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Capítulo XLV: La Base Secreta de Carmilla (II)

"...Las cenizas fueron dispersadas a los cuatro vientos, y a partir de entonces la región quedó libre de vampiros."

—Carmilla de Sheridan Le Fanu.

https://youtu.be/f3zed2RP4LQ

[Base Secreta de Carmilla: Almacén Principal]

Luego de que Raven conjurara aquel extraño hechizo, Miguel le dio un poco de espacio y se dedicó a observar que planeaba hacer la dhampiresa bruja. Por el momento no sucedió nada más que la aparición de aquella neblina oscura, la cual había ganado un considerable tamaño. Pero tras unos segundos de espera la niebla aumentó su radio de golpe y en el aire aparecieron círculos mágicos violetas con palabras en latín alrededor, los cuales giraron sobre sí mismos hasta convertirse en un pequeño destello del que se materializaron las compañeras de Raven, y cuando se despejó la niebla pudo verse con total claridad que ellas no vinieron solas.

—¡¡¿Pero qué malditos diablos del infierno?!! —exclamó Raven abriendo los ojos en shock total, al ver que junto a sus compañeras vino un bizarro grupo conformado por bestias de distintas especies y tribus regionales.

—¡¡¿Chicos de verdad son ustedes?!! —exclamó Miguel también en shock y apenas creyendo que casi todo su clan estaba allí reunido.

—¡¡¡¿Miguel?!!! —exclamó todo el clan Nightfall Angels presente, igual de impactados al encontrarse con su líder. Aunque su sorpresa se incrementó al ver que, de hecho, casi todos estaban allí.

—¡¿Raven estás bien?! ¡¿Por qué no nos respondiste después de que entró la víctima a la habitación?! —preguntó Clarisse angustiada y, junto a Ángela, corriendo directo hacia la dhampiresa para ver si estaba bien, ignorando por completo el lugar en el que se encontraban y que había un clan de bestias junto a ellas.

—¡Oh maldición, olvidé responderles! ¡Perdónenme, es que...! Sucedieron muchos "imprevistos". Larga historia —respondió Raven molesta consigo mismo y no encontrando la forma de explicar lo que sucedió desde que la víctima del plan (quien resultó ser Miguel) entró a la habitación del burdel. 

Pero su molestia se convirtió en preocupación mortal al ver a la mujer-hiena con una bolsa familiar en las manos. 

—¡Maestra Erzuli ¿qué sucedió?! ¡Se suponía que si lograbas obtener la piedra la enviarías junto a uno de tus muñecos al refugio! —exclamó Raven sujetándose la cabeza con ambas manos, no pudiendo creer que había invocado en la base enemiga a su compañera junto a la mencionada piedra, lo cual era justo lo que quería evitar a toda costa.

—Lo siento mucho, señorita Raven. Estuve a punto de hacer el hechizo pero... no tuve tiempo de recitar el conjuro... Larga historia —explicaba Erzuli bajando la mirada con vergüenza, tampoco sabiendo cómo explicar sobre su inesperado encuentro con Azrael.

—¡Miguel ¿qué cojones está sucediendo aquí?! — exclamó Camael tan confundido que ansiaba respuestas de inmediato.

Antes de que el hombre-lobo hiciera el intento de explicar la situación a su clan, un estruendo lo detuvo. Por inercia todos levantaron la guardia y miraron en dirección de donde venía aquel ruido; en la entrada de la que provino Raven acompañada de Miguel y el par de criaturas, se escuchaban todo tipo de gruñidos salvajes, junto con fuertes estruendos semejantes a la roca rompiéndose. Entonces, de la oscuridad del pasillo, emergió una vampiresa transformada en mujer-murciélago, desintegrándose en cenizas a causa de una estaca de plata que fue disparada en su corazón.

