VIII: Tréla (Locura).
VIII.
"Tréla (Locura)"
Un nuevo capítulo en mi vida, mi decisión no había sido la mejor. Hasta el día de hoy siento la angustia de no poder haber dejado de lado mis valores. Pero era demasiado pequeño e insensato para saberlo...
─¡Oiii, Kakashi!
El peligris de ojos oscuros hizo oídos sordos ante tal sentencia y solo siguió su camino por la ahora vacía academia. Acababa de probar frente al tercer Hokage y al consejo su valía como ninja, ya no debería estar más rodeado de esos ineptos y él no sabía si estar feliz, o mal por ello mismo. Todos lo reconocían, pero no como el pequeño quería. Ahora sería un ninja, probablemente un genin. No más juegos.
─¡Kakashi! ¡No me ignores! ─los gritos del pequeño azabache que corría a pasos rápidos con sus diminutas piernas no cesaban, y no lo harían hasta que el amargado Hatake respondiera a sus llamados.
Rin venía detrás, un tanto sudada y muy cansada a comparación de los otros dos. Ella sí era fuerte, de eso no cabía duda. Sin embargo, ellos en definitiva estaban a otro nivel. Uno bastante más alto que ella.
─¡Kakashi!
Entonces, mientras el pequeño e hijo único de Hatake Sakumo caminaba con manos en sus bolsillos. Obito no desaprovechó la oportunidad para tomar una piedra que se le cruzaba en el camino para lanzarla con fuerza hacia el peligris, aunque, esta fue captada al instante con su mano derecha.
¿Hasta cuándo seguirían tras de él? ¿Qué parte de valerse por si solo ellos no comprendían? Eran unos ingenuos a su parecer, jugando como niños cuando la vida obviamente no era tan así de fácil.
─¡Aghhhh! ¡¿Por qué nos ignora?! ¡Su pelea fue impresionante!─se quejó el pequeño Uchiha, desesperado al no conseguir una respuesta decente del amargado peligris. Rin paró su corrida y se afirmó en sus pequeñas rodillas. Obito no dudó en ir hacia ella y checkear su estado con cierta preocupación.
Rin sonrió de lado.
─Lo alcanzaremos Obito-kun, no te preocupes ─habló la pequeña de ojos castaños, un tanto apenada de haber perdido cualquier rastro de simpatía en el Hatake luego de haber dejado la oficina del Hokage. Él tuvo un cambio demasiado radical y repentino, mientras ellos se dedicaban a limpiar y cortar el césped de varias viviendas de la aldea por su pequeño incidente en la policia militar.
Kakashi alzó un poco sus orejas y no pudo evitar el sentir curiosidad por las cosas que se decían ambos entre sí. Aún de esa manera, siguió su camino sin problemas. Pues, si seguía de esa forma lo más probable es que al día siguiente le hicieran genin sin titubear o siquiera pensar en no hacerlo. Él ya no necesitaba de nadie.
La necesitaba a ella, pero fui un idiota.
─¿Tú crees? ─se dijo el Hatake para sus adentros, dando un suave suspiro mientras cerraba sus ojos con notable alivio y un leve toque de tristeza en su voz. Siempre era lo mismo, halagos y más halagos.
Entonces, cuando quiso abrirlos una vez intentaba doblar hacia la salida de la vacía academia para ir a su hogar. Algo se lo impidió, o mejor dicho... alguien. No pudo evitar el brinco que pegó al verla en ese lugar ¿Cómo se trasladaba tan rápido?
─¡Sugoi! ─fue el grito de ella frente al Hatake, sus ojos brillando de una manera destellante─ ¡Eso fue impresionante, Kakashi!
─Oh, ¿Tú crees? ─murmuró, bajando suavemente la mirada. Aunque luego comprendió la situación un tanto mejor y frunció su seño levemente─ Tú... ¿Cómo...?
El pequeño de ojos ennegrecidos y máscara cubriendo su rostro no pudo finalizar su sentencia antes que un azabache llegase a su costado con rapidez y su respiración un tanto agitada, dando un suave empujón a su persona a medida que su nariz se arrugaba con enfado, esto mientras le apuntaba con el dedo. La morenita alzó sus manos en señal de rendición y luego soltó unas risas maliciosas. Ellos eran tan ruidosos.
Y ella solo buscaba una cosa ¿Por qué tanto alboroto?
─Okey okey, me has pillado pequeño llorón. ─dijo ella, aún con sus manitas alzadas hacia el aniñado Uchiha. Una leve sonrisa pintándose en sus labios.
El azabache presionó sus puños e intentó correr hacia ella para sujetarla y que no escapase una vez más. Estaba dispuesto a que la encarcelaran. Sin embargo, el agarre de Rin fue lo que impidió ese hecho debido a que eso no quitaba el que fuera solo una niña. Kakashi resopló en el aire y observó sus pies, no estaba interesado en esos asuntos. Al menos no por ahora.
Pero por alguna razón, me quedé de todas maneras a presenciar su pequeña charla...
─¡¿Por qué nos inculpaste?! ─exclamó el pequeño Uchiha al pedir una explicación, sus cachetes algo rojos de la molestia que sentía al ver a la morena frente a él. Ilesa por lo que había hecho─ ¡Por tu culpa mi abue me ha castigado y nos han hecho hacer trabajo comunicario! ¡A Rin y a mi!
─Comunitario, idiota. ─corrigió el pequeño Hatake, con cierta frustración al notar que este aún tenía esos problemas de habla que creía esfumados. Pero al parecer, cuando este se enfadaba volvían. Óbito refunfuñó con algo de sonrojo.
─¡Eso mismo!
La pequeña que estaba frente a ambos soltó unas risas al oír aquello y luego posó su vista en la castaña que se encontraba en silencio para analizarla. Ella parecía asustada y no sabía el por qué. Lis tan solo era una niña como ella, no debía de temer. Al menos a pensamiento de la morenita de solo cinco años.
Rin era muy inteligente, quizás mucho más que nosotros dos. Ella lo notó enseguida...
─Solo fue una broma, si no hubieses lloriqueado como nena seguramente aquellos bravucones no nos habrían encontrado. ─se excusó la morenita hacia el molesto Uchiha sin culpas, él soltó un gruñido y se cruzó de brazos.
─¿Nos? ¡Tú desapareciste! ¡A ti no te hicieron nada! ─insistió el pequeñín de cabellos ennegrecidos, aún negándose a la idea de siquiera perdonar a aquella ''cavernicola''.
Kakashi negó con su cabeza, frustrado ante esos gritos insaciables. Uno más y se largaría.
─Yo no soy de aquí, es obvio que iba a irme pronto. De hecho ni debería estar aquí hablando con ustedes pero me encanta hacer nuevos amigos y tenía que ver a Kakashi luchar. ─volvió a hablar Lis, esta vez siendo ella quien se cruzaba de brazos un tanto pensativa. Luego posó su vista en Kakashi, quien solo corrió la mirada enseguida con molestia─ ugh, son todos unos aburridos y amargados. Ni parecieran tener la edad que tienen, deberían disfrutar...
─¿No eres de aquí? ¿De dónde eres entonces? Perdona que pregunte... ─fue la voz de la pequeña Rin, tomando suavemente el brazo de su amigo el azabache para esconderse un poco al sentirse algo tímida. Ella alzó sus hombros y Obito tragó saliva con nerviosismo ante el tacto de su amiguita.
─Soy de...
─Del bosque, ahí la encontré ¿Ya podrían hablar de algo más decente? dios, es que son unos niñatos.
Las miradas en ese lugar desolado de la academia se posaron de inmediato en el Hatake, quien no tenía ni una pizca de gracia en su rostro y por poco ya se marchaba de allí. Estaba harto pero no lo daría a demostrar, pues su voz casi siempre colgaba de un hilo. Lis arqueó una de sus cejas y se largó a reír con muchas ganas. Kakashi no lo encontraba gracioso, para nada. Era muy sospechosa su presencia y le molestaba el hecho que sus compañeros se lo tomasen tan a la ligera. Después de todo, ahí la había encontrado ¿Verdad? ¿Qué se traía entre manos?
─Sí, el mismo en dónde te vi llorar como una nena ─dijo─ estabas peor que el gritón de en frente.
─¡Hey, no soy gritón!
Kakashi tragó saliva con nerviosismo y luego arrugó su frente con molestia para remediarlo. Pues, el rostro sorprendido con una leve 'o' tras haber negado sus griteríos y muchas ganas de burlarse a su costado solo le generaba más enfado del que ya sentía. Detestaba tener al azabache mofándose de cualquier situación que lo involucrase, y ni siquiera sabía por qué. Ni siquiera lo consideraba su amigo pero él insistía en hablarle siendo amable con su persona, al igual que Rin y el hijo único de Maito Dai. Todos le seguían ¿Por qué no solo le dejaban en paz? Él quería estar solo, era un niño solitario y siempre lo sería. Ni siquiera Naori podría cambiar aquello. Eso seguro.
Siempre amé la tranquilidad y soledad, pero no sentirme solo. Son cosas muy diferentes, pero un niño de cinco años no suele conocerlas o diferenciarlas...
─Bakashi ¿De verdad lloras? ─soltó el pequeño Uchiha, aún sorprendido mientras ladeaba su cabeza y le observaba detenidamente. El peligris presionó sus puños en bolitas e ignoró su pregunta, alejándose de su mirada enseguida. Rin solo se mantuvo en silencio─ wow, al parecer no es un rocot como pensábamos... Rin.
─Robot, Obito... ¡Robot! ─exclamó sin mucha emoción el Hatake, aunque la irritación podría verse solo en sus puños. Obito frunció el seño─pareciera que tu dislexia hoy está peor que nunca. ─gruñó el amargado hijo de Sakumo, esta vez dando un leve empujoncito al Uchiha y a Lis para dirigirse a la salida con su mirada hacia el suelo como de costumbre. Tenía que irse de ahí lo más pronto posible o se volvería loco─ yo me largo.
En el fondo sabía que quería estar con Naori o quizás hasta el mismo Obito, pero como estaba cegado por la soledad y el hecho de ser fuerte siempre lo ignoré. Yo la esperaba, la esperé y ella no llegó...
─¿Disle...qué? ─soltó el azabache, bastante confundido. Aunque luego abrió sus orbes con desesperación al notar como el peligris se escapaba. Lis dio un suspiro y Rin tan solo observó apenada a su amigo.─ ¡Espera, Kakashi! ¡No irás a ninguna parte! ¡No ahora que has dicho más de dos palabras!
Antes de que el Uchiha pudiese correr un paso más, Lis ya había tomado el cuello su playera brutalmente y este pataleaba con fuerza para intentar zafarse. Reclamando y reclamando que se iría, que no podía dejarle escapar o no lo verían hasta graduarse, quizás nunca más. Pues, Rin le odiaría de por vida si no lograba una despedida decente para ella al luego Kakashi ser genin. Después de todo, la felicidad de Rin siempre fue más importante. Por más que muriese de celos.
Además, quería animarlo. Kakashi luego de su desaparición se había puesto muy deprimido estos días ¿Cómo lo habían notado? Él ya no lanzaba bolas de papel a su cabeza, o les regañaba por no prestar atención al maestro. Algo muy común en él.
─¡Suéltame, cavernícola! ¡Espera, Kakashi! ─gritó a todo pulmón, desesperándose aún más al ver como salía de la academia y hacía su caminata normal, despreocupado totalmente con manos en sus pantalones cortos. Dirigiéndose a su vivienda como había sido desde que volvió a la academia.─¡Se va, se va!
Lis se tomó la frente, un tanto frustrada y luego dio un suspiro.
─Volverá, no le gusta estar solo. Ya no grites tanto. ─dijo, alzando sus hombros con su seño levemente irritado mientras finalmente soltaba al gritón que tenía entre sus manos. Este soltó un gruñido y limpió sus ropas, sin seguir a quien consideraba su amigo.
Rin tragó saliva y rascó su pequeña cabellera con algo de nervios al notar algo que los demás no, y tenía ansias de preguntar. Muchas cosas tenía en mente con aquella cavernícola pero no se atrevía a soltar palabra. No después de notar como ella sonreía con inocencia y mucha felicidad por Kakashi. Podría ser hasta ella misma en esa situación. Lis solo era una niña como ella. Pero... ¿Por qué le temía tanto?
─Ugh, me has alargado la playera... ahora mi abue no me comprará el kunai especial que pedí ¡Fantástico! ─se quejó el azabache, un tanto amurrado al ver como ahora esta misma le quedaba un poco más grande y holgada en su pequeño cuerpo. Luego, dio un suspiro al darse finalmente por vencido─ para ser cavernícola tienes mucha fuerza, ¿Cómo te llamas y por qué conocer a Bakashi?
Lis iba a responder, un tanto ansiosa y feliz de que finalmente alguien se dignara a preguntar su nombre. Pues, nadie lo había hecho hasta ahora. Era algo... mágico y valorable para una niña como ella. Deseosa de ser querida.
─Soy...
─¿C-cómo lo sabes? ─interrumpió la castaña de mejillas moradas, su rostro algo preocupado tras Obito. Lis frunció el seño, su felicidad yéndose casi por la borda al ver que ella no confiaba en su persona─ No te he visto nunca por aquí y pues... ¿Cómo saber que a Kakashi-kun no le gusta estar solo? ¿Son amigos?
Obito le observó de pies a cabeza y sonrió con cierta satisfacción, pues le encantaba esa manera de ser de su compañerita o quizás, solo le gustaba observarla siendo ella misma. Enseguida, sin mucha importancia comenzó a hurgar su nariz con su dedo meñique al sentir una presencia dentro de esta misma, dejando que la castaña y la morena conversaran en paz. Solo escuchando sin quitar el dedo de su nariz.
─A nadie le gusta estarlo, yo solo lo supuse ¿Por qué lo preguntas? ─respondió la morenita, posando ambas manos en sus diminutas caderas para luego soltar un suspiro y observar hacia la puerta. Tenía que irse ya.
Unos pasos resonaron desde el salón dónde probablemente se encontraba el tercer Hokage junto al director de la academia, ambos revisando archivos de cada alumno de dicho establecimiento para reunir información. Aunque por lo visto, ya habían terminado y seguramente saldrían de allí muy pronto. Lis tensó su mandíbula de inmediato y volvió su mirada nerviosa hacia los dos pequeños. Sí, realmente ya tenía que irse.
─Bueh... ya tengo que irme, fue un gusto hablar con ustedes chicos ─dijo, por poco corriendo tras la gran puerta con sus diminutas y morenas piernecillas. Pudo hacerlo en un puf, pero no quería levantar sospechas. Rin y Obito fruncieron el seño ante ello.
─¡Espera! ¡¿Irás a por Bakashi?! ─exclamó el Uchiha─ ¡Oeee!
Antes de que la pequeña siguiese corriendo, se volteó al oír el grito del diminuto disléxico de apellido Uchiha y sonreír de lado. De cierto modo le agradaba, solo por preguntar su nombre. A pesar de ser un llorón y gritón que no aguantase bromas.
─¡Sciurus Lis! ─gritó ella─ ¡Me llamo Lis! ¡Los veré pronto!
Dicho esto, desapareció en medio del bosque, dejando a ambos pequeños en dicho lugar bastante confundidos y observándose entre si. Obito finalmente quitó el dedo de su nariz para luego limpiar en su pequeño pantalón corto que estaba utilizando y arrugar su frente. Rin hizo una pequeña mueca ante tal acción.
─Obito, no deberías ser tan cochino. Tú abuelita te regañaría. ─dijo ella con algo de inquietud, este se sonrojó enseguida y solo negó con una de sus manos, escondiendo la otra en caso de cualquier cosa.
─No tenía nada, Rin. Te lo jur...
─Da igual ─dijo─, ella no me da buena espina, ¿Notaste su herida en la pierna? ¿Neh, Obito-kun? ─soltó la pequeña castaña, ignorando la conversación anterior. Su rostro demostrando confusión mezclada con cierto miedo. Este ladeó su cabeza y luego la negó de inmediato. Incluso hasta aterrado.
─Soy demasiado pequeño para mirar las piernas de otras niñas, Rin.
─Lo sé, pero... ugh ─dijo, un tanto frustrada mientras observaba hacia el lugar vacío de dónde se suponía estaría Lis y mordía levemente sus pequeñas uñas─ olvídalo, vamos al parque.
Entonces, tras un alza de hombros del Uchiha ambos decidieron salir de ese lugar e ir a jugar como de costumbre. Ya luego volverían a buscar al Hatake para despedirse, o algo parecido porque seguramente necesitaría de su ayuda. Aún así, para Rin... Sciurus Lis, no era de fiar.
─Por dios, es que no lo puedo creer ¿Ustedes sí?
El rubio de ojos azulados alzó sus cejas, sin dejar de ver el periódico que traía en una de sus manos, mientras que con la otra sostenía una taza de café como solía hacerlo todas las tardes a la espera de su novia. Esta era la hora del especial de Kushina y ahora que tenían a Naori en casa, al parecer la pelirroja se esmeraba aún más. Haciendo tardar la cena más de lo que debería. Todo tenía que ser perfecto, incluso si el Namikaze estuviera muriendo de hambre por ello.
Aunque ese no era el gran problema que se estaba generando desde ahora, pues era el hecho del fatídico ánimo de su amiga la morena tras oír la respuesta del tercer Hokage. Minato sabía que aquello le había afectado más de la cuenta, y al no tener a Sakumo junto a ella solo empeoraba las cosas. Naori lo extrañaba, por más que dijese que no. Sin embargo, Minato la conocía lo suficiente como para saber exactamente que saldría adelante como siempre lo había hecho. Naori se cuidaba sola, no necesitaba de nadie.
Pero aún así, solía ser frágil de vez en cuando.
─¿Realmente dijo que no? ¿Por qué? ─insistió la de ojos amarillentos, por poco echándose sobre la pequeña mesa frente a Minato mientras aguantaba el nudo de su garganta ¿Qué había hecho mal?
Kushina dio un suspiro.
─Mira Naori-chan, no hay que pensar lo peor aún,dattebané. Quizás... solo está confundido y ya luego todo volverá a ser como antes ¿Verdad que si, Minato-kun?
El rubio alzó una de sus orejas y observó de re-ojo a su novia, solo para luego volver su vista a Naori. Ella lo observaba expectante, esperando una respuesta afirmativa de su parte para sentirse un poco mejor. Sin embargo, él negó con su cabeza y luego dio un sorbo a su café con tranquilidad. La Hyuga soltó un quejido y volvió a lanzar su cuerpo sobre la mesa, rendida totalmente.
─La verdad no lo creo, no deberíamos hacerle falsas alu-¡Ay ay ay, Kushina!
La pelirroja no había dudado mucho en cuanto fue a tirar las orejas de su novio, una sola en particular a la vez que lo movía en dos direcciones con brutalidad. Mientras, su cabello poco a poco se erizaba y echaba algo de fuego por sus oídos propios. Naori les observó de re-ojo y resopló en el aire. No quería pensar en Sakumo, pero al parecer... todo le recordaba a él. Incluso los pleitos de pareja que tenían sus amigos.
Lo extrañaba.
Además, Kakashi había negado la respuesta a quedarse junto a ella. Ya no podría hacer nada para estar con él, al menos no durante tres meses. Si se acercaba antes lo más probable es que la metieran en el barrio Hyuga de nuevo, o quizás... en prisión. No estaba segura y tampoco quería saberlo.
Un error valió por dos, siempre lo dije y ahora ya no cuenta...
─¡Nuestra amiga necesita nuestro apoyo y le dices que no! ¡Deberías ser más considerado-dattebané! ─insistió en reprochar Kushina, esta vez soltando la oreja del Namikaze para negar con su cabeza de manera furiosa y frustrada. Por su parte, Minato solo la observó con el seño algo fastidiado al notar como la mayoría del café que antes tenía en mano empapaba casi por completo su ropaje azulado.
Luego tendría que lavarlo, gracias a dios su café no estaba tan caliente como para quemarse. Su novia era impredecible pero la amaba, era su toque especial. Al menos, eso generó una leve sonrisa en el rostro de la morena de cabellos lilas.
─No, Kushina. Hay que ser realistas en esta situación. Realmente no es de mala persona, pero Kakashi dijo que no y por ahora tendremos que esperar durante tres meses antes de hacer algo. ─debatió el rubio, esta vez cubriendo su rostro con el periódico para amortiguar cualquier golpe de su alocada novia en caso de que lo hiciera. Pero no lo hizo. Minato dio un suspiro y comenzó a limpiar sus ropas mojadas antes de continuar─ sé que a Naori le duele mucho lo que está sucediendo y la entiendo en parte porque no es para menos. También sé que pronto todo estará bien con el pequeño y saldrán adelante ambos, de eso no hay duda. Pero no le digas que volverá todo a como era antes. Porque eso no pasará. Ella se recuperará pero el tiempo no vuelve... por eso te lo digo Kushina, no le hagas alusiones falsas para subir su ánimo.
La pelirroja estaba sorprendida al oír sus palabras e incluso algo apenada, sin saber si sentirse mal por haber metido la pata o por el hecho de que su novio tuviese la razón ─por primera vez en todo su noviazgo─ Su amiga estaba mal, pero no por eso tenían que animarla con mentiras. Minato estaba en lo correcto. La morena generó una mueca y resopló sobre la mesa frente a ella.
─Tienes razón, lo siento Naori-chan.
─Mira Naori, sé que quieres mucho a Kakashi pero por ahora realmente lo que hay que hacer es esperar. Ya luego pensaremos en algo y yo mismo te ayudare, lo prometo. ─dijo el Namikaze, esta vez quitando el periódico de su rostro para dejarlo sobre la mesa y observar a la Hyuga, ella lucía muy apenada e ida─ No me gustaría ver a Fugaku arrestándote por esto o alguna locura. A mi también me causa curiosidad el niño créeme, pero es lo mejor. Al menos hasta que se acabe tu orden de alejamiento.
Naori alzó su cabeza, entrecerrando sus ojos ante las palabras dichas por su amigo. Él tenía razón y lo odiaba por ello, tendría que esperarse aunque no lo quisiera. Kushina dio un suspiro medio cansado al divisarlos a ambos y simplemente volvió a lo suyo en la cocina con cucharón en mano, pues no permitiría que su amiga además de estar deprimida tuviese una comida mala o calcinada. Todo tenía que salir perfecto para poder estar en paz y tener una cena agradable.
─¿Te causa curiosidad? ─soltó la morena,algo sorprendida e intentando no pensar más en su difunto novio. Minato alzó ambos hombros sin mucha importancia, solo para luego tomar lo último de su café y volver a posar la taza sobre la mesa.
─En unos días será genin ¿Lo sabías? ─preguntó, haciendo que su amiga abriera sus ojos con sorpresa. No, no lo sabía.─ Me encantaría tener un alumno prodigio como él, su personalidad me causa ese click de querer entrenarlo.
─¿Qué? ¿Genin? ¿Tan joven? ─soltó ella, aún algo impactada con la noticia.
Minato alzó sus hombros, esta vez un tanto apenado por lo que quizás se vendría desde ahora.
─Yep, ─respondió el rubio con una media sonrisa─a veces creo que el Sandaime no piensa bien lo que hace con ciertas cosas, es como si... los niños no le importaran más que para el bien de la aldea ¿Tú que crees? Yo me siento mal al pensar así de una persona tan buena como él.
─Pienso lo mismo, su política es una mierda.
Minato frunció el seño. Ella no debía hablar así del actual Hokage ¿Dónde estaba su respeto?
─Yo no he dicho eso, solo dije que esa parte de su cargo no la encontraba correcta y que me siento mal al pensar en ello ─corrigió a la morena el Namikaze, Naori gruñó por lo bajo─ él es un hombre muy honorable, no lo niegues.
─Como mi culo.
─¡Naori!
Kushina soltó unas risas desde dónde estaba y el rubio tan solo movió sus brazos con algo de vergüenza, ambas mejillas un tanto sonrojadas al recordar las veces que había presenciado el trasero de su amiga tan de cerca. La morena rió levemente y luego arqueó una ceja en señal de advertencia, si Minato decía algo más lo mas probable sería que Naori revelara sus más profundos secretos y él no quería eso. Por lo que tuvo que callar.
Sí, todos tenían que ver con Jiraiya-san y sus viajes de investigación.
─Pues, yo también pienso lo mismo-ttebané ─añadió Kushina con una leve sonrisa, sin dejar de revolver aquella comida que tanto ansiaba que su amiga probase─ Por eso yo debería ser la Hokage ¿No creen?
Naori pretendió responder en afirmativa, más no pudo al escuchar como el estómago de Minato rugía con fuerza, causando así una risa inmediata de su parte. Enseguida, el rubio le apuntó con el dedo en señal de reproche. Pues, ciertamente el Namikaze cuando tenía hambre se ponía un poco pesimista, y hasta de mal humor algunas veces. La mayoría de los hombres solían ser así y Minato a pesar de ser uno bueno e incluso caballero con todos, no se zafaba de aquella maldición masculina.
Kushina estaba demorando demasiado.
─Lo que digas, cariño. ─gruñó entredientes hacia su novia, nuevamente tomando aquel periódico para no tener que observar a su amiga de ojos amarillentos.─ ¿Cuánto le falta a la comida?
─Poco, no seas impaciente Minato ─respondió Kushina, luego posó su vista en su amiga y esta le sonrió─Si yo fuera Hokage, te hubiese dejado a Kakashi sin dudarlo-dattebané ─dijo la Uzumaki, finalmente apagando el gas de la cocina. Haciendo saber que ya había terminado.
Minato suspiró con alivio, al fin.
─Eso no lo dudo, Kushina-chan.
Entonces, cuando quiso ponerse de pie en ayuda a su amiga la Uzumaki... ella lo predijo. Como si de una lámpara se tratase una idea llegó a su cabeza, la cual generó que Naori se pusiera de pie casi al instante con una sonrisa en su rostro. Minato abrió sus orbes con algo de sorpresa y luego pidió ayuda con la mirada a su novia ¿Qué se le habría ocurrido esta vez? ¿Acaso no dijeron que luego de tres meses harían algo?
─¡Tengo una idea!─exclamó, sonriendo ampliamente a la vez que presionaba sus puños con determinación.
─Espera, Naori los tres mes...
─¡Kuchiyose no jutsu!
Minato no pudo evitar tomar su frente al ver el sello de manos que había realizado la morena en su propia casa, o siquiera el gran puf que se generó, el cual logró que Toushiro apareciese sobre un sofá y la bella Katnoa hiciese presencia en el suelo. Ambos felinos de color negro radiante junto a sus protectores de Konoha, y bastante buenos con las persecuciones. Naori estaba segura que aunque no pudiese ver a Kakashi, sus ninnekos no podrían ser frenados. No por nada ella llamada la mejor usando tales invocaciones.
Fue buena idea después de todo, si Naori no lo hubiese hecho... Lo más probable es que jamás hubiese vuelto a verla. Ese desgraciado de Toushirou fue quien me salvó.
─A la mierda los tres meses, a ti todo te vale... Naori.
El rubio enrodó sus ojos con frustración tras decir esa sentencia, sin embargo, fue obligado a tomar su cabeza rapidamente y abrir sus orbes bastante sorprendido al haber recibido un golpe con el cucharon de madera. Kushina fruncía el seño hacia él.
─¡Minato, el vocabulario! ¡Los gatitos están presente!
─¡Oh, por favor! ¿Es enserio?
Naori infló su pecho y soltó una leve risita al oír la pequeña discusión que se formaba frente a ella por el vocabulario vulgar del rubio. Aprovechando enseguida de dar órdenes a sus dos felinos preferidos. El mayor y de ojos amarillentos frunció su nariz, generando que sus largos bigotes se movieran a de lugar. Katnoa lamió una de sus patas y con sus ojos lilas alzó la cabeza hacia Naori, esperando las órdenes como una militar cualquiera.
─Naori-sama ¿Para qué nos ha llamado-nya? ─habló Toushirou, observando a sus alrededores un tanto confundido. Pues, aquella no era la casa del albino con el que solía estar.─ Esta no es su casa ¿Qué está pasando?
─Miren chicos, las cosas se han complicado un poco desde la última vez que los vi. ─intentó explicar la morena, Katnoa tan solo ladeó su cabeza y siguió escuchando─ Pero, por eso mismo necesito que encuentren a Kakashi y...
Los pelos de Toushirou se erizaron de inmediato al oír aquel nombre, haciendo muestra de sus dientes afilados como si fuese un mismísimo tigre.
─¡¿Qué?! ¡¿El moquillento otra vez?!
Naori bufó y se tomó la frente, al parecer no le sería tan fácil como lo creía. Aunque la pelea tras de ella ya había cesado al menos. Ahora ellos dos se encontraban con el seño fruncido observando las reacciones o lo que diría la morena después. Kushina se iluminó de inmediato al divisar a Katnoa, como adoraba a aquella gatita.
─¿Moquillento? ¿Qué moquillento? ─cuestionó la felina de ojos lilas con cierta confusión─ Naori-sama ¿Ha invocado a Toushirou sin mí?
─Pues...
─El moquillento es el hijo de su novio, me mandó a cuidarlo y casi le asesina. Agradece que no fuiste tú quien estuvo aquí, Katnoa-nya.
Naori rascó su cabellera lila y luego observó con cierta frustración a su amigo el Namikaze, quien solo alzó sus hombros con cierta victoria al ver que sus invocaciones no parecían cooperar. Kushina se mantuvo en silencio, o algo así.
─¡Katnoaaa! ¡Dios, si eres la gatita más bella de todo el mundo-dattebané! ¡Cuánto tiempo sin...
─Ay no, la Uzumaki no ─agonizó la pobre felina al ser tomada en brazos por la pelirroja─ ¡Naori-sama, mejor explícanos esto ahora o ya verás!
Minato soltó una risa y se puso de pie, dejando el periódico sobre la mesa para aprovechar de ir a hurgar en la comida. Naori se hincó casi al instante en el suelo para observar a Toushirou y soltó un suspiro apenado, solo para luego observar a Katnoa.
─Sakumo-kun se ha suicidado, ─el rostro peludo de ambos se sorprendió, causando a Kushina dar un suspiro de igual forma pero no se atrevieron a decir palabra sobre ello─ ahora Kakashi quedó a la par con el mundo y yo...
─Quieres cuidarlo y el mocoso no quiere-nya.
─Exacto, por eso los necesito. ─explicó, observando de re-ojo como Minato comía a escondidas de su novia. Como se diera cuenta Kushina...─ tengo una orden de la policia militar, no puedo acercarme luego de tres meses. Pero eso no corre para ustedes, así que quiero que lo vigilen y me vayan diciendo como va todo.
Toushirou rascó su cabecita con una de sus patas y luego medió una leve mueca.
─¿Qué no es alérgico a los gatos? ─soltó, recordando su pequeño incidente.
─Solo no te acerques tanto... ─respondió la morena─ ¿Podrían hacer eso por mi?
Ambos felinos se miraron entre sí, no tan seguros de ser usados de niñera siendo unos shinobis excepcionales en el mundo de los gatos. Sin embargo, el rostro un tanto demacrado de su ama fue lo que los convenció. Por lo que, no dudaron en asentir con sus cabezas. Tenían que ayudarla.
─Gracias, chicos... ─murmuró ella con una leve sonrisa, luego metió una de sus manos en su bolso trasero para entregar auriculares a cada uno─ cualquier cosa, ustedes saben usarlos.
─Estamos a su servicio, Naori-sama.
Asimismo, ambos animales tras tomar los auriculares y la pelirroja por fin soltando a la bella Katnoa se dispusieron a salir de ahí a patas rápidas. Ambos saliendo por la ventana muy sigilosamente. Naori dio un suspiro y se ubicó el auricular en el cuello, probablemente lo usaría día tras día en esos tres meses.
─Kushina-chan, ¿Me prestarías una bufan...
─¡Minato!
La morena dio un bufido divertido ante tal grito y se cruzó de brazos al observar lo que había previsto antes. Pues, al no tardar en darse cuenta de lo que su novio estaba haciendo no siseó en cuanto corrió hacia él para alejarlo de su olla.
Vaya par. Pensó, segundos antes de ponerse de pie para observar la ventana. Ella solo quería que el pequeño estuviese bien. Por más que el no quisiese.
Era mi rutina. Ir en busca de peces al río, volver a casa, cocinar, comer, limpiar y luego a la cama. Pero ese día fue distinto, porque no fue Rin o siquiera Obito quien me visitó para comer las cosas hechas por mi. Ese día estaba Lis...
Ella era extraña, y justo aquel día me tocaba ir de visita hacia la lápida de mi padre. Habían pasado dos semanas y ya era hora de cambiar las flores. Por más que me doliese el hecho de que Naori no haya vuelto.
Pero no me esperaba lo que ocurrió después...
─¿Quién te enseñó a cocinar? ─preguntó la morenita, observando como el pequeño Hatake tomaba uno de sus grandes cuchillos para cortar a aquel animal acuático─ ¡Lo haces increíble!
Kakashi bajó su mirada y frenó un poco sus movimientos, él parecía un completo zombie a la par del mundo. No se le podía culpar, pues se sentía vacío y ella nunca llegó. Además de no dormir lo suficiente.
─Oh, ¿Tú crees? ─murmuró como de costumbre, observando el reloj y luego siguió en lo suyo─ ¿Quieres probar?
Lis se sorprendió ante la pregunta, pues no se esperaba un gesto tan amable de su parte luego de todo lo ocurrido. Sin embargo, no podía aceptarlo. Ella lo sabía.
─Yo... soy vegana, no como esas cosas. ─respondió, un tanto incómoda con ello. Kakashi asintió y dejó de cortar. De pronto, su hambre se había esfumado ¿Para qué comer de todas maneras? Ya nadie velaba por él─ Gomen, no quise ser borde. Puedo verte comer si quieres o...
─No.
El pequeño Hatake dio un suspiro cansado y dejó las cosas en dónde estaban, luego con su mirada perdida fue a por sus sandalias y la cuchilla qye había dejado su padre para él. No se sentía a gusto estando en aquella vivienda, a sabiendas que Naori no volvería. Él lo había pensado, estaba seguro de ello y aún así había dejado que su esperanza jugase en su contra. Se sentía mal, pero no tenía que demostrarlo. Él quería pensar en estar solo.
Yo marqué la respuesta positiva en aquel papel, dejé mi orgullo por aquello y ella no llegó. Eso me dolió bastante, recuerdo que me sentí utilizado y sin ganas de vivir. Ella lo había hecho para aparentar que le importaba, ese era mi pensamiento de ese entonces...
─Oye, enserio no quise ser pesada... ¿A dónde vas?
El pequeño de ojos ennegrecidos tomó su bufanda y luego abrió la puerta, su mirada algo perdida mientras ignoraba los llamados de la cavernícola. Ella medió un leve puchero y solo se dispuso a seguirlo en silencio. Incluso si Kakashi le había cerrado la puerta en su cara con seguro, no la necesitaba hurgando en sus asuntos. Más si algo extraño encontraba en ella.
Él quería a Naori, por más que se lo negase luego de perder su dignidad con aquel papel. No lo comprendía y la odiaba por ello. Hyuga Naori era una mentirosa.
O eso creía.
Kakashi caminó y caminó con bastante tranquilidad, su estómago rugiendo de vez en cuanto debido al hambre. Pero eso no le importó. Observó a las personas de su alrededor, madres, hijos y padres. Todos lucían felices, todo se movía alrededor de él y no le gustaba. Odiaba esa sensación, o quizás... tan solo era el hambre que afectaba más de la cuenta. Sin embargo, al llegar a la florería se sintió mareado por el olor de las distintas especies.
O en realidad, tuvo ganas de llorar.
Recién en ese momento me di cuenta que mi padre realmente estaba muerto, que se había ido, me había dejado a la par con el mundo solo por no seguir las reglas...
Entonces, estornudó. Algo que causó cierta ternura en la vendedora de aquel día. Ella le observó de pies a cabeza y se acercó a él, pues llevaba mucho tiempo observando un tulipán blanco sobre una mesa enorme. Fácilmente Kakashi podía sacarlo, pero las ansias de lagrimear en ese lugar lo tenían estático al intentar no hacerlo y menos en público. Enseguida, presionó la pequeña cuchilla que mantenía en su espalda, la cual fue de su padre en algún momento y dio un suspiro. La vendedora también lo hizo, pues recién se enteraba de quien estaba observando aquella flor. Su nombre había pasado todos los bordes de la aldea, y ella no era alguien que no se enterara.
─Ten.
Kakashi abrió sus orbes con sorpresa y soltó su mano de la cuchilla al instante, quitando su pequeño trance y observando como aquella rubia le hacía entrega de la flor que tanto estuvo observando. Ella le sonreía ¿Por qué le estaba sonriendo a alguien como él?
─Regalo de la casa, es una flor muy bonita ¿Verdad?
Él tomó la flor con una de sus manitas y nuevamente bajó la mirada, observando detalladamente cada parte de aquella planta. La vendedora sintió pena, pues él no era un chico normal y pudo verlo solo con sus actitudes. Lo del gran colmillo blanco de Konoha realmente había sido una tragedia.
─Eso creo... ─murmuró el peligris para sus adentros, sin que la vendedora pudiese escuchar. Luego, subió su mirada y le asintió, intentando mediar una sonrisa─ arigato.
─No hay de qué, pequeñín.
Tras esas palabras, el pequeño Hatake salió del local para seguir su camino. No sin antes frenar en una gran ferretería para comprar un balde, debido a que esa flor necesitaría agua y había olvidado sacar uno en casa. Sin embargo, no se sentía apto para volver a ese lugar desolado. Más si había dejado a Lis encerrada. Aunque fue lo mismo que con aquella vendedora, al parecer eso sacaba por ser un huérfano y generar pena entre los aldeanos. Todo le daban gratis, y eso no le gustó.
Más no podía ser borde, y aceptó de todas maneras.
Finalmente, su última parada fue el gran cementerio de Konoha. Su pequeño corazón se estrujó al ver la gran cantidad de tumbas frente a él ¿Toda esta gente vivió su vida llena de obstaculos para terminar aquí? Se preguntó, encontrando meramente inútil el hecho de sufrir tanto solo para terminar hundidos bajo tierra sin gente que se preocupase. Entonces, como si los dioses estuviesen a la par con su estado de ánimo la lluvia hizo acto de presencia. El ambiente haciéndose cada vez más denso y hasta melancólico. Kakashi maldijo al invierno, lo aborrecía a como de lugar. No obstante, aquello no fue impedimento para seguir su camino y llegar a la lápida de su padre.
Hatake Sakumo.
El pequeño la observó con detenimiento durante un buen momento, sintiendo como las gotas de la lluvia empapaban su rostro y toda su ropa. Sin embargo, eso no le importó. Solo estaba ahí, estático y pensando en qué decir o hacer frente a su padre. Él estaba molesto, las promesas de quien le dio la vida ahora valían nada. Él simplemente se fue, nada más le importó. Solo sus compañeros de aquella misión.
─Diste la vida para salvar a tus compañeros ¿Verdad? ─soltó de repente, un tanto inexpresivo. No se permitiría llorar, al menos ya no más. La lluvia inundando todos sus sentidos─ Ya tengo compañeros también. Pero no seré como tú, padre.
El pequeño dejó la flor sobre la tumba y dio un suspiro. Él no pensaba con claridad, solo estaba molesto pero ¿Qué clase de niño de cinco años lo hace?
─¿Lo extrañas?
Kakashi abrió sus orbes con algo de sorpresa al oír esa voz, pues se suponía que estaba encerrada ¿Realmente lo había seguido hasta allí? ¿Por qué su cuerpo no estaba mojado? No lo entendía y sintió pánico.
Rin tuvo razón todo el tiempo, ya lo dije antes. Era más inteligente que nosotros dos...
─No me pongas esa cara, ─habló ella con una leve mueca, esta vez tomando la mano del Hatake para sacarlo de ahí─ soy un espíritu, Kakashi.
El pequeño de ojos azabache sintió su corazón acelerarse y soltó el balde que traía en su otra mano de golpe ¿Acaso ella hablaba enserio? No le parecía lógico, al menos no hasta que comenzó a cruzar los árboles mientras que él los esquivaba. Kakashi parpadeó varias veces, creyendo que todo se debía al hambre. Sin embargo, para su mala suerte no era así.
─Hace años morí en el bosque donde me encontraste, ─siguió hablando mientras ambos corrían muy lejos del cementerio. Kakashi comenzó a sospechar─ no puedo irme al otro lado con mis padres hasta encontrar alguien como yo que se sienta insatisfecho. Yo también estoy molesta con ellos por dejarme...
─Espera, espera ¿Qué quieres decir con eso? ¿A dónde me llevas? ¡Suéltame!
Kakashi forcejeó y forcejeó, pero al parecer Lis estaba decidida. Su agarre era demasiado fuerte a comparación de cualquier otro que haya recibido, y corrían sin frenar. Ahora estaban muy cerca de los rostros Hokage, desde arriba. El peligris estornudó, sin saber el por qué.
─No hagas tanto escándalo, me agradas aunque deas un smargado─dijo─ no te va a doler y los dos seremos felices ¡No mereces tanto sufrimiento!
Ahora el Hatake estaba convencido y su respiración se entrecortó, ella quería que él muriese también. Pero Kakashi no quería, él no quería dejar ese mundo tan pronto. Incluso si no sabía cómo zafarse de aquel problema que tanto lo socorría.
Entonces, no lo pensó dos veces y gritó;
─ ¡Naori!
A Lis se le rompió el corazón al oírle, sin embargo, sabía que era lo mejor para él. Después de todo, Naori no había ido a por él cuando Kakashi había firmado un sí. El pequeño no se lo merecía.
Realmente pensé que moriría, no tenía salvación...
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.
—8—
¡Hola! Primero, he de decir disculpas por aquellas personas a las que les dije que subiría el mismo día o dije mañana, pues era mi intención subir hace muchos días😭 Peeero, a wattpad le dio por borrarme la mitad del capítulo y pues, así cualquiera se amurra😡 jaja
En fin, espero les haya gustado y muuchas gracias por leer💓 Que tengan un lindo día y realmente son lo mejor de lo mejor 😍💓
Adiosín💓
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