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Capítulo XIV: Duelo de Clanes

https://youtu.be/nTeicpbCNEQ

"Semejante fuerza impresionó vivamente a todas las bestias de la montaña..."

—Viaje al Oeste, capítulo III.

[Monolitos de los Kelpies].

La situación cada vez se tornaba más complicada para el clan. Al principio no tuvieron problemas con enfrentar a los Yokai. Pero luego la batalla subió de dificultad con la aparición de los Yokai Oni. Y luego escaló otro nivel con la llegada de un clan de bestias, que trabajaba para Mabel.

Azrael le tocó enfrentar a Jeremiel Crowder, un hombre-jaguar mestizo de nativo brasileño y africano. Sin embargo el eniyamotekun negro no fue el único que se vio envuelto en un enfrentamiento con una bestia. Su hermano Raziel, en medio de un debate mental entre si continuar con la misión de rescate o ayudar a su hermano, casi no se da cuenta del nuevo enemigo que saltó del barco para atacarlo a él.

Raziel se soltó de la planta gigante donde se encontraba, y con esto esquivo un zarpazo izquierdo del nuevo enemigo, que casi cortó ese punto del tallo a la mitad. Luego el joven-leopardo aterrizó en una hoja gigante, de la cual se deslizó rasgándola con las garras de una mano, y saltó hacia una de las innumerables extensiones del tallo gigante. Allí se mantuvo en cuclillas, listo para volver a saltar. Pero antes inspeccionó a su atacante, quien aterrizó en otra extensión del tallo, a pocos metros arriba y en frente de Raziel.

¡Asu mare! ¡Pero si son ustedes, hermanos leopardo!

Exclamó sorprendido, al inicio en idioma español, un joven mestizo chino-peruano de 17 años y de la misma altura que Azrael, de piel bronceada y constitución atlética con una marcada musculatura. Cabello de un color pardo rojizo oscuro, y ojos de color café. Vestía un sencillo conjunto negro de pantalón y camiseta holgada de manga larga, con detalles amarillos, junto con brazales y botas de cuero negro, un colgante atado en la muñeca izquierda con el tótem del rostro de un puma al estilo inca, y una bandada amarilla alrededor de la frente.

—¡¡¿Chamuel Sum?!! —exclamó Raziel abriendo en grande los ojos por la enorme sorpresa que sintió al ver a un viejo conocido.

—Ay no... —dijo Azrael entrecerrando los ojos con molestia al escuchar el nombre que grito su hermano.

—¿Amigo de ustedes? —pregunto Erzuli, notando el disgusto en el joven-pantera por la aparición del nuevo joven-bestia.

—Rival de escuela... —corrigió Azrael—. Es un pumaruna nativo de la Tribu Puma de Perú, hijo de un baghatma chino y una pumaruna peruana. Estudio en una escuela de artes marciales chinas dentro de la sede norteamericana de San Bestia, que además era rival de la escuela de Silat donde yo estudié...

Pumaruna, que en las palabras quechua se podría traducir como "humano-puma", es un tipo de bestia puma nativo de las tierras americanas, sobre todo en Estados Unidos, Perú, Chile, Venezuela y Argentina. Aunque de todas las tribus la principal fue la tribu de los Mochicas en Sudamérica, donde incluso los humanos adoraban al Rey Puma y Señor del Orden, Ai Apaec.

Según las leyendas locales de las tierras que antes formaron parte del Imperio Inca, los pumaruna son una especie divina, mientras que para los demás pueblos americanos, como las de Norteamérica, son aterradoras criaturas de la oscuridad.

Las leyendas de los otros pueblos cuentan que los pumaruna eran brujos o feroces guerreros que se transformaban de noche en bestias puma, y salían a cazar tanto humanos como otros animales. Y el método de transformación, a menudo, era similar al de otros pueblos americanos y otras culturas; consistía en ponerse la piel de un animal, siendo este caso la de un puma, y al anochecer el brujo adquiría la forma de una bestia puma, que solo duraría hasta el amanecer. Otros métodos de transformación son la de recurrir a fuerzas inmortales, como las de un Rey Bestia o un dios conectado con los animales.

