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Capítulo XI: Piratas de Japón

"Es un amigo mío... un Gato de Cheshire..." 

—Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.

https://youtu.be/QBuIBPstvHU

[Barco Draco Wang: Comedor]

Dentro del comedor del barco, la situación era de lo más normal, excepto por el detalle de que había una cucaracha del tamaño de un mapache.

Gabriel y Kumal terminaron de matar a la cucaracha gigante; el segundo la derribó en el aire de un ágil salto, permitiendo que el primero la matara al instante destrozándole la cabeza con la escoba. Aunque en el proceso rompió dos sillas y tumbó la mesa.

Entonces, mientras Caroline se ocupaba de levantar la mesa y Gabriel de limpiar los restos de las dos sillas, ambos jóvenes-bestia y el gato se sobresaltaron al escuchar un fuerte ruido, y casi cayeron al suelo por el temblor repentino del barco. De inmediato los tres salieron del comedor, y quedaron igual de desconcertados que todos los que estaban en el barco al ver que los seguía un buque de guerra, que no lucía para nada amistoso.

—¡¿Es en serio?! ¡Apenas estamos saliendo de los muelles, y un barco nos ataca! —exclamó Gabriel tan sorprendido que su cabello se erizó por un momento, mientras que Caroline estaba boquiabierta, sorprendida más por el tipo de barco que los perseguía que por la misma situación.

—¡Lo sabía; sabía que este clan de bestias salvajes estaba maldito! ¡Los persigue la desgracia, la mala suerte, el infortunio! ¡La Rueda de la Fortuna está en su contra! —exclamaba Angela sentada cerca de la puerta del comedor, con ambas manos sobre la cabeza, alterada de una forma exagerada y dramática.

A su lado estaban parados Gabriel, Caroline y Kumal, quienes al igual que los demás presentes en esa parte de la cubierta, miraban a la harpía cisne con un poco de lastima. Sobre todo el garuda, quien estaba cruzado de brazos y con los ojos entrecerrados.

—Creo que después de estas misiones, ella va a necesitar terapia —comentó Raziel sintiendo pena y preocupación.

—Muchos vamos a necesitarlo —dijo Camael con las manos en la cintura, sintiendo estupefacta lastima—. Ya contrólate bailarina emplumada, que hasta yo empiezo a sentir pena.

—Bueno... hay que ver el lado positivo ¡je, je! —decía Clarisse con una sonrisa optimista tratando de controlar la situación.

—¡Absolutamente no hay nada de positivo en esta situación! —exclamó Angela histérica a un grado casi lunático. 

—Señorita Florit no se altere. Su amiga está en lo correcto —decía Jofiel con una actitud seria y bastante tranquila, que inspiraba calma y confianza—. Si los de ese barco hubieran querido, habrían derribado nuestro barco sin que nos diéramos cuenta. Aquel disparo fue solo de advertencia y para captar nuestra atención. Aunque también puede que haya sido para calcular la distancia entre nuestro barco y el suyo.

—Gracias por compartir tu punto de vista tan optimista, león italiano —dijo Camael con sarcasmo.

—Solo hablo desde la experiencia. Ya he estado en muchas situaciones parecidas antes en Birmania —explicó Jofiel de forma educada y sabia.

—Igual yo —dijo Clarisse aun con optimismo—. La tripulación de ese barco no continuó el bombardeo. Al contrario solo siguen acercándose, pese a estar en una posición lo suficiente beneficiosa para hundir nuestro barco. Es obvio que planean acercarse sin atacar, al menos no con sus cañones.

—Son puntos muy buenos los de ustedes dos, y me parecen lo más acertados —dijo Erzuli, analizando el punto de vista del joven-león y la humana británica, luego dirige la mirada hacia el draconiano rojo, que seguía en la parte alta de la cubierta donde estaba la rueda del timón—. ¡Capitán dragón, ¿Qué opina usted?! —preguntó ella en voz alta.

https://youtu.be/T8k9y2hunuU

—¡Estoy de acuerdo con lo que dicen Jofiel y la humana blanca como la nieve! —contestó Uriel en voz alta, tras haber escuchado lo que opinaron sus mencionados compañeros de clan—. Si lo que quieren los fenómenos del otro barco es llamar nuestra atención, pues ya lo hicieron... Entonces ¿ahora qué haremos, par de alfas?