Si ya de por si había una confusión en los presentes, aquello y lo que vino después hizo aún más bizarra la situación tan surrealista en la que se encontraban todos; del pasillo salió caminando a paso tranquilo y casual Abraham Van Helsing, con su bolso de doctor en la mano izquierda y un cuchillo-nudillera de plata en la mano derecha. Y detrás de él venían Raziel, Rafael y Gabriel, quienes estaban en sus respectivas formas bestia.

Como ropa casual secundaria el hombre-leopardo llevaba una simple chaqueta de cuero marrón, junto con protectoras de mismo material en los brazos y piernas, además de un pantalón corto blanco con una tela de mismo color envuelta alrededor junto a una tela azul delante. Aparte su cinturón tenía atrás un sable corto colgando al lado de tres grandes carteras, de las cuales en una se hallaba dentro el grimorio Palabra de los Santos.

Respecto a Rafael, aparte de que su pelaje marrón era de un tono mucho más claro, llevaba encima una ligera armadura dorada de origen celta, que consistía en solo un par de hombreras, brazales, rodilleras y cinturón para el menor peso posible. Además traía un pantalón corto de color negro, con una tela azul oscuro envuelta alrededor y al carecer de pechera se podía apreciar el tatuaje céltico que venía desde su rostro y recorría gran parte del pecho izquierdo, aunque por el espeso pelaje se necesitaba acercarse bastante para poder ver el tatuaje.

Y por último Gabriel llevaba puesto un pantalón holgado corto de color rojo oscuro, junto a una tela azul claro envuelta alrededor de la cintura a modo de falda y sujetada por una cinta negra con detalles dorados. Aparte traía brazales metálicos negros de textura lisa, y alrededor de sus hombros una capa azul claro con trazados negros, y que del lado derecho llegaba hasta el bíceps, pero del lado izquierdo se extendía hasta llegar a la cintura.

https://youtu.be/J_-LpHbi4zI

—Ay por favor, ¿cuantas organizaciones más recibieron la misma maldita misión? —preguntó Abraham con sarcasmo y entrecerrando los ojos, no pudiendo creer la escena tan surrealista en la que se encontraba.

—¡Miguel, hemos venido a ayudarte! Pero veo que de algún modo todo el clan ya está reunido —dijo Rafael rascándose la cima de la cabeza y teniendo los ojos amplios, bastante sorprendido de ver a sus demás compañeros también reunidos en la base enemiga.

—¡Amigos que alegría verlos! ¡¿Pero cómo llegaron hasta aquí?! ¡¿Y quién es el hombre extraño con aires de protagonista?! —pregunto Remiel en voz alta, feliz y a la vez confundido al ver que aparecieron Gabriel, Rafael y Raziel en compañía de un extraño muy destacado para ser normal.

—¡Larga historia! —contestó Raziel en voz alta y estando apenado por no saber cómo resumir que él, Rafael, Gabriel y Abraham tuvieron que pedir citas en el burdel para ir a los dormitorios y, tras matar a las vampiresas en los cuartos que ellos eligieron, pudieron encontrar y activar el sello de magia roja que los llevaría la base. Todo gracias en mayor parte a la vasta experiencia y conocimiento de Abraham en temas de vampiros.

Resulta que el cazador de monstruos compartía el mismo ideal de Miguel, sobre prepararse lo mejor posible antes de realizar una misión, y por ello Van Helsing conocía bastante sobre diversos tipos de criaturas no-humanas, en especial vampiros al ser estos los que más se encontraba y luchaba. Como ejemplo de esa vasta sabiduría él teorizó que los vampiros del burdel debían usar algún hechizo simple pero efectivo para mantenerse ocultos, y los mejores hechizos simples que sabían usar eran los de tipo de magia roja (magia de sangre).

