pero en vista de lo que pasó antes eligió no esquivar el jab; un grave error, ya que resultó real, y por ende acabó recibiéndolo de lleno en la cara.
De inmediato Camael pasó a cubrirse el rostro con ambos brazos para bloquear los siguientes tres jabs. Sin embargo cuando se propuso a esquivar el cuarto jab para contraatacar, descubrió que el cuarto jab fue otra "ilusión", y el verdadero golpe iba a ser otro gancho derecho. Pero antes de que el golpe impactara, Turiel tuvo que detenerse y doblar la espalda hacia atrás, para esquivar un sorpresivo jab de Rafael.
En eso Camael noto que Rafael, en vez de seguir atacando, paso a defenderse levantando el brazo derecho, como si fuera a recibir un golpe que había visto acercarse. No obstante Turiel no contraataco, sino que paso alejarse retrocediendo mediante cuatro volteretas hacia atrás.
—¡Lo viste Rafael! —pregunto Camael más molesto que confundido, para después escupir sangre al suelo.
—Sí —contesto Rafael a secas, con un semblante serio.
—¡El desgraciado debe de estar usando algún tipo de hechizo ilusorio junto con sus golpes! ¡Y debe de haberlo practicado mucho, como para no necesitar recitarlo en voz alta!
—No es magia de ilusión —dijo Rafael, antes de proceder con caminar hacia el oponente, manteniendo la guardia levantada—. Si fuera magia de ilusión normal, tú también lo hubieras visto cuando la uso contra mí. Y si fuera un tipo de magia que afecta la vista del enemigo, yo lo habría notado.
https://youtu.be/N1UWWgEYQIQ
Camael estaba ahora mucho más confundido con lo que decía Rafael. No obstante supuso que el arthdruwid tenía algo en mente. Así que decidió verlo por sí mismo.
El joven-oso y el joven-tiburón empezaron a acercarse poco a poco el uno al otro, cada uno teniendo extrema precaución con el otro. Camael no aparto la mirada del oponente. Veía atento los brazos de Turiel, y de nuevo gracias a su vista aguda detecto algo: el hombro y brazo izquierdo de Turiel hizo el clásico y predecible gesto de lanzar un jab.
Desde la perspectiva de Rafael se pudo ver como Turiel atacaba con un jab fácil de ver y evadir, el cual se desvaneció poco antes de impactar en el rostro del joven-oso. Pero éste último, en vez de moverse para bloquearlo o esquivarlo, opto por acercarse sin miedo a recibirlo, sorprendiendo tanto a Turiel que no pudo ocultar el asombro.
De todos modos el kauhuhu no detuvo el verdadero ataque, el cual era un puñetazo derecho al estómago. Y aunque logro impactar de lleno el golpe, haciendo que Rafael mostrara una expresión de dolor, de todos modos Turiel se llevó un gancho izquierdo en el rostro.
Ahora empezando a ponerse nervioso, Turiel movió el hombro izquierdo, como señal de que iba a lanzar un golpe de izquierda. Pero Rafael no reacciono para esquivarlo o bloquearlo, sino para atacar con un golpe directo derecho que, al impactar en el rostro del kauhuhu, lo hizo retroceder cinco pasos.
—Ya descubrí lo que haces, escualo astuto —dijo Rafael esbozando una sonrisa divertida, mientras se alejaba un par de pasos para recuperar el aliento que perdió con aquel golpe al estómago.
—¡Rafael, ¿Qué es lo que hace ese desgraciado?! —pregunto Camael furioso por no comprender qué tipo de truco hacía el kauhuhu.
—Camael, este sujeto no usa magia de ilusión, sino fintas mezcladas con su propio instinto.
—¡¿Qué mierda dices?! ¡Explícate!
—Las fintas son un tipo de truco ilusionista, sin nada que ver con la magia, en el que simulas que vas a lanzar un golpe. Es un truco básico y común en las Artes Marciales, sobre todo en el boxeo. Pero este tiburón las carga con intención letal.
—¡¿Qué?!
