Capítulo XII: El Regreso del Mal
"El mal es árbol que crece y que cortado retoña."
—José Hernández (1834-1886).
https://youtu.be/oXo_Vu0Fyxw
Amitiel nadaba a una increíble velocidad, a través de un tunel acuatico, que primero iba en descenso, para luego ir recto, después ascender, y emerger de la piscina de un jardín; dentro de un gran salón decorado con todo tipo de flores; además de haber grandes rocas. Aparte de la gran piscina, la cual abarcaba la mayor parte del mismo jardín, en el techo había barras y algún que otro tronco colgante; con marcas de rasguños y algunas quemaduras en ellos.
En ese jardín no solo iba Amitiel para convertirse en sirena, nadar en la piscina, y salir al océano sin problemas. También iba Uriel a volar, trepar y balancearse en los barrotes y troncos colgantes, en su forma dragón. Era el lugar donde ambos se divertían, y mostraban su verdadera forma libremente, y sin preocupaciones.
Amitiel sale del agua, y de inmediato, la misma luz cubre sus aletas; cambiándolas otra vez por piernas. Luego, avanza rápidamente, y por una puerta de madera con forma cuadrada, sale del jardín, en dirección al sótano. Mientras tanto, el grupo de bestias terminaba de completar su plan para acabar con el dragón abisal. Raziel tenía su libro abierto; exactamente en una sección que tenía escrito arriba "TRAMPAS PARA ESPECTROS".
—Ya veo —dijo Miguel, mientras pensaba en algo, y luego mostró una gran sonrisa—. Ese hechizo es perfecto. Con eso ya tengo un plan.
—¿En serio? —pregunto Camael sorprendido y con algo de dudas.
—Así es. Se los explicare en el camino, ahora vamos. Ya hemos perdido demasiado tiempo, y el infeliz pronto terminará de regenerar su estómago —ordenó Miguel, con obvio aire de buen líder, para después ponerse en marcha; directo hacia donde estaba el dragón abisal.
El resto del grupo, sin dudarlo, avanza junto a él; con Uriel y Camael en el aire pero cerca de ellos. Como Miguel había dicho, en el camino explicó su plan para acabar con el dragón abisal. No le tomo mucho explicarlo, ni necesito repetirlo, puesto que el resto lo entendió a la perfección, además de haber quedado sorprendidos por la estrategia y plan elaborado, que ideó el hombre-lobo en tan poco tiempo. Incluso Jofiel y Azrael lo elogiaron.
Pero el momento de sorpresa y elogio paso rápido, cuando cada uno se detiene por un momento, debido a la confusión de ver al dragón abisal, acercándose a la parte trasera del castillo, para luego descender y comenzar a escarbar en la tierra; como si buscara algo. No obstante, Azrael se percata de la luz púrpura, que sale de los escombros, además de notar algo, que lo llenó de preocupación.
—Esta sensación... Uriel, dentro del castillo hay un Salón Astral, ¿verdad? —pregunto Azrael preocupado, y sorprendiendo bastante al joven-dragón con la pregunta.
—Sí. Tenemos uno en el sótano. Pero ¿cómo lo supiste? —respondió Uriel sorprendido.
—Energía del Vacío —respondió Azrael simplemente.
—Esperen un momento, ¿hablan de esas raras habitaciones, que están conectados con el plano astral, y de ese modo, permiten teletransportar personas de un lugar a otro? —pregunto Camael bastante sorprendido; más de lo que estaban el resto del grupo.
—Así es —confirmó Uriel.
—Pero que yo sepa, aun no hay Salones Astrales en esta isla —cuestiono Gabriel, ciertamente confundido.
—A menos que ese salón esté conectado a un sitio en específico, ¿no es así? Y al parecer, es un sitio al que ese dragón abisal quiere llegar —analizó Jofiel.
—Si es así, ¿a dónde lleva ese salón? —preguntó Raziel, comenzando a preocuparse, además de interesarse por lo que pasaba.
—Se los diré, pero no creo que lleguen a creerme —dijo Uriel con una sonrisa sarcástica.
