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#6


ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ sᴇɪs :
ғᴏᴛᴏs

El sol se cuela por mi ventana despertándome. Me gustaría decir que tengo un buen despertar. Pero no,  estoy súper agotada, mi pie duele, mi cabello debe estar hecho un asco, tengo un aliento de los mil demonios y casi no pude dormir debido a la visita que tuve anoche. Así que quiero coger al puto sol que me despertó y mandarlo para Saturno, haber si deja de joder tanto.

De mal humor y con un genio de mil demonios me pongo de pie y me dirijo al baño para hacer mis necesidades y asearme. No saldré a correr hoy, no me apetece. Aunque debería para relajarme. No me da la gana.

Camino por los pasillos hacia en busca de un café que me salve la vida. Pero hay algo que me hace detener en seco.

Gemidos.

Gemidos nivel porno.

Lo peor, que la habitación de Grecia lugar de dónde provienen dichas canciones gritadas, está justo al lado de la cocina. Veo a mi tía que me observa con diversión mientras se lleva su taza a los labios para disimular la incipiente sonrisa, pero sus ojos no mienten y se está divirtiendo a mi costa. Debe estar acostumbrada a escuchar los gemidos de su hija y la novia.

—Parece que la fiesta empezó temprano. —Dice mientras se acerca a la cafetera y pongo los ojos en blanco. —¿Café? 

—Por favor... No soy nadie sin él. —Suplico, siento que lo necesito para respirar.

Sonríe mientras me lo prepara y los gemidos siguen, el silencio  entre ella y yo se me hace incómodo, sobre todo porque lo único que se escuchan son los gritos de Grecia pidiendo más y estoy segura de que su novia no tiene problema en darlo por como van en aumento.

Joder con mi primita. Si parece actriz porno.

—Ayer hablé con tu padre. —Las palabras de mi tía me han levantar la cabeza casi inmediatamente pero su expresión triste cuando deja el café frente a mi consiguen que quiera desaparecer. —¿Extrañas París?

Me hace esa pregunta porque estoy segura de que el no le pidió que me regresara, más bien, llamó para asegurarse de que no saldría de este pueblo.

—Extraño estar ahí. —Es mi más sincera respuesta, no pienso mentirle a quién me ha dado un espacio en su vida. —Extraño correr por sus calles, extraño a cruzarme con Gustav, salir con Amelie por las noches, aunque esa perra no me ha llamado. —Sus ojos verdes detonan pena por mi. —Pero este ligar se pone cada vez más curioso.

Veo como esas palabras la hacen feliz. Y sonrío. —No quiero estar en un lugar donde no me quieran. —Beso su mejilla luego de tomarme de un trago todo el café. —Ahora si me disculpas debo ir a por mi cámara a tomar unas fotos al  lago. Y alejarme lo suficiente del cine porno.

  Una vez en el muelle del lago, comencé a tirar fotos al paisaje. Debo admitir que se sacan unas muy buenas de la casa escondida entre los árboles, se ve como si la naturaleza estuviera tomando su lugar a la fuerza. También tomo unas cuantas del lago, hago dibujos con ramitas sobre el puente y tomo más fotos.

Pero mi musa llega justo cuando veo una hermosa ranita sobre una especie de mata acuática en las orillas del lago. Su piel brilla tanto y la escena se ve tan hermosa que promete ser mi nuevo fondo de pantalla. Sonrío como niña y introduciéndome en la parte fangosa sujetando mi cámara,  trato de acercarme, sin que se de cuenta y se vaya corriendo. Cuando estoy a una distancia adecuada y la luz es buena, me preparado para disparar pero la jodida rana, brinca hacia otra ramita.

La escena es aún más preciosa y creo morir de amor, pero la jodida rana está más lejos así que tengo que adentrarme más en el lago. El agua llega casi a mis rodillas, pero todo sea por la foto perfecta.

—Vamos ranita no te muevas. —Susurro a punto de presionar el botón para tomar la foto.

—¿Persiguiendo ranas cookie?

—¡Joder!

Y ahí se fue mi rana, demasiado lejos para ir tras ella, mi corazón late a mil por hora, por culpas del gilipollas sexy del Alex.¡ Maldito rubio!

—¡ Ahuyentaste mi rana!

Sus perfectos labios se curvan en una sonrisa divertida y sus ojos se me miraran de arriba abajo, estoy segura de que en estos momentos nos soy el paisaje más lindo de observar. Sin un peine pasado por mi cabello, en vaqueros gastados y con una camiseta vieja.

—Creo que la ahuyentaste tú con tu grito.

—Es que me asustaste. —Salgo del lago y camino hasta el señalándolo con el dedo. —¿Cómo se te ocurre asustarme así?

—Es que te veías demasiado dispuesta a fotografiar a ese feo bicho.  —Hace cara de asco. —Y solo protegía tu reputación de buena fotógrafa

—Primero. —Levanto mi índice. —Que quede claro que era una rana hermosa y segundo. —Camino hasta estar solo ha unos pasos de él. — ¿Cómo sabes que soy buena fotógrafa? Puedo ser una de asco.

El ríe y me ve como si mi cabeza soltara fuego, como si fuese un ser mitológico, algo irreal.

—Cookie, dudo seriamente que con esa manos hagas algo mal. —Comienzo a toser atorada por mi propia saliva debido a la sorpresa de esa declaración y su mensaje oculto. Pero supongo que es mejor toser que el que note lo rojas que se pusieron mis mejillas tras su declaración. —Pero respondiendo a tu pregunta, lo sé porque te busqué en Google.

—¿Eh?

—No iba a dejar que una loca mantuviera una foto mía por ahí, a menos que claro dicha loca fuera una buena fotógrafa. — Su foto... Si el supiera que últimamente no dejo de mirarla y apenas llevo días aquí. —Así que decidí que dejaría que la conserves.

—La borré. —Miento.

Si no la he puesto de fondo de pantalla de milagro.

—Eres mala mentirosa Cookie. —Ríe. —Es bueno saberlo.

—¿Qué haces aquí? — Pregunto para cambiar de tema.

—No te vi corriendo.

—Ayer tampoco fui.

—Supuse que era por alguna molestia en el pie. —Sonríe de una forma en que sé que volverá a molestarme con lo de las fotos. —Vi que tus fotos la mayoría son de paisajes.

—Exactamente.

—Pero también habían unas muy buenas de... —Oh dios ya se por donde viene el asunto y mis mejillas comienzan a calentarse. —... Desnudos.

Maldita sea.

Malditas fotos hechas para experimentar.

Aún recuerdo lo sonrojada he incomoda que estuve al principio de la sesión. Gracias a dios los modelos me ayudaron a relajarme y sentirme más cómoda. Luego descubrí que loa desnudos son una arte impresionante... Crudo... Sincero... al mostrar el cuerpo humano tal cual es.

—Veo que recuerdas cuales son. —Vuelve a burlarse.

—¡Ya basta! —Me quejo. —Vine  a tomar fotos no a presumir de mi trabajo con un acosador.

Tomo mi cámara e ignorándolo categóricamente comienzo a tomar fotos de las nubes. Bien rarita he de verme apuntando hacia el cielo.

—¿Acosador... yo?

Levanto una ceja y lo miro.

—No,  mi abuela.

—Yo no soy ningún acosador. —Protesta.

¿Enserio? Alguien necesita que le definan el significado de esa palabra.

—¿Cómo se llama perseguir con empeño  y ardor sin darle tregua al reposo? —Pregunto. —Llevo días aquí y siempre te me apareces en cualquier esquina como un fantasma que me persigue.

Su sonrisa  no disminuye en ningún momento, yo en realidad no estoy nada molesta, debería estar aterrada debido a la forma en que siempre nos encontramos, pero no, no tengo ni un poco de miedo, todo de el me dice que corra a sus brazos. Que puedo confiar en el. Lo que es aún más extraño.

—En mi defensa. —Sonríe tapando con su mano mi cámara. —Solo te acoso a ti.

Sonrío más que satisfecha por su respuesta y lo apunto con la cámara.

—Ahora serás mi modelo.

—¿Y eso por qué?  —Parece desconcertado.

—Pues porque ahuyentaste a mi rana.

—Muy conveniente. —Sonríe pero no suelta la cámara.

—Vamos, será divertido. —Me encuentro haciendo pucheros como cuando era adolescente. —Lo prometo.

—No.

—Porfis. —Soy una chica con un objetivo y tengo que sacar armamento pesado. Mi ternura.

—No.

Genial, ultimo intento.

—Prometo que luego pasamos la tarde juntos como tú elijas. —Aleteo mis pestañas a gran velocidad. Tanta que creo que se caerán.

—Okey, como yo quiera.

Quita la mano del lente y comienza a retroceder hacia el final del muelle, llevándose  sus manos a la chaqueta y se la quita, dejándome babeando al ver los bien trabajados brazos.

—¿Por qué...? —No  me deja terminar cuando se quita la camiseta y creo que me desmayo.

No es este chico demasiado fuerte, no es Henry Cavill, es más bien alguien que se le nota que se ejercita, que está perfecto,sin ser excesivo,su pecho se nota duro y su abdomen definido, tiene un poco de vello en la zona del ombligo que se extiende hasta perderse bajo sus vaqueros y dios me apetece mucho besar toda esa perfección.  Mis ojos hambrientos lo ven de arriba a abajo.Un adonis del siglo XXI, que nadie lo dude nunca. Su sonrisa no desparece, se vuelve más maquiavélica al ver que me lo como con la mirada. Pero ¿cómo no comérselo si es más tentador que un bote de nutella? 

«Genial, Leah, ahora piensas en él desnudo y con nutella por todo su perfecto torso, para lamerlo»

Creo que las cosas por aquí abajo se están poniendo muy incómodas.

Pasa su lengua por su labio inferior y joder denle el premio al hombre más sexy porque es suyo y de nadie más. Lo peor, lo sabe, y le gusta serlo.... Y peor aún me pone como una moto.

—Si seré tu modelo. —Ay joder está usando su voz, ya no lo soporto, brincaré sobre el como brincó la rana lejos de mi. —Tomarás fotos de mi estilo favorito.

Me paralizo.

No puedo creer que dijo, lo que dijo.

Quiere tirarse fotos... 

—Desnudo.


Hola gente hermosa por aquí les dejo otro capitulo. No olviden dejarme su amor.
Lo quiero
Hielo.

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