"Es un filósofo y un metafísico, y uno de los científicos más avanzados de nuestra época; y tiene, supongo, una mente absolutamente abierta."
—Drácula de Bram Stoker.
https://youtu.be/-HjasDc5PBI
[Base de Carmilla: Laboratorio Frankenstein]
—¡Señora Carmilla las tropas ya están listas desde hace tiempo y siguen esperando sus órdenes para salir a atacar! —dijo un vampiro doctor a la condesa sangrienta, tan alterado que si fuera humano ahora mismo sufriría un ataque cardíaco.
Desde que la batalla entre el baghatma y el licántropo nórdico llegó a tal grado tan caótico, la preocupación y los nervios en Carmilla crecieron hasta sentir que le daría un ataque de ansiedad, e incluso empezó a mordisquearse la uña del pulgar derecho. Por un lado no quería faltar a su promesa, pero por otro sentía la angustiosa necesidad de ayudar a Joel por temor a que él no pudiera salir vivo de esa batalla tan salvaje, la cual ya superó las escalas de lo que puede considerarse "inhumano".
En el espejo ella veía como Gabriel y Joel se golpeaban sin parar, a un punto en que sus brazos quedaron bañados en sangre por completo. Y tras una serie de golpes consecutivos, ambos se sujetaron la cabeza con tanta fuerza que se clavaron las garras, y luego empezaron a darse cabezazos mutuos, que hacían resonar el aire y manchaban sus rostros de reluciente sangre. Todo esto sucedía, mientras los dos se miraban directo a los ojos con furia en su máximo esplendor, enseñaban los dientes igual que animales salvajes y gruñían con una ferocidad aterradora.
Parecía la descripción gráfica de la brutalidad y el salvajismo puro que caracterizaban a las bestias desde las épocas antiguas, y que demostraban al pelear a muerte.
—¡Señora Carmilla tenemos que ayudar a Joel ahora! —dijo Bellona mostrándose preocupada por primera vez, aunque intentaba no aparentarlo demasiado por orgullo.
—¡Señorita Carmilla si no detenemos ese combate él y ese baghatma terminarán matándose! —suplico Diana juntando las manos, angustiada y desesperada por ir ayudar al licántropo nórdico.
Con solo escuchar lo que decían ambas vampiresas en un estado de angustia tan evidente, el terror de Carmilla escaló un nuevo nivel que la hizo romper de un mordisco la uña; la sola idea de que no solo Joel termine perdiendo el combate, sino también acabe muriendo, le asustaba de muerte. Y aunque para una bestia el morir peleando era un grandioso honor, para una vampiresa como la condesa sangrienta era algo desquiciado y sin sentido; por ello eligió romper su promesa para salvar a su más anhelado tesoro.
—¡Llamen a los refuerzos deprisa! —exclamó Carmilla girando la cabeza para ver a los demás vampiros del laboratorio—. ¡Díganles a todos que ataquen ahora!
—Como usted ordene Señora —respondió el vampiro doctor inclinando el torso y llevando la mano al pecho en señal de obediencia.
—¡¡Diana, Bellona prepárense para ayudar a Joel! —ordenó Carmilla con una ira asesina como pocas veces se ha visto, mientras se dirigía a sus concubinas.
—¡Sí señora! —respondieron Diana y Bellona al mismo tiempo con la misma intensidad.
Entonces la vampiresa albina es cubierta desde los pies a la cabeza por una materia viscosa de color blanca, que pronto comienza a moldearse y separarse en distintos puntos, hasta convertirse en una armadura negra parecida al de un Caballero de la Muerte, pero de color blanco, versión femenina y bastante erótica. Además ella ya no traía su vestido blanco; de hecho no llevaba nada dentro de la armadura, más que mallas de color gris. Aparte traía en ambas manos hachas gemelas de doble filo.
Y en cuanto a la vampiresa pelirroja, su vestido comenzó a derretirse y cambiar a un líquido rojo como la sangre, para luego también comenzar un proceso de transformación; en este caso cambió a un conjunto gótico rojo oscuro que consistía en un pantalón ajustado y una camisa con un escote triangular, junto con botas, guantes, correa y una capa con capucha siendo todo de color negro. Y como extra tenía en su mano derecha un bastón de madera negra, con un cristal en la punta superior que parecía sangre congelada.
—Lo siento mucho Joel. Pero para nosotras tú vida vale más que cualquier promesa —dijo Carmilla en voz baja y fijando su mirada de vuelta al espejo para ver al licántropo nórdico.
[Almacén Principal]
Mientras tanto la salvaje batalla entre el baghatma y el licántropo nórdico estaba por llegar a su punto máximo; tras un fuerte choque de cabezas ambos se separaron por varios pasos y quedaron parados para tomar un breve un respiro. Pero seguían mirándose en el uno al otro con esa furia pura, todavía gruñendo y teniendo el rostro bañado en sangre.
Ni siquiera lo siguiente que sucedió interrumpió su atención en el otro; en el techo de la base se formaron cuatro círculos mágicos de color rojo, de los cuales empezaron a descender guerreros vampiros, que el narasinja Jofiel reconoció al instante.
https://youtu.be/aItNg5SDX9Q
De aquellos círculos mágicos estaban emergiendo Caballeros de la Muerte, quienes levitaban gracias a sus enormes alas de murciélago en las espaldas. Y junto a ellos venían vampiros con armaduras muy parecidas a los legionarios romanos antiguos, pero con modificaciones ligeras, tales como un color demacrado y siniestro, diseños de cráneos humanos en las hombreras y casco, armas hechas con huesos y en vez de símbolos de águilas tenían el símbolo de la familia Bathory.
Eran la clase guerrera de los vampiros que se hallaba por debajo de la clase Caballero de la Muerte: Triarios de Plutón.
—Me cago en todo lo cagable tío —se quejó Uriel en su lengua española, entrecerrando los ojos con molestia y teniendo los hombros decaídos, tras ver el nuevo ejército de vampiros.
—Raziel por favor dime que conoces algún hechizo que pueda eliminar al menos la mayoría —decía Camael con seriedad al ver también el nuevo ejército de vampiros, de modo que preparaba su arco para pelear.
—Tengo dos. Pero prepararlos y tener que recitarlos completos me llevará en total ocho o diez minutos —contestó Raziel entrando en nervios extremos y sacando el grimorio tan rápido que casi se le cae de las manos.
—¡No creo que podamos esperar diez minutos! —dijo Uriel ahora sintiendo grandes nervios, puesto que por la historia de su compañero león ya tiene una idea del nivel en que se encontraban los Caballeros de la Muerte, y aunque podrían enfrentar hasta diez o máximo quince de ellos, dudaba mucho de sí podrían contra un ejército que rondaba cerca de los cincuenta o sesenta, y contando.
Las doncellas guerreras y el resto del clan también presenció la llegada de los refuerzos vampíricos. Y aunque de cierta forma muchos lo esperaban, igual fueron presas de una terrible preocupación; así que se prepararon para enfrentar lo peor.
No obstante el arthdruwid Rafael se había olvidado de un detalle: el plan de Van Helsing para eliminar a los vampiros, el cual se había puesto en marcha. En el sexto piso del lado sureste de la base, con vista al exterior y cerca del punto donde sobrevolaban los vampiros, comenzó a flotar una especie pequeña de globo aerostático que sostenía con cuatro cuerdas un cristal blanco traslucido, muy similar a los cristales del Alfheim usados para absorber la energía lunar.
Y en el sitio donde salió aquel globo yacía oculto Abraham, arrodillado en la entrada al pasillo del sexto piso de la base, con su bolso destapado en el suelo mostrando llaves inglesas, un saco pequeño y un sobre con información detallada sobre el cristal, el cual era descrito por el mismo texto como Frosið Sólarljós.
—Hora de calentar esta fría noche —dijo Abraham con una sonrisa divertida, para luego apuntar su espejo transmisor al cristal flotante, mientras seguía revelando el sol en dicho espejo, de modo que la cegadora luz del sol iluminó el cristal, causando que el color blanquecino y traslucido del mismo cristal cambiará de golpe a un color verde celeste tan brillante, que podría hacerse pasar por una especie de sol de dicho color.
Los vampiros que se encontraban cerca no tardaron en darse cuenta de eso, en mayor parte debido a que los más cercanos comenzaron a arder por aquella luz igual que papel inflamable. Pero los Caballeros de la Muerte y los Triarios de Plutón no ardieron tan rápido como los soldados normales, de modo que consiguieron apartarse a tiempo para no terminar reducidos a cenizas. Entonces uno de los Triarios detectó a Van Helsing, y emitió un horrible chillido que alertó a los demás vampiros, incitándolos a matar al responsable de aquel ataque sorpresa.
—Que tengan buenos días hijos de perra —dijo Van Helsing a modo de burla, poniéndose de pie con una tranquilidad admirable y, mientras seguía apuntando al cristal con la luz solar del espejo transmisor con una mano, en la otra sostenía un shuriken negro y de filo plateado, cuya forma se asemejaba bastante al de una cruz.
https://youtu.be/ZGQQMVLYcpY
Acto seguido Van Helsing arrojó el shuriken de un modo tan simple que pareció un lanzamiento sin ningún objetivo fijo. No obstante el shuriken hizo movimientos circulares en el aire mientras ascendía hasta llegar al cristal, y tras darle un suave golpe regreso a la mano de Abraham cual boomerang. Posterior a esto, Van Helsing dejó de iluminar el cristal, guardo el shuriken en el cinturón y se tapó ojos con su sombrero.
Mientras tanto los vampiros habían emprendido el vuelo para ir a los puntos donde la luz solar que emitía el cristal era más débil, sin ponerse a analizar las extrañas acciones del cazador de monstruos. Es por esto que no esperaron que el cristal comenzará a emitir el característico sonido del vidrio rompiéndose, para un segundo después explotar y liberar un masivo estallido de luz y fuego de color verde celeste, que aparte de iluminar hasta el rincón más oscuro de toda la base de Carmilla, también lleno todo de relucientes llamas, las cuales no quemaban nada más que todo lo que estuviera hecho de magia oscura, junto con los vampiros y mutantes.
—¡¿Eso era un cristal solar del Alfheim?! —exclamó Camael impactado y confundido de ver un mineral tan peligroso para los vampiros en un lugar curiosamente infestado de ellos, por lo que supo de inmediato que era obra de algún aliado. Y tras mirar en todos lados buscando dicha persona, sus ojos de águila literal captaron al cazador de monstruos en el sexto piso, lo que le hizo comprender que fue obra suya.
—Y no solo eso; estas llamas y esa luz... —decía Raziel mirando las flamas que invadían su cuerpo y el de sus compañeros, sin quemarlos ni un poco, aunque si producía un agradable calor.
—Son sagradas. Es fuego bendito y luz sagrada —prosiguió Uriel con lo que iba a decir su compañero leopardo, también impresionado de ver aquellas hermosas flamas celestes.
Todos se sorprendieron y festejaron al ver como el fuego y la luz erradicaban a los vampiros y mutantes, incluido a los Caballeros de la Muerte y los portales de donde vinieron. Ángela se cruzó de brazos y sonrío con orgullo puro, Clarisse brincaba de felicidad, Erzuli y Azrael dieron un respiro relajado, Jofiel sonrió y alzó el puño en señal de victoria, Remiel también levantó la katana de modo triunfal, Miguel y Rafael chocaban sus manos. Todos celebraban a su manera.
Pero la dhampiresa Raven, aunque también sentía tanta felicidad como los demás, también sintió un poco de molestia debido a la terrible sensación que debía soportar, y es que por su herencia paterna sumado a su elemento mágico, para ella ser cubierta por luz y fuego bendito era como ser bañado en agua hirviendo. Es por ello que creo un escudo de oscuridad para protegerse lo más que pudiese de aquella luz y las llamas sagradas; lo bueno era que la piedra oscura se debilitó bastante al estar rodeado de tanta energía bendecida, de modo que no necesitó esforzarse y gastar demasiadas fuerzas para protegerse con el campo de fuerza sombrío.
Por otro lado en la escena donde estaban peleando Gabriel y Joel, la atención de ambos se dirigió en las flamas celestes que invadían todo el lugar. Pero cuando el licántropo nórdico vio que solo quemaba a los vampiros y mutantes, se olvidó por completo de la pelea en la que estaba metido al cruzar un pensamiento por su mente: Carmilla, Diana y Bellona. Es por esto que reunió todas sus fuerzas y dio un salto tan poderoso que llegó al cuarto piso del ala norte, y luego saltó directo al siguiente piso en el lado oeste, atravesando la pared para llegar a un punto específico.
[Laboratorio Frankenstein]
Al mismo tiempo en el cerebro de toda la base, al igual que el resto de las habitaciones y las partes más profundas del lugar, resplandecía por las sagradas llamas celestes y la divina luz solar; gran parte de las opciones en las mesas se evaporaban en el aire y los vampiros eran reducidos a cenizas. Sin embargo Carmilla, Diana y Bellona pudieron resistir las llamas e incluso la luz solar, gracias al gran nivel de poder en que se encontraban, por lo que sus vestimentas ardían más rápido que sus cuerpos.
Fue gracias a esa resistencia extrema que Bellona pudo invocar a tiempo un campo de fuerza rojizo que las protegió a las tres de seguir quemándose, y para asegurarse de que el escudo resistiera Carmilla lo fortaleció con su propio campo de fuerza hecho de oscuridad, y Diana invoco un muro de escudos hechos de materia oscura afuera de los campos para bloquear la mayor luz posible, logrando así una defensa casi perfecta.
Pero su defensa se volvió perfecta cuando una cúpula de hielo del Niflheim, creado por el mismo Joel, quien apareció un segundo después destrozando el suelo de la habitación, cerca de donde se encontraba la Señora Vampiro y sus concubinas.
—¡Joel! —exclamó Diana dejando de sentir toda preocupación al tan solo ver a su querido licántropo nórdico allí con ella.
—¡¡Lobo desquiciado te espera un terrible castigo de camino a casa por casi morir!! —grito Bellona iracunda por la batalla casi suicida que libró el licántropo nórdico contra aquel baghatma.
—¡Ahora no es tiempo para regaños maestra Bellona! —contestó Joel de forma intimidante, pero denotando una ligera preocupación en su tono. Después hace que la cúpula de hielo se habrá por un segundo, permitiéndole ingresar adentro junto a los campos defensivos de las vampiresas. —¡Escuchen con atención debemos irnos ahora! —dijo Joel de un modo firme, que demostraba la gravedad de la situación.
—¡¿Acaso tu cerebro quedó dañado con tantos golpes?! ¡¡De ningún modo podemos permitirnos tal humillación!! —dijo Bellona cada vez más furiosa, al grado en que sus ojos brillaban de forma aterradora.
—¡Bellona más de la mitad de las fuerzas de aquí fueron erradicadas y toda la base está incendiada con esas llamas sagradas! ¡Traer a nuestros soldados en casa tomará horas y aunque los pudiéramos traer en un santiamén dejaríamos nuestro hogar vulnerable! —explicaba Diana ahora molesta por el orgullo tonto de su compañera pelirroja.
—¡Tanto Joel como Diana tienen razón! —exclamó Carmilla con furia asesina en sus palabras.
Ella estaba furiosa por tener que aceptar la derrota, ya que eso era lo que más detestaba, en especial ahora que tenía tan cerca uno de los nueve fragmentos de la gema en la que fue sellado los poderes de Drácula. Pero su inteligencia y sensatez era más grande que su orgullo, por lo que sabía que en esta situación la única opción a su disposición era retirarse.
—¡Maldición, maldición, maldición! ¡¡Esto no se quedará así; toda esa panda de basuras pagarán caro esto!! ¡¡¡Lo juro!!! —exclamó Carmilla con tanta furia que se sujetaba de los cabellos—. ¡Sácanos de aquí Joel!
Dictada la orden, el licántropo nórdico respondió, no con palabras, sino comenzando a preparar su magia antigua para regresar junto a las tres vampiresas al castillo de la condesa sangrienta. En el fondo sentía la misma furia que Carmilla por la idea de retirarse, y también al igual que ella planeaba buscar la revancha contra ese extraño clan de bestias.
Lo único bueno de esa batalla es que le demostró que aún puede seguir mejorando, por lo que a partir de ahora se enfocaría en eso; duplicaría, triplicaría, multiplicaría la intensidad de su entrenamiento por cuanto haga falta, con tal de que la próxima vez que volviera a enfrentarse a ese clan él saldría victorioso.
—¡Töfralist Jotun: Breyting á Staðsetningu! (¡Arte Jotun: Cambio de Ubicación!) —conjuro Joel con furia. Y acto seguido todo el hielo que los rodeaba empezó a desprender un segador brillo, hasta emanar un repentino flash del cual desaparece del lugar junto con el licántropo nórdico y las tres vampiresas.
[Almacén Principal]
Mientras tanto en el lugar donde se llevó a cabo la gran batalla, el clan y el grupo de doncellas seguían festejando su victoria sobre los vampiros. Pero debido a esa felicidad olvidaron un pequeño detalle; el desatado baghatma envuelto en flamas de un Asura.
https://youtu.be/8l3lymXXAB4
Miguel y compañía dejaron su festejo cuando vieron que Gabriel aterrizó en un puente encima de ellos, y veía en todas direcciones de forma rápida y frenética, a la vez que gruñía con furia; parecía un verdadero tigre enfadado y hambriento, el cual buscaba a una presa con la que saciar su hambre voraz, y la encontró.
Sintiendo ahora un muy mal presentimiento, de inmediato Miguel siguió la mirada del baghatma; si fuera humano le habría dado un infarto al ver que la presa fijada por el tigre semidiós hambriento, era la única miembro de las doncellas guerreras que tenía sangre de vampiro: Raven Tepes. La susodicha dhampiresa también se dio cuenta de esto, y su instinto natural reaccionó haciéndola sentir un miedo natural tan grande, que si no fuera por su mentalidad y voluntad fuerte ya habría empezado a correr.
—¡Gato maldito ni siquiera lo pienses! —exclamó Miguel empezando a correr en cuatro patas y estando a diez metros de distancia saltó justo a tiempo para sujetar el torso al baghatma, quien también había saltado pero con el propósito de alcanzar y despedazar a la dhampiresa
Ambos cayeron en el suelo, agrietando el mismo en el acto y asustando a las doncellas que se encontraban cerca. Miguel seguía sujetando a su compañero tigre para tratar de contenerlo; no tenía inconvenientes por las llamas que emanaba el descontrolado baghatma, ya que estas al igual que no quemaban nada más que el hielo del Niflheim, tampoco quemaban al licántropo alemán, por lo que éste último podía tocarlo sin problemas.
El verdadero problema fue la furia descontrolada de Gabriel, que lo hizo incapaz de reconocer a su compañero lobo, de modo que le sujetó de los costados, clavó las garras en su piel y, sin ningún esfuerzo aparente, arrojó al licántropo alemán unos cuantos metros hacia adelante.
Posterior a ello Gabriel se dispuso a atacar al nuevo licántropo que se ponía en su camino. Sin embargo antes de llegar a Miguel, fue sujetado desde atrás por Rafael y Jofiel; cada uno le sujetaba un brazo y unieron fuerzas para intentar inmovilizarlo, lo cual consiguieron hasta cierto punto, pues de repente la fuerza del baghatma comenzó aumentar a medida que gruñía con más furia.
Tal como se contaba acerca del poder de Rudra, su fuerza aumentaba con su ira.
—¡¿Qué le está pasando?! —preguntó Ángela sorprendida y preocupándose del comportamiento tan salvaje que demostraba el baghatma, incluso contra sus propios compañeros.
—¡Miguel ¿estás bien?! —exclamó Raven sintiendo preocupación por su amigo lobo, quien parecía muy lastimado al tratar de detener a su compañero tigre.
—¡Chicas protejan a Raven! —exclamó Miguel levantándose del suelo con un poco de esfuerzo, estando tan nervioso que no tenía tiempo de explicar lo que sucedía. Posterior a esto se levantó del suelo y se preparó para tener que enfrentarse a su odiado compañero tigre.
El descontrolado baghatma soltó un rugido tan feroz que parecía el mismísimo trueno. Luego empezó a ejercer una fuerza tan grande, que obligó al arthdruwid y al narasinja a usar casi toda su fuerza para intentar mantenerlo quieto. Pero era mucho más difícil de lo que pensaron debido a un detalle del que no se dieron cuenta: Gabriel ahora era mucho más alto que antes, porque durante la batalla contra Joel, de manera sobrenatural y sin que nadie lo notara, su tamaño ha ido aumentando hasta ser comparable al del licántropo nórdico, como si se "adaptara".
—¡Amigo tienes que controlar ese temperamento explosivo! —decía Rafael, mientras luchaba para no soltar al descontrolado baghatma, resistía los feroces golpes que le daba en el estómago con los codos, e intentaba decir algo para calmarlo—. ¡Piensa en cosas lindas! ¡Piensa en...! ¡En Caroline!
—¡Vuelve a mencionar a mi hermana y te romperé la nariz oso tonto! —exclamó Miguel ahora con gruñidos furiosos.
—¡¿Y se te ocurre algo mejor jefe?! —pregunto Jofiel con un poco de sarcasmo molesto por las quejas tontas de su líder.
—¡De hecho sí; Azrael busca a tu hermano! —dijo Miguel centrando su mirada en el eniyamotekun negro, quien tenía la mirada fija en otro sitio.
—¡No te preocupes Miguel; él ya está actuando! —respondió Azrael con un tono serio, sin apartar su mirada de lo que llamó su atención.
Confundido, el licántropo alemán siguió la mirada de su compañero pantera y vio que en uno de los puentes del sexto piso se estaba manifestando un resplandor dorado, que pronto comenzó a tomar forma de un gigantesco círculo que se asemejaba al dharmachakra; era Raziel recitando los sutras para detener la furia salvaje del baghatma.
—¡Gate, gate pāragate pārasaṃgate Bodhisvāhā! —recitaba Raziel deprisa y casi sin pausa un antiguo Sutra conocido como el "Sutra del Corazón".
Cerca de él se encontraban parados Uriel y Camael con las alas extendidas a los lados de forma protectora, vigilando los alrededores para asegurarse de que nada interrumpiera a Raziel como un ataque sorpresa o desesperado de algún enemigo.
https://youtu.be/1jzq9bgmBi0
Y tan pronto como empezó a recitar los sutras, en el cuello de Gabriel se manifestó el aro dorado en un resplandor para después ajustarse a su cuello como un grillete, aunque no al punto de asfixiarlo. De inmediato Jofiel y Rafael le sueltan y toman distancia por precaución, ya que no sabían cómo el aro dorado actuaría, pero sí tenían en mente de que no iba a ser algo "tranquilo", lo cual en efecto no lo fue.
De repente el Aro Celestial comenzó a vibrar y a emanar una poderosa energía que hacía temblar el suelo en ese punto del lugar. Acto seguido Gabriel cayo de espalda al suelo, sujetando el Aro Celestial como si le estrangulara; intentaba quitárselo mediante la fuerza bruta. Pero mientras intentaba romperlo, alrededor de él se manifestó una burbuja fantasmal de color dorado que apartó las sagradas flamas verdosas que inundaban la zona, y comenzó a contener el fuego salvaje emergente de su cuerpo; al mismo tiempo el tamaño de Gabriel empezó a regresar a su estatura normal.
—¡Está funcionando! ¡El Aro Celestial y los sutras están funcionando!—dijo Rafael sonriendo de la emoción.
—¡Pero no demasiado: chicos apártense! —exclamó Remiel teniendo un muy mal presentimiento, por lo que se alejó unos pasos más y sus compañeros hicieron lo mismo, porque de repente el suelo donde se hallaba el baghatma empezó a agrietarse y la burbuja que lo contenía también, causando que se liberara parte de las flamas igual que una bomba a punto de explotar.
No obstante la burbuja logró resistir lo bastante como para que el tamaño de Gabriel regresará a la normalidad, mientras el fuego que emanaba su cuerpo comenzó a debilitarse hasta apagarse por completo. Luego el baghatma escupió una horrible cantidad de sangre y cayó inconsciente, al mismo tiempo en que la burbuja desapareció junto con el Aro Celestial en el cuello de él. Al mismo tiempo desde lejos Raziel vio que sus sutras ya no hacían efecto, así que dejo recitarlos y cayó sentado al suelo para recuperar el aliento, mientras Uriel y Camael por su parte dieron un suspiro de alivio al ver que se resolvió todo.
—¡Gabriel! —exclamó Rafael preocupado al ver así a su amigo tigre, por lo que corrió hacia él y al llegar se arrodillo para inspeccionar si seguía vivo.
—¡Rafael ¿Él está...?! —pregunto Jofiel igual de preocupado que el resto, de modo que también se dispuso a acercarse.
—¡Tranquilos chicos! Todavía respira; solo colapsó debido al daño y cansancio acumulado durante la batalla —le interrumpió Rafael levantando la mano izquierda y dando un respiro relajado al ver que el baghatma aún respiraba, aunque muy débil. Así que sin perder más tiempo puso la mano izquierda encima del pecho de él, y comenzó a sanarlo con la magia druídica.
—Por kami. Que alivio... —dijo Remiel cayendo sentado al suelo, aliviado y agotado tanto en mente como en cuerpo por todo lo sucedido.
—Sin embargo después de que terminemos aquí, tendremos que llevarlo al gremio —dijo Rafael ahora con un tono que reflejaba la seriedad y preocupación en sus ojos—. Como pensé su factor curativo se ha debilitado por el cansancio y el incesante daño que recibía; sus costillas y muy probablemente la mayor parte de los huesos de su cuerpo están fracturados, y a duras penas están sanando. Si el combate se hubiera alargado más, Gabriel podría haber muerto por todo el daño que acumulaba su cuerpo.
—¿Pero puedes sanarlo? —preguntó Miguel empezando a preocuparse también al escuchar eso.
—Puedo, pero en mi nivel actual me tomara entre nueve y diez horas restablecer su energía y sanarlo por completo —explicó Rafael sintiendo molestia hacia sí mismo por no ser todavía un experto en el Arte Druídico.
—¿Y cuánto te tomará curarlo hasta poder moverse por si mismo? —pregunto Azrael aun estando inquieto por el hecho de que seguían en territorio enemigo, por lo que el tener un compañero incapacitado sería un grave problema.
—Dos horas tal vez si solo me concentro en reparar sus huesos y cerrar las heridas graves —respondió Rafael.
—Entonces tienes una hora para hacerlo. Lo más esencial ahora es destruir este lugar para asegurarnos de que no haya más problemas —dijo Azrael con una actitud seria e inflexible que hasta daba miedo.
—¿No estás siendo un poco exagerado? —preguntó Rafael estupefacto de la inflexibilidad que demostraba su compañero pantera en tales situaciones.
—Azrael tiene razón. Y conociendo a Gabriel, él también estaría de acuerdo —dijo Miguel con igual seriedad mientras miraba a su alrededor, notando que las llamas sagradas empezaban a desvanecerse—. Primero debemos asegurar el área, luego contactaremos con el gremio y regresaremos a la base.
—¡Miguel!
El licántropo alemán se da la vuelta al escuchar a la dhampiresa llamarlo por su nombre con un tono preocupado; las flamas verdes en donde se encontraban las Twilight Maidens se habían dispersado, por lo que Raven ya no necesitaba protegerse con un escudo. Y ahora ella junto a sus compañeras se dirigían a paso rápido hacia el clan para saber si ya todo estaba bien, aunque seguían estando alerta por si los atacaba un vampiro o mutante que logrará sobrevivir de algún modo.
—¡No te preocupes Raven! ¡Ya esta todo solucionado! —respondió Miguel levantando la mano derecha para captar la atención, consiguiendo calmar tanto a Raven como al resto de las compañeras de ésta última.
—¿De verdad? Ese baghatma parecía estar por completo fuera de control —dijo Raven con un semblante serio, aunque en su mirada se veía cierta confusión—. Además tiene los ojos verdes... y solo existe un único baghatma con ese color de ojos...
—¡S-s-si-si-si lo sé y mejor hablamos de eso luego! —contestó Miguel interrumpiendo a Raven, con tanto nerviosismo que al principio tartamudeo un poco al no saber qué decir para cambiar el tema, sin que la dhampiresa sospechara.
Por el poco tiempo que Miguel ha llegado a conocer a Raven, puede deducir con certeza que ella era una mujer inteligente con un nivel de análisis comparable al suyo, de modo que no sería un gran problema para ella descubrir la identidad del baghatma como avatar de Rudra. Y por más que Gabriel le cayera mal, no podía dejar que tal secreto fuera mencionado tan a la ligera, en un lugar que no fuera el interior de la base.
—Bien dicho jefe; ahora debemos reagruparnos, aprovechando que todos los engendros griegos y bizarros de estas ruinas ardieron igual que una pizza mozzarella mal cocinada por un estúpido principiante —dijo Jofiel con molestia mientras ponía ambas manos en la cintura y miraba alrededor suyo, salvando de momento la identidad de su amigo tigre.
—Yo no diría que "todos". Chicos aún quedan más de esas cosas —dijo Clarisse con un tono y mirada que reflejaba la creciente preocupación que sentía, al ver que todavía quedaban algún que otro mutante a lo lejos, no lo suficiente carbonizados como para que no pudieran pelear, aunque parecían estar en una especie de estado "inactivo", igual que máquinas a las que les falta batería o un controlador.
—No te preocupes Clarisse. Dado a la intensidad de las llamas y aquella luz, los vampiros en el laboratorio que controlaban a esas criaturas también debieron morir carbonizados —explicó Raven con una sonrisa relajada, mientras ponía una mano en la cintura—. Sin alguien que maneje la Maquina Madre, no podrán moverse ni pensar por sí mismos. Ahora solo son "marionetas" sin titiritero.
—Entonces... ¡¿Oficialmente hemos completado nuestra misión?! —dijo Remiel alegrándose como un niño, apenas creyendo que la primera misión oficial de su equipo fue un éxito.
—Se puede decir que sí —dijo Erzuli esbozando una gran sonrisa de orgullo y poniendo la lanza a descansar en su hombro derecho, para después dirigirle la mirada al eniyamotekun negro—. Enhorabuena Azrael; ¡hemos derrotado a los malditos vampiros!
—Sí... por esta vez —dijo Azrael frunciendo el ceño y levantando la mirada mientras se cruzaba de brazos, sabiendo que no había que confiarse en derrotar a las criaturas que él tanto odiaba y juro cazar, porque en un segundo enfrentamiento quizás no tengan la misma suerte de poder cantar victoria.
Próximo capítulo: "Pinocho" de Victor Frankenstein.
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