Capítulo LIII: Corazón de Metal (II)
"La ciencia se compone de errores, que a su vez, son los pasos hacia la verdad"
—Julio Verne (1828 - 1905).
https://youtu.be/liTccLRNeOM
[Base de Carmilla: Almacén Principal]
Justo cuando todos creían que el posible nuevo ataque que vendría sería de los vampiros, al final el esperado ataque vino de un grupo de "humanos" con una retorcida idea de la "Iluminación". Pero gracias a la magia elemental de tierra de Rafael, producto de su entrenamiento, lograron salvarse por poco del ataque. Aunque ahora estaban arrinconados detrás de las paredes de roca, intentando pensar en que iban a hacer a continuación para enfrentar a aquel grupo armado.
—Raven, ¿tienes algún hechizo que nos pueda servir en esta situación? —preguntó Miguel con seriedad.
—Tengo tres. Pero más vale elegir bien porque después de otro hechizo ya no podré usar más de momento —dijo Raven con bastante molestia, mientras levantaba un poco el brazo izquierdo y con la mano señalaba hacia arriba, haciendo que apareciera la burbuja púrpura con la piedra adentro—. No tienes idea de la cantidad de Maná que estoy gastando cada segundo que paso reteniendo el poder de esta maldita piedra, que podría empeorar la situación.
—Honestamente no quiero saber cuánto más puede empeorar la situación —contestó Miguel con verdadera preocupación.
Por la experiencia que tuvo el licántropo alemán con el dragón abisal, prefería evitar a toda costa que aquella piedra cayera en manos de cualquiera, sobre todo en las de alguno del grupo que los atacaba. Así que hizo caso a la advertencia de Raven y decidió no insistir en que conjurara más hechizos. Hasta ahora los apodados "metal mens" no habían hecho más que tener una pequeña conversación —para nada amistosa— con Van Helsing, sin moverse de donde estaban.
Tanto Miguel como Raven sospechaban que aquellos "humanos" estaban trabajando en algo, porque podían escuchar con claridad el sonido del metal, tuercas, tornillos, descargas eléctricas y algo soldándose. Nadie del clan podía saber con certeza lo que hacían aquellos "metal mens", pero lo que sí podían asegurar es que no era nada bueno. Además ninguno ha vuelto a intentar asomarse, por precaución a recibir un disparo de alguna de sus extrañas armas.
—Lo más seguro es que esos bastardos tengan municiones o armas hechas con plata. De ser así, no quiero que nos arriesguemos en un enfrentamiento directo con ellos —dijo Miguel tras pensar en las probabilidades de sobrevivir en un combate directo con ellos.
—Yo tampoco —dijo Raven, estando de acuerdo en no correr riesgos con un ataque directo—. Erzuli ¿Cuántos muñecos te quedan?
—Tres. Pero me costará diez o tal vez quince minutos animar uno —respondió Erzuli, tomando de su cinturón uno de los muñecos vudú.
—Comienza a animar uno. Lo necesitaremos —dijo Raven ahora con un tono que inspiraba confianza, lo cual quería decir que estaba comenzando a tener un plan.
—¡Hakuna matata! (¡no hay problema!)—dijo Erzuli sonriendo con emoción, para luego poner el muñeco de metal en el suelo.
Después la bultungin empezó a trazar con la filosa uña de su dedo índice izquierdo un círculo en el suelo, para comenzar el hechizo de animación vudú. Por otra parte Azrael y Raziel, aunque ya no tenían sus armas debido a que las perdieron durante el combate contra Joel, de todos modos se prepararon para luchar. Después de todo no era la primera vez que enfrentaban a un grupo armado; lo mismo fue para Gabriel, Remiel, Jofiel y Clarisse.
—Rafael, ahorra mana en caso de que necesitemos tu magia curativa. Solo usa tu magia de tierra cuando sea absolutamente necesario —dijo Miguel, también teniendo un tono que inspiraba confianza—. Azrael, prepárate para sumergirte en las sombras y atacar cuando te diga.
—¡Entendido jefe!/de acuerdo —respondieron Rafael y Azrael respectivamente al mismo tiempo, el primero con una gran sonrisa que denotaba confianza, y el segundo comenzando a crujir sus nudillos para estar listo.
—Remiel, tu mayor prioridad será servir de señuelo y desviar los proyectiles. Cuando tengas la oportunidad, usa Cadena de Relámpagos sin contenerte —dijo Miguel.
—¡Okey! —contestó Remiel haciendo el signo de "OK" con la mano izquierda.
—Jofiel, antes pudiste redirigir aquel orbe de luz. ¿Crees poder volver a hacerlo? —preguntó Miguel.
—¡Ja! Todo lo que este hecho de algún tipo de energía, siempre y cuando esté por debajo de mi nivel, podré desviarla sin problemas con mi energía Prana —respondió Jofiel con una sonrisa que denotaba orgullo y confianza en su máximo esplendor—. Y tú también puedes hacerlo Gabriel.
—¿Eh? —dijo Gabriel, sorprendiéndose de que el narasinja lo mencionara.
—Es cierto. Gabriel también puede usar el Prana, y según escuche ya está aprendiendo a manejar el Chi —dijo Rafael sonriendo de emoción al recordar ese detalle.
—Por si ya lo olvidaron, acabo de tener un combate a muerte con un licántropo vikingo hechicero gigante de más de dos metros. Todavía no he restablecido mi Prana y me duele el pecho cada vez que respiro —dijo Gabriel con una sonrisa sarcástica, aunque estaba molesto.
—Pero no tienes que usar el Prana, sino el Chi —dijo Jofiel, dejando sorprendido al baghatma con la sugerencia.
https://youtu.be/cPmPfW8uGvc
Como se había mencionado antes el Chi (Qi), también conocida como Ki en japonés y Gi en coreano, al igual que el Prana era una energía interna que habitaba en todos los seres vivientes de la existencia.
A diferencia del Prana, que se almacena en los chakras internos del individuo, el Chi es una energía cósmica latente, semejante a un "microcosmos", que crece y se almacena en el alma. Por lo tanto, en contraste con el Prana que es una energía conectada con la fuerza vital del cuerpo del individuo, el Chi está ligado a la energía espiritual. Y de forma similar al Prana, podía usarse para incrementar las habilidades físicas del individuo, desencadenar poderosas habilidades basadas en técnicas marciales, curar heridas y desviar, anular o distorsionar distintos tipos de energía externa, como la magia.
Pero utilizar el Chi es mucho más complicado que el Prana; se requiere de una paz mental y una unión armoniosa entre la mente y el espíritu, junto con determinados entrenamientos físicos para que el cuerpo sea capaz de liberar al menos un porcentaje del Chi interno. Además también es necesario tener una determinada cantidad de Chi cultivada en el alma.
Y para incrementar el nivel de Chi es necesario constantes entrenamientos físicos y meditaciones específicas, que impliquen la unión entre la mente y el espíritu con el Tao (la esencia primordial de la existencia), junto con una comprensión profunda de las Únicas Verdades Universales, y un entendimiento claro de la alineación karmica del individuo (Yin o Yang).
Es por eso que muchos solo han podido usar el Chi para la medicina, más no para luchar. Además cada individuo tiene su propia capacidad para cultivar y desarrollar el Chi, por lo que unos aprenden a usarla más lento que otros, mientras que algunos tienen tanto Chi cultivado que pueden usarla casi a nivel instintivo, y con el entrenamiento adecuado pueden llegar a ser verdaderos prodigios del combate en cuestión de días.
Sin embargo Gabriel no podía considerarse un "prodigio" en el manejo del Chi, ya que le costó casi todo el mes de entrenamiento poder hacer visible una pequeña porción de su Chi. Y esto se debe a dos detalles que dificultaban su entrenamiento: su impaciencia y su todavía persistente rencor hacia su familia biológica.
Resulta que Gabriel, aparte de no poder olvidar del todo su tormentoso pasado, era bastante impaciente en cuanto a ciertas situaciones, como las meditaciones silenciosas (ya que está acostumbrado a meditar mientras recita mantras). Y también es impaciente cuando se trata de aprender algo nuevo por completo. Aparte el baghatma se enfocó más en desarrollar su arte marcial primario y su energía Prana, que en dominar la energía Chi.
—Lamento decepcionarlos, pero no soy muy bueno manejando el Chi. No puedo ayudarlos ahora —dijo Gabriel pegando la cabeza en la pared y teniendo una pequeña sonrisa sarcástica.
—Eso no puede ser. Tu especie está adaptada para luchar usando el Prana y el Chi. ¡Incluso pudiste desbloquear un nuevo chakra interno en tu primer intento, cuando un estudiante promedio tarda meses en intentarlo! —decía Remiel para motivar al baghatma.
—Pero yo no soy un maldito prodigio. Y más allá de mi "amigo del alma" no tengo nada de especial —dijo Gabriel ahora pareciendo molesto de verdad.
—Escucha tigre, aunque no lo creas, sé bien cómo debes de sentirte —dijo Jofiel todavía sonriendo de modo divertido, pero teniendo seriedad en su voz—. Antes de convertirte en una bestia, tu propia familia y tu propia gente ya te trataba como uno. Si no fuera por tu "amigo del alma" y aquel extraño luchador nómada, lo más probable es que te hubieras convertido en un asesino o un delincuente, que descarga su dolor lastimando a los demás. Créeme, lo he visto demasiadas veces.
—No sé a dónde quieres llegar con eso. Pero tienes razón —dijo Gabriel sonriendo, aunque se notaba por lejos en su voz la creciente furia—. El castigo más "misericordioso" que me daba mi maldita familia biológica, era el de dejarme sin alimento por días enteros. En ese tiempo yo iba a la selva buscando comida, y en un determinado día, a la edad de seis años, me tope con una pantera. En aquel momento yo estaba tan débil que no podía huir. Y sin embargo esa pantera, que se suponía era un animal salvaje dispuesto a matar a la primera oportunidad, me regaló el pedazo de un ciervo que había cazado recientemente.
»Y no fue el único animal en mostrar compasión hacia mí; en los siguientes años, cada vez que yo iba a la selva, me topaba con un oso, un grupo de lobos, águilas, lagartos e incluso aquella misma pantera y otros animales más, y siempre me traían algo de comer o que me fuese útil. Aunque resulte irónico, los animales me trataban mejor que mis propios semejantes. Y cuando me convertí en baghatma, pude finalmente hablar con ellos, y entonces comprendí que siempre me vieron como su igual. El primer consuelo que recibí vino de los animales, y el primer cariño familiar vino de un extraño que ni siquiera era de mi tierra.
https://youtu.be/rHj3tFcsWcM
—Jamás fuiste querido ni reconocido como un igual por tu propia familia y aldea —decía Jofiel de forma comprensiva—. Desde el nacimiento fuiste maltratado, rechazado, acusado de ser una escoria igual que tu padre y tachado de ser alguien que nunca llegará lejos. Es por eso que, aun con todas tus virtudes y el nuevo legado que cargas, sigues considerándote alguien que no vale ni siquiera para tener un funeral.
»Incluso abandonaste tu nombre original, como símbolo de que eres un simple animal sin destino ni grandes metas. ¿Pero sabes qué? ¡A la mierda con todo eso! Gabriel, entendemos que odias demostrar tus hazañas y tu fuerza y no buscas elogios o admiración. Pero ya es tiempo de que reconozcas que vales mucho más de lo que crees. Puede que tu "amigo del alma" te haya dado el "fuego", pero está en tus propias manos aprender a manejarlo, desbloquear nuevos usos y entrenar para que no te destruya.
»Y hasta ahora has tenido un admirable éxito. Y eso es gracias a que tienes auténtico talento para pelear, tienes un alma de oro, y tienes un corazón lleno de virtudes que la mayoría de personas carece. Eres un peleador auténtico, el Rey del Lethwei te lo asegura. Así que empieza a confiar más en ti mismo, ponte de pie ¡y prepárate para pelear!
Hacía mucho tiempo que alguien no animaba así al baghatma. Y le pareció bastante molesto, aunque también le hizo sentir bien, porque le trajo nostalgia. La forma en como Jofiel, con esa actitud tan positiva y jovial, lo motivara de esa forma, le hizo recordar aquel día en que empezó su entrenamiento en lo que serían las bases del kalaripayattu, y lo que le permitirían aprender más rápido el muay boran.
Poco después de conocer a aquel extraño en la aldea, ambos fueron a la selva para hablar en privado sobre lo que era ahora Gabriel; le explicó sobre las bestias, los baghatma y el tipo de vida que tendría ahora el joven baaghi. Fue entonces que aquel extraño luchador nómada, le dio a Gabriel la posibilidad de ser más fuerte y estar preparado para enfrentar a otras bestias; le dio la alternativa de enseñarle su arte marcial, y el baghatma tras pensarlo solo un momento, aceptó sin decir nada más.
Luego en esa misma mañana, en la orilla de un río con cascada, en cuyo centro yacía una pequeña estatua del dios Shiva hecha de roca, se reunieron todo tipo de animales, como leopardos, lobos, osos y distintas especies de aves, para ser espectadores del entrenamiento del nuevo avatar de Rudra.
El baghatma se encontraba sentado cerca del río, con nada más que un pantalón holgado de color blanco, viendo como el luchador nómada hacía una pequeña demostración de su arte marcial. El nómada también llevaba solo un pantalón holgado de color blanco y los tres anillos matrimoniales en el dedo angular izquierdo, por lo que se podía apreciar tatuajes negros en su pecho, espalda y hombros.
Los tatuajes en el pecho eran mantras en idioma siamés, al igual que los de ambos hombros, con la diferencia de que estos últimos estaban colocados de una forma geométrica, que los hacía parecer una estrella de cuatro puntas. Y en la espalda tenía tatuado una imagen de tigres gemelos, con dos filas de mantras debajo que se encorvaban hacia arriba.
Durante la demostración el baghatma le preguntó al luchador nómada el significado de esos tatuajes, y él le respondió.
—Son marcas sagradas tradicionales del hogar de mi viejo amigo y de un viejo compañero de entrenamiento. Los mantras son en honor a mi compañero por enseñarme su filosofía, y los tigres son un tributo a mi viejo amigo por ayudarme a completar mi arte marcial.
Tras explicar eso, el nómada continuó con la práctica; lo primero que había hecho fue realizar movimientos suaves de los brazos y piernas, de manera que parecía una elegante danza ceremonial. Luego prosiguió realizando movimientos que se asemejaban las técnicas del estilo harimau en el silat. Pero en este caso también hacía posturas parecidas a las del kalaripayattu, casi como si fuera una especie de híbrido entre ambas artes marciales.
No obstante a diferencia de esas dos artes marciales, por momentos mantenía las palmas abiertas, dando a entender que también hacía uso de las mismas tanto para atacar, como para redireccionar igual que los antebrazos y codos. Luego vino lo más increíble; el extraño se quedó quieto por un momento, y entonces su cuerpo empezó a emanar una notable energía anaranjada, que se asemejaba al fuego.
Acto seguido el extraño se paró firme, mientras que con lentitud fue levantando el brazo derecho, y en la palma de su mano se materializó una esfera luminosa de color blanco, que irradiaba un intenso calor y, de cierto modo, parecía una estrella en miniatura.
—Lo que acabas de ver es mi arte marcial: Godfist. Y esta luz que ves, es la energía que aprendí a dominar gracias a la filosofía de mi disciplina: es Chi —empezó a explicar el nómada extranjero con una sonrisa nostálgica, mientras se volteaba a ver al pequeño baghatma—. Por ahora solo puedo enseñarte las bases y su filosofía. Pero cuando estés listo, y hayas aprendido lo que significa ser un peleador auténtico, manejar el Chi será tan natural como flexionar un músculo para ti. Solo recuerda esto: es importante tener algo de fe en los demás, pero más importante es tener fe en ti mismo, porque todos los milagros empiezan con algo de fe.
"Tener fe en mí mismo...", pensó Gabriel volviendo al presente, tras recordar el día en que vio por primera vez la energía Chi, siendo aquel extraño nómada quien se lo mostró, junto con una valiosa lección de vida. —Fue un bonito discurso; demasiado dramático y cursi para mi gusto. Pero solo por tomarte tan terrible molestia de decir toda esa cursilería barata, haré mi mejor esfuerzo por ayudarlos a desviar esos orbes de luz —dijo Gabriel esbozando una pequeña sonrisa divertida, que reflejaba una confianza restaurada.
https://youtu.be/UtR-PDVKjIo
—¡Así se habla tigre! —dijo Jofiel con una sonrisa victoriosa y animada—. Escucha, puede que yo no sepa usar el Chi, pero sí sé lo que necesitas para controlarla. Así que escucha con atención porque no tenemos tiempo para explicártelo más de una vez.
Mientras Jofiel le explicaba a Gabriel lo que debía hacer, Clarisse miraba al narasinja con un brillo en los ojos; le había encantado la forma en como el león intentó animar a su amigo tigre. Por otro lado Raziel saco su grimorio y empezó a buscar un hechizo que fuera útil en la actual situación, además de estar también dentro de su límite actual, ya que el recitar los mantras sagrados lo dejó bastante agotado. Al mismo tiempo Azrael y Rafael se concentraban en reunir sus respectivas energías externas para cuando comenzara la confrontación.
Erzuli ya había terminado de dibujar el círculo mágico en el suelo, en medio del muñeco de metal, y ahora estaba haciendo gestos con las manos encima del mismo muñeco, a la vez que le transfería energía mágica bajo la forma de una luz verdosa fantasmal. Remiel estaba orando a la diosa-zorro Inari para tener algo de suerte, mientras que Miguel y Raven planeaban que hechizo debía utilizar esta última, ya que sería el punto clave que determinaría el resultado de la confrontación, y ambos tenían pensado terminarlo rápido.
Por otra parte, tal como suponían, los apodados "metal mens" se encontraban trabajando en algo; tres de ellos habían puesto su respectiva arma en el suelo, y ahora estaban construyendo algo. Uno tenía entre las manos un pequeño agujero negro, creado a partir de una rara energía eléctrica violeta que se originaba desde sus palmas.
De aquel agujero, como si fuera el portal a otro lugar, los otros dos hombres sacaban extraños tubos metálicos encorvados, con cuatro líneas luminosas de color violeta, junto con cuatro extraños platos metálicos con un cristal blanco redondeado en el centro, muy similar a los que usan los Salones Astrales para funcionar. Una vez tenido los materiales, los dos "metal mens" comenzaron a juntarlas en el suelo, como si armaran un rompecabezas.
Y a medida que las piezas iban juntándose, estando los tubos interconectados por medio de los cuatro platos metálicos en puntos específicos, parecía formar una especie de ojo en medio de una pirámide. Y lo que simulaba el "iris y pupila" de aquel "ojo" era un quinto plato de metal mucho más grande que los anteriores, y cuyo cristal era triangular como una pirámide.
—Sabe señor Van Helsing, esto no tiene que terminar así para alguien como usted —dijo el hombre que lideraba el grupo de "metal mans" aun con su buen humor—. Debió aceptar nuestra solicitud de unirse a la orden.
—¿Y terminar como otro "hombre de chatarra" sin voluntad, que solo piensa en matar cualquier cosa que no sea "humano"? ¡No gracias! —dijo Abraham de forma divertida, aunque empezando a denotar molestia—. ¡Ustedes son tan enfermos como ese dios loco y su culto de mierda que casi arruinan el mundo!
