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II: Días sin él.

II.
"Días sin él"

Él se fue, usualmente no me habría molestado quedar solo. Pero esta vez sería diferente porque estaría con ella y no me agradaba, sería un calvario tener que soportar su presencia sobre mi territorio. Aunque no sabía las cosas que ella pasaba por  mi culpa, aún no.

Es como le hacen los canes, ellos orinan sobre su lugar y cada vez que alguien pasa por ahí ellos gruñen, te odian y quizás hasta pueden morderte dependiendo de quien seas. Eso mismo sucedía conmigo y Naori, ella había pisado mi territorio y yo mordería sus piernas...

─Deberías dejar de hacer eso, te vas a lastimar.

La morena de cabellos lilas quitó sus puños del árbol que segundos antes lo empuñaba con fuerza y se volteó para verle sobre otro árbol, frustrada. Él mantenía una sonrisa de lado mientras le saludaba con la mano amablemente, causándole gracia la reacción de la muchacha.

Naori suspiró, siempre sucedía lo mismo.

─Minato... ─dijo, su tono de voz derrochando reproche a la vez que destensaba sus músculos y evitaba su mirada─ odio que aparezcas así.

El ninja de rango jounin soltó una risa pequeña al ver lo frustrada que su amiga se había puesto, solo para segundos después saltar a su lado y tomar sus brazos. Su rostro cambiando enseguida a uno bastante serio al ver lo morados que estaban ¿Cuánto tiempo había estado entrenando?

─Minato ya te dije que...─él no la dejó terminar y Naori puso sus ojos en blanco, no era nada nuevo para ella.

─Deberías ir con Tsunade-san, esos hematomas no sanarán por arte de magia,   ─le reprochó a la vez que analizaba cada uno de ellos─ realmente deberías dejar de entrenar tan duro... No es sano que te esfuerces tanto cuando no ha habido misiones ─Ella dio un suspiro cansado, sabiéndose casi de memoria su discurso─¿Qué sucedió esta vez?

La morena bufó, para luego zafarse de su agarre y cruzarse de brazos. Después de todo, el Namikaze la conocía muy bien como para no darse cuenta que algo sucedía con ella.

─Sakumo-kun me dejó a cargo de Kakashi ─soltó de la nada, apartando la vista de su compañero con algo de vergüenza.

─¿Qué? ─respondió el ninja de ojos azulados, bastante divertido y a la vez sorprendido.

No se esperaba semejante confesión, él esperaba algo más... ¿Terrible?

─Lo que oyes... ─dijo ella, resoplando un mechón rebelde que caía por su frente─ y es un martirio porque el mocoso me odia.

Minato no pudo contener la risa debido a su rostro molesto y la chica arrugó aún más su nariz con descontento, solo para después darle un empujón leve. Empujón que solo le hizo soltar más risas. A veces, su amigo era un idiota.

─¡Minato! ─Le reclamó, alzando sus brazos con molestia─ ¡Es un tema serio, ya deja de reír!

Naori ya perdía su paciencia, odiaba el hecho de que el Namikaze no la tomara en serio con un tema así. Ella estaba sufriendo mentalmente y él solo se burlaba de su desgracia, no era justo.

─¡Oh vamos! ─exclamó este con gracia frente a ella, frenando un poco las risas─ Dudo que sea tan malo, los comentarios de la academia dicen que es bastante independiente... no creo que tengas tanto trabajo.

Ella gruñó, inflando sus cachetes.

─Mi trabajo es psicológico, no físico... idiota.

─Como digas... ─dijo él, alzando sus hombros con gracia. No le veía mayor drama al asunto.

Naori volvió a gruñir, esta vez dándole la espalda. Por lo que, Minato tomó sus hombros y luego soltó un suspiro rendido.

─Bien señorita sufrimiento ─espetó, haciendo que Naori le observara de re-ojo─¿Qué opinas de ir a por un Ramen? La verdad es que los chicos me enviaron a buscarte hace un rato pero como vi que entrenabas no quise interrumpir hasta que vi como te magullabas sola...

La morena entrecerró sus ojos y se acercó a él, buscando el engaño en las palabras del rayo amarillo de Konoha. Sin embargo, cuando estuvo a punto de responder una voz les interrumpió la charla. Una voz que ambos conocían muy bien y les agradaba. Aunque Minato no pudo evitar el tensarse debido a como estaban ambos. Muy cerca.

─ Así que por eso demorabas tanto, dattebané.

Kushina Uzumaki caminaba hacia ellos de brazos cruzados con sus cejas alzadas a la vez que decía esas palabras. Y el ninja rubio de rango jounin inmediatamente se alejó de la chica de pelos lila, para luego tocarse la nuca con nerviosismo. A veces, su novia daba escalofríos cuando se molestaba.

Aunque,  esta vez no se molestaría por celos y el Namikaze lo sabía con certeza. Al contrario, ella y Naori eran buenas amigas de hacia mucho tiempo, sin quitar el hecho de que la Hyuga prefería a los hombres mayores y que nunca tuvo un interés más allá de amistad con su novio. No sería capaz de mirar a Minato con otros ojos.

En cambio, la molestia de la habanera sangrienta iba más allá de eso. Detestaba que Minato se tardara más de la cuenta y este lo sabía. Por eso el rostro asustadizo al verle de esa manera.

─Se me fue la hora, lo siento Kushina... ─dijo el Namikaze, una gota de sudor cayendo por su frente al notar como el cabello de la habanera sangrienta subía hacia los cielos en forma de colas. Nueve para ser exactos.

─Dale su merecido, es un idiota... ─agregó cizaña al asunto la chica de ojos pardo mientras observaba sus uñas con superioridad. A lo que Minato solo alzó sus hombros con desesperación, exigiendo la ayuda de su amiga.

Ayuda que nunca llegó.

─¡Te dijimos que vinieras a por Naori-chan hace dos horas, ya sabes que luego Mikoto-chan debe irse por su embarazo dattebané!

─Ella estaba entrenando Kushina... Y no podía interrumpirla ¿Verdad, Naori?

La morena alzó una de sus cejas con una leve sonrisa lo bastante llena de malicia, negando con su cabeza al ver lo desesperado que se veía el rayo amarillo de Konoha frente a su enfadada novia. A pesar de querer verle sufrir por burlarse de su sufrimiento, su estómago sentía mucha hambre como para hacer perder más tiempo. Quizás otro día conseguiría su venganza con el ninja rubio.

Simplemente soltó un suspiro.

─Es verdad Kushina, fue mi culpa... me pasé de entrenamiento, ya no le tortures. ─ dijo ella, tomando el hombro descubierto de la Uzumaki.

Esta dio un bufido y volvió a la normalidad, siempre creía las palabras de su amiga antes que las de Minato. Desde pequeñas había sido así, primero amigas y luego hombres. A pesar de todo.

─¡A la próxima no te escapas dattebané! ─dijo la pelirroja, apuntando con su dedo índice la nariz del rubio. Este suspiró, aliviado.─ Y bien ¿Ya nos vamos por Ramen? Los chicos han de estar bastante molestos por su demora...─ella bajó su vista hacia los brazos magullados de su amiga y los tomó enseguida, exclamando exageradamente─ ¡Oh por dios, que feos moratones! Eso no va a seducir a Sakumo-san negra mía-ttebané...

La morena soltó un bufido al oír el apodo y la exageración. A veces sentía que sus amigos se preocupaban demasiado por ella, incluso si ella estaba perfectamente bien. Quitando el hecho de ser niñera por unos cuantos días, eso la mantenía mal psicológicamente.

Y no, no le molestaba el hecho de ser llamada negra. Incluso si solo era morena.

─Kushina... mi cuerpo no solo es para seducir a Sakumo-kun, también tengo misiones─refunfuñó, arrugando su nariz con frustración.

─Deberías ir con Tsunade-san-ttebané, insisto... no podrás seducirlo de esta manera y él te dejará.

─Kushina, que no quiero seducirle. ─gruñó, esta vez quitando sus brazos a la vez que escuchaba la risa silenciosa de Minato a un costado de ellas.

─Deberías hacerme caso Naori-chan, a Minato-kun no se le para cuando tengo magullones... ya ves, si lo digo es por experiencia no porque sí dattebané.

Naori alzó ambas cejas con sorpresa al oír dicha confesión, sobre todo por el rostro sonrojado y expectante a la vez del ninja rubio que tomaba a su novia de los hombros. Algo nervioso por lo visto, su novia a veces era tan explícita con ciertas cosas.

─Kushina, eso no fue tan así... tenías heridas por todas partes, no eran solo moratones... Además, no es necesario que lo ventiles por todas partes.

─¿Y qué? sigo siendo tu novia, deberías amarme tal y como soy, con o sin heridas-ttebané. ─Ahora ella se cruzaba de brazos a la vez que arrugaba su frente. Naori suspiró, aquí vamos de nuevo.

─Yo te amo como eres, pero si vamos a coger no es agradable que tengas los hilos por todas partes Kushina... -explicó entre dientes, aquel tema no le gustaba para nada.

─O-key... ¿Por qué mejor no vamos por el Ramen? creo que este tema no me está interesando mucho la verdad...─ dijo la morena, incomodidad en su voz al oír como la pareja discutía por sus problemas en la intimidad.

¡Demonios! Ella no quería saberlo. Mucho menos con detalles tan explícitos como lo mencionaban ambos, sin quitar el hecho de que el lío en su cabeza aún seguía presente por lo de Kakashi. No sabía como tratar con ese niño.

Minato suspiró, rendido.

─Está bien, tú ganas... ─refunfuñó hacia Kushina, aunque miró de re-ojo a su incómoda amiga a un costado de ellos. Kushina celebró en su lugar y abrazó sin previo aviso a la morena. Cosa que ella correspondió de manera más tímida.

─Me asfixias, Kushina... ─murmuró Naori, pidiendo auxilio al Namikaze. Este solo volteó la mirada con gracia, no iba salvarla de esa.

─¡Vamos a Ichiraku! ¡El Ramen es delicioso y lo mejor dattebané!

Caray, al parecer su amiga había consumido más azúcar de la habitual ese día. Sin embargo, le agradaba que fuese así. Kushina con su radiante ánimo, alegraba sus días tormentosos como aquel. Y se lo agradecía. No había quien como ella.

El local de comida que por ahora estaba recién comenzando su jornada, se encontraba un tanto vacío. Pues, a pesar de ser uno de los mejores en la aldea la gente de esa época prefería los dangos o la comida casera. Y eso no dejaba atrás a las únicas dos personas que se encontraban ahí frente al mesón, ambos esperando la llegada de sus amigos con miradas cansadas y codos sobre la mesa.

¿Cuánto había pasado desde que Kushina había ido a por el rubio? Ninguno lo sabía, y el castaño comenzaba a exasperarse. Pues, moría de hambre y solo se quedó esperando todo ese tiempo por el simple hecho de seguir a su novia, quien por cierto, había seguido la idea loca de la Uzumaki. Esa idea de comer en familia ese día, como lo eran ellos cinco. Una familia.

─Mikoto ¿Qué tal si...

─¡Ya llegamos, dattebané!

No pudo terminar su frase debido a la escandalosa entrada de quien ya conocían muy bien, el castaño irritándose enseguida al oír su chillona voz en aquel lugar. ¿Acaso no podía ser más decente?

─Demonios Kushina, baja el volumen por favor ¿No ves que la clientela se molesta?

La pelirroja arrugó su nariz al escuchar aquello y posó ambos puños sobre sus caderas, dispuesta a regañar a quien sería el nuevo líder del clan Uchiha muy pronto. Naori resopló nuevamente uno de sus mechones rebeldes que caía por su rostro y alzó los hombros hacia Minato, quien la observaba con la misma expresión.

─No veo a Mikoto-chan quejarse, eres un amargado dattebané.

La morena saludó a ambos con una sonrisa y mano alzada, ignorando la discusión que había entre su amiga la Uzumaki y el novio de Mikoto. El ninja rubio suspirando de vez en cuando mientras pedía la orden al dueño del local, Teuchi. Asimismo, Naori aprovechó de tomar asiento a un lado de la mujer de cabellos azabache, quien le sonrió ampliamente al verle a su lado. Aunque la mirada de la Hyuga enseguida se dirigió hacia el estómago abultado que ahora mantenía la Uchiha, sus ojos brillando de sobremanera de tan solo pensar que una criaturita nacería en muy poco tiempo.

─¿Puedo? ─preguntó la chica de cabellos lilas, acercando su mano hacia el vientre de Mikoto con inseguridad. Esta soltó una risa.

─¿Por qué sigues preguntándolo? ¡Serás su tía! ¡Claro que puedes! ─respondió la Uchiha, aún con esa sonrisa mientras tomaba la mano de la morena para que sintiese a quien muy pronto sería su sobrino.

Naori no pudo evitar el sonreír a medida que sentía las patadas dentro del vientre. Y no es como si amase los bebés para emocionarse por aquello. Sin embargo, de tan solo saber que sus amigos de infancia concebirían un hijo le alegraba de sobremanera, aunque también, la hacía sentirse algo vieja. Pero no era nada de qué preocuparse.

─Vaya, si que pega fuerte... ─murmuró, aún con esa sonrisa. Fugaku solo les observó de re-ojo mientras sentía como la pelirroja charlaba y charlaba a su costado.

Mayoritariamente, cosas sin sentido.

─¿Sabes Naori? Cada día siento que Itachi crece más y más, realmente es algo loco porque me causa temor el tener que explotar algún día. ─habló la mujer de cabellos azabache en medio de algunas risas. Naori enseguida subió su mirada con sorpresa y observó a Fugaku, quien solo quitó su mirada enseguida con incomodidad.

Sabía lo que la chica iba a preguntar.

─¡¿Ya sabes el género y el nombre?! ¡Mikoto-chan! ─exclamó la morena de ojos pardo, quitando sus manos del vientre de su amiga.─ ¡¿Por qué no me lo dijiste antes?! ¡¿Quién puso el nombre?! ¡Dios mío me hiperventilo sabes!

La mirada curiosa de la Uzumaki no tardó en llegar y sus oídos supersónicos tampoco. Entonces, la mujer Uchiha volvió a soltar unas risotadas por su repentina reacción frente a aquello y luego posó su vista en Fugaku, quien solo mantenía su vista al frente.

Teuchi con una sonrisa hizo entrega de los pedidos, a lo que todos agradecieron aquello para luego comer de sus tazones. Los cinco morían de hambre. El dueño del local se sintió feliz al verles disfrutar de su Ramen, pues no era primera vez que pasaban por ahí.

─ A Fugaku-kun se le ocurrió, yo tampoco estaba de acuerdo pero ya sabes...─insinuó, rodando sus ojos mientras se llevaba los palillos a la boca.

Minato hizo lo mismo, sin embargo, mantenía su oído al margen de la conversación.

─ Venga hombre, que machista eres ─le reprochó la Hyuga al novio de su amiga, quien enseguida frenó de comer para alzar sus hombros hacia ella.

Después de todo, Kushina había dicho lo mismo al enterarse. ¿Cómo era que las tres pensaban igual?

─ Así debe ser Naori... Este bebé será mi heredero y debe tener un nombre decente─respondió, esta vez haciendo una pausa para llevar los palillos a su boca y luego de tragar el contenido volver a la conversación─ Mikoto quería que se llamase Mizuki... con ese nombre nadie le tendrá respeto.─dijo, esta vez moviendo sus brazos, como si fuese lo más obvio del mundo.

Naori alzó una ceja y Kushina se atoró con unos fideos al oírle. Minato no dudó en palmear su espalda con gracia por la reacción de ambas.

─ Ajá, ¿Y tú te piensas que comadreja es decente y respetable? ─dijo la morena hacia Fugaku, este le frunció el seño enseguida. Al parecer las tres amigas realmente estaban conectadas para pensar lo mismo.

Aunque para él, Itachi era un nombre bastante decente y respetable. Digno de pertenecer al clan del sharingan y no entendía el por qué de dicho desprecio.

─Lo mismo digo... ─le apoyó la mujer azabache, irritando aún más a Fugaku.

─Y-yo también-ttebané ─dijo la Uzumaki, a duras penas mientras se recuperaba de aquel incidente tan gracioso para Minato. El castaño gruñó por lo bajo al escucharlas.

¿Qué había de malo con poner Itachi a su hijo?  Para él, nada. Y para Mikoto, todo.

─No te ofendas cariño, pero ya sabes que no me gusta...─habló Mikoto hacia su novio, besando suavemente su mejilla al notar como su seño no parecía doblegarse.

Este soltó un gruñido leve.

─Yo encuentro que está bien, suena respetable para mi...─le apoyó el rubio alzando sus hombros, a lo que Naori alzó una ceja hacia este. Incrédula.

El Uchiha le palmeó el hombro al Namikaze con una sonrisa como agradecimiento. Pues, por fin alguien entendía sobre nombres respetables y cuestiones decentes. A fin de cuentas, Minato era el único que le entendía a la perfección y no solo en ese momento, siempre. Por algo era su mejor amigo.

─No te tomaré enserio Minato, tu nombre significa puerto así que no tienes opinión en este pedo...─dijo la morena, echándose los palillos a la boca repletos de fideos, con gracia. Por lo que, Kushina y Mikoto soltaron risas largas. Mientras que el Uchiha solo corría su mirada para no reírse, después de todo, el rubio era el único que le apoyaba. Pero aún así, llamarse puerto no era algo respetable y daba risa.

Minato bufó, arrugando su nariz mientras comía a regañadientes debido a la risa histérica de Kushina a su costado. Sin embargo, luego sonrió con malicia al recordar algo que de verdad le jodería... si su amiga creía que había ganado con aquello estaba muy equivocada.

El rubio fácilmente picaba con agua cuando se trataba de su nombre. Y Naori debería haberlo sabido.

─Oigan ─dijo, frenando la risa de ambas chicas y haciendo que estas le prestaran atención ─ ¿Sabían que Sakumo-san le dejó a cargo de Kakashi? 

La boca de Naori cayó diez metros bajo el suelo, atorándose enseguida casi al igual que la Uzumaki minutos antes. Pues, se suponía que si ella contaba esas cosas a Minato eran para no ser expuestas hacia otras personas y desahogarse. Él había caído bajo con aquello, muy bajo. Ahora sería el hazme reír de sus amigos y todo por su culpa. Minato a veces era un idiota.

''Minato, pagarás por esto...'' Pensó, una vez dejaba de toser con las palmeadas de Mikoto en su espalda, a la vez que tensaba su mandíbula y apretaba con fuerza el tazón frente a ella.

─¡No inventes-ttebané! ¡¿Enserio?!   ─exclamó la pelirroja, por poco saliéndose de su asiento mientras levantaba su tazón de Ramen.─ ¡Eso es algo muy bueno Naori-chan!

Aquello sorprendió tanto a Naori como Minato.

La morena dio un suspiro y tragó lo último que le quedaba de comida en su tazón. Preparándose mentalmente para dar frente a sus amigos y hablar del tema. El cual por lo visto, entusiasmaba de sobremanera a la Uzumaki.

Al menos no se estaban riendo.

─No lo es, me odia. ─escupió las palabras con desgano, esta vez apoyando la cabeza en sus manos mientras los codos chocaban en el mesón.

─Es normal... estás saliendo con su padre, dudo que te acepte de inmediato. ─opinó el castaño, limpiando su boca con una de las servilletas que había en el local.

─Anoche prácticamente dijo que yo lo asesinaría para tener a su padre solo para mi ¿Eso es normal viniendo de un niño de cinco años?

Minato soltó una risa pequeña y el castaño tan solo subió sus hombros con gracia. No se imaginaban cuidando a un pequeño de cinco años, así que por ello no podían opinar mucho. Sin embargo, tampoco se imaginaban a la morena cuidando de un niño con lo descuidada que era.

La dejó a mi cargo sin siquiera tener algo experiencia con niños, pudo haberme asesinado...

─¡Ay vamos Naori-chan! ─exclamó nuevamente la Uzumaki, apretujando al jounin rubio a su costado para que la morena le viese mejor─ Sakumo-san te dejó a cargo de su hijo, eso quiere decir que la cosa va enserio y que confía mucho en ti para dejarte lo más importante para él... eso no lo hace cualquiera dattebané.

Una sonrisa se esbozó en sus labios sin mostrar sus dientes a la vez que cerraba sus ojos. Mikoto hizo lo mismo y la Hyuga no sabía que pensar luego de escuchar aquello.

Después de todo era cierto, Sakumo había confiado en ella y no debía defraudarle.

─Además, piensa que esto es como una práctica para cuando seas madre... ─acotó su amiga azabache del costado─  puedes hacer todo lo que creas sea mejor para él, seguramente lo agradecerá cuando sea más grande.

El Namikaze arrugó su nariz y el castaño frunció el seño ¿Desde cuando sus novias daban ese tipo de consejos? No eran malos y eso les sorprendía, incluso si la intención principal de Minato fuese que se  burlaran de ella como él lo había hecho antes. Al parecer, sus amigas ''entendían'' su situación mejor que él.

─Realmente lo agradezco chicas, pero Kakashi es diferente... no habla, no se ríe, no juega y no tiene amigos  ─explicó ella mientras enumeraba con sus dedos─ Si fuese un niño normal sería todo mas fácil...

Fugaku carraspeó.

─Es hijo del colmillo blanco de Konoha ¿Qué esperabas?─dijo, como si fuese obvio. Ella gruñó.

─Sakumo-kun no es como Kakashi... ellos son muy diferentes, el niño es un malcriado.

─Espera ¿Cómo sabes que no tiene amigos? ¿Dónde está él ahora? ─esta vez fue la pelirroja quien interrumpió, algo confundida.

Naori soltó otro gran suspiro mientras observaba el reloj de su muñeca sin importancia. Estaba algo cansada luego de tanto entrenamiento.

─Está en la academia, Sakumo-kun dijo que siempre lo pasaba a buscar diez minutos antes para que no quedase solo, supongo que es porque no tiene amigos ¿Verdad?

Mikoto y los demás se tomaron la frente con frustración, si Naori Hyuga pensaba que aquello significaba eso. Realmente sería una pésima madre.

─Hey... Al menos si eso no es lo que significa, podrían explicarme─refunfuñó la mujer de cabellos lila mientras se cruzaba de brazos─  A todo esto... ¿Qué hora es? Debería ir a por el mocoso ya.

Entonces, al observar su reloj con detenimiento sus ojos se abrieron de par en par y no dudó en ponerse de pie con mucha rapidez. Estaba pasada de horario, se suponía que debía ir diez minutos antes y al parecer... llegaría treinta minutos tarde. Ninguno de los presente dijo algo, solo se dedicaron a reír entre ellos ante el rostro y la prisa de la morena.

Sí, en definitiva... Sería una pésima madre.

Aquel día fue cuando agudicé un poco mis lazos con Obito, ella no parecía llegar y el extravagante Uchiha me acompañó todo el tiempo sin que me diese cuenta mientras ella no estaba... Aunque debo decir que me molestó de cierta forma, esa mujer no merecía a mi padre...

Ni siquiera se preocupó de mi cuidado aquel día, ella solo pensaba en quedarse con él y abandonarme, no le creía nada...

El pequeño de tan solo cinco años se encontraba sentado en una de las bancas que había en la academia, sus piernecillas colgaban y se mecían al compás del viento mientras esperaba la llegada de quien estaba a su cuidado. Aunque ya había pasado mucho tiempo y comenzaba a exasperarse, si ella no llegaba se lo haría saber sin duda alguna a su padre y él... él la dejaría y volverían a ser la familia feliz que eran antes de que Naori llegase a su vida.

Lo tenía todo planeado.

Sentí rabia en ese momento, ningún esfuerzo por ganarme... pues, la comida no lo era todo. Yo era un niño apenas, y ella me dejó...

Kakashi resopló bajo su máscara oscura y jugó con sus dedos, escuchando el suave aleteo de las aves alrededor de él. Sin embargo, no contaba con que su paz sería interrumpida por el ser más despreciable para el Hatake. O al menos así lo describía este.

─¡Ohayoooo! ─exclamó el pequeño de cabellos negros mientras aparecía bajo sus piernas.

Enseguida, el peligris las subió a la banca y pegó un brinco. No tenía ni la menor idea de como este había llegado ahí.

Baka, no hagas eso.  ─refunfuñó el Hatake, tocando su pecho exageradamente a la vez que arrugaba su nariz.

El otro pequeño soltó unas risas histéricas mientras salía de donde estaba y sacudía su ropaje, solo para después apuntar al Hatake con su dedo índice y volver a reír. Kakashi sintió sus mejillas arder con vergüenza, creyendo que se burlaba del hecho de haber sido olvidado por la novia de su padre.

─Debiste ver tu cara ─rió una vez más─ fue bastante gracioso.

El Hatake gruñó a la vez que apretaba sus puños, bajando de la banca enseguida y dispuesto a irse. No quería pasar más vergüenza, menos frente a un idiota como lo era Obito.

─¡Oe, lo siento! ─exclamó el azabache, apresurando sus piernecillas para alcanzar al peligris─ No pensé que lo tomarías tan a pecho...

Kakashi siguió con su semblante serio, sin dejar de caminar hacia la entrada a pasos sonoros. Mostrando la gran molestia que sentía en ese momento. Realmente no sabía como su padre se había enamorado de alguien tan irresponsable.

─Hey, es de mala educación ignorar a las personas...

─Piérdete.

El Uchiha a su costado frunció el seño y siguió caminando a su costado, no le importaba si este lo correteaba o algo parecido. Pues, el peligris siempre se iba temprano junto a su padre o junto a Maito Dai, pero al notar que esta vez no era así le causó curiosidad y simplemente se quedó a observarle. Rin también quiso ser partícipe, pero fueron a por ella antes de tiempo... y como el azabache no tenía quien fuese a por él, no tuvo mayores problemas.

─¿Dónde está tu padre? ─insistió el pequeño Uchiha, acelerando su paso al ver como Kakashi aumentaba la velocidad de sus pisotadas.

Eso era lo que quería preguntar desde el principio.

─En una misión. ─el peligris fue cortante, su semblante aún bastante serio. Obito ladeó su cabeza.

─¿Y por qué no te fuiste con Guy?

Kakashi gruñó y frenó el paso al ver finalmente la entrada de la academia, pensando en si había memorizado el camino a casa.

Y sí lo había hecho, así que por lo tanto, no tendría problemas si se fuese solo... pero estaría desobedeciendo las órdenes de su padre. Se encontraba en un aprieto.

─¿A quién esperas? ─volvió a preguntar el moreno, muy cerca del peligris para su gusto. Aquel niño estaba acosándole.

─A nadie. ─respondió, a regañadientes.

No obstante, la presencia de una mujer alta de ojos verde pardo, tez morena y cabello lila que corría como si no hubiese un mañana hacia la entrada de la academia, hizo que el Hatake se estremeciera de manera que sus nudillos estaban aún más blancos de lo normal. Obito solo ladeó su cabeza al ver a la mujer y luego la reacción del pequeño a su lado. Sin entender mucho lo que sucedía.

Mi sangre hirvió como nunca ¡Diablos! lo recuerdo como si hubiese sido ayer, esas mechas lilas azotando su rostro por todas partes y su rostro horrible mientras bajo sus ojos había sudor, recuerdo hasta el asco que sentí al verla...

Realmente no entendía como a mi padre podía gustarle tanto aquella... cosa. Lo único atractivo que quizás podía tener, eran sus caderas debido a que nunca había visto unas tan definidas como las de ella. Pero nada más que eso, y en ese entonces... yo no miraba caderas.

─¡Kakashi-kun, lo siento, realmente lo siento! ─exclamó la morena una vez estuvo frente al pequeño, quien solo arrugó su nariz y le dio un empujón. Aunque tampoco fue capaz de moverla de donde ella estaba.

Naori suspiró, sabía que la había cagado en grande al haberse olvidado del tiempo y de Kakashi pero el pequeño debía de comprender de igual forma que ella era nueva en eso de ser "madre". Y no era algo tan fácil. O quizás no, la morena ya no sabía qué pensar o hacer en ese momento.

─Tenías que estar aquí hace media hora. ─espetó el pequeño de tan solo cinco años, rabia reflejada en sus ojos.

Obito se acercó hacia ambos y volvió a ladear su cabeza con inocencia, era una especie de tic que tenía el Uchiha cuando quería enterarse de algo. Su abuela siempre le decía que si seguía de esa forma quedaría con el cuello chueco, pero a este le daba igual o a veces, lo hacía sin ser consciente de aquello.

─Lo siento Kakashi, no volverá a pasar lo prometo ─insistió la mujer, arrepentimiento en su voz al ver como el Hatake parecía no cambiar su semblante─ ¿Qué opinas si hoy eliges la comida tú para compensarte?

Este negó con su cabeza enseguida y le observó desconcertado ¿Acaso ella creía que podía sobornarlo cuando quisiera? No señor, el Hatake era más inteligente que eso.

No se dejaría.

─Kakashi ¿Quién es ella? ─finalmente se atrevió a hablar el Uchiha a su costado, observando de pies a cabeza a la morena. Esta le sonrió al notar aquello y este se sonrojó por inercia, según él la mujer era bastante bella.

─Nadie. ─gruñó Kakashi, cruzándose de brazos sin moverse de su lugar. Irritado completamente.

Naori por su parte intentó ignorar las palabras del pequeño a su cuidado para no sentirse mal y se agachó hasta la altura de Obito para sonreír una vez más. Causando así más sonrojo en sus mejillas.

Él niño era muy tierno.

─Soy Naori Hyuga, la novia del padre de Kakashi...─dijo hacia él, ladeando así también la cabeza. Aquello provocando más rabia en el pobre peligris y gracia en Obito─ ¿Tú quien eres pequeñín? ¿Amigo de Kakashi?

─Yo...─el azabache iba a responder, sin embargo fue interrumpido.

─¡No le respondas!─reprendió el prodigio de la academia a su compañero, quien solo frunció el seño confundido. No entendía nada... de nada.

La morena volvió a dar un suspiro. Paciencia, solo eso necesitaba... 

─Soy Obito Uchiha y...─miró de re-ojo al peligris con algo de temor y tragó saliva al ver como este le fulminaba con su mirada─ ¡Algún día seré Hokage!

La muchacha de ojos pardo soltó una risa bastante alegre al ver como el otro pequeño alzaba su brazo y se sonrojaba luego de decir aquello. Le parecía bastante tierno, él si era un niño normal... no como el hijo de su amor, quien por cierto, no dejaba de lado su semblante serio y su molestia.

─¡Es un gusto Obito! ─exclamó ella en respuesta─ y estoy seguro que algún día lo lograrás...

Este la observó con brillo en sus ojos y quiso lagrimear, la única que seguía su juego era su abuelita. Nadie más le había avalado su sueño de ser Hokage.

Kakashi al notar aquello refunfuñó en su puesto y tomó la mano de la muchacha con fuerza, solo para comenzar a caminar lejos de allí con rapidez. De por si ya no le agradaba Obito, y que este tuviera una especie de conexión o simpatía con su enemiga... solo hacía la situación peor para él. Necesitaba que esa mujer estuviese fuera de su vida o terminaría quitándole todo lo que le importaba.

Todo.

// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno pero igual pueden haber spoilers.

—2—

¡Hola! Pues ya ven que de a poco ya vamos conociendo el entorno de Naori ¿Qué les pareció? Además Óbito😍 hizo acto de presencia jaja

En fin, espero tengan un muy lindo día y muchas gracias por leerme bai💖😍🙌

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