—Pues él no parece tan malo. ¿Por qué tienes esa mala cara al volver a verlo? —pregunto Erzuli confundida.

—Porque es el tipo de persona que se ríe de los chistes malos del trío de chiflados de nuestro clan, o cuando pasa algo tan tonto como que un torpe se cae al suelo —respondió Azrael con mal humor.

—¡Oye no es mi culpa que seas un aburrido tan sombrío como tu vestimenta! —exclamó Chamuel disgustado por el comentario del joven-pantera—. Como sea, jamás pensé que los vería en esta parte del universo. Escuche que se escaparon de la sede del shifu Bill Kane, y ahora trabajan para la sede principal por algunos problemas legales que tuvieron en Cerdeña.

—¡¿Y qué haces tú aquí?! ¡Creíamos que ibas a unirte a San Bestia como cazador! —decía Raziel todavía sorprendido de tal reencuentro, y queriendo saber las motivaciones que llevan a su oponente a tener que pelear.

—Como dijiste, "iba". Después de aprender el arte marcial de mi padre, decidí viajar por el mundo —explicaba Chamuel sonriendo de forma amistosa, pero manteniendo una mirada seria y feroz—. Necesito refinar mi arte marcial con más experiencia en combate. Y debo conseguir méritos para ganarme la aprobación de los orcos de casarme con una hembra de su pueblo.

—¿Desde cuándo necesitas méritos para eso?

—Desde que mi querida Kendra ganó el título de Campeona de Armas del Reino Orco. ¡Je, je! Lo siento hermanos leopardo. En serio me agradan, y su amigo kitsune me hace reír. Pero tengo que fortalecer mi disciplina, y ganar méritos para que mi amada y yo podamos estar juntos.

Al mismo tiempo en que se llevaba a cabo tan peculiar reencuentro y confrontación, Rafael y Camael apenas habían saltado de las ramas de ambos tallos y llegaron al barandal de la cubierta del barco de Mabel. No tardaron en empezar a subir, en parte porque en cuanto asomaron la cabeza por encima del barandal, fueron sorprendidos al ser sujetados del cuello por el mismo joven-tiburón de antes, Turiel Johnson.

https://youtu.be/CXRxRTW6nXg

—¡Aloha otra vez! —saludo Turiel con una sonrisa amistosa, mientras levantaba al garuda y al arthdruwid por encima del barandal, para luego arrojarlos hacia arriba de tal manera, que cayeron en el suelo de la cubierta.

—Hola de nuevo... —devolvió el saludo Rafael de forma respetuosa, pero también serio, mientras se levantaba del suelo sin muchos problemas.

—Oh genial. Nos tocó enfrentar a este loco isleño —decía Camael disgustado, poniéndose de pie con molestia.

—Saben, me compadezco de su amigo zorro —explicaba Turiel dándose la vuelta para ver a sus dos oponentes, y luego caminó dos pasos adelante—. Pero tengo un trabajo que cumplir, sacos de dinero que ganar, y diez hermanos que alimentar.

—¿A sí? En ese caso lamento lo de tu familia, porque te quedaras sin trabajo por enfrentarnos —dijo Camael con indiferencia, flexionando los músculos de los hombros con el fin de estar listo para luchar—. Luz en la Guerra: Sacro Lanza.

Con la recitación del encantamiento, Camael dio un fuerte aplauso, y mientras separaba las manos el aire se condensaba entre sus palmas, hasta tomar la forma de una lanza de magia sagrada, que él sujetó con ambas manos. Posterior a esto, empezó a acercarse al joven-tiburón, dando girando la lanza a la vez que él daba vueltas por el suelo, como una forma de distracción, antes de ejecutar el verdadero ataque: un poderoso estoque que incluso creó un pequeño vendaval.

Pero el garuda volvió a llevarse otra sorpresa, cuando el joven-tiburón atrapó la lanza con la mano derecha. No obstante ahora fue el turno de Turiel de sorprenderse, debido a que, antes de contraatacar, Camael anuló la Sacro Lanza con una simple orden mental, y la volvió a invocar en otra postura, que le permitiría atacar con el otro extremo de la Sacro Lanza.

Viendo el ataque aproximándose, Turiel dobló la espalda hacia atrás, y con esto esquivo el ataque de la lanza. Luego dio una voltereta hacia atrás, para esquivar otro ataque, cuando Camael retrocedió un paso y giro para atacar con el filo de la lanza en un ataque de arco diagonal.

Turiel aterrizó de cuclillas en el barandal, apoyándose con nada más que los dedos de los pies. Y desde allí espero el siguiente ataque. Sin embargo el garuda no era tan impulsivo y tonto como para atacar a ciegas; sabía que el joven-tiburón desde esa posición evadiría casi cualquier ataque de la lanza con facilidad.

Por eso Camael retrocedió otro paso, girando sobre el suelo mientras levantaba la Sacro Lanza, y al darse la vuelta descendió la lanza en un tajo vertical, muy difícil de esquivar para el joven-tiburón, dado a la posición en la que estaba éste último.

Entonces Turiel hizo algo que Camael podría catalogar como la acción de un loco: solo se movió un poco a la izquierda, permitiendo que el filo de la lanza se enterrara en la piel del hombro derecho. Sin embargo la lanza no se hundió más de dos centímetros bajo la dura piel del joven-tiburón, pese a que la fuerza ejercida en el golpe fue suficiente para crear una onda de viento. Y el garuda descubrió el por qué.

"No es solo que la magia sagrada es ineficaz en bestias; la piel de este chiflado es bastante dura, y su densidad muscular está demasiado desarrollada, pese a ser tan joven", pensaba Camael, sorprendido de tal descubrimiento acerca de su enemigo.

—Mi nombre no es "Roca de Dios" por nada —decía Turiel con una sonrisa orgullosa, sin ni un solo signo de dolor o de estar afectado por el ataque de la lanza.

Y en una demostración de fuerza, Turiel sujeto la lanza mágica con la mano derecha, y sin esfuerzo alguno la destrozó con un simple apretón. Acto seguido Turiel se apoyó en el barandal con ambas manos, para luego extender ambos pies hacia adelante, y con esto golpeó a Camael.

El garuda se cubrió con ambos brazos justo a tiempo. Pero aun así la fuerza del golpe le envió hasta la pared de una habitación de la cubierta, y cayó sentado al suelo con una expresión que reflejaba dolor.

Rafael estaba por darse la vuelta e ir a ayudar al garuda. Pero tuvo que prepararse para atacar, debido a que el joven-tiburón, tras dar aquel ataque, puso los pies en el suelo para caminar hacia adelante, con un aire de confianza desbordante.

—Aunque estemos en un barco, este lugar sigue siendo mi "hábitat" natural de caza —decía Turiel con la mirada fija en el arthdruwid—. Ustedes están fuera de su elemento, literal.

https://youtu.be/60RZDGeoVqU

Una vez dicho eso, Turiel giro sobre el suelo a la derecha y ataco con el pie de misma dirección en una patada vertical trasera; fue tan rápido que para el ojo humano hubiera sido casi imperceptible. Pero para Rafael fue bastante lento. Y en vez de esquivar el ataque, lo que hizo fue bloquearlo con la palma de la mano izquierda. 

La patada era tan poderosa que al ser detenida provocó una fuerte onda de choque, y aun así el joven-oso permaneció inmóvil, a diferencia de lo que paso con el joven-águila.

"No puede ser. Use un poco más de fuerza que el ataque anterior, y aun así no lo moví ni un poco", fue lo que pensó Turiel con los ojos grandes, sorprendido de la fuerza del arthdruwid. Se sintió como una simple roca chocar contra una montaña.

—Pero por desgracia para ti, las bestias de Irlanda y Escocia acostumbramos a cazar monstruos marinos y ogros —decía Rafael con una sonrisa amistosa, pese a que su mirada era feroz.

Con los sentidos agudizados y el instinto en alerta, Turiel giro en reversa para atacar con otra patada vertical derecha, ahora de frente. Y Rafael la bloqueo con el puño izquierdo, provocando un dolor a Turiel en los huesos de la pierna, que le dio a entender el nivel de fuerza física en el que se encontraba el joven-oso.

"¡Tiene mucha potencia en sus puños!", pensó Turiel, sorprendido de descubrir las capacidades físicas del arthdruwid, que eran semejantes a las suyas.

Así que paso a atacar con los puños mediante golpes precisos, que reflejaban años de práctica y disciplina. Esto le dio a entender a Rafael que su enemigo no era un simple matón; era un luchador experimentado y entrenado. Turiel llego a la misma conclusión sobre el arthdruwid, cuando éste empezó a esquivar los golpes, al principio solo moviendo el torso a los lados, y luego moviéndose con un juego de pies bastante hábil.

Tras unos segundos de solo esquivar, Rafael paso a la ofensiva con un veloz gancho derecho, que Turiel esquivo por poco inclinando el torso hacia atrás, mientras su cabello era agitado por el viento creado por el simple movimiento de aquel golpe.

El kauhuhu, ahora preocupado de la fuerza de su nuevo oponente, decidió tomar distancia dando varios saltos con giros hacia atrás usando las manos y los pies, hasta llegar al barandal del barco, donde aterrizó otra vez de cuclillas. Entonces uso el barandal como apoyo para saltar hacia el arthdruwid. Parecía que el joven-tiburón iba a intentar atacar con los pies desde el aire, y por eso Rafael retrocedió en lo que sería el momento indicado para esquivarlo.

Pero en realidad lo que planeaba Turiel era aterrizar con ambas manos en el suelo, dándole la espalda a su oponente. Y luego con un equilibrio prodigioso usar ambas piernas para intentar sujetar al arthdruwid del cuello, con el fin de tumbarlo hacia adelante. Aunque no fue tan rápido como Rafael, quien lo evitó bloqueando ambas piernas con los antebrazos.

De inmediato Turiel se alejó saltando con las manos. Y mediante un giro en el aire volvió a quedar de pie, ahora mirando de frente a su oponente, quien se acercó listo para atacar con un uppercut izquierdo, que Turiel logró bloquear usando ambas manos, aunque de todos modos la fuerza del golpe lo elevó unos centímetros por encima del suelo, quedando vulnerable a un golpe directo derecho en el estómago, que lo hizo retroceder dos metros.

—¡Ufff! Se ve que tomas todas tus vitaminas... —dijo Turiel sonriendo de diversión, y recuperando el aire que perdió con aquel golpe. No lo mostraba a simple vista, pero si estaba afectado.

—¿Estás bien Camael? —preguntó Rafael viendo de reojo detrás de sí, ignorando al kauhuhu por estar más centrado en el bienestar del garuda.

—Sí. Solo fueron un par de fracturas, que no tardaron en sanar —dijo Camael estado otra vez de pie, frotándose los antebrazos con la mano del brazo contrario, y con una actitud despreocupada—. Estoy mejor de lo que va a estar este tiburón, porque ya estoy listo para el segundo round.

—Me alegra escucharlo, porque te tengo una buena noticia: creo que conozco el estilo de lucha de este tiburón —dijo Rafael esbozando una sonrisa animada, mientras volvía a dirigir toda su atención en su oponente.

—¿En serio? Yo también descubrí algo al verlo tener problemas contra un fortachón listillo como tú —decía Camael caminando hacia Rafael, un poco sorprendido de que éste último haya adivinado tan rápido el estilo de lucha del oponente—. Una cosa es segura: él tiene conocimiento sobre boxeo. Pero también me recuerda a una clase de competencia, muy popular en México, que combina el arte escénico con la lucha grecorromana y el deporte.

—¡Eso fue lo que note. ¡Je, je! Me recordó a las competencias que se ven en los carnavales de Francia e Irlanda. Si mi memoria no me falla, las llaman "Lucha Libre".

—Así que son un par de sabiondos, ¿eh? —decía Turiel arqueando la ceja derecha, por un momento serio, antes de volver a su expresión frívola, mientras el aire circulaba a su alrededor de forma sobrenatural—. Honestamente, sin ánimos de ofender, no sabía qué pensar acerca de un clan con un nombre tan ridículo como "Nightfall Angels". Pero ahora empiezo a tener expectativas muy altas en ustedes.

Mientras el garuda y el arthdruwid se dedicaban a luchar contra el kauhuhu, los otros dos miembros del clan, Gabriel y Jofiel, consiguieron el objetivo de subir en la proa. Y no les fue mejor que el resto.

https://youtu.be/hPNBoL08tYI

Al pisar el suelo de la proa, fueron recibidos por los Yokais restantes que seguían en el barco, los cuales eran un total de diez, sumando con algunos otros que también iban subiendo por la proa desde el hielo.

Debido a que los oni se estaban ocupando de luchar en el suelo de hielo, varios de los demás Yokai decidieron volver al barco para defenderlo. Y viendo que la parte media del barco estaba protegida gracias a Turiel, los Yokai acordaron entre ellos que la mayoría fuera a proteger la popa, y el resto se dirigiera a la proa a encargarse de los otros dos jóvenes-bestia.

Así que Gabriel y Jofiel no tardaron en estar rodeados de Yokais de todo tipo. Incluso había Yokais semejantes a humanos japoneses con rasgos de perros, llamados Inugami, y una Yokai con forma de mujer humana japonesa y brazos largos cubiertos de ojos, conocida como Dodomeki. Sin embargo ninguno de los Yokai se animó a atacar primero, en vista de lo que vieron.

Solo uno de ellos tuvo el valor de ser el primero en dar un paso al frente: otro oni varón de piel azul, mucho más alto y musculoso que los otros, llegando a parecer un fisiculturista japonés. Y además llevaba puesto como única prenda un mawashi, característico de los luchadores de sumo, lo que daba a entender que él era un rikishi.

—¡Ja, ja, ja! Fueron muy astutos de haberse reservado un oni a bordo —dijo Jofiel cruzado de brazos y con su típica sonrisa de emoción por el combate—. ¿Quieres que echemos a la suerte quien se gana la diversión de golpear a este oni rikishi?

—Está bien. Será lo justo —contestó Gabriel igual de emocionado y despreocupado.

Para la total consternación de los Yokai, el dúo tigre y león comenzaron un juego infantil, en el que se disputaban el derecho a luchar contra el oni rikishi. Era un juego muy popular en muchas regiones de Asia, originario de China, en el que los contrincantes hacían uno de tres gestos de mano que vencía a uno de los otros dos gestos.

Los Yokai lo reconocieron enseguida como el juego Pi-Ka-Chú, aunque en occidente se le conoce como "piedra, papel, o tijera".

El baghatma y el narasinja no tardaron nada en realidad: en la primera partida quedaron empatados al elegir "papel", pero en la siguiente se decidió un ganador, cuando Jofiel eligió "tijera", y Gabriel eligio roca. Y siendo el orden de dominación "tijera > papel > roca > tijera", el ganador fue obvio.

—¡Genial, al fin gane esta vez! —exclamó Gabriel alegrándose tanto como alguien que gana un campeonato mundial, en vez de un juego en medio de una batalla naval.

—¡Jo, hoy debe de ser tu día de suerte! —dijo Jofiel sorprendido, volviendo a cruzarse de brazos y sonriendo de alegría por el logro de su amigo.

