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Capítulo XLVI: Joel vs Clan Nightfall Angels (I)

"Fenrir se agito, pateó, sacudió la cadena contra el suelo de tal manera que los pedazos fueron arrojados a lo lejos..."

—Gylfaginning capítulo 34.

https://youtu.be/ZpZ1yM3haR4

[Base de Carmilla: Almacén Principal]

En el interior de la Base Secreta de Carmilla se había desatado una guerra total entre los vampiros y sus mutantes, contra el clan Nightfall Angels y el grupo Twilight Maidens. En apariencia la batalla parecía estar a favor de estos últimos. Sin embargo eso solo era temporal, ya que el verdadero problema estaba en que, aunque los soldados vampiros dejaban de venir unos tras otros, aquellas criaturas humanoides seguían viniendo y cada vez eran de tipos más poderosos. Aparte los vampiros empezaron a reagruparse en el aire para un nuevo plan de ataque.

Necesitaban acabar primero con los mutantes, y la dhampiresa bruja tenía una idea de cómo hacerlo.

—¡Miguel esos monstruos son partes de cadáveres humanos reanimados con métodos científicos! ¡Y todos son controlados por una máquina en el laboratorio del Séptimo Piso de esta base! —explicaba Raven mientras hacía movimientos con las manos, creando ráfagas de energía oscura que alejaban a los pocos vampiros que intentaban acercarse desde el aire.

—¡¿Cómo es que sabes eso?! —preguntó Miguel sorprendido y estando en el suelo a diez pasos lejos de Raven, sujetando los brazos con sierras de una criatura para evitar ser despedazado por las mismas, además de no poder evitar sorprenderse de que la dhampiresa supiera tal información.

—¡No hay tiempo! ¡Tenemos que llegar hasta esa máquina y apagarla; solo así estas criaturas no podrán moverse y los vampiros perderán la mitad de sus fuerzas! —decía Raven, y luego dispara una ráfaga oscura en la cabeza del mutante que luchaba con Miguel.

El hombre-lobo aprovechó que la criatura se distrajera con aquella ráfaga oscura apartando sus brazos cierras para acercársele, y destrozarle con éxito el cuello de un feroz mordisco, causándole la muerte. Tras acabar con la criatura Miguel levantó la mirada y usó su aguda visión, buscando algún punto donde empezar a subir y entrar al séptimo piso de la base; entre los puentes del centro de la base captó dos que conectaban con una escalera, la cual iba directo a un piso del ala noroeste, ubicado a una altura lo bastante mayor, como para parecer al menos el sexto piso que los llevaría al último.

—¡Rafael ¿puedes crear un atajo que nos lleve al último piso de esté condenado lugar?! —preguntó Miguel en voz alta, apresurado y ansioso en su tono.

—¡¡Por supuesto que sí!! —contestó Rafael con desbordante confianza, mientras golpeaba a un par de criaturas en el pecho con tanta fuerza, que los hizo estrellarse contra la pared de un barco ubicado a casi treinta metros lejos. Después puso ambas manos en el suelo y empezó a recitar uno de sus nuevos hechizos: —¡Magia de Tierra: Ascenso de la Madre Tierra! —conjuro Rafael sonriendo de la emoción al desatar sus nuevo arte mágico por primera vez en una pelea real.

Bajo las manos y patas del hombre-oso se formó un círculo mágico color verde hoja, y entonces todo el suelo de la base empezó a temblar. Acto seguido el concreto del piso frente a Rafael comenzó a agrietarse, y del subsuelo emergió una gigantesca porción de tierra, que fue destrozando gran parte del suelo de la base y apartando a los enemigos.

—¡Esto os llevará hasta donde quieran así que apresúrense! —explicó Rafael, sin apartarse del círculo mágico del suelo.

—¡Bien hecho oso druida! —contestó Miguel sonriendo orgulloso de lo lejos que llegó su amigo oso y luego emprendió deprisa la marcha hacia aquella pequeña montaña de tierra artificial—. ¡Azrael, Raziel, Remiel vengan conmigo rápido!

—¡Entendido! —contestaron Remiel, Azrael y Raziel al mismo tiempo, y todos juntos aprovecharon que el enemigo estaba distraído por la creación de tierra para seguir a su líder.

Entonces el hombre-lobo y sus mencionados compañeros subieron a la cima de la montaña rocosa y se sujetaron con fuerza en la tierra. Acto seguido Rafael se puso de pie, alzando los brazos hacia arriba, y en respuesta la montaña artificial que él creó comenzó a extenderse y a elevarse, al mismo tiempo en que tomaba forma de un camino rocoso con soportes de roca sujetándolo.

La punta de la montaña artificial empezó a destruir los puentes que se metían en el camino, y los vampiros en el aire se apartaron sorprendidos de aquella creación. El camino rocoso artificial siguió su curso, volviéndose delgada con cada metro ascendido, hasta detenerse en uno de los puentes del  ala noroeste del sexto piso.

—Esto es a lo que yo llamo una subida terrenal ¡Je, je, je! —comentó Remiel divertido, mientras subía al puente junto a Miguel y los hermanos leopardo.

—¡Miguel allí hay una puerta! —dijo Raziel señalando el lado izquierdo del puente, donde había un piso cuadrado pegado a la pared, donde se hallaba una puerta abierta que conducía a un pasillo.

—¡Deprisa entremos! ¡Tenemos que encontrar el laboratorio del último piso! —dijo Miguel frunciendo el ceño, y tras explicar el plan se puso en marcha con sus compañeros al interior de la puerta.

Aunque de camino a la puerta, de la misma salió un par de vampiros armados con alabardas el grupo se las arregló para acabarlos rápido; mientras Azrael y Raziel usaban sus espadas para apartar las alabardas de aquellos vampiros, Miguel saltó en medio de ambos hermanos para sujetar por la cabeza a ambos vampiros, estrellarlos contra el suelo y, con una pequeña energía lunar cargada en ambas manos, reducir sus cabezas a cenizas. Luego el hombre-lobo, junto a los hermanos leopardo y el joven-kitsune, entran al interior de la base para llegar al mencionado laboratorio del séptimo piso y así detener el ejército de mutantes.

https://youtu.be/o3r3vGgLA2I

Mientras tanto en el campo de batalla, Rafael reanudó su lucha contra las criaturas que se acercaban; con un par de golpes le reventó los mazos a uno y después la cabeza de un devastador uppercut. De momento muchas de las criaturas se acercaban a Gabriel, quien había empezado una carnicería despiadada; a los mutantes les despedazaba las extremidades con rápidos y poderosos zarpazos, para luego arrancarles la cabeza de un mordisco. En este punto él dejó de contenerse y dio rienda suelta a su naturaleza feroz, similar a sus primeras noches como bestia.

—¡Excelente plan para detener a esas cosas gigantes!

De pronto Rafael escucho una conocida voz, perteneciente de alguien a quien olvido durante la batalla. Entonces el hombre-oso se giró para ver que se aproximaba Abraham, con una expresión que reflejaba impresión, y estando cubierto de sangre oscura que no era suya, sino de los vampiros que eliminó durante la encarnizada lucha. Aparte su cuchillo-nudillera estaba tan llena de sangre, que él la limpiaba con su propia gabardina.

—Realmente tu magia de tierra es útil. Si no es mucha molestia compañero osado me gustaría una parada en alguno de esos puentes superiores —dijo Abraham de forma casual y cortes, terminando de limpiar su arma de mano para luego guardarla dentro de su gabardina.

—No hay problema pero, ¿para qué necesita ir hacia allá? —preguntó Rafael mientras se rascaba la cabeza, confundido e interesado en saber el extraño plan del cazador de vampiros.

—Por lo que escuche del lobo parlante y la bruja gótica, ustedes ya tienen un plan para eliminar a esas cosas Pero aunque logren acabarlos, todavía quedarán los chupasangres —explicaba Abraham, dirigiendo su mirada al grupo de nosferatus que sobrevolaban el lugar—. Al parecer solo son vampiros artificiales que no tienen más de dos o tres lunas llenas de haber sido creados. Sin embargo podrán ser débiles solos, pero en manadas son un grave problema, y más ahora que se están reorganizando.

»Además es probable que hayan llamado refuerzos, por lo que será cuestión de tiempo para que este lugar esté infestado de murciélagos mucho más monstruosos. Es por eso que antes de venir a esta desquiciada misión —decía mientras enseñaba su bolso de doctor, el cual hacía sonidos de algo metálico y de cristal en el interior—, prepare herramientas que ayudarán a exterminar al menos la mayoría de estas alimañas. Pero necesito ir a un punto lo suficientemente alto para que tengan un mayor alcance y efecto.

.—Entiendo. ¡Entonces manos y garras a la obra! —contestó Rafael comprendiendo lo suficiente del plan, de modo que se emocionó.

