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Capítulo LXXVI: Tormenta, Fuego y Destrucción

"Estaba tan airado como Rudra en la época de la destrucción de los Asuras."

—Mahabharata, libro III: capítulo III.

https://youtu.be/wSavwX4C240

[Lado Oeste del Reino de Corazones].

Al mismo tiempo que el combate entre Gabriel y Raiden escalaba de la tierra a los cielos, en el otro lado un combate pausado se había reanudado tras unos minutos de pausa.

En aquel puente de piedra entre dos torres, Caroline Rosenthal y Gal Bat Gaspar presenciaron la aparición de aquella columna de flamas negras y azules con rayos morados, que era la liberación del poder abismal de Raiden. Luego entonces, de un momento a otro, la pelea se reanudó cuando Gal atacó en un frenesí furioso, como si hubiera enloquecido.

Durante unos minutos Caroline se dedicó a bloquear la mayoría de los golpes de Gal, y devolverle uno que otro ataque para intentar hacerla entrar en razón, aunque era en vano. Ahora Caroline tuvo que comenzar a emplear partes de su disciplina, ya que Gal utilizaba una forma híbrida entre el estilo de pelea grecorromana y las artes de asesinato de los sicarios zelotes, y lo hacía con una increíble fuerza sobrehumana que estremecía el puente con cada golpe.

"Lo que sea que hayan hecho para revivirla, debió dejarle terribles secuelas mentales", pensaba Caroline, empezando a sospechar que, al traer a Gal de vuelta a la vida, debieron hacerle algo en su mente para asegurar su lealtad a los vampiros. Y es porque Caroline no percibía verdadera maldad en Gal; solo ese resentimiento que parecía estar muy arraigado en su alma.

¡Aerokinesis: Ptera Hermes! (¡Aerokinesis: Alas de Hermes!) —conjuró Gal mientras retrocedía, y sus grebas fueron rodeadas por un viento sobrenatural acompañado de partículas celestes de Maná, las cuales formaron brillantes y pequeñas alas emplumadas de color blanco.

Acto seguido, Gal se elevó decenas de metros como un ave emprendiendo el vuelo, para luego descender de golpe como un meteoro hacia Caroline y atacar con el pie derecho. Fue tan predecible el ataque que la licántropo blanca lo bloqueo sin problemas con los antebrazos, aunque la fuerza del golpe hizo colapsar el puente entero.

Durante la caída, Gal apoyó el otro pie en los antebrazos de Caroline y se alejó con una voltereta hacia atrás, llegando a apoyar los pies en la pared de una de las dos torres, mientras Caroline caía de pie sobre uno de los trozos del puente. Entonces la amazona se impulsó de vuelta a la licántropo blanca, con tal fuerza que la torre entera tembló.

Caroline preparó la mano derecha para atacar con un zarpazo, y se sorprendió al recibir en la cara el puño izquierdo de Gal mucho antes de lo calculado, debido a un inesperado segundo impulso de la amazona en pleno aire que duplicó su velocidad de desplazamiento. El golpe logró empujar a Caroline unos metros atrás y casi la tumba, pero ella pisó con firmeza el suelo y se reincorporó antes de estrellarse contra la pared de la otra torre.

Las alas mágicas de las grebas aletearon y, de golpe, la amazona pasó a moverse el triple de rápido por unos momentos en el suelo. Esta vez Caroline se preparó bien y, con la mano izquierda, bloqueó el veloz golpe del puño derecho de Gal, cuyo impacto destrozó la pared de la torre detrás de la licántropo blanca. Y al instante la amazona prosiguió con un uppercut bajo la mandíbula de Caroline, ocasionando una fisura en la torre de atrás que se extendió hasta lo más alto.

Sin embargo, para la sorpresa de Gal, su golpe no pudo levantar la cabeza de Caroline, y además ésta última empezó a bajar con lentitud el puño con la misma mandíbula, hasta mirar directo a los ojos a la amazona. Un segundo después estalló otro estruendo, ocasionado por un rodillazo derecho de Caroline al impactar contra el estómago de Gal, quien escupió saliva y sintió que vomitaría sus tripas.

—¿Ya te calmaste? —preguntó Caroline con un tono molesto.

—Sí... Lo suficiente para pensar... —respondió Gal con falta de aliento, y denotando un claro resentimiento en su voz—. Pensar en lo mucho que quise matar una bestia con mis propias manos.