Gracias a la naturaleza demoníaca de los vampiros, estos tenían una gran afinidad a ese tipo de artes mágicos, de modo que hasta los de más bajo nivel de poder o jerarquía podrían aprender hechizos básicos de magia roja, como el Sello de Sangre en las habitaciones del burdel. Y conociendo la cultura de los vampiros, es fácil saber que las palabras clave para activar el efecto de dichos sellos, son frases de la raza vampírica en algún idioma de su tierra natal, como el griego, rumano, egipcio, árabe o el latín.

Hasta el mismo Rafael, cuando estuvieron por entrar a la base secreta de los vampiros, definió a Van Helsing como "una enciclopedia de vampiros andante, y que el mismo Miguel admiraría bastante".

Tras matar a las vampiresas en total silencio, primero el grupo se concentró en una de las habitaciones, y Abraham comenzó la búsqueda de algún indicio de una entrada secreta física o mágica; para no tardar más —además de que ya se le agotó la paciencia— Gabriel recurrió a usar los Ojos de Rudra, y de esta forma logró ver sin ningún problema el Sello de Sangre invisible en el suelo, como si se tratara de coral fosforescente en el agua. Luego él explicó la forma y detalle de la misma a Abraham para su identificación; tras un breve análisis éste último llegó a la conclusión de que se trataba de un sello trazado con Magia Roja.

Una vez identificado el tipo de sello mágico, lo siguiente fue encontrar el modo de activarlo: el primer paso que hicieron, por instrucciones de Abraham, fue manchar de sangre el suelo donde se hallaba el sello. Sin embargo comprendieron que eso solo hizo que el mismo se hiciera presente para su activación. Van Helsing teorizó al instante que se trataba de un sello con contraseña, y por leyes de la magia la contraseña debía ser una palabra universal ligada a la cultura del conjurador, siendo en este caso la vampírica.

Fue ahí cuando empezó el tercer paso: recitar una frase vampírica. Al ser Abraham un experto en el tema, pronunció la primera frase común de los vampiros que se le ocurrió, y que más escuchaba cuando los cazaba: cogito, ergo sum (Pienso, luego existo). Una vez hecho esto el sello reaccionó. De inmediato todos se pararon dentro del Sello de Sangre, y esperaron hasta que fuesen teletransportados a una de las habitaciones dentro de la Granja de Vampiros (una parecida a la que fueron llevados Miguel y Raven).

Al principio todo pareció sencillo, incluso Rafael y Raziel festejaron el logro de infiltrarse a la base vampírica. Pero la celebración fue interrumpida cuando de repente la habitación empezó a llenarse de vampiresas, procedentes de los dormitorios del burdel; era obvio que algo salió mal, o que de algún modo los vampiros se enteraran de que había intrusos, por lo que el grupo terminó peleando con vampiresas hasta destruirlas todas y llegar al Almacén Principal de la base, donde los jóvenes-bestia tuvieron la sorpresa de ver que el resto del clan llegó primero junto a un extraño grupo de doncellas.

—¡Alguien me puede explicar ¿qué está pasando?! —exclamó Gabriel tan confundido como el resto de los presentes.

—¡Por última vez larga historia! —gritó Miguel mientras se ponía una mano en su rostro, frustrado y estupefacto de la escena tan surrealista que se presentaba ante sus ojos.

—Miguel... ¡¿de verdad todos ellos son tu clan?! —exclamó Raven no pudiendo creer el tipo de clan tan bizarro que lideraba su amigo lobo.

—Sí... por desgracia... Larga historia... —contestó Miguel aun tapándose el rostro por la vergüenza de la situación y teniendo un tono de voz más cansado, empezando a preguntarse por qué no pudo ser líder de un clan de bestias de su especie, o que al menos fuera un clan de bestias "normal", si es que existe algo que se le pueda clasificar así.

https://youtu.be/_tlpRMmTHS4

No había duda de que la situación era una total locura para todos, y el tratar de explicar lo que sucedía podría llevar todo el día. Pero ahora ellos no tenían tanto tiempo, porque de repente todas las puertas de los pisos superiores se abrieron con un fuerte golpe que hizo eco en todo el lugar. Y de cada puerta comienzan a salir en fila vampiros, todos extendiendo enormes alas de murciélago y portando un set de armaduras de cuerpo completo, de estilo griego y colores que iban de gris a un dorado opaco. Entre ellos unos portaban espadas junto con escudos, otros alabardas y algunos lanzas.

En cuestión de segundos los puentes y toda la vista superior fue casi bloqueada por un ejército de vampiros, cuyo número circulaba del cuarenta al sesenta, e iba en aumento. Y como si no fuera suficiente, cinco puntos específicos de las paredes de los pisos superiores se abrieron, demostrando una habitación secreta llena de criaturas enormes parecidas a humanos, que vestían armaduras ligeras de estilo romano. 

Pero todos tenían la piel de un tono demacrado semejante a la de un cadáver. Sus ojos carecían de emoción. A algunos le faltaban un trozo de carne, tenían largos cortes cocidos en algunas partes del cuerpo. Y en vez de manos tenían todo tipo de armas, como mazos, sierras, guadañas y martillos.

—Con esto creo que se le puede decir adiós a la parte "sigilosa" de la misión —comentó Uriel con sarcasmo y poniendo una mano en su escamosa frente, tras ver el desquiciado ejército de vampiros y monstruos que había en el lugar.

—Bien, escuchen todos —dijo Abraham dando unos pasos al frente, con un tono molesto y dando un fuerte aplauso que captó la atención de ambos grupos—. No entiendo nada de lo que está pasando aquí. Y a juzgar por sus caras, muchos de ustedes también quieren alguna explicación para entender la situación descabellada en que estamos metidos. Pero de momento tendremos que dejar eso de lado y enfocarnos en lo principal —dicho esto, Abraham dirige su mirada a los vampiros y monstruos, y su semblante cambia a uno relajado y divertido—: salir vivos de aquí y acabar con estos malnacidos.

—Estoy de acuerdo contigo, seas quién seas —dijo Miguel también frunciendo el ceño y esbozando una sonrisa emocionada, para luego dirigirse a su equipo—. Clan, prepárense para nuestra primera batalla grupal. Las respuestas tendrán que esperar, porque es hora de la acción.

—Ya escucharon chicas —dijo Raven cambiando a un semblante hostil y llamando la atención de sus propias compañeras—. Las cosas no salieron según lo que hemos previsto, así que nos queda otra que improvisar y actuar junto al clan de bestias. ¡Prepárense!

—¡Ustedes también amigos; prepárense todos a luchar sin contenerse! —dijo Miguel con la misma emoción.

—¡¡De acuerdo!! —exclamaron todos en el clan Nightfall Angels y en el grupo Twilight Maidens al mismo tiempo, sonriendo motivados por igual de luchar todos juntos contra el enemigo en común que tenían en frente.

https://youtu.be/LIomxDU_lVU

Y como si fuera una declaración de guerra, los vampiros y sus mutantes respondieron descendiendo todos juntos para atacar. 

Por un lado los monstruos humanoides cayeron con fuerza en el suelo, y según se aproximaban a los protagonistas tumbaban todo lo que hubiera a su paso, incluido grandes carros acorazados, demostrando una fuerza por lejos mayor a la de un humano normal. Mientras los vampiros descendían en picada cual enjambre de murciélagos.

Es entonces que se desataola guerra total en medio de la base. 

Erzuli le entregó la piedra a Raven, luego invoco otra vez su lanza y, junto a Azrael, avanzó para atacar a los vampiros que descendían hacia ellos. Remiel cargo su katana con electricidad y se ocupó de los vampiros que atacaban desde el lado izquierdo, mientras Uriel se encargaba de los que descendían del lado derecho. Gabriel, Rafael y Raziel avanzaron hasta la parte delantera del grupo amigo y, junto con Camael y Ángela, se ocuparon de los monstruos que llegaban de frente.

