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O4. De ropa para bebé.


一¿Que necesito cuánto? 一Se preguntó Yeonjun en un susurro para sí mismo mientras leía el artículo que había encontrado, incrédulo de lo que veía.

"Cuidar de un bebé puede salir mucho más caro que cualquier hipoteca o matrícula universitaria" explicaba el artículo a modo de introducción.

Más bien como un golpe de realidad en las bolas, al menos así lo veía el pasmado peliazul.

Yeonjun en cuestión de dramáticos segundos ya se visualizaba con su casa llena de cosas de 一y para一 niños. Ropas, biberones, leche, galletas, juegos didácticos además de su cuenta bancaria en números rojos.

Chao a su preciada comodidad de adulto libre de veintitantos lleno de energía. Hola a la vida de padre soltero de veintitantos años amargado con la vida.

Ni había transcurrido un mes y ya estaba mentalizado a ello.

Tomó las raíces oscuras de su cabello y jaló de ellas, desesperado, confundido, abrumado y asustado, todo por la responsabilidad de tener un niño. Sinceramente no quería gastar en ropa ni cosas de un bebé que no sabía por cuánto tiempo tendría a su cargo, sin embargo ya no podía seguir vistiendo al pobre Kai con la vieja ropa suya que había logrado robar de los recuerdos de su madre que supuestamente debían estar muy bien conservados en un baúl dentro de su armario.

"Prometo que lo cuidaré bien, mamá, deja de llorar por un gorro de pato, por favor".

Una excelente conversación de hace cuatro días que recordaba con emoción.

Patrañas, básicamente había robado el baúl de recuerdos de su madre bajo la excusa de que estaba estudiando un caso relacionado a bebés y quería buscar conexiones. "Ingeniosamente ridículo" dirían ustedes, aún así la señora Choi lo creyó completamente.

Yeonjun miró a un costado, notando de inmediato como Kai alzaba su cabeza para intentar ver la laptop sobre la cama, suspiró para luego tomar al pequeño y sentarlo junto a él, dándole su propio lugar para poder observar lo que hacía con tanta concentración.

一Necesitamos comprarte ropa 一le explicó el mayor al bebé, quien continuaba hipnotizado con el computador一. ¿Alguna petición?

Shuketa.

El peliazul asintió como respuesta, entrando después a una página de compras por internet para hacerse una idea de los precios de la ropa para niños, los cuales eran mucho más variado que los de adultos, por alguna razón. Habían varios artículos que llamaban su atención, algunos más accesibles que otros y por otra parte habían cientos que superaban la barrera de lo absurdo sobre el precio.

Acá es cuando Yeonjun comienza su ardua búsqueda, iniciando por pequeñas chaquetas y abrigos para el infante. El precio no era tan malo, rondaba lo razonable, aún así no era prioridad, el bebé concordó con eso cuando 一con un dedo empujando uno de sus mofletes一 acabó estando a favor de Yeonjun, quien prefería buscar pijamas y esas cosas, cuando el mayor le pidió elegir entre una de pingüino y una de ardilla comenzó a pensar tan fuerte que su pequeño entrecejo fruncido demostraba lo duro que era todo.

Ah, pensar es tan difícil.

Todo sea por ayudar a Yeonjun.

一¿Realmente no te gusta ninguno? 一Murmuró el más alto para sí mismo一 y yo que decía que se te iba a ver lindo el de pingüino.

Con eso en mente, Yeonjun continuó navegando en la página.

¡Ette! ¡Toobin! 一Exclamó emocionado el pequeño castaño de la nada, sobre saltando a Yeonjun mientras señalaba una pijama de conejo.

Luego de entender, el peliazul dirigió su vista a dicho producto, lo seleccionó, inspeccionó y casi le da un paro cardíaco al ver el precio de una sencilla e inofensiva pijama de conejo.

Quinientos mil wones.

Con sus ojos muy abiertos giró su cabeza hacia el niño que daba pequeños saltos en su lugar mientras miraba el conjunto, verdaderamente eufórico por la idea de vestirse así.

¿Pero de qué estaba fabricado ese traje?

一Tienes gustos caros 一Kai lo miró sin dejar de reír porque realmente no entendía que le había dicho.

El de cabellos azules rodó los ojos y continuó en la búsqueda de prendas para el niño a su lado, quien copió su gesto de girar sus globos oculares de forma fastidiada y casi se cae por el mareo que le causó intentarlo.

(...)


一Muy bien, andando 一animó Choi en voz alta mientras encendía el auto y se colocaba unos brillantes lentes de sol.

El día era brillante para hacer lo que tenía planeado, ir al centro comercial en busca de ropa para el pequeño niño castaño con el que compartía sangre. Gracias a su último pago aún tenía algo de dinero, si su pequeño presupuesto planteado funcionaba podría comprarle un par de cosas al pequeño para dejar de limpiar su abrigo amarillo, aquel que pedía un descanso entre lavado y lavado.

Mientras arreglaba sus cabellos en el reflejo del espejo retrovisor también hacía un repaso mental de todo lo que llevaba consigo.

Dinero, listo.

Llaves, listo.

Estabilidad mental, listo.

Documentos del bebé, listo.

El bebé, lis-...

Oh Dios, el niño.

Entonces Yeonjun tuvo que bajar del auto para buscar al bebé que había dejado encerrado y quien miraba "Los Backyardigans" en su cuarto sin saber que había sido dejado.

(...)

一Muy bien, ahora sí 一repitió Yeonjun a la vez que abrochaba el cinturón de Kai, sonriéndole al niño y recibiendo un gesto igual, pero más escueto.

Ahora sí iba a comprarle algo de ropa al pequeño que cantaba 一o gritaba一 canciones infantiles en los asientos de atrás de su auto, emocionado de salir de casa y sorprendido por su super ultra duper gran camioneta. Okay, realmente no era tan grande, pero para un bebé como Kai 一que sin problemas cabía en medio asiento y necesitaba cuatro ganchos de oficina para poder tener un cinturón mínimamente ajustado一 era una monstruosidad.

¡El poyito pio, el poyito pio! 一Cantaba el bebé mientras alzaba la cabeza con mucho esfuerzo para ver el camino lleno de autos.

No se parecía a su anterior casa, para nada. Todo estaba lleno de edificios y mucho suelo negro que con dificultad alcanzaba a ver, había cientos de autos que pasaban a velocidades increíbles, no había visto ni un animalito como los que se instalaban en su patio y solo podía notar personas con trajes por todos lados.

Era raro.

De un momento a otro la música bajó su volumen, Kai miró al frente con curiosidad, ¿Qué clase de ente superior había callado sus increíbles canciones de gente grande? Mientras el bebé se cuestionaba aquello, el auto se estaba deteniendo lentamente frente a un muy gran lugar de mucho vidrio, Yeonjun buscaba un lugar donde estacionarse.

Cuando el auto estuvo por detenerse el bebé inquirió:

¿Yegamo'?

一Sí, ya llegamos.

El mayor detuvo el auto por completo, lo apagó antes de echarle un vistazo a su cabello y al niño que palmeaba su propia pancita como si fuera un tambor, luego de eso se bajó, cerró la puerta del piloto y se dispuso a bajar al niño que extendía feliz sus brazos para que el mayor lo cargara.

Yeonjun lo tomó en brazos sin problema, Kai no pensaba mucho y él se consideraba alguien fuerte, cerró la puerta del vehículo cuando lo tuvo bien asegurado en sus brazos para después comenzar a caminar hacia el centro comercial bajo la fresca tarde de un día tranquilo y relajado.

Silencioso, tranquilo y muy relajado.

一¡TOOBIN! 一Chilló Kai de repente, muy agudo y asustando al mayor, haciendo que su agarre se aflojara y el bebé se tambaleara entre sus brazos.

Al menos así había sido hasta que Yeonjun casi perdió un tímpano con ese grito.

一¡Kai! 一Le regañó Yeonjun de inmediato debido a la impresión, el bebé se aferró a la camisa de botón que llevaba el mayor, arrugando una parte.

Toobin... Caggo... 一Repitió Kai en un tono mucho más bajo mientras se encogía un poquito en su lugar y señalaba el auto con su pequeña manita.

Yeonjun frunció el ceño confundido, suspirando con algo de molestia cuando captó que toda la crisis del pequeño era por el "abandono" de Toobin en el auto.

一No le va a pasar nada 一afirmó el de cabello color "osito cariñosito deprimido", sonando como un anciano quejumbroso con ese largo suspiro que dio antes, mientras se disponía a seguir el camino hasta la entrada del centro comercial.

Pero, contra el pronóstico de la claramente gran experiencia de Yeonjun con bebés, Kai comenzó a llorar.

一¿Vas a llorar por eso? 一Inquirió Yeonjun, cansado de la situación, aunque realmente seguía intentado recuperar su sentido del oído.

一Toobin... 一Lloró el menor entre hipidos.

¿Es en serio?

Así fue como rato después el peliazul miraba con los ojos entrecerrados como el niño daba saltos como pasos junto a él, con su fiel amigo Toobin entre sus brazos y una pequeña sonrisa iluminando su rostro.

Pensar que hace diez minutos estaba llorando a moco suelto.

El centro comercial era grande, lleno de tiendas y rebajas en esa época tan calurosa del año. Familias salían a dar un paseo por las tiendas incluso si no compraban nada, parejas tenían sus primeras citas en cafeterías y grupos de amigos iban al cine por la tarde, lo que significaba la época del crecimiento económico para los locales del lugar. Yeonjun disfrutaba de salir, era entretenido gastar su sueldo en tonterías que luego acabaría guardando en cajas hasta encontrarlas en algunos años y luego decir "¿Para qué mierda compraría un exprimidor de naranja con forma de pato?", Cosa que pensó primeramente cuando en primer lugar vio dicho artículo y se tentó a adquirirlo.

Pero no, ahora había responsabilidades.

一Pato pía pía 一dijo Kai al ver el exprimidor que observaba Yeonjun por ninguna razón, supuestamente imitando el sonido que hacían los patos.

La pareja compuesta por el padre y su hijo siguieron por su exploración a lo largo del centro comercial, buscando los mejores precios.

El mayor decidió tomar a Kai en brazos al momento en el que el bebé se puso a tocar los vidrios y a pegar la nariz a ellos, haciendo que los trabajadores miraran molestos a Yeonjun, mientras que por otro lado recibían miradas tiernas por parte de las jóvenes chicas que apreciaban al bonito castaño y su atractivo padre.

Luego de un rato dando vueltas por los alrededores, finalmente entraron a la primera tienda de ropa para bebé.

Kai se removía entre los brazos de Yeonjun para que lo bajara ya que quería correr por toda la tienda, pero el Señor Pitufo no se lo permitía, cosa que provocaba aquel gran mohín con el que fue captado por la cámara que llamó su atención, pero no cambió su expresión.

Aburrido.

Por otra parte estaba el peliazul, quien sostenía fuertemente al pequeño a la vez que escaneada rápidamente la tienda.

一Hola, mi nombre es Beomgyu, ¿En qué puedo ayudarle?

Yeonjun volteó su cabeza, encontrándose con un chico rubio de más o menos su estatura, sonrisa brillante y ojos delgados quien parecía trabajar en la tienda. Lucía amigable y causó una buena impresión en ambos Choi.

一De hecho sí, ¿Tiene ropa que le pueda quedar? 一Inquirió el de cabellera extravagante mientras señalaba al niño en sus brazos.

Entonces al chico le brillaron los ojos al ver al pequeño.

一Oh Dios ¡Pero qué lindo! 一Chilló Beomgyu con emoción, haciendo que el pequeño de tan solo dos años se colorara y decidiera esconder su carita en el cuello del peliazul.

El rubio soltó una pequeña risa.

一Lo siento, me emocioné 一se disculpó mientras reía un poco一. Pase por aquí, ya le muestro las prendas.

El mayor agradeció y caminó tras el chico, dejando leves palmaditas en el pequeño y avergonzado bebé.

Minutos más tarde el peliazul tenía a un Kai con una pijama de conejo saltando por toda la tienda mientras expresaba con gritillos emocionados cuanto quería aquel traje.

一¿Llevará ese? 一Preguntó el rubio.

一¿Debería? 一Inquirió de vuelta Yeonjun en un suspiro, resignado ya de quitarle el traje al bebé luego de tres intentos en donde recibió múltiples patadas en su estómago de parte del inquieto castaño.

一Se ve bastante feliz.

El peliazul giró un poco su cabeza, notando mejor como al niño le brillaban los ojos cual galaxias mientras se veía en el pequeño espejo de Rayo McQueen que había en la tienda y sin evitar sonreír enternecido.

一¿Cuánto dice que cuesta? 一Preguntó mientras sacaba su billetera.

一Setenta mil wones, señor.

Y si hubiese sido posible, a Yeonjun se le hubiesen salido los ojos de sus órbitas como en las caricaturas, sin necesidad de una repetición tan abrumante, el mayor ya estaba dispuesto totalmente a arrepentirse de su pedido para buscarle mucha más ropa al niño con esa misma cantidad de dinero.

No obstante, su plan se vio arruinado cuando el pequeño llegó con la cabeza gacha y una de las orejas de la capucha en su mano la cual se extendía hacía el mayor, enseñándole lo que había hecho.

Dios, ¿Qué te hizo Yeonjun?

一¿Aceptan tarjeta de crédito?





~{🍼}~

d a t o s

500.000 wones equivalen a 490 dólares en promedio; 70.000 wones son como 65 dólares, aproximadamente.

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