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Capítulo LXII: Dios-Tigre vs Dios-Humano

"Si es así, me gustaría hacerle una prueba de fuerza."

—El Kojiki, volumen 1: capítulo XXXII.

https://youtu.be/IUPuh9QEKac

[Lado Oeste del Reino de Corazones].

Desde el camino de la plaza principal hasta las calles concurridas de la zona oeste había guerreras nórdicas, la mayoría sin vida y todas estampadas tanto en el suelo como en las paredes de los muros y edificios.

También había mujeres con armaduras griegas que imitaban la imagen clásica de las amazonas. Eran las únicas que llevaban armas tradicionales como espadas, arcos, lanzas y hachas. Pero al igual que las mujeres vikingas, también fueron masacradas sin piedad. Las últimas tres fueron eliminadas en el techo de un edificio, cada una por un brutal puñetazo en la cara.

Allí también estaba parada la bestia que las derrotó a todas, Caroline Rosenthal, manchada con la sangre de sus enemigas. Su distintiva capa roja con capucha tenía algunos agujeros y cortes, pero por lo demás estaba intacto. De su vestido rojo y negro sobrevivió la mayor parte de la falda junto con el cinturón de cuero y el ajustado pantalón negro de licra, y también la parte de la camisa todavía cubriendo sus enormes senos, aparte del collar eslávico que ahora estaba visible en su cuello.

Caroline contempló con vergüenza toda la destrucción que ella misma causó durante la batalla, y también aguardó un rato más para asegurarse de que no quedaban enemigos. No había silencio del todo, ya que gracias a sus sentidos auditivos podía escuchar el choque de acero contra cerámica en diferentes lados de la ciudad, en especial cerca de dos torres reforzadas donde se habían refugiado los que no podían pelear.

Aparte del constante ruido de lucha, no detectaba ningún paso acercándose a ella, lo que podía significar que ya no había más enemigos en esa zona. Sin embargo a Caroline no le preocupaba mucho esto, pues la mayor parte de su atención estaba en una sola cosa.

"Hace un momento sentí que Gabriel se dirigía bastante rápido a donde se encuentra el portal público a Albión, y ahora parece que está peleando. Iré a ayudarlo ahora que limpie toda la basura en esta zona", pensaba Caroline mirando en dirección al sur con la preocupación de una loba alfa por su pareja.

Mediante un salto Caroline llego al techo de un edificio ubicado veinte metros lejos, y a partir de allí comenzó a moverse rápido como el viento, corriendo y saltando por los techos de un conjunto de casas extravagantes ordenadas una al lado de la otra. Entonces su agudo sentido auditivo capto un sonido explosivo, y además percibió una alta concentración de Maná dirigirse a ella.

Caroline reaccionó de inmediato saltando con una voltereta frontal al techo de un edificio cercano, y con ello esquivo un proyectil luminoso que destruyó la casa con suma facilidad. Estando parada ahora en el techo del otro edificio, Caroline se dio la vuelta y, con la mano derecha, apartó otro proyectil hacia una torre vacía detrás de ella, ocasionando el colapso de dicha estructura.

Ambos proyectiles eran un enorme cúmulo de partículas doradas de Maná, y ambas provinieron del mismo origen: los puños de una mujer adulta que flotaba en el aire cerca de allí.

—Vaya, vaya, vaya. Entonces no fue una exageración. En serio tú sola acabaste con el Equipo Valquiria y el Equipo Amazona.

Comento la mujer con un tono intrigado, acercándose levitando en el aire y dejándose ver mejor. Parecía ser de ascendencia europea, ya que era rubia con ojos azules y piel clara. Vestía un extraño uniforme un poco ajustado de color negro en mayor parte con amarillo en zonas como el cuello, los brazos y las botas, con el símbolo de una estrella plateada en el centro del pecho. Su cuerpo femenino no tenía atributos muy desarrollados, aunque era adulta, y su rostro carente por completo de bello carisma no atraería ni a las bestias varones menos exigentes.

Era Brie Marvel, una simple humana estadunidense egocéntrica y rebelde, que desde muy pequeña ha tenido prejuicios y rencores contra los hombres, nada más porque su padre y hermano mayor evitaban que su conducta rebelde e impulsiva la terminaran matando en muchas ocasiones.

Intentó unirse al ejército estadounidense, donde sus prejuicios y rencor se acrecentaron. Y en un accidente obtuvo poderes mágicos a raíz de la explosión de un núcleo de Maná, durante un enfrentamiento entre un cazador de vampiros y una vampiresa cambiaformas, que resultó ser uno de los tantos disfraces del Señor Vampiro Mefisto.

Mefisto, en su disfraz de mujer, se hizo pasar por la "salvadora" de Brie, y desde entonces la ayudo a controlar ese explosivo poder mágico con un traje especial. Le hizo creer a Brie que los vampiros eran los "buenos" en la guerra, mientras que las otras razas eran los "malos", por lo que Brie se convirtió en su familiar humana sin dudar, y aceptó su orden de ayudar al ejército de Qin Shi Huang por el bien de los vampiros.

—Y definitivamente no eres humana. O sea, solo hay que mirar ese cuerpo femenino tan "irreal" —agregó Brie mirando con envidia los atributos femeninos desarrollados de la mujer-loba.

—Me había equivocado; todavía queda algo de basura por eliminar —dijo Caroline frunciendo el ceño y cruzándose de brazos.

Un segundo después Caroline estiro el brazo izquierdo a un lado, y sin esfuerzo alguno atrapó una espada entre sus dedos índice y medio.

Pero no era una espada ordinaria; era de un metal azul oscuro con brillantes runas blancas grabadas en la hoja, y la dueña era una mujer con una armadura mucho más sofisticada que el de las demás guerreras nórdicas, con propulsores en la espalda que tenían forma de alas metálicas. No obstante la mujer no era siquiera de ascendencia nórdica, sino una afroamericana de cabello enmarañado y ojos oscuros que disimulaba ser nórdica.

Se trataba de Tessa "Valkyrie" Johnson, una mujer estadounidense egocéntrica y misandrica que rechaza su linaje africano aparentando ser "nórdica pura", se hace llamar "Valquiria" y se apropia de todo lo referente a la cultura nórdica por simple desprecio hacia los europeos. Un resentimiento que Mefisto aprovecho para convencerla de ser la líder del equipo de "Neo-Valquirias Diversas" que él estaba creando.

—¡Imposible! ¡Es una espada mágica fabricada por los enanos! —dijo Tessa con incredulidad absoluta.

—No soy una profesional de la deducción como mi hermano. Pero es fácil deducir que eres otra humana de linaje africano rechazando sus raíces ancestrales para pretender ser nórdica —dijo Caroline entrecerrando los ojos con lástima, antes de arrojar a la mujer contra la pared de un edificio ubicado a pocos metros adelante, como si arrojase un trozo de piedra insignificante.

Entonces Caroline se percató de otra guerrera más en el lugar, que también se acercaba flotando en el aire, pero en una dirección opuesta al de las otras dos mujeres guerreras.

La nueva guerrera era una mujer hebrea-griega de ojos verdes, piel clara y cabello negro rizado. Tenía una armadura con el mismo estilo que el de las amazonas, aunque más detallado y de colores plateados y blancos, con una falda blanca mucho más elegante y reforzada con placas protectoras. Su cuerpo estaba tonificado, pero con senos maduros y caderas esbeltas, con una elegancia hermosa y a la vez disciplinada bien reflejados en su rostro, que contrastaban con las otras dos mujeres que carecían de encanto y carisma.

Era Gal Bat Gaspar, de la Tribu de Judah, una disciplinada, orgullosa y auténtica guerrera amazona de la antigüedad, hija de un guerrero hebreo de la Tribu de Judah y una amazona griega de la Antigua Themiscyira. Y también es una de las recientes familiares humanas de Mefisto, traída a la vida gracias al mismo rencor que Gal comparte con todos y cada uno de los humanos traídos a la vida: el rencor hacia la raza de las bestias.

—Puedo ver que te ejercitas y cuidas muy bien —dijo Gal, con genuino respeto y admiración en su voz y mirada por el físico de la licántropo blanca—. Eres como la combinación perfecta de fuerza y belleza femenina.

—Al fin escucho algo de respeto por aquí —comentó Caroline mirando de reojo a la guerrera amazona, que parecía estar flotando gracias a las botas que usaba, pues tenían un diseño de alas blancas que emanaban partículas de Maná turquesas.

—Tessa, Gal, no es necesario que me ayuden. Les recuerdo que yo soy la superheroína más fuerte del universo. Soy más que suficiente para eliminar a este monstruo —dijo Brie con un semblante frío, mientras su cabello levitaba cual flamas y aumentaba el flujo de Maná dorado alrededor de sus manos y pies.

https://youtu.be/g2BfTbtBy3Y

—Por desgracia para ustedes, siento que mi macho está en problemas... —dijo Caroline, antes de esbozar una sonrisa divertida que mostraba sus filosos colmillos de lobo.

Luego los ojos de Caroline cambian a un hermoso color azul, sus orejas se transforman en orejas lobunas blancas, y le crece una cola de lobo de color blanco. Esa fue la última prueba que necesitaron Gal, Brie y Tessa para saber que la extraña que enfrentaban era sin duda una mujer-bestia.

—Así que no pienso perder el tiempo con malditas como ustedes —agregó Caroline con un tono aterrador, mientras el collar en su cuello y el resto de su cuerpo empezaban a emanar un resplandor blanco, a medida que su cuerpo terminaba de cambiar a su forma bestia.

El cambio fue tan rápido como los segundos que duró aquella luz blanquecina. Pero además el collar en su cuello se transformó en la armadura eslava que Gabriel le compro en capítulos pasados, por lo que ahora la forma mujer-loba de Caroline estaba vestida para las peleas.

Ya pueden elegir el orden en el que quieren morir —dijo Caroline chocando su puño izquierdo contra su palma derecha, mientras sus ojos azules brillaban de forma siniestra.

—¡No te hagas la genial, perra arrogante! —dijo Brie furiosa por la actitud de la licántropo blanca, y con un estruendo voló como un resplandor dorado con la simple intención de golpearle la cara

Descubrió de inmediato el motivo de esa elevada confianza, luego de que Caroline le detuviese el puño izquierdo con la mano derecha sin esfuerzo, incluso si la onda de choque generada de esto hizo temblar el edificio en cuyo techo se encontraba Caroline. La sorpresa fue bastante evidente en el rostro de Brie y también en Tessa por una razón lógica.

"Brie puede destruir un edificio entero con un solo golpe, y aun así fue detenida como si nada por esa mujer-loba...", pensaba Tessa en total shock.

Por otro lado Gal solo sonrío un poco; no le sorprendió para nada lo que hizo Caroline, porque tenía expectativas altas y, por ende, se esperaba algo como esa demostración de poder.

—Supongo que querías hacer esto —dijo Caroline con los ojos entrecerrados, y en un parpadeo hizo que Brie atravesara tres edificios enteros con un puñetazo en la cara.

Tessa tomo con ambas manos su espada, y la hoja de acero se transformó en reluciente metal negro con runas rosadas grabadas en la hoja que hacían referencia a la oscuridad. Sus alas-propulsores dispararon fuego azul y la impulsaron de regreso hacia su enemiga.

—Si vas a pelear usando magia mejor hubieras usado la de tu verdadero linaje —decía Caroline, sonriendo con humor jovial, y esquivando sin esfuerzo los ataques de la espada mágica, para luego hacer girar a la falsa nórdica con una brutal bofetada en la cara usando el dorso de la mano izquierda.

Y por si eso no bastara, Caroline descendió la mano derecha sobre la cara de Tessa de tal forma que estrello a la falsa nórdica contra el techo del edificio sobre el que peleaban; Tessa terminó  haciendo un hoyo en el techo, por el que Caroline la vio seguir descendiendo y rompiendo los cinco pisos del edificio, hasta estrellarse contra el suelo del sótano.

La siguiente en acercarse a pelear fue Gal, y a diferencia de las otras dos no lo hizo de manera impulsiva con la mente cegada por el orgullo; primero descendió con delicadeza en el techo del edificio, y a partir de allí se acercó caminando a la licántropo blanca.

—Tú pareces diferente a esas dos locas, empezando por el hecho de que como hembra sí eres hermosa —dijo Caroline como un cumplido respetuoso, fijándose en la amazona hebrea-griega.

—También me pareces una peleadora interesante y ejemplar —dijo Gal con un semblante tranquilo que denotaba elegancia y disciplina—. Es una lástima que tú seas una bestia. Podríamos haber sido buenas amigas.

—Acordemos no estar de acuerdo —dijo Caroline, rechazando por completo la idea de tener como "amiga" a alguien así, aunque le haya dado mejor trato que las demás guerreras a las que ha enfrentado.

Finalizada la charla, Gal terminó de aproximarse impulsándose con un fuerte paso que agrieto el techo bajo sus pies. Caroline extendió la mano derecha para bloquear el puño derecho de Gal, y a diferencia de Brie, el puño de esta hebrea-griega consiguió apartar la mano de la licántropo blanca.

Sin embargo Caroline respondió de inmediato bajando la mano derecha en un zarpazo diagonal, que Gal bloqueo por poco utilizando los brazaletes de ambos brazos como escudos. Lo curioso es que aquellos brazaletes, de color blanco y reluciente, no sufrieron rasguños y al momento del ataque soltaron un resplandor blanquecino.

"Su puño es pesado, y sentí un entumecimiento recorrer mi mano hasta el codo. Definitivamente esta amazona es diferente a todas las locas con las que he peleado en este lugar", fueron los pensamientos de Caroline, mientras movía la mano derecha y se oía el crujir de sus huesos. Luego una sonrisa de locura se hizo visible en sus fauces de loba, porque como bestia al fin empezó a sentir que encontró una guerrera humana digna de ser devorada.

[Lado Sur del Reino de Corazones].

Al otro lado del reino, cerca del portal público sellado, Raiden Tameemon había terminado de liberar su máximo poder, y aparte de ganar un ligero cambio en su apariencia, también aumentó la pesadez e intimidación que transmitía su presencia. Su acto posterior de exhalar vapor de su boca lo hizo parecer menos humano, el eléctrico brillo morado de sus ojos tenía un aire divino y a la vez demoníaco. Todos estos detalles, sumado con las marcas en su cuerpo y lo que le sucedió hace un momento, lo hacían parecer un semidiós japonés.

https://youtu.be/Cdu0FRk_0Uk

—Que bien se siente volver a usar mi máxima fuerza —dijo Raiden de nuevo con su humor despreocupado y jovial—. Seguramente te preguntarás qué fue esa hermosa mujer que apareció como un fantasma. Pues te presento a mi "mujer de consuelo" y también valquiria personal, a la que nombre "Thrud", en homenaje a la poderosa hija de Thor.

—¿Qué fue lo que le hiciste a esa humana? —preguntó Gabriel confundido y molesto.

—¿Acaso eres estúpido? ¿No sabes reconocer la poderosa magia Volund transmitida por Buda a la humanidad? —dijo Raiden poniéndose una mano en la nuca para crujirse el cuello.

—¿Volund? ¿Te refieres al hechizo Samavadhana? —decía Gabriel abriendo en grande los ojos con sorpresa—. ¿Haz esclavizado a una mujer con ese hechizo?

—"Esclavizar" es una palabra muy fuerte. Y además yo no forcé a nadie. Todas las mujeres me adoran, aunque se hagan las "difíciles" y yo tenga que "motivarlas" bastante para que expresen su amor por mí —dijo Raiden con una sonrisa amistosa, pese al significado turbio detrás de sus palabras.

—Definitivamente estas mal de la cabeza —dijo Gabriel con un gruñido iracundo—. He visto los ojos de esa mujer cuando activaste ese hechizo. Definitivamente ella no quiere estar contigo.

—Un impopular, feo, pobre y debilucho indio como tú jamás lo entendería. Todas las mujeres aman a los hombres altos, fuertes, varoniles, famosos y japoneses. ¡Y yo tengo todas esas cualidades! ¡Soy perfecto en todos los sentidos; es mi derecho y privilegio como humano japonés fuerte y popular tener mi propio harén, porque todas las mujeres me adoraran aunque no lo quieran admitir, y Thrud no es la excepción!

—¿En serio piensas algo así? —pregunto Gabriel bajando la mirada con un semblante sombrío, entendiendo cada vez mejor que no eran exageraciones todo lo que se decía sobre el famoso rikishi.

—¿Por qué no debería pensar así? Todos los humanos piensan igual que yo. Es lo que me enseñó mi padre y luego mi entrenador Tanikaze Kajinosuke. Además el deber de cualquier mujer hermosa es pertenecer al harén del más popular y fuerte humano japonés. Al fin y al cabo solo serás querido, reconocido, escuchado y recompensado si eres popular. Y nosotros los japoneses somos tan populares como los griegos, los nórdicos y los budistas.

Explicó Raiden, todavía sonriendo como si fuera alguien genial y carismático, consiguiendo solo hacer más repulsivas sus palabras. Todo lo que decía demostraba que él en realidad creía que su forma de pensar era tan común en cualquier sociedad humana que era "normal", y como tal no debería tener nada de malo.

Desde su perspectiva distorsionada de la realidad, lo que definía el valor de un individuo es la popularidad de su pueblo y raza; bajo esta idea trastornada él, siendo parte de un pueblo y raza que goza de inmensa popularidad, lo convertía automáticamente en un "héroe".

El típico personaje humano que ya desde el nacimiento es invencible, no tiene defectos, nunca es humillado por un personaje extranjero, solo pierde por no usar toda su fuerza o por dejarse ganar, consigue al instante el amor genuino de cualquier mujer hasta formar un harén, y si pierde o muere al final de una pelea será permaneciendo de pie y después de humillar y derribar a su oponente extranjero varias veces.

Como Raziel lo describía: era el arquetipo del personaje humano perfecto y plano, carente de evolución y defectos, hecho nada más que para glorificar, promocionar y elevar el ego del país al que representa el personaje. Era un tipo de personaje bastante común en las historias japonesas, en las que los personajes humanos japoneses y budistas enfrentan a personajes de otras tierras, como chinos, coreanos e indios hinduistas.

—Antes me preguntaba por qué eras así, y ahora entiendo la razón: ese arquetipo de personaje humano japonés perfecto y plano que tanto les encanta a los tuyos para alimentarse el ego, fue lo que empeoró tu locura —dijo Gabriel con una mirada de lástima que al rikishi no le gustaba—. Y digo "empeoro", porque de todos modos tú ya eras un perturbado malnacido.

—¿Qué mierda estás diciendo? Tú no sabes nada acerca de mí —decía Raiden comenzando a disgustarse y a denotar hostilidad.

—De hecho sí. La base de datos de San Bestia está bastante completa en lo que respecta tu biografía —decía Gabriel con una sonrisa visible en sus fauces de tigre—. Eras famoso por tener los más fuertes músculos de la raza humana, y también el órgano reproductor masculino más pequeño. Era tan grave tu impotencia sexual que necesitabas píldoras de alquimia taoísta para aparearte con alguna humana, vaca o yegua del campo.

»Un día quisiste demostrar lo macho que eras, abusando de una mujer-loba que no sabía pelear, y no paso ni un segundo cuando los músculos pélvicos de la mujer-loba te destrozaron el órgano reproductor. Aunque después asesinaste a esa mujer-loba, la noticia se esparció y todos los Yokais se reían de ti. Lo más humillante es que incluso tu esposa te aborrecía, y la hija que ella tuvo no fue tuya, sino de un amante hombre-tigre.

https://youtu.be/nZXppekq9E0

La tierra bajo los pies de Raiden se hundió en una grieta de radio mayor a diez metros, debido a que él se impulsó hacia su oponente como un rinoceronte cegado por la furia. Luego salto y atacó con ambos pies, apuntando a la cara de su oponente, similar a un movimiento de lucha libre.

Y todo lo que consiguió fue quedar en ridículo cuando Gabriel esquivo el ataque haciéndose a un lado de manera muy casual, para después levantar el puño izquierdo y golpear el lado derecho de la cara de Raiden, de tal manera que lo hizo girar como un trompo mientras se le escapaba sangre de la nariz y boca.

De un segundo para otro Raiden pasó de estar viendo el cielo y la tierra una docena de veces a quedar con la vista borrosa y oscura por unos momentos, luego de que Gabriel lo estampo en el suelo golpeándole la cara con el mismo puño izquierdo. Después el baghatma lo pateó lejos como si fuera basura; no fue una patada muy fuerte, pero le fracturó varias costillas derechas a Raiden, y aun así el rikishi volvió a ponerse de pie mientras apenas se regeneraban sus heridas.

—Lamento decirte que esta no es la típica historia escrita por autores japoneses fanáticos de Buda, Odin y Zeus, que glorifican Japón y denigran a los hinduistas —le dijo Gabriel como burla satírica mientras se cruzaba de brazos.

—¡Cof, cof! Sí... Parece que estoy en una maldita historia escrita aparentemente por un maldito autor coreano, chino o estadounidense —dijo Raiden tosiendo sangre y un par de dientes rotos, con dolor y odio muy bien expresados en su mirada.

—Viniendo de un humano japonés con el ego herido, no me sorprende ese tipo de crítica —dijo Gabriel entrecerrando los ojos—. Te lo diré solo una vez: ahórrate esta humillación innecesaria y libera a la mujer.

—¿Dejar ir a una mujer tan hermosa? ¡Ja, ja, ja! —dijo Raiden riendo como si hubiera escuchado una gran broma—. ¡Thrud es de mi propiedad y como buena mujer debe seguirme incluso al Helheim!

Después de decir palabras tan desagradables, Raiden volvió a arremeter contra su oponente como un rinoceronte embravecido, esta vez con la intención de tumbarlo al suelo con un golpe dirigido al cuello usando el brazo derecho. Logro conectar el golpe con éxito, pero aparte de no conseguir moverlo, de nuevo el lastimado resultó el propio Raiden, cuando Gabriel le aplasto el antebrazo con solo hacer presión entre la mandíbula inferior y la tráquea. 

Otro fuerte estruendo retumbó el aire como una explosión, generada por una simple y a la vez devastadora bofetada en la cara del rikishi por parte de la mano derecha Gabriel. Raiden cayó al suelo al instante, con la marca roja de una mano impresa en su cara, y de nuevo fue enviado un poco lejos como un montón de basura por una patada en las costillas.

—¿Te digo algo, Seki Tarokichi? Si estuviéramos en un combate de sumo esta sería tu segunda derrota contra mí —dijo Gabriel mirando al caído rikishi—. En Japón escuche que lograste doscientos cincuenta y cuatro victorias, pero tus diez derrotas no son contadas porque te dejaste vencer. Básicamente sigues "invicto" en términos de sumo, reforzando aún más tu imagen glorificada e idealizada.

—Indio patético. ¡Cof, agh! ¿Qué mierda estás hablando ahora? —decía Raiden con quejidos de dolor y tosiendo sangre, mientras volvía a ponerse de pie y sus heridas sanaban en segundos.

—Ignorando tus dos humillantes derrotas contra Ezequiel y la humillante paliza que te dio ese hombre-tigre en Irlanda, todavía sigues "invicto" en sumo. Supongo que por eso mantienes tu ego de típico personaje humano japonés perfecto y todopoderoso —decía Gabriel mientras recogía una gran roca de la tierra, que en su mano empezó a humear y ponerse negra como carbón—. Así que voy a darte un poco de desarrollo, derrotándote más de doscientas veces en sumo.

Hecha esa declaración, Gabriel arrojó la roca carbonizada hacia arriba y, de manera sobrenatural, la roca se fundió y dispersó en forma de lava, antes de caer al suelo en un perfecto, delgado y bastante amplio círculo incandescente que rodeaba a ambos peleadores igual que un improvisado ring de pelea.

"Indio desgraciado. Piensa derrotarme en las reglas de sumo una cantidad de veces cercana a la que gane. Eso sería igual a demostrar que esas victorias no son la gran cosa, y por lo tanto no merezco mi popularidad...", fue lo que pensaba Raiden, apretando los dientes con ira mientras se resaltaba una vena en su frente, antes de prepararse tal como lo hacía en el sumo.

Juntó las manos en un estruendoso aplauso. Levantó la pierna derecha y la descendió en un fuerte pisotón, tal como un verdadero rikishi. Y ahora reanudó la pelea con una arremetida al puro estilo del sumo, concentrando gran parte de su fuerza muscular en sus piernas y el resto en sus brazos.

Había utilizado una de sus Cuatro Técnicas Prohibidas, que era una versión suprema del Kannuki del sumo. En su estilo él lo llamaba Kaminarikishi: Raiju [Hombre Fuerte del Trueno: Animal del Rayo].

Otro estallido de viento estremeció el lugar y gotas de sangre volaron por los aires; todo esto producto del simple y brutal puñetazo derecho de Gabriel, que deformó y hundió la cara de Raiden de manera casi cómica, además de tumbar a éste último de espalda contra el suelo con destructiva fuerza.

—Una derrota —dijo Gabriel con un semblante serio y denotando crueldad en su voz.

Raiden se levantó del suelo en el instante en que escuchó el comentario de su oponente y, teniendo los ojos brillando al completo de eléctrico color morado, agarró el pantalón del baghatma con el propósito de forzarlo a arrodillarse.

Era una técnica del sumo conocida como Sabaori, que consistía en sujetar el mawashi del contrincante para someterlo y ponerlo de rodillas. También era una de las Cuatro Técnicas Prohibidas de Raiden, que en su estilo él llamaba Kaminarikishi: Yosuzume [Hombre Fuerte del Trueno: Gorrión Nocturno].

Los pies de Raiden agrietaron el suelo y se resaltaron las venas en sus brazos y frente, por el inimaginable esfuerzo que estaba ejerciendo nada más para poner de rodillas al baghatma, quien se mantenía parado igual de firme en el suelo, agarrándole las muñecas con el mismo nivel de fuerza. Claro que fue solo por unos segundos, porque Gabriel empezó a ejercer más fuerza, al grado en que el rikishi sintió que se le rompían las muñecas y perdía fuerza en el agarre.

"Me hice más fuerte que antes, aprendí el encantamiento original de unir almas junto con el Chi y obtuve poder mágico... y aun así... ¡¿cómo puede ser que este monstruo indio sea más fuerte que yo?! ¡¿Quién es este monstruo?!", fue lo que pensó Raiden, rehusándose a creer que combatía con un hombre-tigre de la India "ordinario".

Entre los humanos Raiden ha sido considerado un "semidiós", porque sin necesidad de Maná, Prana, Kenoplasma, Chi o tan siquiera armas, armaduras o un artefacto especial, logró vencer a criaturas no-humanas en su tierra natal. Todas sus victorias las logró con su fuerza base y usando nada más que sus manos, algo que incluso los más "sobrehumanos" de las épocas antiguas no eran capaces de lograr, a menos que fueran semidioses como Heracles y Siegfried, o avatares como Sansón y Rama.

Pero ahora Raiden sentía que estaba enfrentando a un dios-tigre en toda regla, porque no encontraba otra explicación al hecho de que lo estaba dominando y humillando un hombre-tigre indio del que no ha escuchado jamás.

Mientras divagaba en su mente, buscando una explicación lógica para esta humillación, Raiden continuaba forcejeando con el baghatma hasta quedarse sin aliento. Entonces Gabriel logró levantar los brazos de Raiden con lentitud y, a base de pura fuerza bruta, obligó a Raiden a arrodillarse frente a él.

—Dos derrotas —dijo Gabriel soltando a Raiden y retrocediendo un par de pasos.

Un horrible y aterrador gruñido de rabia salió de la boca de Raiden, mientras su cuerpo volvía a emanar descargas eléctricas moradas y se ponía de pie, listo para rodear con ambos brazos al baghatma para estrellarlo contra el suelo como se aplicaba en el sumo. El problema radico en que Gabriel lo detuvo agarrándole la cara con la mano derecha, para entonces estrellarlo otra vez contra el suelo.

—Tres derrotas —dijo Gabriel soltando la cara de Raiden para alejarse un poco, permitiéndole al rikishi volver a ponerse de pie, lo cual era casi tan humillante como la paliza en sí.

https://youtu.be/_elx6WVW9ug

De lejos todos presenciaban la brutal humillación que le estaba aplicando el baghatma al famoso rikishi. Algunos no entendían sus intenciones para querer humillarlo así, en lugar de eliminarlo rápido. Pero Rosabella no tardó en comprender las verdaderas intenciones de su hermano adoptivo.

"Está claro que mi hermano es superior en todos los aspectos. Pero aun así no está apresurado con matarlo, porque si Raiden muere con el hechizo de esclavitud todavía activo, la mujer también morirá. Y el plan que mi hermano tiene en mente para salvarla involucra debilitar el espíritu de Raiden, atacándolo donde más le duele: su enfermizo orgullo", pensaba Rosabella comenzando a tener una idea cercana del plan de su hermano adoptivo.

Y no estaba equivocada; lo que Gabriel intentaba hacer es debilitar el espíritu y la mente de Raiden, antes de intentar utilizar el Chi para desactivar el hechizo de esclavitud y salvar a Thrud. Es cierto que hasta ahora el baghatma jamás hizo algo parecido, pero esta situación en particular le estaba reviviendo breves y oscurecidos recuerdos pasados de una situación semejante.

Y el dueño original de estos recuerdos era el propio Rey Tigre Rudra.

—Todo lo que necesito hacer es arrancarte la cabeza con mis manos, abrirte un hoyo en la frente con una flecha o partirte en dos con mi tridente. Tu derrota es absoluta, así que sé un buen perdedor y déjala libre.

Dijo con imponente voz de trueno el propio Rudra, parado en los bordes de un amplio y profundo cráter carbonizado.

En este nuevo recuerdo podía verse que Rudra era más alto que Shivam, Dante y Gabriel en sus formas humanizadas. Además traía consigo dos espadas gemelas con relámpagos dorados en las hojas. Y arriba de los hombros tenía un par de brazos mecánicos, semejantes a partes de una armadura negra con rayas doradas; con esos brazos mecánicos cargaba un intimidante y majestuoso tridente hecho de roca volcánica.

—Si algo me pertenece, no renunciaré a ello si no quiero. Brunhilde es de mi propiedad y no renunciaré a ella. Hagas lo que hagas, no desharé el hechizo Volund. No lo haré. ¡Mátame y envíame al Naraka, pero ella se irá conmigo!

Decía un hombre frente a Rudra, con frío orgullo y una inmensa frustración, que estaba de rodillas, derrotado y cubierto de sangre y heridas graves. Hasta donde el propio recuerdo borroso permitía mostrar, el hombre era de piel pálida con ojos azules fríos y largo cabello dorado. Portaba una armadura negra de bordes plateados que se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel, y aunque estaba bastante maltratada con severas grietas, aún podían apreciarse formas de alas emplumadas violetas en la armadura. 

—Siegfried... eres un grandísimo estúpido...

Dijo Rudra, con un notorio aire decepcionado en su voz y mirada por la respuesta que recibió del hombre rubio, porque muy en el fondo el Rey Tigre tenía una pizca de esperanza de poder redimir a ese legendario héroe humano, pero por desgracia no pudo lograrlo. 




Próximo capítulo: Mujer Troll de la Montaña. 

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