Capítulo VII: Unidos por el Destino (I)
"El destino baraja las cartas, pero nosotros las jugamos."
—Arthur Schopenhauer.
[Isla de Cerdeña]
https://youtu.be/RJFgwHmOMW8
En la isla de Cerdeña, una de las regiones que conforman el país de Italia, varios barcos de distintas tierras se dirigían allí, porque comenzaría en esa misma noche un evento importante en un esplendoroso castillo, cuya arquitectura mezclaba el arte italiano con un poco del victoriana, y cuya ubicación se encontraba cerca de las costas entre las ciudades Alghero y Sassari, en un pueblo pequeño establecido allí.
El evento era el cumpleaños de la única hija de la pareja dueña del castillo.
La pareja había invitado a la fiesta a muchas familias de clases altas y medianas de Europa y África que eran viejos amigos suyos. Entre esas familias estaba la Dumont, y por supuesto Adán y Bella no iban a llevar solo a su hija; el joven-tigre también era parte de la familia. Una familia que creció aún más...
—¿De quién fue la idea traerlos a ustedes dos? ¡Con un solo salvaje bastaba!
Comentó un sirviente de la familia Dumont, conocido como señor Ding: de cabello negro con una pequeña cola de caballo, un elegante bigote y barba, piel clara, ojos azules y uniforme color vino tinto y pantalones negros. Le decían "Ding Dong", porque siempre cargaba un reloj de bolsillo para estar atento a cada hora del día de forma excesiva, como si el tiempo fuese oro en sentido literal para él.
Se encontraba parado en un gran comedor lujoso, lleno de decoraciones azules de un muy elegante barco. Y no se encontraba solo, pues estaba mirando con molestia a Miguel, Gabriel y Rafael.
Cada joven-bestia llevaba un traje elegante de su color característico (azul, rojo y verde respectivamente). Estaban sentados frente a una enorme mesa rectangular, comiendo de manera salvaje y sin ningún tipo de cortesía distintos platos llenos de diferentes tipos de carne; como pollo, pescado, cerdo asado, entre otros. Y al final del lado izquierdo de la mesa se estaba acumulando más de treinta platos con algunas sobras (si es que quedaban alguna, pues ellos se comían hasta los huesos).
—Oye ahora vivimos en el castillo mientras tanto. Y la señora Dumont dijo que sería bueno que Gabriel fuera con sus amigos, o sea nosotros —dijo Miguel después de masticar un hueso, y luego cambia a un semblante molesto—. Aunque yo aún no me llevo bien del todo con este felino.
—¡Y yo tenía curiosidad de ver la isla y la comida que sirven allí! —dijo Rafael después de devorar un filete.
—Sabes que este tipo de eventos me aburre mucho, y si voy es por la comida. ¡Pero con estos dos va a ser muy divertido! Además el perro tiene razón; aunque todavía no nos llevamos bien, deje que viniera porque aun necesito ganarme su aprobación para ser amigo de Caroline —dijo Gabriel, después de devorar de un mordisco un pescado con huesos incluido.
—¡Gato maldito que no soy un perro! ¡Y si sigues así menos permitiré tu amistad con mi hermana! —exclamó Miguel ahora más furioso.
—Si van a pelear mejor háganlo afuera, no quiero que destrocen el comedor y arruinen la comida, porque eso me pone de muy mal humor —dijo Rafael con un tono molesto, al mismo que golpeaba la mesa de madera con un puño, haciendo un agujero en la mesa y estremeciéndola junto con la montaña de platos.
—¡Por lo menos pueden ser un poco más educados! ¡Así es precisamente como no deben comportarse cuando comience la fiesta o nos avergonzaran! —grito Ding con tanta furia e histeria, que se notaban las venas en su frente.
—Oye puedes estar tranquilo. Podemos ser muy civilizados cuando hace falta —dijo Miguel con una actitud disgustada.
Dicho eso, el joven-lobo arrojó otro plato vacío encima de los demás, lo cual causó que la montaña de platos perdiese el equilibrio y comenzara desmoronarse, ensuciando el suelo de sobras y pedazos de platos rotos.
—¡Ups! ¡Lo siento! ¡Ja, ja, ja! —se disculpó Miguel riendo de vergüenza. Gabriel y Rafael también empiezan a reírse con pena de lo ocurrido con los platos, y Ding solo suspiro con decepción.
Ya había pasado una semana desde aquella noche en la que Miguel, Gabriel y Rafael se conocieron, y ellos junto con sus acompañantes ahora vivían en el Castillo Dumont. Después de presentarse en el bosque, tal como acordaron fueron al castillo, donde causaron una gran impresión.
[Una Semana Atrás]
La sirvienta encargada de atender a los huéspedes, una mujer de 26 años, cabello negro, piel clara y un típico vestido de sirvienta, escuchó que llamaban a la puerta. Ella, al igual que los demás sirvientes y encargados del castillo, sabían que Gabriel era una bestia; incluso llegaron a verlo transformado, por lo que no les causaba tanta impresión verlo en su forma hombre-tigre por el castillo durante la noche.
Pero sería corto decir que ella se sorprendió cuando vio quienes eran los que llamaban a la puerta: Auguste Grimm, acompañado de una mujer campesina de entre 28 o 33 años, una joven chica que parecía de 16, y detrás de ellos estaba Gabriel en su forma hombre-tigre, acompañado de una mujer-lobo, un hombre-oso, un hombre-lobo negro y uno gris.
No era para nada común recibir tan estrafalaria visita.
https://youtu.be/uhG-lH4Pht8
—Sé que es muy repentino, pero el oso, la familia de lobos, la mujer y la joven vienen conmigo y el señor Grimm. En cuanto pasemos les explicaremos todo —dijo Gabriel tratando de resumir la situación surrealista, aunque no lo hizo muy bien.
La sirvienta, paralizada y boquiabierta, sin poder procesar la escena cayo hacia atrás desmayada.
—Ah... De acuerdo, creí que estaban acostumbrados a este tipo de cosas, ¡je, je! —comentó Gabriel mientras sonreía y se rascaba la cabeza, a lo que el resto solo se avergonzó de la situación, excepto Rafael quien solo comenzó a reírse.
En esa misma noche, mientras hablaban todos ellos, esta vez con Adán, Bella y Rosabella presentes y unidos a la conversación, Caroline le preguntó a Gabriel como pudo usar la misma habilidad de Ismael. Gabriel explicó que, desde que era en un hombre-tigre, no solo puede ver la bondad y la maldad en los seres vivos. También durante una pelea puede copiar las habilidades, estilo de lucha y otros tipos de poderes del oponente o de quien lo ataque, como la habilidad de Ismael.
Otros detalles que explicó fueron que gracias a esta habilidad especial, pudo aprender artes marciales, tan solo viendo a algunos artistas que visitaban el pueblo, o que él conocía en uno de los viajes familiares con los Dumont. De esta manera desarrollaba su propio estilo de pelea, mezclando distintos estilos marciales.
Aunque era una habilidad increíble, tenía varios inconvenientes; la mayoría tiene que ver más que todo con que no puede copiar ciertas capacidades y poderes. Por ejemplo: no puede copiar capacidades naturales de una especie distinta al tigre, ni tampoco ataques mágicos de origen oscuro o que sean de otro tipo, como elementales, porque no sabe usar la energía externa que alimenta a la magia, llamada "Maná", debido a que Gabriel no puede aprender energías externas por distintos motivos; el motivo principal es falta de requisitos.
Pero el inconveniente más importante y riesgoso era que si usaba su habilidad por demasiado tiempo, o excesivas veces, perdería su visión, dejándolo incapaz de usar la habilidad junto con la capacidad de ver. Aunque recuperaría su visión gracias al factor curativo que posee de forma natural por ser una bestia, el tiempo que tarda en recuperar su visión puede llegar a ser largo, y mientras más herido esté más tiempo tardará.
https://youtu.be/wj9jkVQS-No
Ahora Miguel explicó que su padre, hermana y él al ser licántropos, una clase de bestia conocida como "Los Hijos de la Noche", por naturaleza conocen una habilidad especial que les permite aumentar su fuerza, velocidad y resistencia por ciertos periodos de tiempo.
La habilidad es activada por la Energía Lunar; un tipo de energía que, como su nombre lo indica, proviene de la luna, o más bien, "de la luz que emite". Cuando la luna está descubierta en el cielo, los usuarios de esta habilidad pueden aprovechar su luz para convertirla en una energía aparte, que sirve para activar, o mejor dicho, "liberar" gran parte de su poder oculto.
Pero no solo otorga un aumento de habilidades físicas; al tener bastante experiencia en el manejo de esta energía, los usuarios pueden llegar a usarla para desencadenar potentes ataques mágicos. No obstante, aunque esta era una habilidad natural en los licántropos, otras criaturas nocturnas pueden aprenderla, como Gabriel, quien pudo usar su propia habilidad para aprender a usar esta energía externa y activar el aumento de poder. Esto lo logró porque él cumple con el requisito principal: ser una criatura nocturna.
Como dato extra: el ser criatura nocturna no es lo mismo que ser oscura o maligna. Muchas bestias son clasificadas como criaturas nocturnas por el hecho de transformarse solo de noche, pero entre las especies de bestia hay otras que pueden transformarse también de día, por lo que, como tal, no son criaturas de oscuridad como lo son los vampiros u otras criaturas semejantes.
Sin embargo la habilidad también tenía algunos inconvenientes, como por ejemplo: usar el aumento de poder por demasiado tiempo al máximo puede agotar bastante al usuario, por ser llevado más allá del límite que puede soportar, y la Energía Lunar no revitaliza, sino que es usada para activar y alimentar la habilidad. Otro detalle que explicaron fue que el porcentaje del poder liberado puede variar de usuario en usuario, un ejemplo de esto era la habilidad de Caroline; ella, a diferencia de su padre y hermano, aumenta mucho más su velocidad que su fuerza y resistencia, y el tiempo que dura activado es mucho más corto que el de ellos.
Pero por esta misma debilidad, Caroline entrenó con dureza para compensarlas, y como resultado obtuvo una gran fuerza y resistencia que, estando en forma humana, es casi tan fuerte y veloz como su padre y hermano en forma bestia. No obstante ella no era la única con inconvenientes en su poder; Miguel aún no sabía cómo "guardar" la Energía Lunar para activar la habilidad sin necesidad de la luna, ya que los licántropos pueden activarla el tiempo y momento que ellos quieran, incluso durante el día.
Pero usar la habilidad sin la luna descubierta causa que ellos agoten la Energía Lunar, y ésta al agotarse ya no podrían activar la habilidad, hasta que recuperen la suficiente Energía Lunar.
https://youtu.be/aa25ZdYCNLA
Y por último, Rafael explicó más a fondo su magia: su padre tenía un viejo libro familiar, con algunos hechizos celtas, para sanar todo tipo de heridas y lesiones. También estaba incluido en el libro instrucciones sencillas, para aprender a manejar la energía externa que alimenta la magia: el Maná. Y ahora puede usar magia curativa céltica, para sanar cualquier herida y enfermedad.
Pero también tenía sus propios inconvenientes: mientras más grave fuese la herida o enfermedad, más tardaría en sanar, y mientras más tiempo dure sanando, el Maná ira agotándose. Solo puede sanar una persona a la vez, y si se queda sin Maná no podrá usar magia hasta que recupere un 30%.
También explico a fondo lo que era el Maná: una energía intangible, que forma parte de la materia misma. El concepto clásico de materia es algo que posee masa y volumen. Pero en física se conoce como materia a toda entidad que es parte del universo, tiene energía y es capaz de interaccionar. Rafael explicó que en el pasado, mucho antes de que siquiera los humanos pensaran en la ciencia, hubo eruditos que creían poder alterar la materia misma manipulando la energía que la envuelve. Y con el pasar del tiempo, con ayuda de ciertas deidades, lograron su cometido.
Muchos sabios descubrieron que, una de las formas de manipular la materia, era con la fuerza de la mente. Para manipular la energía de la materia, o mejor dicho, la energía de lo que conforma el universo, había que "ser uno con el universo".
En diferentes culturas y religiones existen diferentes meditaciones para alcanzar un estado semejante a la "paz interior". Y que una vez que es alcanzado uno de estos estados, la persona entra en sincronía con el universo. Y así fue como lograron controlar la energía. Gracias a entrenamientos mentales, meditaciones específicas y una poderosa capacidad de sugestión, junto con ejercicios mentales para desarrollar el intelecto, los eruditos aprendieron a usar magia, y nombraron la energía como "Maná".
Un mago puede recargar su Maná con el tiempo, y el tiempo que tarda en recargar depende de la energía mental del mago; mientras más agotado, más tardará en cargar Maná. El tamaño de las reservas de Maná puede variar según la inteligencia del mago. Y para aumentar el límite de la reserva, hay que entrenar mediante tipos de meditación especiales, o absorbiendo Maná de ciertos cristales mágicos, conocidos como "Maná Cristalizados" o "Cristal de Maná", que como su nombre lo indica es Maná puro cristalizado. Además existen artilugios y pociones que pueden recargar más rápido el Maná o aumentar las reservas.
Sin embargo hay otros métodos mucho más efectivos para aumentar las reservas de Maná, los cuales son: desarrollando la inteligencia del mago mediante diversos estudios, y usar muy seguido la magia. Aunque esto último canse puede fortalecer el nivel de fuerza mágica del mago, y aumentar sus reservas de Maná como si fuese un músculo.
https://youtu.be/eV1xumzX8dE
[Volviendo al Presente. Castillo Blunavy]
Mientras el barco de la familia Dumont se dirigía al puerto más cercano de la isla, en una enorme sala del castillo los sirvientes terminaban de preparar las mesas, sillas, decoraciones, y de más para dar inicio a la fiesta de cumpleaños en esa misma noche.
En medio del salón estaban un hombre y una mujer supervisando los detalles finales; eran nada más ni menos que los dueños del castillo: Eric y Ariel Blunavy.
Eric tenía el cabello de color negro, un poco largo y peinado, la piel con un ligero bronceado y los ojos de color café, y llevaba un traje elegante azul oscuro con botones blancos y todo tipo de detalles dorados. Por otro lado Ariel era una pelirroja de cabello liso y largo hasta debajo de los hombros, su piel también tenía un ligero bronceado, sus ojos eran de color verde marino, y llevaba un hermoso vestido del mismo color que sus ojos.
La pareja recién estaba terminando de revisar por tercera vez la lista de invitados para asegurarse de que no habían olvidado a nadie. Y mientras lo hacían, un sirviente que parecía de unos 30 años se acercó a ellos corriendo, con un semblante serio y preocupado.
—¿Ahora qué hizo? —preguntó Ariel al sirviente muy preocupada, teniendo un muy mal presentimiento al notar la expresión de éste.
—Pues, cuando un hombre iba a proponerle matrimonio a su prometida, el joven Uriel aprovechó una oportunidad para intentar robar el anillo de compromiso, el cual estaba hecho de oro puro con un gran rubí incrustado —respondió el sirviente con notable decepción y molestia, después de recuperar el aliento tras haber corrido tanto para llegar allí.
—Ese chico jamás aprenderá, ¿verdad? —dijo Eric tapándose la cara con la mano derecha, suspirando de decepción y frustración al final—. Ariel, ¿por qué Amitiel no pudo escoger a un humano o a un nativo de tu hogar, en vez de a un chico cuyo padre es uno de esos codiciosos lagartos gigantes, y cuya madre es una pirata? ¡Ese legado solo empeora las cosas!
—Eric, sabes que no es un mal chico. Es solo que no puede controlar su obsesión al oro —dijo Ariel empezando a denotar tristeza, y luego dirige la mirada al sirviente—. ¿Dónde está él?
—Ahora mismo está su habitación. La joven Amitiel fue a verlo —respondió el sirviente a secas.
—Iré también a hablar con él —dijo Ariel, para entonces empezar caminar en dirección a unas escaleras al fondo que llevaban al segundo piso.
—Ariel, yo también sé que Uriel, pese a lo que es y sus defectos, es bueno —dijo Eric quitándose la mano del rostro, con una actitud tan seria que se notaba la preocupación en su tono. Pero esto no puede seguir así. Por más amigo de nuestra hija que sea, si no logra controlar su obsesión al oro, tendrá que irse. Incluso tu padre no deja de advertirnos que tengamos sumo cuidado de él.
Con esas duras palabras, Ariel detuvo el paso, suspiro con tristeza y bajo la mirada con un semblante deprimente.
—Lo entiendo, Eric —contestó Ariel ahora con un tono deprimido—, y también entiendo el terrible miedo que le tiene mi padre; un miedo mayor que el que le tenía a los humanos. Desde tiempos antiguos, muchos miembros de la familia paterna de Uriel han hecho de mi gente su alimento favorito. Hoy en día, mi pueblo todavía vive con miedo de ellos. Incluso yo... también les tengo miedo...
Eric y el sirviente no pueden evitar también sentir algo de tristeza, por el horrible pasado de la familia de Ariel y la familia paterna de Uriel, el cual conocen bastante bien. También sabían lo difícil que era para Ariel, quien empezaba a ver al niño como un hijo, pero aun así seguía sintiendo un miedo natural hacia él.
—Pero... —dijo Ariel de repente con un cambio de tono, el cual parecía más motivado y esperanzador—, aunque Uriel es parte de esa temible raza, es un buen chico. Amitiel lo cree firmemente, y yo también lo creó. Después de todo —dicho esto, Ariel voltea la mirada hacia Eric, mostrando una sonrisa gentil que la caracterizaba—, nuestra hija y él son como tú y yo cuando éramos de su edad.
Eric, quien había cambiado su expresión seria a una sorprendida, volvió a cambiar su semblante por uno alegre, a la vez que esbozaba una sonrisa irónica.
—Es verdad. Nuestra historia y la de ellos son muy similares —dijo Eric con un tono de diversión sarcástica, y poniéndose una mano en la nuca por lo irónico que le parecía las circunstancias de su hija y el chico Uriel—. Solo que esta vez nuestra hija sería como yo, y él sería como tú, sumado a otra diferencia: esta vez la pequeña sirena se enamoró de un enorme dragón.
Próximo Capítulo: Unidos por el Destino (II)
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