—En una pelea los sentidos e instintos del cuerpo se intensifican, lo cual hace que prestes atención al más mínimo movimiento del oponente para intentar reaccionar a tiempo. Pero eso solo te hace vulnerable a caer en este tipo de trucos, en especial si no los conoces. Y cuando las fintas están cargadas con intención letal, para ti serán como golpes reales. Es algo que solo se logra desarrollando instinto asesino, o afinando el instinto natural del cuerpo, o en el caso de una bestia usando nuestro instinto primitivo.
"Ya entiendo... El infeliz usa su instinto natural de bestia para mejorar el efecto de las fintas. Que maldito astuto", pensó Camael gruñendo de molestia.
—Sin embargo este tipo de fintas también puede mejorar, mediante tácticas psicológicas, como mostrarse intimidante frente al oponente, y actuar de forma que parezcas imbatible o imperturbable, como hace este escualo. La confianza y despreocupación que demuestra, es solo una actuación para intimidar y poner nervioso a sus oponentes, y hacerlos más propensos a caer en sus fintas letales.
"¡¿De dónde ha salido este oso?! ¡No hay duda alguna; tiene que ser un druida, a menos que sea el berserker más listo y perspicaz de su jodida tribu de idiotas!", pensaba Turiel tan sorprendido que ahora no podía evitar mostrarlo de forma abierta.
"Este oso osado no deja de sorprenderme. Aunque es natural. A diferencia de mí, él tuvo que crecer solo en un bosque de Noruega casi como un verdadero oso. Su instinto primitivo está tan desarrollado como el de Gabriel. Eso lo hace alguien que no es fácil de intimidar, ni siquiera por otra bestia", pensaba Camael, cada vez más impresionado de las capacidades del arthdruwid, a quien en un inicio veía casi como cualquier cachorro inexperto.
—Cada vez eres un oponente más interesante —decía Turiel volviendo a su habitual expresión confiada y despreocupada—. De todos los oponentes con los que luche fuera de mi isla, eres el más emocionante con el que me he topado.
Esta vez el kauhuhu comenzó a emanar un aura bastante hostil, mientras sus dientes cambiaban a los de un tiburón, y sus ojos adoptaban un color rojizo. Pero lo más amenazante, era que no parecía ser nada actuada. Incluso Rafael y Camael sintieron un escalofrío en la espalda. Esto les hizo entender que el kauhuhu ya no iba a "jugar", sino iba directo a luchar a muerte.
https://youtu.be/BcSJSopGjK4
Mientras tanto en el puente de mando, Mabel veía atónita como los Yokais caían uno detrás de otro ante los puños, codos, rodillas y pies del narasinja, quien peleaba con un salvajismo que hacía increíble el hecho de que no matara a nadie. Y todo el tiempo el joven-león sonreía de una forma, que aterraba a algunos Yokais al grado de hacerlos incapaces de atacarlo.
—Maldita suerte has tenido, amorcito —decía Mabel con tanta rabia que casi no separaba los dientes, y rasgaba la madera del barandal con las garras de ambas manos—. Cuando Go-eun me dijo que estabas con un clan, llegue a pensar que todos serían unos bufones igual que tú. Pero tienes un clan malditamente bueno.
—Y eso que fue por casualidad; una casualidad bien loca —decía Remiel con diversión, estando de pie y libre de la cadena de la kusarigama, con la katana en mano y desenvainada.
—Así que al fin te armaste de valor para desafiarme —decía Mabel dándose la vuelta para ver a Remiel, y levantando el pie derecho para mostrar que tenía la kusarigama al lado—. Puede que tengas ventaja, tanto por el Maná como por tu tipo de magia elemental. Pero literalmente estás en mi territorio: aquí puedo viajar a donde quiera, y usarlo todo a mi conveniencia.
—¡Je, je! No obstante, hay un detalle que he estado pensando —decía Remiel ahora con un aire confiado—. Haber tenido que mover todo este barco, con sus fenómenos y alimañas incluido, debió dejarte al borde de quedarte sin Kenoplasma. También puede que hayas recargado lo suficiente como para hacer uno o dos viajes, lo cual bastaría para escapar. Sin embargo, eso me lleva al siguiente dato curioso: no lo has hecho, tal vez porque este barco debe de ser muy importante para ti, tomando en cuenta lo mucho que te molestó que mi "hermanito" lo insultara.