En cuanto a Miguel y Jofiel, estos al igual que Clarisse se ocupaban de los vampiros que intentaban atacar a Raven, mientras ésta última retrocedía para ocuparse de lo más importante: proteger la piedra. Para ello, la dhampiresa conjuro sin necesidad de palabra una pequeña burbuja flotante de color rosa, en la que resguardaba la piedra. Después movió de modo telepático la burbuja a su espalda, y se dedicó a disparar desde sus manos ráfagas de magia oscura a los vampiros y mutantes que se acercaban desde los puntos ciegos del grupo.

La situación era un total caos. 

Por un lado Jofiel, con sus propios puños y codos, destrozaba las armas de los vampiros que se le acercaban, para luego al instante matarlos de un sólido puñetazo o codazo brutal. Cerca de él se encontraba Clarisse, ayudándolo con los vampiros que acercaban por detrás; por medio de elegantes y rápidos movimientos como toda una esgrimista profesional, desviaba los ataques igual de veloces de los vampiros, para después acabarlos con un feroz estoque en las partes vulnerables de sus armaduras (axilas, cintura y cuello). Y gracias a las propiedades sagradas y material de la espada, un solo estoque bastaba para hacer que los vampiros ardieran hasta ser reducidos a cenizas.

—Para ser una doncella con una mentalidad tan infantil, peleas tan bien como un maestro espadachín —elogió Jofiel, mientras saltaba y destrozaba el cráneo de un vampiro con un codazo descendente, no pudiendo evitar impresionarse de la maestría que demostraba la joven británica al pelear, lo cual para una bestia masculina como Jofiel resultaba muy atractivo en una hembra.

—¡Gracias príncipe encantador! —agradeció Clarisse con un adorable sonrojo, a la vez que giraba y con su espada perforaba la cabeza de un vampiro desde su tráquea, además de volver a incomodar a Jofiel por la forma tan dramática y risueña en que ella se dirigía a él.

Al mismo tiempo Camael había comenzado a volar y, estando en el aire, se dedicó a disparar flechas mágicas a los vampiros que intentaban atacar al grupo encargado de enfrentarse a las criaturas. Gabriel recién terminaba de matar a una criatura, subiéndose encima de ella y luego arrancándole la cabeza de un mordisco brutal. Rafael mantenía a raya a dos criaturas con puñetazos fuertes, y en algunos casos sujetaba sus brazos para derribarlas, y luego ser rematadas por Raziel, quien corría con la velocidad doble de un leopardo, a la vez que atacaba con su espada a los monstruos en su camino con el fin de confundirlos y evitar que se reunieran todos en un solo punto.

Pero cuando Rafael o Gabriel lograban derribar a una criatura, Raziel aprovechaba la ocasión para acercarse y rematarlas por medio de un tajo limpio en el cuello que las decapitaba, ya que los jóvenes-bestia no tardaron en darse cuenta que el único modo de matar a esos monstruos era cortándoles la cabeza. 

Aunque las bestias del grupo peleaban sin problema contra los monstruos, Ángela tenía ciertas dificultades; mientras ejecutaba su danza mortal, usaba sus alas de dagas oscuras para defenderse de las mano-sierras de un monstruo, y a la vez arremeter con feroces cortes que apenas lograban rasgar la fuerte armadura del mutante. Entonces, como un último recurso ella esquivo un ataque descendente del brazo derecho de la criatura, por medio de un giro de 360 grados, para después cortarle el mismo brazo.

No obstante la criatura no se inmuto y lanzó un feroz corte horizontal con su brazo restante, el cual Ángela pudo bloquear, pero a costa de ser obligada a retroceder más de diez pasos. Y para empeorar su situación se acercaba a atacarla otra criatura con martillos en los brazos. A pesar de lo terrible que se veía la situación, Ángela no vaciló y extendió sus alas oscuras, lista para atacar a ambos monstruos colosales.

Entonces la ayuda llegó a ella en forma de cuatro flechas hechas de energía violeta, las cuales destrozaron las piernas de ambos monstruos, haciendo que cayeran al suelo y quedaran vulnerables; era una oportunidad que Ángela decidió aprovechar, así que despego las alas y, haciendo un gesto con los dedos, hizo que las dagas de dichas alas apuntaran hacia abajo, simulando la enorme hoja de una guillotina, y cumplieron la fusión de dicha herramienta de muerte decapitando a ambas criaturas.

—Apunta a la cabeza —aconsejo Camael con seriedad y molestia, mientras descendía en el aire un poco para ver a Ángela—. Al parecer es el único modo de matarlos. Recuérdalo, porque no quiero tener que volver a ayudarte.

—Ten por seguro que lo recordaré, solo para que no vuelvas a ofrecerme tu ayuda —contestó Ángela con igual sentimiento, volviendo a agrupar las dagas en su espalda.

Dejado en claro el asunto, el garuda se volteó y reanudo su ronda de disparos hacia los vampiros voladores. Mientras la doncella francesa corrió para luchar contra otro monstruo que se acercaba, solo que esta vez ella preparó sus dagas para cortar cabezas

Al mismo tiempo en el otro extremo Remiel bloqueaba las espadas de varios vampiros, Uriel se encargaba de los que seguían en el aire, Azrael y Erzuli luchaban juntos espalda con espalda contra los que venían directamente. El joven-kitsune tenía una pelea intensa en la que lo atacaban desde todas direcciones, pero aun así a una velocidad sobrehumana lograba moverse por diferentes puntos, saltando y girando sobre el suelo, mientras usaba su katana para desviar los ataques de las armas de los vampiros.

https://youtu.be/uuGJughNOZ8

¡Magia de Rayo: Veinte Corta Truenos! —conjuro Remiel sonriendo con desbordante confianza, y convirtiéndose en una centella azul que pasó por alrededor de diez vampiros, para luego volver a la normalidad en un punto alejado de ellos. Entonces aquellos vampiros fueron electrocutados hasta ser reducidos a cenizas. —¡¡Esto sí que es una misión emocionante!! —exclamó Remiel feliz y alzando la katana al cielo.

Por otro lado Uriel estaba siendo rodeado de vampiros armados con lanzas, las cuales se hacían añicos al impactar contra sus gruesas escamas. Al rato ellos cambiaron de táctica; empezaron a agruparse y sujetar al draconiano por las alas, brazos, cola y piernas, logrando inmovilizarlo un poco. No obstante el dragón rojo no se preocupó, al contrario se alegró de tener a tantos enemigos reunidos; así le facilitaban las cosas.

¡Magia de Fuego: Supernova! —conjuro Uriel en voz alta, haciendo que su cuerpo emanara un aura ardiente, la cual explotó en una pequeña llamarada infernal que redujo a los vampiros cercanos a cenizas.

Una vez se deshizo de los vampiros, tuvo que hacerse a un lado para evitar ser golpeado por un mástil arrojado por una criatura encima de uno de los barcos de la zona; era una de las pocas criaturas aún conservaba manos humanas, aunque a diferencia de las demás era mucho más grande y robusta, además de que sus brazos tenían incorporados metales para causar mayor daño. Aquella criatura, tras arrojar el mástil, saltó al suelo del barco y, con un poco de esfuerzo, empezó a levantarlo con el fin de arrojarlo contra el grupo.

Pero como es obvio el dragón rojo no se lo iba a permitir; con una sonrisa confiada, Uriel voló directo hacia la criatura, destrozando a cinco vampiros en el proceso con las garras, y sujeto a la criatura de la cintura, provocando que el barco cayera sobre ambos. No obstante dicho barco en pocos segundos fue destruido por ondas de choque, generadas por el dragón y la criatura mientras se golpeaban el uno al otro.

