Capítulo VIII: Unidos por el Destino (II)
"A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo."
—Jean de La Fontaine.
https://youtu.be/dFFUFQhLXXU
[Castillo de los Blunavy: Habitación de Uriel]
Era una enorme habitación lujosa; de paredes blancas y piso de madera, llena de todo tipo de cosas brillantes, como piedras talladas en formas regulares, algunas monedas de oro y todo tipo de gemas y diamantes. En una pared había una doble ventana, en un rincón se encontraba un armario, y al lado de éste último un estante con un espejo roto por un golpe.
En el otro rincón se hallaba una gran cama blanca, donde estaba sentado un chico que parecía de "18" años: piel bronceada, cabello rojo oscuro, ojos dorados, constitución muy musculosa, y llevaba una camisa sin mangas de color marrón junto con pantalones negros. El joven pelirrojo conversaba con una persona más sentada en frente suyo; una chica de 18 años, piel bronceada, cabello liso de color negro y largo hasta los hombros, ojos verde marino y llevaba un vestido casual amarillo.
—¡No pude evitarlo Amitiel! —dijo el chico con tono frustrado.
—Lo sé Uriel. Pero tienes que tratar de resistir esos impulsos —contestó la chica conocida como Amitiel, cruzada de brazos y teniendo un tono igual de molesto—, ¡si no, podrías terminar en pri...!
—Sabes Amitiel que no existe prisión humana que pueda detener a los monstruos como yo —le interrumpió Uriel mientras entrecerraba los ojos, con un tono sarcástico.
—Uriel, no te llames a ti mismo un monstruo...
—¡Si lo soy y no me arrepiento de serlo! No soy la típica oveja llorona que se pone a berrinchar, deseando ser como el resto del rebaño.
Tras dejar en claro su opinión, Uriel levantó la mano derecha y se miró la palma. Acto seguido sus uñas se tornan negras, se extienden hasta parecer filosas garras y comienza a emanar por unos momentos un ligero humo de los dedos.
—Y de todos modos, ¿qué otra cosa puedo ser? En todas las historias nos pintan como el malo que secuestra a la princesa, hasta que llega un caballero que nos mata, salva a la princesa y luego viven felices para siempre. Nosotros, muertos e infelices para siempre —dijo Uriel con pesimismo y molestia, para al final cerrar los ojos y suspirar—. Cada vez pienso más que ser un pirata como mi madre es mi destino.
—¡Pero tú no eres alguien malvado! ¡Y convertirte en un pirata no es el único camino! —exclamó Amitiel de forma histérica, y luego guarda un segundo de silencio para calmarse, antes de seguir hablando—. Sé que no puedes controlar tu obsesión al oro, por tu sangre draconiana, pero... estoy segura que podrás superarlo de algún modo. ¡Yo creo firmemente en eso!
Antes de que Uriel pudiera responder, la puerta de la habitación se abrió, y ambos jóvenes vieron entrar a la habitación la madre de Amitiel.
—Y yo también tengo fe en ello —agregó Ariel con una sonrisa gentil, ya que escuchó la discusión desde el otro lado de la puerta, y luego procede con acercarse a donde estaban ambos jóvenes—. Uriel escucha a mi hija. Ser pirata arruinara totalmente tu vida, porque no eres alguien malvado —dijo ella ahora con una expresión que reflejaba su preocupación, aunque hacía el intento de mostrarse severa como la madre que en realidad era.
—¿Entonces que se supone que debo ser? —pregunto Uriel cruzándose de brazos y desviando la mirada, con el ceño fruncido—. No soy humano, no soy muy bueno en casi nada, el legado de mi familia materna era el de un pirata, no conozco a casi nadie de mi familia paterna y lo poco que sé es que tienen muy mala reputación. Cielos, ¡hasta el abuelo de Amitiel me detesta por lo que hicieron los ancestros y parientes de mi padre a su ciudad y a sus habitantes!
—El abuelo Neptuno no te detesta, es solo que... Bueno... Este... —decía Amitiel tratando de decir algo, pero no se le ocurría nada para contradecir lo que dijo Uriel.
—¿Saben qué? Que tal si mejor seguimos discutiéndolo mañana, y por ahora nos concentramos en la fiesta. Hoy es el cumpleaños de Amitiel, y no quiero arruinarlo con mis estupideces. ¿Está bien? —dijo Uriel volviendo a dirigirle la mirada a Amitiel y a Ariel, tratando de desviar el tema tenso a uno mejor, ya que era el día especial de la joven Blunavy, y no quería arruinarlo.
