Capítulo LII: Hay Yin y Yang en Todo (I)
"...Deberíais ser un poco más inteligentes y saber a quién recompensáis y a quién castigáis. ¿Cómo es posible que seáis incapaces de distinguir el bien del mal?"
—Viaje al Oeste, capítulo III.
https://youtu.be/d8HGe_1Etpc
[Lado Oeste del Reino de Corazones].
El Avatar de Rudra había cumplido su promesa de eliminar a los Einherjar del lado oeste del reino. Al momento le llego una aterradora visita de una antigua entidad llena de maldad, que tras darle algunas advertencias del futuro, llegaron a la escena tres figuras históricas de Japón: Shimazu Yoshihiro, Kato Yoshiaki y Toyotomi Hideyoshi.
Sin embargo la vida volvió a darle una sorpresa al baghatma, con la inesperada llegada de la kumiho Kira Ginoh, conocida ahora bajo su nombre coreano Kim Go Eun.
—¡Ja, ja, ja! Nunca te cansaras de tus extraordinarios cambios, ¿verdad? —dijo Go-eun riéndose un poco—. Parece que ganaste unos centímetros más de masa muscular. Tu cabello pelirrojo luce un poco más alborotado y brillante, incluso las rayas negras. Y ahora con las orejas, la cola y toda esa sangre cubriéndote, casi pareces la viva imagen de Rudra. Solo te falta la armadura y ser más de dos metros de alto.
—¿Y qué hay de tu peculiar cambio? —preguntó Gabriel, mirando de arriba abajo a la kumiho, apreciando la nueva apariencia de ella.
—He vivido más de cuatrocientos años; gran parte de esos años lo pasé viajando por la Sociedad Humana. ¿Crees que si me quedo por más de diez años en un solo lugar, ningún humano notara que mi apariencia no cambió en lo más mínimo? Obviamente he tenido que cambiar de hogar constantemente, además de cambiar mi cabello, ojos y ropa habitual.
—Tiene lógica —dijo Gabriel asintiendo un par de veces con la cabeza—. Y respecto a eso, según recuerdo, tú estabas con ese clan de locos en ese horrible antro flotante.
—¡¡Maldita sea, este no es un sucio antro, es un avanzado tecno-mágico Buque de Guerra Multi-Ambiental!!
Los gritos furiosos de Mabel Cheshire hicieron eco en la región. Y entonces el baghatma se dio cuenta de que muy lejos de allí volaba el barco de Mabel, ahora con propulsores y alas semejantes a las de una mariposa o una polilla, por lo que podría parecer un insecto gigante; el buque estaba en un enfrentamiento con la nave Shuumatsu de los Einherjar, casi como una auténtica batalla naval entre dos barcos en el mar, aunque en este caso es en el aire.
—Tigre byeonshin (imbécil), por si ya lo olvidaste, este es el mundo natal de mi jefa Mabel Cheshire, una mujer-gata con el poder para viajar entre mundos —dijo Go-eun entrecerrando los ojos—. Y además es una criminal prófuga buscada por toda una sociedad. Sabiendo todo esto, ¿a dónde crees que ella viajaría para reabastecer sus suministros, conseguir algo de dinero extra y descansar sin preocupaciones?
—A una tierra que conoce muy bien, y donde no hay tecno-magia tan avanzada que la pueda localizar ni perseguir en ese... esplendoroso buque —dijo Gabriel, entendiendo rápido la dirección del asunto—. Pero sigo sin entender por qué me salvaste.
—Considéralo mi forma de agradecerte.
—¿Agradecerme por qué?
—Por haber masacrado de suculentas y maravillosas formas a tantas escorias del Territorio Japonés —dicho esto, Go-eun dirige su mirada llena de intenciones asesinas hacia los tres líderes samuráis—. Y también por conceder la oportunidad de matar a tres de los monstruos más repulsivos e hipócritas que han hecho sufrir a mi pueblo.
Mientras Gabriel y Go-eun tenían su charla, dos de los tres samuráis —Yoshihiro y Yoshiaki— estaban ocupados en analizar al nuevo enemigo —la kumiho— sin mucha preocupación. Los tres tenían tanta confianza en su propia fuerza, que incluso el tercero atendió una llamada sin importarle que había dos enemigos cerca.
—Repito: Ragnarok aquí el comandante Toyotomi, respondan, ¿Por qué me han llamado? ¿Qué está pasando en su posición? —decía Hideyoshi, con el dedo índice izquierdo cerca de su oreja del mismo lado, presionando el centro de un pequeño Círculo Mágico blanco con notas musicales en los bordes, flotando delante de su oído izquierdo.
—¡Comandante Toyotomi, aquí el comandante Decio Bruto! ¡Nuestros Einherjar romanos y egipcios están siendo masacrados por un único hombre-oso celta! ¡Ya contamos trescientas bajas; entre ellas el comandante Pompeyo!
Contestó una voz masculina desde el Círculo Mágico de sonido.
—¿Dónde están Michel Nostradame y Hércules Augustus? —pregunto Hideyoshi con una mezcla de incredulidad y sorpresa en sus ojos.
—¡Nostradamus está ayudando al emperador en recuperar la gema y matar a la Princesa de Corazones! ¡Hércules fue a ayudar a los romanos heridos contra los caballeros de Albión, pero no sé si llegará a tiempo! ¡Este hombre-oso es demasiado fuerte! ¡Nos está aniquilando con solo sus manos, sin ningún tipo de poder o arma!
—Resistan un poco más. Iremos allá después de eliminar la amenaza en nuestra posición —dijo Hideyoshi, para luego disipar el Círculo Mágico con solo deslizar el dedo índice hacia abajo, y con ello cortó la llamada—. ¿Qué mierda está pasando? Nostradamus no dijo nada de que habría bestias tan fuertes en este lugar. Se suponía que la única amenaza a nuestras flotas era el guardaespaldas personal de la Reina de Corazones, y ese misterioso hombre-smilodon de la Era de Hielo.
—Sí, es demasiado raro. Aunque Nostradamus solo puede predecir posibles eventos futuros, basándose en los astros y calculando probabilidades predecibles para él, muy rara vez se equivoca —dijo Yoshiaki confundido.
—Ya después discutiremos sobre la falta de precisión en las predicciones del extranjero. Ahora tenemos que cortarle la cabeza a un par de bestias que se oponen al surgimiento del imperio japonés —dijo Yoshihiro, mientras emanaba un aura siniestra de su cuerpo. Yoshiaki también comenzó a emanar la misma aura. Y en ambos casos, el filo de sus respectivas katanas lucía más brillante.
—Estoy esperando, trío de perras japonesas. Ataquen con lo mejor que tengan —dijo Go-eun con una expresión aburrida, lo cual disgusto todavía más a los tres samuráis.
—¡Hono Kata: Ashura ken! (¡Forma de Fuego: Espada de Asura!).
—¡Mizu Kata: Kiba Ryu! (¡Forma de Agua: Colmillo de Dragón!).
Gritaron Yoshihiro y Yoshiaki respectivamente sus ataques, mientras realizaban un movimiento disciplinado con sus katanas y el aura que los cubría comenzaba a replicar formas específicas; la katana de Yoshihiro imitó la silueta de flamas junto con la sombra de un dios Asura, y la katana de Yoshiaki imitó una ola del mar en la que surcaba un dragón asiático.
Sin embargo no era fuego, ni agua ni entidades reales, sino "imágenes" creadas a partir de la voluntad y fuerza espiritual (energía Chi) de Yoshihiro y Yoshiaki. Pero aunque eran imágenes, todavía albergaban un increíble poder capaz de afectar el plano material.
—Cuanta presunción, para unas técnicas de Chi tan patéticas de excrementos parlanchines —dijo Go-eun sonriendo con felicidad sádica, y comenzando a tomar una postura agazapada, a la vez que su energía Chi se hacía visible como una doble aura, siendo la exterior oscura y la interna blanca.
https://youtu.be/a0EGfCjsWeY
Todo se decidió en un instante: un corte de viento azotó ambos lados del punto donde se encontraba el baghatma, llegando a cortar decenas de cadáveres y dos casas en el camino, aparte del suelo, mientras los ríos de sangre se levantaron en dos olas rojas.
En un instante Go-eun había realizado un doble zarpazo cruzado en "X", que desvío a los lados el ataque combinado de ambos samuráis.
"Ese ataque y la postura... son como los del Pashu Kalari", fue el pensamiento de un atónito Gabriel al presenciar ese nuevo movimiento.
Pero la sorpresa fue por lejos más grande en Yoshihiro y Yoshiaki, quienes incluso quedaron boquiabiertos. Luego sintieron un escalofrío al ver la gran sonrisa desquiciada que mostró Go-eun, poco antes de mover hacia arriba las manos en otro doble ataque cruzado. Posterior a esto, la kumiho paso a desaparecer y reaparecer a unos metros detrás de ambos samuráis.
—Si no les importa, me llevaré este pequeño par de trofeos —dijo Go-eun con una sonrisa de diversión sádica, mientras giraba la cabeza para ver de reojo al par de samuráis, y mostraba con los dedos de cada mano una nariz ensangrentada.
Go-eun les había cortado la nariz al par de samuráis con las filosas uñas de las manos. Fue algo tan humillante, que a los dos samurái se le hincharon todas las venas de la cabeza, sus ojos brillaron con furia asesina y volvieron a mostrar sus auras hostiles.
—Oh por favor no se ofendan —decía Go-eun moviendo las narices cortadas a los lados de manera burlona y sádica—. Ustedes hicieron lo mismo con mi gente. Y el sinvergüenza Toyotomi Hideyoshi tuvo el descaro de hacerse el "misericordioso y buen gobernante", ordenando que todas las narices fueran apiladas bajo ese estúpido monumento que ustedes llaman ahora Mimizuka. ¿O es que solo les parece "ofensivo" cuando las narices son las de ustedes? ¿También les ofendería si me llevo sus cabezas para mi colección? ¡Ja, ja, ja!
Yoshihiro y Yoshiaki concentraron tanto su fuerza espiritual como furia en sus respectivas katanas, volviendo a mostrar imágenes de fuego y agua. Se dieron la vuelta y juntos avanzaron a atacar a la kumiho.
El primero en atacar fue Yoshihiro, y consistió en un amplio ataque horizontal, que la kumiho bloqueo usando las filosas uñas de su pie izquierdo —levantando la pierna y doblando la rodilla a la altura del pecho— con una precisión inimaginable. Entonces la kumiho extendió la pierna hacia arriba, apartando la katana en el acto, para después descender el pie en una patada diagonal, que dejó un corte profundo en el pecho de Yoshihiro.
Y como remate, Go-eun apartó a Yoshihiro golpeándole el estómago con el mismo pie izquierdo, provocando un daño semejante al de ser golpeado por una bola de hierro, de manera que el samurái vómito un chorro de sangre.
Mientras tanto Yoshiaki se acercó desde atrás de la kumiho, con la katana envainada y lista para sacarla en un rápido ataque ascendente; primero se impulsó hacia adelante tan rápido que podía compararse a una bala, y desenvaino su katana con la suficiente fuerza como para partir una colina en dos. Por todo esto, su sorpresa no tuvo comparación cuando la kumiho esquivo el ataque, apartándose al lado derecho de Yoshiaki, y lo hizo de una manera tan casual que fue humillante para el samurái.
La peor parte vino cuando Go-eun levantó la pierna derecha, e impactó un devastador rodillazo en el costado derecho de Yoshiaki, para luego extender la pierna y patear la cabeza del samurái, justo en el momento en el que él comenzó a retroceder por la fuerza del rodillazo.
Entonces los ojos de Go-eun brillaron de intenso color rojo, y en llamas azules ella manifestó sus verdaderas orejas y colas de zorro; el pelaje de dichas partes era de un morado negruzco, con un hermoso degradado azul en las puntas que emanaba un hermoso brillo casi mágico.
Lo curioso es que ella ahora tenía nueve colas.
Sin embargo Yoshihiro y Yoshiaki no se dejaron intimidar; volvieron a juntarse para atacar al mismo tiempo, y esta vez combinando la energía Chi de ambos en ese ataque coordinado. Pero Go-eun no pensaba en darles una gran pelea, porque desde su perspectiva un par de escorias como esas ni siquiera merecían morir dando un buen combate.
Por eso, con solo dos de sus nueve colas, Go-eun destrozó las katanas ambos samuráis mediante un simple golpe.
"¡¡Imposible!!", fue lo que pensaron Yoshihiro y Yoshiaki con absoluto shock, ya que sus katanas imbuidas con Chi fueron destrozadas con un simple golpe de la parte más vulnerable de una bestia, y fue sin ningún tipo de potenciación sobrenatural.
Lo más sorprendente vino cuando Go-eun lanzó al aire las dos narices, para manifestar en sus dos manos su energía Chi, esta vez bajo la forma de un torbellino rosa con pétalos de una flor nativa de Corea, conocida como mugunghwa. Luego la energía Chi imitó en cada mano la forma de una majestuosa espada de doble filo, también de origen coreana.