Tras esa respuesta, Gal sujetó con ambos brazos la cintura de Caroline, para entonces impulsarse hacia adelante con las alas mágicas, intentando tumbar a la licántropo blanca. Sin embargo, Gal solo consiguió empujar a Caroline hacia el hoyo en la pared de atrás, y salieron por el otro lado de la torre tras romper todo en su camino. 

Pero Caroline no cayó; siguió manteniéndose firme y, tras pasar el efecto de las alas mágicas, ella volvió a impactar un rodillazo en el estómago de Gal, que la hizo escupir sangre y al fin soltar a la licántropo blanca por la fuerza.

¡Lux in Bellum: Sacrum Armilla! (¡Luz en la Guerra: Sacro Brazaletes!) —conjuró Gal mientras retrocedía un par de pasos, y en sus muñecas se reunieron partículas azules de Maná para formar pulseras cristalinas, que ella utilizó para bloquear sin problemas el puño de Caroline, pero la fuerza del golpe la empujó unos metros más hacia atrás.

Esta vez Caroline fue directo a la ofensiva, empezando por atacar con sus garras, y Gal se defendió usando los Sacro Brazaletes para bloquear cada una de las decenas de zarpazos, de los cuales solo se veían estelas de color lila. Luego la amazona chocó sus brazaletes uno contra el otro, haciéndolos estallar en un resplandor ruidoso y cegador que aturdió e hizo retroceder a la mujer-loba, sin llegar a tumbarla.

¡Pyrokinesis: Mastix Hestia! (¡Pyrokinesis: Látigo de Hestia!) —conjuró Gal, invocando partículas naranjas de Maná en su mano derecha para formar un extensible látigo de fuego mágico.

Caroline intentó tomar distancia, pero el látigo de fuego se desplazó mucho más rápido por el aire y la alcanzó, rodeando e inmovilizando su cuerpo por completo. Y casi al instante las flamas mágicas del látigo la cubrieron de patas a cabeza, quemando su armadura poco a poco y desgarrando su piel.

—Se acabó. Una vez te atrapa mi látigo de Hestia, tu fuerza mental se debilita y pierdes resistencia a esas flamas mágicas, hasta ser consumido por ellas —explicó Gal con confianza—. Iba a ser el hechizo especial con el que derrotaría al hombre-león que mató a mis padres, así que siéntete orgullosa de haberme hecho recurrir a esto.

https://youtu.be/FOxwqVCxwOo

—Esta armadura... —murmuró Caroline con un tono amenazador.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó Gal confundida—. Habla más fuerte. Quiero escuchar tus últimas palabras antes de morir con honor.

—Mi macho gastó casi todos sus ahorros para comprarme esta armadura... Y tú la acabas de arruinar —dijo Caroline entre gruñidos lobunos, mostrando sus colmillos como un verdadero lobo furioso, con un siniestro brillo iracundo en sus ojos azules.

Gal estaba un poco confundida por esas palabras, y sintió un ligero escalofrío al ver esos ojos azules. Luego quedó boquiabierta de absoluto desconcierto cuando Caroline, sin atisbo de esfuerzo, se liberó de las flamas mágicas rompiendo el látigo de fuego con pura fuerza bruta. Si bien ya se veía venir, de todos modos fue bastante impactante para Gal, porque solo uno fue capaz de hacer algo así: el juez hebreo que derrotó a Gal en el pasado.

¡Lux in Bellum: Sacrum Parma! (¡Luz en la Guerra: Sacro Parma!) —conjuró Gal rápido y casi presa del pánico, formando con su Maná un escudo redondo, cristalino y blanco  en su brazo izquierdo, con el que intentó defenderse.

El escudo mágico fue destrozado como cristal frágil por el puño derecho de Caroline, que luego impactó de lleno en la cara de la amazona greco-hebrea y la estrelló contra el suelo, formando fisuras en la tierra que se extendieron por medio kilómetro.

Lo increíble es que Gal resistió lo suficiente para sobrevivir y seguir consciente, aunque bastante aturdida en el suelo. Caroline aprovechó ese momento para revisarse la armadura, y suspiró con alivio al verificar que no sufrió tanto daño. Y de repente su alivió cambió a sorpresa al percatarse de algo que la hizo mirar en dirección al sur, con evidente inquietud en sus ojos azules.