—De acuerdo, continuaremos esta discusión mañana. Ahora hay que concentrarse en que todo salga bien esta noche —dijo Ariel sonriendo más tranquila, pero de ningún modo ignorando que después volverán a discutir sobre eso—. Vamos Amitiel, tienes que prepararte para la fiesta —dijo Ariel centrando la mirada en su hija.
—Ya voy mamá —respondió Amitiel con el ánimo un poco renovado, para después empezar a bajarse de la cama con el fin de acompañar a su madre a prepararse para la fiesta.
—Y tú Uriel, aunque no te guste llevar ropa elegante, tendrás que hacerlo para la fiesta —dijo Ariel dirigiéndose al joven pelirrojo, ahora frunciendo el ceño y teniendo un tono autoritario, como si también fuese su madre.
—Está bien —obedeció Uriel de mala gana y dando un suspiro molesto al final.
La madre de Amitiel a veces podía llegar actuar también como una madre para Uriel —para el fastidio de este último—, por lo que el joven pelirrojo no tenía más opción que obedecerla como lo haría un hijo.
Y así comenzó los preparativos finales para la fiesta de cumpleaños, sin saber que no solo asistirán familias conocidas; algunos también querían colarse en dicha fiesta, y no era para algo malvado o hacer alguna travesura, sino para probar la deliciosa comida que habrá en la fiesta.
https://youtu.be/K3pU67zxPOM
[Callejón Perla d'oro]
Más tarde cuando el sol estaba por ponerse, en la parte trasera del Castillo Blunavy tres jóvenes muy peculiares caminaban por el concurrido callejón del pueblo cercano, mientras ponían en marcha su plan para infiltrarse en la fiesta. Aunque uno de ellos no estaba de acuerdo.
—No sé porque decidí incluirme en esto. ¿Saben que nos meteremos en problemas si nos descubren?
Comentó un adolescente de 16 años, cabello amarillento con algunas manchas negras, piel oscura, ojos marrones y con un notable físico fuerte. Llevaba una camisa con manga larga hasta los codos de color marrón, un pantalón azul con una correa llena de bolsas, y entre dichas bolsas tenía en la parte trasera al lado derecho una bolsa cuadrada bien sellada y asegurada; el objeto dentro parecía ser un libro.
—Oye va haber un gran banquete. Después de comer iremos a los muelles, nosotros dos nos esconderemos en un barco con destino a África, Remiel se esconderá en uno con destino a Francia. Y ¡Boom! Él llega a su destino, y nosotros regresamos a África. Nada puede salir mal. ¿No es así, mi buen amigo zorruno?
Respondió, con un tono sarcástico y sincero, un joven que aparentaba "18" años muy idéntico al primero, pero con algunas diferencias; su cabello era negro en su totalidad y un poco más largo, su físico era más musculoso, y llevaba una camisa blanca con manga larga hasta los codos junto con un pantalón negro.
—Así es mi buen amigo felino Azrael. Y no tienes de qué preocuparte Raziel, el señor nos perdonara dada nuestras a circunstancias; estamos hambrientos, no tenemos dinero y no quiero robar. Eso sí sería peor que entrar sin invitación a una fiesta de cumpleaños solo para comer y viajar como polizones. Sé que aun así se oye mal, las cosas como son. Pero no tenemos opción. ¡Hey! Casi rima ¡Je, je! Me llaman el poeta.
Dijo, de forma un poco dramática y divertida, un adolescente japonés que aparentaba "18" años, cabello blanco y largo hasta por debajo de los hombros, piel clara, ojos rojos y una constitución musculosa (no tanto como los otros dos jóvenes). Llevaba una camisa naranja con manga larga hasta las muñecas, pantalón marrón, sandalias simples de estilo oriental, y una katana con mango azul oscuro, cuya hoja estaba envuelta en tela blanca, y estaba sujetada en un cinturón dorado del pantalón.
—Amigo ponte serio, no es momento para la comedia —dijo el joven, conocido como Azrael, empezando a molestarse.
—I sorry my friend —dijo el joven, conocido como Remiel, aun con un humor bromista.
—Pero de todos modos no estoy muy segu...
