Capítulo IX: Ángeles y Doncellas Reunidos
"...Nuestro camino corría a lo largo de los muelles y, por consiguiente, al lado de una verdadera multitud de barcos de todos tamaños y de todas nacionalidades."
—La Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson.
https://youtu.be/MlmaiAgWmHg
[Distrito Pashu: Muelles de la Jungla]
Algo que tenían en común los distritos de la gran ciudad esmeralda, es que todas están conectadas entre sí por medio de una serie de inmensos ríos, que se juntaban en un punto e iban directo a un océano ubicado no muy lejos de la ciudad. Así que todos los distritos tenían sus propios muelles.
En el distrito de las bestias, los muelles estaban establecidos justo en una zona empinada, rodeada de colinas rocosas. De modo que había solo tres formas de ingresar al área sin tener que escalar o pasar por la selva; la primera era por medio de unas escaleras altas talladas en una de las colinas, y la otra era un camino de piedra, justo al lado de la costa, conectado al pueblo.
Había algún que otro establecimiento, desde una gran casa pesquera hasta simples puestos donde se negociaban las compras, los intercambios y la renta referente a barcos. También había un establecimiento dedicado a la importación, y en un muelle se hallaba construida sobre las aguas poco profundas una gigantesca casa de carpinteros con un puerto propio.
En algunos barcos se oían los cantos alegres de los marineros, mientras que en tierra y en los muelles se escuchaban variadas conversaciones animadas entre los trabajadores, otros marineros y turistas, quienes iban y venían de todos lados; como pescadores cargando descomunales peces hasta un almacén en tierra, y tripulantes que descargaban su equipaje de los barcos, o llenaban un barco de diferentes tipos de cargamento.
Respecto a los barcos, no solo había clásicos como de tipo veleros y bergantín. También había algunos de diseño bastante industrial, hechos en mayor parte de metal. Y había unos pocos que eran muy comunes de los mares de Asia.
Cerca de la entrada a la selva del distrito, se encontraba reunido el grupo de Miguel con el de Camael; el primero llegó desde el camino de piedra cerca de la costa, y el segundo tomo las escaleras en la colina. Lo primero que hicieron al encontrarse fue saludarse entre sí, y luego confirmar si completaron su parte del viaje.
Jofiel explicó que intercambiaron todo el monto elegido por monedas doradas, porque muy pronto dichas monedas subirían de valor. Así que lo mejor era tener bastantes monedas doradas.
También explicaron sobre la tardanza del grupo de Azrael, lo cual no tranquilizo mucho al licántropo alemán, por el hecho de que en ese grupo estaba Caroline. Aunque si calmó las preocupaciones de que no pudieran tener mucha comida.
Rafael, por su parte, explicó que ya obtuvieron las instrucciones extras de parte de la maestra Tala, tal como lo dictaminaba la carta que les envió Ezequiel sobre las misiones; según la carta, debían reunirse con la maestra Tala en la dulcería MacDarren, para recibir más información acerca de las dos misiones.
Esperaron mucho, pero después de que Miguel se enterara —y alterara— de que Caroline había ido con Gabriel al grupo de Azrael, apareció en la dulcería la maestra Tala; fue fácil verla por el hecho de que era la única bestia nativo americana en un lugar lleno de bestias celtas. La maestra Tala les entregó un sobre con la información extra de las dos misiones, luego pagó una caja de comida que reservo en la dulcería, y se retiró por los tejados de las casas a una velocidad que dejó boquiabiertos a Miguel y su grupo.
Después de que acabaran de explicarlo todo, decidieron esperar al grupo de Azrael antes de comenzar la búsqueda de un barco. Aunque de todos modos no había que esperar mucho, pues Azrael y Erzuli salieron caminando de la selva, cargando cada uno un saco lleno, y avanzaron hacia unas escaleras no muy largas, que los llevarían con los demás en la parte baja de la zona.
Raven tuvo que sujetar a Miguel de la mano derecha para tranquilizarlo, después de que éste último noto que Gabriel y Caroline no venían con el dúo pantera y hiena.
Desde el borde superior de la escalera el joven-pantera aviso en el camino se separaron de Uriel y los otros. Y además Erzuli comentó que le sorprendió el hecho de que ella y Azrael llegaron primero que el draconiano y los demás. Pero su sorpresa no se comparaba a la preocupación que sentía Miguel ahora mismo con ese comentario.
Temiendo que el licántropo alemán perdiera los estribos, Rafael pidió explicaciones de dónde estaban el resto de sus compañeros para ir él mismo a buscarlos. Justo cuando Azrael estaba por dar un resumen de los hechos desde lo alto de la escalera, todos los presentes se sobresaltaron por el torbellino de fuego que apareció en el cielo, encima de la selva, seguida de una explosión luminosa con partículas rojizas y cometas de fuego.
https://youtu.be/4u7S3-MNPOY
—¡¿Qué... carajos...?! —exclamó Angela con los ojos casi saliéndose de sus cuencas, viendo la explosión en el cielo
—Es la magia de Uriel... —dijo Rafael, adoptando un semblante serio—. Y debe estar peleando con alguien muy peligroso, si tuvo que usar un encantamiento así.
—Antes que nada, mejor preguntémosle qué hizo el dragón idiota ahora —dijo Camael entrecerrando los ojos y dando un suspiro cansado. Gracias a su vista de águila, pudo ver a lo lejos la silueta del draconiano rojo, quien estuvo un rato flotando en el mismo sitio, y entonces procedió a volar hacia los muelles.
Uriel no tardó mucho en llegar a la zona de los barcos. Y tras un rápido vistazo, detectó a sus amigos. Así que, con un dramático estilo heroico, aterrizó cerca de donde estaban casi todos sus amigos reunidos.
—¡Uriel, lagarto alado idiota, pero ¿qué fue todo eso en el cielo?! —decía Miguel histérico y preocupado—. ¡Y más importante: ¿Dónde está mi hermana?!
—Para empezar, tranquilízate lobo sobreprotector, y déjame respirar un momento, que vengo de una persecución aérea —decía Uriel, poniendo las manos en el suelo para permitirle a Amitiel bajarse con el saco y el gato Kumal.
—¿Cómo que un combate? ¡¿Qué demonios pasó?! —pregunto Azrael sorprendido, confundido y también comenzando a preocuparse. Tanto que procedió a empezar a bajar por las escaleras para pedir más explicaciones.
—¡Je! Pues ni sé por dónde comenzar a contar las estupideces que nos sucedieron —decía Uriel, no sabiendo cómo explicar la cadena de sucesos absurdos que acontecieron en los mercados.
Pero antes de tener tiempo para explicarse bien, de la entrada de la selva salieron cuatro lianas, una detrás de la otra, en la que iban primero Raziel, seguido de Remiel, Gabriel y Caroline. La longitud de las lianas fue suficiente como para que ellos alcanzaran bastante altura, para así dar un gran salto que los llevó hasta donde se encontraban las escaleras, que conducían a la tierra empinada de los muelles.
—¡¿Caroline?! —exclamó Miguel sorprendido de ver a su hermana, saliendo de la zona jungla del distrito, que era muy diferente a los bosques europeos. Y él sabía muy bien lo reservada y temerosa que era su hermana ante ambientes nuevos.
Por eso, con la preocupación de un hermano, corrió a las escaleras para subir y ver si su hermana encontraba bien. Raven lo había soltado, ya que no había necesidad de seguir intentando controlarlo, pues la hermana de él ya estaba allí, aunque jamás pudo prever lo que iba a suceder a continuación.
Erzuli se apartó un poco del borde de las escaleras, y así evito chocar de frente con Raziel, quien aterrizó justo en el borde de la escalera. Remiel aterrizó a su lado, y tuvo que agarrarse del hombro izquierdo de él para no caerse. Mientras que Gabriel aterrizó detrás de ellos, casi empujandolos por accidente, debido a la pendiente que conformaba la tierra entre la selva y las escaleras.
Sin embargo no se salvó de la caída, porque en su espalda aterrizó Caroline, y por accidente lo hizo caer hacia adelante, empujando en el proceso a Remiel, quien seguía sujetándose del hombro de Raziel. Esto originó una reacción en cadena que terminó con ellos cuatro cayendo por las escaleras.
Aparte, durante la caída, los cuatro tumbaron a Azrael, quien se había detenido al ver a su hermano llegar al lugar, y también chocaron con Miguel, quien venía subiendo rápido por las escaleras.
—Eso tuvo que doler —dijo Erzuli acercándose al borde de la escalera para ver el final—. Ya algo me decía que esperara antes de bajar por las escaleras. ¡Je, je!
https://youtu.be/g-jGHbkM8e4
Raven también soltó una pequeña risa. Camael y Angela se taparon la cara en sincronía. Elsa y Clarisse dieron un suspiro de pena. Uriel y Amitiel comenzaron a reírse. Rafael y Jofiel, con una sonrisa de lástima, fueron a ayudar a sus compañeros torpes, que ahora estaban amontonados uno encima del otro en los pies de las escaleras, intentando levantarse.
—¡Gabriel, Caroline, grandísimo par de torpes recuérdenme que los asesine! —decía Azrael entre quejidos de dolor y furia, luego de haber aterrizado de cabeza en los pies de la escalera de una forma que, si no fuera por su resistencia bestial, se habría partido el cuello.
—¡Ya en serio, ¿qué pasa con ustedes dos y las escaleras?! —decía Remiel, quitándose de la cara el saco de compras de Azrael, para luego intentar apartarse de Miguel y Raziel, quienes habían caído a su lado, y también intentaban separarse a empujones para levantarse.
—Créeme que yo empiezo a hacerme la misma pregunta —respondió Caroline sobándose la cabeza con una mano, mientras levantaba el torso y se acomodaba para sentarse, luego de haber caído de espalda—. ¿Piensas lo mismo que yo, Gabriel?
—No sé dímelo tú, que estás muy a gusta ahí.
—¿Eh...?
Confundida por el comentario, Caroline miró abajo, y se avergonzó al ver que había caído de nuevo encima del baghatma. Solo que esta vez él cayó al revés de espalda, y encima de su cara aterrizó el trasero de la mujer-loba, hundiendo todavía más la cabeza del joven-tigre en el suelo. Ahora podía hablar, porque la licantropo blanca se había sentado encima del pecho de él.
—¡Quítate de encima de mí! —exclamó Gabriel ahora con un tono bastante molesto, e intentando apartar con las manos la falda de su amiga loba.
—¡Lo siento, perdón! —se disculpaba Caroline, sonrojada de la vergüenza, y levantándose de inmediato. Una vez de pie, ayuda al joven-tigre a levantarse también.
—¿Qué tratas de hacer? ¿Romperme la cabeza con las escaleras? —preguntó Gabriel con sarcasmo molesto, mientras se sobaba la cara e intentaba mantenerse de pie, ya que estaba un poco aturdido.
—¡Ja, ja, ja! ¡Dudo que eso sea posible, amigo tigre! Tienes un cráneo casi tan duro como el de Jofiel —comentó Uriel entre risas divertidas.
—Pero igual el acero se dobla si le cae encima un peso mayor de lo que soporta.
—¿Estás diciendo que yo peso demasiado? —preguntó Caroline poniéndose las manos en la cintura, ahora siendo ella quien lucía muy molesta.
—No es que seas gorda. De hecho, eres bastante delgada para el desarrollo muscular que tienes. Pero hay que ser honesto; la mayor parte de tu peso se concentra en tu trasero y tus "melones" —explicaba Gabriel, señalándose la parte trasera, y luego con ambas manos hizo el gesto de llevar dos objetos grandes y redondos en su pecho, para dar un ejemplo descriptivo de lo que decía.
"Oh, oh...", pensaron Rafael y Jofiel al mismo tiempo y cruzando miradas, tras escuchar lo dicho por el joven-tigre. Habían terminado de ayudar a Remiel y Raziel a levantarse, y estos ayudaron a Miguel, quien no estaba para nada feliz con lo que escucho sobre su hermana.
—¡Oye gato maldito ¿qué fue lo que dijiste sobre mi hermana?! —exclamó Miguel tan furioso que mostraba sus colmillos de lobo.
—¡He dicho que...! ¡Ups! —decía Gabriel al principio molesto, para entonces taparse la boca con ambas manos y ampliar los ojos por miedo, apenas dándose cuenta de lo que su impulsividad le hizo decir.
Pero ya era tarde; comenzó a retroceder para alejarse de una iracunda Caroline, quien caminaba a él apretando los puños, poco a poco acelerando el paso hasta alcanzarlo. Entonces el joven-tigre se agacho, evitando recibir en la cara un puñetazo derecho de Caroline, que podría haberlo mandado a volar.
No obstante el golpe lo acabó recibiendo un poste de madera, el cual fue partido por la mitad. La parte superior rodó por el suelo empinado, tumbando a una persona en el camino, hasta detenerse en unas rocas altas, en la que cayó rodando también la persona.
—Ups... —dijo Caroline pasando de estar furiosa a muy nerviosa.
Se sintió tan apenada y nerviosa, que se tapó la cara con la capucha, y procedió con esconderse detrás del joven-tigre, quien estaba de pie, mirando el accidente con la mano derecha en la boca para intentar que no se escuchen sus risas.
—¡¡Ja, ja, ja, ja!!
Se reían no solo Uriel, Remiel, Camael y Angela del accidente con el poste de madera; todas las bestias presentes en el lugar también rieron a carcajadas por lo que pasó. Aunque la persona víctima de las circunstancias, no estaba para nada feliz.
—¡Ouh...! ¡Maldita sea, odio este distrito! —se quejó la persona que tropezó con el poste de madera.
Era un hombre joven que aparentaba 25 años. Por sus rasgos y piel clara, parecía ser de origen serbio. Tenía el cabello negro corto y bien peinado, además de un pequeño y elegante bigote. Vestía un traje de oficinista de color negro con corbata, lo cual contrastaba mucho con las vestimentas tribales que llevaban la mayoría de las bestias del lugar. Y a juzgar por su constitución delgada, carente de un notable desarrollo muscular, no podía ser una bestia.
https://youtu.be/F_lw-n_sok8
—¡¡¿Por qué no se fijan en donde pelean, montón de animales parlantes atolondrados?!! —se quejó el hombre mirando al clan Nightfall Angels.
—¡Hey, ven y dímelo aquí, don bigotes! —amenazó Gabriel, para nada intimidado por el hombre extraño, sino más bien disgustado.
—Gabriel por favor tranquilízate —dijo Raziel, tratando de calmar la situación absurda para no empezar una discusión.
Por suerte el joven-tigre le hizo caso, porque hizo oídos sordos a las siguientes palabrotas del hombre serbio. Éste último también decidió dejar de quejarse, y se concentro mejor en limpiarse la ropa.
—¡Ja, ja, ja! ¡Cómo me encanta este equipo! ¡Ja, ja, ja! —decía Uriel entre carcajadas fuertes, mientras retornaba a su forma humanizada entre llamas—. Madre mía, me hacía falta unas risas, después de tan agitado día en los mercados.
—¿De qué hablas Uriel? Si lo único que debían hacer ustedes es comprar herramientas y algunas ropas. Eso era todo —dijo Jofiel cruzándose de brazos y arqueando una ceja.
—¡Ja! ¡Pues no fue todo! —decía Uriel con sarcasmo, ahora denotando molestia—. Literal mientras ustedes tenían un día de cuentos de hadas, nosotros tuvimos que luchar contra demonios.
—¡¿Qué?! —exclamaron todos los demás que no estuvieron con Uriel y Amitiel en los mercados.
—Si es cierto —dijo Amitiel tomando un pequeño respiro para hablar—. Lo que sucedió fue que nos atacaron un grupo de Yaoguais...
Uriel y Amitiel, con ayuda de Raziel y Remiel, explicaron al detalle todo lo que sucedió en los mercados; el draconiano rojo también pasó a mencionar el pequeño encuentro que tuvo con aquel dragón azul, ya que tenía las sospechas de que debía estar involucrado de alguna forma en lo sucedido.
Luego Caroline pasó a explicar que, pese a haber derrotado a los Yaoguai y dejado a los comerciantes bestias encargarse de ellos, aún existía la posibilidad de que hubiera más Yaoguai rondando por la zona. Miguel no cuestiono esas sospechas, y aconsejo a todos que estuviesen alertas.
—Increíble. ¿Es normal que ustedes tengan tanta mala suerte? —pregunto Angela por puro sarcasmo, incrédula de que un grupo de demonios de una tierra tan lejana como China, viajaran de tan lejos solo para secuestrar al draconiano rojo.
—Por lo general, sólo somos víctimas de las circunstancias —resumió Jofiel con una sonrisa divertida—. Y es una ley universal que cuando todo te sale demasiado bien, es porque algo malo va a pasar.
—Y tenía que pasarle precisamente al más inocente de nosotros, o sea a mí —dijo Uriel sonriendo con sarcasmo.
—Al menos te las arreglaste para vencer a ese Yaoguai pavo real. Y de una épica manera —decía Gabriel orgulloso, estando ahora sentado en el segundo escalón de las escaleras junto a Remiel y Raziel, mientras que Caroline estaba parada cerca de él, todavía con la capucha puesta por lo apenada que se sentía del accidente que ella misma provocó.
—¡Ese conjuro sagrado fue asombroso, Uriel! —elogió Raziel fascinado y sintiendo admiración, recordando aquella explosión de fuego sagrado, muy parecida a la que creo Van Helsing con el cristal solar.
—¡No esperaba menos de un dragón de fuego! —agregó Remiel también sintiendo orgullo y admiración.
—¡Je, je, je! ¡No fue nada! —agradeció Uriel sonriendo orgulloso y halagado, mientras se frotaba la nariz con el dedo índice derecho.
—¿Y qué hay de ustedes? ¿Tuvieron suerte? —pregunto Amitiel dirigiendo la mirada hacia Raven y Angela.
—Mejor que ustedes, eso es seguro —contestó Raven con una pequeña risa—. Aún estamos esperando a los enanos, que según Miguel, vendrán a cobrar los arreglos que les hicieron a sus uniformes de bestia.
—En serio ¿aún no han llegado? —pregunto Azrael sorprendido y con mal humor.
—Es increíble que sean muy rápidos en reparar equipamientos, pero a la hora de una reunión tardan demasiado —se quejó Camael ladeando los ojos con molestia.
—Pues no podemos quejarnos —decía Rafael de forma más comprensiva—. Otros herreros tardarían por lo menos un día entero. Pero ellos arreglaron nuestros equipos, y las devolvieron la tarde del mismo día. Podrán no ser los mejores herreros de su raza, pero su trabajo es impresionante.
https://youtu.be/eVL8M0dYDb8
Si algo era bien sabido, es que los miembros de la raza de los dvergar (enanos) son muy buenos herreros y arquitectos. Esto se debe a que, al ser una raza subterránea que muy rara vez sube a la superficie, están muy adaptados para escarbar y minar. Tal es así que son muy resistentes a los efectos dañinos de ciertos minerales. Aunque eso no evita que algunos lleguen a desarrollar una coloración azul en su piel, producto de la constante exposición a minerales tóxicos que podrían matar a un humano normal.
Y siendo una raza adaptada para construir colmenas subterráneas, casi toda su economía se basa en la minería, la arquitectura y la herrería. Esto los convierte en los favoritos a la hora de elegir un experto en dichas áreas. Tal es su talento natural, que un herrero promedio de ellos puede ser mejor que incluso diez herreros humanos y bestias; casi tanto como un dragón de fuego.
Los enanos a los que el clan Nightfall Angels contrata para arreglarles los equipos, aunque tienen un nivel de herrería bastante decente para los estándares de su raza, fue suficiente para arreglar las vestimentas del clan, y enviárselas en la misma tarde en un paquete mágico, que apareció junto a una lechuza en la mesa de la oficina de mensajes de la guarida.
Sin embargo, junto al paquete también venía una carta de parte de los enanos.
—Por Kami... ¿Qué fue exactamente lo que decía la carta, Miguel? —pregunto Remiel, comenzando a impacientarse.
—Según la carta que venía en la caja que trajo la lechuza, junto con nuestros Croen Anifeil, debíamos dirigirnos a los muelles del Distrito Pashu, de la Ciudad Esmeralda, y esperarlos a ellos para darles el pago por reparar las armaduras —respondió Miguel con seriedad y una paciencia admirable—. La razón del encuentro aquí se debe a que necesitan hablar con nosotros, respecto a un "trabajo extra" que hicieron para nuestro clan.
—¿Y tienes alguna teoría acerca de qué puede ser, hermanito? —preguntó Caroline quitándose la capucha de encima, ya sintiéndose más segura.
—Por esta vez no —respondió Miguel, molesto por no tener suficientes datos como para formular una teoría válida.
—Tal vez construyeron algo genial, y nos lo quieren vender para que les paguemos el triple —decía Uriel, esperándose algo así de los enanos.
—Estas exagerando chico dragón. No creo que pueda ser eso —dijo Erzuli sonriendo con optimismo.
—¡Ja, ja, ja! Pues, con todo el respeto, lamento decirle maestra Erzuli que no los conoces bien —dijo Azrael con una sonrisa sarcástica.
—Por desgracia, los enanos son una raza muy avariciosa. Son capaces de crear todo tipo de baratijas extras, solo para que les paguen más por los productos que venden —explicó Rafael con lastima, conociendo muy bien el tipo de raza que eran esas criaturas.
—Yo lo puedo respaldar. Mis abuelos enanos pueden ser muy avariciosos y tacaños, cuando se trata de dinero —decía Clarisse, recordando a ciertos siete enanos que tomaron el rol de padres sustitutos de su madre—. Pero a pesar de eso tienen un corazón tierno. Incluso dejaron a un lado su avaricia para forjar la espada que yo llevo.
—Tiene usted razón mi lady. También pienso que el señor Muradin tal vez solo quiere hablar de algo importante, respecto a nuestros equipos —decía Jofiel con optimismo, y alegrando casi de forma exagerada a la humana británica solo por darle la razón—. Y de todos modos, si tiene pensado vendernos algún extra, dudo mucho que sea más valioso que veinte monedas doradas
—Es increíble cómo puedes hablar con mucha razón ahora, y luego ser un total peleador loco en combate —decía Miguel con una sonrisa irónica, estupefacto de esa curiosa contrariedad del joven-león—. También dudo que ese "trabajo extra" sea más valioso que veinte monedas doradas. Además, según el Night Times, las monedas doradas aumentaran de valor. Lo que tenemos debe ser más que suficiente.
—Yo solo espero que nos sobre, al menos, algunas monedas para cuando lleguemos al País de las Maravillas —dijo Raven cruzándose de brazos, un poco angustiada por eso—. Puede que necesitemos intercambiar unas cuantas monedas para tener dinero de ese mundo.
—Ya nos preocuparemos de eso luego. Por ahora debemos centrarnos en conseguir un barco, después de que les paguemos a los enanos —dijo Miguel mirando un momento el cielo, para asegurarse de que todavía no fuese tarde.
—Sí. Ya quiero echarle un vistazo a los barcos de este distrito —decía Uriel sonriendo y frotándose las manos por la emoción—. ¡Haaa, ¿Dónde diablos están esos enanos?! ¡Mira que no son ni de cuarta clase en su mundo para hacerse esperar tanto!
—Oye pero tampoco los menosprecies —decía Rafael adoptando un semblante severo—. No son los mejores de su pueblo, pero como ya dije, al menos hacen un excelente trabajo.
—¡Muchas gracias chico-oso! ¡Por eso me agradas tanto!
https://youtu.be/jhlncTqYdZ4
La atención del grupo se dirigió hacia una chica que caminaba hacia ellos, subiendo la tierra ascendente con tanta naturalidad como las bestias del lugar, muy contrario al hombre serbio que la seguía detrás, quien tenía cuidado de no tropezar y caer rodando hasta abajo de nuevo.
La chica era de la raza de los enanos, pero una bastante joven que parecía rondar por los 20 años. Como todas las razas nativas del Territorio Nórdico, tenía rasgos típicos de un nativo germánico, como los ojos azules y el cabello rubio, y la típica piel blanca de un enano. Mantenía el cabello atado en una trenza de estilo francés. Su estatura llegaba a la cintura de un humano varón promedio, vestía una armadura ligera de cuero, y su cuerpo era más delgado que la mayoría de las enanas, y hasta tonificada como los varones más jóvenes, con pechos de gran tamaño y caderas anchas como los de una mujer adulta dotada.
—¡Hola, hola mis amores salvajes! ¡¿Cómo han estado?! —saludo la enana parándose frente a ambos clanes, con una actitud risueña y extrovertida.
—Para nosotros: un simple día en el trabajo. Pero para el dragón rojo y su querida sirena: como cualquier otro día siendo acosado en la calle —contestó Camael con algo de sarcasmo.
—No le hagas caso. La verdad es que hoy fue un día bastante... "normalito", comparado con los días duros que solemos tener mayormente —dijo Rafael sonriendo de pena por el comentario pesimista del garuda.
—¿Quién es ella? —pregunto Amitiel cruzándose de brazos y frunciendo el ceño, denotando cierto aire celoso.
—Es Geir Steinidóttir, la hija más joven del señor Muradin Steinison, cuya familia dirige la herrería que nos atiende —explicó Raziel, feliz de ver a la enana rubia.
—Para ser una enana, no es muy... "obesa" que digamos —comentó Angela en voz baja cerca del oído de Camael, muy impresionada del cuerpo voluptuoso de la mujer enana.
—¡Angela! —exclamó Clarisse frunciendo el ceño, disgustada del comentario de su amiga cisne.
—Pero es la verdad, Clarisse —dijo Angela con una falsa sonrisa inocente, dirigiendo la mirada hacia la humana británica.
—En realidad las hembras enanas suelen ser "gordas", porque esa es la belleza en su raza —le explico Camael en voz baja a la harpía cisne cerca del oído—. Las que son delgadas no son muy bien vistas en su comunidad, sobre todo por otras hembras. Y les resulta tan difícil conseguir marido entre los suyos, que deciden buscar pareja en los pueblos de orcos, humanos y bestias.
—Entiendo —dijo Angela, comprendiendo el tema sobre que cada raza tenía su propia visión de la belleza, similar a muchas especies de animales con dimorfismo sexual. Simple biología.
—Y por lo que veo, Geir viene acompañada del señor don bigotes —dijo Gabriel con una sonrisa divertida al ver que también estaba el hombre serbio. Por esto Caroline volvió a cubrirse la cara con la capucha, ya que seguía avergonzada del accidente.
—Heimskt talandi dýr... —dijo el hombre serbio en un lenguaje nórdico, todavía con mal humor.
—La tuya por si acaso —respondió Gabriel, ya suponiendo que el hombre serbio lo insultó. Y por su comentario, el hombre serbio hizo una mueca de furia contenida.
—De hecho, dijo algo como "estúpido animal parlante" en nórdico antiguo —tradujo Rafael tapándose el rostro con una mano por pena ajena.
—¿Este cascarrabias habla nórdico antiguo? —pregunto Uriel sorprendido.
—Sí, y con el acento de los elfos —dijo Raziel igual de sorprendido, reconociendo el acento como el que suelen usar los elfos. Ya que era uno muy parecido al de los islandeses y rusos.
—Esperen un momento, a usted lo conozco... —decía Raven, fijándose con detalle en el rostro del hombre serbio, y entonces amplió los ojos con sorpresa—. ¡Ya lo recuerdo! Usted es ese ingeniero electrico del Reino Austriaco, Nikola Tesla.
—¿Nikola Tesla...? —decía Miguel, pensativo por lo familiar que le parecía el nombre, y entonces amplía los ojos—. ¡¿Usted es el profesor de la universidad de San Bestia?!
—Me enorgullece lo atento que eres a los detalles, joven Wolf, como para notar al instante el "casual" parentesco entre mi alias y mi verdadero nombre —decía el hombre serbio con una sonrisa orgullosa, mientras pequeños orbes luminiscentes aparecían alrededor de su cuerpo.
Para sorpresa de los humanos del grupo, las orejas de "Nikola Tesla" pasaron a ser largas y puntiagudas, a la vez que en la cima de su cabeza crecían pequeñas astas de ciervo. En su rostro se manifestaban marcas blancas con forma de rayos, y su bigote desapareció por arte de magia en sentido literal.
—Para los que no me conocen, soy el profesor y maestro en tecnología eléctrica y ciencias mágicas, Sir Nikolai, de la Casa Tecna del Reino de los Elfos del Alfheim —se presentó Nikolai, con una actitud más relajada y amistosa que hace un momento.
—Nikola Tesla, Nikolai Tecna. ¡Je, je! Muy inteligente y todo, pero a la hora de elegir un alias no lo demuestras mucho —decía Uriel con el dorso de la mano derecha cerca de la boca, sonriendo divertido.
—Para tu información, lagartija con alas, yo mismo decidí ese alias porque no quería abandonar mis verdaderas raíces —dijo Nikolai cerrando los ojos y teniendo una vena hinchada en la frente por la rabia.
—¿Verdaderas raíces? —dijo Camael en voz alta, arqueando una ceja, curioso de ese detalle.
—Hablo de mi verdadera familia del Alfheim, no de la que me adoptó en la horrible Sociedad Humana de mierda —decía Nikolai, volviendo a abrir los ojos para ver con seriedad al grupo—. Pero no estoy aquí para contarles sobre mi miserable vida entre los malditos humanos. Vine a reunirme con la joven Steinison, para hablar con los actuales dueños de mi último trabajo.
https://youtu.be/h1W65_NmhqE
—Háblanos en español o francés —dijo Gabriel entrecerrando los ojos—. ¿De qué maldiciones hablas? ¿Y por qué viniste tú, enana de cuerpo bien dotado, en vez de tus padres o el mayor de tus hermanos y hermanas?
—Claro, tigre irrespetuoso. Los señores Blunavy querían mantenerlo como una sorpresa para el chico dragón —dijo Nikolai de mala gana, centrando la mirada en el joven-dragón.
—¿Mis padres? —comentó Amitiel sorprendida.
—¿Una sorpresa para mí, de parte de los padres de Amitiel? —dijo Uriel igual de sorprendido.
—Mi padre me envió a recibir el pago por repararles sus equipos —explicaba Geir con una radiante actitud risueña, comparable a la de Clarisse y Rosabella—. ¡Y también para hablarles sobre el último trabajo que hicimos mi familia y yo para ti, apuesto príncipe dragón! —dicho esto, ella se da la vuelta y, con la mano izquierda, señala uno de los muelles—. ¡Allí está tu regalo por ser un gallardo caballero dragón!
Los jóvenes-bestias y las doncellas miraron la dirección que señalaba la enana risueña, y sus bocas casi caen al suelo por la sorpresa de ver el "regalo" de Uriel: un barco construido y personalizado para él.
Era un buque de diseño semejante a los Juncos —barcos originarios de China—, lo bastante pequeño como para ser manejado sin dificultad por una tripulación de veinte personas o menos. Su principal material era la madera, pero también tenía un metal integrado que le daba un aire de ingeniería industrial. Tenía un total de tres mástiles, en los que estaban repartidas ocho velas, las cuales estaban pegadas en pares, dando la idea de que podrían separarse como las alas de una mariposa.
Y en cuanto a la figura decorativa de la proa, consistía en la cabeza de un dragón chino tallado en madera.
—¿Es lo que creo que es? —preguntó Gabriel, frotándose los ojos con ambas manos antes de echar otro vistazo al barco, creyendo que veía mal.
—Ohhh sí. Es un barco de estilo Junco, como los que se suelen usar en los mares de China, Indonesia y la India —dijo Jofiel igual de asombrado.
—También, irónicamente, por su estructura adaptada para casi cualquier tipo de mar, era el tipo de barco favorito de los piratas en Asia —dijo Uriel en un estado de absoluta sorpresa—. ¡Y si no estoy entendiendo mal ese barco es... es... es...!
—¡Así es querido dragoncito de rubí! —dijo Geir dando un par de brincos alegres, llena de orgullo y felicidad por el draconiano rojo—. ¡El barco es todo tuyo!
—¡¡¿Ehhhhh?!!
Exclamaron en total shock todos los presentes, incluyendo la misma Amitiel, exceptuando solo a Uriel y Nikolai.
—El señor Eric Blunavy firmó un contrato con la familia Steinison, en el que les pagaría a ellos para que le construyeran un barco al chico dragón —explicaba Nikolai—. Y el señor Muradin Steinison solicito mi ayuda, para que yo le proporcionara el equipo y los planos adecuados, para la elaboración de ciertos mecanismos eléctricos en el barco.
—"Ciertos mecanismos eléctricos". Eso quiere decir que el barco tiene ingeniería elfica y enana, lo cual podría significar... —decía Azrael, empezando a entender el tipo de barco que era.
—¡¡¿También es un barco volador?!! —prosiguió Uriel tan entusiasmado como un niño al que le compraron un juguete nuevo.
—¡Exactamente! —afirmó Geir dirigiendo la mirada hacia el draconiano rojo, guiñando el ojo izquierdo.
Todos los miembros del clan Nightfall Angels y las Twilight Maidens no podían creer lo que escuchaban. Pero el draconiano rojo estaba tan feliz que dio un gran salto en el aire, alzando el puño derecho al cielo y gritando de júbilo, porque al fin tenía el barco de sus sueños.
Era oficial; el clan Nightfall Angels tenía su propio barco volador.
Próximo capítulo: Izar las Velas Salvajes.
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