¿Sabes lo que se siente enojar una diosa, vivir para verla morir y continuar viendo dioses y hombres caer ante tal maldición?, ¿No lo sabes?, pues este es el fin de mi historia y no es por que deje de vivir, más bien es, por que llego mi purificacion, mas no mi muerte. Entenderás de qué hablo mientras mis lágrimas se convierten en perlas.

Tengo 5703 años de edad, soy el hombre más longevo o mejor dicho soy un ser inmortal, soy un maldecido, alguien que recibió la más cruel de las maldiciones, alguien que solo buscaba un espacio para morir, encontró que manchando sus manos por alguien más, la inmortalidad, si, la vida eterna.

No envejezco, tampoco puedo morir.

Ël siempre me ha dicho que alguien me purificara, pregunté muchas veces si moriría en algún momento, mi corazón siempre se hace añicos cuando mis compañeros, amigos y amores... mueren, sin más, que dejarme solo nuevamente en este mundo, el cual he visto cambiar entre historias de guerra y desilusión.

He vivido en diferentes épocas, diferentes tiempos, mi rostro sigue igual, mi cuerpo también, pero mis pensamientos, mis recuerdos, mi conocimiento han crecido de manera que veo el mundo estoicamente pues es lo único que entiendo, en todas las charlas pactadas en tiempos de togas.

Este whisky es amaderado, no miento los irlandeses y los escoceses son los únicos destiladores de alcohol que no despreció, y lo acompaño con un tabaco de humo verde. Estoy en una hermosa plantación de tabaco a las afueras de La Habana, en una hermosa hacienda, si vine a comprar tabaco, esto no lo conoce el mundo y sería invaluable para mi en un futuro.

Lo hermoso de estas tierras no son, solamente, sus plantaciones, no, son sus mujeres, joyas escondidas entre las olas de esta isla, me desborda la mirada saber que puedo tener a cualquiera de ellas, con solo sonreir, mientras caló profundamente el humo del habano en mis pulmones.

Ella entra en mi habitación, vestida con una franela blanca, huele a humo, a leña con esencia de mujer, su color tropical, es algo digno de ser divino, ella es una hermosa esclava, el hacendado cree que es lo que saciara mi placer, sin saber que lo que experimentará esta noche en mis sabanas, no podrá saciar con nadie más.

-Sigue, tomas asiento junto a la cama, quieres tomar- le ofrezco un vaso de whisky

-N...no señor- Sus carnosos labios temblaron para rechazar este elixir.

Suspire, se que poner los ánimos livianos para el placer toma tiempo, saliva y dedos largos y maestros como los míos.

-¿Puedes decirme tu nombre?, el mio es Kim SeokJin, dime Señor Jin- La mire desde arriba tomando un buen trago de mi vaso, necesito calentar mi lengua para ese coño, se que es virgen y eso me gusta demasiado, esos coños aprietan como si partieran caña.

- Paola, asi me dicen aquí- susurro

-Entonces, si Paola no es tu nombre, ¿ cuál sí lo es?- Levanté una ceja, pues mi preferencia está en el nombre y tal parece que esta joya no es lo que busco, pero sacaré su precioso brillo esta noche.

-Alika- Su voz dejó correr el aire de su boca dándole un toque muy sensual a ese nombre, el cual no olvidaré, pues estará en mis memorias satinadas.

Estire mi mano hacia ella, levantando, su pequeña figura, de la silla en la que estaba, tome las tiras anudadas en sus hombros, soltando los nudos, dejando caer la prenda, escuchó un suspiro tímido, mientras mis ojos se posaban en sus hermosos colores, sus pechos firmes, su cintura ceñida y sus caderas amplias. Vi cómo temblaba, sin tocarla, sus brazos erizados, sus pezones erguidos y su nuca crispando hebras finas de cabello. Que vista gloriosa, que festín para mis ojos, mi boca pasaba saliva en solo imaginar su delicioso sabor en mis papilas, deslizarse hasta saciarme.

Levanté su rostro desde la cumbamba, besando suavemente sus labios, cerré mis ojos; he aprendido que las ambrosías se deben tomar con el alma, chupe sus labios, quedandome en su labio inferior, empujando su nuca para que abriera paso a mi lengua, chocando torpemente nuestros dientes, acaricie su mejilla para que se soltara, pues su rigidez estaba en todo su cuerpo, no quiero que sea un mal recuerdo para ella, no me lo permitiría, no puedo hacer eso.

Aparte su cuerpo para poder cargarla y dejarla en la cama, en medio de esas sábanas blancas que serán manchadas con su virtud. La respiración agitada, sus pechos subiendo y bajando, mientras sus manos tapaban sus pechos, quite mis cargaderas y solté habilidosamente mis botones, para que se soltara mi camisa, quedando mis pantalones a medio quitar, mis botas fueron retiradas con maestría quedando al pie de la cama, subí acomodándose entre sus piernas, abriendolas con mis manos, a palma estirada.

-Es tu primera vez, Alika- asintió y fue mi corazón agitado el que me avisaba lo que recibiría esta noche y me sentí orgulloso de mi hombría.

-Seré gentil, lo prometo- bese nuevamente su boca, pero esta vez demande sentir su lengua, baje mordiendo su mentón, buscando con mis manos sus bellos senos, firmes, duros, respingones; bese ese camino llegando a su aureola, delineando, lamiendo y engullendo su pezón, la vi abrir los ojos, gemir en un placer nuevo para sus cuerdas vocales, ahogandolo con la dorso de su mano.

-No reprimas tus dulces gemidos, mi pequeña joya- Retire su mano, la cual reposó a su costado tomando con fuerzas las sábanas, mientras yo atendía sus pechos, sus hermosos, canelosos y firmes pechos. ¡Oh, Bendita Diosa!, es lo único que te agradezco de mi maldición, disfrutar de cuerpos llenos de placer.

Mis manos delinearon sus curvas hasta sus caderas, abriendolas desde sus muslos para tocar su fuente húmeda, deslizando mis dedos en su ajustados pliegues, haciendo que mi erección doliera, quiero hundirme en ella, anclar profundo en ese mar gozoso.

-Es tu sabor muy dulce aquí arriba- Hundí mis dedos en su vulva virginal - Pero quiero beber de tu río, sentir que tan adictiva eres- Gimió con placer y sus piernas soltaron dejando que su camino abierto para mi lengua que se salivaba por estar degustando semejante océano glorioso. Sus gemidos se intensificaron al igual que su espalda se arqueaba y sus manos apresuradas cogían mis cabellos para enterrarme y también quitarme cuando no sabía cómo pedir mas.

La sentí vaciar sus deliciosos jugos en mi boca y fue la señal para quitar mis pantalones y mis calcetas para acomodarme en su centro, me miró entre pequeñas lágrimas y pozos oscuros de placer.

-Respira profundo, Alika- Me acomode guiando mi erección a su ajustada vagina, mis brazos estaban buscando cómo acomodar su hermoso cuerpo para terminar siendo abrazado y que esta intromisión no fuera devastadora para ella, Comencé a deslizar mi falo en su canal, sintiendo cada uña de Alika en mi espalda, la bese para que se concentrará en en mí, mientras yo llegaba a mi raíz con sus virginales labios, me quede quieto, retirandome a unos centímetros de sus rostro, su angustia se reflejo, pero su respiración dio paso a un gracias susurrado, volví a besarla, sin mover uno solo de mis músculos, esperando que ella me dejara disfrutar de su hermosa gloria. Su muestra de virtud combinada con mi blanquecina semilla quedaron unidas en pequeñas vetas sobre las sábanas blancas de mi lecho, un bellísimo sacrifico para mi maldición inmortal

Disfrute de su cuerpo hasta saciar mis ansias con Alika, la deje llena de mi esencia, su cuerpo perlado de sudor, su respiración acompasada después del placer encontrado en el sueño, dio espacio a los primeros prismas del sol y mi partida de su retirada fragancia.

Alika, la más hermosa, es un recuerdo precioso, uno de tantos, como siempre deje una perla rosada para su recuerdos, mientras mi travesía por la isla seguía en busca de un nombre que me llamaba desde hace siglos, se que cuando lo encuentre, mi purificación llegará, mi maldición esta vibrante en mi ser y al sentir vibrar su perla, sabre que hacer, por el momento, seguiré retozando en satines.

Escrito por:
Polalore82