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Capítulo XVIII: Brujo y Guerrero Taoísta

"Apiádate de mí —yo le grité—, seas quien seas, sombra u hombre vivo."

—Infierno de Dante, canto 65-66.

https://youtu.be/SxThZpslbhE

[Un Día Atrás. Guarida del Clan Nightfall Angels: Habitación de Azrael].

A diferencia de las habitaciones de Gabriel, Miguel, Rafael y Camael que fueron mostradas antes, la habitación de Azrael era un poco más "vacía", en el sentido de que no contaba con muchos artículos personales de entretenimiento, aunque todo estaba ordenado y limpio.

La habitación tenía un archivador personal donde guardaba algunos libros y notas. También había hileras de huesos humanos adornando el guardarropa. Y en una mesa se hallaba una caja de cristal resistente, en cuyo interior preservaba un cráneo humano; en la parte inferior de la caja ponía "Primera Presa".

En una pared estaba clavada una tabla rectangular, en la que colgaban con clavos retratos de diferentes personas y nombres, los cuales a su vez estaban unidos por medio de hilos rojos envueltos alrededor de los mismos clavos. Arriba de todos se encontraba un retrato, que a diferencia de los otros era el de una persona sombría, no estaba vinculado a ningún otro retrato con el hilo rojo, y su nombre era Walter "Mefisto" Yensid.

También había un estante lleno de libros, documentos y notas, que trataban sobre cómo cazar vampiros, sus debilidades, cómo se organizaban, e información adicional sobre el Señor Vampiro Mefisto. Y solo en un espacio contiguo había un libro y documentos dedicados a la Energía del Vacío, la nigromancia, la umbrakinesis, y el Arte Marcial de Malasia e Indonesia conocido como Silat.

Y por último en un rincón había cuatro baúles, en los cuales cada uno llevaba una nota que describía sus contenidos: "Bombas de Ajo, Dagas Anti-Vampiros, Estacas, Veneno de Bestia".

La primera vez que Erzuli vio la habitación, lo primero que pensó fue que era el dormitorio de un hombre cuya vida giraba en torno a la idea de cazar vampiros. Pero luego de dejar su equipaje en la habitación, y ponerse un poco al día con Azrael, entendió el motivo detrás de todo eso.

El joven-pantera vestía solo un pantalón corto negro, mientras que la mujer-hiena vestía un camisón amarillo de falda larga. Ambos se encontraban sentados en la cama, mirándose de frente a considerable, compartiendo información del uno al otro.

A cambio de que Azrael le contara sobre su propia vida y motivaciones, Erzuli le dio información adicional sobre la Energía del Vacío, o como se conoce en muchas tierras, Kenoplasma.

Erzuli explicó que los poderes del Kenoplasma, aunque son conocidos en Occidente y Europa como poderes del Vacío, también son conocidos más que todo en Asia bajo los términos de poder del "Wuji" (Vacío) y también poder "Sunyata" (Cualidad del Vacío). En cuanto a sus especialidades, se clasificaban en cinco tipos, y cada uno con un promedio de usuarios.

Herramienta: muy raro, especializado en tomar forma de instrumentos.

Coraza: muy común, especializado en crear corazas semejantes a una armadura.

Spectrum: común, especializado en manipular un plano metafísico.

Hymnus: raro, especializado en artes mágicas profanas.

Azathoth: único, con múltiples especialidades.

Bajo esta clasificación, el poder de Azrael era de tipo Spectrum, y consistía en crear un plano metafísico en las sombras donde podía viajar casi de forma instantánea. Era el mismo tipo de poder que tenía Erzuli.

—Entonces, ¿puedes hacer lo mismo que yo? —pregunto Azrael arqueando una ceja, estando cruzado de brazos y piernas, bastante curioso.

—No exactamente —contesto Erzuli frotándose el brazo izquierdo y desviando la mirada por un momento, debido a la vergüenza que sentía al hablar de sí misma—. Yo no puedo viajar en las sombras, no como tú al menos. Pero lo que sí puedo hacer es manipularlas para crear "entes", que me sirven para distraer a mis oponentes. Pero el uso más útil es que pueden servir como un "maletín" para guardar mis armas y herramientas de vudú.

—¿Qué carajos? Eso sí que es un uso muy útil —dijo Azrael ampliando los ojos por lo sorprendido que estaba, aunque se mantenía sereno—. Si aprendiera a hacer eso, podría llevar más de mi equipo en las misiones. Una vez llevé conmigo una daga, y luego intente invocarla de algún modo desde mi sombra. Pero no pude hacerlo. Y como no veo nada dentro de las sombras, no puedo recuperar las armas que pierdo allí.

—No estoy segura de cómo haces para entrar en ese plano sombrío. Ni tampoco estoy segura de sí aprenderás a controlarla de la misma forma que yo. Pero creo que deberías ampliar la lista de posibles usos de tu poder —dicho esto, Erzuli volteó la mirada un momento para ver los baúles de armas y el tablón que parecía de una investigación policiaca—. ¿No has pensado en algo más que en todo esto?

—Solo pienso en lo que necesito, aspiro y me conviene. Eso es todo.

—Pero una vez que completes tu venganza, ¿qué vas a hacer? La verdad es que no me imagino a ti siendo instructor de eso que llamas Silat.

—Ni yo tampoco. Para ser sincero, no he pensado en eso —decía Azrael desviando la mirada—. Mi hermano aspira a ser un filósofo teólogo cabalista, para traer a la Sociedad Humana las antiguas tradiciones de los Astrónomos Israelitas, antes de ser distorsionadas por los árabes y los romanos. Incluso ha empezado a escribir en notas todo lo que aprende de los libros del avatar Dante Tigerheart. Pero mientras él se concentra en metas de vida, yo me concentro en mi objetivo.

—Un objetivo que, a mi parecer, solo es temporal. ¿En serio no has pensado en algo más? ¿Alguna meta o un sueño que quieras lograr, al menos después de que termines tu venganza?

—Ya tendré tiempo de sobra para preocuparme por eso cuando complete mi venganza.

—Sin embargo, como tu maestra, te aconsejo que deberías pensarlo ahora.

—Y yo te aconsejo que tengas cuidado con lo que dices. Solo porque te haya aceptado como maestra, no significa que debas meterte en mi vida —contesto Azrael dirigiendo una fría mirada llena de hostilidad a Erzuli, que la hizo sentir escalofríos.

Aunque no era un escalofrío de miedo, sino más bien de emoción, debido a que su instinto de bestia hembra estaba reaccionando al claro desafío de la bestia varón que tenía en frente. Pero lo mantuvo bajo control, como toda una bestia hembra veterana en tales emociones.

—Lamento decirte que el trabajo de un maestro es guiar a su discípulo, y eso incluye aconsejarlo para que no arruine su vida en malas decisiones —dijo Erzuli mostrandose severa, solo para ocultar la emoción que sintió por la actitud de Azrael.

—¿Insinúas que mi venganza es una mala decisión? ¿Ahora me dirás que, después de llegar tan lejos, perdone al desgraciado y me retiré a una cabaña a tocar la guitarra, como en un estúpido cuento de hadas infantil cuya moraleja es "la venganza es mala, mata el alma y la envenena"?

—¡Ja, ja, ja! ¡Me gusta tu sarcasmo! Y no. No soy una hembra infantil que cree en ese tipo de idioteces —explicaba Erzuli al inicio divertida, para entonces mostrar un semblante siniestro que sorprendió a Azrael, ya que él no pensaba que la mujer-hiena fuera capaz de tener ese tipo de mirada—. Para mí, no hay nada más satisfactorio y poderoso que la venganza. La satisfacción de hacer pagar a quien te causo tanto daño, es lo mejor del mundo.

"Esta hembra cada vez es más interesante", pensó Azrael fascinado de conocer una faceta cruel en Erzuli, que le gustó mucho.

—No obstante, la venganza no es algo que los de mentalidad frágil deban manejar —agrego Erzuli volviendo a su expresión alegre y a la vez serio—. Requiere de mucha voluntad y un estricto código, para no perderse en las sombras de tan peligroso camino. Necesitas marcarte líneas que no debes cruzar, y una meta que te impulse a seguir viviendo, porque al momento de completar tu venganza puedes llegar a pensar que ahora podrás morir tranquilo. Pero no tiene que terminar así: la venganza no es el final de la vida, sino el final de una de tantas etapas que componen la vida.

—Me suena a que lo dices por experiencia. ¿O me equivoco?