Decidido el segundo plan de acción, Rafael avanzó por la subida de tierra que él mismo creo, para guiar al cazador de monstruos. Algunos vampiros que los veían subir por aquella colina intentaron atacarlos, pero antes de poder atacarlos terminaron siendo destrozados por los poderosos puños de Rafael, o terminaban recibiendo estacas de plata en el cuello y costados, de parte de Van Helsing, quien sacaba dichas estacas de su gabardina y las arrojaba con una precisión digna de un maestro francotirador. 

Gracias al material de las estacas sumado a su diseño, estas lograban perforar a aquellos vampiros y causarles tanto daño, que eran reducidos a llamas casi al instante. Es por esto que tres nosferatus, dos armados con espadas y uno con una alabarda, descendieron directo a atacar primero a Abraham. Sin embargo pronto vieron que fue un error cuando llegaron hasta él.

El primero en atacar fue uno de los dos vampiros espadachín, quien intentó matar al humano con un simple corte horizontal, solo para quedar en shock al ver como su espada fue bloqueada con suma facilidad por el brazo derecho de Abraham, demostrando que debajo de la manga portaba un brazalete hecho de un metal blanco con cierta luminiscencia propia.

Acto seguido Van Helsing dirigió su mano derecha al pecho del vampiro, demostrando además que de debajo de la manga también tenía un arma oculta; el brazalete en realidad era una daga de plata retráctil, la cual se extendió por encima de la mano de Abraham, y apuñaló al vampiro, atravesando su armadura hasta llegar directo al corazón.

De un rápido movimiento Van Helsing extrajo la daga del pecho de su enemigo y continuó el ascenso por la colina de tierra artificial, mientras el vampiro estallaba en violentas flamas. Pero no fue ajeno a los otros dos vampiros que también iban a atacarlo; con un simple gesto retrajo la navaja de vuelta al interior de la manga, abrió un poco su bolso y del interior sacó un pequeño espejo ovalado con marco dorado

—Maldito ese brujo vendedor que puso estas palabras claves a este espejo ridículo —dijo Abraham con molestia y esbozando una sonrisa penosa, mientras detenía su marcha y apuntaba el espejo al par de vampiros—. Oh cómo odiare decir esto. Espejito, espejito muéstrame el sol más bonito.

—¡Será un placer amo mío! —respondió una voz femenina procedente del espejo, cuyo vidrió al principio era oscuro, pero tras haberse recitado aquellas palabras aquella oscuridad se disipo mostrando la misma luz del sol. Y como resultado el par de vampiros fueron reducidos a cenizas casi al instante en que fueron bañados por la radiación de la luz solar.

—¡¿Usaste una herramienta de comunicación y visualización como arma?! —exclamó Rafael deteniendo su paso, sorprendido de ver la ingeniosa idea de Abraham de usar un espejo transmisor como una herramienta para destruir vampiros.

—El verdadero talento innato de la raza humana es su intelecto. Y el único modo en que se sobrevive en un mundo hostil, es saber sacar provecho de tus talentos y habilidades naturales. Sólo así consigues mayores probabilidades de ver el amanecer de otro día —decía Abraham con una actitud relajada, para luego mostrarse otra vez disgustado y apenado—. Pero joder, tener que decir tonterías como "espejito, espejito" y escuchar la exagerada adulación de un espejo parlante... La verdad hubiera preferido algo menos absurdo y más épico. Pero es lo que se tiene con tan poco salario.

Al escuchar las quejas del cazador de monstruos, el hombre-oso no hizo más que reírse. Después ambos reanudaron su rumbo para llegar a una altura que Van Helsing considerará aceptable para ejecutar su propio plan.

https://youtu.be/3zx1ZtxUbGE

[Ala Norte del Séptimo Piso de la Base de Carmilla: Laboratorio Frankenstein]

Mientras tanto en una enorme habitación blanca que parecía un laboratorio de estilo medieval mezclado con un toque moderno, en medio se hallaban paradas Carmilla, Diana y Bellona; las tres portaban sus característicos vestidos casuales, y estaban en compañía de seis guardias vampiros, tres doctores y en un rincón al fondo se encontraba Joel sentado en un mueble.

En un rincón yacía una gran bóveda sellada, fortificada y con la letra "F" grabada en la misma, y en un lado de la habitación se hallaba una extraña máquina de forma rectangular y hecha de un metal traslúcido de color negro, con una pantalla de cristal incorporado en frente, y arriba del todo resplandecía el holograma verde flotante de un cerebro. 

En ambos lados de la maquina habían más pantallas de cristal incrustadas en pedestales de cemento, los cuales se conectaban con la máquina gracias a tubos que desprendían un brillo verdoso. Además en cada pedestal se encontraba una silla, en la que estaba sentado un vampiro monitoreando las pantallas de cristal; en cada pantalla se veían diferentes figuras de los mutantes.

Todo eso era el centro de control, o mejor dicho el "Cerebro" donde los vampiros controlaban y guiaban a las criaturas humanoides como si estas fueran robots.

Mientras en la pared del lado contrario se hallaban diez espejos transmisores de formas rectangulares y cuadradas, todas pegadas unas con otras igual que retratos, y cada uno mostraba en su vidrio distintos ángulos de la batalla que se llevaba a cabo en el centro de la base. A pesar de que los guardias y doctores tenían expresiones que reflejaban verdadera preocupación al ver lo que sucedía, la Señora Vampiro y sus concubinas denotaban tranquilidad pura, e incluso sonreían divertidas.

—¡Menuda fiesta se montaron! ¡Je, je, je! —comentó Diana divertida mientras veía a través del espejo la batalla presente en el Almacén Principal.

—Tienes razón. Pero por desgracia para los fiesteros, el show no durará mucho —agregó Bellona con una sonrisa orgullosa—. En unos minutos los Soldados de Élite estarán listos, y la fiestecilla que los intrusos armaron terminará.

—Y lo mejor de todo es que nos ahorraron el tener que buscar la gema que encontraron nuestros lacayos en ese viejo molino de Inglaterra, donde se ocultaba antes la criatura del Dr. Frankenstein —dijo Carmilla, esbozando una gran sonrisa al ver el espejo que mostraba a Raven.

La condesa sangrienta, al igual que todos en el laboratorio, podían ver el bolso que flotaba dentro de una burbuja detrás de Raven, y debido a que en el interior de dicho bolso resplandecía la piedra, desde afuera se podía apreciar con claridad su forma tan reconocible para Carmilla, gracias a las descripciones que les dio Drácula con anterioridad sobre cómo se veían los fragmentos de la gema.

En este punto Carmilla sentía que nada podría detenerla en su camino de obtener una de las valiosas piedras, que componían la gema en la que fue sellada la otra mitad de los poderes de Drácula. Pero como si el universo la contrariara, la enorme puerta metálica de la habitación fue abollada y derribada con tanta fuerza que sobresalto a algunos vampiros; los intrusos no eran otros que Miguel acompañado de Azrael, Raziel y Remiel. Entonces los guardias y doctores vampiros dieron un paso atrás, alertas y preocupados de los enemigos que lograron llegar hasta allí.

—¡¿Cómo demonios llegaron hasta aquí?! —exclamó un vampiro con traje de oficinista, dando un paso atrás, preocupado y confundido.

—Las paredes están llenos de indicaciones tarado —contestó Remiel con diversión mientras señalaba el pasillo detrás de sí con el pulgar de su mano izquierda—. Si no fuera por eso no habríamos encontrado este maldito lugar tan rápido. ¿De verdad hacían falta tantos carteles?

—¡No si este lugar no tuviera doscientas habitaciones y ciento cincuenta pasillos zorro insolente! —se quejó un vampiro vestido de cirujano, bastante furioso de la pregunta del joven-kitsune.

—Bueno, pues tienes razón. Disculpe, es que en clases no me enseñaron nada sobre bases de villanos. ¡Je, je! —dijo Remiel a modo de burla, poniendo su katana en su hombro y mirando el techo con una sonrisa.

—¡Remiel ahora no es tiempo de discutir estupideces con el enemigo! —exclamó Azrael con ferocidad, sin apartar la mirada de los vampiros y teniendo su espada en mano, preparado al cien por ciento para atacar a la primera oportunidad.

—¡Sucios animales ignorantes! ¡Cometieron un grave error al venir atacarnos ahora que la Señora está aquí en persona! —exclamó otro vampiro con traje de empresario, bastante disgustado, y luego señala de forma teatral y educada a la vampiresa de vestido rojo—. ¡Frente a ustedes está nada más ni menos que la Novena Señora Vampiro: Ruxandra "Carmilla" Bathory!

Tan pronto como los jóvenes-bestias supieron la identidad del principal enemigo, la sorpresa y nerviosismo no se hizo esperar en ellos; de algún modo ellos no esperaban tener que enfrentar a un Señor Vampiro tan pronto. Por lo que sabían, el nivel de poder de un Señor Vampiro era comparable al de un alto maestro del gremio San Bestia. Y aunque ellos se fortalecieron bastante, gracias a las terribles heridas que sufrieron en su pelea contra Ezequiel, sumado al mes de entrenamiento en las distintas sedes, aún no estaban seguros de si ahora todos juntos podrían vencer a un enemigo de tan alta categoría.

—Chicos manténganse alerta a cualquier movimiento y no bajen la guardia —dijo Miguel con seriedad y hostilidad, sin ningún aire confiado o de querer subestimar a sus oponentes, ya que comprendía la inmensa gravedad de la situación.

—Haces bien al no subestimarme "caballero lobo" —dijo Carmilla con una expresión aburrida igual que Diana y Bellona, para después entrecerrar los ojos de forma hostil—. Pero no estoy de humor para entretenerme con una estúpida pelea. Así que los acabare de inmediato.

Tras decir eso en un tono siniestro, la Señora Vampiro empezó a emanar una aterradora e imponente aura oscura, llena de intenciones asesinas, que hizo estremecer a los mismos doctores y guardias vampiros en la sala. Los jóvenes-bestia también sintieron un terrible escalofrío, que los hizo estar en total alerta, igual a cuando un depredador se siente amenazado por otro depredador de mayor fuerza y ferocidad.

Los únicos que no se sintieron intimidados por el aura asesina de Carmilla fueron Diana, Bellona y el mismo Joel quien no dejaba de mirar a los guerreros bestia, en especial al hombre-lobo con el que sentía una especie de familiaridad, que solo sintió con sus padres y compañeros hombres-lobo de la tribu del norte. Además en su corazón despertó una ardiente emoción de pelear, que jamás había sentido con ningún otro oponente; es por esto que él se levantó de su asiento.

—¿Joel? —dijo Bellona notando la reacción de su amado discípulo licántropo, quien ahora había comenzado a caminar hacia donde estaban ellas, o siendo más específico, en dirección al grupo de bestias.

—Mi lobito ¿te ocurre algo? —pregunto Diana con preocupación genuina, al percibir un extraño sentimiento en los ojos de su adorado hombre-lobo gris.

https://youtu.be/HYV_3jnbb7k

Carmilla también notó el extraño comportamiento de su amado guardián licántropo, por lo que se paró frente a él para detener su paso, lográndolo con éxito. Sin embargo antes de preguntarle el motivo por el que actuaba sin su consentimiento, Joel empezó a emanar su propia aura hostil, la cual disipó por completo la de Carmilla y obligó a los demás vampiros a temblar de miedo. Diana y Bellona, por primera vez, mostraron expresiones que reflejaban preocupación, y los jóvenes-bestias que seguía en la entrada quedaron congelados de la sorpresa al sentir la presencia intimidante de Joel; llegaron incluso a compararla con la de un maestro del gremio San Bestia.

—Joel, ¿acaso quieres pelear? —pregunto Carmilla ahora con seriedad y también denotando cierto temor en su mirada al ver los fríos ojos del hombre-lobo gris.

—Llegó el momento de que cumplas tu promesa. Les pido por favor que no me detengan, ni se entrometan —dijo Joel de forma directa, con una firmeza digna de un lobo alfa y el tono educado digno de un caballero.

—... Entiendo, y sé que aunque trate de detenerte, no tengo la fuerza para hacerlo. Solo promete que cumplirás tu parte del trato, sobre retirarte si se torna muy peligroso —dijo Carmilla con la misma seriedad en su semblante, y teniendo un tono cariñoso.

—Tratare de hacerlo.

Dicho eso, Carmilla se aparta del camino de Joel y se aleja a una distancia segura, junto a Diana y Bellona, para no quedar en medio del desastre que estaba por desatarse, y que inició con la transformación de Joel; el cuerpo del licántropo nórdico comenzó a liberar una luz en forma de una pequeña ventisca azul celeste con tonalidades violetas, al igual que su colgante, y cambio a su forma bestia. 

Era un licántropo como Miguel, pero a diferencia de éste último tenía el pelaje de un tono gris oscuro con un degradado azul en la cima de la cabeza y que bajaba por la espalda. Aparte vestía una armadura completa de estilo nórdico color ébano. Pero lo más llamativo de él, es que su tamaño era mayor al de un licántropo normal.

En la raza de las bestias los machos superan en tamaño a las hembras, y el tamaño promedio de los jóvenes en la mayoría de las especies en su forma bestia varía entre 1, 90 y 2, 20 m, siendo el caso de los kitsunes una excepción, ya que mantienen su estatura igual al de su forma humana. De modo que en el clan Nightfall Angels Remiel era el más alto en forma humana y a la vez el más pequeño en forma bestia, mientras que Uriel era el más alto del clan al alcanzar una estatura de 2, 12 m en forma bestia, siendo Rafael el segundo más alto con 2, 10 m y Gabriel el tercero con 2, 08 m.

Pero Joel rompió el récord a licántropo joven más alto al tener una estatura mayor a 2,30 m. Y como si su anormal tamaño no bastara, sus ojos también carecían de normalidad; brillaban por completo de un naranja amarillento, que le daba un aspecto aterrador.

—Este sujeto... es un licántropo... —dijo Raziel no pudiendo creer lo que veía, al igual que Miguel cuya sorpresa lo dejó incapaz de pronunciar palabra alguna.

—Uno que parece ser pariente de los gigantes —bromeo Remiel con una sonrisa temerosa y poniendo una mano en su frente, sin saber que su broma no estaba muy lejos de la realidad.

—Aun así nosotros le superamos en número. Prepárense para atacar a la vez y como dijo Miguel no bajen la guardia —advirtió Azrael mientras se ponía en guardia y preparaba sus garras para una bestial lucha.

[Almacén Principal]

https://youtu.be/EhUAaGds2_w

La batalla en el primer piso seguía estando a favor del clan Nightfall Angels y las Twilight Maidens, a pesar de que los monstruos de los laboratorios no paraban de venir y los guardias vampiros se estaban reagrupando en el aire; era cuestión de tiempo para que el ejército de vampiros iniciara un ataque conjunto, en el momento en el que las criaturas les dieran una excelente oportunidad de atacar.

Sin embargo los planes de ambos bandos quedaron en pausa, al igual que su lucha, cuando toda la base comenzó a temblar; eran temblores cortos pero constantes, como si un gigante golpeara la tierra. Y de repente las paredes del lado norte del sexto piso empezaron a agrietarse, hasta colapsar; es entonces que los vampiros mostraron expresiones de terror puro, para luego alejarse de donde provenían los temblores. Incluso los mismos mutantes también emprendieron la retirada, dejando confundidos al clan y las doncellas, pero llenando de preocupación a Raven.

La dhampiresa sabía de sobra que no era normal que un vampiro mostrará temor, por lo que el ver como un enorme grupo de vampiros se alejaba lo más que podía junto a los mutantes, era una clara señal de que venía algo mucho peor que todos ellos. Al principio Raven creyó que podría ser la mencionada "Señora Carmilla". No obstante esa suposición quedó descartada por completo cuando las paredes del sexto piso del lado norte terminaron de derrumbarse, y se pudo apreciar con claridad el origen de su colapso, los temblores y el terror de los vampiros.

La pared había sido derrumbada después de que Miguel emergiera de la misma tras ser estrellado contra ella, para luego caer en el suelo de un puente del sexto piso, escupiendo sangre y teniendo dificultades para levantarse por el terrible dolor que sentía; todo fue por recibir un golpe tan poderoso que abolló su pechera y agrieto sus costillas. 

En el piso de donde él fue arrojado junto con la pared se vio a Raziel y Azrael retrocediendo y balanceándose de pared, techo y todo tipo de obstáculos como mesas y tanques de forma sucesiva, con el propósito de esquivar los puñetazos de un gigantesco hombre-lobo gris que por su armadura parecía ser de la tribu nórdica, y que además poseía una fuerza tan grande que el viento generado por sus golpes hacía temblar toda la zona en la que se encontraban.

Sin embargo Joel logró sujetar una de las patas de Raziel cuando intentó retroceder saltando, y luego lo azotó contra la pared del fondo de la habitación donde se hallaban, haciendo que la misma pared colapsara encima del hombre-leopardo. Azrael se enfureció al ver lo que le hizo el hombre-lobo gris a su hermano, por lo que intentó sumergirse en la sombra que producía una mesa para atacarlo desde su punto ciego. 

Pero antes de empezar la estrategia, Joel se impulsó hacia adelante de forma tan veloz, que en menos de un parpadeo atrapó al hombre-pantera por el cuello y lo sacó de la sombra arrojándolo contra lo que quedaba de pared, de modo que Azrael atravesó el concreto y cayó en uno de los puentes del tercer piso con estrepitosa fuerza.

—¡¡¡Azrael apártate!!! —grito Erzuli desde lejos con la preocupación hasta las nubes al ver el peligro en el que se encontraba Azrael.

El hombre-leopardo negro, al escuchar la advertencia de la mujer-hiena, de inmediato alzó la mirada y se preocupó al mismo nivel que ella al ver que el gigantesco licántropo caía directo hacia él para rematarlo con un puñetazo, por lo que sujeto con las garras de su mano derecha el suelo del puente y se impulsó a dicha dirección, esquivando por un pelo el golpe de Joel, que fue capaz de romper el puente en dos.

Acto seguido el hombre-pantera corrió a cuatro patas por el puente mientras colapsaba, y entonces salto al siguiente, donde también llegó Joel de un simple salto. Entonces la pelea entre ambos se reanudó, con el hombre-lobo gris embistiendo al hombre-pantera con una lluvia de golpes, los cuales éste último apenas podía esquivar y redireccionar usando los antebrazos y codos. Sin embargo la fuerza de Joel era tan grande, que el solo redireccionar sus golpes abrió pequeñas fisuras en los huesos de los brazos de Azrael.

Pelear de frente contra Joel sin un plan era demasiado arriesgado, por lo que el hombre-pantera se vio obligado a intentar tomar distancia, redireccionando con el codo derecho un puñetazo izquierdo del hombre-lobo gigante a un lado, para atacar con un codazo ascendente debajo de su mandíbula. Sin embargo Joel fue mucho más rápido, de modo que logró moverse lo suficiente como para esquivar el codazo, y contraatacar con un puñetazo derecho en el pecho de Azrael, seguido de un cabezazo en su rostro que le hizo estrellarse y ser arrastrado por el suelo del puente, hasta llegar al otro extremo y chocar contra una pared.

El hombre-pantera intentó levantarse, pero aquel par de golpes le habían dejado desorientado y con un daño interno tan grave que termino vomitando una peligrosa cantidad de sangre; en este momento él comenzó a comparar la fuerza de Joel con la de un Ezequiel al 30%, o hasta más, lo cual comenzó a preocuparlo. Si antes el clan no pudo ganarle al líder de San Bestia con tan solo un tercio de su verdadera fuerza, no querían imaginar luchar contra alguien que tuviera una fuerza comparable a la de él.

—Has resistido bastante contra mí, a pesar de la clara diferencia de fuerza. Tu tribu estaría orgullosa de ti —dijo Joel con un semblante serio y teniendo un tono respetuoso, mientras se acercaba a Azrael caminando con tranquilidad.

El hombre-pantera, a pesar del estado en que se encontraba, dio un gruñido feroz e intentó levantarse para continuar la lucha. Sin embargo fue salvado una vez más por el joven-kitsune, quien de modo sigiloso y rápido descendió desde el sexto piso con la katana en mano, listo para atacar con un tajo descendente al hombre-lobo gris.

https://youtu.be/2N4tXf3Ensw

No obstante Joel, sin siquiera voltearse para mirar, levantó el brazo derecho un poco por encima del hombro, y de su palma creó un delgado hielo de tonalidades violetas, que tomó forma de un hacha de un solo filo con la runa Sigel grabada de color blanco en la hoja, con la cual bloqueo el ataque de Remiel de una forma tan fácil que pareció absurda. Además el choque entre armas provocó una onda expansiva que hizo retumbar toda la cámara y envió lejos al joven-kitsune.

Con un par de giros en el aire, Remiel cae de pie varios metros atrás, sorprendido de dos detalles inesperados: el primero fue que el hacha que sostenía Joel era magia pura, y el segundo era que para invocar esa hacha no necesito recitar algún encantamiento, lo cual implicó algo alarmante: Joel había practicado tanto su Arte Mágico, que ya no necesitaba recitar en voz alta los encantamientos para desencadenarlos.

—Tienes una maravillosa espada —decía Joel bajando el hacha mientras se daba la vuelta para ver al joven-kitsune—. Cualquier otra arma se habría hecho pedazos o congelado al tacto. Espero que tu habilidad esté a la par.

Dicho eso Joel, en tan solo un parpadeo, paso de donde estaba a estar parado frente a Remiel, listo para cortarlo por la mitad de un tajo. "¡¡¡Es demasiado rápido!!!", fue lo que pensó el joven-kitsune en extremo sorprendido de la tremenda velocidad a la que avanzó el hombre-lobo nórdico, listo para ejecutar un corte horizontal. Sin embargo Joel solo logró cortar algunos pelos de una de las tantas colas del joven-kitsune, y abrir una gigantesca fisura en la pared de atrás, debido a que Remiel consiguió esquivar el tajo al saltar justo a tiempo.

El joven-kitsune aterrizó unos metros detrás del hombre-lobo gris y, aun estando impresionado, comenzó a retroceder y a la vez bloquear con la katana otro tajo del hacha de Joel, quien se había volteado para seguir atacándolo. Es entonces que se desata una lucha salvaje y veloz, de la que se resonaban los choques entre katana eléctrica y hacha de hielo. 

A pesar de que Filo de la Tormenta no sufría ni una sola fisura al chocar contra la poderosa hacha de Joel, aquellos poderosos choques si tenían su efecto en Remiel; éste  apenas podía bloquear los innumerables tajos del hacha enemiga, y el solo hacerlo provocaba terribles vibraciones en sus huesos.

Era como golpear un bloque de diamante puro con un simple bastón de metal. Además el hombre-lobo gris demostraba tener una increíble maestría en atacar con su hacha; quizás era mejor maestro en el manejo de su arma que el mismo Remiel. Pero por fortuna vino el dragón rojo a igualar la batalla.

¡Magia de Fuego: Esfera Elemental! —conjuro Uriel acercándose al lugar de la batalla desde el aire, mientras conjuraba fuego en su mano derecha y disparando una gran bola de fuego, directo al hombre-lobo nórdico.

De inmediato Remiel se alejó, aprovechando que Joel se distrajo al mirar de reojo el ataque de Uriel que se aproximaba desde el aire. Entonces éste último alzó el hacha, y del filo emergió una enorme capa de hielo que lo protegió de la bola de fuego. Mientras Remiel logró alejarse a una distancia segura y cayó arrodillado al suelo, agotado por el sobresfuerzo en ser más veloz de lo que jamás fue para intentar bloquear los veloces ataques de Joel.

—¿Estás bien? —pregunto Uriel con seriedad al joven-kitsune mientras aterrizaba cerca suyo, sin apartar la mirada del enemigo.

—Claro; estoy "bien herido" —contestó Remiel con sarcasmo, mientras sonreía y bajaba los brazos temblorosos y casi entumecidos. Era un milagro que aún pudiese sostener su katana.

—Tomaré tu humor como un "Sí" —dijo Uriel sonriendo un poco, pero volviendo a tener el semblante serio al ver que, tras despejarse el humo en donde impacto la bola de fuego, se vio que Joel estaba intacto, al igual que su hacha—. ¡Magia de Fuego: Llamarada Carmesí!

Recitado el conjuro, Uriel alzó ambas manos hacia adelante y disparó una gran llamarada salvaje, cuya fuerza fue capaz de destrozar los barrotes en ambos lados del puente. Sin embargo no pudo hacer nada ante Joel, quien había levantado el hacha y volvió a crear aquel escudo de hielo, no solo logrando protegerse del fuego sino también caminar en medio del mismo, sin que el escudo frío se derritiera.

—¡Amigos estoy dispuesto a aceptar una ayudita! —exclamó Uriel comenzando a preocuparse en serio.

Y tal como lo pidió, lo tuvo de parte del hombre-oso, quien se encontraba ahora en uno de los puentes cercanos del cuarto piso del ala noreste, cerca de un pasillo por el que ingresó Abraham para poner en marcha el plan de deshacerse de los vampiros.

—¡¡Estoy en eso!! —respondió exclamó Rafael al pedido de Uriel en voz alta, con las manos en el suelo mientras un aura verde claro lo envolvía y se formaba un círculo mágico de dicho color bajo sus pies, con el símbolo celta trisquel en medio—. ¡Magia de Tierra: Soportes del Mundo!

Al ser recitado el conjuro la base entera otra vez empezó a temblar, y de la pequeña montaña de tierra artificial emergieron pilares con inscripciones celtas, que golpearon el puente donde estaban Joel, Uriel y Remiel junto con su enemigo. De inmediato el dragón rojo canceló su ataque, sujeto a Remiel de una de sus colas y volaron hacia el piso donde se encontraba Azrael, para evitar caer junto al puente. No obstante durante el colapso del mismo, Joel se sujetó de uno de los grandes fragmentos para luego saltar hacia uno de los puentes inferiores, logrando aterrizar con éxito.

¡Magia de Tierra: Golpe Elemental! —recito Rafael alzando los brazos hacia arriba, después los junto en un fuerte aplauso y, con las palmas abiertas, señaló con ambas manos la nueva dirección en que se hallaba el hombre-lobo nórdico.

Entonces la pequeña montaña de tierra se contrae y vuelve a cambiar de forma, esta vez tomando la apariencia de un colosal puño de tierra. Acto seguido aquel gigantesco puño avanzó directo hacia el nuevo punto en que se encontraba Joel, quien al ver eso no se preocupó ni un poco; al contrario esbozo una escalofriante sonrisa, que reflejaba una creciente emoción.

¡Töfralist Jotun: Helheim Hellir! (¡Arte Jotun: Cueva del Helheim!) —recito Joel en nórdico antiguo, mientras golpeaba el suelo del puente con su hacha, desatando una ventisca invernal que sacudió todo a su alrededor.




Próximo capítulo: Joel vs Clan Nightfall Angels (II)

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