38. ¿CUÁL ES MI PECADO?
Daniel 2
22 Él revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz.
Horas después.
Me encuentro orando.
Hay veces que ya no siento fuerzas de seguir adelante.
Por veces el diablo me susurra que ha sido en vano el servicio a Dios, pero yo me aferro con todas mis fuerzas.
Sé que si pido ayuda a Dios, Él me va a socorrer y pronto la verdad saldrá a la luz.
Muy pronto se solucionaran las cosas y sabremos lo que realmente pasó.
Tal vez algún día logré entender porque Mario hizo lo que hizo.
—ayudame Señor, ayudame a entender el porqué de esta situación —le pido.
La verdad es que me duele mucho haber perdido todos mis privilegios.
No me refiero a la preferencia de papá, sino al privilegió que tenia de servir a Dios en la iglesia, eso es algo que no cambio por nada.
Solo anhelo que me levanten la disciplina pronto.
Unos pequeños lloros hacen que me detenga de orar.
Miró la hora y ya son las 10pm.
Ya todos están acostados y aquel llanto es en la habitación de mi hermana.
Me paro rápidamente y salgo de mi habitación para ir a la de mi hermana que está a mi lado.
Tengo mucho miedo de que papá se haya enojado con ella y la esté golpeando.
Entro a la habitación, está totalmente oscura pero veo una tenue luz en el baño.
Me acerco de manera silenciosa.
—Caroling —la llamo en voz baja —¿Que pasa?.
Él llanto se detiene y solo escucho silencio.
—Caroling —vuelvo a llamar preocupada.
Nadie responde.
De inmediato me comienzo a hacer películas en mi cabeza.
—Caroling —nuevamente la llamo.
La angustia se comienza a apoderar de mi y temo lo peor.
—sino me respondes llamaré a papá —le digo.
Se que lo peor sería llamarlo, pero en esta circunstancia él sabe que hacer.
Me da mucho miedo que mi hermana en un momento de tristeza llegue a atentar contra su vida.
Ella es una chica que aunque se le ve fuerte por fuera llena de vida, es bastante vulnerable y tiene muy herido el corazón.
Levanto mi mano para golpear la puerta pero antes de que lo haga, está se abre dejándome ver una Caroling temerosa y con ojos llorosos.
—¿Que pasa? —le preguntó.
Ella me abraza con fuerza.
Yo hago lo mismo y puedo sentir que ella tiene mucho miedo.
Es como si algo muy malo le acabará de pasar.
—dime, ¿Que pasa? —insisto.
—no es nada —responde.
Pero yo sé que está mintiendo.
Algo grave le está pasando.
Lo sé.
Puedo sentirlo.
—no me mientas. —le advierto.
Ella deja de abrazarme y camina hacia la cama.
—no es nada, es solo que me sentí triste y deprimida de un momento a otro, —se sienta en la cama cabizbaja —recordé cuando papá me maltrataba, tuve un sueño y en ese sueño papá estaba muy enojado conmigo, así que desperté muy asustada llorando, corrí y me encerré en el baño para que nadie me escuchará.
La vuelvo a abrazar.
Si yo tengo un trauma y terror a mi padre, Sol le tiene más miedo porque él con ella ha sido muy cruel.
Hubieron noches en las que ella muchas veces despertó gritando.
Lo peor de todo es que mi papá se despertaba y le pegaba.
Es por eso que yo muchas noches me metí en su habitación a dormir con ella, para que cuando despertara asustada taparle la boca y así papá no oiría nada.
—¿Quieres que duerma contigo? —le preguntó.
—si por favor.
Ambas nos metemos debajo de las cobijas y nos abrazamos como esas hermanas unidas que somos con un vínculo irrompible.
Horas después.
Mi hermana ya está profundamente dormida, pero yo no me puedo dormir, siento algo en el pecho que no me deja tranquila.
La verdad es que hay muchas preocupaciones que pesan sobre mis hombros.
Y ahora estoy súper preocupada por mi hermana al sentir que algo muy malo le pasa.
Me levanto despacio y salgo con supremo cuidado de la cama para no irla a despertar.
Me encierro en el baño y prendo la luz.
—Dios mío, ¿Que es lo que le pasa a mi hermana? —hablo en voz baja.
Miro hacia la canasta en dónde se votan los papeles higiénicos.
No sé porque lo hago pero la destapó y termino metiendo mi mano ahí.
Sé que es asqueroso pero siento la necesidad de hacerlo.
Es como si algo me impulsará.
Encuentro algo duro pequeño envuelto en papel.
Apenas lo descubro me quedo atónita.
Es una prueba de embarazo.
Lo peor de todo es que ya ha sido usada y dio positivo.
A mí mente vienen muchas ideas, pero descartó todas ellas.
Salgo del baño y corro hacia mi hermana.
Solo ruego que está prueba de embarazo no sea de ella, de lo contrario papá la va a matar.
Si es que primero no le da un infarto al enterarse.
—Caroling —la muevo.
Solo le pido a Dios que esto no sea de ella.
Pero dentro de mi siento que si lo es.
Lo peor de todo es que creo que...
Mejor no lo digo.
No puedo hacer un juicio acelerado antes de tiempo.
—Caroling, despierta —la muevo con más fuerza.
—uumm —dice sin abrir los ojos.
—dime que no estás embarazada —le digo entre dientes.
Me da miedo que alguien nos llegue a escuchar.
Apenas escucha ello se despierta de golpe.
—nooo —dice asustada mientras niega con la cabeza.
Puedo leer el miedo tan grande y terror por su mirada.
También puedo ver claramente que está mintiendo.
Por una vez en la vida anhelo estar equivocada.
—entonces, ¿Que es esto? —le muestro la prueba de embarazo.
Sus ojos se agrandan más de lo normal e inmediatamente se llenan de lágrimas.
—yo no...—dice llorando —yo no estoy embarazada, esa prueba de embarazo es falsa.
—no me mientas —le digo con un nudo en la garganta a punto de llorar.
Hago todo lo posible por no llorar, pero siento que me estoy rompiendo por dentro.
Si mi hermana llega a estar embarazada yo no la voy a poder librar de papá.
—nooo —vuelve a negar.
Suspiro y hago lo que más odio hacer, pero es de la única manera para que ella hable.
—le llevaré esto a papá —me pongo de pie.
Obviamente no voy a hacerlo, solo quiero que ella me diga la verdad.
—espera, —me detiene del brazo —esa es la tercera prueba que me hago y todas han salido positivas. —rompe a seguir llorando.
No puedo más y comienzo a llorar.
—¿De quién es? —pregunto horrorizada.
Ella parece no entender mi pregunta.
—¿Quien es el padre? —pregunto —¿Con quién te acostaste?.
Por un momento pienso que puede tener que ver con J3 pero hace poco se relaciono con él, así que es imposible que este embarazada de él.
—no...no puedo decírtelo, —dice tapándose la boca para que su llanto no se oiga —no quiero que me odies por el resto de tu vida.
Es entonces cuando temo lo peor.
Le hago la pregunta más terrible que pensé hacer mucho tiempo atrás.
Pero jamás la hice porque no creí que ella fuera capaz de algo así.
Además todavía no lo creo.
—¿A....a...acaso es Mario? —pregunto con el corazón a punto de salirseme.
Ella asiente.
—perdoname hermanita —comienza a decir —yo no lo quería hacer, pero todo paso tan rápido que cuando quise determe ya era tarde.
«Creo que me va a dar algo».
Siento que el aire me comienza a faltar.
Caroling intenta abrazarme, pero yo me aparto de ella rápidamente y corro hacia la salida.
No espero ha que ella me alcance.
Actuó sin pensar, voy hacia la puerta que afortunadamente no tiene llave y salgo corriendo de ahí.
Lágrimas salen sin parar de mis ojos mientras siento que mi corazón literalmente se está partiendo en pedazos.
Entonces todo lo que dijo Mario era verdad.
En lo único que se equivocó fue de gemela.
Llegó a la carretera y comienzo a correr sin rumbo alguno mientras las lágrimas no cesan de rodar por mis mejillas.
Cuando finalmente el cansancio me agobia me detengo de correr.
—¡¡¿Por qué Dios, por qué?!! —grito cuando las fuerzas no me dan y me dejó caer en el suelo —¡¡¿Por qué permitiste que esto pasará?!!.
Mi propia hermana con mi prometido me engañaron.
Me abrazo a mi misma y lo único que hago es llorar y llorar sin poderme controlar.
Siento como si me fuera a morir.
Horas después.
Escucho sonidos extraños.
Es ahí cuando me doy cuenta de que estoy sola en medio de la nada a las 3 de la mañana.
Inmediatamente mi instinto de supervivencia se activa y me pongo de pie.
Camino en dirección a mi casa aunque no sé cómo verle la cara a Sol después de lo que pasó.
Me duele mucho.
Me duele que Mario me halla traicionado después de tantas promesas lindas que me hizo.
Me duele porque yo lo amo demasiado.
Aunque ahora siento asco de él por meterse con mi única hermana.
Creo que lo que más me duele es que se metiera ella.
Yo me había propuesto no tener nada que ver con alguien que tuviera algo que ver con mi hermana.
Pienso que tanto ella como yo, nos merecemos a alguien que quiera solo a una de nosotras, no que juegue con las dos.
Son tantas las cosas que me duelen que no sé cuál herida sangre más.
Siento pasos detrás de mi.
Eso hace que acelere mi caminar mientras me seco las lágrimas.
No quiero que para terminar de completar alguien me termine haciendo daño.
Los pasos se escuchan más cerca.
Es ahí cuando comienzo a correr, pero ya es tarde.
«No debí haberme alejado tanto de casa».
Una mano gigante y carrasposa me toma del brazo haciendo que mi corazón palpite rápidamente del susto que tengo.
—hola preciosa, —me dice una voz masculina. —se están cayendo los angelitos del cielo.
Por su tono de voz arrastrada puedo denotar que está ebrio.
Intento safarme de su agarre pero él me atrae a él abrazándome.
Mi estómago se revuelve.
—¡¡Suélteme!! —le exijo gritando.
—no te voy a soltar.
Comienza a querer tocarme, yo me resisto tratando de soltarme.
Una luz de auto nos eclipsa a ambos.
—¡¡Ayuda!! —le grito al auto.
Afortunadamente este se detiene y aquel borracho me suelta.
Yo lo primero que hago es correr a la orilla y vomitar.
No sé porque pero me siento mareada y asqueada.
Voy a limpiar mi boca con el dorso de mi mano mientras a lo lejos escucho al borracho alegar.
—toma —me dice una voz masculina.
Miro a mi derecha y me están ofreciendo un pañuelo.
No me tomo la molestia en mirar quien es, simplemente tomo el pañuelo y me limpio los labios.
—¿Que haces aquí? —me pregunta.
Es entonces cuando me tomo la molestia de mirar quien es.
«Imposible».
«Increíble».
«Solo a mi me tienen que pasar estás benditas cosas».
En todo el mundo es tan difícil llegar a encontrarse un J5 y yo me encuentro al que menos quiero ver.
—¡¿Tu?! —exclamo enojada y con asco.
Él me mira de pies a cabeza y luego pone su mano en el mentón.
—dejame adivinar, —dice —eres Luna.
—¿Ahora sí me conoces? —le preguntó molesta al recordar que por su culpa me castigaron la vez pasada.
—por supuesto —responde con superioridad —si fueras Sol ya estarías corriendo a mis brazos.
Sin pensarlo dos veces le doy un empujón.
—respete —le digo —mi hermana no es así.
Él sonríe de manera divertida mientras me mira fijamente.
—¿Segura? —me pregunta.
Inmediatamente recuerdo que ella se acostó con mi prometido y ya no sé si estar segura.
Lo peor de todo es que las lágrimas me traicionan y comienzan a salir de mis ojos.
Me doy vuelta rápidamente y me comienzo a ir.
—¡Espera! —me sigue —¿Dije algo malo?.
—¡¡Lárgate!! —le grito.
Él se para frente a mi obstaculizando mi pasó.
—¿Que te he hecho para que seas tan grosera conmigo?, —pregunta ofendido —¿Cuál es mi pecado?.
—¡Tu único pecado es existir! —le grito molesta sin pensar.
La verdad es que estoy muy triste y al verlo a él me ha dado mucha ira.
Creo que este chico puede sacar lo peor de mi.
Yo no soy de las personas que les guste andar gritando o mirando a la gente con asco, pero cuando lo veo a él, me vuelvo así.
Él me mira con su mirada esmeralda y su rostro se contrista.
—¿Osea que yo peco con solo respirar? —pregunta agobiado.
Me temo que la he embarrado.
Él no tiene la culpa que mi prometido y hermana me hayan traicionado.
Pero si tiene la culpa de que Elisa esté como está.
—lo siento —me disculpo —no quise decir eso, pero tú has hecho muchas cosas malas y no me agradas así que apártate de mi camino.
Lo hago a un lado y sigo caminando.
—¡Espera! —me sigue nuevamente. —¿Por qué no te agrado?.
Dios mío.
Me liberé de un sujeto y ahora de este, ¿Como se supone que me voy a librar.
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