Capítulo XL: Reproducción Bestial (III)
"Sólo debo tratar en el futuro de mostrar que no soy desagradecida a Dios por todas sus bondades, al enviarme un amor así, un marido y un amigo."
—Drácula, de Bram Stoker.
https://youtu.be/06H_6oI4EK4
[Segunda Base de los Caballeros Mágicos de Albión: Séptima Torre].
Todo estuvo normal y tranquilo para el licántropo alemán y la dhampiresa rumana, quienes fueron escoltados por una sirvienta a la habitación reservada en la séptima torre; luego de que la sirvienta terminara su labor y se marchara, la pareja dejó en el suelo su equipaje, inspeccionaron su habitación, cerraron las cortinas de la ventana para tapar la mayor parte de la luz exterior, y prepararon la cama para dormir. Hasta aquí todo normal.
La "normalidad" llegó a su inminente fin cuando Miguel, mientras se quitaba la chaqueta cerca del armario, vio a Raven cubrirse el vestido con una luz mágica de color violeta, que cambió el vestido de ella por un sensual traje negro de lencería gótico con encajes, diseño de telarañas y considerable transparencia.
—Raven, ¿qué fue lo que te dije? —preguntó Miguel con sarcasmo y entrecerrando los ojos, mientras dejaba su chaqueta bien doblada en el interior del armario.
—Que nos tomaríamos con calma nuestra relación. Lo recuerdo. Y eso es lo que voy a hacer —contestó Raven con un tono burlón, mientras se acostaba en el lado izquierdo de la cama en una postura sensual y provocativa—. Me tomaré con calma nuestra relación y te demostrare la maravillosa pareja que podemos formar, al puro estilo de tu gente, las bestias —agregó ella moviendo sus pestañas, mostrando una sonrisa traviesa, y deslizando sus dedos sobre la piel expuesta de su propio cuerpo blanquecino y esbelto.
—Hmmm, que tentador, bastante tentador... —dijo Miguel, terminando de quitarse también la camisa para doblarla y guardarla en el armario.
El licántropo alemán flexiono un poco los músculos definidos de sus brazos y torso desnudo, mientras la dhampiresa lo observaba hambrienta y relamiéndose los labios con ansiedad. Luego Miguel se acercó a la cama, en el lado donde yacía acostada Raven, quien lo estaba esperando con los labios listos para besarlo.
Sin embargo, en vez de besarla o acostarse a su lado, el licántropo alemán solo se dedicó a tapar con la sábana de la cama el cuerpo blanquecino de la dhampiresa, desde los pies hasta los pechos.
—Pero esperare a que nos casemos por la iglesia y por civil —dijo Miguel apoyándose las manos en las caderas con una sonrisa divertida.
Raven veía al licántropo alemán y luego a la sábana de la cama, boquiabierta y sonriendo al mismo tiempo, con una mezcla de diversión e incredulidad.
—¿Qué? —preguntó Miguel tras unos segundos de silencio atónito por parte de la dhampiresa.
—Miguel... ¿Tienes idea de la tremenda estupidez que acabas de hacer y decir? —pregunto Raven todavía sonriendo con incredulidad divertida.
—Solo hice y dije lo que cualquier macho haría y diría —contestó Miguel encogiéndose de hombros.
—Cualquier macho bestia, sin duda. ¿Hombre humano y de otras razas? Quizás solo uno entre mil millones, si soy estricta —dijo Raven frunciendo el ceño, sin dejar de sonreír.
—¡Ja! ¡Estás exagerando! —dijo Miguel riendo.
https://youtu.be/H9D8fAC6CoU
Raven enarco una ceja, apartó las sábanas con una mano y se sentó en el borde de la cama, teniendo la obvia intención de pararse frente al licántropo alemán.
—Eh... Creo que olvide darme otro baño. Ya sabes, nunca está de más bañarse dos o tres veces al día —decía Miguel mientras empezaba a caminar de espalda en dirección al cuarto de baño, y observaba temeroso a la sensual y gótica dhampiresa rumana acercarse a él.
Miguel llevó la mano derecha hacia atrás, buscando el picaporte de la puerta. Y en cuanto lo agarro, se dio la vuelta para abrir la puerta y refugiarse en el baño, como si eso lo fuera a salvar. Aunque, de todos modos, no tuvo tiempo de hacerlo, porque Raven llego antes y cerró la puerta con una mano. El licántropo alemán se giró rápido para intentar decir otra excusa, pero sus palabras quedaron atoradas tras presenciar los iracundos ojos de Raven, brillando de un amenazante color rojo sangre como el de los vampiros.
—¡Escúchame con atención, Miguel Wolf! —dijo Raven con un sisear muy serpentino, y poniendo las manos a ambos lados de la cabeza de su amante licántropo, teniéndolo sometido allí y mirándolo directo a los ojos—. Comprendo que para ti todo esto pueda resultar algo nuevo y hasta temeroso, porque sé que no eres el tipo de chico romántico que solo piensa con la cabeza de abajo, y no estás familiarizado con la forma de actuar de las parejas bestias, tal vez porque tu padre no tuvo tiempo de hablarte de eso en profundidad.
—Raven...
—¡Óyeme primero! —exclamó Raven interrumpiendo a Miguel, quien se sobresaltó y la obedeció—. Tú no eres humano, eres un viril y salvaje licántropo, un tipo de bestia amante de las peleas, que al encontrar a su hembra intenta ganarse su respeto y su permiso para aparearse con él. Y yo no soy del todo una humana; soy en parte una vampiresa, un tipo inferior de demonio súcubo amante del placer. Tú, como licántropo, es obvio que ya me aceptaste como candidata a ser tu hembra. En cuanto al respeto y permiso de mi parte, te los has ganado. Y es porque yo, como vampiresa, te he evaluado y decidí tenerte como mi hombre.
—Lo sé, lo sé, Raven —dijo Miguel con un suspiro derrotado, incapaz de contradecir los argumentos de la dhampiresa.
—Si ya lo sabes, ¡entonces deja de frecție la picior de lemn de una maldita vez!
—¿Qué?
—"Darle masaje a una pata de palo". Frase de mi hogar en Rumania. Lo que quiero decir es que dejes de esforzarte en algo inútil. Deja de actuar como un patético humano, y actúa como el valeroso y viril hombre-lobo que eres en realidad; deja que tus instintos comiencen a guiarte, y hazme el amor salvaje hasta que no sienta las piernas. ¿Quedo claro?
—Oh mein Gott... Definitivamente eres una hembra con carácter —dijo Miguel sonriendo un poco, para después fruncir el ceño y tomar una breve pausa antes de continuar hablando—. A diferencia de mi hermana, yo siempre preferí actuar más por la razón que por los instintos... Pero estás en lo correcto. Si en algo somos buenos las bestias, es en pelear con todo nuestro corazón e instinto. Creo que ya va siendo hora de... comenzar a escucharlos un poco más seguido.
—En otras palabras, ya está hecho —dijo Raven esbozando una sonrisa traviesa que mostraba un poco de sus largos incisivos superiores de vampiro.
https://youtu.be/7sALMd4Pojc
Mediante un simple chasquido de dedos de la dhampiresa, su lencería y la ropa restante de Miguel se disolvieron en partículas luminosas violetas, y se reorganizaron transformándose en las ropas de ambos, dobladas por separado en una silla de la habitación. De manera que, una vez más, la pareja estaba expuesta en su totalidad en frente del otro.
—Oh, Doamne (oh dios mío)... —susurro Raven en su lengua natal, mientras abrazaba el cuerpo de su amante licántropo, le acariciaba la espalda y respiraba el aroma de su piel—. Sonará extraño, pero el olor natural de tu cuerpo es tan dulce y adictivo, que no me canso de olerlo.
—Creo que es por mi aroma natural de hombre-bestia; sirve para captar la atención de mujeres-bestias, y es más fuerte en hembras sin vínculos emocionales con un macho, aunque puede resultar demasiado fuerte en hembras de otras razas. Es como "feromonas" de hombre-bestia —dijo Miguel, estremeciéndose un poco por el aliento frío de la dhampiresa.
—Sea lo que sea, me encanta. Es como si tuvieras un delicioso perfume natural de hombre —dijo Raven oliendo al licántropo alemán como si inhalase el aroma de un ramo de flores, y luego tomó algo de distancia para inspeccionarle el musculoso cuerpo desnudo de pies a cabeza—. Sabes, ahora que te miro más de cerca, me he dado cuenta de que te hiciste un poco más pálido. No al punto de lucir blanco como yo, pero tu piel se aclaró un poco. Tu cabello negro tiene un brillo azul en la luz, y tus ojos grises son bastante claros ahora.
—Haberme apareado acelero mi proceso de maduración. Hay bestias que se desarrollan más lento que otras, y presentan algunos cambios físicos durante su transición a la adultez. Se puede decir que es algo parecido a lo que sucede con muchas especies de animales.
—Fascinante. No me molestaba que lucieras como un europeo quemado por el sol, pero esta apariencia tuya no está nada mal; pareces más como un hombre salvaje de una tierra invernal de Europa donde casi no hay luz solar. Y escuche que los licántropos más pálidos suelen ser los más fuertes por su relación con la muerte y la luna.
—Una elfa oscura me dijo algo parecido mientras entrenaba en la Sede Principal de San Bestia. También sucede algo semejante con otras especies de bestias; por ejemplo, los narasinjas más oscuros suelen ser muy fuertes.
—Entonces, como licántropo pálido, vas a ser bastante poderoso —decía Raven, comenzando a darse a sí misma toques con el dedo índice en puntos específicos del vientre—. Y después de esta noche, la línea que te separa de la magia será tan delgada y frágil, que podrás romperla en cualquier momento.
—Si vas a hacer algo relacionado con tu brujería, me encantaría que me lo explicaras —dijo Miguel entrecerrando los ojos.
—Voy a aprovechar esta ocasión para realizar el ritual característico de las brujas de mi pueblo; en términos simples, mientras estés dentro de mí, estaré transfiriéndote mi Maná directamente a tu escultural cuerpo, para comenzar a circular el flujo del Maná que ya tienes cultivado.
—Sé que estamos en una base de guardias con sanadores mágicos y todo, pero no lo sentiría agradable quedar en coma por unas semanas.
—¡Je, je, je! ¡No tienes nada de qué preocuparte! Gracias a la pequeña prueba que te hice en el barco, ahora sé cuál área específica de tu cerebro está más ligada tu inteligencia. Y por ende, sé en donde debe concentrarse tu Maná. Además será una partícula por una, no grandes grupos. Solo sentirás algo como un aumento de azúcar que te hará hiperactivo por unos segundos, y al terminar el ritual estarás tan cansado mentalmente que dormirás de inmediato.
—Las cosas que tienes que hacer para aparearte conmigo, y lo que yo tengo que hacer para tener magia —decía Miguel con un suspiro cansado que hizo reír a la dhampiresa—. ¿Ya te activaste el hechizo de protección contra embarazos?
—Lo acabo de hacer —dijo Raven tocándose el centro del vientre, en cuya piel se manifestó por unos segundos un Círculo Mágico de color rosa con grabados en latín, que hacían referencia a las Cuatro Diablesas de la Prostitución Sagrada.
—Bien, porque todas estas estupideces que nos han pasado de camino a este reino miserable me han estresado. Así que liberare algo de ese estrés y enfado.
Dicho eso, el licántropo alemán sorprendió a la dhampiresa abrazándola, para besarla en los suaves, dulces y carnosos labios de ella, quien correspondió con la misma intensidad. Raven era una mujer alta, por lo que no necesitaba ponerse de puntillas para cubrir de besos el rostro de Miguel. De hecho, ella comenzó a descender, pasando los labios y lengua por el grueso cuello, musculoso pecho y abdominales definidos de su amado, hasta llegar a cierta zona íntima.
—¡Ay! ¡Raven espera un segundo, recuerda que tienes colmillos! ¡Y de todos modos no tienes que hacer eso! —decía Miguel bajando la mirada, bastante incómodo y nervioso por sentir en cierta parte íntima de su cuerpo los colmillos de la dhampiresa—. ¡Como bestia tengo incapacidad para sentir placer, así que ni siquiera lo gozo!
—Pero yo sí siento placer, y lo voy a gozar como no puedes imaginar —contestó Raven con una sonrisa divertida, parando un momento para hablar, antes de terminar de arrodillarse para rodear la cintura de su amante licántropo con ambos brazos, y continuar haciéndole un coito oral como si saborease un delicioso postre.
"Para ser una hembra muy inteligente y decorosa, es lujuriosa y atrevida como una demonio. Además su sangre vampírica la hace bastante fuerte, aunque es muy delgada... Y a decir verdad, me gusta; enloquece mis instintos de una forma que jamás me había pasado", pensaba Miguel apretando los dientes para aguantar el dolor por los colmillos de su hembra.
La dhampiresa usaba la lengua y la boca sin timidez ni torpeza, a pesar de ser esta la primera vez que hacía algo así. Y aunque no le producía ningún tipo de sensación placentera al licántropo azabache, la manera agresiva con la que Raven usaba los labios, la lengua e incluso los dientes encendía los instintos salvajes de Miguel. Prueba de esto es que el licántropo azabache cambio sus dientes y ojos gris acero por sus colmillos y ojos dorados de lobo, mientras su corazón latía cada vez más rápido y sus uñas se convertían en garras.
https://youtu.be/DqcBCsJJBy8
Raven se dio cuenta del repentino cambio de Miguel, y eso la excitó todavía más, porque sería testigo otra vez de aquel lado tan salvaje del licántropo alemán, que despertaba cuando él se dejaba llevar al completo por los instintos. Ella no lo ha dicho porque creía que Miguel ya lo sabía, pero el licántropo alemán liberaba un poder extraordinario cuando daba rienda suelta a su bestialidad interna.
Ansiosa ya por comenzar, Raven volvió a ponerse de pie para caminar de espalda y acostarse boca arriba en la cama, mientras se relamía los labios de forma sensual y sus ojos rojos continuaban brillando con lujuria. Miguel la siguió como un depredador cauteloso y listo para atacar a un oponente; se subió a la cama y sorprendió a su hembra devolviéndole lo que ella le hizo hace un momento.
"¡Oh dios mío, esto es el paraíso! ¡No me importa lo que digan mis padres; este hombre-lobo es mío, y lo será en esta vida y en las siguientes!", pensaba Raven con la cara roja y mordiéndose tan fuerte los labios que comenzó a sangrar. Agarró las sábanas de la cama con fuerza y su cuerpo se estremecía como si convulsionara. Todo esto causado por el indescriptible placer que le producía el sentir en su entrepierna y muslos la lengua, los labios y los colmillos de su amado.
En momentos así ella olvidaba por completo toda preocupación sobre lo que dirían sus padres, respecto a estar con un hombre-bestia, en especial un licántropo del linaje de Daniel Artorias.
Pasado unos minutos, el licántropo alemán consideró que la dhampiresa rumana ya estaba lista para el apareamiento; así que la agarro de la estrecha cintura, la levanto un poco, y dio inicio al acto reproductivo entre ambos de una forma tan intensa que la cama temblaba. En esta ocasión dolía menos para Raven que la primera vez, pero igual le seguía doliendo, sobre todo por las garras de Miguel que la lastimaban.
—¡¿Te digo algo, Miguel?! ¡Deberías soltarte más seguido las cadenas que frenan tus instintos! —dijo Raven sonriendo de éxtasis y teniendo un fuerte sonrojo.
—He visto a mi hermana mayor hacerlo casi todo el tiempo, y siempre me ha parecido algo muy arriesgado —contestó Miguel, esforzándose por controlar sus gruñidos de lobo para gesticular bien sus palabras.
—¡Tal vez es por eso que ella ha crecido tanto en poder!
—¿Estás segura de eso?
Antes de responder, Raven rodeo con las piernas la cintura de su amante licántropo. Luego lo agarró de las muñecas y, por medio de una fuerza antinatural para una mujer de su constitución física, se levantó de tal forma que alcanzó a rodearle el cuello con ambos brazos y lo obligó a acostarse encima de ella en la cama, de una forma que terminó uniendo los labios de él con los de ella en un intenso beso por un segundo.
—La razón por la que soy tan fuerte, pese a que no soy nada musculosa, es porque hace mucho tiempo acepte mi lado vampiro —dijo Raven respirando agitada, con una gran sonrisa que mostraba sus filosos incisivos cual agujas, y acariciando el rostro de su amado—. Para mí tampoco fue fácil aceptar que no soy del todo humana. Incluso llegue a tener miedo de que cuando nos reencontráramos, te alejaras de mí por miedo a lo que soy.
»Pero mi padre me ayudó a abrazar este lado, mi madre me enseñó a controlar mi magia, y ahora tú me enseñaste que puedo ser más fuerte. La verdadera fuerza parte de reconocer nuestras virtudes y defectos, empezando por aceptar lo que en realidad somos y cómo debemos mejorar. Eso es lo que significa evolucionar, y lo que hace tan poderosa a tu raza, Miguel.
Aquellas palabras provocaron un gran impacto en Miguel, que lo hizo comprender muchas cosas que había estado ignorando. Y además, sintió una profunda admiración hacia Raven por ayudarlo en desarrollarse como peleador; tanto que sólo volvió en sí cuando su hembra maniobró en la cama para revertir la posición de ambos, quedando ella ahora encima de él, y reanudó el apareamiento moviendo las caderas a un ritmo rápido.
—Raven... gracias —dijo Miguel con una pequeña y sincera sonrisa, mientras rodeaba la estrecha cintura de su amada con un abrazo tierno y protector.
—No, gracias a ti, Miguel. Gracias por ser el "ángel" que me salvó aquella noche, y por aceptarme como tu compañera de por vida —contestó Raven tan feliz que sus brillantes ojos rojos comenzaron a humedecerse. Entonces rodeó la nuca a su amado licántropo con un brazo, y empezó a cubrirle el rostro de besos, antes de empezar a saborearle los labios en un intenso beso.
Raven comenzó a presionar más su cuerpo delgado y delicado contra el cuerpo musculoso y entrenado de Miguel, mientras la lujuria amorosa chocaba contra el instinto animal, ocasionando un apareamiento tan salvaje e intenso que duraría horas. Y terminaría con ambos durmiendo juntos en completa paz, libres de todo estrés, y con un gran poder creciendo poco a poco en ambos gracias a su vínculo.
https://youtu.be/UBxcpgwTLHg
[Planeta Terra. Francia: Ciudad de Lille].
Luego de los acontecimientos en torno a la base de vampiros, la ciudad ha estado muy tranquila en lo que respecta lo sobrenatural. Al menos no sucedieron más eventos que necesitaran una intervención urgente de San Bestia.
Ni siquiera la extraña visita de unos individuos muy peculiares fue motivo de emergencia.
Durante las horas de la noche, dentro de una vieja casa abandonada lista para ser remodelada y utilizada para fines comerciales en el futuro, se reunieron figuras procedentes de tierras distintas. Eran en total ocho personas, y se encontraban en lo que fue la sala de estar; uno yacía sentado en un viejo sillón cubierto de polvo y telarañas, mientras que el resto estaban de pie en total alerta.
Llevaban trajes y túnicas encapuchadas como para ocultar sus identidades en público, incluso allí dentro que no había nadie más que ellos. Sin embargo uno de ellos era claramente una mujer; llevaba un vestido elegante con un estilo parecido al que usaba Raven Tepes, y hasta donde podía verse su rostro, era como una versión más adulta de la susodicha dhampiresa.
Era Julieth Queen, una de las hijas de la Reina de las Brujas de Estiria, y madre de Raven Tepes.
—¡¿Estás seguro de que mi hija abandonó esta ciudad?! —pregunto Julieth, bastante angustiada, al hombre sentado en el sofá.