Era un momento hilarante, que hasta el oni rikishi dejó de considerarlos una amenaza.

—¿En serio este es el clan al que tanto le preocupaba a la zorra coreana? —decía el oni rikishi con una gota de sudor en la nuca, incrédulo de lo que acababa de ver—. No son más que unos cachorros inmaduros. Y estos dos son solo un patético indio feo y un maldito italiano bishonen (joven hermoso).

—¡No lo subestimes! ¡Ese pelirrojo es un baghatma! —advertía la Yokai dodomeki al oni rikishi.

¡Si es un baghatma, ten cuidado con sus patadas! —advirtió un Yokai lleno de extenso pelaje.

—Eso no tiene nada de relevante. Sigue siendo un repugnante indio. ¡Su fuerza es insignificante ante la fuerza de un rikishi de Japón! —decía el oni rikishi con una horrible sonrisa egocéntrica, mientras se acercaba cinco pasos al frente.

"Menospreciando a alguien de una tierra vecina, a pesar de que su propia herencia y cultura viene de esa tierra. No hay duda. Este tiene que ser un humano japonés que se convirtió en un ogro demonio. Si es así, voy a disfrutar ver cómo sus fantasías son destruidas", era lo que pensaba Jofiel, riéndose por dentro de lo que el ogro japonés está a punto de descubrir.

En realidad no se equivocaba; el oni al que enfrentaban fue una vez un humano japonés, tan devoto al sumo y a los mejores rikishi de la historia de su país, que tras quedar incapacitado para volver a luchar, eligió dejar de ser humano para continuar luchando. Y todo por el mayor de sus ídolos...

—¡Y yo no soy un rikishi cualquiera! —proseguía el oni rikishi golpeándose el pecho con una mano, denotando ego en su máxima expresión—. ¡Mi fuerza es igual a la del rikishi humano Raiden Tameemon en su mejor momento! ¡¡Y sumado con mi poder regenerativo, fuerza natural de Oni e intelecto humano, soy más fuerte de lo que podría haber sido él!

—¡Ja, ja, ja! Si lo que dices es cierto, ¡entonces te atacare con toda mi fuerza! —contesto Gabriel, para nada preocupado, sino emocionándose aún más, al grado de que su cabello empezó a elevarse un poco, debido a que su energía Chi estaba fluyendo con fuerza.

—Seguro pequeño indio. Hazlo. ¡Así yo brillaré más al pulverizarte! ¡Al fin y al cabo los patéticos indios solo sirven para hacernos brillar y elevar la fama de los luchadores de Japón, sirviendo como sacos de boxeo para nosotros! —exclamó el oni rikishi preparando cada musculo de su cuerpo para atacar.

Aunque no veía como "amenaza" a su oponente, igual pretendía atacar con todas sus fuerzas, solo para aplastar a quien consideraba una criatura inferior a los insectos. Y por supuesto atacó con una lluvia de golpes de palma y manotazos al estilo del sumo, tan poderosos y veloces que no podrían verse bajo el ojo humano.

El rikishi sonreía orgulloso al ver que el primero de sus ataques estaba cerca de impactar en el rostro del baghatma Su sonrisa cayó cuando el joven-tigre esquivó el golpe, nada más moviendo la cabeza de forma casual, para luego hacer lo mismo con el otro golpe, y el otro, y otro, y otro.

Ahora el oni rikishi fue presa del pánico al ver que sus golpes eran esquivados por Gabriel, quien parecía moverse como si ni siquiera se esforzara.

El baghatma era una bestia de palabra. Y como tal, cumplió con lo que dijo: avanzó hacia el oponente para luchar con toda su fuerza, y ni siquiera necesito usar su capacidad visual para ver los ataques del rikishi, porque la velocidad a la que se movía el joven-tigre era más que suficiente para verlos y esquivarlos.

https://youtu.be/rl5Lt3M_jGM

—Oye te pido por favor que dejes de menospreciarme y ataques con todas tus fuerzas —dijo Gabriel, con una expresión que reflejaba aburrimiento.

—¡¡Maldito indio repugnante no te burles de mí!! —exclamó el oni rikishi tan furioso que las venas en su frente se hincharon—. ¡Ahora sí te voy a arrancar los brazos; toma el poderoso Yatagarasu de Raiden Tameemon!

El oni rikishi tenso cada músculo del brazo derecho, al punto en que se hicieron visibles todas las venas de su brazo, y su piel se endureció como si fuera metal. Después atacó con un golpe de palma de alto poder destructivo. Pero no tanto como el puñetazo derecho de Gabriel, que aparte de contrarrestar el Yatagarasu y generar un vendaval que agitó las velas del barco de Mabel, también explotó el brazo derecho del oni rikishi.

"¡No, esto no puede estar pasando! ¡Se supone que yo soy más fuerte y veloz que él! ¡¡Yo soy un luchador de sumo, un nativo de Japón, el verdadero protagonista de esta historia!!", pensaba el oni rikishi, incapaz de creer lo que estaba pasando. Estaban tan en shock, que ni siquiera sentía el dolor de haber perdido el brazo de aquella brutal forma.

—¡Ay, yayai! ¡Ese golpe sí que me hizo sentir dolor en la mano! —decía Gabriel con el puño derecho humeando, y volviendo a esbozar una gran sonrisa que hizo estremecer de miedo a los demás Yokai.

Y entonces el oni rikishi sintió dos costillas romperse y su visión se nublo, luego de haber recibido tres golpes directos en ambas costillas, otros tres en el pecho y por último un izquierdazo en el rostro. El brazo derecho del oni ya había empezado a regenerarse, pero no tan rápido como le gustaría a éste. Por eso decidió no esperar más, y atacar con el brazo restante.

El primer golpe de palma fue desviado con el antebrazo derecho de Gabriel. El segundo esquivado. Y el tercero contrarrestado de una forma muy violenta; Gabriel esquivo el ataque, a la vez que interceptaba el brazo izquierdo desde abajo con la mano derecha.

Al inicio el baghatma planeaba solo desgarrar la circulación del brazo izquierdo del oni, para que éste no pudiera tampoco usar el otro brazo. Pero no contó con que el oni fuese tan débil, que incluso los dedos de la mano del baghatma se enterraran en el antebrazo del oni —entre los dos huesos radio y cubito—, igual que el filo de una daga.

En este instante al joven-tigre le vino a la mente una opción: arrancarle uno de los dos huesos del antebrazo al oni, para inutilizarle por completo el brazo durante un buen rato, y también utilizar el mismo hueso como una estaca.

Si este combate hubiera ocurrido semanas atrás, Gabriel lo habría hecho sin dudar. Pero ahora, movido por una compasión influenciada por sus experiencias recientes, el baghatma solo le disloco la muñeca izquierda al oni, moviéndole el hueso cubito un poco fuera de lugar. Aunque de todos modos el dolor que sintió el oni no tuvo descripción; en cuanto Gabriel se alejó un paso atrás, el oni comenzó a gritar de agonía.

"Pudo haberle destrozado el brazo. Pero solo le disloco la mano... Se ha suavizado mucho, en comparación a como era antes...", pensaba Jofiel muy sorprendido del hecho de que el baghatma no haya hecho algo que sería muy propio del Rey Tigre Rudra.

—Tan grandote y tan chillón. Pero si solo te disloque una mano —dijo Gabriel sintiendo pena ajena por el oni, agitando la mano derecha de tal forma que se limpió casi toda la sangre. Y aunque sentía pena por su oponente, había jurado no contenerse, así que avanzo para seguir atacando.

Ahora el oni rikishi, siendo desprovisto de sus brazos, intentó usar las piernas para atacar mediante patadas bajas y verticales. Logró realizar cinco patadas, sin éxito en conectar alguna, debido a que el baghatma las esquivaba agachándose y dando volteretas hacia atrás.

Pero la última patada, una derecha vertical, sirvió solo para que el baghatma tuviera donde apoyarse con la mano izquierda, para así esquivar la patada del oni levantando el cuerpo en el aire, y después contraatacar con ambas piernas en una doble patada, una seguida de la otra, que sí tuvieron éxito en conectar en el pecho del oni.

No fueron patadas cargadas de mucha fuerza, pero bastaron para que el oni cayera al suelo sentado. Sin embargo, con solo la fuerza y equilibrio de los pies, el oni volvió a ponerse de pie, dispuesto a atacar incluso con el brazo izquierdo en tan mal estado.

Pese a la paliza que estaba recibiendo, seguía infravalorando al baghatma. Por eso, creyendo que resistiría cualquier golpe, avanzó sin precaución. Y como consecuencia terminó viendo al mismo Buda, cuando Gabriel dio una voltereta hacia atrás y, en el acto, golpeo con el talón del pie izquierdo la barbilla del oni.

Fue un golpe tan poderoso, que le voló todos los dientes al oni rikishi y le dislocó la mandíbula, aparte de aturdirlo por completo. Lo cual el baghatma aprovechó de inmediato para acercarse y, tras ejecutar un giro en el aire, hizo que el oni rikishi viera también a los dioses japoneses golpeándole el estómago y pecho con ambos pies a la vez.

Aquella doble patada envió al oni a chocar contra la pared de la superestructura del centro del barco, donde encontraban la sala común, el palo mayor y, por supuesto, la segunda cubierta en la que estaba establecido el puente de mando en el que Mabel controlaba todo el barco.

Los Yokai presentes quedaron en shock por la rápida y brutal derrota del oni más fuerte de la tripulación. Mientras que el joven-león solo se reía por dentro.

"El golpe en la quijada fue tan fuerte, que casi debió destrozarle el cráneo junto con el cerebro, causándole al oni fanfarrón la pérdida total del conocimiento. Y no importa si su cuerpo se regenera por completo. Una vez que se pierde la consciencia, no se puede hacer nada", decía Jofiel en su mente con una sonrisa divertida en su rostro, viendo como el oni rikishi caía al suelo inconsciente.

—¿Es en serio? ¿Eso fue todo? —preguntó Gabriel viendo con decepción al oni rikishi—. Supongo que ese Raiden Tameemon, al que se comparaba este oni, fue solo otro fraude idealizado y sobrevalorado por los humanos.

https://youtu.be/8lw4LIX3mIY

—Lo fue, y de los más grandes en la historia de esa pútrida tierra llena de hipócritas, fraudes, depravados y xenófobos.

Gabriel se sobresalto tanto de escuchar una voz femenina conocida, que de inmediato levanto la mirada para ver la dirección en donde provino aquella voz, deseando que fuese una confusión. Su sangre hirvió de furia al ver que no se trataba de una confusión; en efecto, allí en lo alto de la superestructura estaba sentada cierta persona, que el baghatma esperaba no volver a ver jamás en la vida.

¡An-nyeong ha-se-yo, dongsaeng! (¡hola, hermanito!) —saludo Kira en idioma nativo coreano, estando sentada en el barandal frontal de la zona del timón, con la pierna derecha encima de la rodilla izquierda, todavía leyendo a gusto su novela visual—. ¿Cómo has estado? Imagino que bien, porque te noto más musculoso que antes.

—Kira Ginoh, escucha ahora no es un buen momento para desquitarte conmigo y con Caroline —decía Gabriel cambiando a un semblante serio y disgustado.

—A mí sí me parece un buen momento... —decía Kira, bajando un poco la novela para ver bien al baghatma—. Aquí no hay leyes, ni está la maestra Kondo para salvarlos, como pasó aquel día en Tokio, y luego en la sede japonesa de San Bestia...




Próximo capítulo: Kitsune Demonio de Corea. 

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