"¿Qué es este Chi tan maligno y poderoso? Es incluso más fuerte y malvado que el Chi oscuro del norte que mi hermano y Raven enfrentan", pensaba Caroline, indecisa sobre si debería ir a apoyar al baghatma como la dhampiresa estaba haciendo ahora con el licántropo azabache.

—¿Por qué...? ¿Por qué eres tan fuerte? —murmuraba Gal, todavía en el suelo, y con la mirada fija en el cielo. En sus ojos había un claro sentimiento de frustración que venía de la tristeza.

—Es simple. Soy fuerte, porque solo puedo permitirme perder contra alguien en especial —dijo Caroline, dirigiendo la vista a la amazona—. Es alguien con quien hice una promesa de que juntos alcanzaríamos la cima como maestros.

—Ese alguien... ¿Es ese hombre-tigre que mencionaste?

—Sí.

—Debe ser una bestia muy fuerte para lograr estar a la par de ti y tenerte así de... atraída por él —dijo Gal con una pequeña sonrisa sarcástica, pero con un brillo de nostalgia en su mirada.

No quería decirlo, pero la forma en que Caroline hablaba de Gabriel y de la promesa entre ambos, hacían que Gal recordase la relación de amor y rivalidad sana que tuvieron sus padres. Era muy parecido a una relación amorosa en conceptos humanos.

—¿De verdad...? ¿De verdad las bestias son capaces de tener esa clase de sentimientos? —murmuró Gal, casi sonando desesperada por una respuesta.

Caroline, pese a haberla escuchado, no respondió a su pregunta, principalmente porque no sabía cómo responder a eso. Si ya de por sí la licántropo blanca no estaba muy familiarizada con temas como el "amor romántico", le era muy difícil tener que explicar cómo eran los sentimientos en las bestias. Después de todo, le costó bastante reconocer su obvia atracción por el Avatar de Rudra.

Y justo ahora que Caroline pensó en él, observó de nuevo el sur para concentrarse en percibir las presencias de allá; sintió un gran alivio, y al mismo tiempo una inmensa emoción, al sentir el increíble y abrupto incremento de poder que tuvo su amado hombre-tigre.

https://youtu.be/sz60znmVUaM


[Lado Sur del Reino de Corazones].

Aparte de los truenos y el fuerte viento, hubo un momento de silencio atónito por lo acontecido en la pelea. La pareja Wolf, la familia Dumont y la familia Bernard aún estaban boquiabiertos, e incluso el gato Kumal, que había permanecido indiferente desde el inicio de la pelea, mostraba un atisbo de sorpresa en sus ojos. 

El propio Gabriel Khanom todavía asimilaba lo que ocurrió; hasta para él resultaba increíble e incomprensible haber usado magia al invocar aquellos rayos y vientos, que lo protegieron de los rayos morados y las flamas negras de Raiden Tameemon.

"Vi un Círculo Mágico en mi mente, leí el texto y... ocurrió todo esto... Es magia proveniente de mí... ¿Pero cómo...?", pensaba Gabriel, mirando con desconcierto las partículas de Maná en sus manos normales. "Mi cuerpo está cambiando para ser semejante al de Rudra, y eso incluye mi cerebro. He desarrollado un núcleo de Maná, y gracias a esta pelea estoy recordando fragmentos de la magia de Rudra", fue la conclusión de Gabriel, entendiendo cómo fue posible esto.

Cerró los ojos por un momento y descubrió nuevos recuerdos que le llegaban uno tras otro: eran conocimientos sobre unos cuantos hechizos básicos, siendo cada uno semejante a los que Raiden había utilizado hasta ahora. También conocía los sellos manuales para activar algunos hechizos, como si fueran memorias suyas que recién acaba de recordar, siendo en realidad los recuerdos de Rudra.

Así que puso a prueba uno en especial.

—Atmokinesis... —recitó Gabriel en voz baja, y no sintió que ocurriera algo—. Magia de Rayo... Magia de Viento... Magia de Tormenta... —Ninguna recitación le hacía sentir o visualizar algo, así que intentó con lo más obvio—. Pararux... —esta vez sintió una chispa estimulante en su cerebro, acompañada de la visualización parcial de un Círculo Mágico incompleto, por lo que Gabriel continúo la frase—. Pararux: Skakalti Oblak (Atmokinesis: Salto de Nube).

Había recitado parte de lo que veía en esos Círculos Mágicos de su mente, lo cual era una secuencia de palabras relacionadas con los idiomas indoeuropeos, como el eslavo y a su vez el polaco. Además, mientras recitaba el hechizo, realizó con la mano derecha normal el Vajra Mudra, y después se elevó en el aire con una gran voltereta frontal, para luego aterrizar sobre una nube negra con rayos azules, formada de su energía Maná.

"Tal parece que debo usar el lenguaje indoeuropeo para activar los hechizos. No sé si es porque el Arte Mágico lo tengo incompleto o por algo más. Pero al menos puedo entender parte del idioma y activar los hechizos", fue lo que pensó Gabriel al mirar la nube tormentosa en la que se encontraba parado, y después levantó la vista al frente para mirar a su enemigo.

—Ya me preguntaba cuándo usarías tu magia de la tormenta —dijo Raiden con una sonrisa arrogante—. Pero ahora que lo pienso, quizás no era broma cuando dijiste que no tienes siquiera el cinco por ciento de tu poder original. Es decir, te falta casi toda tu fuerza física, mágica y espiritual.

—Si así fuera, creo que sería peor para ti —respondió Gabriel entrecerrando los ojos—. Implicaría que te humille, destroce y doblegue más de doscientas veces, sin necesidad de usar más del cero coma cero, cero, cero, cero, cero, uno por ciento de mi poder original. ¡Ja!

—Grrr... Tengas o no todo tu poder, derrotarte será la mayor satisfacción de mi vida, antes de derrotar a Ezequiel Norris —dijo Raiden con un gruñido molesto al inicio.

—Y después de derrotar a Ezequiel Norris, ¿Qué harás con tu nueva vida?

—¿Qué haré? ¡Ja, ja, ja! ¡Obviamente disfrutarla al máximo! —respondió Raiden entre risas escalofriantes—. Regresaré a Japón para descansar, finalmente libre de las pesadillas que me causaron todas estas humillaciones. Comeré y beberé como los grandes héroes y guerreros de los débiles. Construiré mi propio harén como el perfecto protagonista humano que soy. ¡Ayudaré a Japón a conquistar, esclavizar y colonizar China y Corea, erradicaremos el hinduismo y destruiremos la India para construir un reino dedicado solo al budismo, y expandiremos la popularidad de la perfecta cultura japonesa a todo el mundo! ¡Haré a Japón grande de nuevo y todos conocerán mi historia, mi fama y mi nombre! 

—Bueno, al menos sueñas en grande. Si tuviera que adivinar, esa es tu forma de hacer realidad todas las fantasías de tu trastornada mente, para sentirte feliz y darle sentido a tu pobre existencia. Viéndolo de esta manera, casi me da lástima.

Una vena se resaltó en la frente de Raiden mientras sus cejas temblaban al fruncir su ceño, como indicios de la furia que volvía acrecentarse en su interior. Pasó el círculo de tambores a su espalda y, en respuesta, los tambores volvieron a ser seis, antes de comenzar a girar en el sentido del reloj con lentitud.

—Ya que estamos aquí, hablando del futuro y la vida, ¿Puedo saber por qué peleas? —preguntaba Raiden con la obvia intención de burlarse—. ¿Por la India, tus compañeros y algún amigo en especial? ¡Ja, ja, ja!

—No —contestó Gabriel a secas.

—¿Entonces es por aquellos humanos cerca del portal? ¿Por la justicia? ¿Por tu familia?

—No —volvió a responder Gabriel, esta vez sorprendiendo y confundiendo a Raiden.

—¿Qué? ¿Entonces por qué? —preguntó Raiden frunciendo el ceño y dejando de sonreír.

—Desde ahora todo lo personal, como mis motivaciones y mis sueños, lo mantengo separado de los combates —decía Gabriel, con una serenidad que le daba un aire de maestro—. La razón es simple: yo peleo porque la verdad es que disfrutó pelear, y en una pelea de vida o muerte ¿Qué imbécil pensaría en algo más que no sea ganar?

—Debería haber esperado una respuesta así del dios de una maldita raza guerrera que vive y muere por las peleas —dijo Raiden con desdén, al final bostezando por pura burla.

—Sin embargo, aunque solo me concentro en ganar, sería mucho más imbécil si ignoró la vida inocente que fue involucrada en el combate... —agregó Gabriel, tomando una pausa para respirar hondo y hablar más fuerte—. ¡¿Me oyes, Thrud?! ¡No soy ningún estúpido héroe ni menos un hipócrita defensor de los débiles! ¡Pero no puedo ignorar una vida inocente que necesita ayuda! ¡Voy a ganar este combate y lo haré liberándote de este asqueroso impotente! ¡Es una promesa y yo siempre cumplo mis promesas!

Las palabras de Gabriel tomaron muy por sorpresa a Raiden, y alcanzaron a la humana nórdica Thrud, cuya alma resplandecía de un dorado intenso a los ojos del baghatma. El alma de Thrud hizo acto de presencia detrás de Raiden por unos breves segundos, y en sus ojos irradiaba una esperanza floreciente. 

Mientras a Raiden le aumentaron los impulsos homicidas.

—"Asqueroso impotente"... Hacía tiempo que un miserable no me insultaba de esa manera... Kokurai Maho: Raiju no Kogeki (Magia de Rayo Negro: Ataque del Animal del Trueno) —conjuró Raiden con odio puro en sus palabras, volviendo a activar los relámpagos morados en las marcas de su cuerpo—. Ikazuchi no Kami: Onibi (Dios del Trueno: Fuego Demoníaco) —recitó Raiden, liberando algunas flamas negras de su cuerpo.

Sin embargo, su cuerpo no cambió como sucedió antes que se transformó en un orbe fantasmal de las leyendas japonesas, aunque las venas en su cuerpo se hincharon durante unos segundos como si fueran a explotar. El color de sus ojos, ahora rojos, pasó a ser de un amarillo eléctrico. Y las flamas negras se concentraron arriba de su cabeza, formando la silueta de un par de cuernos demoníacos. 

Onibi no es una técnica que pueda usar dos o más veces seguidas en un solo combate, por la carga que ejerce sobre el cuerpo —decía Raiden, acercando las manos para crujir sus nudillos de forma amenazante—. Pero gracias a mi Volund puedo usar técnicas de Kenoplasma sin sufrir consecuencias. Y además, al no cambiar la forma de mi cuerpo, mi velocidad y fuerza aumentan más que en mi forma de fuego fantasma. Claro, con el costo de ser vulnerable a los ataques físicos. 

—Tu confianza debe estar por las nubes para decirme todo eso —dijo Gabriel con una sonrisa sarcástica.

—Sí, porque mi hechizo Raiju no Kogeki y mis tambores también aumentan mi velocidad. Me da rabia que en términos de fuerza física no soy superior a ti. Pero si hablamos de velocidad, ya debo haberte superado. Después de todo, incluso en el sumo, lo que más destacaba era mi velocidad en comparación a otros rikishi.

"Ya veo. Su hechizo debe ser como una versión avanzada del que usa Remiel para aumentar su velocidad. Y su técnica Onibi debe seguir principios similares a mi Meng Amok", pensaba Gabriel, preparándose para continuar la pelea. Y decidido a correr el riesgo, saltó de la nube hacia Raiden para atacar con el fin de descubrir las nuevas capacidades de éste último. 

https://youtu.be/lCCyxEDAaqA

El baghatma preparó el brazo derecho normal y hundió el puño en la cara del rikishi, o eso creyó el baghatma por un instante, pues lo que golpeó fue una imagen residual de rayos púrpuras. Raiden lo había esquivado moviéndose a un lado, mientras bajo sus pies se formaban nubes que le permitían caminar en el aire, y entonces contraatacó con sus tres puños derechos en tres golpes consecutivos en el pecho del baghatma, más al estilo del Karate que del Sumo.

A pesar de que no era tan fuerte, la velocidad de los tres golpes multiplicó el daño del impacto, ya que fueron tan veloces que casi los hizo parecer un único golpe. Y como efecto, Gabriel escupió saliva junto con una pizca de sangre, antes de ser empujado hacia atrás. 

No obstante, tal como sucedía en la tierra, el baghatma no se doblegó; giró el cuerpo hacia atrás y creó una nube tormentosa en la que aterrizó de pie, sin tambalearse, y con nada más que una simple línea de sangre en sus fauces que él mismo se limpió relamiéndose. 

Luego Gabriel saltó con una gran voltereta y, al formar otra nube tormentosa bajo sus patas, hizo un pisotón suave con el que ordenó a la nube moverse a gran velocidad, transportando al baghatma en el aire como una tabla flotante. Gabriel tenía la intención de alejarse, para asegurarse de que ningún rayo conjurado por él cayera en donde estaban los civiles de Albion.

Al rikishi le pareció tan divertido que se rió como el lunático que era. Después levantó el pie izquierdo y, con un fuerte pisotón, los giros del círculo de tambores detrás de él aumentaron de velocidad a tal nivel que parecía la turbina de un avión; en respuesta a eso, la nube de Raiden se desplazó en el aire casi como un verdadero rayo púrpura, hasta llevarlo a pocos metros delante del baghatma, cuyos ojos verdes expresaron evidente sorpresa por un instante.

—¡¿A dónde crees que vas?! —dijo Raiden en burla, atacando con sus tres brazos izquierdos en una rápida secuencia que Gabriel apenas pudo bloquear cubriéndose con los seis brazos.

Los golpes empujaron a Gabriel casi veinte metros en el aire, antes de crear una nube tormentosa en la que frenarse, para luego alejarse saltando de nube en nube que él mismo creaba en el aire. Y de nuevo fue sorprendido por Raiden, cuya nube lo había llevado hasta el baghatma tan rápido que dejó atrás una estela de imágenes residuales con relámpagos morados.

¡Pararux: Pan Nebesa! (¡Atmokinesis: Señor de los Cielos!) —recitó Gabriel, y al instante descendieron a su alrededor rayos azules como lanzas para protegerlo. 

Sin embargo, los rayos azules no le sirvieron más que para comprobar mejor la nueva velocidad de Raiden, ya que la mayoría de los rayos solo atravesaron imágenes residuales de Raiden, que llegaban a ser entre doce y veinte. Y de un momento a otro Gabriel terminó atrapado en una lluvia de golpes, provenientes de treinta imágenes residuales del rikishi.

—¡Ja, ja, ja! ¡Es más fácil golpearte sin esas molestas flamas! ¡Debe ser frustrante para ti no tener un Volund que te permita usar esas técnicas repetidamente sin consecuencias! —decía Raiden con burla, lanzando golpe tras golpe en variadas técnicas de Sumo y Karate que él mezclaba entre combos.

Carente de más ideas y opciones, el baghatma recurrió de nuevo al Deva Merupu: Vajrabhairava [Rayo del Deva: Forma Aterradora de Diamante]. Y para eso tuvo que volver a realizar los sellos Prithvi Mudra, Vajra Mudra y Rudra Mudra, mientras se mantenía por completo quieto en una postura firme, sin mover ni la cola. Solo así podía liberar el Prana en todo su cuerpo para formar la capa sólida diamantina que resplandecía con rayos dorados.

Era una de las más poderosas técnicas de tipo Equipamiento. Consistía en recubrir todo el cuerpo con un Prana tan endurecido que emulaba un mineral cargado de rayos, capaz de absorber el Maná del ambiente, para repeler ataques tanto físicos como mágicos. Esta forma de Prana es tan dura que incluso es difícil de romper por ataques de Kenoplasma.

La técnica que utilizó Raiden antes, con la que se cubrió el cuerpo de un mineral oscuro para protegerse del Tuphanu Garjana, seguía el mismo principio al ser de tipo Coraza, aunque empleando el Kenoplasma en lugar del Prana. Y de modo similar, en el caso del Kenoplasma era tan duró el mineral que los ataques mágicos no podían romperlo con facilidad.

No obstante, este tipo de técnica no es perfecta por dos detalles. 

El primer problema radica en que, para formar la capa diamantina, el usuario debe estar por completo quieto en una postura específica, aparentando ser una estatua, por lo que el más mínimo movimiento anula la técnica. 

Y el segundo problema es que la técnica, por más poderoso que sea el individuo, lo máximo que puede llegar a durar activa es de segundos a pocos minutos. Por lo tanto, solo puede usarse en determinados momentos para hacer desvíos sorpresivos; esto a su vez genera otro inconveniente que Gabriel recién acabaría descubriendo.

La técnica puede resultar ineficaz contra oponentes de velocidad y reflejos iguales o mayores que el usuario, como por ejemplo en esta situación que Raiden, gracias a sus nuevos reflejos y velocidad, paró de atacar y retrocedió justo antes de golpear el mineral amarillo que recubrió el cuerpo del baghatma casi de forma instantánea.

—No volveré a caer en un truco que hasta yo conozco —dijo Raiden con una sonrisa burlesca, mientras retrocedía saltando de nube en nube que él mismo creaba bajo sus pies con su Maná.

Mientras las capas del mineral amarillo, que seguían protegiendo al baghatma, se agrietaban y caían en pedazos, Gabriel pensaba en una manera de recuperar el dominio del combate, sin tener que recurrir a algo letal. Necesitaba tener la ventaja total para seguir destrozando a Raiden en lo psicológico, hasta tener una oportunidad de deshacer el vínculo Volund con el Chi.

De pronto, como si fuera un pensamiento de Rudra, le llegó a la mente una idea arriesgada.

"Hacer esto sería como usar un Meng Amok multiplicado por tres... Pero para detener a este depravado y salvar a esa humana, no me importa que mi cuerpo se destruya", fue lo que pensó Gabriel, terminando de quitarse los últimos restos del mineral amarillo del cuerpo.

Raiden avanzó con las nubes formándose bajo sus pies, creando más imágenes residuales alrededor de Gabriel, para luego continuar atacando en diferentes direcciones. Gabriel volvió a conjurar más rayos, los cuales Raiden esquivaba al mismo tiempo que contraatacaba con éxito. El rikishi estaba sonriendo con alegría desquiciada, por la creencia de que al fin arrinconó al baghatma.

Esa alegría de nuevo le duró poco, porque al esquivar otro rayo azul se llevó la espantosa sorpresa de ver cómo dicho rayo era atrapado por la mano derecha normal de Gabriel, quien luego utilizó el rayo como una lanza para golpear la cara de Raiden en un amplio ataque. El rikishi no se había esperado eso, ni tampoco que después la propia nube tormentosa —en la que estaba parado Gabriel— dispararía un enorme rayo rojizo que empujaría al rikishi bastante lejos.

Ya casi traumado con las derrotas en reglas de sumo, Raiden giró el cuerpo un par de veces y aterrizó de pie en una nube propia, logrando evitar caer arrodillado para no sufrir otra derrota. Esta vez tuvo suerte, ya que ahora tiene bastante resistencia a la magia de rayo, por lo que ambos ataques mágicos no le afectaron tanto.

—Buen truco. Combinaste el hechizo para caminar sobre nubes, con el hechizo para invocar relámpagos —dijo Raiden con una sonrisa amarga—. Lo tendré en mente para que no vuelva a sorprenderme.

—Eso me importa menos que ver a dos hormigas moviendo una hoja —dijo Gabriel, haciendo gruñir de molestia al rikishi—. Sea cuál sea el guionazo que te saques de tu trasero partido, te aseguro que no tendrás una victoria, ni mucho menos una derrota épica. Simplemente perderás sin pena ni gloria, como la basura que eres en realidad.

https://youtu.be/eQWzZBn0u7U

—Hijo de perra... Si tanta confianza tienes, entonces deja de contenerte —dijo Raiden con tres venas resaltadas en su frente y esbozando una gran sonrisa de maniaco—. Olvida a Thrud y pelea con intención de matar. Utiliza ese poder visual típico de los marut. Lánzame todo lo que tengas en tu magia de tormenta. Atácame con el ridículo baile de Shiva. Y después te devolveré el favor con cada fibra de mi ser, peleando en serio.

—¿Tanto deseas que baile como Shiva? —preguntó Gabriel esbozando una pequeña sonrisa, que denotaba escalofriante crueldad—. Bien. Si estás ansioso por verme bailar, te voy a bailar como lo haría el verdadero Mahadeva.

Dicho esas palabras, el cuerpo de Gabriel comenzó a liberar intensos vapores y las distintivas flamas rojizas, mientras el color de su pelaje volvía a invertirse, tras haber activado otra vez al máximo el Asura Agni: Meng Amok

También fue evidente que repetir la técnica en un solo combate, sin haberse recuperado antes, le causó a Gabriel una cadena de severos daños internos que le hizo escupir bastante sangre, aparte de sufrir la suma de innumerables sensaciones dolorosas, como si su cuerpo estuviera quemándose de verdad y destruyéndose desde el interior. Pero él soportó todo ese dolor y daño con una fuerza mental casi divina, que le permitió permanecer de pie.

"¿Qué es este extraño ki?", fue lo que pensó Raiden confundido, después de percibir un repentino cambio en el Chi de Gabriel, como si ahora fuera un alma distinta. Entonces, para el rikishi, todo a su alrededor desapareció por unos segundos, luciendo como si ahora estuviera en el vacío del espacio.

Y en esos segundos, frente a él, una manifestación ocurrió: la inmensa e intimidante figura de Shiva, el Dios Hindú de la Destrucción.

Aquella breve aparición bastó para que Raiden estuviera paralizado del terror y el desconcierto, quedando bien remarcado ese shock temeroso en su rostro. Ni siquiera podía reaccionar cuando Gabriel saltó de la nube tormentosa, y eso lo dejó vulnerable a recibir en el lado izquierdo de su cabeza tres golpes consecutivos de los puños derechos de Gabriel: el terciario en la sien, el secundario en la mejilla y el principal en la quijada. 

Era inevitable que el rikishi perdiera la consciencia por un momento, aparte de terminar volando por los aires, para luego ser impactado desde arriba por un rayo —conjurado por Gabriel— que lo estrelló en el suelo, bastante cerca de la entrada del Reino de Corazones.

—Doscientas y nueve derrotas.

https://youtu.be/My-WSM-6QlE

La fuerte y serena voz de Gabriel, declarando esa nueva derrota, bastó para que Raiden se levantará de golpe, impulsándose hacia el baghatma en el aire para iniciar otro agresivo intercambio de golpes, del que solo podían verse las estelas de fuego rojizo y relámpagos morados que dejaban sus brazos y piernas al moverse, además de los explosivos impactos.

Gabriel y Raiden pasaron a moverse de un lado a otro en el cielo, desplazándose entre las nubes naturales y las que ellos mismos creaban, siendo las de Gabriel negras con rayos azules y las de Raiden blancas con rayos rosados; además Gabriel también usaba los rayos del cielo para columpiarse y moverse en el aire, como lianas y ramas de una selva. 

Ambos se movían tan rápido entre las nubes y los rayos que parecían estar "volando", siendo el baghatma como un cometa rojizo y el rikishi un relámpago morado, ocasionando con sus choques explosiones de luz que resonaban en el cielo como los mismos truenos. Era difícil para todos ver quién tenía la ventaja, por lo que nada más podían suponer que Gabriel y Raiden estaban igualados. 

No obstante, en una visualización más lenta, podía verse que Raiden recibía muchos más golpes de los que devolvía y lograba bloquear.

"Su velocidad y fuerza están aumentando más rápido, y su estilo ha cambiado por completo. ¡¿Qué clase de Arte Marcial está usando ahora?!", fue lo que pensó Raiden entre las decenas de golpes que le llovían, dándose cuenta de que ahora Gabriel atacaba y se movía de una forma muy diferente a antes.

El ritmo y estilo que usaba Gabriel ahora se asemejaba al de una danza vigorosa, violenta y salvaje, porque había empezado a utilizar una parte de su Pashu Kalari que estaba relacionada con el Shiva Tandava [Danza Auspiciosa], el Arte Marcial del Dios Hindú de la Destrucción.

El Shiva Tandava es un estilo de pelea semejante a una danza divina, vigorosa e impredecible que emula el ciclo de creación, destrucción y transformación. Su principal característica es que estimula los meridianos del cuerpo físico junto con el corazón y, a su vez, la circulación sanguínea, usando la fuerza espiritual (Chi) para alimentar la fuerza vital (Prana), derivando en un sobrecalentamiento del cuerpo e incremento en su fuerza, velocidad y resistencia.

Pero la versión empleada por Gabriel emulaba las fuerzas salvajes de la naturaleza, la destrucción de todo lo existente y el fin del tiempo, de manera que el sobrecalentamiento era mayor y su ritmo más agresivo. 

Su versión era el Rudra Tandava [Danza Salvaje].




Próximo capítulo: Salvar o Destruir.

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