Mientras caminaba hacia la habitación todo era tan silencioso.

La puerta del estudio estaba abierta, entró y barrió cada centímetro con la mirada.

Sus planos estaban perfectamente alineados, algunos terminados y otros no...

Todos sus proyectos...

Casi podía verla sentada frente al restirador trazando líneas con sus anteojos puestos y lápiz en mano.

También podía verla sentada frente al computador con la frente arrugada y los labios fruncidos al tiempo que leía algo importante...

Cuando ella era fuerte...
Cuando ambas lo eran.

¿Cuántas veces se quedaron hasta la madrugada ahí porque ella necesitaba terminar el trabajo?

¿Cuantas veces le llevó un café para que pudiera mantenerse despierta o un té para que se relajara?

Se recordaba también diciéndole que descansara, que aún había tiempo, que fuera a cenar o a comer...

Recordaba cuando tuvo que despertarla para llevarla a la cama porque si se quedaba ahí tendría un horrible dolor de espalda pero en lugar de ir a dormir se quedaron un rato más.

Todo eso.

Toda su esencia estaba ahí...