—Por favor le pido que no nos compare con el maldito Zeus y sus adoradores enfermos mentales —explicaba con tono educado otro de los hombres, que aparentaba estar por los 30 años, de cabello negro corto y peinado, ojos marrones, y portaba en cada mano un rifle—. Lo que ese dios lunático y xenofóbico quería era utilizar el cristianismo y el islam, haciéndose pasar por su bisabuelo Yahweh, para deshacerse de la adoración, culto y respeto hacia los demás dioses, para quedar como el único y verdadero "Dios de Dioses", y luego esclavizar a todos los "bárbaros" fuera de Grecia. Además para asegurarse de que nadie lo contradijera, le lavaba el cerebro a los humanos, quitándoles la voluntad y el juicio propio. Pero descuida, nosotros no hacemos algo tan radical y extremista como eso.
—Lo que el compañero Aquiles dice es cierto; nosotros no le lavamos el cerebro a nadie, no consideramos a personas fuera de nuestra tierra y cultura como seres inferiores destinados a ser esclavizadas, ni tampoco buscamos convertir a todos en fanáticos "zeusitas" o algo parecido —decía el líder con un tono bromista, para después tener uno más serio—. Lo que nosotros hacemos es mostrarle al mundo la verdadera "luz", para que todos por fin alcancen la verdadera "iluminación", y puedan encontrar la verdadera "paz, igualdad y seguridad".
—Uy sí, es admirable lo "igualitarios e idealistas" que son ustedes con todos, a excepción de cualquier ser que no sea humano —dijo Abraham con sarcasmo y dando un par de aplausos a modo de broma.
—Señor Van Helsing entiendo que aun nos guarde rencor por los problemas que le trajo el Exolothreftís (Exterminador). Pero debe entender que su esposa ya estaba perdida, y vuestro hijo ya no tiene el privilegio de vivir en la sociedad —dijo el líder, ahora teniendo un tono molesto, mientras juntaba ambas manos detrás de la espalda y caminaba un poco sin rumbo fijo—. Su esposa ya había muerto cuando aquel vampiro rencoroso la mordió como venganza hacia usted. Y el chico dejó de ser su hijo cuando fue atacado por aquel licántropo.
—Anna no estaba muerta... ella pudo haber vivido, y no me importa si se hubiera convertido en uno de esos malditos monstruos chupasangres. Pero a vuestro exterminador le dio igual eso. ¿Saben qué fue lo más irónico? Ella no se convirtió en cenizas, lo que significaba que cuando esa chatarra viviente la mato, todavía seguía siendo humana; aún había esperanza de salvarla —decía Abraham, dejando de sonreír y mostrando por primera vez una actitud seria—. Y mi hijo, a pesar de que mi trabajo no me permitió pasar mucho tiempo con él, jamás llegó a odiarme. Entendía lo que significaba esta vida y sus peligros, por lo que trataba de tener una vida normal.
»Pero cuando su tío fue asesinado por un maldito lunático, ambos quisimos vengarlo a nuestra propia manera; yo por mis habilidades, y él convirtiéndose en el depredador de la raza humana. Durante tres lunas llenas él luchó para tratar de controlar ese poder, y al final con pura fuerza de voluntad lo logró, y con ello pudo vengar a su tío. Tardó mucho tiempo, pero al fin se armó del suficiente valor para mostrarnos a Anna y a mí en lo que se había convertido. Por primera vez en mucho tiempo pudimos estar unidos como familia, y fue gracias al veneno de bestia que alguien tan frágil y enfermizo como él, obtuvo la fuerza para sobrevivir en este retorcido mundo.
»Y unos malditos budistas locos como ustedes, que creen que alcanzaron la "verdadera iluminación", jamás entenderán eso: jamás entenderán algo tan simple como que solo por el hecho de ser un humano, no significa que lo seas. A lo largo de mi vida he conocido todo tipo de criaturas que merecen ser reconocidas como "humanos". Incluso hay dioses y demonios que son más dignos de ser llamados "humanos", que más del 70% de la raza humana. ¡Je, je! Además, es irónico que quieran exterminar a todo lo no-humano, dado a que ustedes dejaron de serlo hace mucho tiempo, tanto por fuera como por dentro.
—Se equivoca en eso, señor Van Helsing; nosotros no dejamos de ser "humanos", al contrario hemos "evolucionado" y "progresado", gracias a los verdaderos milagros que ofrece la ciencia. Después de todo la carne es débil —decía el líder ahora pareciendo de verdad ofendido, para luego sujetarse la mejilla izquierda y arrancársela de forma brutal, demostrando que tenía metal marrón bajo la piel—. Pero existen aleaciones que pueden resistir el disparo de un cañón, el impacto de un tren, o la mordida de un repugnante animal bípedo disfrazado de "humano".
—¡Señor Sócrates la Puerta Astral está lista para abrirse! —dijo el hombre con el portal pequeño entre ambas manos, luego de que los otros dos terminaran de armar el símbolo en el suelo, usando aquellos materiales.
—¡Entonces ábranla de una vez y dejen que pasen los Exolothreftís Alfa, Beta y Omega! —ordenó el líder, revelando su nombre como "Sócrates".
https://youtu.be/ilOWJi6IduU
—¡Lo siento pero ya estamos cansados de ejércitos saliendo de portales interdimensionales!
La respuesta divertida y humorística del kitsune alertó a los "metal mens", quienes de inmediato tomaron sus armas (excepto el que tenía el portal en las manos) y se prepararon para disparar; vieron al kitsune corriendo y saltando encima de las paredes, de modo que tres hombres con rifles comenzaron a disparar balas de plata. Sin embargo Remiel, con una sonrisa confiada, empezó a desviar cada bala usando su katana con una velocidad y precisión absurda.
—¡Ahora Raven! —dijo Miguel desde la pared donde se ocultaba, mientras veía de reojo lo que sucedía.
—¡Ars Diabolis: Bosque de los Malditos! —conjuro Raven golpeando el suelo, y creando en el acto un círculo mágico en el suelo que abarcaba casi toda la zona, desde donde estaba ella hasta los "metal mens", y entonces en diferentes puntos al azar se manifestaron árboles sin hojas tan negros como la noche, sorprendiendo a los enemigos e impidiéndoles activar la puerta—. ¡Te toca Erzuli!
—¡Kila kitu ni nishati, na nguvu hutoa uhai, kwa hivyo ninatoa nguvu yangu kukupa uhai na kupigana kando yangu! (¡Todo es energía, y la energía da vida, por lo tanto ofrezco mi energía para darte la vida y luches junto a mí!) —cantaba Erzuli en su lengua materna, mientras sacaba de su cinturón una gruesa aguja y, con una fuerza bestial, la clavaba en la cabeza del muñeco, haciendo que en dicho punto desprendiera un brillo verdoso.
Entonces el muñeco fue cubierto por un manto fantasmal verdoso, el cual fue extendiéndose hacia arriba en cuestión de segundos. Después tan rápido como apareció y creció, el manto comenzó a esfumarse en el aire, revelando que el muñeco ahora estaba de pie y era tan alto como un hombre adulto promedio. Pero aparte de esto, también había cambiado su apariencia; en una mano portaba una espada y en la otra un escudo redondo con bordes filosos.
—¡Ve y ataca mi guerrero! —ordenó Erzuli y en respuesta a su orden el muñeco de metal corrió en dirección a los "metal mans".
—¡Ahora clan y aliados ataquemos! —dijo Miguel con seriedad, mientras se ponía de pie, al igual que sus demás compañeros bestia, y se preparaban todos juntos para enfrentar la nueva amenaza.
Próximo capítulo: Corazón de Metal (III).
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