—Claro que no, acertaste. Yo ya tengo experiencia en tratar con la venganza. Y por eso te pido que me escuches. Al menos piensa en una meta de vida que quieras lograr; algo que te impulse a terminar tu venganza, para seguir adelante con tu vida.

Azrael suspiró con molestia y miro el techo, muy tentado a decir cualquier cosa para salir de ese tema. Pero cerró los ojos, se tragó el enojo con un suspiro y abrió los ojos, todavía mirando el techo. No le pareció mala idea tener una meta para soportarlo todo, con tal de cumplir su venganza. Por ello decidió hacerle caso a Erzuli, cuando en otro momento solo le habría contestado con algo frío para cortar la conversación.

https://youtu.be/CO4-SwN-D-s

—Cuando era más pequeño, antes de aquella maldita noche, soñaba con ser como mi padre: alguien que por naturaleza ayuda a los demás. Alguien que a pesar de haberse convertido en una bestia, nunca abandonó ese instinto protector que heredó de su padre. Un instinto, que hoy en día veo en mi hermano.

—Pero entonces ¿qué fue lo que cambió eso?

—Cuando mis padres murieron, me di cuenta de que yo no poseía ese instinto protector. Al menos no de la misma forma en que mi padre lo tenía —decía Azrael bajando la mirada, manteniendo una expresión serena pese al tema delicado de la charla—. Incluso recuerdo que mamá lo regañaba muchas veces por lo imprudente que él era cuando ayudaba a alguien.

»Pero a pesar de que hoy puedo ver lo imprudente que él era por su ingenuo sentido de justicia, todavía lo sigo admirando, porque a pesar de todas las tragedias que presenció, y todo lo que tuvo que sufrir al convertirse en un hombre-leopardo, siguió manteniéndose firme a su sentido de la justicia y el optimismo.

—Igual que tu hermano Raziel.

—Sí... Igual que él... Después de ver lo cruel que es este mundo, aprendí que no puedo ser tan positivo y fuerte como lo fue papá... Aunque no puedo decir que soy completamente despiadado.

—¿Por qué lo dices?

—Porque un año atrás, cuando todavía entrenaba en aquella escuela de Silat, encontré por casualidad un anciano en las calles. Era un humano anciano emigrante de Irlanda, perdido en una tierra extranjera, sin amigos ni familia, abandonado por la propia sociedad prejuiciosa e hipócrita. ¿Sabes qué es lo irónico? La Sociedad Humana de Occidente se hace la "santa" al brindar apoyo a los africanos, pero tachan de "privilegiados" a todos los que tienen pieles claras.

»Me parece algo irónico, dado a que en un solo día he visto a miles de hombres, mujeres y niños de pieles claras en la calle, sufriendo días sin alimento y durmiendo entre la basura. Pero son ignorados nada más porque no tienen pieles negras u oscuras, o por lo menos no provienen de una tierra que no es europea. Y los que más sufren por culpa de esta hipocresía es el pueblo paterno de Rafael.

—He escuchado de eso. En África las bestias jóvenes nos ganamos honor y recompensas degollando a malnacidos hipócritas como esos, que en vez de respeto solo dan más mala reputación a los pueblos de nuestra tierra.

—Lo sé. El cráneo que tengo allí en la mesa era de una humana estadounidense, que en público defendía los derechos de los africanos, y en secreto promovía la discriminación hacia la gente pelirroja y escondía los actos de corrupción que ella misma cometía para mantenerse en el poder.

—Entonces te felicito por tan buena cacería. Pero, por curiosidad, ¿qué pasó con ese anciano pobre que encontraste?

—Ese humano no tenía mucho tiempo de vida. Pude verlo claramente. Y de todos modos, alargar su vida solo le traería más sufrimiento. Así que intente hacer que sus últimos momentos no fueran solitarios; lo lleve a un refugio donde vivían otros como él, y lo visite cada día para asegurarme de que no estuviera solo.

»Y cuando llegó el día en que la muerte vino a buscarlo, me quedé sentado en una silla al lado del colchón donde él descansaba. Dijo muchas palabras en su lengua natal, que no logre comprender. Pero al final dijo algo que sí entendí: "thank you" (gracias). Y entonces cerró los ojos, con una pequeña sonrisa pacífica. Había muerto en paz.

—Fue un gesto muy tierno de tu parte —dijo Erzuli, tan conmovida por la historia que estaba a punto de llorar. Ella no imaginaba que alguien como Azrael pudiera hacer algo tan compasivo, como quedarse al lado de alguien para que no muriera en soledad.

https://youtu.be/K0a9a8PUPrA

—Desde ese día, sentí lo mismo que sentía mi padre: la necesidad de hacer algo por los que necesitan ayuda. No soy tan optimista y emocional como mi padre ni mi hermano, pero de ellos aprendí a no permitir que nadie muriera en vano, ni menos en soledad... No sé si es una gran meta de vida, pero cuando complete mi venganza, tal vez me dedique a abrir refugios para los que no tienen lugar a donde ir.

—¡Sería algo espléndido y muy bueno de tu parte! —dijo Erzuli dando un fuerte aplauso—. Es una maravillosa meta para empezar. Y si necesitas apoyo, ¡puedes contar conmigo!

—Me tienes demasiada confianza. Lo sabes, ¿verdad?

—Tonterías. Yo solo te estoy brindando apoyo, como tu maestra de Kenoplasma y umbrakinesis —decía Erzuli, poniendo ambas manos en la cama al frente suyo, para acercar un poco más su rostro al eniyamotekun negro—. Puedo ver en tus ojos un alma dispuesta a ofrecer ayuda a otros, pero que también necesita ayuda.

—Algún día debes enseñarme cómo haces para leer a las personas —comentó Azrael entrecerrando los ojos y mirando de frente a Erzuli, para nada incomodo de lo cerca que estaba ella de él.

—¡Seguro! Será después de enseñarte algunos trucos con umbrakinesis. Ahora dime, ¿qué tanto sabes sobre magia de oscuridad?

—La verdad no mucho. Solo aprendí a hacer un hechizo, y fue por lo útil que era con mi estilo. La velocidad no es precisamente el fuerte de la magia de oscuridad, en contraste con la magia de luz. Y mi estilo es rápido, preciso y sorpresivo.

—¡Entonces empezaré por enseñarte algunos trucos útiles que se adapten a tu estilo! ¡Así que empecemos!

[Presente].

De vuelta al presente, en el glaciar creado por Amitiel la situación no era nada favorable para ambos clanes.

Erzuli había sacado de su propia sombra otra lanza, con la cual se disponía a ayudar a su querido primer discípulo bestia, Azrael Umbra, en su pelea contra el nuevo enemigo, Jeremiel Crowder. No obstante eso era algo difícil para ella, porque el joven-pantera estaba estancado en una frenética lucha contra el joven-jaguar, que para la mujer-hiena era una total locura.

Haciendo uso de los codos, Azrael bloqueaba los variados tipos de patadas y rodillazos acrobáticos de Jeremiel, quien se movía por el hielo usando las garras de las manos para mantener el equilibrio, y así efectuar patadas altas, bajas y medias de diferentes formas, junto con algunos puñetazos directos sorpresivos en diferentes ángulos. Pero cuando Azrael intentaba devolver el golpe con alguna patada baja, un rodillazo o incluso algún codazo, Jeremiel los esquivaba saltando y bloqueaba usando ambos antebrazos como en el boxeo.

Los dos estaban parejos en cuanto a velocidad, precisión, reflejos, agilidad y fuerza a tal punto que los pocos golpes que lograban conectarse entre sí eran superficiales. Además estaban tan concentrados en el intercambio de golpes, que se habían olvidado por completo del mundo que los rodeaba. Era tal la velocidad y concentración, que Erzuli no sabía cómo ayudarlo.

"Las Artes Marciales son asombrosas... Si esto fuera un combate con armas, me sería fácil unirme a la batalla. Pero no sé qué hacer. ¿Y si mi intervención rompe el ritmo de mi discípulo y resulta herido?", pensaba Erzuli con los nervios creciendo hasta las nubes.

Si fuese un combate armado, Erzuli no tendría problemas en saber cómo ayudar a su aliado. Pero en una pelea así, en el que ambos peleadores usaban sus propias extremidades en una espectacular pelea de técnicas, temía que si llegaba a intervenir podría herir a su discípulo, o incluso cortarle el ritmo y provocar que su oponente lo lastimara.

Por otro lado, Azrael y Jeremiel tenían sus propios debates mentales.

"No es un simple novato. Ha practicado mucho su Harimau Silat. Si cometo un solo error, podría fracturarme una pierna con sus codos y cortar mi ritmo por completo", pensaba Jeremiel pasando de la despreocupación a los nervios al descubrir que su oponente, pese a haber aprendido una disciplina de otra cultura, era bastante hábil y experimentado en dicha disciplina.

"La forma en cómo se cubre y ataca con los brazos, me recuerda al boxeo de Rafael. Además, dudo mucho que su disciplina principal sea el Capoeira. En su forma bestia no podría atacar con las piernas como lo hace ahora en su forma humanizada. Debe de tener conocimiento de otro estilo de lucha", pensaba Azrael por su parte, sospechando que su oponente en realidad escondía su disciplina principal.

Y por si fuera poco cada vez ambos atacaban con más fuerza, hasta llegar a un punto en que Jeremiel, al apoyarse con la mano izquierda y levantar ambas piernas para atacar con una patada izquierda, sintió como los huesos de su pierna se fracturaban cuando su patada fue bloqueada por un feroz codazo izquierdo de Azrael.

De inmediato Jeremiel atacó con la otra pierna, que Azrael esquivo moviéndose a la izquierda. Luego de esto Jeremiel puso ambos pies en el suelo, y entonces levantó ambos brazos para cubrirse, ya que Azrael se le acercó de forma repentina para atacarlo con tres codazos descendentes consecutivos.

Mientras tanto en el tallo gigante cercano Raziel se balanceaba de una rama y hoja gigante a otra, intentando escapar del rango de visión de Chamuel.

"Si lo atacó directamente jamás le ganaré. Tengo que aprovechar esta planta gigante y atacar desde sus puntos ciegos", pensaba Raziel, mientras escalaba el tallo usando las garras de sus manos cual felino, para después saltar a un grupo de hojas gigantes, en los cuales intentó esconderse.

https://youtu.be/U8FczHSlKBo

—Oye, oye, oye Raziel, no sé qué planeas al huir de mí. Pero me estoy aburriendo —dijo Chamuel dejando de sonreír, para entonces mostrar una expresión seria.

Raziel se deslizaba por una hoja gigante usando las garras. Aterrizó en una extensión del tallo y miró a los lados, buscando otra hoja gigante de la que balancearse. Pero antes de eso, todo el tallo empezó a temblar y luego a desmoronarse.

El joven-leopardo, confundido y sorprendido por lo que pasó, volteó la mirada hacia atrás y descubrió la razón de todo ese desastre: desde unos metros abajo Chamuel, estando de cuclillas sobre una extensión del tallo gigante, golpeó la corteza del tallo principal con las garras de la mano izquierda en un perfecto corte horizontal, y partió el tallo desde ese punto. Y como Raziel se encontraba en la parte superior del tallo gigante, acabó cayendo junto con las hojas y toda la parte superior.

De inmediato Raziel comenzó a trepar por las hojas gigantes para llegar a otro tallo. Sin embargo, en medio de eso, su pierna derecha fue sujetada por la mano del mismo lado de Chamuel, quien había saltado de donde estaba hacia él para interceptarlo. Y antes de que Raziel siquiera reaccionara, fue arrojado al suelo de hielo con tanta violencia, que atravesó partes del tallo gigante y aterrizó primero que los trozos del tallo gigante, y su aterrizaje hizo que se levantaran grandes trozos de hielo.

Lo sucedido fue presenciado por Azrael, quien paró de atacar al ver que su hermano tenía problemas. Este momento de distracción fue suficiente para que recibiera en el hígado un fuerte puñetazo izquierdo de Jeremiel.

—¡No olvides que estás en medio de un combate! —dijo Jeremiel molestándose al creer que el joven-pantera lo estaba subestimando.

Y en respuesta Azrael le dio un fuerte y calculado codazo izquierdo en la barbilla, capaz de hacer que el cerebro de Jeremiel chocara con las paredes craneales, provocándole un aturdimiento y parálisis momentáneo. Tiempo suficiente para quedar vulnerable a un codazo ascendente derecho que impactó de lleno bajo su barbilla y lo tumbó al suelo.

Sin embargo en vez de seguir atacando, Azrael se dejó caer hacia atrás para sumergirse en la sombra que producía el barco de Mabel. Una vez hecho esto, emergió cerca de donde había caído Raziel. Luego, con suma facilidad, Azrael aparto los trozos gigantes del tallo, hasta encontrar a su hermano, quien en realidad no estaba tan lastimado pese a la fuerte caída y a que le cayeron encima trozos de un tallo gigante.

—Estoy bien hermano, en serio —decía Raziel sentándose en el suelo, tocándose la cabeza con la mano izquierda, y preocupado por el hecho de que su hermano dejó el combate para ir a ayudarlo—. No soy débil. También tengo espíritu combativo en la sangre. 

—Y no pienso comprobarlo con charcos de tu sangre —contestó Azrael con seriedad, para después sujetar a Raziel del brazo derecho, y proceder con ayudarlo a levantarse.

—Oye Azrael, admiro mucho lo protector que eres con tu hermano. Pero deberías dejarlo librar sus propias batallas de vez en cuando —dijo Chamuel estando parado en la cima de un trozo del tallo gigante, muy cerca de los hermanos leopardo, con una expresión que denotaba decepción.

Azrael no respondió con palabras, sino volteándose para ver de frente al joven-puma, y levantar la guardia con las garras listas. Pero antes de que uno de los dos diera otro movimiento, Erzuli vio la oportunidad para ayudar a su querido discípulo; arrojó la lanza apuntando al estómago de Chamuel. No iba a ser un ataque fatal, gracias a la biología bestia, pero brindaría una oportunidad a Azrael de atacarlo.

Es entonces que Erzuli tuvo la sorpresa de su vida al ver un acto que jamás creyó que vería, ni menos en una bestia tan joven: Chamuel extendió la mano izquierda hacia adelante, con la palma y los dedos apuntando al cielo, de manera que la garra de su dedo medio bloqueo el filo de la lanza.

Fue un bloqueo tan preciso, que incluso la lanza voló hacia arriba girando como una hélice. Y cuando descendió a la altura de la mano izquierda de Chamuel, éste la golpeó por el pomo usando el talón de la misma mano. El golpe fue tan fuerte que la lanza regreso a Erzuli cual bala, quien pese a haberse protegido a tiempo con el antebrazo derecho, sufrió un pequeño daño. Además la lanza se hizo pedazos como si hubiera chocado contra un muro de concreto.

"¿Qué fue eso...?", pensó Erzuli atónita con lo que vio.

—Agradece que no apunte a tus lindos ojos —dijo Chamuel con una sonrisa amigable, pese a lo amenazante que sonaba y lo intimidante que lucía su mirada seria—. Puede que la hoja de tu lanza no sea de plata, pero igual puede perforarte los ojos.

https://youtu.be/1H-gjv5UoNs

¡Umzingeli Amathunzi: Umgodi Ongenasiphelo! (¡Cazador de Sombras: Pozo sin Fondo!) —recito Erzuli dando un fuerte aplauso, y con esto manifestó su energía Kenoplasma verde entre sus manos.

Después la bultungin extendió los brazos a sus respectivos lados izquierda-derecha, y soltó el Kenoplasma de sus manos detrás de ella, creando a sus espaldas un par de círculos sombríos que parecían hoyos sin fondo. Luego introdujo las manos en el interior de esos hoyos de neblina, de los cuales sacó otro par de lanzas.

En una rápida secuencia, Erzuli empezó a sacar de aquellos hoyos de neblina más lanzas, que de inmediato arrojaba contra el joven-puma. Pero para su absoluta sorpresa todas eran desviadas por las garras de Chamuel a varios metros arriba. 

El joven-puma movía los brazos en una rápida sucesión que parecían auténticos zarpazos, pero calculados y entrenados. Y en cada movimiento mantenía las manos abiertas con los dedos cerrados, de manera que simulaban las garras de un felino. Además, Erzuli noto en las manos de Chamuel una peculiar aura dorada, que le recordó a la misma que emano Gabriel cuando empezó a usar las técnicas con Chi. 

Erzuli, Azrael y Raziel no tardaron en llegar a la misma conclusión. Pero mientras Azrael y Erzuli solo lo dijeron en sus mentes, Raziel lo dijo en voz alta.

—¡¿Eso es energía Chi?! —exclamó Raziel sorprendido y ahora mucho más preocupado que antes.

—El pueblo pumaruna de mi madre ya tenía su propia interpretación del Chi. Pero fue mi padre baghatma quien me ayudó a completar las bases —dijo Chamuel sonriendo de alegría por recordar su tiempo en la escuela de Artes Marciales al lado de su padre.

Y entonces, cuando las lanzas desviadas al cielo comenzaron a descender, Chamuel empezó a devolverlas una seguida de otra, golpeándolas con las palmas por el pomo mientras que otras las sujeto y las arrojó. Todo esto en una rápida secuencia imposible de ver al ojo humano.

Azrael no tuvo problemas en desviar con los codos algunas de las lanzas que volaron directo hacia él, ya que contaba con protectoras especiales en los codos que le facilitaban eso. Pero en cambio Erzuli, para evitar perder lanzas y además ser golpeadas por ellas, traslado los hoyos de neblina al frente suyo usando las manos como si las controlara de forma magnética.

En ese momento Erzuli se llevó otra gran sorpresa, cuando sus hoyos de neblina desaparecieron de forma repentina, dejándola vulnerable a ser golpeada por sus propias lanzas. Por suerte ella reaccionó a tiempo para protegerse la cara, y lo máximo que sufrió fue solo el daño que tendría un humano al ser golpeado por balas de goma. Aparte claro que su ropa acabó siendo desgarrada en algunos puntos, y sus lanzas se hicieron pedazos al chocar contra su dura piel de bestia.

—¡Maestra Erzuli! —exclamó Azrael preocupándose al ver lo que le sucedió a la mujer-hiena.

—¡Estoy bien! —contestó Erzuli rápido, bajando los brazos en cuanto terminó la lluvia de lanzas, mostrando que solo tenía algunos pequeños moretones leves que no tardarían casi nada en sanar—. ¡Algo paso con mi Kenoplasma! ¡Es como si hubiera sido...!

—Anulado...

Interrumpió Jeremiel a Erzuli, mientras se acercaba caminando hacia el dúo de hermanos leopardo desde el lado izquierdo de ellos. Se sobaba la mandíbula con la mano izquierda, por el codazo que recibió antes. Y tenía el brazo derecho extendido apuntando hacia la Erzuli, con el dedo índice emanando un resplandor púrpura, rodeado por un Círculo Mágico verde con palabras en idioma guaraní: Pytũmby Sombra'ỹva (Oscuridad sin Sombras).

—Los chamanes Maestros del Vacío de África eran muy fastidiosos en las peleas clandestinas de Brasil y Venezuela —decía Jeremiel con una sonrisa divertida que denotaba orgullo en su máxima expresión—. Por suerte, aprendí a lidiar con ellos gracias a la magia oscura de mi señora.

—Un médico brujo guaraní, diestro en anular las técnicas del Kenoplasma. Esto no podía ser mejor —decía Azrael más molesto que sorprendido, con la mirada fija en el joven-jaguar.

—Hermano, creo que sí podría serlo... —decía Raziel preocupado y alerta con la mirada fija en el joven-puma—. El estilo de lucha de Chamuel no es el Wing Chun que practicaba en la sede norteamericana de San Bestia. La forma en como desviaba y devolvía las lanzas, no es propia de lo que yo veía en las luchas entre sus compañeros de escuela.

—Eres muy buen observador y analítico, Raziel. Muy propio de un aficionado a la magia —decía Chamuel mostrándose sorprendido y orgulloso, para entonces también sorprender a Azrael con algo.

El joven-puma entró en una postura que recordaba a la básica y distintiva del Wing Chun. Sin embargo tenía los dedos de las manos semicerradas, con las garras listas para atacar de frente, como las técnicas Garra de Tigre en el Kung-Fu. Era una postura que combinaba dos estilos diferentes.

—El Wing Chun es un excelente Arte Marcial para las bestias, porque se adapta a la anatomía de nuestra verdadera forma. Es por eso que mi madre decidió viajar hasta China para aprenderlo —explicaba Chamuel con alegría y orgullo por hablar de su amada madre y disciplina—. Pero cuando mi padre conoció a mi madre y se convirtió en su discípulo, descubrió una forma de adaptar mejor el Wing Chun a su estilo depredador: lo llevo a otro nivel, aprendiendo el Hung Ga.




Próximo capítulo: Secreto de Pequeña Gigante. 

Nota del Autor: este capítulo iba a ser mucho más largo, por lo que para no ser agotador tuve que dividirlo, y con ello también cambiar el título. 

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