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#10

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴢ :
ʟᴀ ғᴇʀɪᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ 1

Alguna canción  de Little Mix suena en la habitación mientras Grecia, quién se llama estilista profesional, juega con mis rostro y mi cabello, nos es que me moleste amo que jueguen con mi cabello y me maquillen, pero creo que se está excediendo un poco, solo iré a una feria, no al festival de la moda.

—¿No crees que es demasiado?  —Murmuro viendo el resultado, en un espejo de mano que me extiende mis labios van pintados de un marrón mate y mis ojos esta vez van un poco más sencillos, solo con lápiz oscuro.   Mi cabello va suelto. —Solo es una feria.

—Primero. —Se sienta frente a mi con los pies cruzados sobre la cama. —Más sencillo es no llevar maquillaje. —Enarca una ceja. —Y segundo no es solo una feria.

—¿Son los Oscars y no le he enterado?

La veo ponerse de pie he ira por mi ropa. Estoy tentada a poner los ojos en blanco cuando se voltea con un vestido floreado, pero me contengo, lo ultimo que necesito ahora es su furia.

—Despierta, Leah, estás teniendo una cita con el chico más codiciado de este pueblo. ¡Es el Chris Evans de aquí! —Solo le falta cogerme por los hombros y sacudirme. —¿Cuántas chicas cree que lleva a citas?

—¿A todas? —Me encojo de hombros. —¿Como voy a saber  a quién lleva a citas y a quien no?

—No te hagas la indiferente. —Resopla dándole un trago a su copa de vino que mantenía sobre la mesita de noche. —Estás más emocionada que un niño en navidad. Anda y cambiate que Romeo está por llegar.

No me da tiempo a responderle porque sale de mi habitación dando un portazo, ahora si pongo los ojos en blanco, mientras veo el vestido que sin pensarlo dos veces guardo en el closet, y quito todo el maquillaje, cambiándolo por algo más sencillo, saco unos vaqueros, un top, y una camisa a cuadros roja que dejo abierta para que me cubra del frío, aunque no creo que haya mucho, veo los zapatos de tacón que había dejado Grecia sobre la cama y de inmediato los descarto, saco de la cajonera mis fieles y prácticos Converses negros.

«Lo siento prima, pero cuando vaya a los Oscars, te busco para que me arrrgles»

Es cierto que estoy emocionada por ir con Alex a la feria, ese chico me está gustando mucho, corrección,  ya me gusta mucho, me encanta, pero mientras más tiempo he pasado sola, más me he puesto a pensar de lo que ocurrió hace unos pocos días, de esos extraños "juegos mentales"que tuve,primero en el callejón y luego en casa de Alex, no lo he hablado con nadie, no quiero que mi tía y prima me vean como loca, pero si me preocupa un montón, el lado bueno es que no ha vuelto a pasar.

Tomo mi cámara y la guardo en el bolso junto con algo de dinero y maquillaje. Creo que eso es todo lo que necesito.

No pasa mucho rato,hasta que siento que alguien toca la puerta de mi cuarto, dejo mi móvil en el bolso y voy directo a la puerta dónde se encuentra mi tía del otro lado.

—Hola tía.

Ella me mira de arriba a abajo con una sonrisa en los labios que se me contagia.

—Veo que conseguiste escapar de las garras estilistas de mi hija.

—Fue una tarea difícil. —Bromeo y volvemos a reír.

—Ya el chico Lieberman llegó. —Avisa y como es de costumbre mi corazón comienza una carrera. —Ya lo amenacé como mamá gallina, ahora solo falta decirte...

—Que me cuide y que me aleje de los fantasmas.

—Sobre todo de los fantasmas. —Besa mi frente y me da paso.

Salgo disparada dándole una rápida despedida a Grecia quien se encuentra acurrucada con su novia en el sofá, huyo antes de que vea que arruiné su outfit. Creo que me vio porque la oigo gritar algo.

Pero aún así no me detengo y entre risas llego al coche que me espera fuera de la casa. Ni siquiera espero una invitación para subir.

—¿Por qué el afán? —Alex me mira divertido y noto como con sus preciosos zafiros comienza a recorrerme. —Desesperada por huir conmigo.

—Más bien para que mi prima no me atrape. —Ahora soy yo quien lo mira y me contengo para no relamerme los labios, está guapísimo con sus pantalones azules ajustados y su camisa blanca y chaqueta de cuero.Muy "badboy"

—Pues entonces será mejor irnos. —Poner en marcha el motor de lo que ahora reconozco  un Auston Martin. —Pero que sepas que noté tus falta de modales.

—Hola Alex. —Finjo ser educada. —Podrías por favor poner en marcha este tesoro de coche antes de que la loca de mi prima salga y me obligue a cambiarme de ropa y me maquille, no saldríamos ni la semana que viene.

—Sus deseos son órdenes, Cookie.

...

—Tienes el impulso de tomar tu cámara ¿No es así? —Pregunta Alex a mi lado y yo solo soy capaz de asentir, mientras tengo la mirada fija en la feria.

El decile de colores, las expresiones de alegría de las personas, los equipos que van desde diminutos carruseles hasta una grandísma estrella de la fortuna. Me siento como una niña pequeña a en navidad a la que le ponen un árbol con muchos regalos abajo solo para ella.

—¿Cuál es el plan? —Me tomo el atrevimiento de sujeta su brazo y pegarme a él, sus zafiros caen en mi y le dedica una hermosa sonrisa.

—Primero, llevarte a comer las mejores salchichas de la historia. —Comenzamos a caminar hacia la entrada. —Segundo dejar que nos guíe el viento, encargarme que disfrutes y hacer algo cursi por ti como ganar un osito.

—Puedo ganar mi propio osito. —Musuito arrogante mirándolo todo a mi alrededor, estoy enamorada del lugar —Pero vamos a por esas salchichas, mi estomago está por abandonar mi cuerpo.

Llegamos hasta la cola para las salchichas y si que deben se buenas porque apenas consigo a ver el carrito donde las venden de la cantidad de personas que hay esperando por ellas.

Alex se ubica tras de mi, pero juro que aunque no lo estoy tocando siento su calor, es escalofriante como mi cuerpo parece llamarlo.

—¿Vienes mucho aquí? —Pregunto buscando algún tema de conversación.

—Hace años que mo vengo. —Responde. —Me alegra ver que todo sigue igual, incluso mucho mejor.

—Debes tener buenos recuerdos con tus padres. —Miro el lugar por enésima vez. —Te imagino todo pequeñito tratando de ganar el juego de fuerza.

Lo escucho reír tras de mi y siento la calidez expandiéndose en el interior, borrando la añoranza de mis poca recuerdos de infancia.

—Hablame de tu infancia. —Me tenso. —¿Fuiste una niña mimada?

—Evitemos el tema de mi trágica vida sin amor. —Suelto. —Dejemoslo para otro día, dónde queramos destapar nuestros recuerdos tristes y no hoy que planeo divertirme.

Se mantiene unos minutos en silencio, supongo que analizando mis palabras, espero que no se haya molestado, pero es la verdad no quiero arruinar la noche hablando de mi deprimente relación con mis padres, más cuando el parece tener una relación perfecta con los suyos.

—Muy bien no te presionare. —Sonrío. —Pero que sepas que cuando estés lista seré todo oídos.

—Oh no, por favor, no quiero hablar con dos Oídos gigantes. —Bromeo y el ríe, esa risa ronca que me fascina.—Se todo tú y con gusto hablaré.

—Eres toda una personalidad Cookie.

—Mmm pero debemos aprovechar esto para conocernos. —Me volteo hacia él. —¿Hagámonos preguntas?

—No creo que así se conozca realmente a una persona. —Se encoge de hombros. —Nunca conocemos realmente a alguien, pero sus acciones diarias nos dan la idea de quien son.

—Puede ser. —Vuelvo la vista a la fila. —Pero eso no quita que un día alguien que creías santo, saque un cuchillo y arranque tus pulmones.

—Cuánta sangre. —Bromea. —Pero tienes razón, igual escuchar tus preguntas puede ser interesante.

Mi sonrisa vuelve a expandirse en todo mi rostro y yo vuelvo a girar sobre mis pies para quedar frente a él. —Mmmm ¿Primera vez? —Se queda pensando y pensado, enserio parece hacer un esfuerzo por recordarlo. —Vamos no pude haber sido hace tantos años que no recuerdes.

—Te sorprenderías. —Comenta divertido. —Creo que tenía catorce.

—Eras muy joven. —Murmuro. —Seguro era mayor que tu.

—Si. Muy mayor. —Vuelvo a voltearme y a dar varios pasos hacia adelante. —¿Tú?

—Dieciséis. —Sonrío. —Me escapé de casa por la ventana y fui a encontrarme con un chico al que conocía por Whastapp.

—Tan milenial. —No lo estoy viendo pero estoy segura que acaba de poner los ojos en blanco.

—¿Tú mayor mentira? —Pregunto.

No responde, y vuelvo a mirarlo está tenso, uff creo que no debí tocar ese tema, parece ser algo delicado.

«Estúpida Leah»

—No tienes que responder. —Sujeto su mano. —O ser sincero, puedes solo contarme alguna maldad, estaré bien con eso.

—Odio mentir, Cookie. —Sus grades ojos azules caen sobre los míos. —Lo odio con todas mis fuerzas, pero mentirte a ti lo odio aún más.

¡Corazón,  no te derritas! ¡Qué no te derritas te digo!

«Su corazón acaba de derretirse, no responde órdenes, espere un momento para volverlo a usar»

—¿Nunca has mentido? ¿Nunca me has mentido? —Mis palabras salen en un susurro, pero el nota lo mucho que me emocionan. Si es cierto entonces estará a pasos de llevarse totalmente mi corazón y sin poder devolverlo.

—Te miento a diario Cookie.

Crack, así se escuchó mi corazón, por muy dolidas que sonaran esas palabras, su significado es su significado, es lo que hace, mentir y no hay forma de adornarlo, no hay forma de que esas palabras se sientan bien, nunca la habrá.

—¿Por qué? —Me escucho preguntar.

—Porque no quiero que huyas, porque quiero primero que conozcas esto. —Toca su corazón. —Antes de que conozcas el resto, quiero que conozcas lo bueno, antes que lo malo y así decidas si quieres quedarte o no.

—¿Son como mentiras piadosas?

—Es una mentira piadosa.

Hola!!! Espero que estén disfrutando. No olviden dejar su voto y comentario. No saben cuanto ayudan con ello.
Con amor.
Hielo.

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