No había duda de que aquella criatura era más fuerte que las demás; tanto como para resistir la monstruosa fuerza de Uriel. De modo que no se inmuto por sus ataques y le sujetó del cuello, para luego estrellarlo contra la superficie de un barco cercano, y después atravesar las demás paredes hasta llegar al camarote de otro barco. 

Uriel comenzó a molestarse, por lo que abrió las fauces y liberó un aliento de fuego tan ardiente como para fundir el metal. El mutante no tuvo otra opción más que soltarlo para apartarse del fuego, y Uriel aprovecho eso para saltar encima de él, sujetarle la cabeza y arrancársela.

Luego de acabar con el mutante, el dragón tira la cabeza y salió volando del barco, destrozando el techo en el acto. Y vuela de regreso al lado de sus compañeros, mientras en el camino disparaba fuego contra los vampiros y sujetaba a algunos de las alas para arrojarlos contra otros igual que pelotas. 

Al mismo tiempo Azrael y Erzuli tenían su propia batalla contra un monstruo humanoide con dos cabezas y mazos con cadenas en vez de manos, que había logrado llegar hasta ellos; la pareja maniobraba y saltaba de un lado a otro, esquivando los demoledores ataques del mutante, los cuales tumbaban los carros acorazados y destrozaban los tanques de sangre.

—¡Erzuli detrás de ti! —advirtió Azrael antes de saltar y hacer una voltereta en el aire, con el fin de esquivar el mazo-cadena del mutante.

La mujer-hiena hizo caso a la advertencia y saltó, al mismo tiempo en que giraba en el aire y ejecutaba un corte en diagonal con su lanza, partiendo por la mitad a un vampiro que descendía para atacarla desde atrás. Acto seguido Erzuli arrojó la lanza directo al mutante, quien al ver venir el ataque reaccionó de inmediato, permitiendo que la lanza solo atravesara su pecho, lo cual no le importo, y se preparó para arrojar su mazo contra la mujer-hiena.

El monstruo no contó con que de su sombra en frente emergiese el hombre-pantera, quien luego con la mano izquierda sujeto la lanza y la empuñó con tanta fuerza, que cortó el torso de la criatura casi por la mitad. Después, con su espada en mano derecha, de un rápido y feroz movimiento decapitó ambas cabezas del mutante, acabándolo de una vez. 

No obstante, en cuanto Azrael aterrizó al suelo, un vampiro lancero en el aire descendía directo hacia él para empalarlo; es por esto que el hombre-pantera se arrodilló y levantó la lanza, permitiéndole a Erzuli montarse encima de su espalda y recuperar la lanza, para usarla contra el vampiro lancero.

El filo de ambas lanzas chocaron con una precisión sobrenatural, más sin embargo la de Erzuli terminó triunfando al partir por la mitad la lanza del vampiro. Como siguiente movimiento la mujer-hiena salto, sujeto al vampiro de la cabeza, lo hizo descender sin control al suelo, y ser decapitado en el proceso por la espada de Azrael, quien se levantó dándose la vuelta y ejecutando un preciso y rápido tajo ascendente de forma circular.

—Parece que el salvarnos mutuamente se está volviendo algo usual —comentó Azrael, poniendo su espada a descansar en su hombro derecho y girando la cabeza para mirar a su aliada.

—Y la verdad no me desagrada. Así no tengo que estar en deuda contigo —dijo Erzuli a modo de broma.

Dicho eso, tanto Azrael como Erzuli sonríen y alzan sus respectivas armas para volver a la batalla. 

A pesar de que todos estaban en una situación de vida o muerte, de cierto modo esa guerra contra un enemigo en común comenzó a crear una sólida alianza entre algunos miembros del clan Nightfall Angels con las guerreras Twilight Maidens. Casi como si el mismo destino o las leyes de la casualidad los hubieran juntado para un propósito especial, que solo ellos podrían descubrir. 




Próximo capítulo: Joel vs Clan Nightfall Angels.

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