39. SI TE ATREVES A TOCARLA.
Job 27
4 Mis labios no hablarán iniquidad,
Ni mi lengua pronunciará engaño.
Aceleró mi pasó con tal de alejarme de él.
Pero él también aumenta su velocidad.
De verdad que esté chico es muy estresante y aparece en el momento equivocado.
«Ojalá hubiera aparecido Erick y no él».
Pienso que se va aburrir de seguirme, pero al contrario, sigue ahí.
Dejó de caminar y lo miro con la peor mirada que existe.
Lo bueno del alumbrado público es que nos deja ver bien.
—no voy a responder a tu inquietud —le digo severa.
—pues yo no me pienso ir —habla con firmeza como si fuera tan valiente —ademas no puedo permitir que una princesita como tú que no conoce nada de mundo ande por aquí solita.
Ruedo los ojos ante eso de "princesita".
Pongo mis manos en modo jarra.
Uno quiere estar triste y deprimido, pero con personas como él por ahí cerca, no sé puede.
—en primer lugar, —levanto un dedo —yo no te he llamado, en segundo lugar, —levanto otro dedo —yo no soy una princesita y me puedo defender sola.
Él ríe.
—eso lo ví hace un momento.
Ruedo los ojos y decido seguir caminando.
—¿Enserio no me vas agradecer por ayudarte? —dice volviéndome a seguir.
—primero muerta antes de agradecerle a un chico egocéntrico como tú —respondo.
—¿Es por eso que te caigo mal?. —pregunta.
—si, —respondo —tambien porque aparte de eso eres un chico super inmaduro y te metiste con mi mejor amiga y ahora quieres jugar con mi hermana, además vas a la iglesia solo por diversión y así no es.
Fabricio se detiene de golpe.
Yo lo volteo a ver.
Se está rascando el cuello mientras su rostro se ve un poco frustrado.
—¿Todo eso? —pregunta —son demasiadas cosas las que me tienen en la lista negra, ¿Hay posibilidad de que algún día te caiga bien?.
—¡No! —respondo severa.
—pero si la biblia nos exige amar al prójimo —insiste volviendo a seguirme.
—si, pero no uno como tú —respondo.
—¿Y si cambio? —se atreve a preguntar.
Sé que solo está usando artimañas conmigo y no me pienso dejar engañar.
Si me engaño Mario que era un hijo de Dios.
¿Que se puede esperar de un hijo del diablo?.
—arbol que crece torcido, ninguno lo ha enderezado —respondo.
—¿Estás diciendo que Dios no me puede cambiar a mi? —pregunta.
Definitivamente no sé puede.
—si, pero solo si dispones tu corazón y eso lo veo difícil porque tú solo piensas en la carne.
Él se hace el ofendido yo sigo mi camino y el sigue detrás como si se tratará de un chicle.
Jamás pensé que hubieran personas tan molestas como él.
Es agobiante y agotador.
Lo que más me preocupa es estar andando con un hombre yo sola ha estás horas de la madrugada.
Si mi padre se llega a enterar, soy mujer muerta.
Comienzo a pensar una y mil maneras de deshacerme de él.
Cuando ya veo que estoy lo bastante cerca, me detengo y le doy mi mejor mirada amable.
Jamás pensé que tendría que fingir de esta manera solo para quitármelo de encima.
Veo como él también se me queda mirando y puedo notar que por un momento no me está mirando con esa mirada de maldad que siempre tiene.
Está mirada es diferente.
Algo nuevo en él.
—¿Me podrías hacer un favor? —pregunto.
Ya me está comenzando a doler las mejillas por sonreír de esta manera.
—encantado. —responde perdido en mi mirada.
Cualquiera que lo mire así diría que se enamoró.
Yo sé que él está actuando.
—hagame el grande favor de irse de aquí, yo ya puedo terminar de llegar a casa, no quiero que me vuelvan a castigar por su culpa —le digo.
Él me da una sonrisa de boca cerrada.
—okey, —dice —pero antes de irme tengo una pregunta.
—dilo —hablo con tono aburrido.
—¿Que haces a estas horas de la madrugada en las calles?. —pregunta.
Recuerdo la razón y si que me duele el corazón.
Ni siquiera sé cómo es que voy a mirar a mi hermana.
—eso es algo que no te interesa —contesto —ademas yo no le he preguntado a usted que hace por aquí.
—yo estoy por aquí porque vengo de ver a Jason —responde como si le hubiera preguntado. —ahora responde tu.
Suspiró agobiada.
Intento seguir caminando pero él lo hace también.
—Fa...—voy a decir pero...
—¿Caroling? —escucho una voz bastante familiar.
Cierro los ojos sabiendo lo que me espera.
«Ahora sí me metí en la grande».
Es Mauricio mi hermano.
No sé qué hace por ahí.
Seguramente en la casa ya todos saben de mi ausencia y ahora me van a colgar, en especial mi padre.
Se acerca a donde estamos nosotros.
—definitivamente si eres tu —confirma —eres una desvergonzada sin escrúpulos.
Desde que pasó lo que pasó, mi hermano ha cambiado mucho conmigo y ahora solo sabe tratarme mal.
No le contesto nada, simplemente bajo la cabeza.
—ven aquí —me toma del brazo bruscamente.
Comienza a jalarme.
Pero de repente Fabricio me toma del mismo brazo y me aparta de mi hermano.
«Ahora sí».
Si mi hermano ya se estaba haciendo una película con los dos, ahora sí la terminó.
—¿Que haces? —le pregunto a Fabricio molesta mientras me suelto de su mano.
—y usted ¿Que? —pregunta mi hermano —¿También quiere terminar como su futuro prometido?.
Fabricio lo miró con altivez, típico de él.
—no, —responde —no sé que le pasó a su prometido, pero te prohíbo volverle a pegar como la vez pasada, además nadie tiene porqué enterarse de lo que pasó aquí.
—pero si aquí no ha pasado na...—intento decir.
Mauricio me mira con desprecio luego vuelve su mirada hacia Fabricio.
Que por cierto no sé de dónde saco lo valiente.
Según tengo entendido es todo un cobarde.
Pero ahora por hacer más está haciendo menos.
De verdad que ha este chico le gusta fregarme la vida.
—no eres nadie para decirme cómo trato a mi hermana —le dice Mauricio.
—¿Estás diciendo que puedes pegarle en este momento si se te da la gana? —se atreve Fabricio a desafiarlo.
—por supuesto —respode mi hermano como si nada.
Sin mas se acerca a mi y levanta su mano.
Pero antes de que pueda tocarme, Fabricio lo empuja.
Siii.
Como lo oyeron.
Fabricio lo empujó.
Ni siquiera yo me las creo.
Me está defendiendo pero de nada sirve.
No va a defenderme de la paliza de papá.
—te equivocas —le dice mientras Mauricio intenta safarse de su agarre —ninguno de nosotros tiene derecho a pegarle a una mujer, eso se llama ser machista.
—no te metas en lo que no te incumbe —ahora es Mauricio quien empuja a Fabricio.
Abro mi boca pero la cierro al ver que puedo empeorar las cosas.
—pues si me interesa —le dice.
Ni siquiera le interese a Mario como para que a estar alturas de la vida le vaya a interesar a un sujeto que tiene millones de mujeres a sus pies.
Eso no tiene lógica.
Ambos se miran fijamente.
Mientras tanto solo le pido a Dios que no se vayan a pelear.
—si tanto te interesa, llévatela contigo —habla Mauricio con desprecio —a mis padres y a mí nos harías un grande favor.
—lo haría —Fabricio me mira.
Obviamente no sería capaz, además yo tampoco me...
—pero sé que ella no lo haría, prefiere quedarse aquí llevando una vida de miseria —termina de decir.
Eso dolió.
No quiero creer que esa sea mi vida.
Se supone que vivo en un hogar cristiano.
No puede ser una vida miserable.
Es solo que estoy pasando por un mal momento, eso es todo.
—vamonos —dice Mauricio volviendo a tomar mi brazo bruscamente.
Cuando pensé que mi calvario no podía ser peor.
Fabricio se volvió a interponer.
Nuevamente me aparto de mi hermano.
«Como si me pudiera defender de la paliza de papá».
—si te atreves a tocarla —le dice Fabricio —publicaré este video —levata su mano en alto y nos enseña su teléfono.
Ahí en el vídeo estamos los tres y se escucha claramente lo que Mauricio dice.
—pero...¿Como lo hiciste? —pregunta Mauricio consternado.
Yo también me pregunto lo mismo.
—mi auto es inteligente, el lo grabo —responde mirando con orgullo su convertible que por cierto nos ha estado siguiendo.
Mauricio niega con la cabeza.
—eres de lo peor —me dice decepcionado.
—así que piensa muy bien lo que vas a hacer, —habla Fabricio —si por casualidad o accidente tu padre se entera, el videíto se subirá a las redes, aspiro ver a Caroling sin un sólo moretón el domingo. —fija su mirada en mi —adios —me pica el ojo.
Yo me quedo ahí terminando de asimilar todo.
Donde el suba ese video, podría llegar a ser el final del ministerio de mi padre, si llegan a investigar.
Además Fabricio es un chico muy famoso y lo sigue mucha gente.
También aunque me duela aceptarlo, estoy impresionada por la forma en que me defendió.
Se da media vuelta y camina hacia su Lamborghini mientras la puerta del conductor se abre sola para él.
—por cierto, —me mira antes de subir —lamento el mal entendido del jueves, —mira a Mauricio —la persona que estuvo conmigo en mi apartamento no fue Luna sino Sol.
Se subió a su auto y se marchó a toda velocidad.
Mauricio me mira igual de impresionado que yo.
—haré de cuenta que no escuché lo último, porque de ser así posiblemente cometimos todos una gran equivocación —me dice.
Pensé que al estar solos arreglaría cuentas conmigo, me reclamaría.
Pero no.
—vamos —fue todo lo que dijo sin siquiera tocar mi brazo.
Caminamos en silencio hasta la casa sin atrevernos a decir nada.
No sé en qué estaría pensando él.
Pero yo no dejaba de pensar en lo que Fabricio había dicho.
También tengo miedo de lo que me esté esperando en casa.
«Será que Mauricio no dirá nada».
«O peor aún, le dice todo a mi padre».
«No me pegan pero me ponen de patitas en la calle».
Apenas llegamos a la puerta me detengo.
—¿Le dirás a papá? —pregunto.
En estos momentos ya estoy temblando.
Conociendo a mi padre, no va a escuchar explicaciones.
Además si le doy explicaciones tendría que contarle lo de Caroling y no me atrevo.
A pesar de todo es mi hermana, no puedo entregarla así como si nada.
Mauricio me mira y abre sus labios para responder, pero antes de que lo haga, la puerta se abre dejándonos ver a un hombre fornido el cual se ve muy molesto.
Ese hombre es mi padre.
Instantáneamente el color se va de mi rostro.
Espero a que mi hermano hable para que mi padre me agarre de los cabellos.
—¿Donde estaban? —pregunta mi padre —¿Que hacían a estas horas de la mañana por ahí?.
Yo sé que yo hacía.
Pero no sé qué estaba haciendo mi hermano.
—¿No saben lo peligroso que es? —puedo ver cómo el tono de su voz está subiendo.
—solo salimos a tomar un poco de aíre —responde mi hermano —y ya estamos aquí.
—¿Hace cuánto salieron? —pregunta mi padre.
—no hace mucho —responde mi hermano.
¿En que momento mi hermano se volvió o nos volvimos unos mentirosos?.
Yo mientras tanto guardo silencio y ruego que no me vaya a interrogar a mi, porque yo puedo ser cómplice, pero no me atrevo a mentir.
Lo peor de todo es que si mi hermano habla soy mujer muerta.
Supongo que se está tomando bien enserio la amenaza de Fabricio.
Mi padre queda satisfecho con la respuesta de mi hermano y nos deja pasar.
Yo camino hacia mi habitación, entro, cierro la puerta y me tapo con las cobijas de pies a cabeza.
Los recuerdos de todo lo que pasó llegan a mi mente y cuando me doy cuenta estoy llorando.
Dios mío.
No sé cómo voy a superar esta traición tan grande.
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