—Tal como dije antes: somos un zoológico de bestias de lo más descabellado. Cualquier cosa fantástica, o muy loca que nos digan, no será tan difícil de creer —dijo Miguel, igualmente con una sonrisa sarcástica.
—Está bien pues... en resumen, ese salón lleva a una templo, en el fondo del océano, que está ubicado en la famosa ciudad perdida; la Atlántida: hogar ancestral y natal de todos los tritones y sirenas. Esa familia tiene uno, porque la esposa del dueño del castillo, es en realidad una sirena, y también hija del actual rey de la Atlántida: el Rey Neptuno —explicó Uriel de una forma tan simple, como si fuese lo más normal del mundo; aunque dejo al resto con una cara cómicamente impactada.
—Y yo pensaba que ya nada podría sorprenderme —dijo Miguel, cambiando su expresión de shock, a una exageradamente cansada.
—Te entiendo —dijo Camael en un estado igual a Miguel.
—¡¿Hablas en serio?! ¡¿La Atlántida de verdad existe?! —preguntó Rafael sumamente sorprendido como un niño.
—Ya vez, la Atlántida si existe, perdiste —dijo Remiel sonriendo orgullosamente a Azrael, mientras extendía su mano izquierda hacia él, y este, disgustadamente, saca una moneda de oro de su bolsillo derecho, y se la entrega.
—Entonces está claro; ese dragón tiene pensado usarlo para llegar allí —dijo Jofiel con un semblante serio.
—Y dado a que ese salón conduce al interior de la ciudad, entonces teletransportara al desgraciado dentro de la misma —prosiguió Gabriel, también preocupándose de la situación, pues, aunque no era de su incumbencia, involucraba posibles inocentes, y él, y el tigre que lo poseía, no permitirían eso.
—Je, literalmente va a tener un banquete —bromeo Remiel, aunque tenía un semblante serio, sabiendo la gravedad del asunto.
—Oigan esperen, pero si se necesita estar dentro del salón ¿cómo el dragón podrá teletransportarse? Además, según tengo entendido, esos salones funcionan con unos raros tikes, y no creo que él tenga uno —dijo Rafael confundido.
—Ese tipo de dragón no lo necesita —dijo Raziel con un tono preocupado y un tanto serio.
—Debido a que el salón está conectada con el plano astral —explicaba Azrael—, la energía que lo alimenta es Energía del Vacío: un tipo de energía que poseen naturalmente los fantasmas, y otros seres no-muertos. Y ese dragón es de Clase Abisal; ellos tienen la capacidad de usar Energía del Vacío sin estar muertos. Por lo tanto, ese dragón puede conectarse con la energía el salón, y si lo hace, literalmente él mismo lo controlará, y hará que lo teletransporte completo al lugar indicado. Durante la pelea, debió de haber sabido que había uno aquí, primero porque su aliento debió llegar ahí, lo que hizo que activará el salón, y al igual que yo, gracias a que podemos usar la Energía del Vacío, tenemos la capacidad de percibir esa misma energía.
—¿Puedes usar la Energía del Vacío? ¿Acaso no estás vivo? —pregunta Camael bastante estupefacto.
—¡Si estoy vivo pero...! es una larga historia, después se los contare, ahora que sabemos lo que planea, debemos evitar que se conecte con el salón. ¡Vamos ya perdimos demasiado tiempo, y con esa energía, el desgraciado se regenerará más rápido! —respondió Azrael con suma seriedad, reanudando el paso, y los demás también lo siguen.
https://youtu.be/c6rabpUZte0
A la vez que sucedía esto, en el castillo Bael había quitado gran parte de los escombros; haciendo que el brillo violeta aumentará; seguidamente, el dragón abisal pone su mano derecha, justo donde emanaba la luz con mayor intensidad; acto seguido dicha luz empieza a fusionarse con su brazo; haciendo que este, junto con el resto del cuerpo, comenzara a brillar de púrpura. Pero esto no era lo único que pasaba. Las escamas en el estómago del dragón abisal, empezaron a regenerarse más rápido, y cuando este cerro lo ojos, contempló un espacio azulado, con tintes violetas y blancos; parecía como si viajara, a gran velocidad, por un túnel de dichos colores.
Mientras tanto, Amitiel cruzaba un pasillo blanco, hasta llegar a una considerablemente grande habitación cuadrada; el lado derecho se había derrumbado, y al fondo, cerca de los derrumbes, estaba la entrada del Salón Astral: una puerta grande y ovalada, hecha de un raro metal gris; cuyo pomo, el cual era dorado, se ubicaba en el lado derecho. Tenía, además, a la altura del rostro de una persona adulta, un pequeño círculo, en el que emanaba una intensa y rara luz de color púrpura.
Aquella luz era tan intensa, que iluminaba gran parte del lugar, pese a que, ya de por sí, estaba totalmente iluminado por distintos candelabros, pegados en las paredes. Pero aquella luz púrpura era distinta al de estos; parecía fantasmal; y no solo eso. A través de los escombros, la luz púrpura se filtraba hacia el exterior, como si fuese aire.
En el lado izquierdo de la puerta había un compartimiento, cerrado con una pequeña puerta negra, que se abría con una hendidura ubicada arriba; Amitiel se dirigió rápido a este punto. Sin dificultad abrió el compartimiento, revelando una palanca gris; la cual ella, con un poco de esfuerzo, logró bajar. Posteriormente se escucha un raro sonido, proveniente del otro lado de la puerta, como si se levantara una plataforma, y se interrumpiera una fuente de energía. Después, la luz morada del pequeño círculo de la puerta, se apaga.
Afuera, Bael seguía en la misma posición. Pero en su mente, el viaje a través del extraño túnel luminoso, había terminado; y contempló las afueras de un templo de origen griego, con la misma luz púrpura en el interior. Aunque todo esto era lo de menos; lo destacable era que estaba sumergido en el fondo, de algún lugar del océano. Sin embargo, tan rápido como apareció el templo en su mente, desapareció; debido a que todo comenzó a nublarse, hasta quedar su mente en blanco: se había cortado la conexión con el Salón Astral.
—¡¡¿Qué demonios sucedió?!! —exclamó Bael furioso, después de abrir los ojos, y ver que la luz púrpura fantasmal dejó de filtrarse por los escombros.
Aunque había perdido la conexión, las escamas en su estómago estaban casi regeneradas del todo; pero aún tenían alguna que otra fisura; todavía era considerablemente vulnerable a ataques normales. Volviendo con el grupo de bestias, al mismo tiempo en que ocurrió todo lo anterior, ellos estaban casi cerca del lugar, donde comenzarían su plan de ataque contra el dragón oscuro. Pero antes, uno de ellos noto que la luz del Salón Astral, se desvanecía.
—Oigan alguien apagó el Salón Astral —dijo Camael.
—Eso es imposible. Los únicos que saben de él, aparte de mí, son Amitiel y sus padres; y ellos están lejos del castillo —dijo Uriel confundido y con dudas.
El joven-dragón no tenía ni idea de quién hizo tan temeraria misión. Pero en cuando logra ver que, a lo lejos, en la playa, estaban Eric y Ariel, y no había ni rastro de Amitiel, fue cuando, aparte de tener una idea de quien lo hizo, también tuvo un ataque de pánico, mezclado con una indescriptible preocupación.
—¡¡Fue Amitiel quien lo apago y el dragón abisal está allí!! —exclamó Uriel tan alterado, como jamás lo estuvo en su vida.
—¡No te alteres Uriel! ¡Jofiel y yo sacaremos a esa lagartija abisal de allí! ¡Mientras ve con Remiel y Camael para comenzar el plan de ataque! —dijo Gabriel, tratando de tranquilizar al joven-dragón; lográndolo un poco.
Cumpliendo lo dicho, el hombre-tigre y el hombre-león, dieron un potente salto; llegando muy lejos, hasta el techo de una casa, y de allí volvieron a saltar; para luego caer en el suelo, e ir velozmente hacia la retaguardia del dragón oscuro. En cuanto a Uriel, Remiel y Camael, estos fueron al lado opuesto, en el que fueron los primeros; cerca de donde se encontraba la entrada del castillo.
