Capítulo LXXII: Noche de Bellas y Bestias (III)
"...Pero entre el amor y el odio sólo hay una pequeña diferencia. Un pequeño cambio de punto de vista y son lo mismo."
—Mahabharata, libro VI: capítulo XIII.
https://youtu.be/XcP3nJqt8Uk
Después de que Angela revelase que era una harpía, un tipo de sirena alada de especie cisne, pasó a contar un poco de su pasado a Camael, para explicarle cómo llegó a tener tal condición de ser humana por la noche y harpía cisne por el día; todo comenzó con la abuela paterna de Angela, Odette.
Para explicarlo mejor, antes de que se originaran los merrows (sirenas marinas y tritones), primero existía una especie de criaturas hembras griegas, llamadas sirenas. Eran humanas que por castigo o por simple "diversión" enfermiza, fueron convertidas en criaturas humanoides aladas por Zeus u otros dioses griegos como Poseidón, de modo que eran en su mayoría amantes o víctimas que lograron escapar de las perversiones de esos dioses.
Debido a eso, muchas tenían que cumplir con caprichos o trabajos, para regresar a ser humanas; uno de estos casos es la historia de un rey de Tracia, llamado Fineo, quien utilizó su don de la profecía para intentar revelarle a los demás humanos las falsedades de los dioses griegos. Como castigo por esto, Zeus lo condenó a estar atrapado en una isla, en la que servirían un banquete, del cual Fineo no comería nada, ya que el banquete sería devorado por Sirenas aladas, quienes tenían como trabajo llevar a cabo esa tortura al rey de Tracia, para así volver a ser humanas.
Aunque la historia no tuvo un final feliz para esas sirenas; ya que fueron capturadas por Jasón y los Argonautas, quienes las dejaron morir de hambre en aquella isla.
Tras varios años de persecución y crueles tratos, las sirenas aladas encontraron refugio en las tribus de bestias, quienes las aceptaban como aliadas, e incluso como concubinas o esposas. Y a partir de entonces esas sirenas formaron un grupo de guerreras, similar a las amazonas, cuyo nombre sería el que se les conocería en años posteriores: el Clan de las Harpías.
Como tal las harpías eran similares a los garudas y los owlman (hombres-búho). Pero su especie se dividía solo en tres tipos: lechuzas, halcones y cisnes, siendo estos últimos los más comunes y cuyas regiones natales eran Grecia, Roma, Francia, España, Inglaterra e Irlanda. Además, a diferencia de las especies de bestias aladas, las harpías eran todas hembras y, cuando aprendían a transformarse a voluntad, podrían hacerlo en cualquier hora del día.
Las harpías cisnes han estado presentes en varios cuentos, leyendas y mitos de los pueblos europeos y asiáticos, a menudo siendo referidas como "Doncellas Cisnes". Y entre esas leyendas, estaba la leyenda francesa de la abuela de Angela, Odette Florit.
La familia de Odette pertenecía a las clases nobles de Francia; una que curiosamente tenía en su emblema familiar un cisne, y con razón. Porque el animal guardián de la familia era el cisne. Es por esto que Odette y su hermana gemela, Odile, fueron víctimas de un macabro plan.
Cuando eran adolescentes Odette y Odile, un brujo de Rumania las convirtió en cisnes, siendo Odette una cisne blanca y Odile una cisne negra. El brujo fue pagado para hacer esto, por la malvada madrastra de ambas hermanas, quien quería deshacerse de ellas para quedarse con la herencia familiar.
No obstante el hermano mayor de Odette y Odile, Alphonse Florit, quien en aquel momento estaba de aventuras lejos de casa, descubrió la verdad. Así que emprendió un viaje de regreso a casa, con ayuda de sus fieles amigos de aventuras; un joven elfo llamado Dimitri, y un mestizo humano-orco llamado Derek.
Los tres afrontaron distintos desafíos y peligros, planeados por la malvada madrastra de Alphonse. Sin embargo los superaron todos, llegaron a su destino y detuvieron a la malvada madrastra. Pero aunque consiguieron derrotar y encarcelar a la madrastra de Alphonse, resultó que el verdadero enemigo era otra persona.
El brujo rumano en realidad trabajaba para un miembro de la realeza británica, que deseaba quedarse con todo lo que poseía la familia Florit, y también esclavizar a dos criaturas sobrenaturales, con las que tendría poderosas hijas que le servirían como esclavas. Y para llevar a cabo tal cometido, usaron el amor que sentían ambas hermanas por el orco mestizo Derek.
Primero que nada aprovecharon la condición de la maldición, que el orco mestizo debía cumplir para que las gemelas volvieran a ser humanas otra vez; la condición era hacer frente a un público numeroso un juramento de amor eterno, a una las dos hermanas a quien él amaba, siendo Odette la elegida.
Para lograr romper la maldición, Alphonse y Dimitri organizaron una fiesta durante la noche, concordando con las horas donde las gemelas eran humanas, para así permitirle a Derek hacer el juramento de amor eterno a Odette frente a todos los invitados.
Sin embargo lo que ninguno de los héroes del relato conocía, era lo que pasaría si se cumplía la condición con la persona equivocada.
Odile, consumida por los celos, se hizo pasar por su hermana Odette durante la fiesta, haciendo que Derek hiciera el juramento a ella, y no a Odette. Esto activó el efecto negativo de la maldición, no solo causando que se volviera parte de ellas por completo, sino también provocó que empeorara la metamorfosis; las convirtió en harpías cisnes salvajes.
Una vez logrado que las hermanas se convirtieran en criaturas sobrenaturales, el brujo rumano se propuso a realizar un hechizo de esclavitud en las hermanas, para que sirvieran por completo a la voluntad del joven británico. Fue entonces que se desató una batalla decisiva entre Alphonse, Dimitri y Derek contra el brujo rumano y el joven británico, junto con unas descontroladas Odette y Odile.
Pero durante la confrontación, Odette y Odile pudieron recuperar la razón, y entonces ayudaron a Dimitri y Derek a matar al brujo rumano, mientras Alphonse se encargó de matar al joven británico, terminando así de una vez por todas con las amenazas. Sin embargo, aunque lograron vencer a los "villanos" de la historia, no pudieron devolver a Odette y Odile a la normalidad; ambas hermanas terminaron siendo criaturas harpías cisnes de por vida.
Es por eso que, para evitar que corrieran peligro, ellas tuvieron que irse de casa; Dimitri llevó a Odile al Alfheim, mientras que Odette se mudó junto con Derek en París, cerca de la entrada que llevaba a la Sede Principal de San Bestia.
Pasado el tiempo, Derek y Odette lograron afrontar los obstáculos, y formar una familia al concebir a su primer y único hijo, Elliot, quien se salvó de la maldición al haber nacido siendo varón, por lo que resultó ser un humano común. Incluso tuvo una vida un poco normal, llegó a casarse con una humana española, llamada Margarita Cortez, con la que tuvo una hija, Angela.
No obstante las secuelas de la tragedia familiar, no quedaron solo en que Odette y Odile se convirtieran en harpías cisnes de por vida.
Un mes después de que Angela naciera, la familia fue atacada por gárgolas demoníacas enviadas por una bruja, que resultó ser la hija del brujo rumano, y buscaba venganza. Sin embargo la bruja no se conformaba con solo matarlos; quería hacerlos sufrir de la peor manera posible. Y por eso, los atacó donde más les dolería: uso las gárgolas para secuestrar a Angela.
Luego la bruja inicio la siguiente parte de su plan vengativo; entregó a Angela a una familia francesa, en la que Angela pasó la terrible infancia que la marcó.
https://youtu.be/pORPeN-BAxk
Esa familia francesa pertenecía a los grupos anti-clericales, y tenía una idea retorcida sobre hacer fuerte a un hijo; intentaron educar a Angela como una mujer fuerte, obligándola a aprender esgrima y defensa personal, cuando ella en realidad solo le interesaba el ballet, la escritura y la teología. Y aparte, la maestra que le enseñaba esgrima y defensa personal, era una mujer extremista que maltrataba a Angela, por ser ésta lo contrario al "poder femenino ideal" que tenía la maestra.
Todo el maltrato psicológico y físico que sufría Angela en esa familia, era obra indirecta de la propia bruja, quien se encargaba de hacer que la joven creciera con odio y rencor, lo cual consiguió. De forma que cuando Angela cumplio los 14 años, sucedió lo que la bruja esperaba: a pesar de que el padre de Angela era humano, en su sangre seguía presente residuos de la maldición, por lo cual Angela, al cumplir los 14 años, se transformó por primera vez en harpía cisne.
Fue entonces que Angela desató toda esa rabia contenida contra su familia adoptiva. Y también fue el momento en que la bruja apareció ante ella, y se ganó su confianza respondiendo todas sus preguntas; le contó una versión torcida de la verdad, en la que Angela fue abandonada solo por tener una maldición.
Eso provocó que Angela se llenará de más odio y rencor, y la bruja aprovecho eso para incentivarla a vengarse de la familia que la "abandonó". Y para lograr tal cometido, no solo le enseño a Angela a controlar la transformación, sino también a controlar su magia; fue un entrenamiento que no llevo más de un mes, ya que Angela tenía un talento natural para la magia, por lo que dominó las Artes Prohibidas y las Artes Arcanas.
Entonces empezó la última fase del plan de la bruja; llevó a Angela de regreso con la familia Florit, y la puso en contra de ellos.
No obstante Angela acabó dándose cuenta de la verdad de su pasado, de parte de su abuelo Derek, quien casi dio la vida para evitar que Angela matara a sus propios padres. Luego entonces, tras conocer la verdad de todo, Angela ayudó a su familia a vencer a la bruja, y acabar de una vez por todas con las tragedias que les impedían ser felices.
—Después de matar a esa maldita, tarde un tiempo en aceptar regresar con mis padres... No podía perdonarme a mi misma por intentar matarlos, y haberme dejado manipular por esa desgraciada. Y por eso mi familia, mi verdadera familia, me ayudó a empezar de cero en España —dijo Angela, finalizando el resumen de su historia, con un leve sentimiento deprimente en sus ojos.
La mujer cisne estaba sentada en la cama, mirando de frente al garuda, quien también estaba sentado frente a ella, devolviéndole la mirada.
—Ya veo... —dijo Camael con una expresión seria, en el fondo sorprendido de saber que la francesa-española, después de todo, tampoco tuvo un inicio muy feliz—. ¿Y cómo tomaste el saber que eres adoptada?
—Para ser honesta, me hizo sentir feliz —dijo Angela con una pequeña sonrisa—. Me sentí feliz de saber que no compartía lazos de sangre con esas escorias que se hacían llamar mi familia. Y cuando me mude con mis padres para finalmente estar con mi verdadera familia... no hay palabras para describir cuan feliz me sentí. A fin de cuentas, si alguien merece la culpa de todas las desgracias que nos sucedieron, es el miserable británico que fue quien empezó todo.
—Buen punto. Y la verdad, no es de extrañar que hubiera un lunático así entre los miembros de la realeza británica. Muchos enloquecerían de la desesperación si crecieran en una familia así.
—Cierto. Después de todo, tendrían que morir como cien miembros, para que el más joven de los parientes más lejanos tenga la oportunidad de ser rey o reina.
—Y también está el hecho de que las reinas viven tanto, que se pensaría que son inmortales o criaturas no-humanas —agregó Camael con un ligero humor divertido.
—¡Pfff! ¡Ja, ja, ja! ¡Esa si estuvo buena! —dijo Angela estallando en carcajadas tan fuertes, que se sostuvo la barriga por un momento—. ¡No pensé que pudieras ser tan divertido!
—Oye solo porque parezca serio casi todo el tiempo, no significa que no tenga un buen sentido del humor. A diferencia del zorro bufón, que tiene un sentido del humor retorcido —dijo Camael con una sonrisa sarcástica—. Entonces, volviendo al tema; ¿qué hiciste después?
—Pues, no es mucho misterio; obviamente hice todo lo que me impedían hacer. Lo primero que hice al tener algo de paz, fue seguir mi sueño de inscribirme en clases de ballet en Francia, como siempre quise. Luego entrené con otras harpías en España. Y luego estudié teología en Cerdeña, donde mis padres me presentaron a Raven. El resto ya es historia.
—No tuviste un inicio feliz. Pero al menos pudiste recuperar algo de la felicidad que te falto.
—¿Y qué hay de ti?
Con esa pregunta, al garuda le vinieron fugaces recuerdos de la terrible infancia que sufrió, y que no podía olvidar. Pero a pesar de que era un recuerdo amargo, él hacía el intento de vivir sin aparentar que no pasó; por eso, tras pensarlo un segundo, decidió ser también honesto con la harpía cisne.
https://youtu.be/Cm3PyHSON9E
—Digamos que yo no tuve tanta suerte como tú —dijo Camael desviando la mirada y frunciendo el ceño—. Para empezar, ¿sabes que las bestias jóvenes sufren cambios desde que nacen, que marcan su desarrollo hacia la adultez?
—Sí. La maestra Erzuli nos contó sobre eso. Es un proceso de maduración física, muy parecido al de muchas especies de animales. Y también sé que en el caso de las águilas, los pichones tienen una coloración en su plumaje más clara que el de los adultos, llegando a ser de color blanco en su totalidad, como es en el caso de las Harpia Harpyja, también conocida como "Águila Arpía" popularmente.
—Pues ahí tienes la respuesta; debido a que soy una bestia águila, cuando nací mi cabello era dorado y tenía la piel pálida, como un reflejo de un "plumaje blanco". La maldita familia que me adopto creyó que yo era hijo de europeos solo por eso. Y como todo llorón que no tolera el pasado, me convirtieron en un objeto para descargar su rabia.
—Ya veo... —decía Angela, desviando la mirada por un momento y poniéndose más seria—. He escuchado sobre eso; sobre humanos mexicanos xenofóbicos y discriminadores raciales, que se desquitan con todo lo que parece provenir de Europa. Y no solo contra europeos como españoles; también contra otros latinoamericanos... Entonces, tuviste la mala suerte de crecer en una de esas familias de estiércol.
—Y eran de la peor hierba mala; eran unos malditos que creían que su gente son los "latinos superiores", que sus ancestros aztecas y mayas eran todos unos "iluminados avanzados" que no sacrificaban personas, que sus ancestros no tenían las manos manchadas con la sangre de millones de nativos de tribus vecinas, y también se tragaban todas esas leyendas negras de Europa. Eran patéticas ovejas lloronas, de mentes infantiles y frágiles, incapaces de aceptar el pasado y los pecados de sus propios ancestros como hicieron otros pueblos, como los nórdicos y los chinos quienes aceptan con dignidad el pasado y lo que hicieron sus ancestros, sin ponerse a lloriquear o disculparse.
—Te comprendo. Y es normal que haya gente así de fanática y ciega. Hay humanos tan inmaduros, resentidos y avergonzados de sus propias raíces, legados o creencias, que intentan "reinterpretar" la historia a su propia conveniencia y pobre juicio mental, solo para no sentirse "ofendidos". También sucede algo similar entre los grupos políticos, científicos y religiosos. Como por ejemplo los budistas y los musulmanes. Es de los peores males de la Sociedad Humana.
—Eso lo sé más que bien.
—¿Y qué hiciste con ellos? ¿Te los comiste cuando por fin tuviste edad suficiente para transformarte?
—No. Eso me pareció muy poco para lo que se merecían. Así que les arruine la vida; use mi voz de águila para romperles los tímpanos, a uno en especial lo mate arrancándole el corazón frente a sus ojos, y a los demás les di una golpiza que los dejo inválidos y deformes de por vida. Les di el justo castigo que la maldita sociedad humana jamás les dará.
—No te culpo. Muchos habrían hecho lo mismo, si hubieran estado en tu lugar.
—Pero aunque cobre mi justa venganza, el daño que hicieron aún perdura. Por su culpa ahora tengo que luchar por saber a cuál tribu debería pertenecer.
—¿Qué? ¿Cómo que a cual tribu deberías pertenecer? Si creciste en México, entonces deberías de sentir más pertenencia hacia las tribus mexicanas que a las de la India y el Reino de Siam.
—Lo estaría, si no sintiera odio hacia los humanos de México... —contesto Camael tomando una breve pausa para tranquilizarse dando un resoplido.
El garuda no mentía; hizo todo lo que menciono, y aún hoy en día no se arrepiente ni en lo más mínimo. Además, después de que se unió a la Sede Mexicana de San Bestia, se enteró de que aquella familia ahora vivía encerrada en un hospital, inválidos y deformes como producto del brutal castigo que les dio Camael, por lo que le hicieron a éste último.
A pesar de que transcurrieron varios días, en los que esa familia seguía afirmando que fueron atacados por un "nahual águila", muchos ciudadanos humanos no les creían. Y con la intervención de San Bestia, ese "misterioso caso de ataque animal" quedó olvidado en la historia de aquella región.
Camael supo sobre el infeliz final de esa familia, solo por curiosidad de saber si seguían pagando por lo que hicieron. Pero a pesar de que él ya había cobrado su venganza, y los culpables de su tormento seguían siendo castigados, las marcas de esa terrible infancia perduraban en él.
Por ello, ahora mismo, Camael procedió a explicarle Angela las secuelas de su propia amarga infancia.
—Me siento en casa al estar en México. Pero el odio que siento hacia los humanos mexicanos es aún mayor. El solo vivir allí, me trae malos recuerdos. En cambio, aunque también me siento bien estando en una tierra como la India, me sigue pareciendo extraño. La India y las tierras cercanas, no son como otras regiones, que tienen una cultura concreta; al contrario son un conjunto de culturas diferentes, englobadas bajo un mismo término. Es un caso semejante a los pueblos de África, las islas polinesias y las regiones de Latinoamérica. Así que todavía no sé a cuál tierra asiática debería pertenecer.
—Eso explica porque eres así... Yo también ahora empiezo a entenderte —dijo Angela con un tono sarcástico, pero sincero.
Angela comprendió que Camael estaba pasando por una especie de "crisis de identidad", en la que él no sabía a cuál tribu debería pertenecer, lo cual era un caso bastante común en realidad. Se ha visto casos en los que un joven, al tener padres de culturas tan distintas, pasa por una crisis en la que no sabe cuál cultura debería abrazar; si la de su padre o la de su madre.
Pero en el caso del garuda, aunque creció en una región específica, rodeado de una parte de la cultura de su madre, los malos recuerdos que tenía de esa tierra y de los humanos de allí le impedían abrazar por completo esa cultura. Y a causa de la gran diversidad cultural que representa la tierra de su padre, todavía sigue inseguro de si aceptar alguna parte de esa "multicultura" como propia.
Angela lo entendía bien, porque pasó por algo similar; detestaba a los franceses por la infancia que tuvo, y le fue extraño conocer a su familia española porque no estaba para nada familiarizada con ellos. Sin embargo, en su caso contó con la ayuda y apoyo de sus padres y abuelos. De manera que no tardó mucho en hallar un equilibrio, en el que aceptó tanto lo bueno como lo malo de ambas tierras, y al final abrazo el legado ancestral de su verdadera familia francesa, los Florit.
Y es por eso que no pudo evitar sentirse mal por el garuda; ya que él, a diferencia de ella, no contaba con ninguna figura familiar que le ayudase en eso. Saber esto despertó otra vez el sentido empático de la harpía cisne, haciendo que por un momento pareciera dudosa y molesta, ya que pensaba hacer algo que era acorde a la situación con el garuda.
Pero tras un suspiro cansado, decidió ser empática esta vez con quien al final resultó ser alguien muy parecido a ella. Así que se levantó de la cama y se sentó en el suelo, al lado de donde se hallaba el garuda.
https://youtu.be/TvjVWvRVTdo
—La verdad, es que te comprendo... porque yo también pase por algo similar —decía Angela con una expresión disgustada, y solo era para no parecer flexible a lo exagerado.
—Por favor no intentes hacerte la empática por lastima —dijo Camael con disgusto, mientras volvía acomodarse para acostarse.
—Escucha chico águila, sé que puedo ser difícil de tratar, parecer gruñona, desconfiada de todos y resultar molesta. Pero no soy antipática.
—Entonces supongo que debe ser parte de tu naturaleza —dijo Camael, terminándose acostarse para luego empezar a arroparse—. Leí una vez que las harpías se caracterizan por tener temperamentos fuertes, volátiles y hasta homicidas.
—No estás tan equivocado. En realidad las harpías tenemos un temperamento violento. Aunque las harpías cisnes somos más... "apacibles" en comparación a las harpías halcones.
—Eso lo creeré cuando conozca a más harpías.
—¡Ja! Pues te será difícil. No todas caminan a plena luz del día, ni mucho menos en la noche que es cuando somos humanas. Es mucho más probable que te encuentres una harpía en las playas del Domhan-Eile, que en este mundo. Además, si te pusieras en mi lugar, entenderías que la razón por la que parezco malhumorada, es porque no estoy en una buena temporada.
—¿Estás en tus "días"? —pregunto Camael con sarcasmo, arropado y listo para dormir.
—¡¿Qué?! ¡Claro que no, y además esas cosas no se le preguntan a una mujer! —exclamó Angela sonrojándose de vergüenza y furia.
—Perdón —se disculpó Camael, aunque con un tono sarcástico que no parecía sincero.
—¡Aaa! ¡Me refiero a que últimamente lo he estado pasando muy mal! —explicaba Angela intentando controlar su propia ira—. Por culpa de mi estado he perdido la oportunidad de participar en ocho ballets, de los cuales en el último tuve un reencuentro violento con mi maestra de esgrima desgraciada y rencorosa, que para colmo me dio muy mala fama en Francia. Durante el día tengo que esforzarme para no transformarme por accidente en la calle, o evitar que el hechizo Piel Humana se desactive por accidente en un momento estresante.
»Mi abuelo Alphonse falleció hace unos meses. Por eso y más tuve que escaparme de casa, para no involucrar a mis padres en esta nueva aventura; ni siquiera he podido comunicarme con ellos. De un día para otro tuve que pasar de una vida más o menos "normal", a vivir como si fuera una delincuente, para luego convivir con un clan surrealista de bestias carentes de modales. Y como estocada final, ¡el último amor que tuve me dejo por alguien que vio una sola vez, con quien hace muy poco ha tenido un reencuentro de novela romántica surrealista que envidio mucho!
—Jo... der... Bueno, ahora si empiezo a comprenderte —dijo Camael, parpadeando un par de veces, no sabiendo qué decir ni cómo reaccionar ante la descarga de frustraciones de la harpía cisne—. Y con lo que me has dicho, parece que la raíz de la mayoría de tus problemas y estrés, se debe a tu condición. Entonces ¿por qué no te has deshecho de la maldición?
—Porque no es tan fácil en realidad. Las maldiciones, aunque son lo contrario a las bendiciones, tienen el mismo principio, de que solo funcionan o se activan bajo una condición específica. Las maldiciones y las bendiciones están entre los tipos de encantamientos más poderosos de todos. Por lo tanto, solo pueden ser contrarrestados con la condición que las hace funcionar, o con otra maldición o bendición más poderosa que las anule.
»Así que para anular mi maldición, necesito saber cuál es su tipo y clasificación. Ya que si intento contrarrestarla con una bendición incompatible, o eliminarla con el método incorrecto, se volverá permanente en mí como paso con mis abuelas. Y por desgracia, casi toda la información de la maldición la tenía el propio brujo que la conjuro, y él se la llevó a la tumba.
—¿Ya probaste con el método que intentaron tus abuelos Derek y Odette?
—Obvio que no, porque no he tenido mucha suerte en el amor. De hecho, me he enfocado más en cumplir con mis metas y sueños en la vida, que en buscar a la persona indicada que me ame por lo quien soy; y no solo por mi apariencia, dinero o para intentar olvidar a alguien que conoció una sola vez.
—¿Y ya intentaste la otra alternativa?
—Ya te lo dije. No es tan fácil como buscar a cualquier mago que la rompa así como así.
—No hablo de usar métodos mágicos; sino métodos más "tradicionales". Digamos como el Prana.
https://youtu.be/GHRwTefz2vA
—¿Qué? —dijo Angela ampliando los ojos, ahora con total interés.
—Las bendiciones y las maldiciones son un tipo de encantamiento poderoso, ligado a la mayoría de las leyes universales. Y la energía Prana trasciende las leyes universales; así que, en teoría, es capaz de anular tu maldición. Claro, siempre y cuando no sea una maldición conjurada con Maná mezclada con Energía del Vacío, o no sea un tipo de Maldición Eterna.
—Es verdad... Y según recuerdo, el príncipe león loco por el combate, el tigre bizarro de ojos verdes, y por supuesto tú, son Maestros de Prana... —decía Angela, cada vez mostrándose más sorprendida y ansiosa al tener en mente una posibilidad que hasta ahora desconocía.
—Antes de que te hagas ilusiones, ninguno de nosotros ha aprendido todavía a como eliminar maldiciones o algo parecido —dijo Camael con seriedad, dejando en shock a la harpía cisne—. No es como que solo concentramos la energía Prana en un puño, te golpeamos la cabeza con ese puño, y ¡pum! Se rompe la maldición. Es algo más complejo que eso. Pero si consigo aprender a hacerlo, podría ayudarte.
—¿De verdad? —pregunto Angela, empezando a creer que todo era una broma, porque le parecía demasiado hermoso para ser verdad.
—Hasta ahora he podido usar mi Arte Mágico, gracias a los residuos de energía Maná que se quedan en mi cerebro por unos segundos, cada vez que respiro —decía Camael levantando la mano derecha para mirársela, y entonces comenzó a emanar energía Prana dorada en dicha mano—. Y también gracias a que, de forma subconsciente, he estado enviando energía Prana a mis manos, cada vez que utilizo esos residuos de energía Maná al crear un arma. Es debido a esta singular relación entre ambas energías cuando uso Luz en la Guerra, que el maestro Yuda Uwais cree que mi Pranayama puede ser del tipo Armamento o Mantra.
—Pero... Exactamente ¿qué es un "Pranayama"? ¿Y que son esos "tipos" que mencionas?
—En una traducción literal, significaría "Control de la Fuerza Vital". Es básicamente el poder personal que obtenemos los Maestros de Prana. Y los tipos que mencione, son parte de las cinco especialidades que pueden tener esos poderes, y también son las que tienen mayor compatibilidad con la magia, exceptuando el tipo Brahman, que es de los más raros. Así que, una vez que despierte mi Pranayama latente, tendré mejores posibilidades de romper tu maldición.
—Pero ¿de verdad me ayudarías a liberarme de esta maldición?
—Si con eso te vuelves menos gruñona y más trabajadora, claro. ¿Por qué no?
—Por favor sé honesto: ¿Qué quieres de mí? Si es para que yo quedé en deuda contigo mejor olvida...
—No es para nada de eso —le interrumpió Camael frunciendo el ceño y con molestia en su tono, para luego apartar las sábanas y volver a sentarse—. Solo quiero ayudarte, como alguien que también tiene una temporada estresante, y ha tenido una vida miserable. Admito que también puedo ser difícil de tratar y comprender, pero tampoco soy un antipático, ¿sabías?
—Si... lo sé... —dijo Angela cruzándose de brazos, ahora molestándose consigo misma.
La misma harpía cisne se castigó golpeándose la frente con la mano derecha, por haber olvidado el lado más sentimental del garuda; un lado que éste demostró más que claro cuando ambos y el draconiano rojo conocieron al monstruo de Frankenstein.
—Si aún así no me crees, entonces lo jurare bajo el Dharma de mi padre y de mi maestro —dijo Camael extendiendo la mano derecha hacia la harpía cisne, con la palma mirando hacia arriba—. Podrá parecer trivial o simple. Pero en la tierra de mi padre, las promesas son tan valoradas, que hasta los demonios Rakshasas más perversos las respetan.
—Si lo pones así, entonces es un trato —dijo Angela esbozando una sonrisa alegre, confiando en ese tipo de promesa.
Aunque en realidad ella, al ser ajena a la cultura del Reino de Siam y de las bestias asiáticas, desconocía la magnitud de la importancia de tal tipo de promesa. Y por eso aceptó sellar el trato sin pensarlo mucho.
En un principio lo iba hacer con un apretón de manos. Pero al fijarse en la singular forma en cómo tenía Camael la mano, pensó que quizás lo que tenía que hacer era poner la mano derecha encima de la de él. Y al hacerlo, Angela supo que era así, ya que no vio ningún tipo de reacción negativa de parte del garuda, sino una sonrisa amistosa.
—No sé si de verdad quieres ayudarme sin deseos de recibir algo a cambio. Pero quiero que sepas que, como alguien que una vez pasó por lo mismo que tú, te ayudare con tu problema de crisis cultural —dijo Angela, también mostrando una sonrisa sin aire presuntuoso, y sujetando la mano derecha del garuda—. Será mi forma de pagarte por ayudarme con mi maldición.
—Como quieras. Pero aun así, te lo agradezco —dijo Camael también sujetando la mano de la harpía cisne, como si se estrecharan las manos, pero todavía manteniéndolas volteadas.
Aunque era un agarre fuerte, no había hostilidad ni odio en ello; solo firmeza pura, como símbolo de la fuerza del juramento que hacían ambos. Y a pesar de que parecía simple, en realidad era el comienzo de algo grande: el inicio de una amistad entre dos grandes leyendas culturales.
Próximo capítulo: Noche de Bellas y Bestias (IV).
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