Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

60. CASATE CONMIGO.

Salmos 49

10 Pues verá que aun los sabios mueren;
Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
Y dejan a otros sus riquezas.







Sin pensarlo dos veces corrí hacia él terminando de acortar la distancia que nos separaba y me abalancé sobre él rodeando su cuello con mis brazos.

Verlo me hacía sentir un gran alivio.

Hacía que estuviera segura.

Si Erick está aquí, significa estás personas no son nada malas.

De lo contrario no permitirían que uno de los J5 se diera cuenta de mi residencia.

Además Jak también lo sabe.

Lo dejo de abrazar y lo miro.

—hola Luna —me dice con una sonrisa. —me alegra verte.

—¿Cómo supiste mi paradero? —pregunto.

—Jak me lo dijo —responde lo obvio.

—si supieras la noche tan terrible que pase —hablo despacio para que no me oigan. —ese señor Fary....

—lo sé, lo sé —me interrumpe riendo —el señor Fary por veces suele ser terrible, si tan solo supieras los malos ratos que le hace pasar a sus empleados en la empresa.

—osea que de por si él es así —comento.

—si, —habla en voz baja —por ratos parece loco, ven —me toma del brazo —vamos a tomar aire.

—¿Los dos? —pregunto inquisitivamente.

Él ríe.

—si deseas podemos invitar al señor Fary.

—nooo, gracias —comenzamos salir. —por cierto, ¿Cómo es que ese señor es tío de Jak sino se parecen en nada?.

—¿Tío? —pregunta incrédulo.

—si, tío —le aseguro.

—que yo sepa Jak no tiene tíos. —frunce el ceño.

—pero si él mismo me lo confirmó ayer que lo llame.

—uumm, —se queda pensativo —así que Jak te dijo eso.

—¿Me mintió? —pregunto alarmada.

—no, —se apresura a decir —ahora que lo recuerdo si tiene tíos.

—¿También tiene primos fallecidos? —pregunto con curiosidad.

—si, creo que también los tiene —responde sin darle mucha importancia.

Seguimos hablando, hablando y caminando por el césped interminable de la mansión, por cierto está mansión también tiene aeropuerto incluído aquí mismo.

—¿Estás segura de querer quedarte aquí? —me pregunta Erick de repente.

—¿Por qué la pregunta? —pregunto.

—porque de no ser así, yo puedo pagarte hotel, es más le puedo decir a Deimond que te dé una suite por tiempo ilimitado. —responde.

Su propuesta suena tentadora.

Pero no quiero ser una carga para mis amigos.

Es verdad que a ellos no les costará nada, pero aún así no quiero.

Además no quiero encontrarme con él rostro molesto de ese J3.

—creo que prefiero quedarme aquí, al menos hasta que consiga un trabajo —le digo.

—si quieres te puedo conseguir un trabajo ahora mismo —me propone.

—no gracias —respondo —no quiero ganarme las cosas por tu influencia, prefiero ganármelo yo solita.

—de acuerdo, se hará a tu manera.

—bueno, —suspiro mirando el cielo —ya hemos hablado de mi, ahora hablemos de ti —lo codeó —¿Como vas con Jiseth?.

Su rostro decae por completo apenas pronunció ese nombre.

—¿Que pasa?.—le pregunto.

—nada, es solo que no quiero saber de ella por el momento. —desvía su mirada hacia otro lado.

—oh vamos, —insisto —cuentame lo que pasa.

—ella no me quiere —sus ojos de cristalizan —siempre me rechaza, incluso me dijo que era un acosador.

—¡Que!, —exclamo enfadada —¿Que te dijo?.

—que era un acosador.

—eso ya es el colmo —exploto —¿Que se cree ella?.

Erick me abraza.

—no lo sé —responde —solo sé que fue un gran error enamorarme de mi mejor amiga.

—no lo entiendo —contesto mientras suavizó su espalda —si yo fuera ella, hace rato había dicho que si y me habría casado con los ojos cerrados.

—¿Lo dices enserio? —pregunta dejándome de abrazar.

—lo digo enserio —aseguro.

—entonces casate conmigo.

—acepto casarme contigo —lo vuelvo abrazar.

Sé que él lo decía en broma.

Pero de verdad que no sé qué es lo que le pasa a Jiseth haciendo sufrir a mi amigo.

—cuentame todo desde el principio, a ver si logro justificar la actitud de Jiseth —le digo.

—pues...

Erick me cuenta todo desde el principio hasta el final y la verdad fue que no la pude justificar.

—creo que ya es hora de que tengas dignidad de hombre —le digo.

—¿Que se supone que haga? —pregunta tumbado en el césped.

—olvidate de ella y cásate conmigo —me atrevo a decir.

Estoy dispuesta a casarme con él, antes que ver cómo le parten el corazón en mil pedazos.

—¿Estás segura? —vuelve a preguntar serio fijando su mirada en mi.

—muy segura —le digo —no permitiré que ni ella ni nadie, le rompan el corazón a mi amigo, sé que es tu mejor amiga y todo, pero eso no le da el derecho de herirte como lo está haciendo.

Erick ríe ante mis palabras.

—definitivamente eres mi heroína, más te vale que cumplas lo que dijiste, en el futuro te buscaré y me casaré contigo, si definitivamente Jiseth no me quiere.

No digo nada.

Simplemente me dejó caer en el césped y veo la lluvia caer en el techo.

Afortunadamente el techo es transparente lo cual te permite ver el cielo grisáceo.

Miró de reojo a Erick el cual está sumido en sus pensamientos.

Me da mucha felicidad que se halla abierto conmigo.

Pero me duele que esté sufriendo.

Por veces me dan ganas de ir a buscar a la hermana Jiseth y preguntarle ¿Por qué es así de cruel con él?.


El teléfono de Erick vibró en su bolsillo, lo sacó y miro el mensaje.

—creo que ya es hora de irme, —se pone de pie y me da la mano.

Yo me siento con su ayuda y me quedo mirándolo.

De verdad que fue grato tenerlo aquí conmigo.

—gracias por haber venido —le dedico una sonrisa.

—gracias a ti por escucharme —contesta —por cierto Jak te manda muchos saludos, también dijo que si te aburrias aquí, las puertas de su casa siempre estaran abiertas.

—okey.

—Dios te bendiga —se despide y se va.

Me quedo mirándolo hasta que llega a su auto, sube en el y se va.

Luego de eso me dejó caer nuevamente en el césped y cierro los ojos.

Trato de no pensar en nada.

Me concentro solamente en escuchar las gotas suaves que caen en el techo por la lluvia.


...




—señorita —alguien me llama.

Abro los ojos y veo a una de las jovenes que hace los oficios en la mansión.

Por cierto lleva puesto un delantal muy bonito.

—la mesa ya está servida —me informa antes de irse hacia la mansión.

Me levanto y camino hacia la mansión.

Ya casi voy a llegar, pero al pasar por el jardín algo llamo mi atención.

En medio de los arbustos se escucho una voz que cantaba y decía.

—Gozándome yo voy al hogar celestial
Caminando, caminando.

Me acerco un poco sin dejar de escuchar.

—Pues no me encanta más el placer terrenal
Caminando para aquel hogar.

Inmediatamente reconozco que ese es un himno muy antiguo pero hermoso el cual está en el himnario.

—Caminando, caminando
Para aquel hogar, donde está Jesús
Caminando, caminando
De la mano del Señor Jesús

Me meto en el jardín buscando al dueño de esa voz.

Siento que es alguien especial.

No cualquiera canta himnos.

—Yo quiero pecadores conmigo llevar
Caminando, caminando.

Finalmente encuentro al dueño de aquella voz.

—Que en Cristo puedan ellos salud encontrar
Caminando para aquel hogar

Es un hombre entrado en años, el cuál está súper concentrado apodando unos arbustos mientras canta.

—Caminando, caminando
Para aquel hogar, donde está Jesús
Caminando, caminando
De la mano del Señor Jesús

Está tan centrado en lo que hace que ni siquiera sintió mi presencia.

—Y entonces con mi Cristo por siempre estaré
Caminando, caminando
Su nombre sacrosanto yo alabaré
Caminando para aquel hogar

Sigue cantando, pero no lo hace de cualquier manera, quizás no sepa controlar los tiempos, posiblemente desconozca las notas musicales, pero lo hace con todo el corazón y lo más importante es que lo hace para Dios.

—Caminando, caminando
Para aquel hogar, donde está Jesús
Caminando, caminando
De la mano del Señor Jesús

Cuando termina la última estrofa, se pone de pie y me mira.

Inmediatamente se asustó y mando ambas manos a su pecho.

—¡Dios santo! —exclamo —me has asustado.

Yo no digo nada, simplemente me dedico a observarlo.

—¿Quien eres? —me pregunta alarmado.

Continuó en silencio, solo lo miro.

—¿Acaso eres una ladronzuela?, ¿He? —me pregunta.

Sigo sin responder.

La verdad es que a pesar de que debiera sentirme ofendida, lo único que hago es sonreír.

—si vas a robar, en la mansión encontrarás todo lo que necesitas, solo no te metas con mis matas —abraza un arbusto.

Yo suelto la risa al ver su actitud.

No sé porque pero la actitud de este abuelo me encanta.

—pensandolo mejor —deja de abrazar el arbusto —es imposible que me robes, aquí hay muchos escoltas.

Yo asiento como respuesta.

—¡Santo cielos!, —exclama otra vez y se golpea la cabeza —como lo siento, la señora me había hablado de usted, es solo que ya no me acordaba, eres Luna ¿Verdad?.

Yo asiento.

—¿Y usted es el jardinero? —pregunto.

—te equivocas —me mira ofendido —soy el mayordomo y considerando que vas a vivir aquí, debes de saber una cosa.

—¿Que cosa? —pregunto.

—el jardín es mi territorio y no permito que nadie lo toque, así que ¡Fuera! —me echa.

Yo asiento ante sus palabras pero no me las tomo enserio.

Es un abuelito gruñón, pero se ve que es adorable.

Solo es cuestión de tiempo para ganarme su corazón.

—esta bien, —le digo —ire almorzar, pero volveré.


Salgo de ahí y entro en la mansión.

Apenas llegó al comedor me encuentro con los señores de la casa.

Ambos están sentados alrededor de la mesa sin probar sus platos.

Tomo lugar en el mismo lado en el que desayuné está mañana.

Le dedico una sonrisa a la señora y comienzo a comer.

Después de almorzar me dispuse nuevamente en ir en busca del mayordomo.

Pero cuando ya iba a salir la señora Emine me llamó.

—Luna.

—¿Si? —volteo a verla.

—estaba pensando en salir, me preguntaba si te gustaría acompañarme.

En vez de quedarme aquí a solas con ese señor Fary.

Por supuesto que prefiero acompañar a la señora.

—claro —respondo.

Ella toma su cartera y salimos de la mansión.

—acompañame —dice mientras oprime un botón.

En ese momento una gran pared se abre por la mitad dejando a mi vista un gran parqueadero.

Simplemente no lo puedo creer.

Mi boca se abre en una gran o del mero asombro.

Definitivamente las personas con dinero, no escatiman esfuerzos.

Ahí en ese parqueadero había toda clase de autos.

Era algo de no creer.

Habían más autos ahí que ni en el concesionario de autos.

«Dios mio».

—ayudame a escoger que coche llevar —me dice.

—yo...—no dejó de mirar todo el lujo que hay.

Uno en particular llama mi atención.

Es un Lamborghini de color rojo.

También hay una moto ninja de color rojo.

Entre otros autos bastante fabulosos.

—esos que están viendo son la colección de mi hijo —me informa ella. —yo jamás los toco, él es muy delicado con sus cosas, pero considerando que ya no está, si deseas puedes tomar el auto que quieras.

Eso sí que sonó bastante tentador.

—me gusta el Lamborghini rojo —hable sin pensar.

—le diré a uno de mis hombres que vaya y le pida la llave del auto a Fary —me dice —¿Sabes conducir?.

Yo asiento.

—entonces no sé diga más, el Lamborghini rojo estará a tu disposición para cuando lo necesites.

—no sabría cómo agradecerle —le digo apenada pero super emocionada.

Estoy tan feliz que quiero saltar y gritar.

Ese hijo de estos señores llevaba una gran vida.

—no me lo agradezcas —me dice —solo disfruta la experiencia.

Ella le da ordenes a uno de sus hombres y fue cuestión de minutos para que las llaves del Lamborghini estuvieran en mis manos.

No lo dude ni un segundo y me subí en el auto.

Se sentía algo inexplicable.

La textura, la suavidad de los asientos y el aroma a perfume masculino que tenía el auto.

Es como si no hace mucho el fallecido hubiera hecho uso de este auto.

—¿Puedo poner música? —le pregunto a la señora que ya está sentada en el asiento copiloto.

—por supuesto que puedes, el auto es casi todo tuyo.

Puse música cristiana a todo volumen, aceleré el auto y luego di cambio saliendo a toda velocidad.






Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro