Capítulo LVI: Oso Druida vs Doctor Asesino
"No tenías derecho a venir aquí, y ahora no te irás. Lo que haremos contigo lo descubrirás dentro de poco..."
—Los Tres Osos, de McLoughlin Bros.
https://youtu.be/s7Dk68gk9FU
[Lado Este del Reino de Corazones].
Hércules Augustus, un joven romano de largo cabello castaño atado en una coleta larga, ojos azules, complexión alta y de gran musculatura, con un tatuaje rojo en gran parte de su brazo derecho. Vestía con un cinturón griego de campeón, una hombrera izquierda, brazaletes, sandalias antiguas, la falda de toga negra y un imponente garrote de hierro.
Era un legendario humano que vivió en los primeros años de Roma, conocido por ser uno de los pocos descendientes vivos del semidiós Heracles, destacándose por haber heredado gran parte de esa fuerza sobrenatural. Esto llevó a Hércules a buscar la fama como un héroe y lograr hazañas semejantes a las de su ancestro. Por supuesto que tuvo bastante éxito y los romanos lo divinizaron como un dios. Y con el pasar de los siglos los humanos comenzaron a confundirlo con el Heracles original.
Pero en contraste con su ancestro, no alcanzó la divinidad completa después de su muerte. Y al igual que su ancestro, su idea de "justicia" era la misma que la de los antiguos griegos y romanos; un tipo de "justicia" retorcida y de doble moral, que le hizo ganarse un lugar en las fosas más frías y profundas del Sheol, el Reino Infernal del Panteón Israelita.
Ese habría sido su final, sino fuera porque también lograron traerlo a la vida junto con otros soldados romanos condenados en el Infierno Israelita. Fue ascendido a campeón y comandante de los soldados romanos, y ahora estaba junto con otros ejércitos sirviendo como complemento para las fuerzas del emperador Qin Shi Huang.
Hércules se había movilizado para ayudar a los romanos caídos y matar a los caballeros de Albión y del Reino de Corazones. Entonces se enteró por parte de un romano moribundo que algo más estaba arrasando con las fuerzas del ejército romano y egipcio. Dejó de luchar contra los caballeros enemigos y se dirigió rápido a enfrentarse a la amenaza. Y para llegar rápido comenzó a destruir paredes con su garrote y puño.
Después de romper una última pared encontró una plaza rodeada de edificios, con ríos de sangre formados en medio de la nieve y decenas de soldados romanos y egipcios muertos en el suelo y las calles. El comandante Decio Bruto estaba herido y arrodillado cerca de una pared agrietada. Y cerca de allí la mirada de Hércules lo encontró; vio a un hombre-oso pardo con armadura celta, a pocos metros cerca de un "civil" (Jack).
"¡Es Hércules! ¡Al fin llegó el más grande héroe de occidente!", pensó Decio aliviado al ver aparecer al héroe romano.
—¡Tú, monstruo celta! —dijo Hércules frunciendo el ceño con furia, caminando rápido hacia Rafael—. ¡¿Fuiste tú quien asesinó a tantos buenos hombres de Roma?!
"¿Y ahora quién es este loco?", pensó Jack estupefacto con la inesperada aparición de Hércules.
—¡Responde monstruo celta! ¡¿Eres tú el villano que ha masacrado al honorable ejército de Roma?! —volvió a preguntar Hércules, estando ahora parado detrás del arthdruwid, quien medía unos pocos centímetros más alto que él.
—Sí, fui yo quien les dio su merecido. ¿Y qué? —contestó Rafael, sin apartar la vista hostil de Jack.
—¡Entonces serás castigado por la justicia de Grecia! —declaro Hércules, para un segundo después levantar su garrote de hierro con tal velocidad que el simple movimiento hizo temblar los edificios de toda la zona.
Y al descender el garrote de hierro, Hércules y Decio sintieron el verdadero terror tras presenciar cómo el imponente garrote de hierro se dobló y rompió contra el puño izquierdo de Rafael; el mismo puño que continuó su trayecto hacia la cara de Hércules y le enterró la cabeza casi un metro bajo tierra. El temblor producido por el golpe casi hace que algunos edificios muy dañados se vinieran abajo, mientras que varios cuerpos salieron volando hasta estrellarse contra las paredes de las propias estructuras.
La fuerza del golpe se sintió incluso en donde se encontraba Elsa destrozando con sus manos un soldado de terracota. Había bastante espacio entre los edificios del lugar donde se encontraba Rafael, por lo que Elsa solo tuvo que correr hacia una calle y mirar a un lado para ver la conocida figura de oso antropomorfo de Rafael.
Elsa sentía una horrible sensación en el pecho, como un mal presentimiento, y por eso pensó en ir hacia donde estaba el arthdruwid para ayudarlo. Por desgracia, al haber destruido a casi todos los soldados de terracota en su área, ella se convirtió en uno de los principales objetivos a eliminar de uno de los comandantes de la flota Ragnarok de Qin Shi Huang.
Hace unos minutos esa comandante salió de la nave y se desplazó por los tejados y paredes de los edificios. Llegó al lugar y halló al objetivo; espero con paciencia en las alturas, y cuando vio a la ricitos de oro moverse rápido hacia una dirección, la comandante descendió sobre ella como un depredador sobre una presa, estampándola de cara al suelo con fuerza.
Cualquier humano habría muerto por ese golpe, o en el menor de los casos terminado paralítico. Pero Elsa comenzó a levantarse, solo un poco adolorida, antes de que una bota metálica pisara su espalda y la volviera a poner en el suelo.
—¿Sigues viva después de eso? Es... muy extraño. No pareces ser una bestia, pero tampoco debes ser humana, o por lo menos una normal.
A juzgar por su voz, Elsa ya supo que su nuevo oponente era una mujer adulta; una bastante arrogante y que además tenía un acento extraño, un poco similar al de Erzuli. Volteó un poco la cabeza y, al mirar de reojo a su oponente, Elsa descubrió que se trataba de uno muy distinto a los soldados romanos y egipcios comunes.
La mujer tenía el cuerpo entero cubierto de una armadura ligera de color negra y bastante flexible, como un traje de piel sintética endurecida, con un estilo que mezclaba el kushita y un aire tribal africano desconocido. Presentaba una notoria inspiración en las panteras, por el diseño de su casco y las garras en cada dedo de los guantes y las botas. Era imposible ver su rostro debido a que el casco cubría su cara por completo, dejando un par de orificios por donde respirar, y tenía un par de ojos cristalinos amarillos que servían como lentes para que ella pudiese ver.
Era la comandante suprema y jefa científica de la flota Ragnarok, además de ser la nueva guardiana pantera del extinto Reino Kush, Shuri Wakamba.
—Bonito vestuario. Adivinare: ¿tu nombre artístico de heroína empoderada y trastornada es "pantera oscura", o algo así? —dijo Elsa con un sarcástico humor risueño.
—No es un vestuario. Es mi uniforme como guerrera guardiana del Reino de Kush y comandante suprema de la flota Ragnarok, cuyos soldados de terracota acabas de eliminar —contestó Shuri con un tono amigable que se notaba por lejos que era fingido. Demostró su mal humor pisando con más fuerza la espalda de la ricitos de oro.
—¿Kush? ¿El reino enemigo de los egipcios, griegos y romanos que gobernaba las tierras de Nubia? —preguntaba Elsa un poco sorprendida por eso.
—El mismo —respondió Shuri con gran soberbia y presionando más su bota en la espalda de la ricitos de oro.
—¿Y eres aliada de esos soldados romanos y egipcios? —pregunto Elsa denotando confusión evidente.
—Aliada, sí. Pero no amiga de esos malditos. Que estemos en el mismo barco, nunca mejor dicho, no significa que seamos camaradas. Simplemente somos aliados hasta lograr nuestros objetivos. Es algo que debes aprender, niñita. El único camino al éxito es el trabajo individual.
—Claro, solo si eres una solitaria amargada que disfrutara sola sus éxitos, sin amigos ni familia, lo cual me parece una vida bastante deprimente y una felicidad vacía. Pero yo no estoy sola en mi barco; tengo verdaderos camaradas y al amor de mi vida con quienes celebrare mis éxitos. ¡Porque entre todos trabajamos juntos, nos apoyamos y complementamos!
https://youtu.be/Vb_3FuiVHBM
Mientras Elsa decía esas palabras, poco a poco concentraba partículas celestes de Maná en la palma del guante rúnico derecho. Y el nivel concentrado alcanzó un punto en el que las runas en sus guantes comenzaron a brillar, lo cual captó la atención de Shuri. Pero en vez de alguna acción predecible viniendo del guante derecho de Elsa, lo que pasó fue que la ricitos de oro se giró a la izquierda, empujando el suelo con la mano izquierda, logrando apartar de su espalda el pie derecho de la mujer kushita.
Elsa había usado la magia especial de sus guantes rúnicos en el derecho como distracción, y no fue para salir de allí, sino para contraatacar con un ataque que mandó a volar a Shuri, dejándole el más espantoso dolor que sintió en su vida, antes de caer al suelo temblando por ese dolor insoportable; el ataque había sido un golpe con el puño izquierdo directo en la entrepierna de la mujer kushita.
—¡Uy, uy, uy! ¡Hasta a mí me dolió! —se burló Elsa después de ponerse de pie—. Creo que no podrás divertirte por un tiempo. ¡Ja!
—Hija de puta... Maldita blanca hija de puta... —decía Shuri apretando los dientes, con una mezcla de dolor insoportable y odio absoluto, tratando de ponerse de pie con las piernas temblorosas mientras se sujetaba la entrepierna con una mano.
—¡Oye, oye, oye, ten más respeto! Si eres de esos ridículos sensibles que no les gusta ser llamados por el tono de su tez, no deberías hacer lo mismo —se siguió burlando Elsa con los ojos entrecerrados y una pequeña sonrisa.
—Jamás pensé que tuvieras la indecencia de atacar así... Y de paso tienes una lengua bastante insolente... —decía Shuri todavía con odio en sus palabras.
—Insolente debe ser para tu pueblo que una payasa de segunda como tú se autoproclame la "guardiana" del Reino Kush —dijo Elsa manteniendo el humor burlón, aunque sus palabras lograron colmar la enorme paciencia de su enemiga.
De un segundo para otro la mujer kushita pasó de donde estaba a estar frente a Elsa, para luego comenzar a atacar con las garras de los guantes y las botas como un depredador. Sus ataques reflejaban un conocimiento decadente y experiencia en combate, y aun así Elsa evadía cada uno de sus zarpazos sin el menor esfuerzo.
Elsa levantó el brazo izquierdo, con el guante todavía cargado con Maná, y de la palma de la mano disparó una ráfaga celeste mágica que la guardiana kushita esquivo haciéndose a un lado con agilidad felina. Por desgracia para la guerrera kushita, ella no pudo predecir que el ataque mágico anterior fue solo una distracción para sorprenderla con un puñetazo derecho en la cara, que la aturdiría el tiempo suficiente para que Elsa diera una vuelta a la izquierda y, con el dorso de la mano izquierda, le diese una brutal bofetada en la cara.
Y como si fuera un martillo, Elsa juntó las manos para llevarlas directo a la barbilla de la mujer kushita en un brutal golpe, que volteó a ésta última tres veces en el aire. Pero tal cual como un felino la guardiana kushita aterrizó con las manos y los pies en el suelo, aunque con las extremidades temblando y la vista borrosa.
A pesar de que Elsa aprendió a luchar gracias a Rafael, la manera en que ella peleaba ahora no tenía nada que ver con el boxeo moderno; era solo pura violencia al estilo pelea callejera.
—Sabes, lo he pensado por un momento y tengo una duda: ¿por qué ayudas a un hipócrita desquiciado como Qin Shi Huang? —pregunto Elsa cruzándose de brazos y arqueando una ceja—. El Reino Kush ya no existe, y no tiene sentido que ayudes a los enemigos del pueblo que supuestamente provienes.
—Lo resumiré de una forma simple para que una rubia idiota como tú lo entienda: después de que él recupere su reino me ayudara a restaurar el Reino Kushita, con el que unificare a toda África bajo una sola nación; una nación modernizada y gobernada sólo por mí, como la única "rey" —respondió Shuri con un tono egocéntrico y frío.
—¿Y quién se supone que eres para afirmar con tanta seguridad que puedes gobernar todo un continente?
—Soy la mujer más inteligente del mundo, descendiente del linaje real de reyes africanos, y científica del reino humano más "avanzado" del mundo. ¡Soy Shuri Wakamba, la nueva princesa del poderoso Reino Kush! ¡Y como tal es mi destino modernizar y gobernar toda África! —contestó Shuri denotando un egocentrismo enorme tanto en su postura como en su voz.
Sus palabras eran las de una mujer trastornada que creía con su vida que estaba destinada a la grandeza, como si fuese la protagonista mujer de una historia escrita para promover "empoderamiento" femenino. Y esto lo tenía más que claro Elsa.
—Seas quien seas, lo que planeas se conseguirá a costa de innumerables vidas de Asia, Europa y los continentes americanos —agregó Elsa comenzando a sentir nada más que odio por su oponente.
—Asia será problema de Qin Shi Huang —decía Shuri haciendo un gesto de menosprecio y despreocupación con una mano—. Los continentes americanos podrán arreglárselas. Y en cuanto a Europa, no me importa en lo más mínimo; de hecho, lo primero que haré como gobernante será convertir a los musulmanes, judíos, cristianos y cualquier otro extranjero en esclavos para mi reino, y en carne de sacrificio para el imperio de Qin Shi Huang como tributo para que no toque a ningún nativo de África.
—Entonces déjame darte las gracias... por confirmar que eres una escoria sin remedio que disfrutare hacer deliciosos pedazos —contestó Elsa con un tono siniestro mientras sus ojos empezaban a tornarse otra vez rojizos, y la forma de las runas en sus guantes sufría una extraña deformación, hasta adquirir una figura más definida y clara.
Sus runas ahora eran una forma más primitiva y amenazante de la runa "ᚦ" (Thurs, Gigante).
Al mismo tiempo en que la joven ricitos de oro tenía su propio combate, al otro lado Rafael estaba agitando la mano izquierda para limpiarse la sangre, mientras Hércules yacía inerte en la tierra con los ojos en blanco, además de tener la cara ahuecada con la clara forma del puño izquierdo del arthdruwid.
"No puede ser... Hércules tenía una fuerza divina parecida a la que tuvo su ancestro Heracles en su juventud. Y aun así ese monstruo celta lo derroto de un solo golpe...", fueron los pensamientos de un Decio boquiabierto del shock tras haber presenciado la derrota instantánea del famoso héroe occidental.
—Bien. ¿En qué estábamos? —preguntó Rafael dándose la vuelta para mirar a Jack y continuar la pelea.
Descubrió que su oponente ya no se encontraba allí, porque había aprovechado la inesperada aparición de Hércules para alejarse corriendo como un cobarde.
—¡En que yo me iba de este desquiciado lugar! —contestó Jack como burla mientras corría, pero en realidad no estaba huyendo.
En realidad Jack se dirigía a un callejón en especial, cerca de una torre con un reloj gigante semejante al de Londres. Era una calle que él había estudiado bastante bien mientras Rafael peleaba contra los soldados romanos y egipcios, por lo que sabía cuáles puntos podría aprovechar para sus trampas.
No obstante su plan de atraer a su enemigo directo a las trampas tuvo una variable imprevista.
https://youtu.be/NaB2_JeS_lg
"¡¿Qué?!", pensó Jack estupefacto luego de voltear la mirada, esperando ver al hombre-oso persiguiéndolo.
Pero en lugar de eso lo vio recostado en un montículo de tierra en el suelo con las manos detrás de la cabeza. Fue tan imprevisto que Jack se detuvo en seco para ver qué pasaba ahora.
—¡Oye, oso estúpido, ¿no ves que estoy escapando?! ¡¿Por qué no me persigues?! —gritaba Jack con una vena hinchada en su frente, comenzando a encontrar desesperante las ilógicas acciones de su enemigo.
Lo único que recibió como respuesta de Rafael fue una visible sonrisa burlesca; eso bastó para que se resaltaran otras dos venas en la cara de Jack.
"No necesito más pruebas. Es indudable que este maldito oso está intentando jugar con mi mente. ¡Está buscando humillarme y derrotarme en mi propio juego!", pensó Jack cada vez más convencido de que el arthdruwid quería vencerlo en su mismo terreno, que era el combate intelectual.
Y hasta cierto punto tenía razón.
Mientras Rafael descansaba de burlona manera, recordaba unas palabras que le dijo el maestro Ferben una vez durante el mes de entrenamiento en la Sede Nórdica de San Bestia. En esa clase el maestro Ferben compartía su experiencia en peleas contra individuos tramposos, astutos y que confían en la inteligencia, como por ejemplo asesinos seriales que él ha combatido.
—Las personas que carecen de fuerza y lo compensan con inteligencia suelen tener el mismo problema: su propio ego. Creen tanto en la frase "la inteligencia vence a la fuerza bruta", que a veces pecan de subestimar a los oponentes que lucen muy fuertes. A menudo estas personas inteligentes son asesinos que juegan con la mente de sus oponentes y los derrotan a base de estrategias sucias, trampas y planes improvisados. Pero si conocen la psicología de su víctima, les será más fácil manipularla, jugar con ella y entonces matarla.
»En este trabajo habrá ocasiones en las que ustedes luchen contra este tipo de enemigo. Lo esencial en estos casos es confundirlos. No les permitan descubrir cómo piensan ustedes. Traten de hacerlos enojar para que cometan un error. Y sean atentos a cualquier detalle o posibilidad. Pero sobre todo sean pacientes, igual que en las cacerías. La mejor forma de vencer a un inteligente tramposo, es ser impredecible e ilógico para su razonamiento. Para vencer a un cazador, tienen que pensar como él y mejor, como un depredador.
Rafael tenía presente cada enseñanza aprendida de los druidas. Y hoy las estaba aplicando, porque esta vez pelearía como un verdadero druida, aprovechando uno de los factores más influyentes en las peleas de boxeo: las tácticas intelectuales y psicológicas. Un factor que aprendió de su breve enfrentamiento con el kauhuhu Turiel Johnson.
"Este sujeto ha estado merodeando el lugar mientras yo mataba soldados romanos y egipcios, así que pudo haber estudiado primero el terreno, preparando trampas y estrategias como plan de emergencia por si el veneno no me mataba. De ser así entonces lo ideal es mantenerlo aquí, en campo abierto, sin nada más que sus herramientas para luchar. También debo reservar la mayor cantidad de Maná posible para mi magia de sanación, y sé en dónde almacenarla como emergencia", pensaba Rafael para tener bien claro sus prioridades, ser paciente y comenzar a planear su estrategia.
Tenía previsto que Jack no abandonaría tal oportunidad para matarlo, si no quería dejar testigos que probasen que alguien del proyecto "Jack the Ripper" sobrevivió, lo cual terminaría arruinando el sueño de una "vida tranquila" que deseaba Jack. Además el hecho de que el propio Jack se presentase de forma tan abierta demostraba lo seguro que estaba de poder matar a Rafael y salirse con la suya, reflejando una clara confianza extrema en sí mismo, muy típico de un asesino serial confiado en que jamás sería atrapado.
La estrategia de Rafael estaba marchando bien de momento, porque Jack comenzó a caminar de regreso, y por su mirada era claro que ya no se divertía tanto. Para Jack no había nada más molesto, que ser humillado de forma psicológica e intelectual por un hombre-bestia irlandés fortachón.
—Me considero una persona bastante paciente. Pensar es la base fundamental de mi estilo de vida, y por lo tanto la furia no es una emoción que me permita sentir, porque reduce la capacidad de razonamiento. Por eso es extremadamente difícil hacerme enojar —decía Jack durante su caminata tranquila y pacífica, aunque sus ojos demostraban una clara intención asesina—. Pero parece que tú tienes el don para despertar esta primitiva y estúpida emoción. No te hagas el sordo, porque sé que tus oídos de oso pueden oírme.
—La furia es una de las más honestas emociones. Y retenerla no hace ningún bien a la salud tanto física como psicológica —dijo Rafael en voz alta para que Jack lo escuchara.
—Tengo la experiencia y conocimiento suficiente para diagnosticarme yo mismo. Y mi recomendación es eliminar la causa de mi estrés mental, para volver a tener mi paz interna y ordenar mis pensamientos.
—¿En serio? ¿Y cómo se ordena un silencio? —comentó Rafael a modo de burla, levantando el torso para sentarse en el suelo, manteniendo la mano izquierda en la tierra, y con la garra del dedo índice de la otra mano empezó a trazar algo en la tierra.
—Definitivamente tú tienes algo. Esa chispa capaz de encender esta furia incivilizada que detesto, pero es inevitable —dijo Jack intentando volver a su expresión y postura serena, antes de terminar su caminata a una considerable distancia cercana del arthdruwid—. Toda paciencia tiene su límite, y hasta los caballeros de mayor temple tienen ese mal día que los frustra. En mi caso, tú eres mi nuevo mal día.
—Y te aseguro que seré el peor de todos, porque también voy a ser tu último día.
—Felicidades, estás en la larga lista de idiotas que dijeron lo mismo. Pero no me sorprende. Como una vez dijo un hombre inteligente: "el tonto se cree sabio, pero el sabio sabe que es tonto".
—No soy muy fan de William Shakespeare. Pero si soy fan de un sabio que hace poco me compartió un estupendo refrán: "aprender sin pensar es inútil, pensar sin aprender es peligroso".
—Eso parece una frase sacada de Confucio.
—Sí, pero me la compartió un amigo mío que en una de sus vidas pasadas se la enseñó a Confucio.
—¿Qué...? Agh, da igual —decía Jack mientras se llevaba con lentitud la mano izquierda al interior de su gabardina para sacar una caja de tabaco—. El punto es que todo iba bien y me divertía mucho con esta misión. Disfrute utilizar mis juguetes favoritos, aventurarme en una cueva de duendes y viajar de incógnito en un barco volador. Pero por lo visto agote toda mi suerte en llegar hasta aquí, porque tú estás resultando un oponente muy estresante para mi gusto.
—Desde mi punto de vista, fuiste bastante afortunado al tenerme como tu oponente. Miguel te habría ultrajado intelectualmente en segundos. Raziel te habría destrozado psicológicamente en minutos. Y no quiero ni imaginar lo que Gabriel te haría en mi lugar —dijo Rafael, terminando de trazar tres Círculos Mágicos en el suelo organizados juntos con grabados en irlandés antiguo—. Y otra cosa; según recuerdo habías mencionado que detestas fumar.
Jack esbozó una pequeña sonrisa que reflejaba esa naturaleza psicótica escondida debajo de su exterior caballeroso, tranquilo y refinado. Entonces arrojo la caja de tabaco directo a los pequeños Círculos Mágicos que dibujó Rafael en la tierra, y al simple tacto con el suelo la caja de tabacos explotó. No fue una explosión muy grande, pero borro los Círculos Mágicos trazados en la tierra y además liberó un gas violeta con partículas plateadas.
Rafael contuvo la respiración y, por medio de la mente, conjuro de inmediato en su mano derecha una pequeña esfera cristalina verdosa, para hacer lo mismo que hizo con el veneno de wolfsbane. No obstante el gas violeta se dispersó en el aire, revelando que fue una simple fragancia inofensiva, y también que el verdadero peligro eran las partículas brillantes que soltó.
El arthdruwid reconoció esas partículas como nitrato de plata.
—No pienses que no sé reconocer verdaderos Círculos Mágicos cuando los veo —dijo Jack con diversión mientras retrocedía con el dorso de la mano izquierda cerca de la nariz para evitar inhalar el nitrato de plata.
—Y tú no pienses que necesito trazar Círculos Mágicos a la antigua y de forma tan obvia —dijo Rafael con igual diversión y tapándose las fauces y la nariz con la mano derecha.
https://youtu.be/JKrmA38YgJw
Una vez más Jack volvió a tener un mal presentimiento, y entonces cayó en cuenta que Rafael tenía la mano izquierda también en el suelo, oculta a plena vista. Esto quedo claro cuando la mano izquierda del arthdruwid comenzó a emanar un intenso resplandor, conformado por partículas verdes de Maná, el cual se extendió por el suelo en forma de líneas, revelando que ahora en la tierra de todo ese campo abierto había gigantescos trazados que antes no estaban allí.
El nitrato de plata se dispersó de golpe junto con los numerosos cadáveres en lugar. Incluso el comandante romano Decio Bruto fue apartado de allí con tanta fuerza que atravesó una pared. Era como si la misma tierra y el aire los hubiera expulsado para estar limpios de cualquier elemento que no sea tierra ni plantas.
Todo el centro abierto del lado este del Reino de Corazones había sido marcado por tres Círculos Mágicos encerrados en un solo círculo; los tres tenían los mismos grabados en irlandés antiguo con el símbolo celta Wuivre, que representa la fuerza y el elemento tierra.
"¡¿Estuvo trazando esos círculos en la tierra como distracción, para que no lo viese utilizar su magia de tierra en formar esos mismos Círculos Mágicos por todo este suelo?! ¡¿Este oso estúpido calculo los diámetros exactos para lograr algo así?!", pensaba Jack estupefacto y empezando a retroceder más rápido, pero entonces todo el terreno se sacudió con un temblor antinatural.
—Bienvenido a mi Mundo de Maná —dijo Rafael con un tono más que burlesco mientras se ponía de pie, y luego juntó las manos en diez rápidos sellos manuales que se asemejaban a símbolos tribales—. Druidecht: Talamh Sinser (Arte Druida: Tierra de los Ancestros).
Con la recitación de ese hechizo en irlandés antiguo, de la nieve y la tierra surgieron trozos de roca de variados tamaños y formas, mientras se formaba una colosal cúpula verde cristalina, con el mismo símbolo celta y grabados en irlandés antiguo; la cúpula tenía en su interior todo el campo abierto junto con algunos edificios, aparte del arthdruwid y el asesino británico.
"Mundo de Maná, el nivel más alto de las Artes Mágicas. La extensión del dominio de un mago sobre su entorno, de modo que obtienen un control absoluto de todo el Maná dentro de su dominio, como si fuese su mundo. De allí el término", pensaba Jack inspeccionando la cúpula mágica y los alrededores.
Luego fijo su mirada en el arthdruwid, quien le devolvía la mirada con un aire burlesco, como si le estuviera diciendo "querías llevarme a tu mundo de trampas, ahora estás atrapado en mi mundo de magia".
"Alcanzar este nivel de control en el área les concede un mayor alcance, variedad y efectividad de sus hechizos, e impide que otros escapen de su dominio. Por lo que, en la mayoría de los casos, el mago que logra extender su dominio es el vencedor absoluto en los duelos de magia. Sin embargo, lógicamente un hechizo definitivo como este no es nada barato. Cada minuto que permanece activo consume cantidades insanas de Maná" pensó Jack tomando una bocanada de aire para relajar la mente, apartar el estrés y pensar con lógica, porque sabía que no todo estaba perdido para él.
Por eso sacó de su gabardina un largo cuchillo en su mano izquierda para seguir luchando; actuó rápido y corto una piedra pequeña que volaba hacia su cabeza, e hizo lo mismo con otra roca. Pero una piedra pequeña salió de la tierra y golpeó su mano izquierda, obligándolo a soltar el cuchillo.
Todas esas rocas eran controladas por gestos de la mano derecha de Rafael, mientras él hacía gestos con la mano izquierda para cubrir con la tierra del suelo una curiosa formación rocosa ovalada detrás de él, en la que sobresalía una línea luminosa de color verde en un lado.
Pero la atención de Jack estaba puesta en una roca grande que se dirigía hacia él como un auto a punto de atropellarlo, y Jack no tuvo otra opción que mostrar una de sus cartas bajo la manga: el asesino británico tocó la roca con la mano izquierda, y dicha roca se detuvo de forma repentina, como si se hubiera cortado la conexión mágica con Rafael.
Pero además, casi al instante en que Jack tocó la roca, a partir de ese mismo toque la roca se convirtió en reluciente plata pura.
—Lo sabía. Esos guantes que tienes son la magia especial de tu Volund —dijo Rafael deteniendo el ataque mágico de las rocas—. Puedes convertir en plata todo lo que tocas. De tantas posibles armas, lógicamente tú tendrías la más conveniente y que mejor podrías sacarle provecho, como por ejemplo convertir todo lo que toques en un arma letal para matar bestias.
—Halago tu perspicacia. Y aunque pensaba engañarte haciéndote creer que alguna de mis armas o mi maletín eran la magia especial de mi Volund, revelarla ahora me sirvió para confirmar una sospecha —dijo Jack con una expresión serena, mientras tomaba una pequeña piedra del suelo, y luego esbozo una pequeña sonrisa siniestra—. Tu control se reduce a la tierra y las piedras. Eso quiere decir que aún no sabes manipular las plantas y los metales, como la plata pura.
Dicha esa afirmación, Jack lanzó la piedra en su mano con el pulgar, y en el trayecto la piedra se transformó en plata mientras rozaba la mejilla izquierda de Rafael, causándole un pequeño corte que sano un segundo después.
—Sí, todavía no tengo control de las plantas y los metales. Pero dudo mucho que puedas convertir toda la tierra bajo nuestros pies en plata pura —dijo Rafael, haciendo un movimiento firme con la mano derecha, como si manipulase hilos pesados, y las rocas a su alrededor comenzaron a moverse igual que asteroides flotando alrededor de un planeta.
—¿Estarías dispuesto a averiguarlo? —comentó Jack, decidido a jugar el mismo juego psicológico de preocupar y confundir.
—Claro. Eso emparejaría bastante las cosas —dijo Rafael manteniendo su humor divertido.
Próximo capítulo: Se Acerca la Tormenta.
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