—¿Acaso prefieres robar, hermano? —le interrumpe Azrael al joven conocido como Raziel.
—¡No! —exclamó Raziel con absoluto horror.
—¡Entonces ¿a qué estamos esperando?! Vamos, tengo un plan infalible y a prueba de errores, para infiltrarnos y salir de la fiesta. Mi astucia de zorro es inigualable my friends —decía Remiel mientras continuaba el rumbo directo a la parte trasera del castillo.
—Eso espero amigo, no quiero tener que huir, golpeando a cada cazador de monstruos en el camino. Son casi tan fastidiosos, como esos pálidos de mierda chupa sangre —dijo Azrael con molestia, sobretodo en este último.
Luego de repasar y dejar en claro lo que harán, el trío reanudo la caminata a la parte trasera del castillo para infiltrarse en la fiesta.
Mientras tanto en el muelle un adolescente también con apariencia de "18" años recién bajaba de un barco, cargando un gran costal sobre su hombro izquierdo. El joven tenía el cabello marrón claro, piel un poco bronceada y ojos oscuros. Llevaba una simple camisa de color negro, con manga larga hasta los codos, pantalón del mismo color y zapatos a juego.
—Bien, es hora de continuar mi viaje —dijo el joven con una sonrisa sarcástica y pesimista, mientras veía el paisaje y el cielo.
Cuando el joven terminó de cruzar el puente entre el barco y el muelle, llegando a tierra firme, en el barco alguien lo miraba partir; era un anciano de cabello corto y canoso, piel un poco oscura, un gran y llamativo mostacho, ojos oscuros y llevaba un uniforme elegante de color azul oscuro con detalles blancos.
"Ahora ya estás listo para dejar el nido. El resto dependerá de ti. Buena suerte, joven Camael. Que el señor te proteja y guíe en tu vuelo", pensaba el anciano con pesar al ver partir al joven.
—Maestro Santos ¿está usted seguro de dejar que Camael continúe su viaje solo?
—Sí, él aún no conoce mucho de ambas Sociedades.
Le preguntan al anciano un hombre y una mujer respectivamente, que se encontraban cerca de él, también viendo partir al joven; ambos llevaban trajes oscuros con capuchas y pañuelos negros cubriendo sus caras, además de que portaban crucifijos.
—Camael ahora mismo está dividido; vivió sobreprotegido y creyendo ser humano, cuando nunca lo fue —explicaba el anciano con pesar—. Y cuando por fin abrió sus alas y voló libre, se convirtió en un ave que vuela sin rumbo, sin un destino en mente. Conoce algo del mundo, pero no conoce el lugar que ocupa en él, y ahora lo está buscando. Ya le hemos enseñado lo suficiente. El destino que le toque depende de él... Vamos, debemos partir inmediatamente. El padre Ezequiel nos dio una misión en Inglaterra. El señor Jager y su hijo también recibieron la misma misión, así que se reunirán con nosotros allí.
—Entendido maestro —respondieron el hombre y la mujer a la vez.
https://youtu.be/rq9yhEkMXMU
Al mismo tiempo, entre los demás barcos que casi habían terminado de llegar a los muelles, uno en especial que tenía grabado el símbolo de un león dorado en las velas, en su proa se encontraba un adolescente de 16 años, mirando en dirección a los muelles.
Aparte de su ropa elegante, que consistía en un uniforme de color azul claro con detalles dorados, y el mismo símbolo del león grabado en su pecho izquierdo, sin duda lo más llamativo del joven era sus facciones; tenía la piel bronceada —casi oscura—, ojos azules y un cabello dorado largo hasta la barbilla y erizado hacia atrás. Además se notaba que bajo el traje ajustado poseía un físico muy musculoso para su edad, lo que le hacía parecer más maduro de lo normal.
Atrás del adolescente se acercaba una mujer de origen africana, que parecía estar entre los 26 y 30 años; cabello negro recogido en una coleta, y llevaba puesto una especie de vestido de sirvienta de color amarillo, junto con detalles blancos y zapatillas negras.
—¿Está impaciente, joven Jofiel? —pregunta la sirvienta al adolescente.
—Un poco, señora Siara —responde el joven conocido como Jofiel, con una sonrisa que irradiaba emoción—. He viajado a muchos lugares con mi padre, pero jamás había visto esta parte del mundo, de la que procede una parte de nuestra familia. ¡Ya quiero conocer su cultura, su gente, todo de esta isla! Pero, aunque los Blunavy son amigos de mi tío, yo no los conozco y no me interesa conocerlos. Estoy más interesado en conocer Cerdeña.
