Capítulo LXXI: Yaoguai Shi Huang
"...Los que se rinden al vicio y se entregan a la violencia terminan convirtiéndose en auténticos demonios."
—Viaje al Oeste, capítulo XI.
https://youtu.be/AeA-YofHf3Y
[Planeta Terra. Castillo Bathory].
Como cada mañana, tras levantarse de la cama, el licántropo nórdico Joel Fenrisson se relajaba dentro en una bañera grande llena de agua caliente, en un enorme cuarto de baño que mezclaba lo moderno con un estilo medieval elegante y a la vez gótico. Por supuesto que él no estaba relajándose solo; como en cada hora del baño desde que él vivía allí, lo acompañaban Carmilla, Diana y Bellona.
—Entonces las bestias, por eso del instinto reproductor, solo pueden sentir atracción por el género opuesto, porque no es lo mismo que el amor romántico o sexual de los humanos —decía Carmilla con notoria sorpresa e interés en su mirada, estando ocupada en frotar sus perfectos senos enjabonados contra la ancha y fuerte espalda de Joel, de manera que se lavaban los cuerpos del otro.
Bellona se encontraba al lado derecho de Joel y Diana a su izquierda, ocupadas en lavar los fuertes brazos y el pecho del licántropo nórdico, mientras éste último les devolvía el favor lavaba los senos de ambas con las manos cubiertas de espuma jabonosa.
—Sí. Todo tiene relación con instinto y biología, algo que los humanos suelen ignorar a favor de irracionalidad emocional —dijo Joel con seriedad, aunque se veía que estaba bastante relajado gracias a los masajes de las tres hermosas vampiresas—. Es también por ese instinto que no podemos sentir ningún tipo de placer sexual. Lo que sentimos es el mismo tipo de emoción que tenemos al pelear, y es diferente a eso que ustedes conocen como placer.
—Ahhh... Cuando dijiste que las bestias viven para pelear... Hmm, ah. No pensé que fuese tan literal —decía Diana entre leves gemidos placenteros, mientras deslizaba sus dedos por los músculos de los brazos y el pecho del licántropo vikingo con obvio deseo.
—Aunque es raro, me parece bastante atractivo. Supongo que por eso me gustas un "poco" —dijo Bellona con un semblante indiferente, pero lavaba y masajeaba los músculos del licántropo con una contrastante sensualidad y ternura.
—Reconozco que mi ignorancia respecto a las bestias era mayor de lo que creí —decía Carmilla con una sonrisa traviesa, mientras rodeaba con sus delgados brazos el cuello de Joel, presionando sus senos contra la espalda de él—. Si ustedes tienen una mentalidad diferente a la humana, supongo que también deben tener sus propios estados mentales, como ese que despertaste hace poco. Nunca vi nada igual en los humanos ni en los vampiros.
—No es tan raro —decía Joel—. Los humanos y los animales tienen diferentes estados mentales; las bestias no son la excepción. Pero el estado mental que tuve no es muy recomendable de usar.
—¿Por qué no? ¡Hu! En ese estado parecías bastante genial y salvaje. Ahhh... Oh... Hasta me estremeciste de miedo y excitación —decía Diana entre suspiros placenteros y ansiosos, siendo más atrevida y erótica con sus masajes.
—Porque es una fuerza extraña y carente de razón. Solo ocurre en combate y cuando la bestia se llena de sentimientos de inferioridad. "¿Por qué no puedo mejorar? ¿Por qué no puedo ganar". Ese tipo de sentimientos se transforman en locura, potenciando el Maná almacenado en el cerebro de la bestia, y otorgando una sensación renovada que disipa la fatiga. Es un poder desagradable alimentado por el odio hacia uno mismo.
—Suena interesante, pero estoy de acuerdo contigo. Es una fuerza extraña de la que no debes depender para ganar —dijo Bellona con una actitud severa, aunque también había cierto aire preocupado en su tono y mirada.
—En mi caso, por mi Kenoplasma, puede resultar muy beneficioso. Pero tienes razón; no puedo depender de ese poder por lo impredecible que puede ser. El odio hacia algo más es un arma de doble filo, y el odio hacia uno mismo puede llegar a ser muy autodestructivo.
—No tienes que decirlo, cariño. Yo sé bien hasta dónde puede llegar el autodesprecio sin control —dijo Carmilla con un semblante disgustado—. Por cierto, Joel, he notado que estás pasando por otro cambio físico. Tu cabello está volviendo a aclararse, eres un poco más pálido que antes y el color de tus ojos parece estar cambiando. Incluso el pelaje de tu verdadera forma está cambiando.
—Debe ser la etapa final de mi proceso de maduración. Y al parecer estoy cambiando en respuesta a mis genes más fuertes; los de mi madre. Los licántropos más claros tienden a ser los más fuertes, y mi madre venía de un linaje con muchos licántropos blancos.
—Algún día deberíamos investigar más de tu familia. No tengo un doctorado en licantropía, pero me pareces más un licántropo eslavo que nórdico.
—¿Estás segura? —preguntó Joel con visible sorpresa en su mirada comúnmente indiferente.
—He pasado las primeras décadas de mi vida escapando de ataques de licántropos eslavos. Todos tienen algo distintivo, aparte de su extraordinario poder. Y son la tribu de licántropos con más especímenes blancos.
—Ohhh. Joel, cariño, ¿Eres parte eslavo también? —decía Diana con sorpresa.
—Mi antepasado, Daniel Artorias, era un licántropo de ascendencia eslava. Y su esposa también tenía sangre eslava —dijo Joel recordando ese detalle.
—Pero el hecho de que tus genes eslavos estén tan presentes, puede ser porque tu madre debía tener más sangre eslava. Tal vez incluso haya sido de esa tribu —dijo Carmilla.
—¿Qué tanto conoces de tu madre? —preguntó Bellona, también intrigada por el linaje familiar de Joel.
—No tanto como me gustaría. Mi madre se mudo con la tribu de mi padre tras casarse con él, por lo que aprendía más sobre la herencia de mi padre que de mi madre —dijo Joel, mostrando molestia y melancolía.
—Entonces el viaje que realizaremos a Asia servirá también para conectarte con tus raíces indoeuropeas, como el linaje de tu madre —dijo Carmilla, posando su barbilla sobre el hombro derecho de Joel, con una mirada que mostraba genuina simpatía, antes de darle un beso dulce en la mejilla, sin aire coqueto ni lujurioso.
Diana fue la siguiente en darle apoyo a Joel, acercándose más para besarlo en la otra mejilla con ternura y abrazando su brazo izquierdo. Y Bellona, aunque estaba renuente en un inicio, también acabó haciéndolo tomando la mano derecha de Joel y, tras un suspiro, le dio un beso afectuoso en los labios.
Joel se sentía reconfortado por los gestos sinceros de las tres vampiresas, que jamás expresaron por nadie ni siquiera hacia sus subordinados. Y en el fondo también sentía deseos de conocer más acerca de su otro linaje, porque ahí podría estar la clave para conocerse mejor y saber el camino correcto para fortalecerse.
Es irónico que, pese a tener contextos diferentes, en este punto Joel estaba en una situación parecida a la de Miguel, en la que deseaba con desesperación mejorar a través de las Artes Marciales y otras fuerzas peligrosas, como el Odio Hacia uno Mismo.
https://youtu.be/MnkWRz5cXgk
[Planeta Wonderland. Lado Norte del Reino de Corazones].
Cuando la cúpula negra estalló con las flamas infernales Raziel, Nayeli y Heidy supieron que algo andaba mal, por lo que el primero no lo pensó dos veces y quiso acercarse para asegurarse que Miguel y Raven estuvieran bien. Nayeli y Heidy no estaban de acuerdo, pero decidieron ayudarlo a caminar hacia al lugar.
Al estar los tres a suficiente cercanía presenciaron cuando Qin Shi Huang caminaba hacia un derribado Miguel, que era sanado y protegido por una herida Raven. Y antes de que Raziel o Nayeli intervinieran, ocurrió la inesperada y brutal humillación que Qin Shi Huang empezó a recibir de un desquiciado Miguel.
—Por el Gran Espíritu. Si el maestro Yuda le dio la madre de las humillaciones al tramposo Huang, lo que ese lobo europeo le está haciendo no tiene nombre. Literalmente le partió el culo —decía Nayeli con estupefacta cara adolorida, sobándose el trasero por solo imaginar lo doloroso que debió ser aquel golpe látigo, que incluso alguien con tanta tolerancia al dolor como Qin Shi Huang acabo retorciéndose de agonía en el suelo.
—Es lo menos que se merece esa repugnante cucaracha sobrevalorada que se hace llamar "rey" —dijo Heidy, sonriendo con satisfacción de ver la brutal humillación que estaba recibiendo Qin Shi Huang.
"También es sorprendente la fuerza de Miguel. Esa extraña magia y esa locura, es increíble y a la vez aterrador", pensó Raziel sorprendido más que todo del poder que mostraba Miguel ahora.
Mientras tanto en el combate, Qin Shi Huang estaba terminando de levantarse del suelo tras el brutal castigo que recibió. Su sangre hervía de pura rabia, pero se controló para no volver a atacar sin pensar. Prueba de eso fue que se alejo a una considerable distancia con un salto, y cambió sus escudos negros de tortuga por la lanza azul de dragón.
—Uy, uy, uy. Alguien parece haber perdido la confianza de atacar solo con sus manos —dijo Miguel de manera burlesca.
—Simplemente voy a "nivelar" el combate añadiendo un arma a la ecuación —dijo Qin Shi Huang con un tono que expresaba su rabia interna, y fue todo lo que dijo antes de empezar a mover la lanza en giros veloces, que encendió su lanza en un resplandor azul verdoso y, con un movimiento de estoque hacia adelante, creó la imagen de un dragón asiático hecho de viento que voló directo hacia el hombre-lobo.
Solo bastó un ademán con la mano derecha para que Miguel disipara aquel dragón de viento en una onda expansiva.
—Si no recuerdo mal, el viento es un derivado de la madera en el Wuxing —decía Miguel con los ojos entrecerrados—. Y por si no te diste cuenta, yo tengo una afinidad alta hacia el elemento viento y, por ende, la madera.
Qin Shi Huang mostró por un instante una pizca de la enorme preocupación que crecía en su interior. Pero mantuvo la compostura y transformó su lanza azul del dragón por la alabarda blanca del tigre. Giró en 360 grados a la izquierda, cargando el arma con un resplandor eléctrico blanco, y en un salto llegó hasta donde estaba el licántropo azabache, mientras descendía el filo del hacha en un destructivo ataque eléctrico.
Miguel se preparó con mucha anticipación volviendo a relajar los músculos del cuerpo, como si fuera agua, y como si se tratara de un verdadero látigo golpeó con la mano derecha la hoja de la alabarda, desviándola sin esfuerzo. El impacto de la alabarda generó descargas eléctricas y destrozó la tierra, lo cual Miguel aprovechó para atrapar con la mano izquierda una de las rocas que volaban, y la usó para golpear la cara del emperador chino.
—También recuerdo que en el ciclo de creación inversa el agua oxida el metal —dijo Miguel, antes de tumbar al suelo a Qin Shi Huang con un brutal golpe látigo de la palma derecha en el estómago.
El emperador chino rodó por el suelo y, aunque empezó a levantarse de nuevo, se veía que estaba apretando los dientes con fuerza para aguantar el infernal dolor del latigazo, que aparte de rasgar la tela de la camisa también le despedazó la piel y varios centímetros de músculo en el pecho.
—¡Ja, ja, ja! ¡Este ataque me gusta mucho! —decía Miguel mientras se veía la mano derecha con desquiciante deleite—. Tiene como objetivo la piel del oponente, igual que un látigo. Y ya que aprendí a hacerlo por mi cuenta, creo que lo llamaré Vampirmörder (Matavampiros).
—Felicidades por tu primera técnica. Yo por otro lado tengo cinco estilos diferentes, cada una amplia variedad de técnicas y hechizos —decía Qin Shi Huang, transformando la alabarda del tigre blanco en sus bufas divinas, para concentrar su energía Chi y la magia de las bufas en una patada voladora izquierda, imitando la devastadora zarpa de un enorme tigre blanco.
Un ataque que Miguel recibió de lleno en el cuerpo, sufriendo cuatro cortes poco profundos en el pecho que parecían haber sido hechos por las garras de un tigre. Lo curioso es que Miguel lo vio venir, y aún así no se defendió. Qin Shi Huang tuvo presente ese detalle, y por eso decidió no acercarse. Fue una sabia decisión y aun así terminó volando otros cuantos metros hacia atrás, con sus dientes rotos y la cara deformada, como si la onda expansiva de una explosión le hubiera golpeado.
La patada zarpa no le hizo tanto daño a Miguel, porque mantuvo su cuerpo relajado como el agua, y además absorbió en su cuerpo gran parte de la fuerza del ataque para redirigirla al brazo izquierdo, y luego extender la mano hacia adelante en un golpe de palma, con magia de viento acumulada en la palma de su mano. De modo que disparó una improvisada bomba de aire, potenciada con magia y la fuerza del ataque del propio emperador chino.
Todo eso lo entendió Qin Shi Huang, y su rabia comenzó a crecer otra vez.
"El perro maldito... Aprendió a usar las bases del agua y el viento para dispersar y redirigir la fuerza de impacto de vuelta al oponente, y además se inspiró en mis bombas de aire para hacer lo mismo con su magia de viento, sin necesidad de un hechizo... Este bastardo me esta usando como base para desarrollar su estilo de combate.", pensaba Qin Shi Huang mientras su cara volvía a regenerarse, pero al rato volvió a deformarse por un pisotón de la pata derecha de Miguel, a la cual le siguieron más pisotones despiadados, como si Miguel estuviera intentando matar a un insecto fastidioso.
—¡Ya deja de creerte la gran cosa y sé más humilde, rey patético, que ya te han apaleado y humillado docenas de veces! ¡Y el último que te hizo huir con el trasero partido fue Yuda Uwais! ¡Ni siquiera Ezequiel Norris se interesó en luchar contigo por lo lamentable que eres! —decía Miguel con burla cruel en medio de los pisotones, antes de alejarse con una voltereta hacia atrás, esquivando por poco un disparo de fuego con forma de pájaro.
—Perro maldito, gracias por traerme desagradables recuerdos —decía Qin Shi Huang, poniéndose de rodillas con líneas de sangre cayendo de su deformada cara, y mostrando que en sus bufas se habían convertido otra vez en la ballesta roja del fenghuang en su mano izquierda.
Pero en lugar de disparar flechas de mercurio, la ballesta empezó a disparar ráfagas de fuego con forma de aves. Y Miguel camino hacia adelante, bloqueando cada disparo con los antebrazos en movimientos fluidos y relajados como el agua, logrando dispersar por completo el daño y el fuego.
—¿Tengo que explicarte también que en el ciclo de destrucción el agua evapora el fuego? —preguntó Miguel con burla, estando a pocos metros de llegar hasta Qin Shi Huang, quien cambió de inmediato la ballesta del pájaro bermellón por los escudos de la tortuga negra.
Y aun así el emperador chino casi pierde los brazos ante un simple zarpazo izquierdo de Miguel, que atravesó la coraza de los escudos.
—Y no olvides que en el ciclo de creación el agua nutre la madera, por lo que tu defensa en lugar de protegerte de mis ataques de viento, potencia el daño —dijo Miguel, antes de soplar las garras con las que atacó al emperador chino.
—No, no lo olvidaré, como tampoco olvidaré que en el ciclo de destrucción la tierra obstruye el agua, y en el ciclo de destrucción inversa la tierra destruye la madera —dijo Qin Shi Huang antes de cambiar de inmediato sus escudos por su espada Shi Huang Goujian.
Trozos de tierra se separaron del suelo para cubrir la hoja de la espada, formando una hoja más larga y ancha de piedra sólida con grabados del sinograma chino, haciendo referencia al Qilin de la tierra. Movió la espada a un lado y la hoja se extendió más, alcanzando diez metros de largo y su letalidad aumentó al recubrirse el filo con Kenoplasma.
Qin Shi Huang sostuvo la empuñadura con ambas manos y, con toda la fuerza de su odio, movió la colosal espada en un amplio corte horizontal hacia la derecha, a una velocidad mayor que la de una bala, para partir en dos al hombre-lobo, quien con un movimiento relajado, fluido y preciso de su mano derecha, dispersó la fuerza del impacto y desvío la hoja hacia arriba, sin aparente esfuerzo, aunque la potencia del ataque creó un vendaval tan poderoso que hizo temblar las casas lejanas.
—¡¡¡¿Qué?!!! —exclamó Qin Shi Huang con los ojos tan abiertos que podrían haberse salido de sus cuencas.
—Creo que no me escuchaste bien cuando dije que en el ciclo de creación el agua nutre la madera. Y el viento es un derivado de la madera, por lo que el agua lo potencia —explicó Miguel con los ojos entrecerrados, moviendo el brazo derecho en gestos fluidos y relajados como el agua, mientras estaba envuelto en un pequeño y suave torbellino, mezclado con partículas celestes y algunas hojas—. Y cuando la madera está nutrida, en el ciclo de destrucción masiva puede debilitar la tierra. ¡Y no hace falta mencionar que en el ciclo de destrucción inversa, el agua puede desestabilizar la tierra, al igual que el Maná doblega el Kenoplasma! ¡Ja, ja, ja!
https://youtu.be/2hx3ywI8Eeo
En este punto Qin Shi Huang estaba en la línea entre la cordura y la locura. Todo lo que hacía, todo lo que aprendió y desarrolló en una semana luchando contra Chiyou, estaba siendo contrarrestado por una bestia que no sabía hechizos ni técnicas espirituales, aparte de la recién aprendida Vampirmörder y la bomba de viento.
Ahora lo tenía muy claro: antes creía que Raven era la mayor amenaza, y por eso intentó convencerla de unirse a su ejército, incentivando el lado psicótico de ella como Caín hizo con el propio Qin Shi Huang. Pero después entendió que el instinto asesino de Raven estaba dirigido en proteger a Miguel, actuando como el Yin de su Yang, porque Miguel era mucho más peligroso que Raven sin cadenas que lo aten.
Miguel era una bestia con el potencial intelectual de un humano genio; una combinación tan peligrosa que Qin Shi Huang no quería permitir que continuase vivo. Así que pensó en un plan: deshizo el Kenoplasma y la hoja rocosa de su propia espada para convertirla de nuevo en las bufas, pero las rocas se mantuvieron flotando en el aire por unos instantes, y con un gesto de la mano de Qin Shi Huang volaron hacia el licántropo azabache.
Para Miguel fue tan fácil evadir la lluvia de rocas como una hoja en el viento, y bastó un simple movimiento de sus garras para reducirlas a polvo. Qin Shi Huang estaba a pocos metros de acercarse de frente, con las bufas negras convirtiéndose de nuevo en su espada Shi Huang Goujian en la mano derecha.
El licántropo azabache volvió a adoptar una postura relajada, y de manera fluida empezó a esquivar los ataques de la espada a tan corta distancia y a tan alta velocidad, que parecía como si la espada lo traspasara sin tocarlo. Qin Shi Huang aumentó la velocidad y agresividad de los ataques, por lo que Miguel también se movía más rápido, pareciendo fusionarse con el viento.
Por instinto Qin Shi Huang retrocedió con un salto, justo antes de ver la estela de un zarpazo que le dejó un corte poco profundo en la garganta. Miguel llevó las manos al suelo y avanzó hacia adelante como un lobo real, y Qin Shi Huang lo esperó para atacarlo con un amplio corte diagonal a la derecha, que solo dividió una imagen residual de viento, ya que Miguel lo esquivo desplazándose más al lado izquierdo del emperador malvado.
En ese instante Miguel se impulsó hacia adelante, con las garras de la mano derecha resplandeciendo con más intensidad de azul. Fue justo como lo planeó Qin Shi Huang, quien disolvió la espada en líquido metálico y la volvió a formar en su mano izquierda, para un ataque sorpresa contra Miguel que preocupó a Raven.
https://youtu.be/I9EsYuDYwos
Sin embargo, antes de que la dhampiresa pudiera advertirle a su amado, algo increíble sucedió a continuación: Qin Shi Huang alzó la espada en un ataque diagonal a la izquierda, y en pleno ataque la hoja de la espada fue atrapada entre las palmas de Miguel, las cuales estaban cubiertas de ese cúmulo azul de partículas de Maná, sirviendo como "guantes" improvisados para evitar que el Kenoplasma lo lastimara.
Luego, en un movimiento calculado y fluido, Miguel desvío la espada a su derecha, para después conectar un golpe en la cara de Qin Shi Huang con el codo izquierdo, que aturdió a éste último por un segundo. Y cuando el emperador recobró el sentido, volvió a estar aturdido, pero por el shock de ver que le faltaba el brazo izquierdo, porque dicha extremidad estaba ahora en las manos de Miguel.
—Ying Zheng, a pesar de haber sufrido tantas derrotas, tu egocentrismo humano te impide aceptarlas. Y por eso no aprendiste casi nada —decía Miguel, de nuevo con su mirada seria y actitud relajada, demostrando que ya no estaba en ese estado de locura.
Qin Shi Huang, Raven e incluso Raziel, Nayeli y Heidy estaban boquiabiertos. Lo que había pasado estaba lejos de toda predicción, y solo algunos entendieron lo que pasó en ese instante.
Después de aquel codazo, Miguel sujetó la muñeca izquierda de Qin Shi Huang con la mano derecha, al mismo tiempo que concentraba el viento mágico en las garras de la mano izquierda, para apuñalar el bíceps izquierdo del emperador malvado, y luego disparar el viento mágico de tal forma que explotó el bíceps desde el interior, mutilando el brazo en el proceso.
Todo eso fue posible gracias a un factor clave que Qin Shi Huang jamás hubiera visto venir.
—¡A la madre! ¡¿Alguien me puede explicar qué acaba de pasar?! —decía una estupefacta Nayeli con una mano en la cabeza.
—Cuando Qin Shi Huang trasladó su espada a su otra mano —explicaba Raziel igual de atónito—, Miguel salió por voluntad propia de ese estado de locura, cambiando su nuevo estilo de locura salvaje por su antiguo estilo de técnica sin forma. El cambio de estilo fue tan inesperado y repentino que Qin Shi Huang no tuvo tiempo de reaccionar ante el agarre sorpresa en la hoja de la espada, ni el codazo que vino después y el ataque de viento que le mutiló el brazo.
—El lobo estaba dejándose llevar por ese estado de locura a propósito, aguardando el momento indicado para regresar a su estado racional y sorprender a ese rey loco —dijo Heidy también perpleja por lo desquiciado que era eso. Y no pudo evitar pensar: "ese lobo es muy parecido a Atama".
Lo más increíble fue que la espada Shi Huang Goujian, que todavía sujetaba con fuerza la mano del brazo mutilado del emperador malvado, empezó a disolverse en partículas verdes para formar en el suelo, al lado de Miguel, a la chica nórdica apodada Alvitr.
Al igual que con Hlökk, Alvitr comenzó a tocarse la cara y el cuerpo, como una forma de confirmarse a sí misma que estaba libre. Y al comprender que sí, rompió en llanto; lloraba de alivio y alegría por estar libre de tan perverso hechizo.
—Supongo que separar el arma Volund de tu cuerpo rompe el vínculo del hechizo —dijo Miguel, entendiendo rápido lo que pasaba—. Si yo fuera tú me ahorraría más humillaciones aceptando la derrota de una buena vez. Pero no soy tú y, hasta donde te conozco, estoy seguro que no aceptarás la derrota.
—Un rey de la humanidad jamás aceptaría la derrota ante un asqueroso ser inhumano —decía Qin Shi Huang con un semblante oscuro, y sin tener el mínimo interés en regenerar su brazo.
—Y lo dice el que es todo menos "humano" —dijo Miguel entrecerrando los ojos.
—Soy más humano que cualquier estúpido moralista, porque soy fiel a mi verdadera naturaleza... Soy sincero conmigo mismo... y por eso no me avergüenza saltarme otros cuatro años de cultivo —dijo Qin Shi Huang, antes de levantar su única mano y, en una pequeña explosión de humo, aparecieron sobre su palma las otras dos píldoras.
https://youtu.be/YdcUjRtCJJw
Antes de que alguien hiciera algo, Qin Shi Huang ya se llevó a la boca las dos píldoras y se las tragó. El efecto de consumirlas fue casi inmediato; empezó a mostrar signos de una convulsión, aunque la extraña luminiscencia rosa en su piel daba a entender que no podía serlo. Entonces sus ojos se tornaron por completo de color dorado, y del suelo surgieron enormes cristales amatistas que lo cubrieron como un capullo.
Los cristales comenzaron a emanar un intenso brillo rosado que, lejos de ser hermoso, era sombrío y siniestro. Miguel ya tenía el presentimiento de que aquello iba a explotar, por lo que abrazó a la chica nórdica para protegerla. Su presentimiento fue correcto, ya que el cúmulo de cristales explotó en una flamante onda expansiva rosada, que fue bloqueada por un muro de materia oscura, conjurado por Raven, quien se encontraba ahora al lado de Miguel.
En cuanto pasó el peligro, Raven fue bajando una mano con lentitud para deshacer el muro oscuro de forma lenta y segura, permitiendo que ella, Miguel y los demás contemplaran desconcertados que el malvado emperador sufrió una transformación.
El cuerpo de Qin Shi Huang, aparte de tener su brazo izquierdo regenerado, había crecido más de dos metros. Desarrolló en el pecho una formación cristalina rosa que latía como un corazón. Su cabello, antes corto y negro, ahora era una larga y espesa melena blanca. Tenía la boca más prominente y amplia como fauces de reptil, pero con hileras de colmillos hechos de reluciente diamante amatista. Como siniestras flamas doradas brillaban sus ojos, se alargaron sus orejas hasta asemejarse a las de un búfalo, y en su barbilla creció una pequeña barba blanca.
Todavía conservaba su pantalón blanco holgado, pero el resto de su ropa fue destruida y reemplazada por una intimidante armadura negruzca, con detalles de oro oscuro y cristales rosas, que se asemejaba a una demoníaca coraza natural, constituida por un cinturón con picos, intimidantes brazales y grebas con formaciones puntiagudas, y aterradoras hombreras enormes con cuernos y cristales, además de placas de diseño escamoso que cubrían su espalda, costados y cuello. También llevaba un casco a juego con su armadura, que tenía un par de largos cuernos con tres más pequeños en el centro, como una corona siniestra.
—Al fin... Aún está lejos del nivel de mi otro cuerpo, pero ya es capaz de soportar el poder de la armadura de Chiyou —decía Qin Shi Huang con una voz más madura y gutural, casi sin mover la boca, mientras pasaba los dedos de una mano por el brazal del otro brazo y lo inspeccionaba con detenimiento.
—Ruagh. Ahora eres más feo de lo que ya eras —dijo Miguel con repulsión.
—Natural que sea incomprensible para tu entendimiento. Opté por una evolución Mowang para hacer notar mi fuerza. Quizás les parezca trillado pero decidí nombrar esta forma como Yaoguai Shi Huang (Primer Emperador de los Monstruos) —dijo Qin Shi Huang mientras movía las manos en gestos lentos, y en respuesta los cristales en el suelo emanaban un espectral brillo.
—Sí, me parece trillado. Casi tanto como lo injusto que resultaste ser al recurrir a Píldoras de Cultivo, y en pleno combate —dijo Miguel con un gruñido molesto.
—Desde mi punto de vista el talento natural, como el de tu raza de malnacidos, es más injusto. Así que para mí no hay vergüenza en recurrir a medios externos para ganar poder —dijo Qin Shi Huang con un gruñido propio que se asemejaba al de un lagarto.
—Miguel, ¿Sabes lo que eran esas cosas que este hijo de perra se comió? —preguntó Raven, sorprendida y preocupada por la abominable transformación del emperador malvado.
—Sí. Leí de esas píldoras cuando buscaba alternativas para fortalecerme. Son píldoras de nivel avanzado de la alquimia taoísta, que aumentan el poder total del individuo, en base al nivel que alcanzaría en un determinado tiempo bajo circunstancias extremas. Pero son muy difíciles de forjar. Ya es impresionante que este infeliz tenga tres, y cada una de dos años según sus palabras.
—Te doy la razón —decía Qin Shi Huang con un tono todavía molesto—. Forjar este tipo de píldoras es muy complicado, sobre todo en esta época donde es más difícil conseguir los ingredientes necesarios. Pero el destino me favoreció con la oportunidad de conocer a un poderoso hechicero en Japón durante la Era Heian, Ryomen Sukuna. Gracias a él obtuve los ingredientes y las herramientas fundamentales para mis Píldoras de Cultivo. Ryomen Sukuna fue un tipo divertido, muy parecido a mi maestro, y favorecido por el destino como yo. Es una pena que le tocara la peor de las malas suertes, al encontrarse con el Rey Tigre en persona.
—Te has puesto bastante hablador. Imagino que ahora estás de muy buen humor —comentó Miguel con un poco de diversión, aunque seguía manteniendo un semblante serio.
—No tanto como me gustaría, pero hablar me relaja y aclara mi mente cuando estoy muy enojado —dijo Qin Shi Huang, fijando su mirada hostil en los ojos de Miguel—. Tengo que felicitarte. Jamás en mi vida me había sentido tan humillado. Así que una muerte rápida para ustedes está descartada; primero les devolveré todo mi dolor, y después tendrán mi permiso para morir.
—Espero que no te arrepientas de esa decisión —dijo Miguel con un gruñido amenazante y un peligroso brillo azul en sus ojos dorados.
Próximo capítulo: Caballero Lobo y Bruja Cuervo.
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