64. ¿AMOR MÍO?.
Salmos 15
5 Quien su dinero no dio a usura,
Ni contra el inocente admitió cohecho.
El que hace estas cosas, no resbalará jamás.
Me encierro en la habitación y después de un baño me arrodilló a hablar con Dios.
En aquella oración le pedí a Dios que tuviera misericordia de esta familia y que restaurará la salud del señor Fary.
Narra Fabricio:
No me la van a creer.
Pero a pesar de todo lo que he pasado en vez de estar triste, me encuentro con una sonrisa de oreja a oreja.
Si, así es.
Ver a Luna hizo que se me cambiará el genio.
La hubieran visto cuando llegué.
Ella estaba sentada en una silla profundamente dormida.
La veía y no lo creía.
Tanto buscarla y no dí con ella.
Cuando finalmente la dejé de buscar, la encontré en el lugar menos pensado.
Ahora entiendo cuando dicen que las cosas se hallan cuando ya no las están buscando.
Pues tienen razón.
—deja de sonreír —dice Jak —llevas como una hora con esa misma sonrisa.
—dejame ser un poco feliz —contesto. —por cierto, ¿Que estaba haciendo ella aquí? —pregunto curioso.
—ya lo sabrás —responde.
Ruedo los ojos al ver que Jak nunca da respuesta claras.
Al final le toca a uno mismo averiguar las cosas.
—¿No sientes entrar a ver a tu padre? —me pregunta.
Yo niego con la cabeza.
Lo que menos quiero es ir al ver al viejo y que le dé otro patatus.
—desde acá fuera lo cuido.
—preguntó por ti. —me informa.
—dale saludos de mi parte.
Jak niega con la cabeza.
—eres un caso perdido.
—ya lo sé.
Jak vuelve a entrar a la habitación.
—¡Ese mocoso! —le escucho a mi padre quejarse al poco tiempo.
Supongo que se refiere a mi.
—calmese tío —le dice Jak.
Saco mi teléfono y trato de distraer la mente leyendo comentarios en Instagram.
«Está va a ser una larga noche».
....
Siento como unas suaves manos acarician mi cabello.
Levanto mi cabeza y me encuentro con Luna.
Ella me dedica una agradable sonrisa.
—ve a descansar amor mío —me dice.
—¿Amor mío? —repito incrédulo.
—si, tu eres el amor de mi vida —asegura.
Eso sonó tan lindo de sus labios.
Estiró mi mano y acarició su mejilla.
Siento como si esto fuera un sueño cumplido.
Finalmente Caroling está reconociendo que se muere por mi.
—tu también eres mi amor. —le digo. —querida Luna.
—¿Cuál querida Luna? —me pega en el hombro —soy tu madre.
Eso hace que termine de despertar y vea quien es que está frente a mi.
«Dios mío».
«Creo que me estoy volviendo loco».
—lo siento mamá —me disculpo —es que se me hizo que estaba en la galaxia y que tú eras la luna, por eso dije eso.
—si claro —me mira incrédula.
—bueno —me pongo de pie —ya me voy a descansar, dale saludos al viejo de mi parte.
—ve a la mansión, —me dice —te queda más cerca para que descanses.
—lo pensaré —digo caminando hacia el ascensor.
...
Mientras descanso en la limusina, decido hacerle caso a mamá e ir a la mansión.
Hace días que no tengo la mansión para mí solo.
«¿Por qué no ir a divertirme un rato?».
—llevame a la casa de mis padres —le ordenó al chófer.
—como usted mandé —responde.
Eso es lo bueno de tener plata y gente a la disposición de uno, por unos cuantos pesos estarán dispuestos a hacer cualquier trabajo.
Me acuerdo de mi antiguo chófer y suelto una risita.
Aquella vez casi se muere viendo la cabeza de Elisa.
«Que gallina».
....
—hemos llegado —me informa el chófer.
Me bajo de la limusina y me quito las gafas de sol haciendo que quede eclipsado por los rayos de sol.
Inmediatamente me pongo las gafas nuevamente.
—oh mi ni...—se calla —oh joven Mendes, bienvenido a su casa. —me recibe amablemente el mayordomo.
Me quedo mirandolo por unos cortos segundos.
—ya estás viejo —le digo.
Él sonríe.
—así es —lo acepta.
—¿No has pensado renunciar? —le lanzo una indirecta.
—a veces, —responde —pero luego recuerdo que he dedicado la mayor parte de mi vida a esta familia y se me pasa.
Yo suspiro.
—desde que tengo memoria siempre el mayordomo ha sido usted don Batisto.
—Evaristo, —me corrige amablemente —mi nombre es Evaristo.
—eso dije, Batisto —le llevo la contraria.
Él suspira y se da por rendido.
Sabe que pelear conmigo no tiene caso.
Camino hacia la puerta de la mansión pero me detengo de golpe al ver el jardín.
Una sonrisa aparece en mis labios al recordar mis fechorías en este lugar.
—oh vaya, —comento —el jardín está hermoso.
Veo la cara de terror de don Batisto.
Estoy seguro que internamente está rezando para que yo no entre al jardín.
Jajaja.
Cambio de dirección y voy hacia ahí.
—¿No desea descansar primero? —me propone un poco temeroso.
—naaahhh —respondo.
Entro al jardín y sin pensarlo dos veces arranco un capullo de rosa.
—uumm —lo huelo —que bien huele.
Veo la cara de sufrimiento del mayordomo.
Sigo caminando mirando todo a mi alrededor y sin cuidado alguno piso algunas plantas que apenas están empezando a crecer.
—quiero que corten este arbusto —le digo con altivez.
—¿Pa...para que? —pregunta con pesar.
—para hacer una fogata —le informo. —tampoco me gusta este cactus, —lo miro con desprecio —me puedo lastimar y...
—esta bien, está bien —me interrumpe —descanse primero y luego hablaremos de esas cosas.
—okey.
Él viejo suspira aliviado.
—pero no crea que me voy a olvidar —le digo.
Entro a la mansión y veo como está todo.
—hogar, dulce hogar —digo suspirando.
Recuerdo cuando vivía aquí.
—joven Fabricio —salen todas las empleadas a recibirme. —bienvenido a casa, ¿Que desea?.
—deseo que me preparen el jacuzzi —respondo.
—enseguida voy —dice una.
—¡Espera! —la detengo —yo decido quien va.
Comienzo a mirar entre todas a ver cual está más guapa.
—tu —señalo a una peli castaña con cara de niña.
Ella asiente y se va para mí habitación.
—¿Quiere algo de comer? —me pregunta otra.
—mas tarde tal vez —respondo.
Subo las escaleras y en menos que nada llegó a mi habitación.
Apenas la abro percibo un olor bastante agradable.
Hacía arto que no entraba aquí.
Por lo visto han estado bien pendientes de ella.
Aparte del olor agradable, siento algo especial.
Es como si...
—su baño ya está listo —me informa la chica del servicio.
Yo me comienzo a desabotonar la camisa, ella se sonroja y se apresura a salir del cuarto.
Pero antes de que lo haga, la tomo del brazo.
Hace rato que no me divierto, así que voy a aprovechar.
—¿Que tal si nos damos un baño juntos? —le propongo.
—nooo —responde apenada —como creé.
—¿Estás segura? —comienzo a besar su cuello.
Ella se estremece en mis brazos y comienza a ceder.
La llevo hacia la cama, pero apenas tocó la cama sucedió algo extraño.
—definitivamente eres todo un degenerado —escucho la voz de Caroling.
Volteó a ver y está parada en la puerta.
—tu padre está súper mal en el hospital y tú aquí gozando con las empleadas, que asco.
Tomo a la empleada del brazo y la saco de la habitación sintiéndome el peor hijo del mundo.
Cuando volví a ver hacia donde estaba Caroling, ya no había rastro de ella.
Me rasco la cabeza confundido.
«Creo que me estoy volviendo loco».
Ya son dos veces que la he visto en el día.
Primero la confundí con mi madre.
Ahora esto.
Me terminó de desvestir y voy al jacuzzi.
Me sumerjo en el agua, estiró la mano y pongo música a todo volumen por el Bluetooth del teléfono.
Lo bueno de que mi papá no esté, es que no va a regañarme.
....
Después de estar como una hora sumergido escuchando música y cantando, tomo el shampoo para lavar mi cabello rubio.
«Un momento».
Miro el tarro de shampoo.
«¿Que pasó aquí?».
«¿Por qué el tarro está tan mermado?».
«Eso es raro».
Cómo que alguien más se está beneficiando de mis cosas.
Es cierto que yo ya no vivo aquí.
Pero eso no le da el derecho a nadie de tocar mis cosas.
Tengo que tomar cartas en el asunto.
Luego de bañarme, me visto y salgo a investigar quien es el intruso o intrusa que ha entrado en mi habitación.
