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1O. De Tinder para bebés.

¿Saben qué es realmente molesto? No poder sacarte de la cabeza las voces repetitivas y lejanas de tu pequeñísimo grupo de amigos que se encargaban constantemente de recordarte que tienes cosas que hacer.

Necesitas una novia, Yeonjun 一primero fue la voz de Soobin, un recuerdo de una llamada de hace unos días comenzó a molestarlo justo cuando intentó distraerse mirando el fondo de pantalla de su computador一. Estás realmente solo, amigo.

Nicisitis ini nivia, yinjin.

Terminaste con Boomin hace ya tres años...

Si webón, ya sé.

El dedo índice de su mano izquierda golpeteaba una y otra vez el mouse pad de su laptop, misma que bajo sus incoherentes órdenes abría y cerraba la misma pestaña de la misma carpeta vacía que había creado el peliazul unos minutos antes sin ver y sin necesidad alguna. Teniendo su vista perdida en algún lado de la pantalla que en realidad no tenía su atención, Yeonjun parecía estar tocando botones solo por hacerlo y no por tener una razón particular para lo mismo.

Su cabeza reposaba sobre la palma de su mano, misma que a su vez dependía de la base que su codo creaba sobre su rodilla, todo dándole una expresión de "el pensante", cuando se podría deducir con facilidad que su cerebro no sería capaz de analizar más de tres cosas a la vez.

¿Vas a esperar qué? 一La voz con eco de Yeosang le resultaba chocante a nuestro amado protagonista mientras que intentaba distraerse con otras pendejadas a su alrededor一 ¿Esperas que ella regrese? Yeon, todos sabemos que eso no va a pasar.

El alto peliazul que debía estar disfrutando de la diversión que su edad le permitía en lugar del estrés de su vida suspiró frustrado y como un caballo tan solo con recordar partes cruciales de las voces de sus amigos que se repetían una y otra, y otra, y otra vez en su cabeza como un recordatorio más molesto que el que podría ofrecer su teléfono en los cumpleaños de sus familiares lejanos. La imagen de un Soobin burlón muriéndose de la risa en su sillón junto a un Yeosang sonriendo con picardía para molestarlo apareció en su cabeza y de inmediato pensó en lanzar el otro aparato que justo a un lado de su computadora intentaba llamar su atención, buscando que finalmente se registrara en la maravillosa aplicación que había recién instalado y que trataba de ignorar con fuerza, como si se fuera a llevar su alma si miraba el inicio por más de tres segundos.

Increíble.

¿Qué tan bajo había caído Choi Yeonjun para instalar Tinder?

Bastante, según él.

¿Conocen a esas personas escépticas de conocer a otras personas por medio de la World Wide Web? Qué bien, porque Yeonjun es una de esas personas.

Pero es que Soobin le dejó el link para instalar la dichosa aplicación antes de irse de su casa el día anterior y desde entonces parecía que el peliazul había estado tan aburrido, pero tan aburrido que a cada momento se preguntaba a sí mismo si realmente la experiencia sería tan mala como para descartarla de inmediato sin siquiera intentar una primera vez, haciendo caso omiso a las claras intenciones burlescas de sus mejores y más cercanos amigos, y cuestionando sinceramente si buscarse una pareja por esos medios lo haría tan patético.

La soledad es algo bastante disfrutable en realidad. Puedes ir al cine solo, pagar menos en cosas tontas, concentrarte mejor en los estudios o en el trabajo, explorarte con paciencia, no debes sacar tiempo para ver a nadie, puedes concentrarte en ti mismo... Ya saben, ese tipo de cosas aburridas de las personas solteras.

Aún así es cierto que Yeonjun durante un tiempo había sentido el vacío ensordecedor y asfixiante de la que en algún momento fue su pareja más estable, su relación más duradera, pero con el tiempo lo superó. Le costó mucho apoyo de sus amigos, helado de menta con chocolate, películas estúpidamente malas y viajes alrededor de su cuadra para agarrar sol luego de tres semanas de encierro y ropa desaliñada, pero había logrado su cometido y sus ganas de salir adelante fueron suficientes para empujarlo de regreso a sus actividades diarias que cumplió con excelencia, como se esperaba de él.

Y jamás buscó una nueva pareja.

Tal vez era por respeto, por luto sentimental, por flojera o la sencilla necesidad de estar tranquilo luego de una ruptura como aquella, pero como todos sabemos, el querido peliazul era un antojado y luego de tres conversaciones serias con sus amigos más cercanos, él mismo creyó estar listo para conseguir a alguien que estuviera dispuesto a quererlo tal y como era.

Y Tinder era en efecto la mejor manera de encontrar a la persona indicada, obvio sí.

Un gran gruñido tortuoso escapó de parte del abogado que vagueaba en su casa, sin intenciones de saber algo de su trabajo durante su preciado día libre. Su teléfono estaba allí, burlándose al tener su atención expresada en una mueca fastidiada y torcida destinada a la aplicación abierta que en su cabeza se burlaba de él en una pataleta ridícula, esperando por el que se cruzó de brazos mientras miraba el bendito logo que brillaba demasiado intenso para su gusto.

Ni siquiera había terminado de hacer una cuenta y ya se estaba arrepintiendo.

Analizando las posibilidades, Yeonjun guardó silencio solo para dejarnos escuchar su cerebro moviendo engranajes e ingresando códigos como una súper computadora.

一Si algo sale mal será culpa de Yeosang 一concluyó Choi con toda su energía puesta en el arduo proceso de estirar su brazo para tomar de nuevo su teléfono y completar el registro.

Pero deteniéndose a mitad de camino debido a que el teléfono fijo de su hogar comenzó a sonar en la planta baja.

Oh Dios...

¿Alguien siquiera recordaba el número del teléfono de su casa?

Porque cuando se lo preguntaron en el banco a él mismo se le olvidó.

Agradeciéndole a los cielos por aquella señal enviada en forma de llamada, el peliazul se levantó como uno de esos juguetes de resorte cayendo por las escaleras y 一sin recordar ser un poco menos brusco con los movimientos que hacía, apagar su teléfono o mínimo cerrar la aplicación一 se dirigió como un cohete hasta la sala para atender al quien quiera que fuera el ángel que lo salvó de hacerle caso a los imbéciles de sus amigos.

Puede que estuviera solo, pero hasta el destino sabía que Choi Yeonjun no era un tipo que necesitara una app de citas.

En menos de un par de segundos el sonido de los pasos apurados de Yeonjun por las escaleras desapareció como un largo y lejano eco, la puerta abierta quedó como una incógnita irrelevante y, después de al menos veinte segundo sin nadie ocupando el lugar, un pequeño y somnoliento niño que vestía una pijama azul de pingüino y arrastraba una suave manta azul atrapada en su diminuto puño entró al lugar por la gran puerta que equivalía a su tamaño multiplicado por algún número extraño de esos que no sabía pronunciar.

Hace una hora atrás, justo después de comer el almuerzo que su padre había preparado para él con la ayuda de al menos quince tutoriales nuevos en internet, el pobre bebé se había quedado dormido junto a Toobin 一o más bien sobre él一 mientras jugaba, pero hasta ese momento Yeonjun no se había dado cuenta así que el valiente NingNing tuvo que caminar por su cuenta desde la habitación de enfrente hasta la del peliazul en un trabajo exhaustivo y agotador que algún día alguien registraría como una gran hazaña de seguridad nacional, con bostezos y quejidos incluidos como archivos de sonido.

Al entrar a la habitación de tonos claros que ya había reclamado como suya 一porque venía con un pitufo y una televisión incluidos一, el niño bufó como un toro y casi sacándose los mocos cuando luego de restregar sus ojos con su mano libre no encontró al hombre alto y algo torpe que tenía por padre por ningún lado.

Chonyun 一le llamó en un murmullo con su pequeño entrecejo arrugado como una pasa muy pequeña.

Miró a la derecha y no estaba, miró a la izquierda y no estaba, se puso de puntillas para darse cuenta que tampoco estaba sobre la cama y allí acabó su búsqueda, asumiendo de inmediato que el hombre no estaba en ningún otro lado de la casa.

En fin, no había que llorar por eso.

Aún algo dormitado y en medio de un largos bostezo que lo hizo sonar como un cachorro, Kai caminó a pasos flojos hasta llegar al borde de la cama con su espalda encorvada en un gigantesco cansancio que le obligaba a cerrar sus ojitos de nuevo, cediendo ante la invencible necesidad de seguir durmiendo. Llegó a la cama que con un borde del alto de su cabeza resultaba un gran reto para el infante, mismo que escaló con ayuda de sus fuertes músculos invisibles y sus piernas ágiles que se enredaban entre sí al bailar hasta llegar a la suave parte superior, tras hacer un largo esfuerzo inhumano que lo dejó turuleco por el tiempo que quedó boca abajo y con su nariz de botón pegada a la sábana.

Tras recuperar su energía, el bebé se sentó y jaló su manta para subirla también.

Dios ¿Dónde estaba Yeonjun? ¡¿Acaso no veía como el pequeño estaba trabajando arduamente?! ¡Estaba en medio de una batalla de vida o comodidad y ni se molestaba en estar presente! Qué molesto era.

