Era un día tranquilo en París, las palomas volaban por la ciudad y el aire estaba lleno de un dulce aroma a Pan recién hecho, la gente tenía un día totalmente tranquilo...hasta que aquella criatura apareció, una criatura de más de 20 metros atacaba la ciudad, o por lo menos eso parecía, ya que ningún edificio ha sido dañado en el trayecto que el monstruo recorría, parecía simplemente ser un holograma.

—Vaya, en verdad que están siendo serios con esto de la semana de cine.

Un joven peliazul se encontraba observando el espectáculo desde su habitación mientras trabajaba en un pequeño regalo para su pareja, nada realmente importante, más bien algo inusual y de buen gusto.

—Si, pero ¿¡no se te hace fascinante!?, los efectos especiales son asombrosos.

—Lo sé Tikki, realmente ansío ir al festival el día de mañana.

Ambos conversaban alegremente mientras imaginaban como sería el día de mañana, Marian tenía una cita con Andrei en el festival y esto lo hacía en exceso feliz. Había pasado una semana desde que Lail había estado amenazando a Marian, y realmente no le ha dicho a nadie su secreto y se ha mantenido alejado de ambos, aunque posiblemente sea porque tiene un corazón destrozado.

—¡Marian, ya llego Andrei!

La voz de una madre interrumpió la conversación de Marian, pero al escuchar el nombre de la chica actuó velozmente para estar con ella en cuestión de segundos. La sorpresa más grande apareció frente a Marian cuando vio a la chica de sus sueños, estaba hermosa como siempre, siempre es una sorpresa ver a aquella persona que amas.

—Hola cariño, vine a visitarte —dijo la chica con una sonrisa dibujada en su rostro.

—Oh, pensaba que esta vez me tocaba ir por ti.

Marian estaba feliz de verla, pero también nervioso por verla, algo contradictorio, pero completamente normal.

—Bueno, pero quería verte antes, así que decidí venir yo.

Andrei puso sus dedos en el pecho del chico y jugo de una manera un tanto erotico e infantil, no se bien cómo explicarlo, era similar a una persona caminando por el pecho de Marian.

—Bueno cariño, parece que tendré que ir al supermercado para preparar la comida, vuelvo en, digamos una hora.

Su madre los dejo para que pudieran estar los dos solos un momento, pero ellos nunca estaban solos, sus amigos Kwamis siempre los acompañaban, incluso en aquellos momentos de intimidad, y aunque realmente querían estar en esos momentos, pero ahora tenían asuntos más importantes.

—No ha sucedido nada con Lail en estos días, ¿creen que esté planeando algo? —pregunto Marian mientras se dejaba caer en la cama.

—Bueno, no lo he visto ni siquiera en la escuela, probablemente se dio por vencido, fui muy clara con él.

—De seguro está pasando por el dolor más horrible por haber sido rechazado por esta mala mujer...po-podrías dejar de verme con esa mirada asesina, estás empezando a darme miedo.

Plagg sentía sudor frío recorriendo su frente y cuello mientras Andrei se preparaba para atacarlo, en verdad se sentía irritada.

—Tal vez tienes razón en una parte Plagg, el realmente está sufriendo, antes el no quiso aceptar nuestra relación ya que necesitaba escucharlo directamente de la boca de Andrei...ella hizo lo necesario, aunque tuviera que actuar como una mujer súper fría.

—Cariño, ¿le estás dando la razón a Plagg de que soy una mala mujer?

Dijo de una forma algo tétrica y tierna al mismo tiempo, claro que Marian sintió un fuerte miedo en ese momento.

—N-no, no digo eso...es solo que, ese chico al parecer estaba realmente enamorado de ti, si no fuera así no estaría tan herido, me equivoqué en llamarlo un torpe más de tus fans...pero claro que no podía darle mi felicidad, lo que hicimos fue un poco brusco, pero fue lo correcto.

Andrei aún así no se vio apaciguada, tomo a su novio del cuello de su camisa y lo acercó bruscamente a su rostro para besarlo, en verdad se estaba convirtiendo en una chica ruda, pero alegre al mismo tiempo.

—Escúchame bien, espero que no te estés arrepintiendo de tu decisión ahora, me tienes muy clavada a ti y no pienso dejar que te alejes de mi lado.

—Vaya, que chica tan brusca.

—Ves Tikki, te lo dije...ahora entienden de dónde viene mi miedo.

—Claro que no me arrepiento, de hecho me siento feliz de la decisión que tome, después de todo, siento que somos el uno para el otro.

—S-si-sigue pensando así.

Dijo ella un poco apenada, después de todo adoraba los momentos cuando Marian actuaba y decía cosas románticas, era una fanática del romance.

—Bueno, ¿qué quieres hacer antes de que tu mama regrese?

Desabrocho levemente su camisa dejando ver ligeramente su escote, Marian saltó con pánico al instante para cubrir ese visible escote.

—A-Andrei, están Plagg y Tikki aquí —susurro apenado.

—Bueno, podemos decirle que nos den privacidad —dijo ella con una sonrisa en su rostro.

Los Kwamis estaban distraídos en estos momentos mientras veían un álbum de fotos de Marian, las fotos de bebe de Marian realmente llamaban su atención, Marian al ver esto tomo el libro avergonzado.

—S-si quieren ver esto háganlo afuera, no quiero que Andrei lo vea.

La perfecta excusa, o la verdad inminente. Los Kwamis tomaron el álbum y se escondieron dentro del cajón de Marian, un cajón un poco vacío ya que solo tenía cosas especiales de Tikki.

—Bueno, ya tenemos algo de privacidad.

—Para ser sincera, creo que prefiero ver ese álbum.

—No, no lo harás.

Marian tomo a Andrei de la cintura y comenzó a besarla un poco activo, brusco, haciendo que ella perdiera el aliento rápidamente.

—Bi-bien, no lo veré...vaya, en verdad que eres brusc...

Intentando hablar los labios de Marian la detuvieron, un fresco sabor inundó aquellos labios que eran besados y no se les permitía el siquiera respirar, todo por aquel apasionado chico que sentía emoción de oler, de ver, de escuchar, de sentir, de saborear a aquella chica que lo alocaba.

Casi la hora paso y ambos chicos se encontraban con sus ropas, cabello, zapatos y sus labios completamente hechos un desastre, desacomodados en su totalidad, incluso Marian se colocó su playera al revés y Andrei había olvidado el ponerse una prende muy importante, aún no se ha dado cuenta de eso.

—Te-tenemos que apresurarnos antes de que tu mama llegue.

Se apresuró a arreglar su ropa y limpiar el maquillaje en su rostro y peinarse, todo al mismo tiempo, mientras que Marian se arreglaba la ropa una vez más y igualmente arreglo su cabello.

—Al fin, pensé que mi mama llegaría antes de que termináramos.

—Uhmm, qué pena, en verdad m hubiera gustado hacerlo por un poco más de tiempo...la próxima vez te esperare, en mi casa no habrá nadie que nos moleste.

—Bueno, me alegra que decidas ser más paciente, recuerda la paciencia es una virtud y sus recompensas son muy gratas.

Ambos se sentían en un país de las maravillas en ese momento, un lugar en donde nada malo podía pasar, pero después de todo, aún hay un cabo suelto que ambos deben de lidiar, pero aún faltaba para que ese asunto llegara incluso al inicio de su propia historia.