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V: Camino ninja.

V.
"Camino ninja"

Los días pasan, la lluvia no cesa y pareciera que se trataba de una señal. Una muy rigurosa y bastante precavida que ninguno de los dos tomó en cuenta.

Supe que algo no andaba bien, pero no me permití a hablar, era un niño aún y no entendía, incluso si era tildado de prodigio en ese entonces...

El salón principal de aquel hogar estaba bastante reluciente y no había rastros de polvo, cabellos de la Hyuga o siquiera, cabellos del mismo Toshiruou. Esto debido a la ardua limpieza que la chica y el mismísimo Kakashi habían hecho aquella mañana.

Ahora, la morena se encontraba cocinando aquella comida que su amor Sakumo Hatake tanto adoraba junto a su invocación felina al costado, mientras que el pequeño peligris corría de un lado a otro con los platos e individuales para ayudar a poner la mesa.

Pues, aquel día era especial... aquel día, su padre volvería de aquella misión tortuosa y quizás dolorosa, por lo que, todo debía salir a la perfección como ambas personas de esa casa habían planeado. Sobre todo con la sorpresa de que la chica de cabellos lilas y el mismo Kakashi, ya no se aborrecían tanto como antes e incluso, dormían juntos de vez en cuando.

Eso le pondría bastante feliz o al menos eso pensaban ambos.

─¡Kakashi-kun! ─ exclamó la Hyuga desde la cocina sin dejar de revolver aquellos huevos en la sartén─ ¡¿Te has tomado la medicina que te dejé?!

─¡Si! ─gritó de vuelta el pequeño mientras dejaba los platos sobre la mesa─ ¡No te preocupes por mi!

La chica suspiró con alivio y simplemente siguió en lo suyo, pensando en que lo peor que podría suceder en ese preciso momento es que Kakashi tuviese otro cuadro de anafilaxia por invocar a Toshirou en la cocina. Pues, si bien ella logró sacarle del hospital aquello no quitaba el hecho de la multa que le había cobrado el mismísimo Hiruzen por raptarse a un niño u de las actividades que tuvo que realizar esa semana junto a Minato como castigo.

Sin quitar la más importante, la orden de no invocar al felino estando cerca de Kakashi o él tomaría otro tipo de represarías.

No obstante, ella no había tenido opción esa mañana. Pues, al estar tan ocupados limpiando todo el desastre se dieron cuenta que no terminarían jamás si lo realizaban solos, por lo que, Naori para no molestar a alguien más tuvo que recurrir a Toshirou. No sin antes tomar medidas para la alergia del pequeño, tomando como solución la medicina que Tsunade-san había entregado hace unos días por si volvía a ocurrir algo parecido.

Al parecer, nadie confiaba en ella.

─Naori-sama... ─habló el gato muy cerca de su oído, curiosidad evaporando de aquellos ojos amarillentos─ ¿Qué le diste de comer al moquillento para que dejase de odiarte?

La morena limpió sus manos en el lavadero y luego las secó en su delantal de cocina, soltando así un suspiro con una leve sonrisa. Pues, ni siquiera ella sabía exactamente la razón de su cambio tan repentino.

─Pues... solo le expliqué que no me robaría a su padre ─respondió casi en un murmullo, esta vez caminando hacia el salón ─ ¿Ya ves que igual tengo pinta de madre?

─Así veo...

Entonces, la morena con el sello correspondiente de manos y una sonrisa, quitó la invocación en un puf enseguida. Esto debido a que no quería que su amado viese a Toshirou en su hogar luego de lo ocurrido con Kakashi, él debía llegar y solo... relajarse.

Todo iba a tan bien, tan perfecto, si tan solo...

─¿Ya se fue Toshirou? ─preguntó el peligris en cuanto la vio acercarse a la mesa, individual en mano y un semblante bastante calmado.

Naori sonrió ampliamente y quitó aquel trozo de plástico de su mano para dejarlo sobre la mesa. Este le observó con detenimiento.

─Ajá, pues ya es hora de que tu padre regrese y no quiero que le vea dentro de casa...─respondió, alzando los hombros con una sonrisa inocente─ bueno... tu ya sabes las razones...

Kakashi sonrió hacia la morena por su respuesta y luego rascó su nuca con algo de incomodidad, como si quisiera decir algo que por orgullo no era capaz de hacer.

Quería darle las gracias por cuidarme aquella semana, así también disculparme por todo y no pude...

Después de todo, no era una mala persona...

Entonces, luego de terminar de cocinar la cena, la morena de cabellos lilas quitó finalmente aquel desastroso delantal que tenía alrededor de sus caderas y corrió hacia el baño, sacando así enseguida sus cosméticos mientras observaba su demacrado rostro.

Ella no solía arreglarse mucho u siquiera maquillarse, pero según Kushina... esta era una ocasión especial en donde tenía que por los menos preocuparse de su imagen para recibir al gran colmillo blanco de Konoha.

O este le dejaría... Y aunque no creyera en sus palabras, sin duda le haría caso esta vez. Su amiga pelirroja era una lunática.

El peligris de baja estatura y bufanda cubriendo su cuello no dudó un segundo en seguirla, quedando así plasmado en el marco de la puerta mientras observaba como la chica delineaba sus ojos con aquella cosa negra que sostenía su mano.

─¿Por qué no sueltas tu coleta? ─soltó de repente el pequeño, sin pensar mucho en sus palabras. Naori dio un pequeño brinco de la sorpresa y luego soltó una risa, frenando sus movimientos.

─¿Crees que así le gustaría más a tu padre? ¿Eh?

Kakashi corrió su mirada un tanto sonrojado con su seño fruncido y luego negó con su cabeza, se arrepentía de haberlo dicho. Entonces, a la morena le causó ternura su reacción y entre risas dejó el maquillaje en la mesita para soltar su coleta habitual, dejando así a la vista su larga cabellera morada.

Este le observó de re-ojo.

─¿Mucho mejor? ¿Kakashi-kun? ─preguntó, sus ojos achinados debido a la gran sonrisa que tenía.

En ese momento no le encontré tan... ¿Fea? Si es que pudiese decirse así, ella se veía radiante y muy diferente a la faceta que tenía...

Quizás por ello mi padre se fijó en ella, solo podía ser ella...

─Hmp. ─respondió, con indiferencia.

Dicho aquello, la morena peinó su cabellera larga un par de veces y luego terminó con su maquillaje que a decir verdad no era mucho. Se sentía nerviosa y ansiosa. Una semana y media sin Sakumo había sido un calvario para ella, pero este día... por fin le tendría en casa.

Le echaba de menos... Como no tienen idea.

─Kakashi-kun ¿Estás seguro que no quieres comer? Debes de tener hambre...

La morena le observó fijamente y él solo movió su cabecilla. Kakashi se encontraba frente a ella de rodillas en la mesa, este refunfuñaba de vez en cuando y se negaba a comer cualquier cosa que la chica le ofrecía. No era para menos, pues ya habían transcurrido cuatro horas desde que Sakumo Hatake debería haber vuelto a su hogar y... nada.

No había rastro alguno de él.

─No hasta que él llegue. ─espetó, su voz firme y segura, sin observar a la mujer de ojos amarillentos.

Naori dio un suspiro frustrado y volvió a poner su coleta habitual por el calor que había en la habitación. En sí se encontraba muy nerviosa y preocupada, pero no podía mostrar aquellas emociones frente al pequeño. Sin embargo, tomó el puente de su nariz y pensó seriamente en ir en su búsqueda, aunque la voz del niño frente a ella le impidió siquiera ponerse de pie;

─Naori... ¿Estás segura que regresaba hoy?

Tenía un mal presentimiento y me temí lo peor...

Ella remojó sus labios y luego resopló en el aire, quitando así también su extremidad de la nariz para observar al niño con una sonrisa.

─Se supone... al menos eso fue lo que dijo Hiruzen-sama. ─respondió, aún con esa sonrisa─ descuida, ya debe estar por llegar.

Kakashi se removió en su lugar, no pudiendo mantener quietas esas piernecillas blancas debido a los nervios y también, al hambre que comenzaba a sentir.

¿Y cómo no? Fueron cuatro horas...

Ambos estuvieron de ese modo durante unos minutos, aguantando así cada rugido de sus estómagos en silencio, incluso si no sabían cuanto más podrían esperar. Aunque, tras otros minutos transcurridos... la puerta principar se abrió con cuidado y los dos se pusieron en alerta, posando su vista en esa dirección enseguida.

Un hombre alto de cabellos grises hacía el ingreso a su hogar mientras dejaba sus armas sobre el gran sofá del salón, dando un leve suspiro.

No pude aguantar la emoción en cuanto le vi llegar...

─¡Padre!

El pequeño como si fuese poco corrió hacia él con mucho entusiasmo y a Naori se le formó una sonrisa inmediata al verle de esa manera tan aniñada y... feliz.

─¡Padre, te extrañé mucho! ¿Cómo te fue? ¿Venciste a muchos ninjas enemigos verdad?

Sakumo tragó saliva al escuchar las palabras inocentes de su hijo, sonriendo levemente de lado mientras le sacudía los cabellos con cansancio.

─Esas son muchas preguntas, Kakashi. ─dijo, su tono de voz un tanto apagado y no tan alegre como lo era siempre.

Si tan solo...

─Bueno, seguro las responderás todas luego... ─respondió el pequeño con una sonrisa mientras le tomaba la mano─ ¡Ven! Naori y yo preparamos la cena para ti...

La morena se puso de pie al escuchar aquello, pues quería recibirle con un fuerte abrazo y si el peligris no se quejaba, quizás con un par de besos. Sin embargo, su rostro cayó en picada en cuanto el Hatake progenitor frenó sus pasos y quitó la mano de su propio hijo con brusquedad.

Estaba perpleja.

─Lo siento, Kakashi ─dijo, casi en un murmullo─ No estoy muy hambriento la verdad y solo quiero descansar... quizás mañana.

El rostro alegre y entusiasmado del pequeño se esfumó en cosa de segundos al ver como este ignoraba el hecho de todo lo que hicieron esa mañana, mientras él comenzaba a subir las escaleras a pasos vagos. Naori tragó saliva, algo no andaba bien.

─Kakashi...

Él le interrumpió.

─Mañana tendremos que hacer todo de nuevo Naori, que gran cagada.

Al escuchar aquellas palabras, la chica de cabellos lilas soltó un suspiro y sonrió fingidamente. Él aún era un niño inocente que no se daba cuenta de varias cosas, algo que ella si pudo deducir de inmediato.

Ella me tomó por ingenuo y la verdad es que sentí lo mismo con respecto a la actitud de mi padre, solo no quise decir lo que pensaba...

Ella luego iría a preguntar que fue lo que sucedió en esa misión que le había dejado de esa forma o a cuestionar su actitud tan borde. Seguramente Sakumo tendría sus razones.

─Bien Kakashi... tendremos que comer ─dijo, alzando sus hombros con indiferencia y el peligris bufó.

─Lo que sea.

Realmente algo no andaba bien y si quizás hubiese sido mas grande lo habría entendido, que era algo grave...

Pero no lo hice.

La habitación estaba oscura y no había ruido alguna en ella, solo la suave respiración de su novio sobre la cama y Naori solo mordió su labio con nerviosismo al entrar de manera sigilosa, observando así detenidamente cada parte de su cuerpo.

Sin embargo, no quería arriesgarse a que despertase. Debía de estar muy cansado.



Su corazón latió con fuerza en cuanto abrió las cobijas y se entrometió a su lado, quedando así frente a su gran espalda descubierta. Entonces, no dudó un segundo en luego pasar sus manos alrededor de su cuerpo, tocando su abdomen trabajado y apoyando su cabeza sobre los hombros de este, depositando también uno que otro beso en su mejilla para mostrar algo de apoyo.

Él se removió un poco ante el tacto de la chica y ella se sonrojó, queriendo que la tierra se la tragase por despertarlo. Ella no quería que aquello pasara.

─¿Naori? ¿Qué estás haciendo? ─murmuró en cuanto abría sus ojos con pesadez y elongaba un poco su cuerpo.

Aunque no se volteó a mirarla.

Etto... ─balbuceó, acariciando su cuerpo una vez más con suavidad─ como ni siquiera te dignaste a saludar apenas llegaste, quise venir yo un momento...

Sakumo volteó su rostro y la observó por unos segundos, ya luego soltó un suspiro con pesadez y volvió a su posición, cerrando sus párpados enseguida para seguir durmiendo.

─Ya me saludaste, ¿Podemos dormir ahora?

El corazón de la morena se estrujó cual limón fuese, tensando así su mandíbula enseguida para entreabrir sus labios con sorpresa ¿Desde cuando el albino era tan borde con ella? Jamás se había comportado de esa manera y le jodía no saberlo, podía ser cualquier cosa.

¿Acaso se había enterado sobre el cuadro de anafilaxia que sufrió su hijo? ¿O era algo más?

Naori no quería ni pensarlo.

─Hey, solo estaba haciendo lo que cualquier novia haría por quien ama, ─dijo, su tono de voz apagado y decepcionado frente a su novio─no tienes por qué ser tan borde conmigo...

Entonces, el peligris con un bufido cansado se remueve una vez más en la cama y cambia de posición para abrazar a quien era su novia, besando así su frente con suavidad. Naori por su parte, se acomodó mucho mejor en su torso y correspondió aquel cálido abrazo que este le proporcionaba, sintiendo así, todo el aroma del Hatake inundar sus fosas nasales. Un aroma que de por sí, la chica añoraba con todos sus sentidos.

─Lo siento, es solo... estoy muy cansado. ─respondió en un susurro, esta vez dando leves caricias en los hombros y espalda de la muchacha.

─Fue una misión muy dura y difícil ¿Verdad?

Silencio, él no se dignó a responder y solo reinó el silencio en dicha habitación.

─Sakumo-kun... ¿Por qué no me dijiste que Kakashi era alérgico a los gatos? ─preguntó la morena, intentando destensar el ambiente que se había creado con su sentencia anterior.

No quería agobiarle con algo que seguramente, era la razón de sus actitudes no tan propias de él. Algo había salido mal en aquella misión.

─Creí que lo sabías... ─respondió, como si fuese lo más obvio del mundo─ por su sentido del olfato es alérgico a muchas cosas y por ello trae puesta siempre una máscara... ¿Por qué lo preguntas? ¿Sucedió algo?

Naori soltó una pequeña risa un tanto nerviosa y subió su rostro para besar cortamente sus labios.

─No... solo preguntaba ─respondió al separarse, posando así su rostro nuevamente en su pecho mientras remarcaba pequeños círculos con su dedo en este.

─¿Se portó bien contigo? Es un niño bastante difícil de llevar... ─acotó el peligris luego de unos segundos, Naori tragó saliva.

─Mm... sí, ─respondió, Sakumo frunció el seño bastante confundido─ no es tan borde como pensaba, de hecho dormimos juntos casi toda la semana... ya sabes, el clima no ha estado muy bueno y... eso.

Él asintió, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. Al menos, la relación de ambos no era tan mala como esperaba... un poco de luz en toda la tragedia no le iba de más.

─Kakashi le teme a las tormentas, a pesar de ser alguien duro consigo mismo... ─dijo, para luego dar un suspiro agradable─ Gracias por cuidarlo, Naori... de verdad yo...

─No agradezcas. ─ interrumpió ella sus palabras─ Lo haría una y mil veces más si es necesario...

Ella levantó su rostro para observarle, y este le sonrió de lado.

─Naori...

─Ahora estoy decidida, quiero estar contigo siempre y cuidar de Kakashi hasta que ya no sea necesario, también enseñarle las cosas buenas de la vida y que no sufra como lo hemos hecho nosotros... ese... es mi camino ninja desde ahora.

Sakumo Hatake estaba bastante sorprendido con sus palabras, tanto que solo logró entreabrir sus labios para decir algo que jamás salió. Pues, la chica de cabellos lilas había unido sus labios a los de él en un beso cálido y placentero, como lo eran característicos de ella y él. Ambos se amaban más que nada, de eso no había duda alguna.

Entonces, la morena movió sus piernas un poco y logró acomodarse sobre él, subiendo así el tono de sus besos y caricias, queriendo más de él. Sakumo no tuvo problemas con aquello y solo siguió pasando sus manos por el cuerpo de la chica, contorneando con sus dedos cada parte de este.

Al separarse por falta de aire, él sonrió de lado al verla tan... ella. Sin embargo, algo le impedía seguir con aquello. Por esa razón, él frenó la nueva ronda de besos y caricias que se avecinaba. No se sentía digno de su cariño.

Naori le observó confundida por su actuar y el Hatake desvió su vista hacia los brazos de ella para disimular su estado. Aunque se sorprendió en cuanto los divisó, morados a más no poder.

─¿Qué te sucedió en los brazos? ─preguntó de golpe, preocupación brotando de sus ojos.

Naori se maldijo por ello, si bien había transcurrido una semana y media de aquellas magulladuras... al parecer, cada día sus moratones crecían más y más. Sin saber exactamente la razón, o bueno sí... La Hyuga era bastante persistente y perseverante en sus entrenamientos para que le reconocieran, incluso si eso conllevaba ese tipo de lesiones.

Ella quería ser la mejor, pero solo se dañaba a ella misma.

─Entrenamiento... ya sabes. ─respondió, rascando su nuca con una leve sonrisa inocente mientras se sentaba en el torso de su novio.

─No deberías entrenar tan duro cuando no es necesario ¿Lo sabes verdad?

─Sakumo-kun... ─se quejó la morena ante su reproche, este negó con su cabeza y luego soltó un suspiro.

─Creo... que mejor deberíamos dormir.

La morena al escuchar sus palabras y notar como este intentaba quitársela de encima, se apresuró en juntar nuevamente sus labios a los de él mientras abría un poco más sus piernas, e intentaba bajar sus manos hacia la parte prohibida del cuerpo del peligris. Sin embargo, Sakumo le frenó enseguida.

─Kakashi está en la habitación de al lado, ─dijo, esta vez finalmente quitando a la Hyuga de encima con brusquedad─ quizás mañana.

La chica nuevamente entreabrió sus labios con sorpresa, aún así... no dijo palabra alguna y le dejó acomodarse en posición fetal, mostrando gran parte de su espalda descubierta, mientras que ella se acomodaba bajo las cobijas y le abrazaba suavemente. La preocupación desbordando sus sentidos.

No tenía idea de qué le estaba sucediendo, él realmente jamás era así de borde... de hecho, nunca discutían y él nunca se negaba. Incluso si su hijo se encontraba durmiendo, no era primera vez que lo harían y... Naori ya no sabía en qué pensar.

─Buenas noches, Sakumo-kun... ─él no respondió ni movió un músculo, haciéndola estremecer de los nervios─ te amo.

─Hmp.

Sin más que decir, la morena cerró sus párpados con fuerza y mordió su labio. Algo realmente andaba mal con él y lo descubriría, fuese... como fuese.

El local de comida estaba vacío, un tanto a decir verdad. Pues, los mismos chicos de siempre se encontraban frente al mesón comiendo sus tazones preferidos de ramen, o bueno... una de ellos no lo estaba haciendo. Ella solo quería que la tierra le tragase y no la devolviese más. Estaba en ''crisis''.

─Naogri... pegro tug ¿Leg pregungtaste pog qué llego de egsa magnera? ─era la voz del rubio con ambos cachetes llenos de comida quien preguntaba, Fugaku puso sus ojos en blanco enseguida. Minato a veces se comportaba como un niño de ocho años, a pesar de sus habilidades.

La morena suspiró, cubriendo su rostro con ambos brazos sobre el mesón. Le había entendido solo la mitad de lo que quiso decir.

─Minato, come y luego habla... no seas un cerdo-ttebané. ─reprochó la pelirroja, y este soltó un bufido para luego tragar sus fideos.

─Lo siento, Kushina.

Fugaku resopló en el aire y afirmó ambos codos en el mesón antes de hablar por primera vez en toda la charla;

─Quizás solo llegó cansado y estás armando escándalo por nada Naori, las misiones de su tipo igual cansan ¿Sabes?

Kushina arrugó la frente con mucha molestia y le dio un gran empujón, casi logrando que este cayese de su asiento al escuchar sus palabras. Por lo que, el castaño se quejó enseguida con su seño fruncido y suplicante. Minato tan solo negó con su cabeza.

─Naori-chan sufre un cuadro de crisis matrimonial y tu solo la cagas más, Uchiha tenías que ser-ttebané ─le regañó, esta vez cruzándose de brazos─ todos iguales de amargados y sin tacto, a excepción de tu novia que es un amor.

─¿Qué quieres decir con eso? Los Uchiha no somos amargados, solo somos realistas y no vivimos de utopías como tu... lunática.

─¡¿A quién llamas lunática maldito?! ¡Naori-chan está sufriendo y tu te piensas que eso es realidad-ttebané! ¡No te zafarás de esta!

La morena finalmente logra recuperar sus energías y levanta su rostro demacrado del mesón para presenciar la gran pelea que tenían sus amigos el Uchiha y la Uzumaki con respecto a su ''crisis matrimonial'' como le llamaba Kushina. Resoplando en el aire una y otra vez mientras que Minato comía de su tazón como si nada ocurriera a su costado.

Teuchi por su parte sólo observaba de re-ojo la escena, asegurándose de que la pelirroja no rompiese nada de su local. Pues, ya le conocía bastante como para saber de lo que era capaz.

─¡Chicos! ─habló la morena de cabellos lilas, captando la atención de ambos enseguida y frenando su discución─ ¿Y si mejor dejamos este tema de la crisis matrimonial para hablar de Mikoto-chan? Fugaku... no nos has dicho nada sobre cuando nace el bebé.

La pelirroja abrió sus ojos de par en par y luego se acomodó en su asiento como si nada hubiese ocurrido, soltando así al Uchiha de inmediato para posar ambos codos en el mesón y observarle fijamente con entusiasmo.

─¡Es cierto-ttebané! ¿Cuándo podremos conocer a Itachi?

El castaño se removió en su asiento mientras arreglaba el cabello que la mismísima Uzumaki había desordenado y sonrió con algo de nerviosismo, carraspeando su garganta. Recién ahora que quedaba tan poco se había dado cuenta que sería padre, y de tan solo pensarlo su espina dorsal se activaba, haciéndole estremecer ¿Por qué el tiempo transcurría tan rápido?

─Dos semanas... o menos. ─respondió, apartando la mirada un tanto incómodo de quienes le observaban bastante animados y expectantes. Sobre todo Kushina, quien no dudó en abrazarle.

─¡Dios! ¡Qué emoción! ¡Seré tía dattebané! ─exclamó bastante emocionada sin soltar el cuello del Uchiha.

─¡Suelta, suelta!

Este soltó un quejido e intentó quitársela de encima, mientras que Minato soltaba unas cuantas risas al ver tan emocionada a su novia. Naori también se sonrió, quedaba tan poco...

─Fugaku, eso es genial... ¡Serás padre en menos de un mes! ─dijo el rubio, una vez que la pelirroja le soltaba para esta vez acurrucarse en Minato.

El castaño rascó su nuca con incomodidad y sonrió de lado en respuesta, ya no sabía que decir o como actuar con respecto a aquello. Sería padre, vaya.

─Muero por conocer a Itachi y... ¡Dios! ¡Aún no me cabe en la cabeza! ─fue Naori quien habló esta vez, bastante emocionada por su amigo─ y pensar que les conocí en la academia... vaya.

Minato sonrió, le daba nostalgia recordar esas cosas.

─Sí que estás melodramática hoy, Naori... ─respondió el Uchiha con unas risas leves, a lo que la otra pareja también lo hizo. Esta solo negó con su cabeza.

─A todo esto, ─habló Kushina, su rostro bastante pensativo mientras posaba su vista en el rubio─ Minato ¿Cuándo tendremos un bebé?

El rostro del rubio cambió completamente a uno de sorpresa y tragó saliva con nerviosismo, cosa que causó risas en la morena y el castaño. Él no se esperaba una pregunta como tal de parte de su novia.

O bueno... quizás si.

Etto... más adelante, creo... no lo sé ¿Supongo? eh... ─balbuceó cosas sin sentido mientras apartaba a su novia con incomodidad. Cosa que desconcertó a la pelirroja pero no dijo palabra alguna─ ¿El tema no era la crisis matrimonial de Naori? ¿Por qué hablamos de bebés? Digo... no es como si no estuviera feliz por Mikoto pero...

─Entendimos, Minato... entendimos─fue el castaño quien le salvó el pellejo aquella vez con unas risas, incluso si ahora volvían al tema inicial que tenía tan frustrada a la Hyuga.

Kushina ignoró las palabras del Uchiha con molestia y luego se puso de pie con rapidez para ir a un costado de su amiga, abrazándola así del cuello con fiereza para reconfortarla. Por lo que, Fugaku resopló en el aire junto a Minato, quien se alivió de sobremanera al ver que su novia no había dicho algo más al respecto sobre ser padres.

Esa mujer no iba a cambiar nunca, jamás.

─¡Naori-chan! ¡Tus brazos siguen morados! ─acotó la pelirroja en cuanto se separó de ella y vio sus moratones. Esta suspiró, recordando a su novio.

─Lo sé, Sakumo-kun los vio anoche también...

─¡Te lo dije! ─exclamó con su frente arrugada, golpeando el mesón con fuerza mientras le apuntaba con el dedo. Aunque luego se llevó ambad manos a su cabeza con desesperación─ ay no... esto es malo malo malo-ttebané... él va a dejarte y...

Naori se largó a reír y le dio un par de palmadas en la espalda a su amiga para que se calmara, ella creía que todo aquello había sido por los moratones... y ojalá hubiese sido así.

Si tan solo...

Los cuatro estuvieron conversando un buen rato más sobre lo mismo u el embarazo de Mikoto, también sobre el cuidado del hijo del gran colmillo blanco de Konoha y otros temas al azar. Aunque aquella plática solo duró hasta que un anbu cualquiera se hizo presente en Ichiraku, alertando así a todos los presentes. Incluyendo al dueño de este, Teuchi.

─Hyuga Naori, el Hokage tiene una misión para usted.

Entonces, la morena no dudó ni un segundo en ponerse pie para despedir a sus amigos e irse. Después de todo, había esperado mucho por alguna misión en el término de la guerra por lo poco que tenía de dinero. Sin embargo, no sabía que aquello solo sería otra gota más para el vaso que llenaba su gran amor... Sakumo Hatake.

A ella no le importó...

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igualmente pueden haber spoilers.

—5—

¡Hola! sé que demoré un mundo y esto me costó muchos obitos muertos 😭💔 jaja pero aquí estoy y bueno, aviso de inmediato que el otro capítulo llorarán 🙊.... ahre no jaja

En finnn, espero les haya gustado el capítulo que aunque está corto algo es algo (no lo hice porque si🙊) y de pie muchas gracias por leer, que tengan un lindo día y semana, las amo un montón😍💓

Adiosinnnn, un abrazo a la distancia💓😍😘

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