Tengo mis sospechas de que es una mujer.
....
Después de haber comido, reuní a todas las empleadas y le pregunté una por una para ver quién es la aprovechada.
—no joven, —dicen —nosotras no nos atrevemos a hacer semejante cosa.
—osea que el shampoo, la loción, acondicionador y todas mis cosas, se han ido consumiendo solas —les digo.
—no es eso, —habla una chica temblando de miedo —lo que pasa es que hay una huésped en su habitación.
Inmediatamente comienzo a reír.
Mis padres jamás reciben huéspedes de ninguna clase, ni siquiera la propia familia.
Mucho menos los dejan usar las habitaciones familiares.
Peor aún la de su único hijo.
—que graciosa, —le digo —estas despedida.
—pero...
—¿Te vas o mando a mis hombres que te saquen?. —la interrumpo.
Ella comienza a llorar y sale corriendo en busca de sus pertenencias.
—bueno —continuo hablando mientras me paseo alrededor de ellas mirando a ver cual parece más sospechosa. —espero que ahora sí estén dispuestas a decir la verdad.
Una de ellas levanta su mano temblorosa.
—¿Quien fue? —le pregunto.
—¿Pu...pu...puedo ir al baño? —pregunta.
—adelante.
Ella sale prácticamente corriendo y yo sigo interrogando a las otras.
De repente me dan ganas de ir a ver porque la empleada no ha regresado.
«Esto de ser detective me está gustando».
Voy a ver y la escucho hablando.
—señora Emine, —dice prácticamente llorando —apenas escuché este audio, devuélvame la llamada, su hijo está...
No la dejé terminar, entre al baño, le quité el teléfono y borre el mensaje.
—tambien estás despedida —le informo.
Vuelvo nuevamente a la sala en dónde las tengo reunidas.
Miro a cada una de ellas detenidamente.
Al final mi mirada se detiene en una chica con cabello del mismo color del mío.
—¿Que shampoo usas? —le preguntó.
Ella se pone a llorar.
—lo... Loréal —dice entre lágrimas.
—¿Loréal que? —le pregunto.
—loréal rubios blondifier gloss —suelta el llanto —yo lo compré con casi medio sueldo de trabajo, por favor no me eche.
Sonrío ampliamente.
—que casualidad que mi shampoo también se llame así, definitivamente tu eres la culpable, recoge tus cosas ahora mismo.
Ella sale de ahí corriendo.
—y ustedes vayanse hacer oficio —le digo a las demás.
La demora fue dar la orden cuando ya estaban en huida todas.
Si pensaron que me iban a ver la cara, están muy equivocadas.
Salgo de la mansión y me dirijo hacia la mansión de Jason.
Él muchacho se a esforzado.
Eso de cantar música ofensiva al género femenino, le ha dado bastante plata.
Ahora vive como un rey en una mansión rodeado de mujeres.
Parece un príncipe árabe.
....
Escribo la clave de acceso y entro a la mansión.
Parece que no hubiera nadie, pero al fondo se oye música.
Camino en dirección a la piscina y allá lo encuentro.
Un Jason en mero boxer rodeado de modelos hermosas.
—¡Hola brother! —me saluda con una copa de champagne en la mano —que bueno que me viniste a visitar, ponte cómodo.
Me siento en una de las sillas mecedoras que hay y dos chicas llegan hasta mi y me comienzan hacer masajes.
—lamento lo de tu padre —me dice —es una pena que no lo haya podido ir a ver, he estado bastante ocupado —se besa con una chica.
—eso me doy cuenta, —contesto. —por cierto me encontré con Luna.
—¿Sigues con eso? —pregunta con tono aburrido —dejala ir.
—¿Que pasa sino quiero?.
—¿Ya te olvidaste de Linda? —pregunta.
Lo miro confundido.
Que yo sepa, esa demonia jamás me ha interesado.
Ya ni siquiera me acordaba de ella.
—¿Que pasa con ella? —pregunto.
—¿Ya te olvidaste de todo lo que te hizo? —pregunta de nuevo —¿Acaso no piensas cobrar venganza?.
Inmediatamente comienzo a recordar todas sus maldades.
La última broma que me gasto, fue otro nivel.
Por poco y me mata.
«Definitivamente tengo que cobrarle».
—tienes razón —le digo —me estaba olvidando, pero ya recordé, lo que no sé es como vengarme.
—eso déjamelo a mi —sonrie con malicia —yo te ayudo, solo llámala y ya está.
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