Volviendo con Amitiel, ésta estaba a punto de irse rápido de allí, cuando un temblor repentino se lo impidió al hacerla caer. Ella noto claramente que el techo se agrietaba, y los escombros se movían; supo inmediatamente que afuera del sótano, el dragón oscuro había vuelto a escarbar; pero esta vez, con el propósito de llegar hasta el mencionado Salón Astral. No obstante, Amitiel, sabiendo que todo se derrumbaría sobre ella, y teniendo una idea de la intención del dragón abisal, decidió actuar; no solo para salvarse, sino también para proteger la entrada al hogar de su madre.
—Magia de Hielo: Hogar Invernal —conjuro Amitiel, al mismo que conectaba sus manos, para después alzarlas a los lados: creando un resplandor azul, que congeló todo el lugar.
La habitación quedó totalmente congelada, e incluso, se habían creado pilares de hielo, que sostenían el techo con eficiencia. Los temblores cesaron un poco, pero todavía persistían; señal de que el dragón oscuro aún escarbaba para llegar ahí. Y de hecho era así. Afuera, Bael había quitado gran parte de los escombros, hasta llegar a la parte congelada de la habitación. Al intentar romper el hielo, raspándolo con sus garras, noto como este se autoreparaba casi al instante.
"Allí abajo debe de estar un mago de hielo. Pero no importa, ¡terminare de romper todo ese hielo por la fuerza, si es que el mago no se queda sin mana antes, je, je!", pensó Bael bastante divertido y confiado, para luego empezar a romper el hielo, pese a que este seguía reparandose.
En el sótano, Amitiel seguía con las manos brillando de azul; apuntando hacia los escombros. Para reparar el hielo continuamente, ella debía quedarse allí, aunque esa reparación no era eterna. Como dijo el dragón oscuro, tarde o temprano la joven-sirena se quedaría sin mana, porque reparar la creación mágica constantemente, gastaba mana de manera continua.
Pero eso no sucedería, porque el hombre-tigre y el hombre-león al fin llegaron hasta Bael, y éste estaba tan concentrado por destruir la pared de hielo, que no se había percatado de la presencia de ellos. Jofiel activo su habilidad, siendo cubierto una vez más por aquella energía dorada, y, para su sorpresa, Gabriel fue cubierto por una energía rojiza, igual a la suya; había copiado la habilidad, anteriormente mencionada: Poder del Rey.
https://youtu.be/gWGFYAeFXWg
—¿Qué?... ¿cómo es que...? —decía Jofiel bastante sorprendido.
—Después te lo explico. Ahora ayúdame —interrumpió Gabriel con seriedad, luego sostuvo con ambas manos la cola del dragón abisal; acción que repitió Jofiel.
En aquel momento, fue que Bael se dio cuenta de Gabriel y Jofiel, aunque ya era tarde. En un instante, estaba siendo arrastrado lejos del castillo, debido a la descomunal fuerza combinada, del hombre-tigre y el hombre-león. Lo sucedido fue tan repentino, que el dragón abisal no reaccionó, hasta estar a considerables metros lejos del castillo; y se dio media vuelta para atacar, al par de bestias que lo sujetaban; acción que hizo con su aliento de fuego.
Gabriel y Jofiel, al ver que el dragón abisal se preparó para atacarlos, ambos soltaron la cola de este, y se alejaron; saltando lejos de allí y esquivando el aliento infernal, a la vez que se balanceaban por los escombros que salieron volando; producto de la explosión provocada por el ataque de Bael. Mientras Gabriel y Jofiel se alejaban en direcciones opuestas, este último miraba al primero de forma confundida, y con una pregunta en su mente, que no le dejaba tranquilo.
