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46. ¿ERES VAMPIRO?.

Eclesiastés 9
4 Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto.

Proverbios 17
17 En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.








Narra Jak:



Horas después.



Veo a Fabricio cómodamente sentado en su sofá con una sonrisa de diversión en su rostro.

Aquella que tiene cuando va hacer una travesura.

Tiene el teléfono en su mano.

Me acerco un poco para ver y veo como este le manda un vídeo a Erick.

Cierro los ojos y niego con la cabeza.

Cuando los abro me encuentro con Erick en la estación de policía.

Me mandó las manos a la cabeza al ver lo que está haciendo.

—¡Dios mío, no! —digo.

Su rostro está rojo, lleno de ira y está encima de Mauricio golpeandolo sin parar.

Mauricio intenta defenderse pero la fuerza que Erick está ejerciendo es tan descomunal que le está destrozando el rostro y Mauricio ni siquiera sé puede defender ni un poco.

Los policías tratan de apartarlo pero...

La escena desaparece de mis ojos y veo a Deimond con Linda.

Por sus rostros puedo notar que están peleados.

Deimond se arrodilla frente a Linda y comienza a suplicarle.

Está niega con la cabeza y le entrega unos papeles.

Deimond los toma en sus manos.

Linda se comienza a ir con una gran maleta.

—¡¡Noooo, Linda noooo!! —grita él apenas termina de leer los papeles.

Son los papeles del divorcio.

«Dios mío, ¿Que es lo que está pasando?»

La escena cambia y aparece Jason.

Se encuentra súper feliz.

Hace mucho que no veía a mi amigo sonriendo de esa manera.

Después de lo que pasó con su hermano, él pobre la ha pasado muy mal, pero hoy su rostro luce feliz.

Está sentado en un cómodo sillón de oficina, tiene un esfero en su mano derecha y sin dudar, firma los documentos que hay en ese escritorio, luego estrecha su mano con él hombre que está sentado frente a él.

Me acerco a ellos y leo el contrato que han firmado.

Es un contrato para una gira musical a otro país.

No he terminado de leer cuando la escena desaparece y veo un reloj gigante el cual comienza a girar sus manecillas.

Griran, giran y giran.

A medida que lo hacen puedo ver cómo los días van pasando rápidamente.

Hasta que se llega el día de la gira musical.

Veo a Jason subiendo en su Jet privado.

Finalmente lo veo en un gran escenario cantando las canciones que él mismo a compuesto.

Las canta con tanta pasión y esmero.

De repente aquel lugar en donde está lleno de gente, se comienza a llenar de oscuridad.

Unas nubes negras inmensas lo rodean.

Pero no son nubes de lluvia, son nubes de puros demonios que han llegado en cantidad a ese lugar.

De repente todo se vuelve un desorden.

Todo mundo comienza a pelear.

Aún así Jason sigue cantando a todo dar.

Cuando de repente una bala atraviesa su corazón y este cae del escenario muriendo instantáneamente, quedando con los ojos abiertos.

—¡¡Noooo!! —gritan sus fans —¡¡Jason nooooo!!.

Inmediatamente comencé a llorar al ver lo que estaba aconteciendo y sin pensarlo dos veces me metí entre la multitud y llegué hasta donde se hallaba Jason.

Quise cogerlo en mis brazos y abrazarlo, pero mis manos pasaron derecho.

Eso me hizo entender de que yo no estaba ahí en persona como tal.

Veo como su alma sale del cuerpo e inmediatamente me mira a mi.

—Jak —me dice un poco confundido al no terminar de entender que es lo que pasa.

Abrí mi boca para decirle, para explicarle.

Pero antes de que pudiera decir algo, llegaron los demonios y se apoderaron de su alma.

—¡¡Suéltenme!! —exije Jason con terror tratando de soltarse pero es en vano.

Son muchos los que se aferran a él.

Algunos por los brazos, otros de los pies, incluso de la cabeza.

Se lo están peleando.

Es como si de alguna manera lo fueran a despedazar.

—¡¡Ayuda!!, —grita Jason con angustia —¡¡Ayudame Jak, te lo suplico!!.

Lágrimas ruedan por mis mejillas al ver que ya no lo puedo ayudar.

Ya es tarde para él.

Perdió su oportunidad.

La oportunidad era cuando estaba vivo, no ahora.

—Señor por favor —digo en un intento por ayudarlo.

En eso veo como un hoyo se abre en la tierra y por ahí se llevan aquellas horrible creaturas a Jason.

—¡¡Noooooo!! —grito con todas mis fuerzas.


—¿Que pasa amor? —me habla Emily haciendo que vuelva en si.

—creo...creo que tuve una visión —le respondo un poco agitado mientras que gotas de sudor corren por mi frente.

No es la primera vez que me ocurren está clase de sucesos.

Lo más duro es que siempre se hacen realidad, aunque a veces he metido mano para que las cosas no sean así.

Como en el caso de la hermana Elisa.

Yo vi lo que acontecería con Fabricio.

La ví acostándose con él.

Hablé con ella, trate de advertirle, pero ella no me quiso oír.


—estas sudando —dice Emi tocando mi frente. —¿Quieres que te traiga un poco de agua?.

—no, —me comienzo a levantar —yo mismo iré por ella.

—¿Seguro? —me mira preocupada.

—seguro, —confirmo —no te preocupes —desposito un beso en su frente y salgo de la habitación.

A medida que voy caminando por el pasillo la turbación se quiere apoderar de mi y la angustia también.

—Dios mío —hablo en voz alta —ten misericordia de los J5, yo mismo los hundi en ese bajo mundo en el que están, por favor, ayudame a sacarlos a todos.

Afortunadamente Deimond y Erick ya son cristianos, pero hacen falta Fabricio y Jason y mientras no acepten a Jesús en sus corazones, siguen en peligro.

Y yo no quiero que ninguno de ellos se pierda.

Si alguien merecía perderse por lo malo que fue, ese era yo.

Fui el más despiadado de los J5.

Él que los hizo volver así como son.

Pero si Dios tuvo de mi misericordia.

Anhelo ver que tenga de ellos misericordia también.

Llegó a la cocina y me sirvo un vaso de agua.

Mientras me lo tomo marco el número de Fabricio.

Después de tres timbradas finalmente respondió.

—hasta que por fin se acuerda que tiene primo —es lo primero que dice.

Ruedo los ojos ante su comentario.

—¿Por qué no fue al culto? —pregunta.

Por lo visto ahora con Caroling, está juicioso yendo a culto.

—no me encuentro en los Ángeles California —respondo con tono aburrido.

Si algo no me gusta es tener que rendirle cuentas a un mocoso como él.

—si supiera todo lo que están diciendo en la iglesia de usted —me dice.

—ni te molestes en decirme, ya lo sé —contesto con tono aburrido.

De verdad que me duele mucho lo que está pasando en la iglesia.

Trate de evitarlo, incluso hablé con él pastor, pero este no quiso entender.

Me da igual lo que digan de mi.

Pero me entristece que el pastor este contaminando el altar de esa manera.

—oh vaya —comenta —como siempre te enteras de todo, por cierto, ¿Te puedo hacer una pregunta?.

—¿Que?.

—¿Eres vampiro?.

Me trago de golpe el último sorbo de agua al escuchar su pregunta.

—¿Lo dices porque me entero de todo? —pregunto de vuelta.

Fabricio siempre sale con unas preguntas muy tontas.

—no, —responde —lo digo porque no duermes, mira nada más la hora que es y me estás llamando.

Miró mi reloj y van a ser las tres de la mañana.

Es entonces cuando recuerdo para que fue que lo llamé.

—llamo para advertirte —le digo.

—ay no —se queja —no me diga que ya me va a regañar, ¿Me despertaste solo para eso?.

—si, —hablo con tono severo —no se te vaya a ocurrir por nada del mundo enviarle nada tonto a Erick que lo haga enfadar, porque si lo haces, yo no respondo y olvídate de que los directores te van a seguir aguantando.

No me gusta hacer esto, pero es de la única manera que Fabricio se va a quedar quieto.

—pero sino es nada tonto,  —se defiende —es algo bien importante, algo que le interesa.

—ya te lo dije —le advierto.

—definitivamente aparte de ser vampiro, también eres bru...

Corto la llamada antes de que termine.

Ya les dije que es un tonto.

Luego de eso marco el número de Deimond.

El pobre a batallado mucho para tener a Linda como para que a estas alturas de la vida la vuelva a perder.

Eso ya sería demasiado.

—¿Uumm? —contesta entre dormido.

Creo que ni siquiera ha visto quién es que llama.

—despierta —le digo.

—ahs —se queja —¿Que es lo que quieres a esta hora de la mañana?, ¿Acaso tú abuela se murió? —pregunta un poco más despierto —espera, verdad que tú abuela ya está muerta. —se ríe.

—ja, ja, ja, —rio sin ganas —llamo para informarte que se murió la tuya.

—¡¡Queeeee!! —exclama —¡¡¿Cómo así que se murió mi abuela?, y ¿Por qué no me avisaron a mi?!!.

Finalmente se ha despertado del todo.

—¿Que se murió quien? —escucho la voz de Linda despertando.

—es broma —me apresuro a decir.

La verdad es que no me gusta bromear, pero él empezó con sus chistes pesados.

—rayos —habla Deimond molesto —ya me estaba vistiendo.

Rio ante sus palabras.

—¿Tenías que decir eso? —escucho la voz de Linda a lo lejos regañandolo.

—perdón amor —se disculpa él y comienzo a escuchar como le da besos.

Inmediatamente carraspeó la garganta.

—deja eso, —le digo —yo todavía estoy en la llamada.

—cuelga —le dice Linda.

—ni se te ocurra —le advierto —aquí el que cuelga soy yo, además necesito decirle algo urgente, sal de la habitación.

—okey —dice Deimond no muy contento.

Siento como se comienza a levantar de la cama, escucho como abre la puerta de la habitación y la cierra nuevamente.

—solo aspiró a qué sea algo importante, porque sino...

—solo llamo para decirte que tengas mucho cuidado de tu matrimonio —le digo.

—¿Me llamaste a estas horas, solo para eso? —pregunta un poco molesto.

Corto la llamada sin responder su pregunta y comienzo a llamar a Jason.

Al primer tono contesto.

—¿Que onda brother?.

Por su tono de voz sé que está bien despierto.

—¿Que haces? —le preguntó.

—estoy cerrando el bar —responde.

—¿Vas a firmar un contrato? —le pregunto.

—es unas horas —responde feliz —se trata del mejor contrato que he hecho en toda mi vida.

—no lo firmes —le digo.

—pero...¿Por qué? —pregunta confundido.

—yo sé porque te lo digo.

—pero si es el contacto de mi vida, lo mejor de lo mejor, Jak no puedes hacerme esto, te he obedecido en muchas cosas, pero esto... —lo interrumpo.

—sino lo haces, yo mismo me encargaré de arruinarlo.

—ash —se queja.

Escucho como golpea algo súper molesto.

Corto la llamada.

Creo que los J5 van a reunirse para colgarme, excepto Erick.








Narra Jiseth:



Horas después.


Estaba sentada en el sofá de la casa, con el televisor prendido, pero ni siquiera le había puesto cuidado al programa que estaban pasando.

Creo que es una novela de amor imposible, algo así.

Es lo poco que he logrado escuchar.

Me encuentro sola en casa porque mi madre salió a trabajar.

Está es la hora que no termino de asimilar lo que hice.

Tuve el valor de ir a declarar contra Mauricio.

Fabricio habia puesto la denuncia y llevado la evidencia, solo quedaba dar mi declaración confirmando los hechos y así lo hice.

Ahora el pastor me quiere matar.

Aún no olvido la última mirada que me dió.

Fue tan aterradora.

Al principio yo no quería declarar.

Pero mi madre me insistió a que lo hiciera.

Me dijo que por muy hijo de pastor que fuera Mauricio, no tenía el derecho de haber hecho lo que hizo.

Fue así como me llené de valor e hice lo que hice.

Pero ahora creo que me estoy arrepintiendo.

Tengo miedo de que él pastor me expulse de la iglesia.

Mi teléfono comienza a timbrar.

Lo miro con desconfianza al ver que es un número desconocido.

Corto la llamada pero está vuelve a entrar.

Contesto con un poco de miedo.

—ho...hola —digo.

—Jiseth soy yo —escucho la inconfundible voz de Mauricio.

Inmediatamente se me cae el teléfono de las manos.

Me inclino para cogerlo y colgar.

—¡No me vayas a colgar! —me advierte.

Los nervios se terminan de apoderar de mi.

Yo le tengo mucho miedo a ese hermano.

—¡Escúchame bien niñata! —me dice con voz autoritaria —¡Necesito que vengas y retires la denuncia ahora mismo, de lo contrario no sé que haga cuando salga de aquí, porque mi padre no se va a quedar con los brazos cruzados viendo como me pudro en la cárcel, así que te lo estoy diciendo por las buenas!.

Corta la llamada.

Yo me abrazo a mi misma y comienzo a llorar.

De verdad que tengo mucho miedo y no sé que hacer.

Mauricio tiene toda la razón.

Su padre lo quiere mucho, obviamente lo va a sacar de ahí como sea y cuando eso pase, Mauricio vendrá por mi.

Tal vez sea mejor que yo misma vaya y retire la demanda.

Ya que no tengo dinero para un abogado o algo así, además no quiero tener problemas.

Me mandó las manos a la cabeza y lloro con desesperación.

—¡Dios mío, ¿Que hago?, ¿Quien puede ayudarme?!.

Unos golpes en la puerta hacen que me quede callada.

Tengo tanto miedo.

En momentos así desearía llamar a Erick.

Pero no puedo hacerlo.

No debo hacerlo.

Además me tienen prohibido acercarme a él.

Aún así quisiera que él estuviera para mí en estos momentos.

Más lágrimas salen de mis ojos.

Nuevamente golpean la puerta haciendo que tenga más miedo.

Me levanto torpemente y me acerco a la puerta.

No puedo ver por el lente porque está puerta no lo tiene, así que la única opción es abrirla.

La abro solo un poco para ver quién es.

Mi corazón salta al ver quien es.

—Erick —digo secandome las lágrimas —¿Que haces aquí?.

Él me mira preocupado mientras termina de abrir la puerta.

Me toma del brazo y me atrae hacia él.

—Fabricio me dijo que me necesitas. —responde.

Recuesta mi cabeza en su pecho y me abraza.




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