—Oh vaya, ¿te refieres a Raven y a mí? —preguntó Miguel con mal humor y algo de sarcasmo.

—Obvio que sí. Podré ser el capitán de este barco, pero ustedes dos siguen siendo los líderes y estrategas —respondió Uriel con una sonrisa orgullosa.

—Me alegra saber que tu orgullo recién elevado no te hizo olvidar eso —dijo Miguel ahora con un buen humor, y sintiéndose orgulloso de la madurez que presentaba el joven-dragón rojo—. Pienso que lo mejor será evitar cualquier conflicto. Así que dejemos que se acerquen, pero igual mantendremos la guardia alta, por si acaso. ¿Qué opinas tú, Raven?

—Que más en lo correcto no puedes estar —dijo Raven con una actitud seria, muy acorde a la situación—. Si estuviéramos en tierra no habría problema. Pero si llevamos la pelea en el mar, el barco sería el más afectado.

—Las salvajes y caóticas peleas entre bestias demuestran eso —comentó Amitiel entrecerrando los ojos, recordando lo violento y destructivo que fue el combate entre el clan Nighfall Angels contra Ezequiel y los otros tres maestros, y eso fue antes de que dicho clan se hiciera tan fuerte como ahora.

—¡Ah no, el barco sí que no! ¡Acabo de recibirlo y quiero que dure intacto al menos por 24 horas! —dijo Uriel abrazando el timón del barco, casi como un padre abrazando a un hijo.

—Tomaré eso como que estás de acuerdo en intentar evitar una confrontación directa —decía Raven sonriendo, pero sin cambiar su semblante serio—. Aun así, también concuerdo en que debemos prepararnos, en caso de que no tengamos otra opción más que pelear.

—¡¿Escucharon todos allí abajo?! —pregunto Uriel en voz alta, dirigiendo la mirada hacia los demás que estaban en la parte baja de la cubierta.

—¡Alto y claro capitán! —respondió Remiel con una sonrisa confiada y poniéndose la mano derecha en la frente al estilo militar.

—Yo no escuche mucho —dijo Clarisse levantando la mano izquierda, ya que al ser una simple humana, no contaba con los extraordinarios sentidos auditivos de los otros tripulantes—. Y creo que Elsa tampoco.

—De hecho, yo sí escuché bastante bien lo que dijeron Miguel y Raven —dijo Elsa con una sonrisa jovial, sorprendiendo a la rubia británica.

—Descuida pequeña blanca como la nieve. Solo prepárate para sacar tu espada, y apuñalar al primer malnacido que nos ataque primero —simplifico Gabriel, mirando atento al barco que se acercaba.

—¡Entendido! —contestó Clarisse esbozando una sonrisa inocente y animada, para luego invocar su espada plateada de una forma elegante y heroica, lo cual sobresalto a los chicos-bestia que estaban cerca de ella.

—Por favor, si no es mucha molestia, ¿podrías mantener alejada esa espada de nosotros? —pidió Raziel con amabilidad y notable incomodidad, mientras se alejaba unos cuantos pasos lejos de la rubia británica.

Los demás jóvenes-bestia que estaban cerca de la británica también se alejaron un poco, incómodos por la espada de plata que portaba la humana, sobre todo el joven-león, quien fue testigo de primera mano de lo que puede hacer esa espada.

—¡Oh, disculpen! ¡Y no tengan miedo, seré cuidadosa con mi espada! —dijo Clarisse tan apenada que agitaba la espada igual que una experta en el arte de la esgrima. Pero no tranquilizó mucho a los jóvenes-bestia.

"Me preocupa más esta niña con esa espada, que el propio barco enemigo", pensó Azrael en el fondo muy preocupado de que un arma así estuviera en manos de una chica tan infantil como la rubia británica.

Acordado las acciones que tomarían en la presente situación, ambos clanes se prepararon para recibir al nuevo barco que los seguía; el buque extraño se posiciono al lado del estribor del barco Drako Wang, quedando así uno al lado al otro. Pronto en el borde del babor del buque se acercaron los que eran su tripulación: Yokais procedentes de Japón.

En el barco había criaturas humanoides de todos los tamaños y tipos, desde el clásico Yokai de ríos llamado Kappa, hasta el legendario yokai alado Tengu. No había Yokais bestia como un kitsune o un nekomata, pero si había algunos Yokai que tenían partes de animales que no originaron a una tribu de bestias. La mayoría llevaba distintivos trajes, que al parecer representaban su oficio; hasta donde se podía ver, había samuráis, ninjas y maestros de karate.

https://youtu.be/VMhiR31OdvU

—¡De acuerdo fenómenos, ya tienen nuestra atención! —decía Uriel en voz alta, viendo al montón de Yokais que integraban la tripulación del otro barco—. ¡Soy el genial capitán de este hermoso barco, Uriel Draignis, ¿quién de ustedes es vuestro capitán?!

—Soy yo. ♪

Contestó una melodiosa voz femenina desde atrás. Y entonces, la tripulación agrupada en el babor del barco Yokai, comenzó a apartarse para dejar un espacio entre ellos, por el que pudiera pasar su capitán, o mejor dicho capitana.

La capitana resultó ser una mujer-gata, que parecía ser de origen británica, ya que aparte de sus rasgos faciales, tenía la distintiva piel clara, pero con ojos color café y un llamativo cabello color lavanda atado en dos largas coletas. Vestía un sencillo y elegante traje de kunoichi, de color negro con pantimedias y guantes largos de color morado. También tenía un lazo negro en la cima de su cabeza con forma de pequeño moño, un cinturón con kunais amarrados en su cintura, y contaba con elegantes botas largas negras.

—Soy la capitana de esta tripulación y la navegante de este barco —dijo la mujer-gato extendiendo ambas manos a los lados de manera teatral, antes de ponerlas en su cintura, y bajar la mirada para ver a la tripulación del barco Draco Wang.

—No puede ser... Esto no puede estar pasando... —decía Remiel dando un par de pasos hacia atrás, con los ojos agrandados, la piel más pálida de lo normal y temblando de miedo.

—¿Estas bien, Remiel? —pregunto Jofiel, dándose cuenta de lo asustado que estaba ahora el joven-kitsune.

—Ahora a ti ¿qué te pasa? Parece como si hubieras visto un fantasma —dijo Azrael frunciendo el ceño, no estando de ánimos para otra ridiculez del kitsune.

—E-e-e-es... ¡Ella es Mabel Cheshire! —dijo Remiel, tras unos segundos de tartamudeo aterrado, dejando con su respuesta en total shock a los demás miembros de su clan, mientras que las doncellas estaban confundidas, pues desconocían esa parte de la historia del joven-kitsune.

—Bueno... bueno... ¡bueno...! ¡¡Buenooo...!!

Decía Mabel cada vez más fuerte, y esbozando una gran sonrisa con cada palabra pronunciada, que era casi antinatural y mostraba sus afilados dientes de gato. Luego puso ambas manos en el barandal del barco y se inclinó todavía más, para ver mejor al joven-kitsune, con tal de comprobar si no estaba viendo mal. 

Pero no era un malentendido; allí estaba su ex pareja, Remiel Nishimura.

—Que pequeño es este universo. Jamás espere que nuestro reencuentro sucedería tan pronto, querido zorrito ♪ —dijo Mabel con un tono melodioso y denotando una emoción alegre, que contrastaba con la creciente furia visible en sus ojos, ahora con pupila hendida y brillando de color azul.

—A ver si entendí, la capitana de ese barco... ¿es tu ex o algo por el estilo, chico zorro? —pregunto Erzuli viendo al kitsune, comenzando a tener una idea del contexto de la situación, en base a la experiencia que ella tenía en momentos similares.

—Ehhh... A-a-a-algo así... —decía Remiel con una sonrisa temblorosa, que hacía ver cuán nervioso y asustado estaba en el fondo—. ¡Mabel, mi pequeña y tierna neko, ¿cómo has estado querida?!

—Pues ahora muy bien... —respondió Mabel deslizando los dedos en el barandal, con las uñas extendiéndose y siendo afiladas al pasar por la madera—. Bien, porque podré demostrarte cuan "agradecida" estoy contigo, por haber dejado que me llevaran a una prisión, alejada del sol y la luna, con un collar eléctrico que me daba excelentes terapias de electrochoques, cada vez que intentaba usar mi poder. ¿Por qué no vienes aquí y hablamos más sobre eso, en privado?

—Créeme que me encantaría... —dijo Remiel juntando las manos en un pequeño aplauso y desviando la mirada—. ¡Pero hoy mi clan y yo estamos muy ocupados en dos misiones muy, muy importantes. ¡Y además hoy no pareces muy "estable" mentalmente!

—Ohhh, te equivocas querido. Jamás en mi vida he tenido la mente tan "estable" como ahora —dijo Mabel enseñando los colmillos felinos y ampliando los ojos de forma siniestra, mientras hundía las garras en el barandal de madera.

https://youtu.be/VVXFrgcvKQ8

—Se nota... —comentó Camael con sarcasmo, suspirando de cansancio y mirando hacia arriba. 

—Ehhh... Lamento mucho interrumpir un reencuentro tan... "emotivo"... si se le puede llamar así... —decía Miguel con seriedad y tratando de ser cuidadoso con las palabras—. Pero basándome en el disparo "amistoso", querían captar nuestra atención para una charla más de cerca, ¿o me equivoco?

—Para nada. Casi aciertas en todo —contestó Mabel dirigiendo la mirada en el licántropo alemán, y entonces cambia a una expresión más alegre al ver que estaba allí presente el draconiano rojo—. Y por lo que veo, era cierto que en su clan está el dragón rojo de los rumores.

"¿Rumores...?", pensó Uriel confundido.

—La verdad es que quise resolver esto por las "buenas", con un trato especial —explicaba Mabel como una amistosa vieja amiga—: entreguen al dragón rojo, y nos iremos sin hundir su bonito barco que parece recién salido de la carpintería.

—Buscan a Uriel, igual que los Yaoguai que nos atacaron —dijo Amitiel adoptando un semblante serio que denotaba hostilidad. 

—Ohhh. A juzgar por lo que dijo la chica de acento italiano, entonces esos Yaoguai revoltosos fracasaron —dijo Mabel con un tono divertido, que parecía bastante cruel.

—¡¿Entonces ustedes están con esos Yaoguai?! —exclamó Caroline sorprendida.

—Se puede decir que formamos una "alianza temporal" —explicaba Mabel, mientras juntaba cada uno de los dedos de forma simultánea—. El acuerdo fue este: nosotros los llevaríamos a esta ciudad en nuestro barco, y después los ayudaríamos a viajar al Reino de Siam, a cambio de que nos cedieran una pequeña parte de su botín. Después de todo, el dinero lo puedo conseguir asaltando barcos durante la travesía, y necesito mucho si quiero contratar a los mejores guardaespaldas de la Sociedad Sobrenatural. Como podrás imaginar, mi querido kitsune eléctrico, ahora lo que menos quiero en la vida es volver a una prisión para bestias como yo.

—Lo imagino, querida neko —contesto Remiel con una sonrisa nerviosa y apenada.

—Por lo visto, esta gata sigue tan codiciosa con el dinero como siempre —decía Azrael entrecerrando los ojos, recordando el trasfondo que les relato el joven-kitsune sobre Mabel—. Oye gata británica, por curiosidad, ¿no te saldría más sencillo solo volver a robar bancos, en vez de fastidiarnos?

—Vaya, así que Remiel compartió nuestra historia con ustedes.

—Sí, con todo y detalle —dijo Rafael. 

—Que buenos amigos deben ser entonces... —agrego Mabel, ahora mirando de forma rencorosa a cada uno de los miembros de ambos clanes—. Y respecto a la pregunta, claro que lo intente. Pero reforzaron la seguridad en esos bancos, y yo no tengo deseos de arriesgarme a que me vuelvan a atrapar y lleven a ese terrible lugar, al que fui antes gracias a Remiel.

—Creo que ha quedado bastante claro que fue por mi culpa que acabaste en prisión —dijo Remiel con los hombros decaídos y un humor deprimente.

—Lo sé, pero me gusta tenerlo bien en claro. Gracias a eso, sobreviví a ese zoológico, esperando el mejor momento para escapar y encontrarte, ¡¡para pagarte cada uno de los segundos que pasé encerrada en esa jaula eléctrica!!

"Esto no apunta a un final feliz...", pensaron tanto Miguel como Raven por igual, estando de acuerdo en que la situación lucía que iba directo a una guerra.

De hecho todos pensaban casi igual que ellos dos. Y no se les ocurría una forma "pacífica" de salir de esa situación, porque en realidad todo apuntaba a que no existía una solución que no requiera la fuerza.

Tanto Jofiel como Rafael, Raziel, Clarisse y Erzuli hacían su mayor esfuerzo para pensar en una alternativa pacífica, porque estaban de acuerdo con sus líderes en el hecho de que no podían arriesgarse a que el barco resultase dañado en medio de una pelea. Y de ambos grupos, ellos cinco eran los que más tenían experiencia en resolver conflictos con el diálogo en vez de los puños.

Y el primero en tomar el riesgo de usar el diálogo, fue el "hermano mayor" del clan Nightfall Angels.

—Escucha, capitana Cheshire, la verdad es que no sabemos por qué tanto interés en nuestro amigo dragón, Uriel, así que, antes de llegar a un acuerdo pacífico y bueno para ambas partes, ¿podría al menos explicarnos por qué persiguen a Uriel? —decía Rafael con toda la educación y calma que suele caracterizar a los druidas de su tribu, pensando rápido y con cuidado qué palabras elegir.

—¡Ejem! Como dijo mi amigo Rafael, lo mejor es llegar a un acuerdo que beneficie a ambas partes, porque una lucha aquí, tan cerca de la ciudad, les daría muchos problemas a ustedes. Y para tener un acuerdo beneficioso, es importante conocer los detalles, como por ejemplo, el motivo por el que toda Asia tiene los ojos puestos en nuestro honrado capitán draconiano rojo —decía Jofiel haciendo elegantes gestos con ambas manos, y teniendo una actitud carismática, calmada y educada, para apoyar el intento de dialogo pacifico del joven-oso.

—Dos hombres-bestia que saben manejar el intelecto y la lengua. Sus hembras deben de estar muy orgullosas y satisfechas de tenerlos —comentó Mabel con un humor más tranquilo y jovial—. Bien, les daré el contexto en el que su amiguito dragón rojo los metió.

https://youtu.be/K_o1sMb3UX8

Mabel profundizó en el tema, que les molestaba a muchos de ambos clanes en el fondo: ¿qué querían las criaturas sobrenaturales de China y Japón con Uriel? La respuesta abrió más preguntas que antes en algunos.

Para empezar, la mujer-gata les explico que en el pasado, en China, los humanos estaban tan obsesionados con alcanzar la inmortalidad, que intentaban recrear la fórmula de la famosa Píldora de la Inmortalidad, que dotaba a toda criatura una determinada cantidad de años, junto con el poder que podría haber cultivado en ese periodo de tiempo.

Un ejemplo famoso de esos intentos de replicar la fórmula fueron los del emperador Qin Shi Huang, quien antes de morir alcanzó la vida eterna que tanto deseaba, vendiendo las almas de los humanos de su propio reino al primer Rey Vampiro.

Pero solo una formula "casera" estuvo tan cerca del resultado deseado: una píldora especial, conocida como la Perla del Dragón, debido a que su ingrediente principal era la sangre de un dragón divino, como uno de los Reyes Dragón o un dragón mortal bendecido por el cielo mismo.

El actual rey de la tribu naga del Reino de Siam quiere obtener una Perla de Dragón, para ofrecérsela a un hombre-lagarto que tiene conocimiento acerca de alguien en concreto; un pariente del actual rey naga, que fue dado por muerto en México.

Según los Yaoguai que acompañaron a Mabel en el barco, aquel pariente era el único hijo del tío del actual rey naga. Y este tío en particular era un garuda, lo cual implicaba que el primo del rey naga también lo era. No obstante, el rey naga no estaba buscando a su primo para una alegre reunión familia; estaba buscándolo para matarlo.

—El hijo de un garuda siamés... perdido en México... —decía Jofiel frunciendo el ceño, bajando la mirada y viendo de reojo a Camael.

El narasinja comenzaba a notar cierta relación con el trasfondo de cierto garuda de su clan, quien también noto esta curiosa coincidencia; lo dejó claro al devolverle la mirada al joven-león. Ambos no necesitaron comunicarse con palabras para saber que estaban de acuerdo en una cosa: su respectiva experiencia les decía que no podría ser una "coincidencia".

—¿Y saben quién es el tío del rey naga? —pregunto Camael mostrándose indiferente, solo para no hacer ver lo ansioso que estaba en el fondo con saber la respuesta a esa duda.

—Según un Yaoguai que parecía sapo, y no me refiero solo a que era bastante bocazas, sino literal parecía uno. Como sea, el punto es que entre sus parloteos, explicó que el garuda hermano del anterior rey naga, era el general del ejército real del actual rey garuda. Y digo "era", porque actualmente su paradero es desconocido. Tal vez alguno de ustedes ya haya escuchado de él; se llama Som Cael Pakpao.

Los miembros femeninos del grupo no estaban al tanto sobre todo el trasfondo de Camael, por lo que no tuvieron reacción alguna ante esa revelación. Mientras que los jóvenes-bestia hicieron todo lo posible para no mostrar algún tipo de reacción, o al menos no parecer demasiado sorprendidos, para no levantar sospechas. Incluso Camael luchó para mantenerse sereno ante esa revelación.

Ya de por si estaban en una situación bastante delicada, como para meterse en una peor si se descubría que entre ellos también estaba el primo garuda del rey naga de Siam.

https://youtu.be/_exzMlD6KT4

—Pero como dije, el general del ejército de garudas de Siam está desaparecido. Y lo único que se sabe de él, es que tuvo un hijo en México con una garuda hembra de allí, que curiosamente también está desaparecida. ¡Je, je, je! ¡Tremendo problema familiar tienen encima la realeza de las bestias en Asia, ¿no es así?!

—Nada fuera de lo común, en lo que respecta a las familias de los poderosos —comentó Jofiel, sabiendo más que nadie el tipo de problemas que suelen tener los poderosos.

—Pero no me interesan sus problemas familiares, sino el beneficio que puedo sacar de ellos —decía Mabel de forma melodiosa—. Y tengo conocimiento de que las tribus de los garuda y los naga son quienes gobiernan la India, Indonesia, Malasia, Birmania y el Reino de Siam. Con tanto poder, prestigio y riquezas, sería de idiotas rechazar un pedido de ayuda suyo. Y suponiendo que el dragón rojo está aquí, entonces los Yaoguai fracasaron. En fin, más dinero para mí.

Poco a poco se fueron atando algunos cabos, que molestaba las mentes de los jóvenes-bestia. Pero había otro detalle que circulaba por su mente: "¿Cómo Mabel y los Yaoguai pudieron saber que Uriel era ese supuesto dragón rojo bendecido, y además saber dónde estaba él?". Era una duda que necesitaban aclarar, para así saber cómo los enemigos los encontraban, y de paso saber también cómo es que se extendió tal rumor sobre él.

Aunque Jofiel, Azrael, Rafael y Miguel llegaron rápido casi a la misma conclusión: "quien extendió el rumor debió haber visto a Uriel en Japón, porque esa fue la única tierra de Asia a la que él viajó".

—Sin embargo, el trato inicial que pensaba hacerles ha tenido un "ligero" cambio —agregó Mabel, ahora teniendo un toque siniestro en su actitud jovial.

—Si es así, ¿cuál es ese "ligero" cambio en el trato? —pregunto Erzuli, teniendo un muy mal presentimiento.

—¡Es simple! Prometo que nos marcharemos sin hundir su precioso barco, a cambio de que nos entreguen al dragón rojo, y como bono extra a mi querido ex novio —explicó Mabel poniendo los codos en el barandal y apoyando su barbilla encima de las manos, dejando en shock a los jóvenes-bestia y a las doncellas con su respuesta—. Admito que no esperaba que él estuviera en el mismo clan, que el dragón rojo. Ha sido el mejor golpe de suerte que he tenido. Y como he tenido una racha de buena suerte hasta ahora, estoy tan feliz que les daré una oportunidad con este acuerdo. ¡Vamos, no pueden negarse, es un trato estupendo!

—Sí que lo es. Pero yo te ofrezco un trato mucho mejor, si te apetece escucharlo —decía Gabriel entrecerrando los ojos y cruzándose de brazos con molestia.

—Está bien, dilo. Tengo curiosidad por ver en qué podría ser mejor tu trato —dijo Mabel de forma divertida y humorística.

—Yo propongo, que el dragón rojo y kitsune chiflado se queden en nuestro clan, ¡y tú que regreses a la jaula de donde saliste! —contestó Gabriel de forma despectiva, sin ninguna intención de sonar "respetuoso".

El comentario del joven-tigre hizo que la sonrisa alegre de Mabel cayera, mientras que el iris y la pupila de los ojos de ella se encogieron de forma amenazante.

Camael sonrío por lo infantil y tonto que fue la respuesta. Angela estaba al borde de otro ataque de nervios. Azrael se golpeó el rostro por pena ajena. Raziel trago saliva por temor. Remiel estaba tan blanco como su cabello por el terror que sentía. Rafael cerró los ojos y suspiró para calmarse. Y Miguel fue sujetado del brazo izquierdo por Raven, para evitar que no bajará a matar al joven-tigre.

El resto de ambos clanes solo sonrieron para no angustiarse, porque sabían que cualquier diminuta posibilidad de resolver la situación de forma pacífica, acaba de irse directo al fondo del mar.

—¡Pfff! Es un trato muy interesante. Yo lo aceptaría —dijo Uriel sonriendo, luego de taparse la boca por un momento al inicio para controlar las risas.

—Bueno, creo que ya valió —dijo Camael entrecerrando los ojos, sonriendo con sarcasmo.

—Y esta vez es literal... —agregó Raziel con voz temblorosa y un poco encorvado, similar a un felino asustado.

—Hubo otro cambio de planes... Quiero al dragón rojo y a mi kitsune... —decía Mabel, en un inicio pareciendo otra vez calmada y jovial, para entonces cambiar a una expresión de furia total, y rasgar con las garras el barandal—. ¡¡Junto con la piel de ese baghatma insolente!!

https://youtu.be/eWzaAd1yILw

—¡Amitiel enciende los motores! —aviso Uriel sujetando la rueda del timón, sabiendo que venían los problemas.

—¡Enseguida capitán! —respondió Amitiel, mientras levantaba la palanca de arranque de la mesa controles casi hasta donde la misma mesa lo permitía.

Y como reacción el barco saco desde la parte inferior de la popa un par de propulsores pequeños, los cuales dispararon una onda de choque bajo el mar, que impulsó el barco hacia adelante. Esto hizo que el barco del clan Nightfall Angels saliera disparado con tal violencia, que agito el mar y casi voltea el barco de Mabel.

El barco del clan Nightfall Angels se retiró rápido, casi como un automóvil que arranca a máxima velocidad en un instante para dejar atrás a la policía. En este caso, para huir de un grupo de piratas.

Sin embargo no sería tan sencillo; luego de haberse caído por el tambaleo del barco, Mabel se puso de pie, apoyándose en el barandal, y mientras apretaba los dientes con furia, gruñía y tenía los ojos inyectados en sangre, miró al barco del clan Nightfall Angels alejándose.

—No será tan fácil huir de mí... —dijo Mabel con un rencor que se notaba en cada sílaba que pronunció.

El barco del clan Nightfall Angels se desplazó por el agua de una forma tan repentina y veloz, que casi todos cayeron al suelo. Y en solo unos segundos recorrió casi medio kilómetro en el mar. No llegó más que eso, porque comenzó a perder aceleración, llegando a una velocidad lo bastante "lenta", como para que la tripulación pudiera ponerse de pie sin tanta dificultad.

Ahora con el viento como único apoyo, el barco llegó a una zona del mar en el que había enormes rocas como pequeñas colinas; tenían vegetación semejante a la de Irlanda, con pocos árboles en los que descansaban algunas aves. Pero lo más destacado era que muchas de esas colinas parecían colosales rocas talladas a mano, y de una forma que las hacía parecer monolitos gigantes, con grabados dedicados a las criaturas marinas Kelpies.

—Excelente trabajo de "diplomacia", tigre imbécil —dijo Azrael molesto, apenas levantándose del suelo tras haberse caído.

—No me culpes por haber enfadado a la gata loca —decía Gabriel sentándose en el suelo, para nada preocupado—. Daba igual lo que dijéramos. Ya no teníamos posibilidad de resolverlo con diálogo.

—Por esta vez, estoy de acuerdo con Gabriel —dijo Rafael, mientras ayudaba a Elsa a levantarse.

—La mujer-gata no solo quería que entregáramos al draconiano; también quería al kitsune —explicaba Erzuli, comprendiendo la idea del baghatma—. Y desde mi punto de vista, ella no tenía la suficiente estabilidad mental, como para aceptar dejarnos ir todos juntos en paz. Lo mejor era huir, sin que se lo esperase. Así que el comentario del chico-tigre nos dio una oportunidad de escapar.

—Y por otro lado, lo bueno es que ahora sabemos que los propulsores funcionan muy bien —dijo Jofiel con una pequeña sonrisa.

Después de que todos volvieron a levantarse, pudieron dar un suspiro de alivio. El más feliz de todos ellos sin duda era el capitán del barco, que estaba emocionado de haber visto lo que era capaz de hacer el Draco Wang.

—¡Ja, ja, ja! ¡No esperaba menos de mi barco! ¡Ojala hubiera visto la cara de esa gata loca al ver cómo nos piramos! —decía Uriel sujetándose fuerte de la rueda del timón, ahora sonriendo con orgullo y riendo confiado—. ¡Ella y su tripulación de piratas aficionados recordarán este día como aquel en que casi atrapan...!

Justo de terminar la frase, fue interrumpido por un destello rosa procedente del otro lado de una hilera de colinas rocosas, de las cuales comenzó a salir desde atrás el barco de Mabel. No había tantas colinas como para ocultar el barco entero, y aun así emergía desde atrás como si estuviese saliendo de un portal.

—No puede ser... Yo y mi bocota —dijo Uriel entrecerrando los ojos.

—¡Es el poder de Mabel! —exclamó Remiel volviendo a entrar en pánico.

—¿Y ella es capaz de usarlo a ese nivel? —preguntó Rafael tan sorprendido como los demás, quienes habían quedado boquiabiertos por lo que veían.

—¡Cuando la conocí lo máximo que podía hacer era llevarse consigo un carruaje! —contestó Remiel sujetándose la cabeza con ambas manos—. ¡No pensé que ella pudiese mejorar hasta este nivel!

—Pues como bestia, es normal que supere sus límites de forma extraordinaria —decía Jofiel, sonriendo por lo absurdo que le parecía la situación.

—Ahora yo también empiezo a creer que la Rueda de la Fortuna está en nuestra contra —comento Camael dando un suspiro de molestia al inicio.

—Como mi padre siempre decía: "a veces el universo se esfuerza y divierte en joderte la vida" —comentó Azrael también entrecerrando los ojos con molestia.

—¡Y mi madre dice que todos los tontos tienen suerte, lo cual comienzo a dudar ahora, porque no puedo creer que con tantos tontos en mi clan tengamos tan mala suerte! —exclamó Miguel, también comenzando a perder la calma—. ¡Si es que más tonto no pueden ser, hijos de la vida! ¡Y me refiero a ustedes dos, Uriel y Gabriel!

—¡¿Pero qué dices animal de granja?! —pregunto Uriel comenzando a enfadarse.

—¡El gato maldito empeora la situación poniendo de malas a la gata loca, y tú abres la boca con el riesgo de atraer todos los males del mundo!

—¡¿Y qué culpa tengo yo de que el universo se divierta jodiendonos la vida, como dijo Azrael?!

—¡Señores cálmense que ahora no es el mejor momento para sus discusiones de machos alfa! —decía Raven con una actitud seria y severa—. ¡Miguel, respira hondo y relaja tu mente! ¡Eres un hombre fuerte e inteligente, así que no te dejes dominar por la desesperación, porque ahora más que nunca tu clan necesita de tu liderazgo!

—¡Esta bien, esta bien! —repetía Miguel cerrando los ojos, y parando un momento para inhalar, luego exhalar, y abrir los ojos con más calma—. Bien, ¡Jofiel y Rafael, preparen las defensas del barco! Oh mein Gott... llegó la hora de descubrir que tan bueno es el Draco Wang en una batalla naval.




Próximo capítulo: Bestias de Agua Salada.

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