Las vacaciones de verano acabaron antes de que me diera cuenta. Habían sido las vacaciones mas aburridas en toda mi vida y estaba contento de haber entrado a clases.

Este año estaba dispuesto a cambiar, para bien. Bueno, mi nombre es Danny. Tengo 16 años. Mido 1.76. Soy rubio de ojos azules y soy de Inglaterra, solo que mi familia decidió mudarse a Italia. Y aquí estoy yo, empezando una nueva vida en Nápoles.

Entre en el salón de clases, el ambiente era un poco incomodo ya que nadie conocía a nadie. Me senté en un escritorio y empece a platicar con un chico que se sentó a mi lado. Mas chicos se unieron a la conversación y en un abrir y cerrar de ojos ya todos tenían con quien platicar.

La campana acabo con nuestra platica y una maestra entro al salón. Era bastante chaparra y un poco gorda. Ella nos daría la clase de ciencias.

El tema me aburrió a la primera palabra que pronuncio y desvíe la mirada de la pizarra. Mi vista se topo con una chica bonita, que llamo mucho mi atención. Tenia cabello castaño claro por debajo de las orejas y un hermoso par de ojos verde jade. Pero no parecía normal. A pesar de que tenia una gran sonrisa de oreja a oreja sus ojos rebelaban tristeza.

Al final de la clase la profesora la llamo afuera del salón. Cuando volvió a entrar seguía sonriente.

La siguiente clase fue matemáticas. La chica se estaba quedando dormida y el maestro llamo su atención con una pregunta. -Señorita Micah,- que hermoso nombre, pensé - ¿me podría decir cual es la raíz cuadrada de 28?- su respuesta llamo mucho la atención. -No puedo contestar- dijo sonriente. El profesor pregunto la causa. - 30 segundos me esta vigilando, dice que si contesto me hará daño- se oyeron risas atrás del salón. -Esta chiflada- comento un chico sentado atrás de mi. Ami no me dio risa, me preocupo.

Al final de cada clase cada maestro la llamaba, nunca supe el porque de esto.

Después de muchas horas de sufrimiento escolar la campana indico el final de ese día. Todos salieron corriendo.

En el camino vi a Micah a lo lejos. -Micah!Micah!- grite sin pensarlo y corrí para alcanzarla. La chica no se detuvo. -micah!- le dije cuando la alcance. -¿Porque no contestas?- le pregunte agitado por correr. -Yo no soy Micah- su respuesta me sorprendió pero lo ignore. -mmm.. Te puedo acompañar?- pregunte nervioso. -Lo siento, estoy en guerra, preferiría estar sola- contesto sonriente. -¿Guerra? ¿Contra quien?- pregunte confundido. -Contra 30 segundos. El y sus aliados quieren que yo muera en mis propias manos- dijo mientras caminaba lejos de mi. Pero nunca perdió la sonrisa.

Confundido y sin nada mas que decir volví a mi casa. Ya deseaba volver a hablarle.