17. SI ÉL ES FELIZ, YO SOY FELIZ.
Proverbios 15
1 La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
No sé si esto sea bueno o sea malo, por la forma en que él pastor me habló puedo sentir que está disgustado y como no si me reí en plena predicación, aparte de eso Fabricio me estuvo haciendo conversa.
Aún así pienso que está es mi oportunidad para poder hablar con Erick y poder explicarle las cosas.
—ya lo oyó —le digo a Fabricio que todavía está ahí en su auto esperando a que yo me suba.
—ash —se queja con disgusto —como siempre el pastor aguafiestas, creo que me tiene en la lista negra.
Lo miro disgustada.
—y como no, después de lo que le hiciste a su hija.
—yo no le hice nada, ella fue la que... —trata de justificarse.
Me doy media vuelta y lo ignoró por completo.
«Como siempre».
«Los hombres siempre quieren echarnos el agua sucia a nosotras las mujeres».
«La mayoría de veces quieren ser ellos las víctimas».
«Como lo hizo mi padre para librarse de la responsabilidad».
—¡Oye! —me llama —¡Espera!.
Ni porque el pastor nos está mirando, deja de ser así.
Que Dios tenga de él misericordia.
Camino más rápido y es ahí cuando escucho el motor de su auto acelerarse con fuerza y marcharse.
«Que peligro andar a esa velocidad».
Finalmente llegó a donde está el pastor y me paro frente a él.
—Dios lo bendiga pastor —saludo.
Él me mira como analizandome o pensando que decirme.
—amén, —responde no muy contento —¿Desde cuándo es tan cercana a ese joven? —me pregunta.
Yo bajo la mirada al suelo y trago grueso.
«Ya presentía que iba a jalarme las orejas».
—yo...eh...—me halló sin palabras.
—creo que sobra de más decirle que se mantenga lejos de él, ya vio lo que pasó con mi hija —lo último lo dice con dolor.
—lo sé —contesto.
Él suspira.
—tu siempre has sido una niña muy entendida, jamás nos ha tocado lidiar contigo en cuanto a enamoramientos indebidos o malos testimonios, espero que sigas así juiciosa, guardándose para Dios.
—amén —asiento.
Él levanta su mano y llama a Erick el cual está a cierta distancia con la hermana Ema que llegó para espantar unas chicas que lo estaban saludando.
«Por poco y se le prende de gancho en el brazo».
Supongo que eso es lo que pasa cuando se está perdidamente enamorado.
Erick lo mira y obedece dejando a Ema sola.
—¿Señor? —dice llegando hasta nosotros.
Me ignora por completo y solo se centra en su padre.
Eso hace que me sienta dolida, al ver que su disgusto hacia mi sigue latente y que tal parece va a cumplir lo que dijo.
«Necesito hablar con él».
—haga el favor de llevar a la hermana Jiseth a su casa —le pide el pastor.
Erick se remueve incómodo.
—no me parece bien —dice mientras pasa la mano por su brillante cabello.
Él pastor lo mira como si no entendiera el porque no le parece bien.
—eso es dar mal testimonio —prosigue Erick el cual no ha dejado de ver a su padre y me ignora a toda costa.
Sé muy bien que esa no es la razón, la verdadera razón es que no quiere tener nada que ver conmigo, es porque ya le puso fin a nuestra amistad.
Carraspeo la garganta llamando la atención del pastor él cual mira a Erick sorprendido de sus palabras.
Es como si a Erick le hubiera salido un tercer ojo o una mano.
—creo que el hermano Erick tiene razón —le digo —yo mejor me voy.
Él me mira y mira a Erick un poco confundido.
—¿Desde cuándo ustedes están así? —pregunta —¿Se pelearon o que?.
Me comienzo a poner nerviosa cuando dijo eso.
«Ahora solo falta que nos lleve a consejería».
—no pasa nada —responde Erick serio. —solo que de ahora en adelante nada será igual. —me dedica una mirada dura.
—yo me voy —doy un paso para irme —Dios los bendiga.
—espere —me detiene el pastor.
«Si supiera que solo está prolongando mi martirio».
—¿Quien dijo que se iban a ir solos? —pregunta —pues no par de tortolitos —abro los ojos más de lo normal cuando dice eso —la hermana Carmelina va a ir con ustedes.
«Otra vez la hermana».
Erick suspira.
—no me parece —vuelve a decir —ella siempre se queda dormida y es como si fueramos solos.
«Ahora el usa mis mismas palabras para evadirme».
—él tiene razón, la hermana Carmelina siempre se duerme —hablo yo incapaz de seguir aquí —así que mejor me voy.
Me doy media vuelta y justo me encuentro con la hermana Carmelina.
«Ojalá no nos halla escuchado».
—¿Quien se duerme? —pregunta.
Mis mejillas se calentaron y hasta el pastor sintió pena.
Si hubiera sabido que estaba por ahí no habría dicho nada, pero ya es tarde para arrepentirme.
—venga para acá —me dice el pastor al ver que me voy.
¿Alguna vez les ha pasado que quieren irse, pero que no los dejan?.
A mí sí.
Me imagino en donde fuera caminando sino me hubieran detenido.
—bendiciones hermana Carmelina —le dice el pastor —necesito que me haga el grande favor de acompañar estos jóvenes.
—encantada —dice ella cambiando de semblante, hace unos instantes se veía ofendida por mis palabras —no veo la hora en que me den la carta de invitación.
Mis mejillas se calientan más al escuchar eso.
Ella siempre ha soñado con que Erick y yo nos casemos.
Además es una persona muy certera ya que siempre ha dicho quién será pareja y lo son, pero en el caso de Erick y mi persona se equivocó.
Comienzo a palidecer al ver quién está cerca de nosotros y oyó las palabras de la hermana Carmelina.
Sus ojos parece ser que me quieren lanzar rayos láser.
Apenas ve que note su presencia se acerca más al pastor.
—Dios lo bendiga siervo de Dios —dice con una amplia sonrisa.
—amen —responde el pastor.
—que casualidad —habla ella —escuche la conversación y justamente mi madre y yo también necesitamos un medio de trasporte.
Veo como la incomodidad de Erick aumenta, su cara dice:
¿En qué momento me convertí en chofer de quinta?.
¡¡Noooo!!.
¿Por qué tiene que pasarme esto a mi?.
Lo distingo demasiado bien, como para saber lo que piensa algunas veces.
—pero luego no es que se van en taxi —habla es pastor confundido.
—si —responde ella —pero justamente hoy se varo y ya no puede llevarnos —mira a Erick y sonríe —ademas mi futuro prometido estará encantado de llevarnos —le da una mirada corta a la hermana Carmelina como dejándole las cosas bien claras.
«Ni la hermana Carmelina salió bien librada».
—por cierto hermana Carmelina —se dirige a ella —su hijo me escribió y dijo que la venia a llevar.
—pues no se diga más —concluye el pastor.
Es así como me toca en contra de mi voluntad, solo por obediencia irme en el auto de Erick con su suegra y novia.
Apenas entramos al parqueadero, Ema se le prende del brazo a Erick no importandole que las cámaras lo registren.
—estoy tan feliz —le dice —es la primera vez que voy a montar en tu coche, supongo que es una confirmación de parte de Dios.
Él no dice nada solo se apresura a llegar al coche tratando de safarse de su agarre.
La hermana Hodes suspira ante las palabras de su hija.
—¿Cierto que hacen una linda pareja? —me pregunta más como afirmación.
Yo asiento aunque me duela en lo profundo de mi corazón.
«Pero si él es feliz, yo soy feliz».
Apenas llegamos al auto, inmediatamente Ema corre a abrir la puerta del copiloto pero está no se abre.
—esta bloqueada —le dice Erick abriendo la puerta del conductor, se sube y espera a que lo hagamos.
La cara de disgusto de Ema fue eminente.
Abre la puerta de los puestos traseros.
—sube mamá —le dice a la hermana Hodes.
Yo sigo detrás de la hermana pero apenas voy a subir, Ema lo hace y me cierra la puerta en la cara.
«Vaya forma de decirme que me aprecia».
Suspiro hondo.
Sino fuera por mi pastor, no aguantaría esto.
Le doy la vuelta al auto y subo por el otro lado.
Apenas me siento y el carro se pone en marcha, es cuando medito en lo raro que es este auto.
La vez pasada que me subí, las puertas de atrás estaban bloqueadas.
—dame permiso mamá —le dice Ema.
Yo me quedo mirándola y no asimiló lo que está haciendo.
Supongo que el amor hace hacer locuras a la gente.
Ema se pasó casi que por encima de su mamá y ahora está bregando para pasarse al puesto del copiloto.
—por fin —dice cuando se sienta adelante.
Erick sigue conduciendo.
Puedo ver a través del espejo retrovisor su notable disgusto.
Para él ese puesto es sagrado.
Siempre dice que ahí solo se sentará su esposa o futura, no sé cómo es que a mí me lo ha permitido.
Pero ahora que se ha sentado su futura, parece que no está del todo feliz.
Me dedico a mirar por la ventana anhelando que lleguemos pronto a casa.
No quiero seguir aquí.
Me da miedo presenciar algo indebido y que después el pastor me pregunte y termine metida en problemas.
Así como ahora que hasta la amistad de Erick la perdí.
Ahora si que menos tendré oportunidad de hablar con él, estando la suegra y la novia.
—ya me imagino cuando sean esposos —comenta la hermana Hodes viendo a su hija y yerno.
—para ese entonces te iremos a recoger Erick y yo para traerte al culto —le dice Ema.
Miró a Erick y nuestras miradas se encuentran a través del espejo retrovisor.
En su rostro se ve que el disgusto que tenía a aumentado.
No creo que sea por la conversación de Ema y la hermana Hodes.
Supongo que es por mi, ya que estoy sobrando.
—por cierto —se dirige Ema a Erick —ya es hora de que vayamos alistando para la boda —le enseña su mano —a este dedo le falta un anillo.
Erick no contesta nada.
—Erick —lo llama.
Él sigue sin responder haciendo que Ema se sienta mal.
«Sino quiere hablar con ella, conmigo si que menos».
—dejalo —dice la hermana Hodes —él está pensando en que anillo regalarte.
Ema sonríe ilusionada.
—yo quiero un anillo que tenga diamantes incrustados, así como el de la hermana Emily pero más costoso..—comienza a soñar.
Puedo ver en ella la ilusión de una novia muy enamorada.
—¡Podrías callarte! —habla Erick.
Inmediatamente Ema cerró la boca.
Hasta ahí llegaron los dulces sueños.
Hubieran visto la cara de la hermana Hodes.
Era todo un poema.
Ema se comenzó a hacer chiquita en su puesto.
Yo por mi parte estaba aterrada.
«¿Cómo se le va a ocurrir a Erick gritar la novia frente a la suegra?».
«Acaba de perder todo el aprecio que la hermana le tenía».
«Todos tenemos a Erick por noble, no por gritón».
«Dios mío, creo que lo de Elisa lo tiene bastante mal».
Es así como en el siguiente trascurso del camino todo es mero silencio, pero un silencio demasiado incómodo.
Es tan incómodo y se siente una atmósfera tan pesada que hasta difícil es respirar.
Pensé en abrir la ventana, pero me dió miedo que también me regañara así que mejor me quedé quietita.
Así fue transcurriendo el tiempo hasta que la hermana Hodes hablo.
No sé si fue bueno que lo hiciera.
—vamos hacia nuestra casa, —dice viendo la carretera —pero no sería mejor ir a dejar la hermana Jiseth primero. —opina.
Erick la mira por el espejo retrovisor.
Ahí es cuando me doy cuenta de que Erick puede mirar feo.
Creo que la hermana se arrepintió de haber hablado.
—el auto es mío, —le dice Erick —así que yo decido a dónde voy primero.
Pensé en decirle que la hermana Hodes tenía razón por cuestión del testimonio, pero al ver la forma grosera que le respondió a la suegra, no me imagino como me responderá a mi, así que mejor seguí en silencio.
—Erick —habla Ema con voz mimada. —me ayudas a ponerme el cinturón, por cierto yo te acompaño a dejar a Jiseth a su casa.
Un fuerte frenon hace que me vaya hacia adelante con la hermana Hodes, pero la que casi por poco sale por los vidrios fue la hermana Ema que no tenía cinturón.
—¡Se me bajan ya del auto! —ordena Erick, quita el seguro de las puertas —ustedes perfectamente tenían un taxi, pero prefirieron despacharlo solo para venirse aquí! —las hermanas están temblando.—me hubiera venido con la hermana Carmelina que no habla tanto, además estoy más que seguro que tú —mira a Ema —le escribiste a su hijo para que la recogiera.
—tranquilo Erick no es para tanto —dice Ema acomodandose en su lugar como sino hubiera escuchado la orden.
Yo sé que en esos momentos es mejor callar, así que obedientemente me bajo de ahí rápidamente.
—¡Dije que se bajen! —les dice Erick.
No me quedo a ver cómo las baja, comienzo a caminar rápidamente en sentido opuesto ya que si antes estaba lejos de mi casa, ahora lo estoy más porque íbamos para la casa de Ema que queda al otro extremo.
Veo lo oscura que está la noche y como solo hay árboles secos alrededor que dan un poco de escalofrío, pero aún así no me detengo.
Minutos después.
Escucho el auto de Erick venir en mi dirección, sigo caminando como si nada, aunque un poco nerviosa.
Se detiene a mi lado.
—sube —dice sin mirarme.
—no gracias —le digo.
—¿Quieres que lo haga yo?.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro