"Los sabios brillarán como el resplandor del cielo, y los que enseñan a otros la justicia lucirán como las estrellas para siempre."
—Daniel, capítulo 12:03.
https://youtu.be/uttlRqHpvNs
[Lado Norte del Reino de Corazones].
En el tiempo que Nostradamus lleva conociendo a Qin Shi Huang, que es bastante en realidad, no ha logrado entender la manía casi exagerada del maligno emperador hacia las bestias; a menudo lo consideraba un poco absurdo, pues llegaba a parecer que Qin Shi Huang, más que envidia, le tenía fobia a las bestias. O más bien, pánico a que entre las bestias surgiera su mayor temor.
Sin embargo ahora Nostradamus lo comprendía a la perfección.
En su primera vida Nostradamus era considerado un prodigio de la raza humana por haber despertado su poder de Prana en menos de una semana de práctica. Y al cabo de otra semana logró dominar la fuerza del espíritu, el cuerpo y la mente en conjunto.
Su hazaña era comparable al logro de Qin Shi Huang de vencer a un dios inferior a la edad de 14 años en una pelea que duró una semana. Lastima que el logro de Qin Shi Huang fue aplastado tiempo después por un niño-lobo eslavo de 12 años que derrotó a los Seis Guardianes de Buda, quienes son mucho más poderosos que el dios Chi You.
Otro caso semejante es el de Lu Bu, el famoso guerrero chino que partió el cielo y es considerado por Inglaterra y Japón como el humano más fuerte de todos los tiempos; algo que no conoce la Sociedad Humana es que Lu Bu en realidad se dejó ejecutar para evitar la humillación, porque anteriormente sufrió una aplastante derrota a manos de un hombre-tigre indio de 20 años, que al final de la pelea no devoró a Lu Bu por considerarlo tan débil y decepcionante que no era digno de ello.
El Rey Leónidas, considerado el mayor rebelde de la raza humana e incluso se autoproclamó el "segundo más fuerte" de los humanos; lo que la historia humana no sabe es que él fue el primero en morir en aquella conocida batalla, y quien lo derrotó fue un hombre-león israelita de 18 años que solo necesito un único golpe para matar a Leónidas, y ni siquiera le concedió el honor de ser devorado.
Incluso un semidiós como Teseo, que logró derrotar a un hombre-toro en Creta, terminó siendo humillado y vencido de un solo golpe por un hombre-oso celta de 19 años, que tampoco le concedió el honor de ser devorado como una presa digna.
La lista puede seguir y podría llenar todo un libro sobre el mismo tema: los considerados prodigios de la raza humana que fueron humillados y derrotados por los prodigios de las bestias. Detalles que no fueron registrados por las civilizaciones humanas de sus épocas, ya sea por cuestiones de orgullo o por simple ignorancia de lo sucedido.
Incluso el propio Nostradamus en realidad murió a manos de una bestia.
El punto de todo esto es que ahora Nostradamus comprendía el odio y la envidia arraigada en Qin Shi Huang hacia las bestias; ahora entendía por qué cuando los Iluminados lo trajeron a la vida le dijeron que no olvidase el rencor que sentía hacia la bestia que lo mató. Ahora entendía por qué todos aquellos humanos revividos por el Proyecto Einherjar compartían el mismo odio y rencor hacia las bestias.
La capacidad de hacerse más fuertes en poco tiempo, de aprender a dominar sus métodos de lucha en segundos, de adaptarse rápido a nuevos conflictos, de fortalecerse después de sufrir heridas en un combate. Todas las habilidades naturales de las bestias eran derivaciones de una capacidad simple y bastante común en todos los seres vivos: la evolución.
A Michel Nostradame le llevo unos días aprender el Ars Angelus y después dominar el Prana para desarrollar el Navi Kokhavim, mientras que a Raziel solo le llevó unos minutos lograrlo gracias a esa extraordinaria capacidad evolutiva, y fue como respuesta a una lucha de supervivencia contra una presa que maneja su mismo estilo, como si Nostradamus fuera la presa natural y predilecta de un depredador como Raziel.
https://youtu.be/TTer5_YWOMo
Nostradamus jamás se había sentido tan humillado en su existencia; la rabia que le recorría el cuerpo superaba por mucho el odio que sentía hacia la bestia que lo mató. Sentía tanto odio ahora que ni siquiera sintió el dolor de perder los dedos y la mayor parte de la mano izquierda por las garras de Raziel.
Con su otra mano conjuro diez nuevos orbes alrededor de Raziel, quien se defendió rápido golpeando cada orbe sin fallar, para después continuar castigando a Nostradamus con una secuencia de golpes consecutivos con los puños, las palmas y el nudillo de los dedos medios, alcanzando un total de cincuenta golpes en menos de diez segundos.
Nostradamus tenía la cara irreconocible por la paliza y ya ni siquiera podía pensar con claridad. Pero de algo si estaba seguro; antes de esa tremenda golpiza, Raziel estaba por cortarle la garganta con las garras, y en lugar de eso cambió a golpes normales. Podría parecer un acto de misericordia, pero había una razón detrás de eso.
"Debo tener cuidado al atacar, sin apresurarme demasiado en matarlo. Todavía no sé cómo funciona su don de predecir el futuro. Es probable que incluso se active de manera pasiva al estar cerca de la muerte... similar a mí", pensaba Raziel teniendo en mente esos factores para no perder la concentración y no actuar sin una estrategia en mente.
Raziel podía ver las predicciones de Nostradamus, pero no por voluntad propia, sino como un "mecanismo de defensa" que se activaba de manera pasiva en respuesta a las predicciones de Nostradamus. No sabía si esto le pasaría factura, pero debía aprovecharlo mientras pudiera.
Aunque sería más difícil de lo previsto, porque Nostradamus ya se cansó de que lo estuvieran reventando como piñata de fiesta infantil.
—¡Ruaghhhhhh!
Empezó a gritar de frustración Nostradamus como un completo lunático, con sus ojos brillando de intenso color naranja. Su cuerpo liberó una erupción de flamas doradas, junto con decenas de orbes que salían disparados a todas direcciones. Su total e imprevisto descontrol forzó a Raziel a retroceder, mientras intentaba bloquear cada orbe que volaba hacia él. Luego bajó las manos al suelo para moverse a cuatro patas, y esquivar los orbes que ahora descendían sobre él por control de la única mano de Nostradamus.
Sin embargo el control de Nostradamus sobre los orbes decayó bastante; ya no apuntaba bien ni tampoco podía manejar tantas al mismo tiempo, y Raziel sospecho que se debía porque Nostradamus necesitaba los dedos de las dos manos para tener dominio completo de los orbes, como un titiritero manejando varias marionetas a la vez.
Raziel decidió cambiar de táctica, por lo que se levantó en dos patas, cruzó los antebrazos a la altura del pecho y, al separar los brazos, creó de sus manos otra tanda de orbes turquesas que disparó empujándolas hacia adelante con las manos. La colisión de los orbes turquesas y dorados provocó explosiones de luz, que Raziel aprovechó para aproximarse a Nostradamus corriendo a cuatro patas.
A mitad de camino el hombre-leopardo pasó de cuadrúpedo a bípedo y, por primera vez en el combate, desenvainó el sable de su cinturón para arrojarlo como un boomerang hacia Nostradamus. Fue un ataque tan obvio que el profeta astrólogo no necesito predecirlo para esquivarlo, y esa fue su perdición.
De manera disimulada Raziel hizo un gesto con los dedos índice y medio, para que dos versiones más pequeñas y débiles de sus orbes turquesas volasen directo hacia el mango del sable; el primer orbe golpeo y desvió la trayectoria del sable hacia el otro orbe, el cual a su vez desvío el sable hacia el brazo derecho de Nostradamus, rebanándolo a la mitad como un cuchillo corta un trozo de mantequilla.
"¡Maldita sea! ¡Tenía que haber usado mi visión!", pensó Nostradamus, regañándose por haber decidido esta vez no recurrir a sus predicciones por temor a las "contra-predicciones" de Raziel.
Su miedo alcanzó nuevos niveles al ver como el sable "rebotaba" en el aire a diferentes lados por los pequeños orbes turquesas que controlaba Raziel; apenas unos minutos el hombre-leopardo había aprendido ese hechizo, y ya había descubierto nuevos métodos ingeniosos para aprovecharla.
Por primera vez en su vida Nostradamus empezaba a sentirse como un ratón indefenso ante las garras de un depredador. Y tal como un animal acorralado actuó a lo desesperado; concentró su energía Prana en sus hombros, formando brazos extras hechos de un material dorado y plateado, como partes de una armadura biomecánica. Y por medio de las manos de esas extremidades de Prana, sumado a su clarividencia, desvío sin problemas cinco ataques del sable.
El último desvío redirigió el sable hacia arriba, y el impacto de un orbe turquesa devolvió el sable a las manos de Raziel, quien con un giro de 360 grados se preparó para rebanar a Nostradamus, quien a su vez estaba listo para atrapar el arma y romperlo usando su clarividencia y las manos de Prana.
Sin embargo, al ser una predicción que conducía a un daño directo a Raziel, la clarividencia de éste último se activó y le mostró lo que pasaría. Así que, en el último segundo, Raziel utilizó su mente para mover tres orbes turquesas hacia el lado contrario de la hoja del sable, ocasionando una pequeña explosión que impulsó el sable como una bala hacia Nostradamus.
La hoja de la espada terminó partiéndose cerca de la base del mango, pero después de que Raziel consiguiera rebanar el brazo izquierdo de Prana a Nostradamus, debido a que éste último tuvo que sacrificarlo para protegerse el pecho.
"Tal parece que las extremidades de Prana, aunque lucen de metal o piedra, su dureza es igual a la fuerza física y resistencia del usuario" pensó Raziel tomando nota mental de ese detalle.
"¡Eso estuvo cerca! ¡Si no hubiera reaccionado por instinto me habría cortado a la mitad!", pensó Nostradamus con el corazón en la garganta y casi viendo su vida pasar frente a sus ojos.
https://youtu.be/J4GWkEVN1ic
Entonces los dos tuvieron la misma idea de atacarse invocaron tres orbes, Nostradamus con la mano derecha de Prana y Raziel con la mano izquierda, de manera que ambos se atacaron al mismo tiempo con esos orbes y la explosión resultante los mandó a volar en direcciones opuestas. Pero mientras Raziel hizo una voltereta en reversa y aterrizó de pie, Nostradamus cayó de espalda y escupió sangre.
"Si las predicciones no son efectivas, entonces será a la antigua: ¡con puro instinto de supervivencia!", fue lo que pensó Nostradamus mientras se ponía de pie, con chorros de sangre saliendo de su boca, su nariz y las heridas de sus brazos normales. Podría regenerar su brazo izquierdo de Prana, pero no lo hizo porque tenía pensado terminar todo con su mejor ataque.
Raziel también decidió terminar todo con un último ataque, porque de repente le invadió un creciente dolor en sus pulmones y en el cerebro, además de que estaba agotándose más rápido de lo habitual. Aunque aprendió a canalizar el Prana y estructurarlo con el Maná en los hechizos, su cuerpo no estaba acostumbrado a eso, ni mucho menos al consumo abrupto de las fuerzas del cuerpo, el espíritu y la mente.
—¡Navi Kokhavim...! —conjuraba Nostradamus alzando su brazo derecho de Prana al cielo, y expulsó de su cuerpo flamas rojizas con miles de luminiscentes partículas cristalinas blancas, para después moldear sobre su palma las flamas en una enorme pequeñas esferas, rodeado de esferas más pequeñas a las que empezó a cubrir de esos cristales blancos.
—¡Shaliakh Kokhavim...! —conjuraba Raziel, creando cinco orbes en cada mano para hacerlas girar alrededor de él, y luego comenzó a expulsar la flameante energía turquesa de su cuerpo mientras trazaba un círculo a su alrededor con los dedos índice y medio, ocasionando que esas flamas turquesas se dispersaran y cubrieran los orbes blancos.