—Tiene usted razón. La gente de África siempre cuenta historias de tus ancestros, al igual que de sus tres grandes amigos. Aparte de eso, esta isla es muy interesante. Pero de todos modos, por favor, trate de no ofender a nadie. Y aunque la familia Blunavy es consciente de la Sociedad Sobrenatural, la mayoría de los que asistirán no lo son. Así que le pido que por favor, pase lo que pase, trate de no mostrar vuestra "otra cara".
—Descuide, haré mi mayor esfuerzo. Pero... no puedo evitar sentir que esta noche va a ser muy interesante —dijo Jofiel de forma muy entusiasta, y esbozando una gran sonrisa salvaje.
Y era verdad; sería una noche muy interesante, porque lo que no sabían era que algo oscuro estaba a punto de despertar. Y junto a ello algo, o más bien, alguien que pondrá en peligro no solo la isla y a sus habitantes, sino también a todas las razas vivientes del Mundo Mortal.
https://youtu.be/IWWmBvsNBMU
[Rumanía: Monasterio de Snagov]
A miles de kilómetros, en el Monasterio de Snagov en Rumanía, con el sol casi oculto, un grupo de raras personas pálidas con túnicas blancas y negras, estaban reunidos en el lugar. No había nadie más allí, ni siquiera animales, excepto algún que otro guardia del lugar, muerto y cubierto de sangre.
En medio del grupo estaba un hombre pálido que aparentaban unos 30 años. Llevaba puesto un extraño y antiguo atuendo de sacerdote, lleno de símbolos violetas en sus bordes. El cabello del hombre era corto, liso, de color negro y peinado hacia atrás. Aunque lo más destacado eran sus relucientes ojos rojos como la sangre, orejas puntiagudas y caninos superiores largos, filosos y delgados como agujas; características que compartía con el resto de individuos del lugar, porque todos ellos eran vampiros.
—¡Maestro Terrordar! —exclamó uno de aquellos individuos, quien salía corriendo del interior del monasterio en dirección al sacerdote macabro.
—¿Lo encontraron? —preguntó el sacerdote diabólico, conocido como Terrordar.
—No solo eso. Usted tenía razón. ¡Ya es la hora; el cuerpo de él terminó de regenerar la cabeza perdida! —dijo el vampiro emocionado y feliz, con una sonrisa siniestra.
—¡Excelente! ¡Entonces no hay que perder más tiempo! —dijo Terrordar con igual emoción, para entonces empezar a avanzar al interior del monasterio.
—Espere un momento. ¿No avisaremos primero a los demás Señores Vampiro? —preguntó otro vampiro del lugar, bastante confundido.
—Por seguridad, será mejor que actuemos en anonimato. No sabemos realmente quienes de los otros ocho Señores Vampiro preferiría ser el rey, en lugar de él —dijo Terrordar cambiando su tono de voz por uno molesto y desconfiado.
Dicho eso, Terrordar entró al viejo monasterio, y el resto de vampiros lo siguió desde atrás. Y mientras avanzaban por el interior de la estructura, el sacerdote vampiro continuaba relatándoles:
—Al fin todo cambiara para mejor. Por siglos la Aristocracia Vampírica ha ido deteriorándose, y perdiendo poder e influencia en el mundo. Todo comenzó cuando el primero de nuestra raza, el Primer Vampiro, y también Primer Rey, fue destruido por aquellos cuatro hombres-bestia. Al principio se creyó que sus tres hijos de esa época serían quienes gobernarían. Pero un hombre convertido en vampiro recientemente, cambió todo eso: mató a los hijos del Primer Rey Vampiro, robó sus poderes y se convirtió en el nuevo y único Príncipe de las Tinieblas.
—Me encanta escuchar esa historia —susurro un joven de los vampiros, emocionado como un niño.
—Pero inesperadamente —proseguía Terrordar—, ese hombre fue traicionado por uno de sus propios hijos, quien se convirtió en un dhampiro. Luego este hombre fue asesinado en Enero de 1477. Sin embargo, sus fieles familiares humanos recuperaron su cuerpo sin cabeza, y lo enterraron aquí, en este monasterio, dándolo por muerto. Pero eso era, lo que querían que todos creyeran, porque ellos sabían que ese no sería el final para su señor.
