Roses of blood from an Innocent soul,

(Rosas de sangre de un alma inocente)

On the plain an angel lies dead.

(En la llanura un ángel yace muerto)

Dissection —Where Dead Angels Die

28 de octubre del 2014

Ciudad de México.

—¿Es en serio Kassandra? —se escuchó el grito.

Un joven de no más de veinte años estaba parado enfrente a una chica, ambos muy alterados.

La mujer sé quedó callada, bajó su cabeza intentando ocultar las lágrimas que caían por sus rojizas mejillas.

—¡Sólo hice lo que tú haces cuando sales con la banda y no puedo ir contigo!

El tono era pesado, pero se pudo detectar dolor en él, un sonido de agonía dibujado en una voz humana.

—¿De qué verga estás hablando? —vociferó el muchacho.

—No sé por qué te haces pendejo, sabes muy bien de lo que hablo —la tristeza en su tono lo estaba matando.

—¡Es que yo no he hecho nada! —intentó calmarse, pero su reclamo fue agresivo.

La chica rodo sus carbones bañados en lágrimas.

Sabía que después de este episodio no había vuelta atrás, las cosas estaban hechas y nada podría salvar esa relación que había muerto hace meses.

—Tú sabes muy bien todo lo que has hecho Belial y desde hace cuánto lo haces —su voz se fue apagando conforme cada palabra salió de ella.

El joven la vio, en los tres años de relación con ella nunca la vio llorar, Kassandra o cómo le decía él y sus amistades, Lady Andras no era una mujer que mostrara sus sentimientos de manera fácil y mucho menos dejarse manejar por ellos.

Pero eso lo puso de lado, había sido ella la que falló, no él.

—Yo no soy el que se fue al camerino de un músico famoso y se dejó coger como una cualquiera.

Una fuerte cachetada se plasmó en el rostro de Belial, dejando la marca de la mano a lo largo de su tez, mientras que Andras lo vio con furia y dolor, las lágrimas caían cual rio desembocado hacia el mar.

—¡Eres un maldito hipócrita! —gritó la mujer —, ¡Te cogiste a Laura en la fiesta de Goliath!

Esto tomó por sorpresa al chico, el jamás había hecho eso, la amiga de ambos bebió demasiado ese día, la ayudó a regresar a casa.

Fue una fiesta a la que no pudo ir su novia por qué tenía una reunión familiar, a la cual no dejaron que lo invitara, jamás apoyaron la relación de ambos.

Para los padres de Kassandra, el, Alan, jamás sería suficiente para ella, sólo un vago más que amaba la música extrema y era estudiante del Conservatorio Nacional de México.

¿Qué le podría ofrecer a su única hija?

—¡Esa es una vil mentira! Sabes que Laura y yo somos mejores amigos, nunca la he visto cómo algo más —dijo muy molesto.

—Me enseñaron fotos de ustedes dos yéndose juntos de la fiesta, ¿de verdad quieres que te crea con las pruebas enfrente? —lo vio a los ojos.

—¡La fui a dejar a su casa, maldita sea! Te lo dije, te mandé mensaje y sólo me respondiste que estaba bien —la frustración era muy palpable en la voz del jovencito.

—Y después ya no supe nada de ti hasta el día siguiente —contestó ella.

—Sabes que fui a ver a mi mamá después de ello, la operaron al día siguiente —le señaló —y no llevé mi cargador ese día, acuérdate que lo dejé en la mochila que estaba en tu casa.

—Todo lo ideaste para estar con ella, tu jamás me amaste.

La imagen de la chica se estaba transformando en algo borroso, el corazón del jovencito se aceleró.

—No es cierto...Kassy...sabes que jamás te fallaría —una lágrima cayó de sus orbes.

—Mi familia siempre tuvo razón, no eres más que un inútil que nunca será alguien en la vida, un maldito mediocre.

Esas palabras pegaron cómo cuchillos en la mantequilla, atravesaron la coraza dura de Belial, se le aguaron los ojos.

—Te amo Kassy, más que a mi vida entera, lo sabes.

—Pero yo a ti no, disfruté tanto engañarte, tanto cómo tú lo hiciste conmigo, recuérdalo, sólo eres un irrelevante más que no pudo ni siquiera tener los pantalones de irse a despedir de su madre en el lecho de muerte.

La chica se dio la media vuelta y salió de ahí, desapareció cómo si de una ilusión se tratase.

Septiembre 28 2024

La alarma sonó, la vibración hizo que un hombre abriera sus cansados ojos tomando su celular. Vio la hora.

«Seis de la mañana, bueno al menos dormí un poco más.» mentalizó mientras se levantó.

Todo era oscuro, su existencia, su corazón, sus ganas de vivir, deseaba estar muerto.

—Trece años y aún estas en mis sueños Andras.

Se levantó era hora de prepararse para su día a día. 

Nota de Autor:

Bienvenidos a esta nueva historia, sólo dire que mucho de lo que leeran aquí estan basados en hechos reales.