—Más o menos. El Revenge Cry es uno de los mejores buques construidos hoy en día. Y por lo tanto, el precio de compra es casi tanto como comprar un castillo. Insultarlo es casi como insultarme a mí.
—¿"Revenge Cry"?. Que original nombre de barco —dijo Remiel entrecerrando los ojos.
—Es un nombre acorde a su propósito: ayudarme a cumplir mi venganza. Es mi nuevo hogar y todo lo que me queda, tras haber gastado casi todo el dinero que guarde en mi escondite. Por tu culpa no solo tengo que estar huyendo constantemente, sino también lo perdí casi todo.
—Casi todo el dinero que robaste —decía Remiel, agitando la katada un par de veces, liberando con la hoja una inofensiva descarga eléctrica—. Pero no tengo tiempo para discutir contigo sobre eso.
—Si piensas que será fácil vencerme, te equivocas —decía Mabel esbozando una sonrisa cruel, para entonces levantar la kusarigama con el pie derecho, y luego atraparlo con la mano de igual lado—. Para sobrevivir en aquella prisión de bestias, tuve que enfrentarme a otras hembras mucho más fuertes que yo. Y aprendí útiles formas de matar al estilo puro de los ninjas.
—Yo tampoco me quede atrás —decía Remiel sin preocupación alguna—. He aprendido mucho desde la última vez que nos vimos. Pero, por irónico que parezca, lo mejor que tengo fue lo primero que aprendimos mi hermano y yo de papá.
—¿En serio? ¿Y qué es? —pregunto Mabel arqueando una ceja, igual de despreocupada.
—Un hechizo que he practicado desde pequeño. Decidí aprenderlo primero, porque me daba ideas para excelentes bromas. Y desde entonces lo he usado para escapar de clases, huir de los aburridos que no les hacía gracia mis bromas, y escapar de mi madre y hermanas cuando se enojaban. Sonará irónico, pero gracias a todo eso he practicado tanto este hechizo, que ya no necesito recitarlo en voz alta.
Al decir eso último, Mabel entendió de inmediato lo que significaba; así que actuó rápido, moviendo la kusarigama en cinco giros rápidos. Después se giró a la derecha, mientras lanzaba los filos de la kusarigama en un corte diagonal a distancia, en dirección al kitsune, quien demostró lo que decía con lo que hizo a continuación.
Para los ojos de un humano, el kitsune habría desaparecido en un destello eléctrico de color azul, justo antes de que lo alcanzara la kusarigama. Pero a los ojos de Mabel, se pudo apreciar un poco lo que en realidad paso: el kitsune emano un resplandor eléctrico por un instante, y mientras su cuerpo emitía descargas eléctricas de color azul celeste, esquivo el ataque moviéndose a la izquierda igual que un resplandor eléctrico.
El kitsune de rayo se había movido tan rápido, que a simple vista habría dado la ilusión de que se teletransporto. Fue tan rápido que Mabel a duras penas pudo seguirle el paso con la mirada. Por eso ella quedó inmóvil de la sorpresa cuando, antes de girarse hacia atrás, el filo de la katana ya estaba tocando el lado derecho de su cuello.
—Magia de Rayo: Carrera de Rayo —decía Remiel con humor bromista, teniendo el cuerpo envuelto en descargas eléctricas de color celeste, y estando ahora parado detrás de Mabel, con la espada tocándola por el cuello—. Es mi mejor hechizo y mi orgullo. Lo había estado refinando para huir de ti. Pero ahora creo que me será útil para enfrentarte.
—Zorro bastardo... ¿Acaso no eras un comediante alejado de los conflictos? ¿Cómo es que te has hecho tan fuerte? —decía Mabel gruñendo con furia, mientras volteaba la cabeza de forma lenta y cuidadosa, para mirar de reojo los ojos de su ex pareja.
—Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos, Mabel. El noventa por ciento fueron momentos absurdos y surrealistas —decía Remiel todavía sonriendo, pero ahora tenía una mirada que denotaba seriedad—. Y para ser sincero, no soy tan fuerte como lo son casi todos en mi clan. Pero estoy lejos de ser aquel zorro débil y bromista que conociste. Y todo se lo debo a ellos. Fue gracias a ese absurdo encuentro en Cerdeña, que hoy no estoy solo contra ti.
Próximo capítulo: Rencor de una Mujer.
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