El pequeño Kai cruzó sus piernas enfundadas con la suave tela azul de su pijama y miró a su alrededor para intentar recordar a qué se supone que se había subido a la cama. Durante diez segundos se quedó con la mirada entrecerrada y perdida en algún punto nulo de la tela que cubría el colchón, procesando como una computadora muy, muy vieja.

Sin mucho enredo se resignó y prefirió ponerse en marcha para bajarse a jugar con Toobin en el suelo otra vez, pero cuando se iba a dar la vuelta sobre su lugar para bajarse en retroceso como una excavadora, los ojos delgados de curioso párpado del castaño cayeron sobre un objeto conocido que siempre llamaba su atención.

Un reluciente teléfono que con una gran mancha verde en su pantalla parecía llamarlo hasta él cual canto de sirena.

Intentó resistirse con toda su fuerza de bebé, realmente lo intentó, pero luego de tres segundos batallando contra su propia curiosidad, el infante gateó apresurado hasta el aparato que ¡Oh, vaya! Mágicamente había caído en sus manos, incluso si era tan pesado que tomándolo por la borde inferior 一como estaba haciendo一 se mecía hacia adelante. De seguro eso último era obra de una fuerza invisible que quería derrotarlo, pero escucha esto gravedad, ¡No podrás vencer a Choi Kai!

Con su mirada curiosa pegada a la pantalla que de pronto estaba tan cerca de su cara gracias a su fuerte agarre indestructible justo en el medio y con base manos, Kai se mostró aún más interesado en el contenido mostrado frente a él cuando símbolos extraños que le frustraban hicieron su esperada aparición por arte de magia frente a él.

"Presione continuar para iniciar su cuenta."

El castañito frunció su ceño luego de correr su vista unas tres o siete veces sobre el texto en la espera de obtener una respuesta sobre lo que se supone debía entender. Al final alejó el aparato e hizo lo que aprendió con su padre luego de tres largas semanas a su lado.

Golpear insistentemente el teléfono con una de sus manos ya que no sabía leer.

Un fuerte sonido de campana retumbó por los altavoces diminutos del aparato y Kai pegó un chillido asombrado, casi que con brillos revoloteando a su alrededor al ver como la misteriosa caja cambiaba a más cosas extrañas frente a él.

Majia.

Creyendo que estaba haciendo las cosas bien, rió y repitió su acción anterior una vez más, y luego otra, una cosa extraña con símbolos extraños se extendió de repente sobre la superficie, de inmediato se acordó de las comiquitas que veía cuando su papá encendía el apartado que con una cara fea y un grito horroroso lo había espantado, entonces puso todo su ingenio y comenzó a presionar más botones para escribir su código secreto, que según solo él podría conocer.

Era un secreto, obviamente solo él podría saber al respecto. No sean tan bobos.

Bastó mantenerse en eso por al menos dos minutos, dos largos y entretenidos minutos en los que el pingüino se sintió como todo un profesional en el arte del espionaje, terminó con su misión cuando un círculo incompleto comenzó a dar vueltas y vueltas frente a él.

Kai siguió uno de los lados del círculo con su mirada hasta que se sintió mareado.

Y justo cuando pensaba que no sería capaz de resistir a tal prueba de seguridad como aquella de seguir el círculo ¿Qué creen? ¡Podía ver su rostro en la cosa esa que Yeonjun llamaba telenofo!

La tecnología era tan increíble.

El bebé miró con ojos grandes y asombrados la pantalla, tal como si un nuevo planeta se estuviese armando frente a sus ojos en un universo de posibilidades infinitas, distrayéndose y presionando varias veces un botón invisible que dejaba su rostro suspendido por unos segundos antes de moverse y desaparecer de nuevo, tomando foto por foto sin darse cuenta, plenamente inmerso en el hecho de lo bien que le quedaba su poderosa pijama de pingüino.

De la nada su rostro se quitó de la pantalla y él frunció el ceño en desagrado.

Hey ¿Por qué ya no podía verse?

Qué mala educación, él estaba disfrutando de su bello rostro.

De nuevo una gran mancha, pero en este caso roja y en forma de corazón, se apareció en el campo de visión limitado del niño de melena castaña junto a otro gran texto que el infante no podía leer.

"¡Felicidades, ya tienes una cuenta!"

Oh, bueno.

Kai miró confeti de colores y una cara feliz, así que asumió que era una fiesta y rió.

Un rato pasó, si tuviéramos un reloj sabríamos cuánto, pero ese no es el caso. Yeonjun regresó a su habitación luego de una larga llamada con una tía lejana que soñó con él esa noche y creyó que algo podría pasarle, durante el trayecto comprendido entre la sala en planta baja y su habitación en el segundo piso estuvo pensando en qué estaría haciendo el pequeño Kai, por lo que antes de entrar echó un vistazo a la habitación de enfrente.

一¿NingNing?

Miró alrededor sin necesidad de entrar por completo a la habitación levemente acondicionada para que el menor guardara los incontables juguetes con los que Soobin lo había consentido esa semana. Al notar que solo estaba Toobin tirado sobre la pequeña alfombra circular, el peliazul frunció su ceño, cambiando su rumbo a su propia habitación en busca del niño.

Yeonjun supuso sin problema que el niño había migrado a su habitación en su búsqueda y tenía razón, de todas formas acabó abriendo sus ojos hasta su límite al notar como el bebé de pijama de pingüino estaba moviendo su mano de lado a lado en la pantalla de su teléfono, completamente inmerso en su actividad tan importante de la que el Choi mayor era absoluto ignorante.

一No, no... eco. Shi, no... No~ 一el niño soltaba diminutos murmuros mientras que su mano se encargaba de ir a la par de su voz.

Con un ceño fruncido en confusión, el mayor se acercó hasta la cama para quedarse de pie junto a ella, justo a un lado del niño que invadió su privacidad mejor que su madre cuando tenía quince años y sus hormonas comenzaron a hacer estragos en su cuerpo.

El castaño seguía ignorando la presencia de su progenitor.

一Kai ¿Qué haces...?

Entonces Yeonjun bajó cada vez más el tono de su voz cuando miró como su pequeño hijo pasaba entre perfiles de Tinder sin siquiera saber para qué era eso, entreteniéndose solo con el movimiento que hacía al pasar su mano sobre las imágenes de lindas señoritas de diferentes etnias que no se parecían en nada a su madre y que de igual forma no sabía ni qué hacían allí.

Yeonjun se vio en la obligación de arrebatarle su teléfono al infante cuando una fotografía nada apropiada de los voluptuosos atributos de alguna ciudadana del mundo se atravesó en el camino del menor.

一¡Kai, no!

El peliazul tomó desprevenido al infante y este le miró con una expresión que claramente demostraba su diminuta indignación.

¡'Ame! 一Con su lengua mocha, Kai esperaba ser entendido por su odioso padre.

一Cuando lo puedas decir bien te lo daré 一respondió Yeonjun, provocando que el más pequeño hiciera un puchero luego de resoplar como un caballo.

El mayor miró con seriedad al niño que se intentó cruzar de brazos torpemente y se dispuso a revisar el desastre que el niño habría hecho en su teléfono.

Y sí.

Kai había creado todo un perfil en Tinder.

Nombre de usuario: Night n buck.

Edad: 79 años.

Gustos: jskskdj.

Ubicado en: La Guaira, Venezuela.

Biografía: jdjpfodlhlhshlsgkzkb bkvmxbshlsgkatiarksgkzgkvoh bocljdgsgasbl. ccfghjjjihegjkñ.

Yeonjun sintió que una lágrima se le saldría luego de tal texto poético que tocó su corazón, sobre todo en el "ccfghjjjihegjkñ."

Todo el perfil era acompañado de cuatro fotos de calidad cuestionable en donde se podía apreciar tres cuartos de los ojos del bebé, una parte de su pijama y el techo de la habitación, esto debido a que tal vez la fotografía no sería la carrera ideal para Kai cuando en un futuro cumpliera la edad necesaria para preguntarse a sí mismo si siquiera sabía que querría hacer con el resto de su larga vida.

Yeonjun rió con fuerza cuando en una de las fotos se aparecía la nariz borrosa y los ojos sorprendidos del curioso niño que seguía intentando entender cómo se supone que cruzaba sus brazos sin acabar enredándolos entre sí de forma extraña.

Ah... Kai era todo un caso.

El de distintivo cabello azul hizo un par de capturas de pantalla para mostrarle más tarde a Yeosang y Soobin lo que habían provocado, se aseguró de guardar las icónicas fotos del niño y se sentó en la orilla de la cama, listo para borrar la cuenta.

Y de la nada, cientos de notificaciones a un volumen alto y acompañadas por un texto que repetía una y otra vez la frase"¡Has hecho match!" Llegaron al instante junto con múltiples solicitudes de chat que en su mayoría iniciaban con un "¡Qué bebé tan lindo!", "Eres una cosita" o muchos emojis que halagaban la ternura del pequeño niño que se tomó la molestia de buscar nuevos horizontes en internet.

El peliazul miró a Kai, quién de un momento a otro se encontraba en su propia exploración sacándose un moco.

一Eres un rompecorazones 一aseguró Choi al que instantes después estornudó tan fuerte que una burbuja de moco se formó en su nariz, creando asombro reflejado en una mirada brillante一, por supuesto que lo eres.

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