#17
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪsɪᴇᴛᴇ :
ʙʏ ʙʟᴏᴏᴅ
No puedo decir que pretendía que el beso fuese simple e inocente, desde que uní mis labios a los suyos quise que fuese caliente, que nos enloqueciera pero no imaginaba a que nivel. Me sentía como un pulpo queriendo tocarlo por todos lados y sus manos habían encontrado su ligar donde asentarse para siempre, mi trasero, pues desde que cayeron ahí con fuerzas no ha hecho más que estrujar y apretarle contra el pero no abandona la batalla en esa zona.
Su lengua se ha abierto paso en mi boca y yo no se lo que está buscando ahí, pero es otra cosa que me tiene absolutamente loca y caliente, debido a los gloriosos movimiento que hace con ella.
—Tu as un goût délicieux.—Musito en su oído, ganándome que apriete mi trasero con más fuerza aún, puedo sentir su dureza sobre mi vientre y necesito llegar hasta el final porque si no explotaré.
—Estás jugando con fuego, cookie.—Muerde con decisión mi labio inferior —Y te voy a quemar. —Una gota de sangre abandona mi labio, pero no llega muy lejos pues el la retira con su lengua.
Nuestros movimientos se vuelven más lentos, justo como la canción que suena ahora, levanto la mirada justo a tiempo para ver el brillo plateado en sus hermosos ojos.
—Tú si que sabes delicioso, cookie. —Desliza su índice por mi cuello poniendo mi piel de gallina, un suspiro escapa de mis labios cuando ese mismo dedo llega a mi escote. —Quiero comerte entera. —Susurra en mi oído. —Quiero llegar más profundo es ese escote.
Debo morder mi labio para ahogar un gemido, me da la vuelta encajando mi culo en la costura de sus vaqueros.
Puede que todo mi mundo haya cambiando de un día para otro, pero lo único que se mantiene intacto, lo único que se mantiene igual que el primer día es el deseo insano y bruto que despierta Alex en mi.
—Eres todo lo que deseo. —Vuelve a susurrar y va ganando en su misión por volverme papilla. —Todo lo que me importa, cookie.
Estoy a punto de responder cuando mis ojos visualizan a mi prima acercándose con dos botellas de cerveza,recordándome que no estamos solos en el mundo, supongo que Alex también la vio porque se tensa a mi espalda.
—No iba a intervenir en un rato. —Es lo primero que dice pasándome mi botella, Alex no ha alejado sus manos de mis caderas. —Pero se estaban convirtiendo en el centro de la fiesta, y no me interesa ver a mi prima teniendo sexo.
—Hola Grecia. —La saluda Alex.
—Fingiré que no existes por el resto de la noche. —Declara la pelinegra. — Mi prima aún está aturdida, y sé que es tu culpa.
Alex me mira de reojo antes de volver la atención a Grecia a su mirada asesina. Luego se enoje de hombros.
—No sé de que hablas. —Deja claro encogiéndose de hombros. —Pero mi intensión nunca ha sido ni nunca será lastimar a Leah.
Los miro con una ceja enmarcada, ambos han entrado en el concursos de ver quien apartar la mirada primero y algo me dice que son tan testarudos que podrían pasarse horas así.
Salgo del agarre de Alex y es sigue ignorandome para hostigar con su mirada a mi prima.
—Esta cerveza ya se calentó. —Murmuro dejando caer el contenido de la botella en el suelo—Voy por un cóctel a la barra.
Resoplo al ver que ninguno de loa dos me presta atención y sin más me dedico a atravesar la masa de personas que se encuentra bailando y divirtiéndose.
El caminar me es algo incómodo por todo el desastre que ocasionó la sección de besuqueos caliente con Alex en mi ropa interior.
Llego a la barra y como todo el lugar está atestada de personas, los barman no dan en si preparando tragos y cócteles, cada vez que uno parece venir hacia mi, llega algún indecente y lo intercepta.
—Un Cosmolitan por favor. —Pido por enésima vez.
Y por enésima vez un ser humano se interpone entre el camarero y yo, este tiene cara de perdona vidas, y cabello demasiado largo y peinado.
«Un riquillo mimado»
—Un orgasmo para la señorita por favor. —Pide el rubio y yo me le quedo mirando horrorizada.
Pero que le pasa al Timotheé Chalament rubio teñido este.
—¿Perdona? —Cierro mis manos en puños. —Te estás buscando un pequeño paseo a la inconsciencia rata con anemia.
—Oye...
—Pero quien te has creído que eres.... Tú... Seguro eres un bastardo hijo de Donald Trump.
—Su trago señorita. —El camarero deja frente a mi una bebida de color crema con un olor muy dulce y una perfecta cereza encima.
Dime que no...
—Amm eso es un Orgasmo. —El rubio señala la bebida confirmando mis sospechas y consiguiendo que mis mejillas se tiñan de rojo. —Creo que empezamos con el pie izquierdo.
Se voltea totalmente hacia mi y puedo ver una sonrisa ridículamente seductora en sus labios.
—Soy Chandler.
Genial, como mi crush de Friends.
—Leah. —Pronuncio seria. —Gracias por la bebida pero no acepto nada de extraños.
Estoy al ponerme de pie y largarme pero, el desconocido sostiene mi mano con quizás demasiada fuerza.
Me veo tentada a estamparle su "orgasmo" en la cabeza.
—Sueltame... Ahora.
—Vamos, honey, será divertido. —La sangre se me hiela al divisar el ya conocido brilla plateado en sus marrones ojos.
Pienso por un instante que son imaginaciones mías, pero luego, simplemente viéndolo a los ojos, la oscuridad aflorando en su interior, la confusión que los cruza en un instante «Quiere usar su hipnosis en mi. »
Un sonrisa de suficiencia se dibuja en mi cuando levanto el mentón, dándole una mejor visón de la joya que cargo en el cuello y me protege de sus juegos.
—Lo siento pero tu encanto no funciona conmigo. —Quito la mano que sujeta mi muñeca. —honey.
—Lieberman. —Susurra y puedo ver el miedo en sus ojos.
Al parecer los Lieberman son respetados en su mundo.
—Upps. —Sonrío dando un paso hacia él, acorralandolo, sintiéndolo mi presa. —Como puedes notar no eres el primero de tu especie con el que me cruzo.
El temor en sus ojos es casi ridículo, teniendo en cuenta de que soy una simple humana y el un grande y viejo vampiro, pero no voy a negar que es muy divertido asustarlo.
Por un momento me imagino atravesando su corazón.
¿Será tan satisfactorio como imaginarlo?
—Leah. —La mano de Alex sobre la mía apagó mis oscuros pensamientos.
Sin haberme dado cuenta siquiera había acorralado a un vampiro en una de las esquinas del bar, y ahora que pienso en lo que hice me siento realmente estúpida, puede que no pueda "encantarme "pero aún así podría haberme cortado la yugular.
—Alex, él...
—Es como yo. —Declaró el chico al que hace media hora le estaba comiendo la boca. —¿Qué haces aquí Chandler? es territorio de mi familia
—¿A qué demonios juegas Lieberman? — El rubio pelilargo lo enfrenta. —¿Qué haces con ella?
—No seas racista. —Lo miro mal. —Pedazo de psicópata.
El vampiro me mira como si no entendiese algo, como si una pieza no cuadrara, como si la que estuviese fuera de lugar fuera yo, no él.
—Vete Chandler...
—Dime por favor que tienes un plan extraño y no que te has dejado encantar por una pequeña vagina. —Ok, este se está buscando que lo asesine de verdad. —Mierda Alex, acaso entiendes lo que has hecho.
—Chandler... —El tono de advertencia de Alex se escuchó como la cuenta regresiva de una bomba antes de explotar.
—Oye tú, antepasado de Trump. —Doy un paso al frente y el vampiro vuelve a chocar con la pared. —Te apuesto lo que sea que no soy la única humana que conoce los de tu especie.
—¿Simple humana? —Ahora el tipo me ve como si tuviese dos cabezas. —Por favor si puedo oler tu linaje desde la luna.
—Chandler...
—¿Linaje?
—Si, linaje, ese que es como el mío o el de Lieberman, es tan puro y limpio.
—¿De que hablas? —Musito aterrorizada de la respuesta.
—Una palabra más Chandler y perderás la cabeza. —Amenaza Alex.
—¿No lo sabes?
—Chandler...
—Lo siento Lieberman, pero le temo más a ella de lo que te temo a ti, he visto la oscuridad en sus ojos, está despertando y deberías correr cuando la leona ruja. —Sus marrones ojos son la personificación del miedo.
—¿De qué mierdas está hablando? —Volteo a ver al primer vampiro que entró a mi vida. —¿Qué pasa Alex?
Alex clava sus ojos azules llenos de ira en mi, está molesto, conmigo, con Chandler con el mundo y por primera vez siento que entre nosotros dos hay una gran distancia, una que cada segundo solo crece, siento que lo nuestro es demasiado imposible como para siquiera luchar por ello.
—¿Alex?
—Verás, cuando un vampiro deja de cumplir su deber en el mundo y comienza a ser peligroso para los de su especie. —Suspira. —Los dioses escogen a un bebé de un linaje especifico. Tú...
—¿Qué?
Su mirada, su maldita mirad llena de ira y frustración junto con sus palabras son como un disparo directo a mi corazón. Por lo que busco la mirada de Chandler, necesito una explicación ya.
—Qué naciste solo con un objetivo en la vida y es matar a un vampiro. —Grita Chandler. —Eres nuestro más temido enemigo y lo peor es que no tienes ni opción de no querer matarnos. Tienes que hacerlo para vivir.
Una lágrima cae por mi mejilla, una cristalina lágrima, pero no se siente como el resto, se siente como una lágrima producto del derrumbe de mi mundo y creencias, se siente como...
Una lágrima de sangre.
—Eres una cazadora, Leah,eres descendiente de los que asesinaron a las personas de la aldea, de los causantes del nacimiento del vampirismo. —Alex deja de verme. —Mi enemiga natural.
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