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𓏲 💗 ࣪˖ capítulo O4 ⊹

Ese día en especial, tenía la buena suerte de tener a sus tres chicas juntas. No es que en las noches no sea de esa manera, pero al llegar cansadas del trabajo, ninguna tenía demasiada energía para invertir en su pareja aunque quieran.

A diferencia de esas ocasiones, dónde despertaban las cuatro juntas sabiendo que no tenían nada que hacer más que pasar tiempo de calidad.

La más alegre con la idea siempre era Lisa, quien recibir mimos de las tres mayores desde que despertaba, cómo era ese caso donde Jennie se encargaba de dejar suaves besos en sus ojos, pues la alfa de olor a cítricos sabe que su pequeña novia está despierta.

Además, aprovecha el hecho de que sus hermanas siguen dormidas, eso le da ventaja con Lisa puesto que no tenía que discutir con ellas para tener a la menor para ella.

Para su suerte, ese día le había tocado dormir entre las piernas de la omega, no es que ellas se vean obligadas a eso, pero cada quien quería tener cerca a la chica, por eso se turnaban, un día a su derecha, otro a su izquierda y al otro podían acostar su cabeza sobre el pecho cálido de aquel hermoso ser.

Jennie amaba cada día, pero sin dudas ese era su favorito.

—¿Quieres que te haga el desayuno? Hoy estaremos juntas —propone alejándose solo un poco—. Acompáñame, me gusta cuando estás conmigo.

Lisa abrió por fin los ojos pues los besos habían parado y ahora enredó sus dedos en las hebras oscuras de la hermana de en medio.

—Si me muevo de aquí Rosé y JiSoo van a despertar.

Le recuerda de manera tranquila, pero su novio era más rápida, y sabiendo que respondería aquello, tomó una almohada que la menor solía usar cuando estaba sola, cargó rápido a Lisa y puso el objeto entre sus hermanas, quienes se aferraron a ella y siguieron durmiendo.

—Problema resuelto.

Acomodó a la menor entre sus brazos y Lisa solo se dejó hacer, no iba a ponerle peros a Jennie, pues sabe que cuando las demás se levanten tendrían una pequeña discusión competitiva por su atención.

Al llegar a la cocina fue dejada en una de las sillas de ahí, aún hacía algo de frío, pero se quedó callada mejor admirando a su alfa de cabello azabache moverse por todo el lugar como si fuese una experta.

El tiempo se iba rápido si estaba distraída, se dió cuenta cuando sintió unos brazos rodear su cuerpo y pequeños besos en su cabeza, no tardó en adivinar que se trataba de Rosé gracias a su olor a miel. Además, JiSoo siempre dormía más que sus hermanas.

—Eres una tramposa, Jennie. Te llevas a Lisa y nos dejas una almohada.

Se quejó la menor de las tres, sacándole unas pequeñas risas a la de cabello rosa, Lisa en serio disfrutaba del tiempo donde estaban todas juntas, aunque aún faltaba JiSoo.

Oh, mi querida ChaeYoung. Deja la hipocresía, tú más que nadie hubieses hecho lo mismo.

La menor de las hermanas giró los ojos y aunque no lo diga la mayor tenía razón, tampoco se la daría.

La omega fue nuevamente cargada, pero esta vez por Rosé, quien la llevó a la mesa del comedor mientras Jennie servía los alimentos. Se sentía como una reina, era atendida de la manera más sincera posible por sus novias y siempre estaban muy unidas.

—Soonie.

No tuvo que mirar hacia las escaleras para notar a su otra alfa, su olor a chocolate llegó antes que ella, cosa que hizo sonreír ampliamente a Lisa, si, le encantaba tenerlas a las tres, justo como en ese momento.

Y a pesar de que las hermanas se apresuraban en comer para acaparar más la atención de la menor, mantuvieron su discusión en silencio, tampoco querían molestar a la omega.

Al terminar, todas fueron al sofá, las tres alfas sentadas una al lado de la otra, y Lisa se acostó en las piernas de cada una para que no se peleen. A JiSoo le tocó la parte de la cabeza, a Rosé el pecho, mientras que Jennie tenía de la cintura hacia abajo.

—Nini, ¿Podrías ponernos esas cobijas? La temperatura está bajando.

Y es cierto, aún si era casi el medio día, el clima era templado y para alguien como Lisa eso era fatal, no es que odie el frío, pero personalmente no le gustaba en exceso cuando su nariz se podía roja y no dejaba de temblar.

Su querida novia, muy obediente puso una manta grande para ella y sus hermanas mientras que a Lisa le cedieron una aparte por estar acostada.

Ella no se quejaba, más bien estaba algo embobada sintiendo el aroma del chocolate, los cítricos y la miel mezclarse en armonía. Para algunos eso sonaría repugnante, pero para Lisa era una combinación extrañamente agradable, una humeante taza de chocolate, la dulce miel y el picor delicioso de las naranjas.

Según ella, no iban tan mal con su aroma dulce a melocotón.

Sus sentidos debieron estar puestos en la televisión que presentaba una serie que todas veían, pero no. Se mantuvo tan relajada que casi dormía nuevamente, además, el hecho de que JiSoo esté acariciando su cabello no ayudaba demasiado a mantener la consciencia.

Sonrió aún con sus ojos cerrados y se sorprendió al sentir que era levantada y dejada sentada en el sofá, a sus lados estaban JiSoo y Jennie, mientras que en frente había quedado Rosé.

Lisa no supo cómo, pero había terminado con hipo de tanto reír cuando comenzaron a hacerle cosquillas y le robaban uno que otro beso en las mejillas y frente cuando se descuidaba.

¡Ya! —pedía compasión a sus novias, quienes se conmueven rápido y la dejan en paz—. Son unas brutas.

Las tres Kim rieron en respuesta ya más calmadas con el asunto. Jennie fue por algo de beber para quitarle el hipo a la Tailandesa, JiSoo la cargó en sus piernas y la volvió a abrigar abrazándola para dejarla ahí cómoda.

Rosé solo le dió uno que otro pequeño beso en las mejillas antes de acostarse en el sofá justo al lado de su hermana mayor.

—Aquí tienes. 

Observó a Jennie aceptando la bebida y suspirando de gusto por ello.

Acomodó más su cuerpo pegado al pecho de JiSoo y a su lado derecho sintió como Jennie apoyaba su cabeza en uno de sus hombros mientras la menor de las trillizas solo se quedan acostada tomando con timidez una de las manos de su omega.

—¿Mañana tienen que volver al trabajo?

Suponía que la respuesta era sí, de hecho, sabe que así era, pero no quería que se lo digan, era más fácil estar en su burbuja.

—Dentro de poco llega el ciclo de celo, en esos días estaremos aquí y los siguientes también, así que por ahora, no podemos faltar al trabajo, dulzura. —explica Rosé, quien acariciaba con su pulgar suavemente el dorso de la mano que sostenía.

Las tres mayores sienten el descontento de su pareja, saben que Lisa no era de estar mucho tiempo sola, se aburría, además siempre había sido alguien de estar acompañada.

—Podrías decirle a MiYeon que venga mañana. Seguro no tendría problema con eso. —propone JiSoo, quien seguía sirviendo de asiento.

—No sé si Mimi esté desocupada, pero está bien, mañana iré a bailar, eso siempre mata al tiempo.

Ganó un asentimiento de las tres por aquella idea y de pronto todo pasó a segundo plano, pudieron ver por los grandes ventanales como todo se volvía blanco debido a la gran nevada que había comenzado.

Era hermosamente caótico el escenario, incluso sintieron frío con solo poder contemplar aquello.

Las tres alfas se acercaron cuanto pudieron a su novia. La rodearon con sus brazos haciendo reír a Lisa, porque ahora aparte de cobijas también tenía tres fuertes y estilizados cuerpos cubriendo el suyo.

Pero se dejó querer. Dando un suave beso en cada uno de los labios de sus mayores.

Quizás el resto del día deberían estar bastante abrigadas o quién sabe, puede que cierta omega obligue a sus alfas a quedarse en cama a su lado hasta el día siguiente.

Cualquiera que sea la respuesta, estaba encantada. Porqué sentía dos labios en sus mejillas y uno en su frente que obligaron a sus mejillas a pintarse de carmín.

Amaba a esas trillizas.

¡Gracias por leer!

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