"No solo copio mi habilidad, también pudo usar la energía Prana. Solo los Maestros del Dharma, como los avatares de dioses o semidioses hinduistas, y descendientes de estos, pueden controlarla. En mi caso puedo, debido a mi ancestro. ¿Pero él? Logró usarla, e incluso controlarla sin problema alguno. Es como si... ya la hubiese usado antes, y no solo eso. El Prana que él liberó era distinto al mío; es más puro, pero a la vez caótico". Pensaba Jofiel muy confundido, y con muchas preguntas, respecto al hombre-tigre.
—Okey, según tengo entendido, la amiga tuya debió desactivar el Salón Astral con el freno de emergencia, ¿no es así? —dijo Camael a Uriel.
https://youtu.be/IzLatdMe72w
El joven-dragón, el garuda y el kitsune ya habían llegado a la posición planificada; cerca de la entrada del castillo y estando a la vista del dragón abisal. Los tres estaban en el suelo, e iban a prepararse para comenzar el ataque, pero antes, Camael, un poco dudoso, le pregunto a Uriel sobre lo sucedido, con la habitación teletransportadora.
—Estas en lo correcto. Pero el freno solo impide que la Energía del Vacío circule hasta llegar al núcleo. Por lo que, si el aliento o algunas de sus garras llegan al interior del salón, él puede transferir su propia Energía del Vacío, directamente al núcleo, y reactivarlo manualmente. Del mismo modo en que, algún ataque suyo que impacto con el castillo, debió activarlo. Por eso hay que detener a ese desgraciado ahora; antes de que vuelva acercarse —explicó Uriel con seriedad, y todavía preocupado por Amitiel.
—Captado y entendido, denme un momento para cargar. Mientras ustedes también carguen sus respectivos ataques —contesto Remiel, con una sonrisa confiada, mientras sostenía su katana con ambas manos, y la electricidad de la hoja comenzó a aumentar.
El joven-dragón y el garuda hacen caso, y también se preparan para el ataque decisivo; quedando posicionados Uriel, Remiel y Camael juntos en ese orden. El primero junta sus manos y las extiende hacia adelante; posteriormente sus brazos son cubiertas por intensas flamas salvajes. Y por último, Camael crea su Sacro Arco, y carga una flecha espiritual; hasta el punto en el que la luz de esta se va tornando más intensa.
De vuelta en el campo de batalla, Gabriel había logrado retirarse, pero Jofiel no, debido a que el dragón abisal no se lo permitía; por lo que terminó en una pequeña persecución, en la que este último destruía todo a su paso. No obstante, en cuanto el hombre-león pasó por la sombra de una casa, de esta emergió Azrael, y lo ayudó a salir de allí; llevándolo a la sombra y teletransportándose a otro lugar.
Bael, totalmente enfurecido, mira a los alrededores, buscando alguna señal de ellos. No obstante, pese a estar considerablemente lejos el castillo, otra cosa llamo su atención: la característica voz tronadora del joven-dragón diciendo...
—¡¡¡Ahora!!! —exclamó Uriel con una expresión seria, pero teniendo una sonrisa que lo hacía ver despiadado.
El joven-dragón separó ligeramente sus brazos flameantes, al mismo tiempo que el kitsune apuntó su katana, totalmente cargada de electricidad, hacia el dragón abisal.
—Magia de Fuego...
—Magia de Trueno...
Recitaron Uriel y Remiel respectivamente, mientras se formaba una esfera de fuego en las manos del primero, y la electricidad de la katana del último, se condensaba en la punta de esta. El dragón abisal, no sabiendo lo que planeaban, y no queriendo averiguarlo, atacó de inmediato, con su poderoso aliento de fuego púrpura.
—¡¡Tormenta de Fuego!!
Exclamaron Uriel y Remiel al mismo tiempo, e invocando enfrente de ellos, un gigantesco tornado de fuego con electricidad azul, el cual, avanzó en línea recta ,hacia el fuego púrpura de Bael. En cuanto los primeros dos lanzaron su ataque, Camael disparó la flecha cargada de energía, la cual simuló un cometa, y se fusionó con la tormenta de fuego; quedando justo en medio de la misma: los tres habían seguido el primer paso del plan de Miguel.
[Recuerdo]
—Según tengo entendido, si combinan sus elementos, pueden crear un nuevo hechizo, con el poder sumado de los mismos. Usen el poder más potente que tengan, combínenlo y ataquen al malnacido —explicó Miguel a Uriel, Remiel y Camael.
[Fin del Recuerdo]
Siguiendo el plan, el ataque combinado de los tres choca con el de Bael; y lo arrasa por completo. Este último, pese a haber quedado totalmente sorprendido por aquello, se mueve rápido a su derecha; evitando ser golpeado por la tormenta de fuego; y esta pasa de largo, hasta atravesar una colina, y perderse a lo lejos en el océano. El dragón abisal creyó firmemente que se salvó, pero eso fue poco antes de haber recibido un golpe inesperado, encima de su cabeza, por parte de Rafael, quien había sido arrojado desde lejos por Jofiel, en compañía de Azrael; el dúo se encontraba en una casa, establecida en una colina cercana.
Después de aquella acción exitosa, el hombre-pantera vuelve a sumergirse, esta vez en la sombra del hombre-león, y llevándose a este último consigo. Volviendo con el dragón abisal, luego de haber recibido ese ataque inesperado, ahora estaba siendo golpeado continuamente en la cabeza, por el hombre-oso; aunque a duras penas esos golpes le hacían algo, aparte de molestarlo.
—¡¡Malditas criaturas!! —exclamó Bael encolerizado, mientras se elevaba un poco, y ascendía la cabeza hacia atrás; con el propósito de bajarla, para estrellar a Rafael contra la tierra.
Preparado, el dragón oscuro descendió su cabeza a gran velocidad, y a pesar de eso, logró detenerse a medio camino, después de haber visto que, para su mayor sorpresa, y horror, debajo de él, en su sombra, habían salido Azrael y Jofiel; este último dio un poderoso salto, con su habilidad activada y cargada, y vuelve a golpear el estómago del dragón oscuro.
Sin embargo este golpe tenía menos fuerza, por lo que el brazo de Jofiel no se fracturó esta vez; y aunque la fuerza era menor, fue suficiente, como para volver a destrozar algunas de las escamas del dragón abisal, y dejar parte de su piel vulnerable. Bael, ya harto de las bestias, con su mano derecha, golpeó al hombre-león: enviándolo a estrellarse contra la tierra. Y justo cuando iba a encargarse del hombre-oso, escucho al mismo Jofiel decir...
—¡¡Ahora perro y tigre!! —grito Jofiel, a cierto par de bestias, mientras se levantaba deprisa del cráter (producto de su caída) pese a estar lastimado (no tanto como la vez anterior).
[Recuerdo]
—Dado a que hemos perdido mucho tiempo, y de aquí a que comience el ataque, es probable que su estómago se regenere lo bastante, como para resistir más golpes. Por eso, tú deberás volver a herirlo. Pero si el infeliz es más rápido y te quita del camino, yo tendré que hacer el resto. Sin embargo asegúrate de no usar demasiada fuerza, para que no te vuelvas a romper un brazo; pues, en caso de que yo tampoco lo logre, al menos lo distraeré para que intentes de nuevo la siguiente parte del plan —explicó Miguel a Jofiel.
[Fin del recuerdo]
—¡¡Maldita sea que soy un lobo maldito felino!! —exclamó Miguel furioso.
El hombre-lobo se estaba acercando por tierra, a donde estaba el dragón abisal, mientras era envuelto en un brillo azul eléctrico. Pero después de que Jofiel diera la señal, Miguel se detuvo, y se posiciono para saltar, al mismo que la energía que lo envolvía se hacia mas fuerte.
"Si mi hermana pudo desarrollar esta técnica hasta ese punto, ¡yo también puedo!", pensó Miguel con seriedad, para luego decir: ¡¡Fuerza Lunar: Viento Nocturno!!
Luego, en lo que pareció un instante, bajo la forma de un rayo azul, el hombre-lobo paso de donde estaba, a donde se encontraba el dragón abisal; y con la misma velocidad, le hace unos cortes profundos en la piel del estómago; trazando una cruz.
—¡¡Oye cuida el lenguaje amigo canino, probablemente hay niños presentes!! —grito Gabriel, respondiendo al insulto que Miguel dijo antes de atacar.
El hombre-tigre estaba en el techo de una casa, cerca de Bael, con la habilidad, Poder del Rey, activada. En cuanto Miguel atacó, Gabriel dio un potente salto, y en la forma de un resplandor flameante rojizo, llegó hasta la espalda de Bael. Posteriormente extiende sus garras, y en un parpadeo, hace unos cortes en las gruesas escamas: también trazando una cruz.
Terminado esa parte del plan, Rafael salta del lomo del dragón abisal, junto a Gabriel. En cuanto a Miguel, después de haber trazado la cruz, inmediatamente volvió a saltar, desde el estómago del dragón oscuro, y cayó al lado de Gabriel y Rafael en tierra; sin ver que iban a ser atacados desde arriba. Debido a lo inesperado y rápido que fue todo, Bael tardó en reaccionar como es debido; hasta ahora. Cargo su aliento flameante, e iba a atacar al grupo que se encontraba debajo de él; pero antes de eso...
—¡¡Ahora leopardo acabalo de una vez!! —gritaron Gabriel, Miguel y Rafael al mismo tiempo.
[Recuerdo]
—Después de que el león vuelva a lastimarlo en esa zona, aprovechare para dibujar la cruz en su piel, y Gabriel dibujara la otra en la espalda. Ahí será cuando actúes tu leopardo. Con esto, no solo lograremos hacerle un gran daño, sino que también, hará que expulse aquello que le da fuerzas y lo restaura —explicó Miguel.
[Fin del Recuerdo]
Todos centran su mirada en la misma dirección: en el techo de una casa; ahí estaba Raziel; apuntando con su mano derecha a Bael, mientras que en la otra tenía su libro abierto.
—Escritura Sagrada: que la oscuridad se aparte, porque Dios dijo que haya a luz y apareció la luz para iluminarnos en nuestra oscuridad.
Conjuro Raziel a gran velocidad, casi sin pausa, y las letras del libro comienzan a brillar. Es entonces que, Bael se da cuenta de la presencia del hombre-leopardo. Sin embargo, antes de siquiera pensar en atacarlo, nota un dolor en su estómago y espalda; las cruces que Miguel y Gabriel trazaron, empezaron a brillar de blanco; y dicho brillo siguió aumentando, hasta explotar en un gran haz de luz.
Debido a que las dos cruces estaban en la misma posición, uno debajo de la otra, el rayo de luz de ambas se interconecto; lo que causó que atravesara por completo el torso de Bael; y debido a que este tenía el aliento cargado, la explosión fue más potente.
Los que se encontraban debajo del dragón abisal, rápidamente huyeron de allí: evitando que la explosión los golpeara, el torrente de sangre los bañara, y el cuerpo casi muerto de Bael los aplastara. No obstante, sin que nadie lo notará, del río de sangre oscura, surgió una extraña piedra rojiza, con luminiscencia púrpura.
Después de completar el plan, y haber acabado con la amenaza, Raziel bajo de aquella casa, y se reúne con su hermano, en compañía del tigre, lobo, oso y león; quienes se habían refugiado lejos, de donde cayó el dragón abisal; y ahora descansaban.
—¡Funciono! ¡Tu estrategia funcionó! ¡Eres un genio amigo lobo! —elogiaba Raziel sorprendido, emocionado y feliz a Miguel.
—¡Que yo soy!... ah no, tu si me llamaste lobo. Por fin un felino lo hace —dijo Miguel casi cayendo al suelo del cansancio.
—No hay porque molestarse. Sabes que te decimos perro de cariño ¡ja, ja, ja! —dijo Gabriel burlonamente.
—Pero a mi hermana si la llamas loba —cuestiono Miguel un tanto confundido.
—Porque a una mujer jamás la llamaría perra, sobre todo ella, que me cae mejor que tu —dijo Gabriel con una sonrisa divertida.
"Es oficial, de todos los felinos, a ti te odiare más ", pensaba Miguel, tan furioso, que gruñía.
De vuelta con Uriel, Remiel y Camael, estos también festejaban la victoria sobre su enemigo. Pero el joven-dragón deja de festejar, cuando se acuerda de su amiga sirena. Antes de que él fuese por ella, se escucha una explosión. Los tres se voltean, y ven volar los escombros de la entrada del castillo, debido a un muro de hielo, que surgió del interior. Luego, dicho muro desaparece en luz azulada; y de la entrada, ahora despejada, sale Amitiel. Ella al ver a Uriel, de inmediato corre hacia él, y este también avanza hacia ella; y ambos se reúnen en un fuerte y emotivo abrazo.
—Je, y yo pensaba que mis padres eran una pareja de lo más rara —dijo Remiel sorprendido y con diversión, la escena dramática entre el joven-dragón y la sirena.
—No sé si me gustaría escuchar esa historia —respondió Camael al comentario de Remiel, con una expresión estupefacta.
[Rumania: Monasterio de Snagov]
https://youtu.be/jIcWhIu2lV4
Mientras tanto, en el monasterio, donde estaban los vampiros, todo fue cubierto por una nube de polvo; producto de un golpe de viento, que circulo por la habitación cual torbellino, poco después de que Terrordar diera su sangre al cadáver en la lápida. En cuanto se despejo el polvo, todos los presentes estaban considerablemente lejos; cubriéndose y despejando con sus manos la neblina; bastante sorprendidos por lo sucedido. Entonces, todos notan como una mano esquelética, con filosas uñas, emerge de la lápida.
Posteriormente, de la lápida, sale el cadáver, ahora reanimado, y no solo eso; estaba menos demacrado; como si hubiese rejuvenecido un poco. El cadáver se pone de pie, de forma inverosímil, sin apenas moverse; ve hacia los lados, y centra su mirada en los vampiros: revelando unos demoníacos ojos rojos.
—Tal parece que necesita alimentarse bastante para recuperarse —dijo Terrordar con una sonrisa llena de orgullo.
—¿Que...? ¿Quién... eres tú...? —preguntó el cadáver viviente, muy confundido, y con voz seca.
—Oh mis disculpas por no presentarme primero. Mi nombre es Terrordar: uno de los Nueve Señores Vampiro —se presentó Terrordar, mientras se arrodillaba; igual que el resto de los presentes.
—¿Mi época? ¿De qué hablas?
—Bueno, era obvio que olvidaría aunque sea algo, después de todo, regenero una nueva cabeza. Pero no importa, por suerte, vengo preparado con el Orbe del Recuerdo.
Terrordar levanta su mano derecha, y encima de esta, se manifiesta una esfera de energía espectral; oscura y verdosa, con imágenes de distintos escenarios en el centro. Acto seguido, la esfera avanza hacia el cadáver viviente, y comienza a ser absorbido por éste. El cadáver viviente se sorprendió por lo que pasaba. Pero al cabo de pocos segundos, cuando la esfera espectral casi terminaba de ser absorbida, hasta desaparecer, el ser mostro una fría y siniestra sonrisa dientona, que haría estremecer a cualquier psicópata.
—Antes de venir, investigue bastante sobre vuestra vida. No es su vida completa, pero será suficiente, como para que recuerde casi todo. El resto de la memoria la recuperará con el tiempo. Es una suerte que en los vampiros, la memoria esté ligado no solo a la mente, sino también a la misma sangre.
—Sí, has hecho bien. Ya recuerdo casi todo. Mis hijos, mis viejos amigos, mi reino, mi hogar, y más importante: mi nombre —respondió el cadáver viviente, con la voz aún seca, pero más animada y llena de satisfacción.
—Bienvenido de vuelta a la tierra de los vivos, Vlad III Tepes, o como le gusta que lo llamen ahora; Conde Drácula: Rey de los Vampiros y Príncipe de las Tinieblas.
Próximo Capítulo: Un Dragón sin Tesoros
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