»Después de mucho investigar acerca de la naturaleza de los vampiros primitivos, cuya sangre está en las venas de este hombre, descubrí que la decapitación no es suficiente para matar a uno. No obstante, dependiendo del estado del cuerpo y las circunstancias, el tiempo que tarda el cuerpo en regenerar otra cabeza puede llegar a ser incluso siglos.
El grupo al fin llego al interior del monasterio, donde dos vampiros recién habían abierto una lápida sin marcar en el suelo. Dentro de la lápida, entre huesos humanos y de animales (aparentemente de caballos), estaba el cuerpo cadavérico de un hombre. Lo más destacado del cuerpo era que también tenía un par de colmillos delgados y filosos como agujas, que sobresalían de la parte superior de sus demacrados labios.
—Y dado al tiempo que ha pasado —proseguía Terrordar con su relato—, se puede suponer que el cuerpo ya termino de regenerar otra cabeza. Pero después de que murieron aquellos familiares humanos durante la Rebelión de los Clanes Bestia, liderado por el hombre-tigre Absalón, en la que liberaron a los esclavos humanos y acabaron con el reinado original de los vampiros, todo registro del paradero original del cuerpo fueron dados por perdidos, hasta ahora.
»Fue bastante difícil. Pero con mucho esfuerzo, después de investigar cientos de documentos antiguos, tanto secretos como perdidos en ruinas, finalmente, mis fieles acólitos, hemos encontrado al hombre que devolverá a la Aristocracia Vampírica a su gloria original. ¡Extinguiremos a las molestas bestias, lograremos nuestro sueño de conquista mundial, y todas las razas se arrodillaran ante nosotros!
https://youtu.be/A8EfxAhz8-o
Mientras los demás vampiros gruñían como perros salvajes festejando, Terrordar se situó en el borde de la lápida, y extendió hacia adelante el brazo derecho, por encima del cadáver. Abrió la mano y acto seguido se extendieron sus uñas negras. Posterior a esto cerró la mano en un fuerte puño, clavándose sus propias uñas en la palma, y la sangre comenzó a escurrirse hasta gotear y caer en los labios del cadáver.
De repente un fuerte viento oscuro comenzó a sacudir todo el lugar, el cielo en toda Rumanía fue cubierto de nubes tormentosas, y los animales cerca de la isla donde se ubicaba el monasterio emprendieron la huida con terror, como si su instinto les avisara que un gran peligro se aproximaba.
Entonces, en nueve diferentes puntos, nueve piedras rojas de diferentes formas brillan con intensidad.
Cada piedra estaba en un lugar diferente; dentro de una casa en un pueblo, dentro de un castillo con símbolos de corazones en un reino desconocido, el interior de un templo ubicado en una selva prehistórica, el fondo de un lago en Escocia, un tétrico circo abandonado, la vieja cabaña del Bosque Oscuro donde vivía Miguel y su familia, una habitación elegante con detalles morados y góticos de un castillo, dentro de una bóveda de piedra en algún lugar desconocido, y por último dentro de una cueva subterránea debajo del océano cerca de la isla de Cerdeña.
No obstante en la última ubicación, dentro de aquella cueva submarina, se oyó una risa macabra y gutural. Y en la oscuridad se vislumbraron un par de brillantes ojos morados.
—No importa lo que encuentre en el océano. Ya no hay nada que valga la pena tener en mi tesorería. Desde que comenzó esta nueva Era, es mucho más difícil conseguir nuevos tesoros. Pero la Atlántida, ¡ohhh la Atlántida! ¡Los increíbles tesoros y las deliciosas criaturas que viven allí! ¡Con este nuevo poder ni siquiera ese inútil rey pez podrá desafiarme! Hasta ahora, nadie de mi orgulloso clan ha intentado ir allí en siglos, ni mucho menos por estas patéticas reglas de la Sociedad Sobrenatural. ¡Pero ahora ya no me importan esas reglas! ¡Estoy cansado de seguir las reglas! ¡Es momento de actuar como en los viejos tiempos!
Exclamó la criatura que habitaba la cueva, preparándose para empezar una cacería como en las épocas antiguas, cuando los humanos eran los que vivían en cuevas.
Próximo Capítulo: Fiesta, Reflexión y...
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