12
Media hora de camino se había convertido en una milésima de segundo estando cerca de Jungkook. Debo confesar que el estar a su lado hacía el tiempo volar y eso alegraba los pequeños instantes en los que no lo tenía junto a mí. Sinceramente nunca había pensado en el hecho de amar a alguien tanto como amaba al chico de los ojos angelicales, cada instante a su lado me hacía sentir que en realidad yo si valía y eso para mi era único.
Refiriéndonos al tema del encuentro con su ex novia y sus amenazas decidí no contarle algo en lo absoluto. Veía en su mirada que no estaba al tanto de la situación y hoy no arruinaría nuestro momento. Verdaderamente las palabras de esa mujer no habían significado nada para mí, al contrario, solo me habían hecho aferrarme más a mi Saturno.
Sin darme cuenta el trigueño estacionó el auto en el aparcamiento de un restaurante el cual nunca había visitado y ni siquiera creía conocerlo pero su aspecto exterior era hermoso. Como todo un caballero se dedicó a abrir la puerta del auto correspondiente a mi lugar para así tomar mi mano y caminar juntos. En este momento no me importaba tomar su mano y estar a la vista de todos, lo único que deseaba era esto y lo tenía aunque fuese por un tiempo.
—Yaeri... —al escuchar esa voz tan conocida instantáneamente me giré en mi lugar encontrándome con la silueta de mi hermano mientras sostenía la mano de sus esposa, en solo segundos ambos llegaron a nuestro encuentro— Hermana... —su mirada se dirige a Jungkook— Supongo que tu eres el responsable de la actitud de mi hermana los últimos meses.
—Taehyung...—él sonríe al ver mi mirada de enojo sobre si.
—Soy el hermano mayor de Yaeri y tu futuro cuñado o eso espero. —extiende su mano y el trigueño responde a su saludo— Mi nombre es Kim Taehyung y ella es mi esposa Kim Jisoo.
—Jeon Jungkook. —ambos realizan una reverencia— Es un placer conocerte y también a la diseñadora más famosa de Seúl. —la pelinegra sonríe ante el elogio— Felicidades por su esperado hijo.
—Gracias. —ambos hablan a la vez.
—Yaeri y yo pretendíamos desayunar juntos, ¿les gustaría acompañarnos?
—Claro.
Una sonrisa ingenua se dibujó en mi rostro ante la actitud de mi hermano con respecto a Jungkook. A pesar de saber que Tae siempre me apoyaría en mi decisiones pensar en su primer encuentro me asustaba pero ahora que había sucedido no podía dejar de sentirme tan plena al menos por este pequeño instante.
(...) (...)
HanSeok
Demasiado trabajo por revisar sin embargo mi mente aún permanecía en Yaeri y ese malnacido de Jeon, las últimas noticias que había escuchado estaban relacionadas con su encuentro y ahora eran acompañados por Taehyung y su esposa. De alguna manera debía alejarla de ese infeliz, necesitaba mantener mi imagen pública y no estaba dispuesto a dejar caer todo lo que había construido por una simple aventura.
Tampoco estaba dispuesto a perder a Yaeri, ella era mi esposa y así debería seguir siendo hasta que yo decidiera lo contrario, dejarla ir no estaba en mis planes de momento y para ser exactos no lo haría nunca.
Dos leves toques se hicieron escuchar sobre la puerta de mi oficina captando por completo mi atención. Luego de responder con un 'Adelante' estas fueron abiertas dejando a mi vista la silueta de la mujer en la cual tenía toda mi confianza para acabar con la relación de esos infelices.
—¿Lograste hablar con mi esposa? —asiente con seriedad— ¿Cual fue su reacción?
—Ni siquiera se intimidó. —sus manos se vuelven dos puños— No le importó nada de lo que dije, esa estúpida zorra...
—No te atrevas a referirte así respecto a Yaeri. —la interrumpo, ella solo me mira con indignación— Yaeri no es como tú y si no lograste lo que te pedí es porque eres tan patética que ni alejarla de ese idiota podrás.
Esta situación me demostraba que para lograr mi propósito debía encargarme yo mismo. Confiar mis intenciones en alguien más solo se volvía un estorbo en mi camino, necesitaba lidiar con esto y entonces conseguiría lo que de verdad quiero y es a mi esposa de vuelta.
—Te daré otra oportunidad para que te encargues de acabar con esa aventura o te juro que destruiré todo lo que tengas MinJiwo.
—No puedes amenazarme HanSeok...
—Vete de una vez.
Si hacer protesta ante mis palabras inmediatamente salió de mi oficina dejándome completamente solo cosa que agradecí mucho. Sabía que esa incompetente no sería de suficiente ayuda así que solo yo podía encargarme de mantener a mi Yaeri lejos de cualquier persona que pudiese entrometerse, debía mostrarle en realidad con quien debe permanecer aunque eso signifique usar la violencia, tal vez esa sea la única forma de hacerla entender.
(...) (...)
EunWoo
—Señor Min. —fueron mis primeras palabras cuando mi llamada fue contestada— Si soy Jeon EunWoo... Le llamo para acordar donde será la junta respecto a la construcción del nuevo hotel... Así es... mi primo estará mañana a primera hora en su oficina... De acuerdo... Gracias señor Min.
Al finalizar la llamada estacioné mi auto en el aparcamiento de una cafetería, con todos los negocios pendientes ni siquiera había tenido la oportunidad de desayunar. Me quedaba media hora antes de llegar a la oficina así que debía aprovechar este tiempo y tomar un respiro. Jungkook hoy no estaría en la empresa por lo que debía encargarme de todo y no era un problema, él más que nadie debía ser feliz al menos en esos pequeños instantes en los que solo podía estar cerca de Yaeri. Ella significaba lo más grande en su vida y era mi deber procurar ayudarlos en su felicidad.
—Buenos días señor. —fui recibido por una hermosa sonrisa una vez entreñé en el local— ¿Qué le gustaría ordenar hoy?
—Bueno en realidad...
Mis palabras fueron cortadas cuando frente a mi se hizo presente la silueta de aquella castaña ojos café quien me analizaba detenidamente con una ceja arqueada. En este instante me cuestionaba si tal vez había sido una mala persona en mi otra vida o... ¿porque la necesidad de encontrarme con esa loca nuevamente?
Supongo que mi día no había empezado con las energías que esperaba.
—Como acostumbro, un ramen acompañado de un café cargado. —sonríe mientras anota mi orden— Será solo eso, tomaré asiento y esperaré.
—Por supuesto Señor.
Al recibir una aceptación por parte de la dependienta tomé lugar en una de las mesas del local. Mientras esperaba mi orden no entendía el por que pero ni siquiera podía dejar de mirarla...
"SoHyun "
Su nombre se repetía varias veces en mi mente haciéndome recordar aquel momento en el hospital cuando ella solo me abrazó sin esperarlo sacándome del trance en el que me encontraba.
A pesar de estar más que agradecido por su apoyo esa noche no era correcto acercarme, seguramente su abrazo no había significado nada más que un acto de gentileza por mi situación y ella solo seguía odiandome, mantener las distancias seria lo más debido.
Mis pensamientos fueron aislados en milésimas de segundos cuando la castaña se acercó a mi mientras mantenía su mirada en contacto con la mía. Acababa de decirme a mi mismo que lo mejor era mantener la leganía y ahora ella estaba parada frente a mi y sin intenciones de estrangularme.
—¿Cómo estás? —fueron sus primeras palabras.
—Creo que bien, aún estoy algo impactado así que tal vez deba acudir una sita con Yaeri. —asiente con una media sonrisa— ¿Estás ocupada?
Al darme cuenta de mis palabras una pequeña ola de vergüenza se apoderó de mi en solo instantes. Pedirle acompañarme a desayunar tal vez sería demasiado apresurado y el hecho de que no aceptara me asustaba pero ya no había tiempo para retractarse.
—En realidad, no. —responde.
—¿Te gustaría acompañarme a desayunar?
—Me encantaría. —sonríe levemente para después tomar lugar frente a mi— Lamento mi actitud cuando fuiste por Yaeri a mi departamento, no fue correcto...
—Yo me disculpo por haber destrozado tu trabajo y llamarte loca. —la interrumpo — No fue la manera de reaccionar, no suelo comportarme así y menos con una mujer como tú. —sonríe haciendo que sus mejillas se tornen rojas.
Antes de que pudiese dar una respuesta a mi confesión sus palabras fueron cortadas cuando la bebida destinada para mi terminó derramándose sobre su vestido axidentalmente. Inmediatamente me acerqué a la castaña para embolverla entre mis brazos evitando la atención de las personas a nuestro alrededor.
—EunWoo por favor salgamos de aquí.
Instantáneamente seguí sus deseos alejándola del local para después guiarla hasta mi auto dándole mayor comodidad. Una vez tomó lugar en el asiento del copiloto volví nuevamente al sitio del conductor para analizar detenidamente el daño.
Su piel estaba algo enrojecida por el contacto con la bebida caliente así que simplemente decidí quitar la tela perteneciente a la parte de su hombro.
Podía notar en su mirada el dolor que esto le provocaba por lo que instantáneamente me detuve haciendo que nuestras miradas tomarán contacto.
—¿Te duele mucho? —pregunto sin cortar la poca distancia que quedó entre nosotros.
—Solo arde un poco. —da una pequeña sonrisa.
Aunque no era un disgusto para mí mantener este contacto con la castaña la situación que manteníamos era un tanto incomoda. Un hombre y una mujer en un auto a poca distancia entre sus respiraciones, la condición de su vestido que accidentalmente se había bajado un poco más hasta el borde de sus pechos...
Todo era tentador pero no podía darme el lujo de ni siquiera insinuarme, solo debía ser amable y no permitir que esta situación tomara otro camino.
—Te llevaré a tu departamento y después vendré por tu auto. —asiente levemente para después alejarnos.
(...) (...)
Yaeri
Durante todo el tiempo que Jungkook y yo pasamos junto a Taehyung y Jisoo el dolor que me acompañaba atormentándome diariamente se había esfumado. Nunca pensé que algún día esto pasaría y podría convivir como una persona normal con las personas que amo aunque al salir de este restaurante, todo volvería a la realidad, vería a Jungkook marcharse una vez más y yo sería la misma Yaeri de la revistas que todo el mundo envidia pero que su vida es un completo asco.
Simplemente podía seguir adelante con la motivación de saber que en ocasiones podré tener estos bellos instantes en los que mi vida se vuelve bendecida.
—¿Qué estará pensando la dueña de mis días? —lentamente levanté la mirada encontrándome con la mirada angelical del trigueño sobre mi, instantáneamente sonrío—¿Qué sucede Yaeri?
—Jungkook yo quiero estar contigo. —sonríe extrañado— Quiero salir cada mañana tomados de la mano y que todos conozcan que soy feliz contigo. —se acerca un poco más haciendo que nuestras respiraciones se conecten— Quiero que tengamos un hijo y darle todo el amor que nos sea posible Jungkook porque yo te amo.
—Mi amor... —sonríe para después dejar un corto beso sobre mis labios— ¿Acaso piensas que no deseo lo mismo?... solo te pido que vengas conmigo Yaeri. —lo miro— Tenemos una vida por delante, nos amamos y lo único que debes hacer es decir 'Si'
Durante algunos segundos sus palabras retumbaron mi cabeza llevándome a la reflexión. Amaba a Jungkook, era la única persona que formaba mi alma y mis deseos solo eran estar a su lado. HanSeok desde hace muchos años dejó de significar algo para mi y no estaba dispuesta a recibir un maltrato más, no merecía esto y no lo permitiría nuevamente.
Esta era mi hora de ser feliz.
—Si. —respondo haciendo que su sonrisa desaparezca instantáneamente.
—¿Qué quieres decir Yaeri?
—Si me iré contigo Jungkook. —sonríe aun en shook— Regresaré a esa casa y le diré todo, le diré que nunca más volveré y que solo quiero estar a tu lado.
—¿Lo dices en serio mi amor? —asiento para después quedar entre sus brazos empañándome con ese olor que solo lo caracterizaba a él— No sabes lo mucho que rogué por esto.
—Solo te pido tiempo hasta mañana y prometo que solo seremos tu y yo.
—Y yo te prometo que te haré la mujer más feliz de este mundo Yaeri... —besos sus labios con decisión— Te amo.
No podía creer aún que estaba decidida a ser feliz. Jungkook me había hecho perder el miedo de vivir y saber que yo merezco todo.
En mi cabeza solo se repetía la imagen de vernos juntos cada día por el resto de nuestras vidas siendo el uno para el otro sin importar nada más...
Seríamos Saturno y sus 145 Lunas.
—Yae, hermosa... —lentamente nos alejamos percatándonos de la presencia de mi hermano frente a nosotros— Es hora de irnos a casa, Jisoo esta agotada. —asiento— ¿Te puedo llevar a casa?, es más seguro que te acompañe.
—Está bien hermano, solo dame un minuto.
—Te esperaré en el auto. —su mirada se dirige al trigueño— Fue un gusto conocerte Jungkook, espero pronto volver a vernos y no en estas circunstancias.
—Digo lo mismo Taehyung. —ambos realizan una reverencia para después estrechar su mano.
—Supongo que ya debo irme. —hablo una vez quedamos solos, el solo niega— Prometo que a partir de mañana solo seremos tu y yo.
—¿Lo prometes? —asiento y beso sus labios con delicadeza— Entonces esperaré con ansias que sea mañana mi Luna.
—Te amo mi Saturno.
Al despedirme de Jungkook, con pesar volví al auto de Taehyung alejándonos del lugar pero en mi se mantenía la motivación de que por fin mañana seríamos lo que tanato deseábamos. Sabía además que enfrentarme a HanSeok sería una guerra por completo pero estaba dispuesta a enfrentar todo solo por permanecer al lado de la persona que amo...
Ahora estaba segura de que si estaba enamorada.
(...) (...)
Una vez mi hermano estacionó el auto inmediatamente respiré profundamente para tomar fuerzas antes de que todo comenzara. Una mirada de preocupación se posó sobre mi por parte de ambos como si supieran que nada de lo que sucedería al entrar en casa fuese algo bueno, y para ser exactos ellos tenían razón, pero era mi felicidad y estaba dispuesta a todo por ello.
—¿Estás segura de que quieres entrar? —asiento decidida— ¿Puedo acompañarte Yae?
—Tae voy a estar bien. —niega— Tengo que hacer esto sola. —me mira— Prometo que todo terminará de una vez.
—Yae, estaremos al pendiente de ti. —asiento con una leve sonrisa ante las palabras de Jisoo— Respetaremos tu decisión de enfrentar esto sola, ¿verdad Taehyung? —asiente no muy convencido— Pero promete que si algo sucede nos llamarás y te sacaremos de aquí.
—Lo primero Ji. —sonríe y asiente.
Al recibir una aceptación por parte de mi hermano y confiarles a ambos en que todo saldría bien salí del auto para después caminar en dirección dentro del departamento. Al cerrar la puerta tras mi entrada todo estaba completamente silencioso sin embargo él pelinegro permanecía recargado sobre el sofá de salón esperando mi llegada como era costumbre y luego comenzar a descargar toda su ira sobre mi con o sin motivo alguno.
—Hola amor. —trago en seco ante sus palabras— ¿Disfrutaste tu cita con Jeon Jungkook? —un completo escalofrío recorrió todo mi cuerpo al escucharlo, en este momento creo que mi valor se había esfumado— ¡¡Creí haberte dicho que te detuvieras con ese maldito romance Kim Yaeri!!
—¡No es un romance! —ni siquiera sabía de dónde habían retornado mis fuerzas para gritar— ¡Yo estoy enamorada de Jeon Jungkook y no pienso dejarlo!, ¡¿entendiste?!
—¿Crees que te permitiré seguir con esto?
—No necesito que me permitas nada HanSeok... —me mira con el seño fruncido— Ahora voy a subir, tomaré todas mis cosas y me iré con él lejos de ti. —se acerca lentamente— Tu ya no me das miedo, me das asco, nunca te amé y no lo haré porque ahora si tengo a un verdadero hombre a mi lado... ¡No a un cobarde como tú!
Mis palabras fueron calladas con una fuerte bofetada que me hizo tambalear y caer al suelo. Sin posibilidad de intentar defenderme, con gran brusquedad adoptó por atrapar mi cabello con sus manos haciendo una fuerte presión, lo cual hizo mi cabeza estremecerse.
Por más que deseaba soltarme de su agarre el daño se hacía más y más constante, solo podía dejarme guiar hasta conectar nuevamente nuestras miradas aunque eso me asqueaba.
—¡Sueltame maldito infeliz!
—¡Escúchame bien estúpida! —con su mano libre aprieta mi mandíbula provocando un fuerte dolor en esta zona— Si te atreves a cumplir lo que acabas de decir te prometo que toda tu familia estará en la cárcel, ¡¿te queda claro?!
No pude evitar comenzar a llorar al escuchar tal amenaza. Ahora me quedaba más que claro que la felicidad no estaba hecha para mi, era un lujo que yo nunca podría darme y solo podía aceptarlo.
Nunca imaginé que HanSeok sería capaz de llegar a tal punto contar de tenerme a su lado, había perdido todos los valores como persona...
No reconocía a la persona que una ves llegué a creer amar.
—¡¿Te quedó claro Yaeri?! —entre mis posibilidades asiento, consiguiendo que me suelte de una vez— Vete de mi vista o te juro que no se que más puede hacerte.
Una vez libre de la presión instantáneamente corrí a mi habitación cerrando la puerta con seguro tras mi entrada y así dejarme caer sobre el colchón y comenzar a llorar con todas las fuerzas que tenia.
Mientras dejaba caer todas mis lágrimas sin control en mi mente se repetía todo lo que acababa de pasar...
Mi familia a cambio de mi felicidad...
¡Maldita vida Kim Yaeri!
Solo quiero morir y encontrar felicidad porque aún viviendo no estaba destinada para mi esa palabra...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro