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12. Cupido

Ryou sospechaba, desde que era pequeño, que Cupido le tenía manía.

¡No entendía por qué! ¿Qué le había hecho él al jodido bebé volador del arco y las flechas?

¡Que alguien le sacara de esa duda existencial, porque él nunca había podido encontrar una respuesta!

Y no, no estaba exagerando. Podrían preguntarle a su mejor amiga, Dany parecía ser la única chica de su grado que era inmune al mentado bebé alado.

¡Todas las demás chicas tenían incluso un club de fans suyo!

Ryou tenía más o menos una idea de cómo lucía una persona cuando era flechada por Cupido.

Se quedaba quieta un momento, mirando a la persona, luego se sonrojaría y se llevaría una mano al pecho, porque cuando se es flechado, el corazón se vuelve loco, -casi podía jurar también que las pupilas tomaban forma de corazón-, finalmente buscaría acercarse a esa persona y ya dependiendo de su personalidad, empezaría a hacer el tonto o a coquetear... aunque en realidad era lo mismo.

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—Ven por aquí, corre —Ryou no dijo una palabra cuando su amiga lo tomó de la mano y tiró de él para correr hasta el patio trasero de la escuela, para luego escabullirse entre los matorrales y arbustos, obviamente tratando de evitar al club de fans del albino.

—Gracias —el chico estaba respirando agitado, tratando de recuperar el aire —lo lamento Dany-chan —la chica lo miró, sin comprender, mientras se acomodaba sobre el césped y abría el portacomidas con su merienda —por mi culpa no pasas tiempo con las otras niñas del salón —se sentó a su lado, mirándola con sus hermosos ojos verdosos, culpable.

—Tonterías —la niña de ojos chocolates y pelo negro bufó, abriendo un paquete de galletas —no me interesa pasar tiempo con ese tumulto de locas, no tienen nada de interesante —se encogió de hombros antes de tomar una galleta con chispas de chocolate blanco y ofrecérsela a su mejor amigo —además, no estoy sola, porque te tengo a ti Ryou-cute.

El albino infló las mejillas por el mote de su amiga, pero no pudo evitar que se formara una sonrisa en sus labios por mucho tiempo, menos al comer la galleta ofrecida —gracias, Dany-chan —el albino besó la mejilla de la chica.

— ¿Por qué? ¿Por no enamorarme de ti como las otras bobas de la clase? —se río ella —eres adorable Ryou, pero no me interesa el amor.

El pequeño albino negó con la cabeza —por ser mi amiga.

—No, gracias a ti por ser mi amigo —Dany le dio un abrazo rápido —ahora vamos a comer o se nos acabará el descanso —dijo entre risillas.

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Dany odiaba cuando Ryou no asistía a clases, se sentía tan sola en un salón lleno de adolescentes bobas que solo querían salir con su amigo porque era lindo y 'serían una pareja popular', y de chicos cabezotas que no se acercaban o despreciaban al albino por su apariencia, porque atraía la atención de todas las chicas o su amor por los juegos.

¡Y no podía tener peor suerte que la mandaran a hacer trabajo en clase por parejas justo cuando Ryou no estaba!

Pues nada, un chico que había ingresado nuevo ese año se sentó a su lado, al ver que ella no hacía ningún esfuerzo en buscar compañero y le preguntó si podían trabajar juntos, a lo que ella afirmó.

Este chico tenía el pelo negro, corto y alborotado con puntas que iban hacia todos lados y un flequillo disparejo, usaba lentes no muy grandes, cuadrados, de marco negro y tenía ojos cafés, apenas más claros que los que Dany.

Les costó un poco entablar conversación mientras hacían el trabajo de historia, pero descubrieron un par de gustos en común en cuanto a series y música, además, el chico tendía a contar muchos chistes y, aunque algunos eran malísimos, a fin de cuentas Dany se sintió mejor aunque su amigo no estaba ese día con ella.

A la hora del receso, el chico nuevo fue con ella a por la merienda, aunque algunas chicas de su salón la interceptaron.

— ¡Sennen!

Dany rodó los ojos y dejó su mochila en la silla donde iba a sentarse mientras el chico nuevo colocaba la bandeja con la comida de ambos en la mesa — ¿Qué quieren, Miho? —se dirigió a la pelilarga de 14 años que supuestamente era la líder del club de fans de Ryou.

Nuestro Ryou no vino hoy a clase —expresó lo evidente. Dany gruñó al oír el 'nuestro' totalmente fuera de lugar —dinos por qué, estoy segura de que lo sabes.

La azabache rodó los ojos —No es su asunto.

Las seis o siete chicas que venían con Miho empezaron a hablar — ¿Estará enfermo? / ¡Necesitará los apuntes de clase! / ¡Sí, y que le expliquen los temas que dimos! / ¡Yo se los llevo! / ¿Por qué tú? ¡Yo quiero también! / Pero... ¿Alguien sabe dónde vive?

Dany se apretó el puente de la nariz con dos dedos, previendo un dolor de cabeza a causa de las tontas que parloteaban frente a ella. Temió por un momento que hicieran toda una investigación loca para descubrir la dirección de su amigo así que prefirió mentir antes que seguir oyéndolas —Ryou no vino porque este fin de semana se fue de viaje con su familia y no consiguieron transporte de regreso ayer ¿de acuerdo? Les agradecería que dejen de inventar cualquier tontería —dando por terminada la conversación, se regresó a su silla —a Ryou no le gustan los chismes ni rumores —sentenció al final y las chicas por fin se dispersaron.

El chico nuevo la miró en silencio unos segundos, como evaluándola, mientras ella bebía su refresco —tú amigo es muy popular ¿no?

—Más de lo que nos gustaría —gruñó ella.

Él arqueó una ceja — ¿Celosa?

Dany soltó una risita —para nada, es mi mejor amigo y a él no le gusta tanta atención, se siente agobiado, y por supuesto que yo detesto cualquier cosa que lo haga sentir mal —le explicó, antes de empezar a comer su sándwich —Ryou y yo nos cuidamos como hermanos.

El nuevo asintió, empezando también con su hamburguesa mientras surgía otro tema para charlar.

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Ese día, Dany fue a casa de Ryou para comprobar cómo seguía de su resfriado, pasarle los apuntes y deberes, y cuidarlo hasta que se sintió mejor.

El albino se sorprendió cuando ella le contó sobre el chico nuevo.

Al otro día Ryou regresó a clase, caminando normalmente junto a su amiga, cuando algunas de su salón se les cruzaron.

—Bienvenido de vuelta a clases, Ryou.

— ¿Sigues acaparándolo, Sennen? / Creía que ya tenías nuevo novio ¿Por qué no te vas con él y dejas tranquilo a Ryou?

Ryou ibas a decir algo, pero se sorprendió al ver que Dany se sonrojó ligeramente antes de darles una reprimenda — ¡No es mi novio! ¿Entendido? Así que no lo metan.

El albino entonces tomó la mano de su amiga y tiró de ella hacia el salón que les correspondía —Dany-chan no me acapara, ella es mi mejor amiga así que no la molesten —dijo con voz alta pero tranquila, como era usual en él y así ambos se fueron a su aula, sentándose juntos, como lo hacían desde la primaria.

Este día, sin embargo, Ryou se sorprendió cuando vio que el chico nuevo se sentaba al otro lado de su amiga, y ambos intercambiaban saludos amigables. Pero bueno, el nuevo nunca dijo nada malo de él, así que lo dejó estar... si le agradaba a Dany, él no tenía problemas.

Al acabar esa semana les colocaron un trabajo en grupos, así que Dany ofreció su casa para que se reunieran a hacer la tarea.

Ryou llevaba inquieto un par de días, no le había dicho nada a su mejor amiga, aunque sentía que ese chico nuevo la miraba de forma extraña. Quizás era que estaba un poco celoso de ya no ser su único amigo, pero en realidad se preocupaba mucho por Dany.

Ryou supo el momento extraño en su tan odiado Cupido flechó a su amiga.

Iban saliendo de la última clase, una de las amigas de Miho, Shadow había mojado el abrigo de Dany "accidentalmente" así que la pelinegra lo llevaba en una bolsa plástica y caminaba con su uniforme habitual. Ryou iba a cederle su chamarra cuando el chico nuevo le entregó a Dany una bufanda, antes de irse a la biblioteca a regresar un libro.

El albino lo vio por completo: Dany miró la prenda verde oscuro alrededor de su cuello, luego miró a quien se la había dado con un sonrojo creciendo en sus mejillas; se mordió el labio inferior mientras una de sus manos se apretaba en puño contra su pecho antes de caminar tras él, diciéndole que la esperara, pues ella iba a prestar un libro.

El oji-verde se quedó pasmado unos segundos, sorprendido de que su mejor amiga finalmente había caído víctima del maldito bebé, y luego fue tras ella, preocupado.

Ese día, Ryou maldijo por primera vez, en voz alta, a Cupido.

Y parecía que este lo había escuchado...

Unos pocos días después la escuela estuvo revolviendo las clases, acomodando e intercambiando estudiantes entre salones... Nadie entendió por qué, locuras del director posiblemente.

Dany y Ryou no podían quejarse, los dejaron en el mismo grupo así que estaban felices; Edir, el chico pelinegro de lentes, también se había quedado con ellos. Ryou no había entendido que rayos pasaba con esos dos, estaban 'saliendo' según le dijo su mejor amiga, pero Edir no parecía haber cambiado nada su trato con la azabache; el albino sabía que Dany estaba enamorada, pero no sabía que pensaba el otro.

Un chico que pasaron a su grupo fue Bakura, un muchacho muy similar a Ryou, aunque con una complexión más masculina y de chico malo.

El club de fans ahora era de Ryou y Bakura, las chicas se esforzaban por llamar la atención de ambos pero a ellos no les interesaba nada.

De hecho, en ese momento fue Dany la que se dio cuenta de que Cupido había encajado dos de sus flechas.

Bakura y Ryou habían cruzado miradas y se perdieron en los ojos del otro.

Dany lo supo ¡Se habían enamorado! ¡Y eran tan lindos!

Así que la pelinegra se propuso integrar al mayor de los albinos, de ojos lavanda afilados, y de hecho se llevaron muy bien!

.

—Buenos días, Ryou.

Ryou se ruborizó muy ligeramente cuando Bakura lo saludó recién llegando a la escuela, el más alto caminaba comuna mano en el bolsillo de sus pantalones y la otra contra su hombro, llevando su maletín por sobre el mismo —Bu-buenos días, Bakura.

El mayor caminó a su lado con su sonrisa ladina habitual, le gustaba estar con Ryou, él no era como los demás, tenía algo especial; una bondad innata, una sonrisa sincera y ojos brillantes, además era muy lindo, Ryou era una luz inocente que Bakura quería cuidar y proteger.

—Oye Ryou, quería saber ¿Qué pasa con esos dos? —Bakura señaló a Dany, que estaba hablando con su supuesto enamorado, aunque él no estaba muy seguro de eso — ¿Son novios?

El menor se acercó a Bakura, para evitar ser escuchado por otros —a Dany-chan le gusta él, y me dijo que estaban saliendo, pero él no se le ha propuesto —Bakura lo perdió detalle de cómo Ryou frunció el ceño con molestia —no sé qué es lo que él quiere con ella, a veces me da la impresión de que la mira de forma extraña.

Bakura asintió, mirando a su nueva amiga quien hablaba entusiasmada con el de lentes; el chico la escuchaba atento y mantenía la conversación, pero había algo que no le gustaba —ese tipo no me da buena espina, Ryou, hay algo de él que no termina de convencerme.

El oji-verde bajó la cabeza —no quiero que le haga daño a Dany-chan.

Bakura puso una mano en lo alto de la cabeza de Ryou, a modo de consuelo —ni yo —murmuró por lo bajo.

El mal presentimiento de los albinos fue, tristemente muy acertado.

Una tarde se fueron al cine y después a jugar en la árcade de un centro comercial junto con otros compañeros de escuela; mientras estaban jugando, Ryou notó que Dany empezó a actuar extraña así que se fijó en que Bakura estuviera ocupado jugando a hacer canastas con otro chico de su grupo anterior y Edir, y se llevó a su amiga aparte para preguntarle qué tenía. Conteniendo las lágrimas, Dany confesó 'que no se sentía bien' y quería irse a casa, Ryou insistió en acompañarla y Bakura con él.

A la pareja de albinos se les hizo muy raro cuando la azabache no dejó que su enamorado los acompañara también.

Luego de mucha insistencia, Dany les confesó, entre llanto, que había visto al pelinegro tonteando y posteriormente besando y metiéndole mano a una chica de otro salón.

— ¡Voy a matarlo! —gruñó Bakura sin vacilar, levantándose con sed de sangre en la mirada.

— ¡Amor, por favor! —reprendió Ryou de inmediato, abrazando a su mejor amiga —no es momento para eso...

— ¡¿Qué no?! ¿No acabas de oír lo que le hizo? —señaló incrédulo a la chica —se merece que le rompa los lentes y se los haga tragar pedazo a pedazo, y eso solo para comenzar —gruñó furioso, dándole un puñetazo al colchón de la cama femenina.

—Créeme que estoy furioso también —Ryou no era alguien agresivo ni violento, pero la expresión de su cara, la ira contenida en su voz y algo en sus ojos le hacían saber a Bakura que, efectivamente, su novio estaba enojado más allá de los límites —pero Dany-chan nos necesita ahora —le acarició el cabello a la dolida azabache.

—Él nunca... nunca me pidió que fuera su novia —logró decir entre sollozos —pero no quise darle importancia, cuando me besó, estaba tan feliz —lloró con fuerza unos segundos. A Bakura y Ryou se les apretaba el corazón de solo oírla —a veces me abrazaba y me tocaba... como si fuera especial ¡Creí que lo era para él! —tuvo que detenerse unos segundos para poder seguir hablando con claridad. Bakura le tendió un pañuelo para que se limpiara el rostro —y ahora, ahora... ¡Esto! —enterró su cara en la almohada lila, que ya estaba empapada de sus lágrimas — ¿Lo hizo porque le dije que no? ¿Fue mi culpa?

Ryou y Bakura se tomaron un momento para comprender lo que ella había sollozado ahí, más para sí misma, pero les pareció importante.

— ¿Decirle que no? ¿A qué cosa? —preguntó Ryou.

Dany los miró, vergüenza mezclada con su dolor y tristeza —a... a estar con él... ¡Ya saben! —exclamó avergonzada, cuando los dos chicos la vieron sin comprender, parpadeando dos veces de seguido —a ir a la cama —reformuló, claramente apenada.

Ambos los entendieron entonces. Ryou reaccionó primero, sus mejillas enrojecieron, no de vergüenza sino de ira e indignación — ¡Es un sinvergüenza!

Bakura se sentó a su lado y la tomó de los hombros — ¿Él quiso forzarte? —le preguntó directamente. De ser así, realmente iba a darle una paliza en ese mismo momento.

Dany negó con la cabeza, para alivio de Ryou —No, no. Él nunca llegó a nada como eso —respondió con rapidez —pero él siempre me insistía y-y... tra-trataba de tocarme —agachó la cabeza en vergüenza.

Bakura la sacudió un poco, para que levanta la mirada, mientras Ryou se acercaba un poco más —no volverá a ponerte un solo dedo encima, no lo dejaremos, y si se atreve a intentarlo le romperé los lentes en la cara de un buen golpe.

Dany se limpió los ojos, como por quinta vez en la noche, y miró a la pareja —Se los agradezco mucho chicos, pero por favor Bakura, no vayas a hacer un lío en escuela con esto —el aludido estuvo a punto de protestar —podrían regañarte o suspenderte y Ryou-cute y yo no queremos eso ¿de acuerdo?

Bakura suspiró profundamente y asintió —de acuerdo, pero si se atreve a hacer una sola tontería se las verá conmigo.

Dany le dio una pequeña sonrisa —muchas gracias —se inclinó para presionar un beso en la mejilla de Bakura, avergonzándolo —chicos, son los mejores. Los quiero mucho —buscó un abrazo de Ryou y este se lo concedió de inmediato, jalando a Bakura también.

Ese día Dany decidió que no volvería a ser blanco de Cupido, puede que a Ryou y Bakura los flechas bien, pero parecía no tener buena puntería en cuanto a las chicas.

Claro, solo había que ver a las tontas de su salón que seguían detrás de la pareja de albinos.

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