—¡Formatio Systematis Solaris! (¡Formación del Sistema Solar!) —finalizó Nostradamus el conjuro, terminando de crear un enorme orbe de flamas doradas, rodeado de siete orbes pequeños de luminiscente cristal colorido que giraban cual planetas sobre un sol. También se formaron decenas de pequeñas esferas de cristal blanco en diferentes lados, simulando cúmulos de asteroides.
—¡Custos Astro Aureola! (¡Aureola de la Estrella Guardiana!) —completo Raziel su conjuro, juntando las manos con los dedos índices y medios apuntando arriba, para después alzar ambas manos al cielo y levantar a un metro arriba suyo las dos energías, ahora fusionadas en un enorme halo de flamas turquesas, con una cruz azul con forma de estrella en el centro.
Entonces ambos lanzaron sus respectivos ataques al mismo tiempo, Raziel bajando los brazos para señalar a Nostradamus, y éste último hizo lo mismo con su brazo biomecánico al primero.
Las decenas de orbes pequeños girando sobre la esfera de fuego dorado volaron más rápido, como una lluvia de cometas multicolor. Pero fueron atraídas y destruidas por el halo de flamas turquesas, que avanzaba girando en el sentido del reloj a alta velocidad. De manera que el halo y la esfera acabaron chocando, generando ondas de viento como un tornado. En este punto Raziel tuvo que usar las manos para forzar el avance del halo turquesa, mientras que Nostradamus hizo lo mismo con su mano derecha de Prana.
Aunque la fuerza mental de Nostradamus era superior, Raziel tenía la posibilidad de usar las dos manos para forzar el avance de su ataque y además su fuerza vital era mayor, por lo que el halo comenzó a ganar terreno contra la esfera. No hacía falta predecir el futuro para saber de quién terminaría siendo la victoria.
Pero el plan de Nostradamus no era ganar un clásico choque de poderes; todo lo contrario eso no era más que una trampa para su verdadero ataque.
Primero deshizo los restos de su brazo izquierdo de Prana, y lo recicló en formar una prótesis en su brazo izquierdo normal para reemplazar la mano pérdida, con la que señaló su propio ataque y señaló al cielo. En respuesta la esfera dorada se encogió un poco en tamaño y poder, porque una gran fracción de ese poder la expulsó como versiones pequeñas de la misma esfera, las cuales volaron en picada hacia Raziel por un tercer gesto de la mano pránica de Nostradamus, aprovechando que el eniyamotekun pardo estaba distraído en el choque de ataques.
Era un excelente ataque sorpresa, de no ser porque Raziel ya se había anticipado a eso.
"Con lo que he aprendido de tu psicología y manera de luchar, ¡Ya me esperaba que no estuvieras dispuesto a arriesgarte con un choque de poder!", fue lo que pensó Raziel, mientras bajaba las manos al suelo para correr a cuatro patas hacia la colisión de poderes, esquivando por poco la lluvia de cometas rojizos de la esfera dorada.
Raziel llegó hasta su propio halo de fuego turquesa y, a base de pura fuerza bruta, golpeó con ambas palmas el lado inferior del halo para darle la vuelta hacia adelante, de manera que el halo terminó atrapando en su centro la esfera de fuego dorado. El símbolo de cruz del halo atravesó la esfera, la cambió a color turquesa y la unió al poder del halo, cuyas flamas pasaron a ser de una tonalidad azul real.
—¡¡¿Qué?!! —exclamó Nostradamus en shock, no esperándose nada de lo ocurrido.
—¡Shaliakh Kokhavim: Aureola Archangelus Raziel! (¡Apóstol de las Estrellas: Aureola del Arcángel Raziel!) —recito Raziel juntando las yemas de los pulgares y cruzando los demás dedos, para luego extender las manos hacia adelante, formando un enorme Círculo Mágico azul con el símbolo estilizado de una estrella de cuatro extremos, rodeada de textos en latín que hacían referencia al Arcángel de los Secretos, la Sabiduría y la Magia.
Teniendo el peor de los malos presentimientos, Nostradamus preparó un conjuro con la mente y una secuencia de gestos con su mano derecha de Prana. En tiempo récord logró crear diez Círculos Mágicos protectores de colores distintos, cada uno con la palabra hebrea de una Sefirot en el centro, rodeado de textos en latín relacionados con cada Sefirot. Luego alineó los diez Círculos Mágicos, simulando la estructura del Árbol de la Creación, y de esa formación creó un enorme escudo plateado con los grabados de color dorado.
Sucedió justo a tiempo para defenderse del ataque de Raziel, que avanzó tan rápido como un rayo y chocó contra el escudo de Prana y Maná, destrozando dicho escudo como si fuera de cristal, y alcanzó a un Nostradamus que no pudo hacer más que gritar de absoluta desesperación y agonía mientras era tragado por las flamas del halo y la esfera.
Raziel hizo un movimiento rotatorio con la mano derecha, antes de señalar el cielo con el dedo índice y medio. Esto fue para detonar el ataque como una bomba, y además tratar de redirigir toda la energía de la explosión al cielo, creando un resplandor de tonos azules y dorados que ascendió a las nubes como un catastrófico torbellino de fuego.
Ahora que tenía al fin otro momento para respirar, Raziel se dio la vuelta para asegurarse de que Nayeli y Heidy estaban bien, pues la batalla frenética contra Nostradamus lo había hecho olvidarse de casi todo lo que le rodeaba.
Nayeli estaba luchando cuerpo a cuerpo contra las diferentes criaturas de terracota, y lo hacía alternando entre los modos fusil-escopeta a una velocidad comparable a la de un ciervo. Su forma de luchar era salvaje y casi carente de disciplina, por lo que era una mezcla de instinto y experiencia. Además solo utilizaba el hacha tomahawk para destruir a las enormes estatuas budistas, que eran las más resistentes de esa clase de monstruos.
Heidy por su parte, empleando las manos en elegantes movimientos de cortes en horizontal y diagonal, creaba resplandores rojizos que decapitaban a los soldados de terracota que Nayeli no conseguía destruir. También apuntó con los dedos índices y medios a los objetivos más lejanos, y los elimino disparándoles ráfagas mágicas con forma de corazón de cristal rosado.
No estaban en aprietos, pero de todos modos Raziel les brindó ayuda eliminando a los últimos monstruos de cerámica de ese grupo, y lo hizo destrozando la cabeza de cada uno con un orbe turquesa mediante un simple pensamiento. Heidy y Nayeli aprovecharon el momento para volver corriendo a donde estaba Raziel, antes de que viniera otro grupo de aquellos monstruos de cerámica.
—¡Wooooh! ¡Raziel eso fue asombroso! —decía Nayeli mientras se acercaba al eniyamotekun pardo—. ¡Ese loco atacaba, y después tú le contraatacaste con su mismo hechizo, él intentó arrojarte la réplica de un sistema solar, y tú la contraatacaste con un aro sagrado de flamas, después le devolviste su propio ataque combinado con el tuyo! ¡Santa madre tierra, literalmente brillabas como el mismo cielo!
—Y espero que haya funcionado, porque después de todo esto, no creo que pueda continuar... —dijo Raziel con una sonrisa que contrastaba con su mirada cansada.
—¿De qué estás...? —decía Nayeli confundida, y después se sobresalta cuando Raziel comienza a desplomarse—. ¡Oye gatito, ¿estás bien?! —dijo Nayeli atrapando al eniyamotekun pardo a tiempo para que no cayera al suelo.
—Debe ser por el uso excesivo de Maná combinado con la extrema concentración mental —dijo Heidy vigilando que no se acercaran más monstruos de terracota ni cualquier otro enemigo.
—Sin mencionar la energía Chi y el Prana... Pero aun así, necesito comprobar algo —dijo Raziel, aferrado al hombro izquierdo de Nayeli como apoyo para mantenerse en pie, y con ayuda de ella empezó a caminar hacia el punto donde explotó su ataque.
—¿Quieres asegurarte de que el loco está muerto? —preguntó Nayeli, entendiendo rápido lo que pensaba su amigo leopardo, mientras que Heidy también brindó apoyo sujetando el otro brazo de Raziel para que se mantuviera estable.
—Sí... —contestó Raziel con seriedad, haciendo su mejor esfuerzo para caminar rápido sin tambalearse mucho.
El torbellino de fuego ya estaba desvaneciéndose cuando los tres llegaron hasta el área de la explosión; entre las rocas quemadas y los residuos de fuego vieron a Nostradamus tumbado en el suelo, ensuciado de cenizas con quemaduras severas en varias partes de su cuerpo, e incluso había perdido gran parte de su cabello y ropa.
Lo más sorprendente para los tres fue ver que el profeta astrólogo seguía vivo.
—Ja, ja, ja... Maldito... por un momento... creí que de verdad... lograrías matarme... —dijo Nostradamus con una sonrisa dolorida, pese a que estaba en tan mal estado que le costaba hablar—. Nunca imaginé que... a este reino... vendría un monstruo... como tú.
—Irónico que te refieras a mí de esa forma, porque en mi clan hay "monstruos" peores que yo —dijo Raziel sonriendo más tranquilo ahora, porque sabía que el profeta astrólogo estaba acabado.
Michel Nostradame había sido derrotado por el eniyamotekun pardo Raziel Imole. Pero justo cuando Nayeli preparaba su arma y Heidy un hechizo con la misma idea de darle el golpe de gracia al humano francés, algo más importante captó la atención de ambas y de Raziel.
Cerca de allí, donde todavía Miguel y Raven peleaban contra Qin Shi Huang y su ejército de monstruos de terracota, se había formado una cúpula negra que impedía ver el interior. Raziel, Nayeli y Heidy no sabían con exactitud lo que había pasado, ya que la pelea contra Nostradamus y los monstruos de terracota que se acercaban resultó tan frenética que los tres apenas prestaban atención a lo que pasaba lejos.
No tenían idea de que la pelea contra Qin Shi Huang había tomado un giro drástico.
https://youtu.be/3zx1ZtxUbGE
[Minutos Antes].
La mayor parte de las creaciones de cerámica estaban reducidas a polvo en el suelo. El resto se había estado dirigiendo a ayudar a Nostradamus en su pelea, mientras que atrás se quedaban quedaban grandes estatuas budistas que luchaban como maestros shaolin, por lo que daban más pelea que las otras criaturas de terracota. Pero de todos modos iban cayendo uno por uno ante el trabajo en equipo de Miguel y Raven, que a pesar de todo no lucían nada cansados.
—Tengo que felicitarlos por haberme forzado a usar tanto de mi magia de terracota —decía Qin Shi Huang con una sonrisa sarcástica que no ocultaba el desprecio de su mirada—. Les confesaré que trabajé muy duro en perfeccionar mi Ejército de Terracota para luchar contra un monarca nigromante de Grecia, que se hacía llamar "Rey Hades".
»Tanto esfuerzo para nada, porque ese nigromante imbécil no invocó un ejército de muertos-vivientes ni de sombras. Solo peleó usando una estúpida lanza y una magia que le perjudicaba. Fue la pelea más fácil y decepcionante que he tenido en mi existencia. Pero enemigos como ustedes dos me hacen sentir que valió la pena aprender esta magia.
—¡Igualmente me sigue pareciendo una magia bastante adecuada para un cobarde! —dijo Miguel mientras destrozaba con dos zarpazos simultáneos a una estatua budista de terracota. Otro guerrero budista de terracota estaba por atacarlo desde la espalda, y Raven lo evitó conjurando una estaca de materia oscura desde el suelo que empaló a la estatua viviente de cerámica.
—La magia de controlar un ejército, sea de lo que sea, es digna y apropiada para cualquier gobernante, porque un rey no es rey sino tiene un ejército dispuesto a luchar y morir por él —decía Qin Shi Huang, antes de levantar un poco el brazo derecho para abrir la mano.
Detrás de Qin Shi Huang todavía estaba parado el soldado acorazado de terracota, en cuyas manos flotaban las tres píldoras negras; una de las píldoras voló hacia la mano del emperador chino, quien al tomarla entre sus dedos la observó con nostalgia.
—Sin embargo, llegó la hora de que sea el rey quien libre su propia batalla. Y para eso tendré que saltarme dos años de entrenamiento —dijo Qin Shi Huang con una pizca de emoción en sus palabras, antes de tragarse la píldora de golpe.
https://youtu.be/rYK2ibUpZNU
Por un segundo no pasó nada, pero al siguiente segundo Qin Shi Huang comenzó a retorcerse de pies a cabeza y gruñir como un perro rabioso. Sus ojos pasaron por un cambio de color, con el iris tornándose de color naranja con pupila roja. Sus orejas se estiraron un poco, luciendo puntiagudas como las de un elfo, o más bien un verdadero vampiro. Y su energía Chi surgió de su cuerpo como una nebulosa violeta con puntos brillantes semejantes a estrellas.
—Este cuerpo es increíble. Solo dos años de entrenamiento, y ya está en la etapa Seis Estrellas del Primer Reino Terrenal —dijo Qin Shi Huang mirándose las manos con una emoción lunática reflejada en su cara.
Lo que sucedió con el emperador chino, por supuesto, preocupó tanto a Miguel como a Raven.
"Aunque no sé cómo percibir el Chi, presiento que el poder de Qin Shi Huang se disparó en varios niveles", pensó Miguel en total alerta, y más ahora que el emperador chino al fin empezó a acercarse caminando para luchar con sus propias manos.
—Miguel, ya casi tengo el Maná listo para mi hechizo final —aviso Raven, teniendo el presentimiento de que ahora todo se iba a complicar más.
—Entonces continúa Raven. Pase lo que pase, enfócate en reunir Maná para matar a este malnacido —dijo Miguel, decidido a darle el tiempo que fuera necesario a su amada para que pudiese terminar el ataque definitivo.
Qin Shi Huang podía escucharlos tramar un plan de ataque, pero ahora se sentía tan confiado y seguro de ganar que no le importó lo que planeaban Miguel y Raven. Lo dejó en claro con sus siguientes palabras.
—Tengo curiosidad por ver qué tan fuerte será este cuerpo en cuatro años más, pero creo que dos serán suficientes para lo que sea que ustedes dos planean —dijo Qin Shi Huang con diversión, para luego aproximarse a la pareja con el doble de velocidad del que tenía al inicio del combate.
Miguel se protegió de inmediato con los brazos, bloqueando con éxito cinco golpes consecutivos de las manos del emperador chino, y aun así la armadura que protegía sus brazos fue destrozada, sus huesos sufrieron grietas y además sintió desgarros en los músculos.
"Su fuerza aumentó un poco, pero no es por eso que logró herirme a este grado. Atacó en puntos específicos y amplificó el daño... Acaba de atacar mis meridianos", analizó Miguel en su mente, retrocediendo cinco pasos y entendiendo rápido cómo es que ahora recibía tanto daño. También se dio cuenta de que en los brazos de su oponente surgió humo, justo en los mismos puntos en los que él había atacado a Miguel.
—Me repugna que mi alma refleje en mi cuerpo el daño de una bestia. Pero mientras pueda ver todos tus malditos puntos de Chi, valdrá la pena sentir tu dolor —dijo Qin Shi Huang con una emoción enfermiza en sus ojos, reflejado muy bien en su amplia sonrisa de loco.
Antes Qin Shi Huang recién empezaba a ver algunos meridianos, pero tras ingerir la píldora su percepción extrasensorial se desarrolló al máximo, permitiéndole ver todos y cada uno de los puntos vitales de la anatomía hombre-lobo de Miguel.
Sin embargo, Miguel averiguó también que la dureza de su densidad muscular seguía superando por mucho la fuerza de Qin Shi Huang, reduciendo bastante la letalidad de los golpes a los puntos vitales. Así que, cuando Qin Shi Huang se acercó de nuevo para atacar, Miguel intentó bloquear los siguientes golpes a base de puro instinto. Pero esta vez su velocidad no bastaba para lograr bloquear todos los ataques que llovían sobre él. Ni siquiera podía ver bien los golpes de Qin Shi Huang, y de todos modos seguía sufriendo un daño severo en los brazos; sentía que sus huesos se rompían y sus músculos se desgarraban, como si él estuviera siendo golpeado por flechas, lanzas, alabardas y mazas.
El emperador estaba usando los pies, los puños, las palmas y los nudillos de los dedos para golpear puntos específicos, que Miguel dedujo que eran los puntos de Chi de su anatomía de hombre-lobo. Y al ser golpes cargados de Chi, también causaban un daño directo al alma de Miguel, lo que amplificó en gran medida hasta la fuerza del golpe más simple y débil de Qin Shi Huang.
No obstante, Miguel no perdió la calma; aguardó el momento preciso y, de forma repentina, pasó de protegerse a atacar con un zarpazo izquierdo que desgarró el estómago de Qin Shi Huang hasta casi sacarle las tripas. Lo sucedido sobresaltó al emperador chino al grado de hacerlo retroceder y defenderse con una patada alta derecha, resultando en una fractura en la pierna cuando Miguel bloqueó la patada con un codazo derecho, para después proseguir con un amplio zarpazo con el mismo brazo, resultando en cinco cortes profundos en el cuello de Qin Shi Huang.
Habría sido la victoria inmediata de Miguel, sino fuera porque este segundo cuerpo del emperador chino era mitad vampiro, y por lo tanto las heridas sanaron en segundos, mientras Qin Shi Huang agradecía de nuevo que ya no era humano (al menos no del todo en este caso).
En un intento por volver a dominar el combate Qin Shi Huang utilizó una técnica del estilo Ballesta de su arte marcial, que consistió en concentrar Chi en sus dedos índices y medios con un gesto suave y veloz como el viento. Después lo combinó con la magia de sus bufas para disparar desde sus dedos dos bombas de aire contra Miguel, quien sintió como si hubieran explotado granadas frente a él.
—La magia de mi Volund no solo puede crear armas basadas en mis estilos; también puede mejorar mis técnicas ofensivas y defensivas —reveló Qin Shi Huang por la simple diversión de que todo estaba a su favor. Se sentía tan confiado que hasta podría creer que incluso si estuviera en una novela visual japonesa los autores le darían la victoria.
Su confianza casi se derrumba después de que Miguel le agarró la cara con ambas manos y le destrozó los ojos con ambos pulgares. El licántropo azabache ahora solo tenía que jalar con todas sus fuerzas para arrancarle la cabeza al emperador chino, pero justo al empezar a hacerlo se detuvo por el sorpresivo ataque de la hoja de una espada, que además le traspasó el pecho.
Las bufas negras de Qin Shi Huang se habían fundido y reformado en su brazo derecho, para convertirse en una ostentosa espada larga de hoja verde, mango morado negruzco y pomo con forma de estaca. Y de la hoja de esa espada surgió un resplandor espectral verde con la misma forma de la hoja, que logró apartar y derribar a Miguel unos cuantos metros lejos, además de dejarle un hoyo en el torso.
—Ahh sí, la espada Shi Huang Goujian, no la usaba desde la Dinastía Qin —dijo Qin Shi Huang con burla, mientras la sangre se acumulaba en sus cuencas y se convertían en nuevos ojos idénticos a los anteriores.
—¿No se supone que... tu alma refleja el dolor de quien observas? Si es así, deberías estar también en el suelo sintiendo el dolor de mi herida —dijo Miguel con un humor sarcástico, aunque de entre sus colmillos fluían al suelo chorros de sangre, y no podía moverse porque su columna también sufrió daños severos.
—Cierto. Pero el destino quiere que yo gane, y así será sin importar cualquier cosa —respondió Qin Shi Huang con burla, sin aparente consecuencia del efecto de su propia habilidad.
No obstante, su sonrisa desapareció por un repentino escalofrío que le recorrió la espalda, y él comprendió de qué se trataba esto al mirar más adelante.
Raven estuvo concentrada en mantener las manos en un sello manual para reunir Maná. Sin embargo, al presenciar el traicionero e injusto ataque contra su amado, había quedado en shock por un momento, antes de fruncir el ceño y mostrar los dientes en una aterradora mueca de furia, al mismo tiempo que detrás de ella se materializaba la gigantesca figura sombría de un rostro demoníaco, que revivió el terror que Qin Shi Huang sentía con la sola presencia del antiguo Rey Vampiro, Caín.
Próximo capítulo: Lobo Alfa vs Rey Demonio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro