Capítulo 39: Rumores.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que vio a su hija por última vez? Temporalmente, sabía que no había sido demasiado tiempo, un dos o tres meses lo más probable, pero había sido tan desastroso el desenlace que su mente sentía que habían pasado eones. No sabía porque tenía que ser así, porque tuvo que decir esas palabras.
Encerrado en su estudio secreto, lejos de la mirada impertinente de terceros, se dió el lujo de verse vulnerable y llorar por lo lamentable y estúpido que se sentía. Lo único que siempre había querido era ser un buen padre para ella, siempre trato de encaminarla por una ruta en dónde todo estuviera a su mano y no tuviera que pasar por la misma decepción y dolor que él. Lilith, su amada esposa, siempre estuvo de acuerdo con él. Porque ambos pensaron diferente a quienes se creyeron superiores a ellos, y consideraron que la única forma de hacer a su hija feliz en ese reino corrupto y lleno de seres que eran la maldad misma, era reflejando esa realidad que vivían. Pero fue en vano, solo alejaron a lo que más querían proteger y él, sobre todo el rey, fue inclemente con los pensamientos de su hija. Porque ambos eran igual de soñadores, y solo un soñador que ha perdido todo sabe el terrible dolor de que destrocen las esperanzas que has construido por siglos. Pero en lugar de protegerla, solo la hirió de un modo irreparable, rompiendo así su hermosa familia... Tal como lo hizo su padre.
No era diferente del ser al que se reveló y por tantos años clamó como un ser honrado y amoroso. No, termino siendo peor porque el miedo lo consumió teniendo que su hija cometiera sus propios errores y verla superar parte de los desafíos que tuvo, alcanzando la dicha de lograr parte de su sueño, fue un doloroso golpe porque ahora el cielo tenía todas las excusas si querían levantar la mano contra ella al considerarla una amenaza. Y Charlotte le había demostrado que seguiría adelante con su sueño de redimir a los pecadores y darles una nueva oportunidad, así que volver a negociar con ella sería alejarla mucho más de lo que ya estaba. Entonces ¿Qué es lo que haría?
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la notificación de un mensaje a su teléfono celular. Normalmente lo tenía en silencio cuando Lilith estaba descansando en el palacio, y Charlie por buena voluntad no lo llamaría aunque lo quisiera. Entonces se le hizo curioso recibir una notificación. Ladeó la cabeza, pensando si había olvidado la reunión anual de pecados capitales que hacía, pero recordó entonces que esa ya había pasado, por lo que quizás podría ser un mensaje de Mammon pidiendo un nuevo préstamo a su banco, pero al ver qué no era él, se sintió extrañado. Era un enlace de un número desconocido, por lo que pensó en desecharlo pensando que sería otro caso de molesto spam, pero vio que una foto de Charlotte estaba allí junto con una figura muy familiar que le hizo hervir la sangre y romper el aparato sin medir su fuerza.
A unos cuantos kilómetros de distancia, viendo desde lo alto de su habitación. Charlie suspiró pesadamente mientras se veía en el reflejo del ventanal, cansada y demacrada.
¿Cuántos días habían pasado desde que logró salir de su habitación? No lo sabía con exactitud, pero esperaba no tener que volver a pisar el anillo de la lujuria en mucho, mucho tiempo.
Si era posible, nunca.
Ya los estragos del miasma afrodisíaco habían desaparecido de su cuerpo, pero aún estaba adolorida y extremadamente sedienta, como si hubiera estado en un desierto inclemente en lugar de la comodidad de su habitación. Pero quizás lo más horrible era el cansancio que tenía al no haber sido capaz de dormir lo suficiente. Casi una semana luchando contra el calor de su cuerpo y los pensamientos que iban y venían frente a ella. Fue horrible. Pero lo peor fue tal vez aquella burlona sonrisa de aquella ilusión tan parecida a Alastor. Sinceramente, cualquier otro hubiera perdido el juicio.
Quizás fueron demasiado ingenuos al pensar que no tendrían consecuencias de ese estilo, pero quizás desestimaron demasiado el poder de Asmodeus. Después de todo, habían pasado un mal rato por ello.
Miró sus muñecas, con ciertos rasguños y algunas marcas que la hicieron enrojecer ante los recuerdos.
No espero por nada del mundo que él apareciera de todas las personas que pudieran hacerlo. Hubo un momento que se vio tentada incluso a llamar a Vaggie o Seviathan, para que la ayudarán eso, porque hubiera sido más fácil así salir de ese problema. Fue ahí cuando apareció, y las cosas se pusieron patas arriba, había necesitado tanto el toque de otra persona y era Alastor al que más había llamado entre susurros, por lo que al verlo allí, no pudo decir que no. Lo había añorado tanto.
Mirando por su ventana, en aquella habitación a oscuras, la joven princesa suspiró cansada y con sus mejillas aún rojas.
Ya lo hecho, hecho estaba, no podían volver hacia atrás y también, no era la primera vez que lo hacían. Ya tenían la confianza suficiente para poder enfrentar al hecho de que el estímulo sexual había sido necesario. Aún así, su mente aún se sentía en demás avergonzada por haberlo hecho ¿Pero había tenido otra opción?
—Podrías simplemente dejar de lamentarte y aceptar lo sucedido —dijo la voz de Alastor resonando por encima de su cabeza, tan vívida y cercana, casi como si suspirara en su oreja—De ese modo, tu martirio terminó mucho antes.
Aún podía verlo allí, eso no había desaparecido. No sabía cuanto más tiempo lo vería, pero seguía persiguiéndola. Mostrando el rostro de Alastor con esa sonrisa tan siniestra y socarrona, mirándola desde arriba, como si deseara tenerla a sus pies.
—No eres real —respondió con decisión, pero la risa escueta de la ilusión solo se burló de ella—. Tu no eres el Alastor real.
—Quizás sea así, pero la necesidad que sientes en tu cuerpo no es nacida de esta ilusión—le expresó—. Tu deseo hacía él es completamente real... y eso fue lo que me hizo que me manifestara frente a ti.
La princesa sintió como la respiración se le cortó mientras volteaba en dirección a la ilusión, pero esta ya no estaba.
El sudor bajó por su rostro, y volvió a suspirar, cuando su corazón se mantuvo acelerado un tiempo más. Apretando sus manos, sintió nuevamente sus mejillas enrojecidas mientras pensaba que hacer con aquel sentimiento emergente que yacía en su estómago.
¿Acaso esa ilusión tenía razón? ¿Por eso lo había visto a él y a nadie más?
¿Deseaba a Alastor de una forma que ya no podía negar?
Era cierto que se había sentido atraída hacia él, después de todo, Alastor era un caballero y un hombre excéntricamente guapo que llamaba la atención. Eran similares en cierto modo, tenían gustos y aficiones similares, y luego de lo ocurrido en el exterminio anual, las cosas entre ellos fueron volviéndose algo tensas. Una electricidad sin igual los envolvía y había momentos donde se habían estado mirando de forma discreta, cuando pensaban que nadie más los veía, aumentando los roces constantes y los acercamientos entre ambos. Aun así, ninguno dijo algo al respecto, y cuando ella le pidió una conversación adecuada en aquella ocasión, Alastor solo le pidió paciencia.
Entonces llegaron a ese momento, donde las cosas volvieron a avivarse entre ellos, y Charlie tenía que ser sincera consigo misma.
Alastor le gustaba, ya no podía negarlo. Le atraía y lo deseaba. Fuera donde fuera, los pensamientos sobre él la seguían y no sería justo no aceptarlo.
Claro, aun no lo amaba, era solo una simple atracción, pero estaba allí.
El problema era que al haber aceptado eso, las cosas no volverían a ser igual, no si ella no lograba separar las cosas de forma profesional.
Por lo que, si quería que las cosas funcionaran, debería ser lo más sensata posible y evitar cualquier contacto físico que pudiera desencadenar algún inconveniente.
Eso es lo que tenía que hacer.
A la mañana siguiente, Charlie se levantó temprano para volver a trabajar, estaba segura que Alastor y los demás se habrían podido encargar de todo en su ausencia, por lo que las cosas seguramente estarían marchando bien.
De modo que una vez dieron las 7 am, salió de su habitación con paso firme. Pero esa tranquilidad que llevaba se derrumbó al pensar que haría al ver de nuevo al wendigo. Esta vez sería diferente a la anterior, donde no lo vio por meses y tuvo tiempo para prepararse mentalmente. Se sintió abrumada en sus propios pensamientos mientras bajaba en el elevador, por la sola de idea como presentarse de nuevo ante él.
Al menos tenía un par de horas de asesoría en el programa de rehabilitación para chicas victimas de violencia sexual. Luego de pensarlo mucho, considero pertinente cambiar el enfoque y no concentrar en el dolor que les causó su maltratador, sino en buscar algo que las animará a cambiar, bien pudiera ser una pareja, una amiga, un sueño, porque aunque las heridas quizás nunca desaparecieran, tenían que entender que ellas podían seguir adelante y brillar, y que nunca estarían solas porque Charlie siempre estaría con ella cuando la necesitaran.
—¡Buenos días chicas! Veo que fui la única a la que se le pegaron las sábanas —las saludo a todas cuando entro al salon.
Las chicas la miraron un poco asombradas de verla, unas incluso se sonrojaron cuando apareció e incluso otras cuchicheaban entre ellas algo que Charlie no pareció notar. Se encontraba de ánimo para volver a sus actividades y eso hizo cuando dejó todos los papeles en su escritorio para comenzar con la actividad.
—Hoy les he traído una actividad maravillosa en la que podamos compartir nuestras aspiraciones y motivaciones para seguir adelante, está bien si no tienen algo en mente en este momento —les dijo—, todas podemos hablar de lo que nos gusta y quizás así la otra encuentre algo que le interese, venga ¡vamos a sentarnos todas juntas! —la invito.
Cuando era el momento de Charlie para las terapias de rehabilitación
—Bueno señorita Charlie, es que, pues antes de comenzar la actividad queríamos que nos respondiera algo —dudo una de ellas al hablar.
—Si, es una gran duda que tenemos —mencionó otra de las chicas. Todas las demás estaban reunidas mirándola, haciéndola sentir curiosa.
—Si claro, diganme.
—Señorita Charlie, ¿hay algo entre usted y el demonio de la radio? —preguntó una de ellas, mientras las demás asentían con interés.
Charlie se puso nerviosa, tartamudeando un poco antes de responder:
—No, no, eso no es tema de la sesión de hoy, chicas.
Pero el grupo de mujeres insistieron, querían saber más.
—¿Están saliendo juntos? —increpo una.
—¿Es un caballero como dicen? —pregunto otra.
—¿No te da miedo?
—¿Tiene mal aliento como dicen?
Las chicas siguieron bombardeando a Charlie con miles de preguntas que solo hacían que quisiera salir corriendo, sin saber que decir ¿Porque de la nada le preguntaban eso? ¿Estaba siendo tan obvia?
Afortunadamente para Charlie, las chicas continuaron hablando de sus propios intereses amorosos, dejándola respirar el resto de la sesión. Aunque se sentía incómoda con la situación, sabía que su objetivo era ayudar a estas pecadoras a encontrar sus sueños y aspiraciones, y eso era lo que realmente importaba.
La sesión transcurrió deprisa, especialmente porque pasó de ser el centro de atención a ser ignorada monumentalmente. Luego de allí la joven princesa tenía que ir a supervisar cómo iba el funcionamiento del hotel, por lo que tenía que pasar por el lobby para recibir el informe de Vaggie sobre los nuevos inquilinos.
Mientras caminaba por el pasillo hacia el lobby del hotel, notó que varios de los inquilinos la miraban con interés y susurraban entre ellos, algunos incluso la señalaban a su paso. Esto la hizo sentir más incómoda y nerviosa, preguntándose si algo andaba mal.
No pudo evitar oler o mirar su cabello por si había algo extraño con su apariencia.
Al llegar a la recepción, se encontró con los rostros de Husk, Vaggie y Ángel. Husk la observaba sin decir nada, Vaggie parecía preocupada y Ángel... bueno, Ángel simplemente sonreía de manera traviesa. Charlie se sintió inquieta al ver las diversas expresiones en sus rostros, preguntándose si sucedió algo en su ausencia.
—Hola, chicos —saludó Charlie con una sonrisa forzada, tratando de aparentar tranquilidad, pero tanta gente enfocada en ella le estaba molestando—. ¿Pasa algo?
Husk se encogió de hombros, mientras Vaggie fruncía el ceño y jugueteaba con sus manos.
—Sí, ¿no has visto las noticias hoy? —preguntó Vaggie con tono de preocupación.
—¿Las noticias? —pregunto, no entendía porque tenía que verlas.
El 666 News era una basura sensacionalista y no le gustaba nada Katie. Fue allí que sacó su propio teléfono y miro los acontecimientos recientes.
—¡Mierda! —grito, enrojecida y mirando para todos lados como una criminal, eso explicaba porque todo el mundo la veía con picardía.
En la pantalla del teléfono vio una repetición de lo que fue el programa de la noche anterior. Era la primicia de la sección de chismes. Con el titular "Decubiertos luego de una fogosa cita de sexo" acaparando gran parte de la pantalla, mostraron a los dos presentadores del canal.
— ¡Bienvenidos al programa de farándula en 666news del infierno! —saludo una entusiasta Katie mientras saludaba a sus televidentes. Curiosamente, se le veia más animada que en otras ocasiones, suponía era por lo que estaba a punto de decir—. Hoy traemos una noticia jugosa, ¿verdad Tom?
—Así es, Katie. Parece que la princesa del infierno, Charlotte Morningstar, y el temible demonio de la Radio, Alastor —katie le dio un empujon, impidiendo que terminara de decir la oración.
—¡Fueron vistos regresando de madrugada después de una noche bastante... intensa! —exclamó, dejando unas capturas de ambos demonios sosteniéndose a duras penas de los brazos mientras intentaban subir la colina que llegaba al hotel—. ¡Vaya, vaya! Parece que no solo son famosos por sus habilidades infernales, sino también por sus encuentros apasionados.
Ambos presentadores siguieron hablando un poco más de cómo finalmente habían decidido liberarse de sus aburridas responsabilidades con el hotel y habían tomado una escapada de placer en algún lugar de la ciudad, regresando a muy altas horas de la madrugada con una fuerte borrachera, sin contar lo cercanos y acaramelados que se veían juntos.
—Sí, parece que lo que sucede en el infierno, no se queda en el infierno. ¡Ja, ja, ja! —intentó bromear con un chiste Tom, pero nuevamente fue golpeado contra la mesa, quedando allí por un momento.
—Y según nuestras fuentes, no hicieron mucho por ocultar su relación. ¡Qué poca vergüenza! —comentaba la presentadora—. Pero bueno, al menos nos aseguramos de que nuestra audiencia esté al tanto de todos los chismes candentes del inframundo.
—Exacto, Katie. Y recuerden, aquí en 666news del infierno, no nos guardamos nada.
La joven princesa apagó la pantalla de su teléfono, con su rostro enrojecido mientras Ángel se acercaba a ella con una sonrisa pícara en el rostro.
—Oh, cariño, ¿estuviste saliendo con el gran Alastor y no me dijiste nada? —bromeó Ángel, provocando que Vaggie frunciera aún más el ceño.
—Ese es el día que regresamos del anillo de la lujuria —explicó cubriéndose el rostro, Vaggie acaricio su espalda, consolándola—. No puedo creer que nos vieran de ese modo ¿Y si alguien más noto que salimos del elevador? ¿Cómo podríamos explicar eso? —mencionó.
—Bueno, solo deben admitir que se acogen mutuamente y asunto resuelto —comentó Ángel con una risita burlona.
Vaggie le lanzó una mirada fulminante a Ángel, antes de dirigirse a Charlie.
—No le prestes atención a Ángel. Solo... Veamos qué hacer, quizás ignorar el asunto solo harán que lo olviden y ya —mencionó.
Charlie asintió. Pero mientras conversaban, notaron que otros inquilinos del hotel seguían observándolos con curiosidad. Unos murmuraban entre ellos, otros le tomaban fotos desde lejos y algunos simplemente no podían apartar la mirada de Charlie. A su vez, los recuerdos de su anterior encuentro con Alastor no ayudaban, lo que la hizo sentir más avergonzada de ser el centro de atención.
Vaggie noto esto y con gesto severo, se viró hacia el resto de los inquilinos.
—¿Qué carajos están mirando? ¡Metanse en sus propios asuntos! ¡Morbosos! —les grito y todos los que estaban allí continuaron con lo que estaban haciendo mientras esta se volteaba con Charlie para que no la viera—. Quizás sea mejor si hoy te quedas trabajando en la oficina por el día de hoy.
—Pero no he asistido a ninguna de las terapias grupales, hoy esperaba hacer un ejercicio de confianza —expresó ella con tristeza.
—Lo entiendo, pero mientras las aguas se calman es mejor que no llames mucho la atención.
Vaggie colocó una de sus manos sobre las de ella, pero la princesa no fue capaz de soportar el toque de la morena, alejando sus manos. Esto sorprendió a Vaggie, quien se quedó impávida en su lugar, sin saber qué decir.
—S-Si, tienes razón. Quizás sea lo mejor y como dices tú, solo debo ser paciente y pasará —respondió Charlie, agradeciendo la preocupación de su amiga con expresión apremiante—. Será mejor que me vaya ahora, hay mucho papeleo pendiente que revisar—indicó y se despidió con una mano, alejándose por el pasillo.
La princesa salió corriendo de la habitación y aunque lamentó la reacción que tuvo ante el mínimo contacto entre ambas, no estaba segura de cómo reaccionar si volvía a recibir algún contacto físico mientras apenas superaba lo ocurrido con Alastor la tarde anterior.
La polilla la vio irse, con un gesto lastimero en el rostro. Con un ligero sonido de diversión, la morena noto como Ángel volvía a acercarse a ella.
—Uff, eso tuvo que doler —comentó Ángel afincandose en su espalda y hundiendola un poco hacía abajo, esta lo empujo con una manotón.
—No me molestes cabron —espero y este solo se rió, colocando su mano en su cadera.
—No me meteré en asuntos de ex, pero no puedes negar que hay algo raro entre esos dos —mencionó volviendo a sus asuntos mientras la polilla se hundía en pensamientos que había estado ocultando, especialmente, porque no era nada ciega.
Había un extraño ambiente entre Charlie y Alastor desde unos meses atrás, que ellos parecieron intentar ocultar actuando con normalidad, pero desde que regresaron del castillo de Lucifer y su posterior visita al anillo de la lujuria, algo sencillamente no parecía estar bien.
Vaggie siempre fue muy celosa con todas las cosas que tenían que ver con Charlie, no confiaba en nada ni nadie, le costó mucho aceptar incluso al propio Ángel antes de que comenzaran todo ese asunto, por lo que la insistente presencia de aquel asesino en serie cerca de su amiga siempre le puso los pelos de punta, más por querer protegerla de confiar demasiado en la persona equivocada en un asunto tan delicado como una rebelión, que por otra cosa. Pero esta vez, era diferente.
Había algo en la mirada de Charlie hacia ese bastardo y el modo en como este la seguía, que le trajo un malestar profundo en la boca del estómago.
Algo que conocía muy bien y que no quería volver a sentir de nuevo.
Entonces vio como un nuevo grupo de demonios con micrófonos y cámaras intentaba ingresar por la puerta principal. No le quedó de otra que suspirar y tomar su lanza angelical.
Ese día iba a ser terriblemente largo.
Pasaron algunas horas desde que Charlie se encontraba encerrada en su oficina, revisando los numerosos oficios y archivos acumulados durante sus días de ausencia en las actividades administrativas hotel.
Había regresado con la determinación de ponerse al día con todo, pero se sintió abrunada del nivel de papeleo que se acumulo en solo una semana de ausencia, y aunque Alastor había trabajado eficientemente en la parte que le correspondía y un poco más, aún le quedaba mucho por revisar. Tenían gastos que pagar, abonos de nómina que cancelar, incluso tenía que revisar una por una las solicitudes del buzón de ideas y sugerencias que instalaron el mes pasado en la recepción.
¿A quien le importaba el deseo de otro inquilino de llenar la piscina de pudin de chocolate por un día? Era una idea genial, pero sería muy molesto limpiar todo el desastre de nuevo. Pero aún así, seguían siendo demasiadas cosas, y Charlie tenía tanto en que pensar. Recordó con pesar el repentino gesto que tuvo con Vaggie y se sintió mal, no quiso ser descortés ni quería herir sus sentimientos, pero los toques físicos aún le sentían tan extraño e incómodo.
Sin embargo, el recuerdo del tacto de Alastor sobre su piel se sintió tan caliente e incitador, pasando por cada rincón de cuerpo, saboreando su cuello y sus labios cuando la necesidad era demasiada.
Se golpeó repentinamente el rostro con ambas manos, sintiendo que estaba caliente de nuevo por esos pensamientos intensivos sobre Alastor, no podía dejar que su mente pensara siempre en ello aún si le atraía sexualmente. Tenía que controlarse.
Casi saltó de su asiento cuando de repente su teléfono comenzó a sonar insistentemente, interrumpiendo sus pensamientos. Hizo una mueca al ver en el identificador que era su padre quien la llamaba y sintió una mezcla de sorpresa y enojo. Sabía exactamente por qué la llamaba, y no estaba de humor para lidiar con él en ese momento.
Todavía los recuerdos de su anterior discusión estaban en su cabeza, se habían dicho cosas muy fuertes, especialmente ella hacía el. Recordaba bien su rostro consternado, pero el dolor que le causaron sus palabras aún permanecía grabado en fuego en su mente, por qué desde ese día no habían vuelto a hablar, ni siquiera por comunicaciones oficiales. Después de todo, con ese nuevo escándalo solo vendría a recordarle que era la vergüenza de la familia real. Charlie estaba cansada de sus sermones y de sentirse constantemente juzgada por él.
No podía sacarse de la cabeza la idea de que su padre la llamara en ese momento precisamente. ¿Por qué no lo había hecho antes? ¿Por qué ahora, cuando las cosas parecían estar más complicadas que nunca?
Charlie suspiró con resignación. Decidió ignorar la llamada y la desconecto con frustración. Sabía que eventualmente tendría que enfrentar a su padre y afrontar todas las críticas que él tenía guardadas para ella sobre este tema. Pero en ese momento, solo quería encontrar una manera de lidiar con los rumores y la presión mediática que estaba enfrentando.
No quería saber lo que decían de ella, pero terminó revisando sus redes sociales, las cuales estaban llenas de rumores sobre su supuesta relación con Alastor. Incluso se encontró con un mensaje nuevo de Helsa, comentando en su perfil de Hellstgram que era patética como había terminado enrollandose con un inmundo pecador. Aquello le causó una incomodidad profunda, ya que no quería que su vida personal estuviera expuesta de esa manera. Se sentía avergonzada por toda la atención no deseada que estaba atrayendo, trayendo incluso a personas de un pasado que no quería recordar.
Ni siquiera tenía sus pensamientos en orden como para que otros comenten sobre los pormenores de lo que ambos podrían tener, cuando sinceramente, no eran más que socios comerciales y cómplices de una gran rebelión. No había un algo entre ellos, y eso era aún peor.
Apartó su teléfono, guardandolo en el escritorio mientras intentaba concentrarse nuevamente en su trabajo, pero ya se había desconcentrado demasiado.
Decidió tomar un descanso y salir a tomar un poco de aire fresco. Mientras caminaba por los pasillos del hotel, intentaba alejar de su mente todos los pensamientos negativos que la estaban abrumando. Necesitaba encontrar una forma de manejar la situación y proteger su privacidad.
Decidió pasar por la cocina por algo para comer, se había recluido mucho tiempo, perdiéndose la hora del almuerzo, así que aprovecho que Nifty estaba allí para tomar algo ligero con su compañía mientras se comía un sándwich de jamón y tomate.
Fue un alivio que está no mencionara nada, pendiente de sus propias tareas, pero de vez en cuando la encontraba viéndola muy de cerca, como si supiera algo que ella no, lo que le causó cierto escalofrío por un momento, pero no pasó a mayores.
En su camino de regreso a su oficina, se prometió a sí misma que no permitiría que los rumores y las críticas de otros la afectaran. Estaba decidida a enfrentar todo lo que viniera con valentía y determinación.
Se recordó a sí misma que tenía el control sobre su vida y sus decisiones. No permitiría que nadie más dictara su felicidad o su reputación. Con esa determinación en mente, pensó en sumergirse nuevamente en sus tareas, lista para enfrentar lo que fuera necesario para proteger su paz y su bienestar cuando algo singular pasó.
—¡Allí! La princesa del infierno está aquí —exclamó uno de los escurridizos paparazzis con los que Vaggie había estado lidiando todo el día desde que había comenzado el día.
—Mierda —dijo ella, notando la cagada que acaba de hacer al pasar por allí.
La morena intento detenerlos lo más que pudo pero eran demasiados, por lo que varios se colaron incluso desde las ventanas, intentando rodear a la congelada Charlie que estaba frente a ellos.
—¡Charlie, corre!
La joven princesa no dudó en hacerlo, apresurando sus pasos para llegar al pasillo que daba para alcanzar la puerta de su oficina. Al menos un grupo de siete reporteros le pisaban los talones y Charlie no sabía si lograría encerrarse a tiempo sin llegar a lastimar a nadie, cuando de repente, la persecución se detuvo ante el chillido colectivo de los reporteros ante algo que les infundió pánico.
La estática se escuchaba por todo el pasillo y Charlie permaneció quieta, a escasos metros de distancia del wendigo quien por un momento se encontraba de espaldas hasta que volteo en su dirección.
Alastor la observó sin decir nada, permaneciendo en silencio un momento mientras aún tenía en sus manos a ese inmundo reportero del 666News. La tensión crepitante fue aumentando cuando el cuello del reportero se rompió en sus garras y todos los presentes soltaron un chillido de pánico.
—Se encuentran dentro de propiedad privada, así que les agradezco sean tan amables de retirarse por las buenas —amenazó y todos los reporteros así como otros pecadores curiosos que transitaban por el lobby observando todo, salieron disparados dejando únicamente a los miembros del staff en el lugar. Nifty se apresuró inmediatamente a limpiar todo el lugar mientras Charlie se limpiaba la ropa llena de polvo cuando una mano fue extendida hacia ella.
Miro al wendigo un instante antes de tomar su mano, y levantarse con su ayuda. Estaba a punto de soltarse cuando la fuerte mano del wendigo se negó a soltarla. Ella se sonrojó, sin saber que hacer, permaneciendo en un incómodo silencio mientras estaban solos en ese inmenso pasillo.
—Gracias —fue lo único que pudo decir, sin poder mirarlo a los ojos de vergüenza. Se le veía tenso y bastante enojado a pesar de su extendida sonrisa, pero si estaba de ese modo, seguramente ya se había enterado de lo sucedido.
—Creo que lo mejor es escoltarte de nuevo a la oficina por hoy querida, quizás las cosas sigan un poco tensas por el resto del día —aseguró.
La joven princesa asintió, siguiendo sus pasos de cerca sin dejar de mirarlo.
Al mismo tiempo, no se dio cuenta como Vaggie giraba hacia el pasillo toda agitada, sosteniendo su lanza angelical aún en su mano.
Quedando quita en su sitio, los vio a ambos caminar en dirección a las oficinas de gerencia al final de pasillo. Aún seguían tomados de la mano cuando los encontró, quedándose sola en ese mismo lugar sin saber que hacer.
No sabía porque debía detenerse o siquiera tenía que restringirse a seguirlos. Charlie era su amiga después de todo. Fue quizás entender que aquellos rumores podrían no ser solo infundados lo que le hizo sentir un dolor conocido que pensó que había superado incluso estando saliendo con Cherry en ese momento. Pero tal parecía que dos años de su ruptura no fueron suficientes para superarlo todavía.
Pegandose a la pared, se sintió como una mierda. No debería estar pensando en ese tipo de cosas en ese momento, cuando ya tenía una novia que la amaba sin restricciones o traumas de por medio.
Ya en la oficina de gerencia, Alastor fue quien abrió la puerta, permitiendo primero el ingreso de Charlie al despacho mientras este cerraba la puerta tras de ellos. En todos esos minutos, el demonio de mirada escarlata había estado extrañamente silencioso para su gusto, haciéndola sentir cada vez más nerviosa e incomoda ahora que estaban ellos solos en esas cuatro paredes. Lo vio retirarse de forma brusca su abrigo y liberarse el moño de su cuello mientras se sentaba en su escritorio, a pocos metros de la princesa.
De forma inevitable, los recuerdos de la tarde anterior regresaron a su mente, haciendo que sus ya sonrojadas mejillas enrojecieran hasta volverse unas rojas manzanas. ¿Desde cuándo Alastor tenía ese aire tan sexi? La tarde anterior lo había sorprendido tomando la iniciativa y siendo muy apasionado, mordiendo sus labios, sus hombros, dejando marcas por todo su cuerpo con la forma de sus garras. La princesa no quería admitirlo, pero le gustaba como había sido, le gustaba que tuviera el control tanto como cuando se mostraba tímido y vulnerable ante sus avances. Mirarlo a los ojos mientras lo tenía en su boca tenía un nuevo significado de placer que no podía poner en palabras, pero quizás era todo lo que habían pasado hasta ese momento que la hacía pensar que debía dar un paso al frente y al menos hablar del asunto.
¿Estaba bien si lo hacía? Charlie no lo sabía, pero no estaba segura de poder soportarlo mucho tiempo.
—Oye Al, yo...
Ella cortó las distancias entre ambos, acercándose hacia el en su escritorio, sintió el pecho apretado, pensando que palabras tomar para decir lo que sentía.
—¿Al?
—Necesito salir un momento querida, tardaré un par de horas —comento con voz severa mientras salía sin su abrigo por la puerta de la oficina, dejando a Charlie tan sola y confundida como nunca antes.
¿Qué es lo que había pasado? ¿Por qué la había evitado de ese modo?
Había estado tan cercano momentos antes. Pero está vez, diferente a cuando la llevo de la mano hasta la oficina, este rechazó su acercamiento, apartándose en el momento justo y sin el menor remordimiento.
¿Aún no estaría listo para hablar con ella?
La joven princesa suspiro, sintiendo como la piel le quemaba tras el toque de sus manos. Si no hubiera sido por su fuerza de voluntad, se hubiera derretido en ese mismo sitio, pero tenía razón, quizás tendría que ser paciente y esperar, por el momento, hasta que ambos estuvieran preparados para hablar de lo sucedido.
Bueno, en primer lugar, quiero agradecer a todos por su apoyo, en el año y medio que tiene esta historia en esta plataforma, hemos llegado a las 10k lecturas y es en verdad un logro, agradezco en verdad su apoyo porque ha sido un camino largo llegar aquí, no he estado bien emocionalmente y sinceramente, me ha costado mucho alcanzar inspiración. Muchos me siguen por mis diferentes fanfics, y han notado que esta semana he podido actualizar varios, espero seguir ese mismo ritmo, que alivie mi corazon y mi alma entre los trazos, pero tambien puedo decir, que es duro, no quiero decepcionarlos a ninguno de ustedes, especialmente porque estamos solo a la mitad de la historia, quiero de verdad que sepan que hare lo posible de seguir dandolo todo por ustedes, y muchas gracias siempre por leer y comentar, no saben cuanto me animan sus palabras. Un saludo grande desde Venezuela, espero leernos pronto.
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