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#18

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪᴏᴄʜᴏ :
ǫᴜɪᴇʀᴏ ᴅᴇᴠᴏʀᴀʀʟᴀ

Es curioso como funciona lo de "Las cosas no podrían estar peor.".. Y luego empeoran catastróficamente dándole un giro tan dramático como predecible a  una historia. Ya no solo tengo que terminar de asumir que los vampiro existen, sino también que soy su enemiga natural, que tengo que matar a uno.

Espera...

La única forma de ser vampiro es matando a uno por lo que...

Mierda.

Al final de cuentas me volveré una.

¡Bravo! Bella Swan tendría envidia de mi. Ella tuvo que suplicar para ser una, a mi me tocó de gratis. Y ni siquiera se si quiero.

Miro directamente a los ojos de Alex para que pueda ver la cristalina furia que en ellos llevo. ¡Se va a enterar!

—Tú.—Lo señalo con el índice y se sobresalta junto con el medica de Chandler. —Conmigo. Ahora.

Sin mirar atrás comienzo a caminar entre el mogollón de personas sudadas que bailan al compás de la música y no tienen ideas de lo que ocurre a su alrededor, personas que le temen a los fantasmas y no a los demonios con caras de ángeles que ven a diario.

—¿Desde cuando sabías que soy una cazadora? —Es lo primero que pregunto cuando abandonamos el local y el frío de la noche nos envuelve en la mal iluminada calle.

Alex resopla llevándose las manos al cabello exasperado para luego apoyarse en la pared del exterior del club, curiosamente hay un grafiti de dos alas tras de él que lo hacen lucir como un ángel, un sexy y oscuro ángel. Es tan atractivo que solamente con levantar la mirada y unirla con la mía consigue que se me ericen todos los vellos del cuerpo.

«Leah concentrate »

—Desde que te vi por primera vez. —Se sincera y mis manos se cierran en puños, mientras que el luce muy relajado con las suyas en los bolsillos. —Al principio me asuste y luego te olí.

—¿Eh?

—Tú olor, cookie, tan inocente, tan sexy, tan tú. —Sonríe. —No quiero dejar de olerlo nunca, cookie, además sé que no estoy haciendo nada malo, seguro es otro vampiro al que estas atada para matar digo.

«Yo no estaría tan segura »

—¿Estás hablando enserio? —Lo miro totalmente descolocada. —Digo, es que hasta podría entender que tuvieran un plan para matarme después de todo...

—Leah. —Dejé de divagar para mirarlo a los ojos. —Un cazador solo tiene que matar un vampiro y hay cientos en el mundo... No quiere decir que sea yo tu víctima... Además creo que siempre me he mostrado bastante protector hacia tu persona. —Señala el rubí en mi cuello. —Si quisiese matarte no tendrías esa gema allí.

El sueño pasa como recordatorio por mi cabeza y la sospecha de que si es él comienza a aflorar pero la ignoro rápidamente. «El dijo que no estaba haciendo nada mal. » «¿Entonces por qué no se siente así? »

—Preferiría no tener que matar a nadie. —Me acerco lentamente a él. —No me veo capaz de cargar con el peso de una vida. ¿No hay forma de huir del destino?

Alex me mira pensativo como si algo en mi no encajase. Un brillo extraño y diferente se cruza en su mirada pero su sonrisa no desparece es genuina. Me da miedo tirarme al vacío, creer en él y que no hay ningún plan secreto contra mi. Pero a este punto creo que es imposible.

—La inmortalidad nunca me ha tentado. —Suelto. —Y eso que he visto prácticamente cada serie o peli de vampiros, supongo que soy una Elena Gilbert o una Rosalind Hale, solo veo cosas negativas a la inmortalidad.

—¿Estas loca? —Ríe. —Ser inmortal es lo más cool que hay.

—No cuando tienes que ver morir a gente con la que te has encariñado, no cuando el mundo a tu alrededor cambia tanto que ni tú mismo recuerdas lo que una vez fue. —Me encojo de hombros. —Tampoco cuando con el pasar de los años comienzas al olvidar rostros y personas que alguna vez fueron importantes y comienzas a cuestionar te la importancia que realmente tenían.

—Parece como si sintieras todo eso. —Frunce el ceño. —Llámame insensible o lo que quieras. Pero ser inmortal te permite crecer con el mundo, no quedarte con la duda y sí, es una mierda lo de perder gente y menos porque no los puedes convertir en vampiros como es esas series que tanto mencionas, porque significaría tu propia muerte, pero con el tiempo terminas acostumbrandote.

—No creo que te acostumbres. —Susurro. —Creo que nunca le entregarás totalmente tu corazón a nadie para no sufrir su perdida.

Y sinceramente eso es una verdad que duele , porque a pesar de todo lo que he descubierto yo si le daría mi corazón a él. Es entonces cuando me doy cuenta que no debo temer que Alex me lastime físicamente que lo que debo temer es el daño que podría causarle a mi corazón.

Está a punto de hablar cuando alguien nos interrumpe metiéndose entre ambos.

Es el medica de Chandler y va acompañado por otro rubio y si mal no recuerdo es el novio de Myrna. ¿Es que acaso todos los vampiros son rubios?

—¿Qué quieren ahora? —Alex los mira con expresión cansada. —Tenemos que hablar contigo.

Aunque ambos denotan seguridad en su postura, se les nota un leve temblor en las manos, por ansiedad, por miedo. He de admitir que causarle miedo a dos vampiros es gratamente satisfactorio.

Alex me mira durante unos momentos tratando de descifrar mi expresión, demás está decir que los otros dos ni se mueve.

—Esperame aquiles cookie. —Habla luego de mirar a su alrededor. —Si quieres entra al club.

Yo asiento con la cabeza y me dispongo a volver al club cuando los tres a puestos rubios echan a andar pero unas palabras me hacen detenerme.

—¿Por qué la llamas cookie?

—Porque me la voy a comer.

No sé si fue la forma de hablar de Alex o el suspiro de alivio que soltaron los otros dos perp de repente comencé a cuestionarme nuevamente todo.

«Estoy confiando en un vampiro »

Confió en que me protegerá, en que a su lado estaré plenamente bien, que sería el ultimo en dañarme. Cuando además de ser un vampiro es un absoluto extraño para mi, cuando somos especies enemigas.

¿Cómo sé que no tiene un plan?

Un hombre sudoroso y borracho pasa por mi lado y como si actuara por instinto propio lo abrazo, asegurándome de quedar impregnada de su olor. El tipo ni se mueve y agradezco que no sea un borracho pervertido pues la situación sería otra. O puede que esté demasiado borracho para ser consciente de lo que le he hecho.

Comienzo a caminar despacio y con un  sigilo que no sabía que tenía hasta los chicos que se detienen en una esquina. Veo una ventana y sintiéndome eufórica por mi buena suerte trepo por ella. Me sorprende mi capacidad para hacer el mínimo ruido.

Me acerco como puedo al borde del techo lo justo para escuchar su conversación.

—No me convences Alex. Tener a esa chica cerca de Myrna es un peligro. —Escucho la voz del que supuestamente en novio de Myrna. —Podría ser ella quien esté fallando.

—Si eso. —Lo interrumpió el medica de Chandler. —Lo mejor es que aprovechemos que aún su espíritu está dormido y comamosla.

¿Comerme?

—Voto por eso. —Soltó el cuñado de Alex. —Seríamos reconocidos por matar a un cazadora y nuestra fuerza aumentaría en mil.

—Si sabes que su sangre crea adicción. —Habló por primera vez Alex. —Luego de que te la comas ¿Con qué lo saciarías? ¿Con agua? La sangre misma dejará de parecerte suficiente, se volverá innecesaria porque para vivir solo necesitarás sangre de cazador y no habrá más.

—Pero...

—Ya les dije, fui yo quien la vio primero. —Ordenó Alex. —Yo me encargo de ella y ustedes guardan el secreto.

—Lo que quieres es comértela tú. —Habló el medica helandome la sangre.

—Exactamente, yo me la voy a comer.

Esas fueron las palabras de Alex, las palabras que me hicieron ser hiper consciente del peligro a mi alrededor. No puedo sentarme a fingir que no pasa nada. ¡Joder que con solo saber de la existencia de los vampiros y basta para dolor de cabeza durante una semana! Y ahora resulta que Alex no es quien dice ser. Me siento como un bote a la deriva.

Debo convertirme en mi propia ancla.

No puedo ser la princesa que esperan a que la rescaten, voy a salir por mi misma de la torre.

—Hola cookie.

—¡Mierda! —La voz de Alex me hace dar un brinco en el lugar que me tiene a punto de caer por el techo.

Llevo mi mano al pecho en busca de tranquilizar mi agitada respiración y a mi corazón que quiere salir huyendo.

Alex me dedica su sombría sonrisa mientras que yo solo puedo ofrecerle una culpable. No puedo retroceder, si lo hago terminaré cayendo por el borde. Por lo que literalmente estoy a su merced.

—Alex...

—¿Enserio creíste que no sabía que me espiabas cookie traviesa? —Murmura con la voz ronca poniendo ambas manos a los lados de mi cabeza. —¿Que no sentía tu agitado corazón de paloma? —Ríe erizando cada vello de mi cuerpo a la vez que sus azules ojos me observan con intensidad y desciende un poco, nuestros cuerpos no se rozan pero el mío está encendido. —¿Qué a pesar del mal olor no era capaz de oler el tuyo propio?

«Ya sabía yo que todo me estaba saliendo demasiado fácil »

—Bueno si...

—Soy uno de los primeros vampiros cookie, no puedes engañarme tan fácil. —Susurró acercando sus labios a mi oído.

—Espiarte me hizo darme cuenta de tus planes. —Digo en un intento por mantenerme fría.—Me vas a comer.

La sonrisa siniestra no hace otra cosa que no sea aumentar.

—Tienes miedo....

—Voy a salir de esta. —Lo rebato.—Puede que seas una sexy momia, tan vieja como Tutankamon pero yo soy Leah Barnes y no me voy a dejar comer por ti.

«Aunque dadas las circunstancias no es que vaya a costarle mucho trabajo en estos momentos»

—Dilo de nuevo. —Ordena.

En estos momentos dejo de ver a Alex como un león, la imagen de él que se forma en mi cabeza es la de una cobra, seductora y hermosa, a punto de morder de acabar conmigo.

—¿Qué cosa?

—Que te voy a comer... Que te voy a devorar.

—Estás loco. —Susurro y una de sus manos sin previo aviso sujeta las mías por encima de mi cabeza impidiéndome el movimiento. —Sueltame.

—Si. —Vuelve a sus susurrar y con e simple sonido de su voz me siento en combustión espontánea. —Muy loco, loco por ti, por probarte.

Su cabeza se pierde en mi cuello y cuando espero sentir el ardor de sus dientes clavándose en mi piel, aparece otra sensación, una mucho más placentera. La de su lengua en mi cuello, lo besa, lo degusta, pero no lo muerde o al menos no clava sus colmillos.

—Yo no deseo tu sangre cookie. —Besa el lóbulo de mi oreja y luego lo muerde ligeramente robándome un traidor gemido. —Yo deseo tu cuerpo, te deseo a ti, bajo de mi y gimiendo, preferiblemente,  gritando, mi nombre.

—Alex...

—Justo así... —Y vuelve a unir sus labios con los míos en un beso necesitado ansioso que deja claro que la noche será larga, muy larga.

 

Ufff Hello World!!!! Pobre de Leah que tiene que asimilar tantas cosas y además tratar con la intensidad de Alex... Pobre de mi por escribirlo jjjj pobre de ustedes por leerlo y vivirlo con ellos.

¿Qué dicen? ¿Escena para +18 en el próximo capitulo? Ustedes deciden jjjj pero decidan que si no se pospone.

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