Ese día me apresure mucho para ver a Micah. Cuando llegue a la escuela esta estaba tan oscura como el espacio exterior.

A lo lejos vi a alguien caminado tambaleantemente. Me acerque y para mi sorpresa era la chica de los ojos verdes. Lucia enferma. Estaba pálida como un vampiro y tenia ojeras. -Estas bien, Micah?- le pregunte preocupado.

Tenia sangre en la pierna. Cuando me vio se lleno de terror y soltó un agudo grito, para luego caer al suelo. -¿Micah?¡¿MICAH?!-. Asustado, la cargue hacia la enfermería, con un esfuerzo sobrehumano para no tropezarme con esa profunda oscuridad.

Por suerte, el doctor y la enfermera estaban llegando. Pusimos a Micah en una camilla y el doctor se la llevo al consultorio. Me quede con la enfermera.

-Pobre Micah, parece que se corto en la pierna, quizás se le olvido tomar sus medicinas- me dijo la enfermera -que bien que no se puso violenta con tigo, eres su novio?- no pude evitar sonrojarme. -No, solo somos amigos. Disculpe, que medicina toma Micah?- le pregunte. -Toma muchas pastillas al día, su esquizofrenia es muy grave, y parece que esta empeorando- sus palabras me asustaron. ¡¿Esquizofrenia?! ¡¿Acaso yo me había enamorado de una loca?! Un profundo odio nació en mi interior, mezclado con asco.

-Disculpe, me tengo que ir- le dije a la enfermera y me retire rápidamente. ¿Como era posible que yo fuera así? ¿Como puedo odiarla porque esta enferma? Ni siquiera yo reconocí esa malévola parte de mi. Con razón ayer todos se burlaban de ella. Una parte de mi quiere ayudarla, pero otra me dice que huya.

Llegue al salón y pase las primeras clases pensando... ¿Como me pude haber vuelto así?

En la cuarta clase Micah se integro al grupo. Tenia vendada la pierna y había recuperado su color natural.

Pero esta vez no la vi como la chica que me empezaba a gustar. Pude sentir como mi mirada reflejaba odio y repugnancia, y ella se dio cuenta.

Pero yo solo estaba asustado. Asustado de lo que no conocía. Como todos.