Lo siguiente que se vio fue que Go-eun pasó entre ambos samuráis en un parpadeo. Se alejó de ellos dos un par de metros, desvaneció la energía Chi y atrapo con la mano derecha las dos narices cortadas, mientras que con la izquierda chasqueo los dedos. Un momento después, las cabezas de Yoshihiro y Yoshiaki cayeron al suelo, decapitadas en un perfecto corte limpio, antes de que sus cuerpos se desplomasen en decenas de pedazos.
Go-eun había usado Taehodo: Ssanggeom [Taehodo: Espadas Gemelas].
—Ahora que lo pienso, si voy a llevarme sus cabezas, creo que ya no necesito sus narices —dijo Go-eun inspeccionando las cabezas cortadas de sus enemigos—. ¡Nah! Mejor reúno las narices de todos hijos de puta en esta carnicería, las entierro en un montículo, y le colocó una lápida para que sea recordada como la tumba de las narices de los malditos que atacaron esta aldea. ¡Ja, ja, ja!
Luego de decir eso, entre risas de psicótica, Go-eun se dio media vuelta y levantó el pie izquierdo en una patada vertical, con el cual destruyó una gigantesca lanza hecha de partículas de Maná verdes, disparada desde la punta de la katana de Hideyoshi como una escopeta.
—¿Qué pasa? ¿A ti no te agrada mi pequeña muestra de "misericordia" a tus guerreros? —pregunto Go-eun con humor risueño—. Ya olvidaste que tú tuviste el descaro hipócrita de hacer lo mismo, Toyotomi Hideyoshi?
—Reconocería a una basura de tu tierra con solo mirarla, zorra coreana —dijo Hideyoshi con odio puro en sus palabras, para luego alejarse de un salto a considerable distancia—. ¡Akuma Ken: Densetsu Tekina Onimaru Katana! (¡Espada del Diablo: Legendaria Katana Onimaru!).
Con el nombramiento de la mítica arma Onimaru de Japón, Hideyoshi liberó una poderosa neblina oscura de tonalidades verdes, que en un instante condenso en su katana y la transformó en una versión mejorada; ahora era una katana mecanizada de color negro metálico, con una hoja el doble de larga y mejorada, con un par de pequeños picos en el pomo a modo de cuernos demoníacos, filo de color verde negruzco, y una forma de disco con picos entre la empuñadura y la hoja.
—No tengo tiempo que perder aquí, ni siquiera con escorias como ustedes. Así que los eliminaré de una vez con mi mejor ataque, usando todas mis fuerzas —decía Hideyoshi, mientras emanaba su siniestra energía Chi, la cual adoptó un aterrador rostro semejante al de un Oni.
—¿En serio? ¿Usaste tu Kenoplasma de tipo Herramienta para crear una versión mejorada de una katana? Que original —dijo Go-eun con los ojos entrecerrados y mostrando decepción—. Incluso Musashi reconoció que las katanas no son armas perfectas ni tan letales como ustedes suelen promocionar. Hubiera estado mejor una naginata o una yari. Que patético y decepcionante.
https://youtu.be/fV0yFyLAzJ0
Hideyoshi gruño como un perro enfadado y mostró sus colmillos de vampiro en una mueca de furia. Presionó sus pies en el suelo, y se impulsó cual bala de cañón, para luego a mitad de camino girar en 360 grados a la derecha y realizar un corte en diagonal, que la kumiho bloqueo usando las garras de la mano izquierda.
De inmediato Hideyoshi volvió a atacar, y lo hizo con un veloz combo de diez cortes en diferentes direcciones, los cuales fueron bloqueados por la uña de cada dedo la mano izquierda la kumiho, una por una, como ella si se estuviera limando las uñas. Ante esto, Hideyoshi salto hacia atrás, y se preparó para realizar un estoque al estilo samurái, concentrando tanta energía Kenoplasma en su nueva katana que la hizo desprender una luz fantasmal verdosa.
A pesar de que era un ataque bastante predecible, Hideyoshi avanzó un metro al frente y extendió la katana hacia adelante con una velocidad tan abismal, que rompió la barrera del sonido y la fuerza del ataque creó un camino lleno de destrucción, en el que arrasó algunos cadáveres, destrozó el lago de sangre congelada, atravesó cinco casas y derribó veinte árboles.
Todo para a quedar en ridículo cuando la kumiho, aparte de esquivar el ataque con un salto alto, aterrizó de cuclillas sobre la hoja de la katana de Kenoplasma con un equilibrio prodigioso.
Gabriel, quien estaba como espectador, no podía creer que Caroline peleo casi al mismo nivel de un monstruo como la kumiho. Ni tampoco sabía por qué Go-eun se contuvo tanto cuando lo enfrentó a él hace poco en capítulos anteriores. Y hoy acaba de recordar el día en el que la maestra Syuri Kondo describió a Go-eun.
Sucedió durante las primeras clases en la sede japonesa de San Bestia, poco después de que la kumiho llegara al dojo de la maestra Kondo, y en este día todos los estudiantes, incluyendo Uriel y Remiel, tuvieron como nota mental jamás molestar a la inestable y salvaje kumiho...
—Su nombre es Kira, y su nombre de clan es una combinación de "Gi" y "Noh", dos nombres de clan de Corea. Es una kitsune que anteriormente fue humana, con un pasado complicado que aún la sigue persiguiendo en forma de traumas, que la convierten en una auténtica demonio. Inestabilidad mental, naturaleza femenina bestial y poder abismal, no es una muy buena combinación. Y cuando hablo de poder abismal, no bromeo; en pocas palabras, ella es la "reina" indiscutible de su generación. ¡El mismo Ezequiel Norris la reconoció como una bestia joven con el potencial de ser tan fuerte como él!
Para el baghatma, tanto Caroline Rosenthal como Kim Go-eun eran las reinas de la actual generación de bestias; tal vez incluso podrían ser las hembras más fuertes del Mundo Mortal, si continuaban con este ritmo de evolución.
Mientras tanto en el combate, Hideyoshi desenvaino de su cinturón, con su mano izquierda, un sable corto wakizashi en un movimiento de corte horizontal. Y la kumiho volvió a dejarlo en ridículo al destruir el sable con un golpe de una de las nueve colas. Entonces la vista de Hideyoshi se nublo y saboreó el amargo sabor de su propia sangre, junto con algunos dientes destrozados, luego de recibir en la cara una patada larga de la kumiho.
Después de escupir sangre y sus dientes rotos, Hideyoshi sostuvo su katana con ambas manos, y la descendió en un poderoso corte vertical, que terminó generando una onda expansiva al ser destrozada por una patada circular de Go-eun.
—Llegó tu momento de pagar por tus crímenes, maldita escoria —murmuró Go-eun con una sonrisa cruel y sus ojos rojos brillando de manera siniestra.
Acto seguido, Hideyoshi comenzó a ser bombardeado por una agresivo combo de patadas desde diferentes lados, debido a que la kumiho se movía tan rápido a su alrededor que casi daba la ilusión de que se había multiplicado en diez. Y cada "copia" conectaba una patada, rodillazo y en ocasiones un golpe de palma, que en segundos fracturó los huesos de Hideyoshi, le voló los brazos y le destrozó la quijada como si fuera un hombre de cristal.
"¡Esto no puede estar pasando! ¡Se supone que yo soy el héroe aquí! ¡Todo lo que hice fue por el orgullo japonés y la gloria de mi reino! ¡El karma debería recompensarme!", fueron los pensamientos de Hideyoshi, incapaz de aceptar el castigo que estaba recibiendo. Ya ni siquiera podía defenderse, porque su cuerpo de vampiro era destrozado más rápido de lo que tardaba en regenerarse.
Lo último que sintió fueron sus piernas siendo destrozadas por una patada baja derecha de Go-eun, que volteó el cuerpo de Hideyoshi en vertical. Y antes de que él cayera al suelo, la kumiho levantó la pierna izquierda en una patada vertical que decapitó al samurái. Pero como si eso no fuera suficiente, Go-eun descendió el pie izquierdo sobre la cabeza cortada de Hideyoshi, destrozándola en millones de sangrientos pedazos en el acto.
Entonces, como todo vampiro, el cuerpo de Hideyoshi y los fragmentos de todo lo que conformaba su cabeza sufrieron combustión y se convirtieron en cenizas, marcando el final definitivo, sin pena ni gloria, de uno de los gobernantes más despreciables del Territorio Japonés.
—¡Ufff! Hacía tiempo que no mataba una figura importante de esa tierra. Es una pena que la carne de un vampiro se convierta en cenizas después de morir. Su cabeza habría sido un excelente trofeo. —dijo Go-eun con un suspiro de satisfacción, y entonces se sorprende al escuchar unos aplausos.
—Impresionante, muy impresionante. Aparte de esas piernas entrenadas, también sabes combinar tus garras con tu Arte Marcial para atacar como una animal —dijo Gabriel con una sonrisa sarcástica, mientras daba unos cuantos aplausos.
—Tuve doscientos años para hallar el estilo perfecto para mi cultivo de Chi y naturaleza —dijo Go-eun dándose la vuelta para mirar al baghatma, y luego comienza a caminar hacia él—. También debo felicitarte. La forma en cómo usaste tu Pashu Kalari, y pasabas de un Arte Marcial a otro en base a los tipos de oponentes que enfrentabas, demuestra que has mejorado tu maestría en diferentes disciplinas.
—¿Desde hace cuánto estás aquí? —preguntó Gabriel frunciendo el ceño con intriga.
—Desde que entraste en modo dios y comenzaste a dejar un camino de cadáveres —respondió Go-eun, estando ahora a pocos pasos frente al baghatma, mirándolo directo a los ojos con una sonrisa llena de orgullo—. Esta experiencia era la que necesitabas, y yo quería ver si la aprovechabas.
—¿En qué debía aprovechar todo esto?
—En descubrir tu verdadero potencial —dijo Go-eun frunciendo el ceño—. ¿No te has dado cuenta? Tú haces más que imitar a tus oponentes; lo que haces es forzar tu alma a reflejar el alma de tu oponente, y en consecuencia su forma de pelear se queda grabado en tu alma. Básicamente aprendes a pelear como tu enemigo, lo adaptas a tu naturaleza y luego lo mejoras. Tus disciplinas no son simples imitaciones; son Artes Marciales auténticas, aprendidas de otros y evolucionadas por ti.
Gabriel no pudo ocultar su asombro ante esa revelación. Y más aún que esa revelación fuera dicha por nada más ni menos que la misma kumiho. Pero sobre todo, le sirvió para entender más en profundidad la naturaleza de sus capacidades, incluyendo la peculiar evolución de sus tres disciplinas principales a medida que absorbía más conocimientos de otras disciplinas.
—Ya lo entiendo. ¡Je, je! Nunca pensé que oiría algo así viniendo de ti —dijo Gabriel cerrando los ojos y sonriendo con sarcasmo—. Creí que yo te desagradaba por no estar a la altura de Absalon Khan.
—Todavía me desagradas, y aún estoy molesta contigo por nuestro anterior reencuentro. Pero luego de hoy, puedo decir que ahora me desagradas un poco menos —contestó Go-eun comenzando a desviar la mirada con molestia—. Es cierto que no eres como Absalon ni jamás lo serás. Pero ahora veo que tienes tu propio encanto.
—Si para ti tengo encanto, entonces debe haber algo muy mal conmigo —dijo Gabriel con los ojos entrecerrados y poniéndose una mano en la sien.
—Lo que está muy mal en ti, aparte de ese maldito talento que tienes para enojar a las hembras, es tu negación a aceptar una verdad incuestionable —contesto Go-eun volviendo a fijar la vista en los ojos del baghatma—. ¿Acaso no te bastó presenciar la verdadera maldad de este ejército de escorias? Un evento que por cierto te advertí que pasaría.
—Al igual que tú tienes tus razones para pensar así, yo también tengo las mías para seguir creyendo que incluso un árbol lleno de manzanas podridas, puede albergar aunque sea una sola manzana que haya logrado mantenerse saludable.
—¿Y cuáles pueden ser esas razones? —preguntó ella cruzándose de brazos, mostrándose bastante molesta—. No te irás de aquí hasta que me respondas de una maldita vez.
El baghatma permaneció mirando a la kumiho en silencio, con un semblante serio que denotaba inseguridad sobre si hablar o no. Y esto se debía a que él, por lo honesto que es, no quería empezar una pelea innecesaria allí con ella por algún desacuerdo.
No obstante, tampoco quería marcharse sin antes resolver el choque de experiencias entre ellos dos.
https://youtu.be/lFeFdm51sJ4
[Lado Norte del Reino de Corazones].
Mientras tanto, cerca del castillo de la Reina de Corazones, continuaba la confrontación de Raziel contra Michel Nostradame.
Después de que el hombre-leopardo estrellara la cabeza del botánico astrónomo contra el suelo, éste último hizo un gesto con los dedos de una mano, como si estuviera haciendo girar algo. Raziel noto ese gesto raro, y de inmediato miro los orbes en busca de algún ataque sorpresivo; se dio cuenta de que algunos de esos orbes luminosos se alinearon en formas de constelaciones, antes de comenzar una rotación acelerada, como la rueda de un automóvil en proceso de aceleración.
El instinto animal de Raziel le advirtió que debía tomar distancia, y él obedeció sin dudar retrocediendo al menos diez pasos; lo hizo justo a tiempo para evitar ser alcanzado por esos orbes blancos, los cuales salieron disparados más rápidos que una bala, y en un parpadeo tres atravesaron cinco casas, dejando tras de sí hoyos carbonizados.
"Hizo que sus orbes hicieran rotación para ganar aceleración, y a su vez amplificar su poder destructivo. Convirtió un hechizo simple en un arma aún más letal", pensó Raziel, haciendo nota mental de no subestimar los hechizos de Nostradamus, por más "simples" que parezcan.
Pero entonces sus oídos escucharon un quejido, junto con algunas gotas cayendo en la tierra. Esto le preocupo tanto que tomó el riesgo de mirar por encima de su hombro izquierdo, para asegurarse de que nadie hubiese resultó herido de gravedad.
Nayeli tenía en su costado derecho, hombro izquierdo y oreja derecha un rastro carbonizado, como si una bala en llamas le hubiera rozado el cuerpo. Y no fue porque ella intentó esquivar el ataque; al contrario trato de bloquearlo con su propio cuerpo, para evitar que le dieran a la Princesa de Corazones.
Sin embargo el quejido de dolor no vino de alguna de ellas dos, sino de uno de los caballeros.
Los seis caballeros se alinearon delante de Heidy para protegerla, estando tres detrás de los otros tres, como una doble muralla protectora. Tenían sus escudos en alto, y contaban en el centro de dichos escudos con Círculos Mágicos rojos, de escritura escocesa y símbolo de corazón, que reforzaban su dureza de los escudos, además de añadir más resistencia contra ataques mágicos.
Y a pesar de todo eso, los seis caballeros fueron atravesados por los orbes mágicos; bastaba con solo ver los agujeros fundidos en los escudos y las armaduras de ellos. Pero lo único que alcanzo a Heidy fue sangre en su rostro, que provino de uno de los caballeros cuya cabeza había sido atravesada por uno de los proyectiles mágicos
—Por favor... protejan a... la princesa... y... al reino...
Alcanzó a pedir, con mucho esfuerzo, uno de los caballeros a Raziel y Nayeli, mientras caía al suelo con un chorro de sangre saliendo de su boca. Uno de sus pulmones había sido alcanzado por uno de los orbes mágicos, sin mencionar los agujeros fundidos en la armadura de su estómago, brazo izquierdo y parte del costado derecho.
Los otros caballeros también comenzaron a desplomarse en el suelo; todos habían sido impactados en diferentes partes del cuerpo por esos orbes mágicos. Y a pesar de que solo dos recibieron un golpe de muerte instantánea —uno en la cabeza y el otro directo en el corazón—, los demás no pudieron mantenerse de pie; cayeron al suelo, y poco a poco la vida se fue apagando de sus ojos.
Lo sucedido conmocionó a Raziel; le recordó que no todos sus aliados contaban con un factor curativo como él y su clan. Había recordado que algunos aliados suyos eran sólo criaturas "frágiles" como los humanos, que pueden caer ante una herida que sería "inofensiva" para una bestia.
Y lo más increíble para Raziel fue que esos humanos, pese a no tener un factor curativo como él y Nayeli, no dudaron ni un instante en sacrificar sus vidas con tal de proteger a la princesa. El sentimiento fue mucho peor para Raziel, en cuanto vio la expresión de horror y tristeza en el rostro de Heidy, quien no paraba de ver los cuerpos sin vida de los guardias que se sacrificaron para salvarla.
Nayeli supo rápido que la princesa se sentía horrorizada y triste por ver a personas de su pueblo sacrificarse por ella; lo entendió rápido, porque la chica-ciervo también vivió algo parecido en el pasado. Le hizo recordar esa desgarradora noche, en que sus hermanos y amigos se sacrificaron para salvarla de las garras de un wendigo.
—Por lo visto subestime mucho la armadura, magia y fuerza natural de esos caballeros —dijo Nostradamus observando de manera analítica las consecuencias de su ataque—. El nivel de aceleración que use en mis estrellas mágicas bastaba para atravesar al menos cinco espartanos. Es interesante lo fuertes que son los humanos de este mundo, aunque no cuentan con avances tecnológicos ni mágicos tan altos.
—Acabas de matar a seis semejantes tuyos, ¿y no muestras nada de remordimiento o respeto? —pregunto Raziel, gruñendo como un leopardo furioso, mientras volvía a fijar sus ojos azules en el astrólogo francés.
—Si no fuera yo, hubiera sido un soldado de otro reino, o tal vez algún rebelde de este reino, o quizás por algún accidente tonto, o simplemente de vejez o por enfermedad. ¿Por qué debería sentir culpa de adelantar un futuro inevitable? —dijo Nostradamus con una sonrisa frívola y mirada serena—. De todos modos, un depredador como tú no es el más indicado para hablar de "remordimiento". ¿O me vas a decir que jamás mataste?
—Jamás mate a inocentes, y jamás falte en pedir disculpas por cada vida que arrebate —dijo Raziel mostrando los colmillos como un auténtico leopardo enojado.
—¿Y cómo puedes saber que alguien es inocente, o lo será por el resto de su vida? —cuestiono Nostradamus adoptando una expresión más seria—. Hoy son santos, ¿pero mañana? ¿Cómo sabrás que la vida que hoy salvas, mañana no arrebatara otra vida, o en diez años no se beneficiara a sí mismo a costa del dolor y las vidas de otros? Desde mi punto de vista, es mejor matar por error o dejar morir a alguien, que correr riesgos como, digamos por ejemplo, el surgimiento de un genocida que solo quería ser pintor.
—¡Si de verdad piensas algo así, entonces realmente no conoces lo que es escribir tu propio futuro! —exclamó Raziel, una vez más corriendo a atacar de frente a Nostradamus.
—¡No necesito escribir algo que ya está escrito desde el nacimiento! —decreto Nostradamus volviendo a hacer gestos con una mano, que provocaron algo nuevo.
Raziel se detuvo en seco y cruzó los brazos a la altura del pecho en total alerta, tras ver que los orbes mágicos volvieron a reorganizarse; esta vez identificó un grupo formando lo que parecía la constelación de la Cruz del Sur.
De esa constelación surgió una ráfaga de fuego blanco sagrado en forma de cruz, que voló cual bala de cañón hacia el eniyamotekun amarillo. Y éste último se preparó para recibirlo; Raziel movió los brazos en círculos opuestos, imitando la forma del Ying y el Yang, llevó las manos al centro del pecho en posiciones contrarias, y las extendió hacia adelante en un doble golpe de garra.
Lo hizo justo en el momento indicado para golpear la cruz de fuego blanco, y hacerla rebotar de regreso a un sorprendido Nostradamus.
"¡Su base de cultivo no debe estar ni siquiera en la primera etapa del segundo reino, y aun así tiene suficiente dominio de la energía Chi para doblegar la magia normal!", fueron los pensamientos de Nostradamus, mientras volvía a manifestar el Círculo Mágico defensivo en su mano izquierda y se protegía con éxito de su propio ataque mágico devuelto.
Pero mientras la cruz de llamas blancas se dispersaba al chocar contra el escudo mágico, una bala cristalina azulada atravesó esas llamas blancas, perforó el Círculo Mágico protector, y rozó la mejilla izquierda de Nostradamus, debido a que éste lo esquivó por poco moviendo la cabeza a un lado.
La bala provino del rifle de Nayeli, quien vio la oportunidad y la aprovecho para ayudar a Raziel disparando contra el enemigo.
"¡Eso estuvo cerca! ¡Si no hubiera activado mi Previsión, ese proyectil me habría volado la cabeza!", fueron los pensamientos de Nostradamus alarmado y empezando a sentir nervios.
En este punto él mismo ya comenzaba a preguntarse por qué, de todos los posibles futuros con mayor probabilidad de suceder, no vio la llegada ni intromisión de este clan de bestias. Desde su punto de vista, era como si algo de naturaleza impredecible interfirió con su capacidad para calcular los eventos predecibles, y eso lo llenó de temor.
Próximo capítulo: Hay Yin y Yang en Todo (II).
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