«Encuentra al humano más puro, él te hará germinar. Devóralo y el mar de Kamra renacerá».

Esas palabras han permanecido por años en la memoria de Taehyung, palabras que fueron pronunciadas por su madre antes de esconderlo en lo más profundo del mar, antes de su último ápice de vida.

Esa fue la principal razón de su venganza, por eso Taehyung buscaba jóvenes puros para comérselos, pero ninguno de ellos lo era tanto y sus pies se desvanecían dos horas, a veces tres, después de surgir.

Sí, sus pies.

Taehyung devoraba lágrimas, aquellas gotas saladas que brotaban de los ojos de sus víctimas. Eso le permitía cambiar su cola por un par de piernas. Eso le permitía recorrer con sus pies descalzos las calles de Kamra por las noches, como un extraño y bondadoso druida, visitar las casas y conversar con sus habitantes.

Taehyung curaba a los enfermos con sus poderes sagrados, daba confort a aquellos padres que "aparentemente" habían perdido a sus hijos a causa del tritón, aliviaba sus penas con su dulce cantar, les brindaba medicina verde para sus males y escuchaba sus confesiones, sus lamentos y la causa de sus alegrías.

Toda Kamra, estaba agradecida con ese druida que los visitaba en la noche vestido con un saco con capucha de color marrón obscuro, ese chico de pies descalzos que les brindaba calor a pesar del penetrante frío, ese extraño que no los dejaba flaquear por culpa del inhumano tritón.

Cosas de la vida, nadie sabía que el chico que amaban y el tritón que odiaban eran la misma persona. Nadie, a excepción de aquellos jóvenes puros que encerrados en burbujas aún respiran bajo el mar, chicos que aún conservan su castidad y su juventud, porque han pasado meses, incluso años y siguen tal cual como el día en que fueron entregados al mar.

Las burbujas que crea Taehyung guardan poderes, así como todo su ser.

Tan bello es Taehyung, que devoraba lágrimas pero jamás el cuerpo de sus víctimas, que ayudaba al pueblo al mismo tiempo que se vengaba. Él nunca sería capaz de matar a un humano, aún cuando le hubiesen hecho daño, por eso su venganza se trataba de hacerle saber a los habitantes de Kamra lo que significaba perder a alguien que amas.

Pero ya no más. Haber encontrado a Jungkook lo llenó de felicidad, porque era ese el humano que necesitaba, ese al que debía devorar; consumir sus lágrimas y comer su cuerpo: con besos, caricias y el lenguaje de la piel, tacto y placer.

—¡Lo sabía! —exclamó Taehyung eufórico cuando su cola desapareció y en su lugar un par de piernas aparecieron—. Eres el humano que mamá me dijo que debía encontrar a toda costa, así me pasara siglos buscándolo. —Tomó a Jungkook por los hombros y sonrió—. Jungkook, ahora sí, ahora sí quiero comerte.

—¿Comerme? —preguntó Jungkook confundido.

—Sí. ¿Puedo hacerlo ahora? Aunque —se colocó un dedo en el mentón, pensativo—, no sé cómo es que se hace, solo he visto a escondidas a los del pueblo y —un fuerte rubor apareció en sus mejillas—, quiero saber si lo que aprendí mirando tiene el efecto que deseo, contigo.

Jungkook quedó en silencio, minutos antes solo veía a un demonio en forma de pez, pero ahora estaba viendo algo diferente, algo más bello y tierno.

—Oye —debía preguntar, estaba confundido—, ¿a qué te refieres cuando dices que vas a comerme? Porque no entiendo nada de lo que hablas.

—Ah, verdad, que los humanos no le llaman "devorar", sino "tener sexo", ¿"hacer el amor"?

—¿Qué cosa?

—¿Tampoco sabes? Ya tienes 18, no creo que no sepas. —Se acercó a Jungkook lo suficiente como para sentir el calor de su respiración—. Quiero hacer el amor contigo Jungkook, quiero... hacerte el amor.

Taehyung sin su cola, aquí parece más humano.

🐬Este capítulo estuvo cortito. Espero les haya gustado y quieran leer el próximo.🦋