Capítulo 43. Limando asperezas
Quizás había sido la explosión de todas las cosas acumuladas, quizás fueron simplemente los deseos no expresados, pero para ese punto, Charlie no podía más. El cansancio y la falta de sueño ya le estaban pasando factura, muy a diferencia de su compañero quien seguía besando su cuello y moviendo sus caderas contra ella, haciéndole notar que nuevamente estaba duro ¿Cuántas veces lo habían hecho ya? Charlie no lo recordaba.
Habían comenzado ayer por la tarde en la oficina de gerencia, lo hicieron solo una vez allí antes de moverse hacia su propia habitación donde iniciaron de nuevo. Cayeron sobre la cama, besándose intensamente, manteniendo el mismo ritmo acelerado y apasionado de la oficina, pero ahora en la cómoda tranquilidad de su cama que les permitió obrar con mayor facilidad. Ni siquiera espero estar completamente acostada para levantar sus piernas e introducirse dentro de ella de nuevo. Apenas logró jadear de placer cuando sus labios fueron tomados con vigor por el wendigo, besandolos y mordiendolos mientras Charlie cerraba sus ojos con fuerza, afianzándose a las sábanas como si fuera una tabla salvavidas.
De verdad no esperaba ese ataque voraz de Alastor contra ella, besando y mordiendo cada parte disponible de su piel, como si no quisiera dejar ninguna superficie sin al menos una marca a la vista. Aun así, no es como si aquello le hubiera molestado, tan inmersa en el placer que aquello le generaba. Lo único que podía hacer era aferrarse a él, jadeando su nombre mientras él empujaba con fuerza en su interior, golpeando aquel punto que la llenaba de placer y la llevaba al límite entre el cielo y el infierno.
Incluso en ese momento, no parecía tener misericordia con su agotado cuerpo, mordiendo el borde de sus orejas y masajeando sus pechos mientras seguía empujandose contra ella. Para ese punto, Charlie no podía más, demasiado cansada como se encontraba.
—No puedo.. De verdad no puedo —decía, cubriendo sus ojos de vergüenza, no podía correrse de nuevo, estaba demasiado agotada para hacerlo, pero Alastor pareció tomar eso como una especie de reto tácito, llevando su mano hacia el interior de sus pliegues, masajeando con intensidad su clítoris hinchado mientras seguía moviendo sus caderas, buscando el climax de ambos.
Soltó un nuevo gemido mientras sentía la cabeza dándole vueltas, el tirón de su interior ansioso que empezaba a tensarse cada vez más ante las estocadas frenéticas que recibía.
Lo sentía, él ya estaba también en su límite. Y aunque no parecía decir nada en todo ese tiempo, haciendo que Charlie fuera la única que vocalizara su placer, la princesa notaba como él también parecía disfrutar de todo ello. Gruñendo cuando ella alcanzaba su punto máximo, con sus húmedas paredes apretandolo y cortando su respiración al punto que debía relentizar su propio ritmo para no venirse de golpe, cuando acariciaba sus orejas en medio de los besos y él se dejaba hacer, sintiendo un ligero ronroneo en su garganta. Y tal como en ese momento, cuando todo su rostro se ponía rojo y caliente, suspirando con fuerza en su cuello, casi como si se obligara a no emitir algún sonido que comprometiera su orgullo.
Eso le parecía tan adorable, que quería al menos una vez obligarlo a decir algo. Así que haciendo un último y travieso esfuerzo, estiró un poco su mano hacia él, acercándose un poco más hacia su rostro para suspirar su nombre en su oreja, haciendo justo lo que había notado que lo llevaba a su límite.
Su inesperada travesura pareció haberlo tomado desprevenido, al punto que no espero el fuerte abrazo de su parte cuando repentinamente se corrió dentro de ella, temblando mientras suspiraba su nombre.
—Charlie...
Su voz cortada y jadeante fue lo suficiente erótica para hacerla llegar a su límite, tan estimulada como se encontraba por el creciente calor de su vientre llenado por él. Charlie gritó cuando sintió que su propia liberación la consumía, un sollozo escapó de sus labios mientras gritaba su nombre, apretando sus muslo mientras sus piernas temblaban y sus ojos lloraban por la intensidad de su orgasmo.
Jamás se había sentido así.
Y lo mejor de todo es que no tendría que seguir conteniendo ese deseo.
Se quedaron en silencio por un rato, calmando sus propias respiraciones. Charlie estaba demasiado agotada, al punto que le costó demasiado mantenerse despierta por mucho más tiempo. Aún así, estuvo consciente el tiempo suficiente para notar como Alastor se levantaba de la cama, con un solo chasquido de sus dedos, no solo se vistió él, sino que la vistió a ella con una ligera bata de baño. Lo vio levantarse de la cama y caminar hacia un espacio impreciso de la habitación, para ese punto sus ojos se cerraban solos así que no sabía bien que estaba haciendo.
Cuando quiso darse cuenta, estaba siendo transportada al baño de su habitación donde una tina caliente la esperaba. El vapor cálido y una ligera esencia floral le hizo sentirse como una especie de spa. Con cuidado, Alastor la bajó al suelo, pero apenas sus pies tocaron las baldosas, tuvo que sostenerse de su brazo para no caer, gracias al propio temblor de sus piernas.
Aún así, Alastor no le dijo nada. Estaba curiosamente silencioso, tan extraño para él, pero no era un silencio incómodo, parecía más bien una especie de calma necesaria. Luego de tantas tensiones y sentimientos acumulados, sentirse tranquilo era un poco necesario.
Con cuidado, el wendigo la tomó de la mano para acompañarla hasta la bañera. Sin esperarlo, este bajo la bata por sus hombros dejándola nuevamente desnuda a su vista. El rostro de la princesa enrojeció de nuevo, no pudiendo verlo directamente a los ojos. Le dió vergüenza estar desnuda frente a él, aunque no era la primera vez que la veía, pero sí quizás en unas circunstancias menos sexuales. Aún así, Alastor no hizo ni dijo nada, no le dedicó una sonrisa traviesa o alguna especie de coqueteo, simplemente la ayudó a entrar y recostarse en la cálida agua, que empezó a relajar sus músculos adoloridos por tanta actividad.
Charlie suspiró de alivio, sintiendo como su cuerpo se recuperaba cuando vio a Alastor darle una mirada vacilante, como quien quiere decir algo más pero no se atreve. Aun así, no dijo nada y solo se dio la vuelta, aproximándose en dirección a la salida.
—Te dejaré un poco de privacidad querida.
Y en el mismo silencioso andar, cerró la puerta tras de él dejándola sola en el baño. En ese momento, solo se encogió en el agua tibia, pensando que es lo que pasaría luego de que saliera de allí. Ella aún estaba muy cansada y si fuera posible, le gustaría volver a dormir un poco. ¿Acaso estaría buscando el momento para una ligera charla de almohada? La princesa no los imaginaba en eso, aunque cierta parte secreta de ella lo esperaba.
Al salir del baño, se sorprendió de verse sola en la habitación. Charlie suspiró a sus adentros, no pudiendo evitar el sentirse un poco decepcionada. ¿Otra vez se había ido sin decir nada? No esperaba que las cosas cambiaran de forma drástica entre ambos, pero al menos hubiera esperado un trato más amable.
No obstante, al caminar hacia su cama encontró una nota escrita a mano sobre una muda de ropa limpia. Al leerla se encontró con la fina caligrafía de Alastor, que indicaba que pronto regresaría a la habitación con algo para comer. Sonrió levemente, aunque seguía actuando muy reservado, al menos eso era un avance.
Se vistió con las prendas que dejó sobre su cama, para luego meterse nuevamente entre las sábanas y permanecer un momento en sus pensamientos por unos minutos antes de sentir como los ojos le pesaban. Bostezo ligeramente, acurrucandose más en la almohada hasta que finalmente, todo se oscureció por completo.
Mientras la luz del sol comenzaba mostrarse por la ventana, Alastor se encontró en la cocina, preparando algo de comida para Charlie y para él. El sonido de los utensilios chocando y el aroma de los ingredientes se entrelazaban en el aire, creando un ambiente inusualmente acogedor. Pero, a pesar de la actividad, su mente estaba lejos de la tarea en cuestión. La reciente interacción con Charlie resonaba en su mente, y una extraña ligereza lo envolvía. ¿Qué era lo que había cambiado? Había probado el fruto prohibido, y aunque no era la primera vez que sucedía, había cierta diferencia que tenía su mente tan envuelta y fascinada que no podía dejar de pensar en ello.
Aquel momento compartido, aunque fugaz, había despertado algo en su interior que nunca había sentido. El deseo, la conexión, la vulnerabilidad. Eran conceptos que había evitado durante tanto tiempo, y ahora, después de haber tocado por ansia y deseo la esencia de Charlie, se sentía incapaz de dejarlo ir. ¿Cómo podía ser tan frágil? Se preguntó, sintiendo un ligero temblor en su ser. La idea de que sus emociones pudieran ser manipuladas por una simple criatura lo irritaba y fascinaba a la vez.
Intentó desviar su atención hacia otros asuntos, pero su mente regresaba a ella una y otra vez. La manera en que su risa iluminaba la habitación, la forma en que sus ojos brillaban con determinación, el fuego que la rodeaba al estar en el campo de batalla, el carmín de su cuerpo cuando estaba jadeando debajo de él. Todo era un recordatorio constante de lo que podría ser, de lo que podría perder si daba un paso en falso. Las piezas estaban puestas en el tablero, grandes alianzas estaban a la vuelta de la esquina así como el exterminio anual. Era el momento de cimentar lo que había estado esperando por todo ese año, pero había algo en Charlie que lo anclaba, y eso le resultaba desconcertante.
Finalmente, cerró los ojos, intentando ahogar esos pensamientos en el ruido de la cocina. Pero no podía, quizás era el momento de admitir que había caído ante instintos que se habían superiores a él y aunque le molestaba ser preso de ellos, tampoco podía negar que era un verdadero placer tener a la princesa del infierno bajo su merced. No solo tenía la capacidad de guiarla, sino de tener algo de ella que nadie más tenía derecho y ese sentimiento le hizo sentir poderoso, porque Charlotte Morningstar, era todo lo que él podía decir que tenía valor y sentido.
Fue con esa resolución que decidió no seguir dándole vueltas al asunto, se sintió bastante ligero al aceptar eso, así que coloco todo lo que había preparado en una elegante bandeja y se dispuso a llevarlo de forma mundana hasta la recámara de la princesa, pensó que por un momento, podrían al menos discutir un poco de su nueva situación en ese ligero momento de calma.
Pero, como siempre, la realidad era ineludible.
Al margen del pasillo, estaba la figura de la polilla manager, que parecía dudar en tocar la puerta de la habitación de la princesa.
En sí mismo, Alastor era un hombre que se regocijaba de mantener sus emociones lo más estables posibles, siendo indetectables para la mayoría de las personas, porque era solo del vulgo y la muchedumbre el nonser capaz de controlarse debidamente. Son embargo, por primera vez en su vida sintió una ira recorrerlo por completo ante la molesta presencia de aquella polilla que seguía revoloteando de forma constante alrededor de la princesa. Camino firmemente a su encuentro, con una sonrisa en el rostro, escondiendo una mezcla de ironía y frustración en ella.
—Buenos días Vagatha, es raro verte por aquí a esta hora.
La polilla sólo lo miró por un momento, sorprendida por un instante. De inmediato vio la bandeja entre sus manos y su gesto se volvió sombrío, se cruzó de brazos, sin decir nada. En otros momentos el wendigo hubiera ignorado su extraño comportamiento, no obstante, le llamaba la atención el porque se encontraba ahí, así que, invocando su sombra para darle la bandeja con los alimentos, termino de acercarse a Vaggie con su característica sonrisa socarrona, notando su incomodidad.
—¿Hay algo que desees querida? —le pregunto de forma directa—. Si no lo has visto, no parece buen momento para hablar con Charlie.
La mujer notó de inmediato el tono que parecía apreciarla como una molestia, estaba clara la intensión del wendigo en que no intentará molestar a Charlie, pero en si mismo, ella no estaba interesada en hacerle caso.
—No interfieras —le dijo tajante y sin miedo—Vine a convocarla para una reunión del grupo, es un tema urgente —indicó.
—Oh ¿Hay algún motivo en particular? —pregunto invocando su micrófono y sosteniendo sus codos sobre este, expectante.
—Camila Carmine ha decidido ser nuestra aliada —espetó haciendo que el wendigo se detuviera en seco—. Ella dispondra para nosotros una buena cantidad de armas angelicales, así como instruirá a un ligero grupo de nuestros soldados para la batalla en estos dos meses que quedan antes del exterminio.
—Esas son excelentes noticias —respondio con tono entusiasta, aunque esto no se reflejaba en sus ojos—, veo que por fin les dado un uso a esa particular naturaleza tuya y has cumplido con tu parte en toda esta rebelión que ha orquestado nuestra señora, debo felicitarte en verdad —contestó con pellizco juguetón en la mejilla de Vaggie, quién reaccionó de forma estrepitosa, aparcando su mano con ira.
—¡Estoy haciendo esto porque necesitamos aliados que de verdad puedan ser un apoyo para la lucha de Charlie, no simples juegos con un marcado interés personal! —vocifero, pero Alastor solo sonrió burlón ante su arrebato.
—Pareciera que sigo sin ser de tu agrado o confianza, pero no por eso dejaría de lado las buenas oportunidades que pueden ofrecer algunos señores supremos para nuestra lucha, es lamentable que no puedas verlo como yo lo hago —indico, pero Vaggie solo bufo, indignada.
—¿Tú lucha? ¿Desde cuándo te importa algo que no seas tú mismo y tú entretenimiento personal? —le cuestionó Vaggie—. Es obvio que sigues aquí solo para traicionarnos en el último momento y burlarte de nosotros. Tú —hizo una pausa—... Tú no velas por nadie, tú solo estás pendiente de ti mismo, y eso no cambiará jamás.
—Así es, tienes razón, pero para tu información, soy completamente leal a Charlotte Morningstar —declaró dejando muda a la polilla—, y por el bien de sus deseos e intereses, tomaré cuantas oportunidades hayan de que todos sus proyectos, bélicos o no, marchen bien, y aunque puedan cuestionar mis métodos, pronto no podrás negar los resultados.
Vaggie apretó los dientes, no quería tener ese tipo de respuesta, no podía ser eso que ella temia.
Por unos minutos, Alastor espero ver alguna reacción en la joven, pero parece que esto estaba tomando demasiado tiempo.
—bueno, creo que está conversación ya ha tomado mucho de mi tiempo, ahora sí me disculpas.
—Hagamos un trato.
La voz de Vaggie sonó firme, llamando la atención del demonio escarlata quien la miró curioso.
— ¿Con qué propósito? —pregunto—. Por si no lo recuerda, ya estoy unido a un trato con nuestra querida princesa ¿Piensas que no sigo sus órdene? —le dijo sonriendo, esta afincó su mirada.
—No —dijo tajante y sin desviar su mirada —. Eres indescifrable y actuas de forma muy errática. No pienso que estés actuando completamente sincero en todo esto, algo más tienes en mente y no pienso arriesgar a Charlie o a los demás por confiar ciegamente en ti—espetó.
— Creo que he sido bastante transparente en mis acciones. Les he generado buenas alianzas e incluso mejore su primer proyecto, que fue el comienzo del sueño de ella—mencionó. Pero Vaggie no quería ceder.
—Aunque puedas estar ayudando firmemente a Charlie en todo lo que esto implique, aun creo que puedes volver a traicionarnos, porque ya lo hiciste una vez y no soy tan amable como Charlie para darte una segunda oportunidad ciegamente, por lo que necesito algo que me diga bien que no cometerás de nuevo ese error. Si de verdad te preocupas por la seguridad de Charlie y de su sueño, harás lo que te pido.
Hubo un leve silencio entre ambos, donde ninguno de los dos dejó de mirar al otro, cada uno con sus respectivas posiciones. Pero la sonrisa de Alastor solo se amplió con un gesto oscuro mientras extendía su mano para firmar el contrato.
— ¿Entregarias tu alma entonces? —pregunto.
—No —respondió—, pero te ofrezco los medios para que consigas lo que añoras contra Vox —ofreció, llamando mucho la atención del demonio ante ello—. ¿Creíste que eras el único con oídos en todo el hotel? Mi deber es proteger a Charlie y su sueño, no pienso dejar que un insensato egoísta como tú, la utilice para alcanzar lo que deseas.
—Muy bien, escucharé las especificaciones de tu solicitud siempre que no restrinjan mi participación en otras actividades ajenas ¿Está bien eso?
—No aceptaré un trato ambiguo de nuevo —dijo sin dejar de mirarlo —. tú no realizarás acciones referentes a la rebelión o al hotel sin consultar a la triada primero. Y a cambio te daré aquello que deseas para cumplir tus fines contra Vox ¿Aceptas el trato? —le dijo, extendiendo su mano hacia él.
Alastor la miró un momento. Había sido un verdadero error subestimar a aquella pecadora, especialmente con aquel brillo voraz en los ojos que decía que estaba dispuesta a todo para alcanzar lo que deseaba y sonrió ampliamente, porque al final de cuentas, todo está poniéndose a su favor de un modo u otro.
—Es un trato —dijo tomando su mano y la sala se inundó de un verdor lúgubre, con las almas chirriantes y los simbolos malditos flotando alrededor de ambos.
Cuando se hubo cerrado el trato, Alastor simplemente ladeo su rostro, mirándola de forma espeluznantemente.
—Eres extraña, Vaghata, pero eso también es interesante de algún modo.
Aquel comentario singular fue más perturbador que halagador, pero algo le hizo pensar que por el momento, al menos podría obrar con un mayor respaldo. No podría ocultar muchas cosas de ellos y sería un buen modo para ampliar su rango de acceso como Hazbin.
—Ahora bien, si me disculpas, tengo otros asuntos que realizar —expresó, dándose la vuelta para tomar el pomo de la puerta, no sin antes escuchar lo último que Vaggie tenía que decir.
—¡No la lastimes! —exclamo Vaggie, haciendo que el wendigo se estuviera en seco, sin voltearse a verla—. No sé que es lo que tramas, se que no debe ser algo completamente puro o bueno, pero Charlie no parece disgustada con eso —explico, no sabía porque hacía esto, no soportaba la vergüenza de estar diciéndole eso a él de todas las personas, pero si no lo hacía, no podría quedarse tranquila—. Sea lo que sea que trames, no la lastimes. Ella es una persona muy buena y nunca dice lo que siente, incluso aunque sea herida.
Pasaron unos minutos en silencio, en los que Vaggie pensó que solo la estaba ignorando a propósito e iba a voltearse para reírse de ella por su sentimentalismo. Pero contrario a lo que pensó, este no se volteó, pero igualmente le respondió.
—Lo tendré en cuenta —fue lo único que respondió el wendigo para finalmente adentrarse dentro del cuarto de la princesa, cerrando la puerta tras de sí con un sonido seco.
Y Vaggie solo pudo pegar su hombro contra la pared del pasillo, cubriendo su rostro con su mano mientras reía en silenció. Lo había hecho, le había dejado el camino libre a Alastor para lo que fuera que estuviera haciendo con Charlie. Lo había hecho luego de pensarlo por largo rato, luego de haber reflexionado sobre su relación con su amiga y la actual relación que tenía con Cherry en ese momento.
Desde un principio, la pecosa de un solo ojo fue sincera en su deseo de mantener una relación con ella, pese a que nunca dejo de amar a su ex novia, pero las cosas fluyeron milagrosamente. Cherry comprendía el instinto protector de Vaggie, pero había sabido poner sus propios límites, así como le enseño a disfrutar de la libertad y de hacer otras cosas que jamás pensó hacer. Incluso aprendió a andar en motocicleta por ella.
¿Que estaba haciendo por ella entonces si volvía a recaer? Pensó que todo fue fácil, especialmente porque Charlie nunca salió con nadie más en todo ese tiempo y eso fue lo que ayudó a qué ella se sintiera tranquila, hasta ahora.
Pero no podía permitirse hacerle daño a Cherry, no a ella. Así que respirando profundo, se limpio las pocas lágrimas que amenazaron por caer y decidió darle su espacio a su amiga, para que ella misma pudiera resolver sus cosas. Ella también necesitaba crecer a su propio modo, por lo que debía confiar en que ella podría hacerlo sola.
No estaba segura de que todo estuviera bien, no confiaba en Alastor, pero no era su deber hacer o restringir lo que pasaba entre ellos. Charlie era la única que podía decir si lo aceptaba o no, fuera lo que fuera que estuviera pasando.
Aún así, le dolió un poco aceptarlo. Saber que ya la había dejado ir para que fuera libre y feliz de hacer lo que quisiera.
Al entrar, la luz del sol iluminaba la habitación, y allí estaba Charlie, aún dormida. Alastor dejó la bandeja con comida a un lado de la mesa de noche, y por un momento, se permitió admirar la belleza dormida de la princesa. No pasaron muchos pensamientos por su cabeza, algo extraño cuando siempre estaba pensando en todo, pero esta vez, solo se dejó llevar por las sensaciones. La calma en su rostro, la forma en que su cabello caía suavemente sobre la almohada, todo ello lo envolvía en una tranquilidad que no había experimentado antes.
Con el dorso de sus manos, acarició una de sus mejillas, sintiendo la suavidad de su piel. Fue en ese instante cuando Charlie despertó, y sus ojos se encontraron. El mundo pareció detenerse por un breve momento, ambos sorprendidos por la cercanía y la intimidad de la situación.
—¿Alastor? —murmuró ella, aún con la voz entrecortada por el sueño.
—Te vendría bien comer algo para coger fuerzas —le dijo, extendiendo la bandeja hacia ella, aunque la vergüenza comenzaba a teñir sus mejillas.
Charlie asintió, agradecida, mientras él se sentaba en el borde de la cama, observando cómo ella comenzaba a probar uno de los platos preparados por él. Todo era delicioso, aunque no sabía bien qué eran. Parecían una especie de panecillos dulces con azúcar y miel, algo que no había probado nunca y le encantaba. No pudo evitar mirarlo de reojo, viendo cómo solo ella estaba comiendo.
—¿No comerás un poco? —le preguntó.
—Estoy bien con solo una taza de café —respondió.
Pero Charlie no estaba conforme con esa respuesta.
—Eso no está bien, tú también debes comer algo —le dijo.
—No es necesario —respondió el otro.
—Claro que sí —rebatió ella—. Tú también necesitas energía después de todo lo que...
Oh, momento incómodo de nuevo. Ni siquiera pudo continuar lo que decía antes de que la vergüenza la consumiera de nuevo a ella y al wendigo casi al mismo tiempo. Charlie se llevó sus manos a sus mejillas, pesando lo tonta que estaba siendo por hacer más incómodas las cosas. Volteo un poco para ver al wendigo, quién seguía manteniendo una ligera sonrisa aunque sus músculos estaban tensos, era obvio que estaba en la misma situación que ella, pero eso la hizo sentir al menos un poco más tranquila.
Se giró para verlo de frente, notando cómo este no llevaba su habitual chaleco y el corbatín no estaba por ningún lado, las mangas de su camisa estaban remangadas hasta los codos, así como no llevaba sus habituales guantes de cuero negro. Sintió con fuerza, sintiendo el mismo cosquilleo de la tarde anterior. Quiso decir algo, algo para pasar de esa incómoda situación a algo completamente diferente, cuando de repente una luz cegadora se mostró encandilándolos a ambos, quienes tuvieron que permanecer con los ojos cerrados por unos minutos mientras recuperaban lentamente la visión.
—Pero ¿Qué fue eso? —pregunto la princesa abriendo los ojos y encontrando en medio de ambos una especie de pato de juguete en la mitad de su cama.
Alastor notó con extrañeza aquel patito de hule que parecía funcionar con una especie de magia. No obstante, la princesa observó con horror, sabiendo bien qué significaba. Oh, no. Fue lo primero que pensó, pues sabía demasiado bien que era esa pequeña criatura. Era un familiar, un ser como Dazzle y Razzle, creado a partir de la magia de su padre, y el cual solo usaba con ella para comunicar invitaciones oficiales de eventos que no podía evitar, porque estaba invitada no como hija, sino como princesa del infierno.
El wendigo no parecía entender lo que estaba pasando en un primer momento hasta que Charlie dio un ligero toque al patito amarillo y este saltó en una vuelta hacia atrás, para luego expulsar una llamarada que se convirtió en un mensaje. La joven lo leyó rápidamente, suspirando al corroborar sus sospechas.
—¿Qué es lo que dice? —pregunto. Charlie suspiró, dándole una mirada significativa y acariciando su nuca, con pesar.
—Tenemos que asistir a un baile.
Bueno, feliz año nuevo. Este 2025 llego con unas merecidas vacaciones de una semana y algo para mi, asi que estoy aprovechando estos dias para actualizar, han sido dias un poco complicados, pero ahi vamos, consideren esto mi regalo de reyes para ustedes. Nos leemos pronto en otra actualizacion
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