Aquel extraño hombre, al que no le importaba el polvo y las telarañas, era de constitución bastante delgada. Y no se podía apreciar nada de su piel, porque hasta donde podía apreciarse estaba envuelto en vendas como un herido. No obstante su rostro carecía de muchas vendas, lo cual dejaba ver, gracias a la luz tenue de las lámparas de aceite en la habitación, que su piel estaba demacrada como si estuviera momificado, casi no tenía dientes y en vez de ojos tenía cuencas vacías con brillantes orbes verdes que cumplían el rol de ojos.
—Bruja ruidosa. Esta es la tercera vez que te lo digo: tu revoltosa hija abandonó esta región —contestó el extraño hombre momificado, con una voz potente y sombría—. Sigue viva, eso te lo puedo asegurar. Lo que no puedo decir con certeza, es su ubicación actual. Es una posibilidad, pero tal vez se encuentre en otro continente, o en otro mundo.
—¡Los testigos afirman que vieron a una chica parecida a mí por esta zona, siendo acompañada por Clarisse, Erzuli y Angela! ¡Si Raven ya no está aquí, ¿en dónde podría haber ido?! —decía Julieth con toda la preocupación de una madre angustiada por su hija.
—Las Arenas del Tiempo me mostraron todo lo que pudieron hallar. No soy omnisciente, incluso con el poder otorgado por mis dioses. Además, tu hija es muy buena escondiendo su rastro, pero no el de sus nuevos amigos.
—¿"Nuevos amigos"? —repitió Julieth confundida y queriendo saber si escuchó bien.
—Las Arenas del Tiempo me mostraron un suceso bastante interesante dentro de aquel burdel; tu hija traviesa conoció a alguien, o mejor dicho, se reencontró con alguien ya conocido. Un chico europeo de tal vez 18 o 19 años, a juzgar por su excelente físico y estatura.
—¿Quién es? ¿Mencionó su nombre? ¿Dijo cuándo la conoció?
—Ese chico europeo hablo, o mejor dicho ladro. ¡Je, je, je! ¿Recuerdas ese niño del que tanto hablaba tu hija y que ella tanto ansiaba volver a ver? Parece que algún dios o ente inmortal, posiblemente uno eslavo o hebreo, le cumplió su capricho.
—¿Cómo puede ser posible? —pregunto Julieth confundida—. Incluso si fuera el mismo niño, ella lo conoció en el Bosque Oscuro de Alemania. No puede ser posible.
—Pero lo es. Las Arenas del Tiempo no mienten.
—¡Como sea! ¡¿Quién es este chico humano que está con mi hija?!
—¡Je, je, je! No... No, no. Tu hija ha rechazado a tantos pretendientes humanos, porque sólo ha tenido ojos para un animalis sapiens, en este caso uno de especie lobo.
—¿Un licántropo? Mi querida, dulce e inocente niña... ¿fue seducida por un salvaje hombre-bestia? —pregunto Julieth con absoluta incredulidad y horror, mientras que el hombre a su lado gruñía de furia.
—Uno muy especial, si confiamos en lo que este chico-lobo le dijo a tu hija, y en varios detalles muy peculiares —dijo el hombre momificado con una risa burlesca, mientras los orbes azules de sus cuencas vacías se fijaban en el hombre cerca de Julieth—. Su color de cabello es diferente, pero su rostro, ojos y segundo apellido concuerdan mucho con los del hombre-lobo blanco de tus pesadillas, joven Tepes.
—¿Cómo se llama este asqueroso animal parlante que tuvo la osadía de acercarse a mi hija? —preguntó el hombre cerca de Julieth, con un marcado acento de los valacos que denotaba una mezcla de furia y temor.
Furia por la idea de que su hija estuviera con un hombre-bestia, y temor de solo recordar una batalla de hace cuatrocientos años.
—Miguel Artorias Wolf —respondió el hombre momificado.
https://youtu.be/LjTTGgZTi0w
—¿Ar...? ¿Artorias...? —repitió el hombre con voz temblorosa, como una forma de confirmarse a sí mismo si escucho bien, porque ese nombre le trajo un recuerdo terrible.
—Sí... Es igual a Daniel Artorias, el mismo licántropo que casi te mata, y te dejo vivir con la humillación de recordar esa aplastante derrota que sufriste a manos suyas —dijo el hombre momificado con burla—. Y hay más; uno de sus dos amigos es un chico-oso irlandes, llamado Rafael Talamh, igual que el arthdruwid Isaac Talamh que venció a la hechicera de tu viejo grupo. Y el otro es un chico-león italiano, de nombre Jofiel, muy parecido al narasinja Jacob que derrotó al rey pirata de tu viejo grupo.
—¿Qué clase de jugarreta del destino es esta? ¿Otra mala broma de los dioses? —se preguntó a sí mismo el hombre encapuchado con tono divertido, como si tratara de aparentar calma para no verse aterrado frente a su esposa y subordinados.
—Una muy ingeniosa, en mi opinión. Yo que tú tendría cuidado al tratar con su clan. Las Arenas del Tiempo me mostraron un poco del clan que acompaña a este nuevo Artorias, y son más miembros que el primer clan del Artorias que conociste hace cuatrocientos años.
—¿Cuántos? —preguntó el hombre encapuchado.
—Contando con el lobo, son en total un clan de nueve hombres-bestias, o al menos eso deduzco, en base al número de miembros que lo acompaño a esta tierra.
—Esto tiene que ser una broma... ¡Je! ¿Y ahora me dirás que los acompaña también un chico-tigre de apellido Khan, muy parecido al semidiós tigre que derrotó al borracho cazador de vampiros de mi viejo grupo? —preguntó el hombre encapuchado con incredulidad en sus palabras y gestos.
—No se apellida "Khan", pero tiene un derivado en su nombre —dijo el hombre momificado con más seriedad—. Este chico-tigre indoeuropeo, es el que más me preocupa del clan. Su nombre es Gabriel Khanom, y aparte de tener un parecido escalofriante con Absalon Khan, las Arenas del Tiempo me gritan advirtiéndome que me mantenga alejado lo más posible de él.
—¿Eso qué significa? ¿Que por parecerse a un gato tienes que alejarte de él? —preguntó otro de los sujetos encapuchados con un humor divertido.
—Con los gatos no sucede a este extremo. Las Arenas del Tiempo forman parte del poder de los dioses de mi tierra. Por ende, solo un dios de poder superior a Ra podría causar este miedo. Y como bien saben, no existen bestias tigres en mi tierra, y por ende tampoco en el Panteón Egipcio. No obstante, estoy al tanto de un dios-tigre que derrotó incluso a los Dioses Supremos Ra, Zeus y Odín. El mismo dios-tigre que incluyó en su harem de esposas y concubinas a la Reina Leona Sekhmet del Panteón de mi tierra.
—No puedes hablar en serio... —dijo Julieth con una expresión de terror, muy parecido al que tenían las otras personas encapuchadas en la habitación, exceptuando el hombre cerca de ella.
—¿Cuándo yo he bromeado con algo así? —preguntó el hombre momificado con molestia—. Las Arenas del Tiempo solo me muestran la verdad. Y lo que me mostraron de este chico-tigre indoeuropeo, es la identidad del espíritu del tigre que lo posee... Lamento decirles que si van a pelear con este clan, no pueden contar conmigo. No cuando entre ellos está el avatar del marido de la Reina Leona Sekhmet. Desafiar al Rey Tigre que está por encima de la muerte, la luz, el espacio, el tiempo y el destino mismo, es igual a exponerse directo a una explosión simultánea de mil millones de soles.
—Ese es Rudra Shere Khan, el más poderoso de los dioses poderosos —dijo el hombre encapuchado dando un paso al frente y levantando la cabeza, dejando ver un poco su rostro.
Era un hombre joven europeo de origen valaco, cuya piel estaba más pálida de lo normal, al grado de lucir blanca. Tenía un largo y liso cabello rubio platino, brillantes ojos amarillos y una mirada fría que denotaba una orgullosa calma. Su ropa tenía todo el estilo de un aristócrata rumano, con el color verde como predominante, el negro como secundario y el dorado en algunos detalles.
Era uno de los hijos desconocidos de Vlad III Tepes, además de ser también el padre de Raven Tepes y líder del credo que se opone al gobierno de la Aristocracia Vampírica, Adrian Tepes.
—Sin embargo, a quien tenemos aquí no es directamente el Dios de las Bestias, sino su avatar —proseguía Adrian con tono calmado—; un hombre-tigre mortal, mucho más vulnerable que un inmortal verdadero, y cuya fuerza sólo puede alcanzar la mitad del poder original de Rudra. Y si no escuche mal, te referiste a él como "chico".
—Sí. Por cómo me lo mostraron las Arenas del Tiempo, este nuevo avatar no parece tan "adulto". Ni siquiera tiene los ojos verdes permanentes, todavía —dijo el hombre momificado acariciándose la barbilla de forma pensativa.
—Eso significa que este nuevo avatar debe de ser todavía muy joven e inexperto. Por lo tanto, tendremos que actuar antes de que se haga más fuerte y recupere sus Astras.
—... Podrías tener una posibilidad. Durante las reencarnaciones de Rudra, uno de sus primeros discípulos desciende a la tierra para enseñarle las bases del poder divino. Skanda, Zhu Rong, Li Nezha y San Gabriel. Uno de ellos descenderá para entrenarlo. Y si todavía no lo ha hecho, este nuevo avatar será un hombre-tigre como cualquier otro.
»Sin embargo, no cantes victoria, porque otros miembros del Panteón al que pertenece el discípulo elegido, también descenderán para guiar al clan del avatar de Rudra... uno... por... uno... Así que rézale a algún dios, para que este licántropo que se llevó a tu hija no haya sido entrenado todavía por su "ángel de la guarda".
—Yo jamás le he rezado a un dios —dijo Adrian frunciendo el ceño—. Si el más poderoso de los poderosos ha descendido una vez más al Mundo Mortal, habrá que aprovechar esta oportunidad para demostrar que este mundo y los humanos no necesitan a las bestias, ni tampoco a su dios. En cuanto a este descendiente de Daniel Artorias...
https://youtu.be/Hi64LuuESY0
Adrian comenzó a temblar por tan solo mencionar al antepasado de Miguel Wolf. Y apretó los dientes con rabia por el sentimiento humillante de solo recordar esa noche, que lo sigue persiguiendo en sus sueños. La noche en que sucedió aquella pelea, en la que él terminó tirado en el suelo, cubierto de heridas y sangre, en frente de un imponente licántropo macho de pelaje blanco y ojos azules, portador de una armadura blanca con grabados de color azul oscuro, detalles negros y de origen eslavo.
—Este mundo y sus maravillas no le pertenecen solo a los humanos, y ellos no son los únicos con derecho a la vida, a la libertad y a tener sueños. ¿Por qué no puedes verlo? ¿Qué significa realmente para ti "tener humanidad"? ¿Qué es para ti ser "inocente" y "culpable"?
Han pasado cuatrocientos años, y aún no ha podido olvidar la intimidante voz calmada y severa de ese hombre-lobo eslavo de pelaje blanco y ojos azules, capaz de aterrorizar incluso a los demonios.
—¿Aun sigues reviviendo esa aterradora noche? —preguntó el hombre momificado con burla—. Bueno, es entendible. Los vampiros son la pesadilla de los humanos, pero las bestias son la pesadilla de los vampiros. Y tú, siendo un dhampiro, tanto tu lado humano como vampiro sienten terror natural hacia tu pesadilla y depredador natural.
—Incluso ahora, ese maldito hombre-lobo sigue atormentándome con su linaje. Pero eso llegará a su fin —decía Adrian expresando más furia que miedo—. Recuperare los nueve fragmentos de la Piedra del Abismo, y borraré de la faz de la tierra el linaje de Daniel Artorias, empezando por el que se llevó a mi hija.
Próximo capítulo: El Mundo de las Maravillas.
Nota del Autor: debido a las pautas de la plataformas, dejo esta nota para aclarar que el personaje Miguel, como bestia, ya tiene más de 18 años en edad humana, y la dhampiresa Raven también es mayor de 18 años biológica y mentalmente por su genética de vampiro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro