Coche
Llevo aquí un rato. Estoy cansado y sólo quiero dormir; desde que no puedo correr la vida no tiene sentido. Aún así, esa marioneta (al parecer llamada Marion; irónico, ¿verdad?) no tiene intención de dejarme en paz.
Contó su historia, su carrera como actriz en un teatro callejero. Presumida.
El resto de los juguetes me miraron, expectantes (la diva de Marion estaba en Babia, en su mundo o como lo digáis). Supongo que querían que yo continuara. Resoplé, lo que sonó a un motor encendiéndose ( ¿qué esperabais? Soy un coche; de juguete, pero un coche al fin y al cabo), y empecé con la historia; a ver si así me dejan en paz:
《Yo era un roble. Me talaron y me convirtieron en un coche. Un niño jugó conmigo. Un día me tiró. Fin.》
- ¿Eso es todo?- preguntó el caballo, exasperado. Supongo que pensaban que iba a enrollarme más. A mí me da igual.
- Sí; ¡siguiente!- grité. No me interesaba seguir.
- No; no hay siguiente- sentenció la títere-. Tu show no ha terminado; al contrario, acaba de empezar. Tu historia no es un par de frases y ya; tienes más dentro que esa...bobada que has dicho. Empieza otra vez y haz algo mejor.
- Como que tú me mandas, marioneta pretenciosa- respondí con indiferencia. Esa títere no me iba a decir que hacer.
- ¡No seas tonto!- me gritó-. No tienes nada que perder, vamos a morir de todos modos; no tendrás tiempo para lamentarte de lo dicho y te sentirás mejor, créeme- algo en su tono de voz me dijo que no mentía; por una vez no parecía ir de diva, lo que le agradecí.
Su sinceridad me hizo replantearme mi decisión de callarme mis penas. Como la marioneta había dicho, ¿qué tenía que perder? Nada.
Así que comencé de nuevo mi narración:
《Como he dicho, era un roble; uno del jardín trasero de la casa. Un día hace años, enfermé y tuvieron que talarme.
La mayoría se tiró al compost; pero el niño de la casa, José Pintado, se quedó con un pedazo que lijó, dio forma y pintó hasta darme la forma que veis ahora. El chico no era un genio, pero se esforzó mucho. Me llamó Carl; como he dicho, no era un genio.
Jugaba mucho conmigo; todos los días, cuando volvía del colegio, venía a hacerme rodar por el asfalto.
Sin embargo, un día me reemplazó por un bólido de plástico...》
El resto inspiró hondo; todos los presentes conocíamos al plástico, un material muerto hace milenios que estaba echando a un lado a los juguetes de madera. Que nos estaba echando a un lado a nosotros.
《...Odié a ese objeto desde que entró por la puerta. Miles de cadáveres descompuestos al principio de los tiempos y pintarrajeados de azul claro habían ocupado mi sitio. José me relegó al fondo del baúl y allí pasé años.
Ayer José tuvo que hacer limpieza y me encontró. Él estaba más mayor; era un adolescente, siendo un crío cuando lo conocí. Por un mísero instante, sentí que quizás quisiera jugar conmigo otra vez, después de tanto tiempo.
Me equivoqué; sin dedicarme una segunda mirada, me lanzó al cubo de la basura.》
- De allí a aquí hay un sólo paso- concluí, satisfecho (mira por donde, la títere tenía razón).
- ¿Qué?- preguntó la actriz de la sala- ¿Tenía razón o no?
No me gustaba admitir mis equivocaciones, pero esta vez asentí; estaba claro como el agua que la marioneta estaba en lo cierto con lo de las historias.
José había sido mi único amigo desde hace no-sé-cuantos años (¿qué? es complicado calcular el tiempo que transcurre dentro de un baúl) y me había sustituido, apartado y tirado; aún así, correr con él de nuevo era lo que más anhelaba en este mundo (la mente es y siempre será un misterio para mí).
No me sentía preparado para entablar nuevas amistades, así que me aislé. "Mejor sólo que mal acompañado" pensaba, ya que mi subconsciente se escusaba tratando de malvados a los tres juguetes. Pero quizá, sólo quizá, no fueran malvados después de todo (eso sí, la marioneta nunca será mi favorita; como mucho, toleraré a la títere, la diva del contenedor).
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando oí un ruido mecánico y la basurera se giró, haciendo que nosotros cayeramos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro